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Etiqueta: pobreza

29 de mayo: Día Nacional de la Persona con Discapacidad

Dr. Federico Montero Mejía

Cuando en los Estados Unidos, la ejemplar y larga lucha por los Derechos Civiles que implicó grandes sacrificios, persecución, mucho dolor y pérdida de vidas irreparables como la de Martin Luther King alcanzó sus objetivos inmediatos; otra importante minoría conformada por las personas con discapacidad seguía sometida a la misma discriminación y segregación, tanto en ese país como en el resto del mundo.

Las personas con discapacidad, inspiradas por el modelo y las estrategias de reivindicación utilizadas por la población negra, desarrollaron e implementaron con ejemplar fortaleza y compromiso su propio movimiento en contra de esa situación de menosprecio, que limitaba aún más sus posibilidades de integración y participación como seres humanos y ciudadanos con plenos derechos. También las luchas de las personas con discapacidad por liberarse de la segregación y la discriminación a las que estaban sometidas, exigió grandes sacrificios y esfuerzos. Pero entre muchas otras cosas, los éxitos alcanzados pusieron en evidencia que las limitaciones físicas o de cualquier otro origen y severidad, nunca representan una barrera para alcanzar reivindicaciones, sociales, políticas y económicas, y tampoco para el disfrute de los inherentes derechos, o para el desarrollo personal. Las barreras, de toda índole, las impone la sociedad y no la discapacidad (Modelo Social vs Modelo Médico).

El movimiento iniciado por las personas con discapacidad en los Estados Unidos culminó con el desarrollo de normas tangibles tales como Ley de los Americanos con Discapacidad (ADA, por sus siglas en inglés), aprobada por el Congreso en 1992. La ADA “es una ley de derechos civiles que prohíbe la discriminación en contra de los individuos con discapacidad en todas las áreas de la vida abiertos al público en general, tanto en lugares privados como públicos”. Este movimiento y sus logros se convirtieron en un modelo que rápidamente fue replicado por las personas con discapacidad en otros países del mundo. Casi al mismo tiempo, y después del Decenio de las Personas con Discapacidad (NNUU-1983-1992), la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó un documento conocido como las “Normas Uniformes para la Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad” (NNUU. 1993-Resol. 37/53), que, a pesar de no ser vinculante para los Estados Miembros, fue un importantísimo incentivo que impulsó y estimuló aún más, el fortalecimiento de las luchas por la igualdad de oportunidades de las personas con discapacidad en todo el mundo.

Señalo estos hechos, porque considero que resultan determinantes para entender, que los éxitos han sido el producto no de la buena voluntad o la comprensión de los políticos acerca de la realidad de esta población, sino del modelo recogido y aplicado por las organizaciones de personas con discapacidad de todo el mundo, que con sacrificios, pero efectivas acciones de incidencia política, obligaron a la población en general y a los responsables del diseño e implementación de política pública, a modificar actitudes y establecer normas de respeto a los derechos humanos. Más, o menos exitosos han sido los movimientos de personas con discapacidad en los diferentes países. La medida del éxito ha estado determinada en gran parte por las circunstancias vividas a lo largo de su historia por la gran mayoría las personas que conforman este sector, caracterizadas por la pobreza, la falta de acceso a la educación, al trabajo, al transporte, a la vivienda digna, etc., factores prevalentes y siempre palpables en nuestra tan desigual América Latina, que perpetúan y exacerban la condición de segregación y la estrecha relación: Pobreza = Discapacidad = Más pobreza. Más del 80% de las personas con discapacidad en el mundo, son pobres y viven en países de ingreso bajo y medio. Esta realidad ha determinado las dificultades que contribuyen a lentificar el desarrollo de un movimiento fuerte e influyente de organizaciones de personas con discapacidad, tales como los que sí han desarrollado las mujeres o los grupos LGBTI. Pero incluso estos dos sectores en mención, con frecuencia olvidan que también están compuestos por personas con discapacidad.

En nuestro país, las acciones llevadas a cabo por las personas con discapacidad tuvieron un importante efecto, que condujo a la promulgación de lo que hoy es la Ley de Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad (Ley No. 7600). Pero esta Ley no llegó de la nada o por la buena voluntad o el compromiso incondicional e iniciativa de los legisladores que la aprobaron. Fue el resultado de muchas batallas que en nuestro país llevaron a cabo las organizaciones de personas con discapacidad existentes en aquellos años. Las diferentes acciones y manifestaciones públicas llevadas a cabo por esas organizaciones durante años previos, motivó al entonces Presidente electo a tomar la decisión de incluir en su equipo a un asesor en materia de discapacidad, quien impulsó y facilitó la conformación en el Congreso de la República, de una Comisión Especial Mixta que se avocó a la redacción de la Ley, la cual fue finalmente aprobada en el Congreso como Ley de Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad (#7600), el 29 de mayo de 1996.

Como parte de los avances en materia de normativa legal, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó en el año 2007 la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, promulgada en nuestro país mediante la ley 8661, del 29 de setiembre del 2008.

Por iniciativa el entonces diputado Alberto Salom, y tomando en cuenta que ese mismo día del año 1996, se había aprobado la Ley 7600, la Asamblea Legislativa declaró el 29 de mayo como el Día Nacional de la Persona con Discapacidad (Ley N° 8671), vigente desde el 28 de enero del 2009.

Contamos por lo tanto en nuestro país con normativa sólida que permite promover y defender los derechos de las personas con discapacidad, y que sin duda ha facilitado cambios tangibles pero aun bastante limitados en cuanto a la verdadera inclusión social, la participación plena o al ejercicio de todos los derechos por parte de muchas personas con discapacidad. Hacen falta mayores esfuerzos para desarrollar estrategias que faciliten la consolidación de un movimiento de personas con discapacidad fuerte e influyente. Queda además mucho camino por recorrer para alcanzar una clara y sincera toma de conciencia por parte de quienes construyen política pública, para que se garantice el real cumplimiento de dicha Ley y se impidan acciones tan dañinas, como lo fue por ejemplo durante la pandemia, el cierre del Centro Nacional de Rehabilitación y de otros servicios de esta especialidad en muchos hospitales. Esta decisión ocasionó a la población con discapacidad de Costa Rica, un grave e irreparable daño aun no cuantificado.

El Informe Mundial sobre Discapacidad (OMS-Banco Mundial 2010), refleja que como lo mencionamos, aún existe una preocupante realidad, porque se continúa tolerando la discriminación, la segregación y la restricción al disfrute de los más elementales derechos humanos a este sector de la población: “En todo el mundo, las personas con discapacidad tienen peores resultados sanitarios, peores resultados académicos, una menor participación económica y unas tasas de pobreza más altas que las personas sin discapacidad. En parte, ello es consecuencia de los obstáculos que entorpecen el acceso de las personas con discapacidad a servicios que muchos de nosotros consideramos obvios, en particular la salud, la educación, el empleo, el transparente, o la información. Esas dificultades se exacerban en las comunidades menos favorecidas” (Informe Mundial sobre Discapacidad -OMS-).

El Reporte Mundial sobre Productos de Asistencia (OMS-UNICEF. Mayo 2022) nos señala que “Mil millones de personas necesitan productos de asistencia hoy y más de 2 mil millones alrededor del mundo se espera que requieran al menos un producto de asistencia para el 2030. Mientras cualquiera necesite un producto de asistencia en algún momento de su vida, estos son más frecuentemente requeridos por niños y adultos con discapacidad, adultos mayores y personas con condiciones de salud crónicas tales como diabetes y demencia” … “Al día de hoy, solo una de cada 10 personas que requieren productos de asistencia, tienen acceso a los mismos”.

ENLACES:

A propósito del Día Nacional de las Personas con discapacidad: Obras son amores y no buenas razones

Heidy Murillo Calvo, regidora del Frente Amplio, cantón de Barva

El 29 de mayo se conmemora el Día Nacional de la Persona con Discapacidad, de acuerdo con lo que establece la Ley Nº 8671 de 16 de octubre de 2008. Se trata de una fecha propicia para la reflexión y el análisis acerca de la situación de este sector poblacional y del grado de cumplimiento de las normas –nacionales e internacionales—vigentes en Costa Rica en materia de derechos humanos, particularmente en los campos de la inclusión social y la accesibilidad general.

En arreglo a los importantes datos generados por la Encuesta Nacional sobre Discapacidad (ENADIS 2018), desarrollada por el INEC y el CONAPDIS, en el país la población adulta con discapacidad abarca el 18,2 % de la población total. Es decir, la nada despreciable suma de alrededor de 900 mil personas. Valga decir que, con el envejecimiento de la población y otros factores, es muy probable que este porcentaje mantenga una perspectiva de crecimiento de cara al futuro.

Ahora bien, la pregunta a formular es: ¿Cuál es la situación real y concreta de este numeroso grupo de habitantes de Costa Rica? Según los datos de esa encuesta (previa a la pandemia de la Covid-19), la situación no era buena en acceso a la salud, a la educación, al empleo y a las actividades recreativas. Siempre las personas con discapacidad aparecen escalones más bajo con respecto a la población general. Es muy probable que esta situación haya empeorado como consecuencia de la pandemia.

A partir de lo que expresan diversos informes, la población con discapacidad se encuentra entre las más excluidas socialmente y es severamente afectada por condiciones de pobreza; atrapada en un círculo vicioso en el cual la discapacidad genera pobreza y la pobreza produce discapacidad.

Es importante destacar que el país ha avanzado en la adopción de distintas normativas jurídicas que reconocen los derechos de las personas con discapacidad; entre las que se destacan la Ley Nº 7600 (promulgada precisamente el 29 de mayo de 1996) y la Ley Nº 8661, mediante la cual, en 2008, se ratificó la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad. Sin embargo, al valorar la situación del sector es inevitable concluir que hay un enorme desfase entre lo que dicen éstas y otras normas, y su aplicación efectiva.

Algo que he podido observar es que cuando se habla de Estado y las normas que deben cumplirse en materia de derechos humanos, se piensa más en las instituciones públicas del ámbito nacional y menos en las obligaciones que se deben implementar desde los gobiernos locales.

Por supuesto que es muy importante lo que hagan o dejen de hacer los poderes centrales de la República cuando se trata de derechos de las personas con discapacidad. Sin embargo, quizás todavía son más decisivas, las políticas y acciones que las municipalidades realicen en favor de la accesibilidad e inclusión social de este sector, especialmente, de las personas con discapacidad más pobres.

Tomando en cuenta que las personas tenemos nuestros domicilios en los cantones, en sus comunidades y entonces, si desde el gobierno local se emprenden acciones que mejoren la accesibilidad del cantón, tanto en aspectos sociales (apoyo en educación inclusiva, empleo, salud, recreación, deporte) como en accesibilidad física, informativa y comunicacional, las personas con discapacidad podrán progresar más y tener con ello, mejores condiciones de vida.

En los últimos años el Código Municipal ha sufrido diferentes reformas y en su gran mayoría apuntan en la dirección correcta. Algunas de ellas están dirigidas en fortalecer la Comisión Municipal de Accesibilidad y Discapacidad (COMAD), estando la conformación de dicha comisión permanente establecida y regulada en los artículos 13, inciso h) y 49 de la citada normativa.

La COMAD es una comisión que debe velar, vigilar, promover y proponer -entre otras cosas- la política municipal de accesibilidad; que en los presupuestos municipales se incluyan metas y contenido presupuestario para el cumplimiento de la Ley Nº 7600: que se incluya el eje de accesibilidad en la liquidación y en los informes periódicos a la Contraloría General de la República; que se incluya en el sistema de control interno y valoración de riesgo el cumplimiento de las responsabilidades que la citada ley le asigna a las municipalidades; que se formulen diagnósticos de accesibilidad sobre las necesidades de las personas con discapacidad del cantón y que toda decisión sea consultada a las organizaciones de las personas con discapacidad, para que mejoren sus condiciones de vida.

En función de tal propósito, los concejos municipales están facultados para nombrar a las personas miembros de la COMAD que funcionará al amparo del Código Municipal y del reglamento que deberá dictarle el órgano colegiado, ante el cual la comisión deberá rendir cuentas; además de asegurar las condiciones para su mejor y más eficaz y eficiente funcionamiento para promover un desarrollo local participativo e inclusivo, que contemple la diversidad de las necesidades e intereses de la población. Así que su conformación constituye una decisión política relevante.

Por todo lo anterior, es necesario reconocer la importancia para las personas con discapacidad que los cantones, sean inclusivos y accesibles, en todos los aspectos de la vida. A partir de la idea de que el país es el marco general, pero el encuadre cotidiano es el cantón, sus distritos y sus comunidades. Así que si bien es importante que el Estado –central– desarrolle políticas públicas inclusivas que favorezcan a las personas con discapacidad, es crucial lo que haga cada municipalidad.

Igualmente, es necesario que las municipalidades conozcan la situación de los habitantes con discapacidad, empezando por su número. También es importante que conozcan a las organizaciones y personas con discapacidad activas en la lucha por sus derechos, radicadas en el cantón. Asimismo, es de valor que estas organizaciones de la sociedad civil cuenten con un dominio solvente acerca de la normativa que rige a las municipalidades en derechos de las personas con discapacidad así como otras normas propias del ámbito municipal.

Por último, es imprescindible que las municipalidades elaboren políticas públicas en materia de discapacidad, incluyendo en forma clara, los derechos humanos de las personas con este tipo de condición y que fortalezcan a las COMAD para que éstas lideren su ejecución. Ese sería el mejor homenaje a las personas con discapacidad, en su día.

LOS VERDADEROS RESPONSABLES

Martín Rodríguez E.

Son los más grandes empresarios y sector financiero que, mediante la corrupción, carcome las entrañas de nuestra Patria, saquea y vacía las arcas del Estado, que privatiza empresas y servicios públicos indispensables para la clase trabajadora y nuestro pueblo, los más pobres, los más necesitados.

El entrelazamiento de los efectos sociales de la pandemia y la agudización de las contradicciones del capitalismo ha generado ya, en este momento, una crisis económica profunda y aguda. Crece la desocupación, aumenta la pobreza, quiebran las pequeñas y medianas empresas y se crean las posibilidades de una enorme concentración del gran capital.

En las crisis los más fuertes se enriquecen a costa de la quiebra de los más débiles.

Cientos y puede ser que hasta miles de medianas y pequeñas empresas tengan que terminar sus actividades. Las actividades de las pequeñas y medianas empresas que cierren serán absorbidas, al final de cuentas, por grandes capitalistas.

El brutal congelamiento de salarios, que además van perdiendo capacidad de compra, empobrece a miles o millones de familias costarricenses mientras unos pocos se enriquecen obscenamente.

URGE la unidad popular, por encima de diferencias.

URGE la construcción de una Agenda de lucha unitaria, patriótica y antiimperialista.

URGE la unión de las organizaciones sindicales y sociales, superando diferencias personales o gremiales.

URGE enfrentar, organizadamente, a una mafia que destruye a Costa Rica desde las entrañas del poder político.

Pero esta urgencia es ¡YA!, se hace tarde.

LIMÓN-MÉXICO-LAS MARAS-PUNTARENAS

Óscar Madrigal

Óscar Madrigal

El asesinato de un líder narco dentro de una escuela en Limón y colateralmente de un trabajador del centro educativo por proteger a una niña estudiante ha causado gran conmoción. A raíz de este hecho el director del OIJ dio declaraciones interesantes en Canal 7.

Expresó que, si se separan las estadísticas de homicidios por provincias o sectores geográficos, Limón tendría una tasa de 32 homicidios por cien mil habitantes, TASA SIMILAR a México y otros países igual de violentos.

Por supuesto parece que nadie en Costa Rica ha comprendido la gravedad de esta afirmación. Realmente nos escandalizamos por los crímenes en México, El Salvador y otros países, y nos alarmamos con Los Zetas, Los Templarios, el Chapo y demás grupos narcotraficantes, o Las Maras Salvatrucha en El Salvador, grupos organizados que parece que no tenemos en el país, aunque las tasas en Limón y Puntarenas sean semejantes a las de esos países. Este hecho crea alarma y estupefacción, estupor, nos deja pasmados, con los pelos de punta. ¡¡A ese nivel estamos en los Puertos!!

El señor Espinoza agrega que la criminalidad en Limón o Puntarenas no puede enfrentarse solo a nivel policial o represivo ya que los problemas delincuenciales obedecen a causas sociales, desempleo, pobreza, disgregación familiar, etc. Y mientras no se resuelvan esas que son las verdaderas causas, los problemas continuarán.

El entrevistador le pregunta sobre la influencia del narcotráfico. El director del OIJ hace dos afirmaciones contundentes: Costa Rica se ha convertido en una gran bodega de cocaína y en uno de los MAYORES EXPORTADORES DE COCAÍNA del mundo. Tremenda revelación dicha por uno de los más altos dirigentes policiales. Sin embargo, los dirigentes políticos no le dan la importancia requerida al tema y creen que con escáneres o redadas podrán resolver o menguar la situación. Tengamos presente que el problema del narcotráfico en vez de reducirse, como nos pregonan todos los ministros de Seguridad y presidentes, crece continuamente hasta los niveles que revela el director del OIJ.

El asunto de la influencia de las drogas sobre la delincuencia me recordó que en Las Maras de El Salvador el negocio de las drogas no es el más importante, sino que es secundario, porque el territorio salvadoreño no es lugar de paso de la cocaína. El negocio de Las Maras es principalmente la EXTORSIÓN lo que les ha permitido dominar grandes territorios donde impera su ley y ha obligado a los gobiernos de turno, incluyendo al actual, a establecer negociaciones y pactos de tolerancia. Dicen que la represión contra Las Maras empezó cuando estas pasaron de hacer negocios de los barrios pobres a los barrios de los ricos. La extorsión fue el negocio inicial también de la mafia neoyorquina y estadounidense, como vimos en la película El Padrino II.

El negocio de la droga no es la causa primaria de la problemática criminal, sino que son las condiciones de miseria, desempleo, desesperanza o violencia en que viven miles y miles de jóvenes.

Los gobernantes de este país deberían tomar muy en serio que están parados sobre una bomba de tiempo, que no se resolverá con más represión y violencia, sino con salarios justos, empleos, oportunidades o educación que abran otro horizonte para Limón y Puntarenas.

La internacional de la avaricia

Luis Fernando Astorga Gatjens

En la semana anterior, se reportó que desde que se inició la pandemia de la Covid-19 hasta el presente, seis grandes compañías farmacéuticas de Estados Unidos y Europa, que desarrollaron vacunas contra la enfermedad, ganaron 227 mil millones de dólares en valor de mercado.

De esta manera, las farmaceúticas Pfizer, Moderna, Biontech, AstraZeneca, Novavax y Johnson & Johnson aumentaron ya sus abultadas fortunas, de manera astronómica. Un reducido grupo de accionistas y ejecutivos se tornaron más ricos al emerger esta enfermedad que ha marcado la vida del planeta en los últimos dos años y medio.

Se trató entonces de un pingüe negocio mediante el cual se transfirió un torrente de recursos públicos a estas empresas ya que las compras del inmunizante, lo hicieron los Estados.

Algunos líderes políticos (particularmente de países del sur planetario) clamaron para que se suspendieran las patentes y que se permitiera la libre producción de los antígenos, durante el periódo más grave de la pandemia. Pero tanto estas farmacúticas y líderes políticos alineados con sus intereses, negaron esta posibilidad de manera tristemente rotunda. De esta manera, pusieron en grave riesgo la salud de millones de personas que habitan los países más pobres. Es seguro que muchas muertes y complicaciones derivadas de la Covid-19 se hubieran evitado si las ganancias económicas se hubiesen pausado, en un corto lapso de tiempo, para dar prioridad al más elevado interés humanitario.

Sin embargo, no solo la farmacéuticas se han visto beneficiadas con la pandemia. Como ha venido denunciado Oxfam la riqueza de los diez hombres más ricos del mundo se ha duplicado mientras que los ingresos del 99 % de la humanidad se ha visto reducido. De esta manera, la pobreza y la desigualdad se ha incrementado en forma significativa.

Gabriela Bucher, Directora Ejecutiva de la mencionada ONG lo dice con medidiana claridad: “Los milmillonarios han tenido una pandemia de lujo. Los bancos centrales han inyectado billones de dólares en los mercados financieros para salvar la economía, pero gran parte ha acabado en los bolsillos de los milmillonarios, que se han aprovechado del auge de los mercados bursátiles. Con las vacunas se pretendía poner fin a esta pandemia, pero los Gobiernos de los países ricos han permitido que los milmillonarios y los monopolios farmacéuticos corten el suministro a miles de millones de personas. Esto podría traducirse en un incremento de todas las formas imaginables de desigualdad. La previsibilidad de esta situación es indignante, y sus consecuencias son letales”.

La pandemia abrió una enorme oportunidad para la solidaridad. Pero la avaricia de un reducido grupo de seres humanos le ganó la partida. Con ello, la brecha de desigualdad entre países ricos y pobres se ha ampliado y dentro de los países, la brecha social y económica entre sectores y grupos sociales también se ha hecho más honda.

Con datos del año anterior, en América Latina se amplió el enorme abismo que ha existido históricamente entre los pobres y los propietarios de grandes fortunas. El número de multimillonarios en la región latinoamericana se incrementó de 76 a 107 y la fortuna acumulada por este selecto grupo casi se duplicó: Pasó de US$ 284.000 millones a US$ 480.000 millones, según el análisis realizado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

La avaricia (“afán de poseer muchas riquezas por el solo placer de atesorarlas sin compartirlas con nadie”) siempre ha existido. Empero con la pandemia escaló de manera exponencial. ¿Qué hay de nuevo para que se haya dado este repudiable fenómeno.

Lo nuevo nos viene de finales del siglo anterior. Se trata de la pandemia neoliberal que como un terrible matapalo se ha apoderado de la política y, con ello, de la economía, de la sociedad y de la cultura de la mayoría de los países del orbe.

Diversas expresiones de un neoliberalismo extremo han bloqueado que se fijaran impuestos a las enormes fortunas concentradas en pocas manos, para enfrentar el incremento de la pobreza y la desigualdad.

En Costa Rica, ni siquiera se insinuó tal posibilidad ya que hubiese sido aplastada por la mayoría legislativa neoliberal que imperó desde el 2018 al 2022. Tampoco un impuesto solidario que pudieran pagar los dueños de grandes fortunas, hubiese contado con el apoyo de las cámaras patronales.

La avaricia neoliberal es como un agujero negro, que no deja ni rastros de solidaridad y de preocupación por el bien común.

El Papa Francisco al caracterizar lo que hoy prevalece en el mundo y que nos plantea el enorme desafío de su erradicación, lo expresa claramente: “Veo un modelo de vida económica y social caracterizado por tantas desigualdades y egoísmos, en el que una exigua minoría de la población mundial posee la mayoría de los bienes, y que a menudo no duda en explotar a las personas y los recursos”.

(9 de mayo, 2022).

Elementos para el análisis de la situación actual en Costa Rica, abril-mayo de 2022

Msc. Carlos Delgado Rodríguez. Profesor e investigador

El contexto internacional

Luego de la caída del bloque socialista se constituyó un único sistema económico y político mundial. Todo desarrollo se dio en el marco de las relaciones capitalistas de producción.

Pero no solamente cayó el bloque socialista, sino que también otras formas geopolíticas relevantes, como el de los países no alineados, se fueron desdibujando, hasta desaparecer como entidad política internacional. El interior de los países de Europa, en donde había un fuerte movimiento socialista y una tradición de lucha de la clase obrera, estos movimientos fueron paulatinamente desarticulados y su lugar en la política europea quedó prácticamente reducido a la insignificancia.

La socialdemocracia reformista que formó parte del estado de bienestar europeo, se convirtió en una fuerza fundamental a la hora de reconfigurar las formas de acumulación en Europa y el mundo: la socialdemocracia fue un vehículo privilegiado del pensamiento neoliberal, o dicho de otra forma, partidaria del capitalismo puro y duro.

El movimiento obrero y popular en estos últimos 30 o 35 años, ha sido derrotado y subordinado casi en todas partes. La correlación de fuerzas entre el capital y el trabajo a escala mundial se transformó favorablemente para el capital, lo cual permitió construir un capitalismo hegemonizado por las grandes corporaciones multinacionales sin fronteras, y ampliar la tasa de explotación para compensar los problemas con la caída tendencial de la tasa de ganancia.

Como en otras formaciones económicas de la historia, el desarrollo siguió siendo desigual al interior de los países capitalistas, y entre estos países.

África y América Latina continuaron siendo continentes subordinados a las lógicas de acumulación de los países Centrales: Estados Unidos, Europa y Japón. América Latina ha mostrado de forma cíclica el surgimiento de gobiernos “progresistas” que intentaban al menos romper con el desarrollo subordinado a los centros hegemónicos y proponían formas de gobierno más soberanas e independientes. Estos gobiernos  progresistas tienen matices diferentes, que exigen un análisis de cada contexto nacional, para esclarecer cuáles son estas diferencias y los rumbos que cada uno de estos procesos podrá tener en el futuro.

Estados Unidos fue la potencia hegemónica indiscutible, al menos durante un par de décadas.

Pero con el desarrollo de las contradicciones del capitalismo global, y la dinámica de los distintos países, fueron surgiendo nuevas potencias: China y Rusia, que conforme se fueron consolidando económica y militarmente, empezaron a reclamar un lugar propio en el escenario del capitalismo mundial, fuera de la dominación de Estados Unidos.

La globalización ha mostrado un desarrollo industrial, tecnológico y económico mucho más dinámico en Asia que en el resto del mundo. China y otros países de Asia hicieron posible un mayor rendimiento de los beneficios para el capital, entre otras cosas porque la tasa de explotación era más alta ahí que en el occidente desarrollado: Estados Unidos y Europa. Por ello, hacia China y otros países asiáticos fluyeron grande inversiones de las transnacionales, que favorecieron, en primer lugar, los intereses del capital corporativo y financiero global, pero también posicionaron a ese continente como un escenario industrial, financiero y tecnológico más dinámico que Estados Unidos y Europa.

El Occidente global se fue inclinando hacia formas de acumulación dominadas por la especulación y el dominio del capital financiero. Estados Unidos perdió paulatinamente su aparato productivo e industrial que se mudó a Asia. Asia, y China en particular, se convirtieron en la fábrica del mundo. Pero China fue más lejos. Poco a poco fue imponiéndose como prioridad el desarrollo de las tecnologías de punta, y las actividades más complejas del desarrollo industrial, que siempre estuvieron monopolizadas por occidente. Esto fue posible puesto que China tiene un aparato político –Partido Comunista, le llaman ellos- que organiza, orienta, y piensa la realidad china, y es capaz de convertir estos productos intelectuales en actividades y logros concretos, con una rapidez y solidez que no tiene rivalidad en occidente ni en ninguna otra parte. China no es una simple economía de mercado.

Si se le puede llamar de alguna manera, China tiene un modelo mixto centralmente dirigido: todavía conserva una poderosa influencia estatal en la economía, a la par de una economía de mercado, y sus respectivas relaciones sociales de producción capitalistas. Tampoco obtuvo su éxito por acoger al capitalismo como indican algunas personas; si el éxito de China se hubiera derivado de abrazar el capitalismo, pues entonces todos los países capitalistas, o sea todo el mundo, estaría igual que China; pero no es así.

En cambio, regiones completas en Estados Unidos perdieron con la globalización, como son aquellos estados en donde se había instalado la anteriormente pujante industria del automóvil, que luego se trasladó fuera a producir, y dejó regiones enteras sumidas en la pobreza. Acá hubo un proceso inverso: el desarrollo pujante se convirtió en subdesarrollo, esto en el principal país capitalista del planeta. Y todo esto gracias a la llamada globalización que permitió que el gran capital pudiera producir, vender y hacer negocios en todas partes, sin ninguna responsabilidad geográfica. En donde está la ganancia están las inversiones. La economía de Estados Unidos pasó a ser una economía no competitiva, de tipo parasitaria amparada en el poder militar y en el dólar.

Con la crisis del 2007-2008 se dio una gran recesión a nivel mundial, y cayó la dinámica económica en Estados Unidos y Europa. Pero esto no sucedió en China y Asia. Luego hubo una recuperación de las tasas de crecimiento, pero en medio de una gran incertidumbre, y retrocesos frecuentes. El caso más grave es Europa.

Pero, ahora mismo, y como un producto de la combinación de la crisis del coronavirus, y las sanciones y exclusión de Rusia por parte de occidente, se cierne sobre Estados y Europa una gran inflación y posiblemente una recesión. Según algunos analistas el panorama que se vislumbra en términos económicos es uno de los más duros de los últimos 50 años. En este sentido hay que destacar que para algunos analistas la crisis del 2007-2008, implicó el surgimiento de una depresión que en realidad hasta la fecha no se había superado. Entonces, ahora, las potencias centrales del occidente global suman a esa situación los efectos del covid-19 más las implicaciones de las sanciones contra Rusia. Parece que se ha gestado una gran tormenta que pasa por la inflación, la contracción económica y un proceso cada vez más acelerado de des globalización. El sistema capitalista mundial con el conflicto de Ucrania y las sanciones de occidente se ha fracturado profundamente. Los alcances de esto aún están por dilucidarse.

La política internacional de Estados Unidos se convirtió en una actividad orientada a desestabilizar todo lo que toca, o todo aquello que ese país supusiera un peligro  para su dominio imperial. El imperio continuó empantanado en Afganistán sin lograr ningún triunfo militar o geopolítico. En Medio Oriente se enfrascó en un conflicto cada vez más intenso con Irán, sin poder subordinar a este estado. Promovió la invasión de Libia por la OTAN a costa de destruir la economía de ese país, y sin poder ofrecer nada a cambio. De Afganistán finalmente salió derrotado.

En Siria ha intentado cambiar el régimen, pero la intervención de Rusia lo hizo imposible. La presencia de Estados Unidos en Siria solo consigue crear caos y confrontación, sin poder exhibir triunfos militares, políticos y económicos contundentes. Para Medio Oriente Estados Unidos no propone nada, más que desestabilización y un apoyo incondicional al proyecto del sionismo internacional representado  por Israel.

La guerra en la que embarcó a Arabia Saudita contra Yemen no parece tener fin, y  peor aún, pues Arabia Saudita no se pudo imponer militarmente a los grupos que defienden Yemen. En este momento ha tenido que aceptar una tregua frente a la ofensiva de las tropas yemeníes. Incluso, Arabia Saudita e Irán están en negociaciones para ver si es posible restablecer los vínculos diplomáticos que se perdieron años atrás.

Hezbolláb se ha fortalecido en el Líbano, así como el ejército de Siria, luego de la larga guerra de este país contra los grupos financiados y apoyados por Estados Unidos y la OTAN. También la capacidad de la resistencia palestina ha mejorado notablemente, sobre todo porque ahora pueden producir sus propios misiles cada vez más potentes. En una próxima gran guerra entre Israel y sus enemigos políticos el precio que pagarán los sionistas posiblemente sea muy alto.

Estados Unidos, luego de la partida de Trump, decidió salir de Afganistán. Seguramente no había otra alternativa, pero la forma en que lo hicieron hizo recordar otras derrotas como la de Vietnam. Parece que después de tanto tiempo sosteniendo una invasión que no iba para ninguna parte, no era posible salir con alguna elegancia del teatro de operaciones.

Con Irán Estados Unidos simplemente no ha podido, a pesar de todos los bloqueos y las sanciones. Hoy Irán, China y Rusia han constituido un vínculo estratégico que le ha permitido a Irán ir resolviendo su difícil situación económica producto de las sanciones de Estados Unidos.

China, por su parte, se ha convertido de hecho en la primera economía del mundo, puesto que Estados Unidos tiene una economía de tipo especulativo y financiero cuyo aparato productivo se ha debilitado sostenidamente, y hoy no tiene la pujanza de otros tiempos; por ejemplo, en los años 50 Estados Unidos producía el 50% de los bienes industriales del mundo.

China también tiene una visión y una propuesta que ya está en marcha para la economía mundial. Se trata de la Ruta de La Seda. Esto es algo que está en camino y conecta a Asia, Europa, África y América Latina a través de un sistema de puertos, aeropuertos, carreteras y sistemas ferroviarios. Infraestructuras y proyectos que China financia. Todo esto mientras Estados Unidos y los mismos Europeos no tienen nada en la mano que proponerle a sus respectivas periferias económicas y política. Estados Unidos solo trata de bloquear lo que China propone, más no puede hacer.

China, además, ha tenido avances destacados –para decir lo menos- en su carrera espacial y en el desarrollo de la tecnología militar. A esto hay que sumar el 5 g, la inteligencia artificial, los desarrollos en nuevas propuestas para la producción de energía nuclear, entre otras cosas.

La situación en el occidente desarrollado, en términos económicos, no ha sido muy feliz. Y la pandemia del COVID19 vino a profundizar problemas que ya estaban presentes, y a crea otros nuevos. Pérdida de la dinámica económica, problemas con las cadenas de valor globales, escasez de productos básicos, desempleo, crisis hospitalarias. Europa y Estados Unidos mostraron en estos momentos todas sus debilidades. En Estados Unidos hubo hasta escasez de ventiladores para las personas enfermas, algo que en otro momento la industria de ese país hubiera fabricado con prontitud y calidad; ahora hubo que importarlo de China. Como se dijo anteriormente este escenario no deja de agudizarse y tiende a manifestarse como un proceso de inflación y recesión de grandes dimensiones para Estados Unidos y Europa.

El nuevo escenario con la guerra de Ucrania

Rusia, luego de las tentativas de negociación y de usar los canales diplomáticos para intentar darle una salida a la guerra interna de Ucrania y las matanzas en el Dombas, por parte del ejército Ucraniano, se decidió por entrar a Ucrania y destruir el ejército de ese país y los contingentes militares de los Neonazis amparados por la OTAN y Estados Unidos. Este nuevo conflicto tomó a Estados Unidos y sus títeres europeos desprevenidos, o al menos, sin haber calculado adecuadamente sus posibilidades de respuesta. Como no podían responder militarmente, pues el ejército Ruso tiene la ventaja estratégica sobre Estados Unidos y la OTAN, entonces idearon sobre la marcha una lluvia de sanciones económicas, que no fueron bien organizadas ni dirigidas, y el resultado hasta ahora ha sido que la economía Rusa no se derrumbó, y la economía europea está camino a la recesión en vista de la dependencia que tiene de productos esenciales hechos en Rusia, como el gas, el petróleo y los alimentos. A esto hay que agregar que había un flujo financiero de Rusia a Europa que alimentaba las actividades especulativas de muchos de esos países, y ya ahora no existe.

Europa y Estados Unidos no han podido responder militarmente en serio frente a Rusia –al menos por ahora-, cosa que perfectamente entienden todos los ejércitos del mundo que están siguiendo este drama. Estados Unidos ha perdido no solo su hegemonía económica, sino también militar. Biden puede insultar a Rusia, pero no puede cambia el curso de la guerra, ni aislar a China y Rusia, ni impedir el surgimiento de un nuevo orden internacional.

El capitalismo global hoy se reorganiza a partir del desarrollo de las contradicciones entre el bloque hegemonista de Estados Unidos, Europa y Japón, y el bloque contra hegemónico liderado por China, Rusia, Irán, al que se pueden sumar India, Turquía, y otros países de la  periferia. Entre otras cosas van a surgir nuevas entidades financieras, rutas económicas, potencias regionales, formas de intercambio y el dólar va a ser sustituido paulatinamente por distintas monedas, o monedas regionales basadas en acuerdos entre países. Esto último sería un golpe mortal para la economía de Estados Unidos fundamentada en productos financieros y en grandes transferencias de valor auspiciadas por su moneda, que es la moneda internacional y por la que el mundo debe pagar a Estados Unidos. El dólar es una moneda fiduciaria sin ningún respaldo. El dólar es la última gran imposición de la hegemonía declinante de Estados Unidos. Su dominio mundial está en retroceso, y con esto se avizora el derrumbamiento del Imperio estadounidense en todas sus líneas.

En medio de todo esto se va construyendo un capitalismo fragmentado, entre Asia  como centro principal de la economía mundial, y Estados Unidos y sus títeres europeos. Tal cosa no será ni rápida ni fácil, puesto que hay una multitud de conexiones recíprocas que existen hasta la fecha y no pueden ser sustituidas por unos y otros. Pero la dinámica económica y el crecimiento parece que seguirán siendo sólidos en el capitalismo Asiático, mientras declinan en el mundo occidental. El lugar que ocupen las periferias en este proceso dependerá de la coyuntura. Sin embargo, África y buena parte de Asia están dispuestas a participar en la Ruta de la Seda. Igual vale para países como Brasil, Argentina, Venezuela, Chile, en América Latina. El imperio debilitado en términos económicos y militares no le va a ser tan fácil meter en su redil a aquellos países que se revelen, o que simplemente consideren que tienen más beneficio de las relaciones con China y sus socios comerciales.

Hay una crisis profunda de la globalización capitalistas que hasta el Fondo Monetario considera que terminará por fragmentar o regionalizar el mundo. Estados Unidos y Europa, por una parte, enfrentados a China y su socio Rusia; a estos se le une Irán, y eventualmente India y Turquía. Pero no serán alineaciones mecánicas o simples, pues muchos jugadores tendrán movimientos e intereses que defenderán a partir de mantener grados significativos de autonomía. Por otra parte, el desacople entre China, Estados Unidos, y China y Europa no es sencillo, hay profundos vínculos y encadenamientos productivos y de negocios. Las grandes corporaciones occidentales están en China y no querrán salir del mercado más grande del mundo. Así que todo esto no es blanco y negro.

Es también necesario destacar que Rusia y China no son países homogéneos, sino que en ellos hay sectores que tienen preferencias o intereses contrapuestos. En Rusia, por ejemplo, la directora del Banco Central es considerada por un prominente economista ruso como una persona alineada con las políticas del Fondo Monetario y los intereses de occidente. No obstante, Putin la ratificó como presidenta del banco central ¿Cómo habría que leer eso? Igual en China, hay sectores que han mirado a occidente, y que han hecho grandes negocios en Europa y Estados Unidos, esos sectores no van a renunciar fácilmente a esa relación beneficiosa. Lo mismo ocurre si se mira hacia Estados Unidos. Las grandes corporaciones han hecho extraordinarios negocios en China y han estado felices con esto ¿Se van a ir dejando atrás el entorno de negocios más dinámico del mundo? No hay una respuesta aún para eso. Lo que si es cierto es que la ofensiva económica, cultural y política contra Rusia; y el costo que para el resto del planeta tiene la institucionalidad (dólar incluido) impuesta por Estados Unidos, más su hegemonismo asfixiante hace imposible que Rusia, China, Irán, la India, Turquía, y muchos otros países del medio oriente, África y América Latina lo puedan ignorar. Hay una gran confrontación en marcha, entre el viejo hegemón imperial –Estados Unidos- y China y Rusia, como fuerzas contra hegemónicas, y esto va a afectar a todo el planeta.

Ya el escenario mundial muestra una gran crisis internacional que se puede asociar a:

  • Una gran inflación en Estados Unidos y Europa;
  • Crisis alimentaria y subida del costo de los alimentos, lo cual va a golpear fuertemente a las mayorías sociales en todas partes.
  • Aumento de las materias primas, cosa que podría beneficiar, o ya está beneficiando a algunos países de América Latina, aquellos que tiene petróleo, y minerales entre otras cosas.
  • El aumento del precio de los hidrocarburos va a afectar profundamente a la economía mundial. En nada va a ayudar a Europa y Estados Unidos a mejorar la economía. Europa se va a volver menos competitiva frente a China, que va a comprar petróleo ruso a un mejor precio. En general el aumento del petróleo será un factor inflacionario de alto poder.
  • Contracción del mercado mundial. Luego de la crisis del 2007-2008 el crecimiento que había experimentado el comercio internacional se hizo más lenta, incluso pasó a crecer menos que el PIB mundial. Este será un factor, que según algunos analistas también sería un curso negativo, o sea, menos crecimiento a la luz de este conjunto de factores críticos que afectan el desempeño de la economía mundo capitalista.
  • Nueva crisis de las cadenas globales de abastecimiento por la guerra y los problemas con el Covid19 en China. Otra vez, igual que cuando el covid19 las cadenas de abastecimiento global se encuentran en problemas, pues China ha tenido que meter en cuarentena algunos de los lugares más relevantes de sus estructuras industriales, pues ha habido rebrotes de la enfermedad. La globalización, otra vez, en un intervalo muy corto, muestra inconvenientes que en medio de la euforia que prevaleció años atrás por parte de los globalistas, nunca se pensaron como posibilidad. Ahora simplemente es un hecho, la globalización se desordena y fragmenta a una velocidad cada vez mayor.

Todo lo anterior hace pensar a algunos analistas en la necesidad de procesos económicos más auto centrados. De hecho, China, ha manifestado que pretende ser autosuficiente para protegerse de la eventualidad de problemas de abastecimiento o sanciones al estilo de las que impone Estados Unidos. Rusia simplemente tendrá que hacerlo como lo hizo Irán ¿Hacia dónde va la globalización?

También hay quienes consideran que luego de un marcado debilitamiento de los estados nacionales, otra vez, al calor del debilitamiento de la globalización, surge la necesidad de reconstruir las soberanías nacionales y procesos más auto centrados en los distintos países.

La sociedad costarricense

En estos últimos 35 años  la sociedad costarricense ha pasado, paulatinamente, de ser un “estado-social” orientado por el capital industrial y agrario nacional, con una tradición reformista constituida en las décadas que van de de 1940 a 1960, con capacidad hegemónica, a uno dominado fundamentalmente por el capital financiero y especulativo, así como por el capital transnacional, exportador e importador; ha habido grandes cambios institucionales, económicos y políticos.

En términos institucionales los objetivos y las acciones de las instituciones se fueron modificando gradualmente. Los proyectos de construcción de vivienda social prácticamente desaparecieron. El Ministerio de Agricultura y el Instituto de Desarrollo Agrario (IDA) dejaron de dar asistencia técnica a los pequeños y medianos agricultores. El IDA, que no hizo mucho en cuanto al tema de la reforma agraria –en realidad nunca la hubo-, pero que distribuyó algunas tierras, dejó de hacerlo.

La Caja Costarricense del Seguro Social, que ha sido una institución fundamental para la estabilidad político-social costarricense, está cada vez más debilitada. Un aspecto central para entender esto es que a la fecha de hoy 2022, un 50% de la fuerza de trabajo costarricense está en la informalidad, o sea que no cotiza para el régimen de la Caja. Las consecuencias de esto en el mediano plazo son devastadoras. No hay institucionalidad social posible en una sociedad en la cual la mitad de la población no participa de la economía formal. Y tal cosa ni siquiera fue tema en la campaña que recién pasó.

Costa Rica pasó de ser una economía con un cierto desarrollo del mercado interno, para convertirse en una economía extrovertida dirigida al mercado internacional. El desarrollo industrial sustitutivo de importaciones y vinculado al mercado común centroamericano de la década de 1960-1970, desapareció; y las empresas que quedaron pasaron a manos del capital transnacional. Ahora el desarrollo industrial se encuentra concentrado en las Zonas Francas, que son centros en los que el capital transnacional opera, y forman parte de una cadena de valor internacional que no tiene encadenamientos internos, pues son enclaves del capital extranjero que no producen ningún desarrollo. Por cierto, estas Zonas Francas se concentran fundamentalmente en el Valle Central.

Los sectores de la burguesía que fueron desplazados de las actividades productivas e industriales, pasaron a ser gerentes de las inversores extranjeros, socios de la banca privada, especuladores, inversores en bienes raíces, importadores, pero en todo caso, posiblemente la mayoría se salió de las actividades productivas. Tal vez, algunos se pudieron refugiar en actividades agrícolas, por cierto, altamente concentradas como la piña, el banano, el melón, el azúcar, que son fundamentalmente productos de exportación. En Costa Rica las actividades industriales vinculadas al mercado interno y a la burguesía nacional disminuyeron notablemente. En las zonas francas hay actividades tecnológicas, pero estas se realizan por parte de empresas transnacionales, cuyas tecnologías forman parte de sus patrimonios de conocimiento, que no se comparten ni trasladan hacia los lugares geográficos en los que operan estas empresas.

Desde hace 35 años o más, la consigna del estado en materia económica es que hay que atraer inversión extranjera para el desarrollo. Pero esta inversión no está acompañada de requisitos, ni de planes públicos que la orienten; así que el desarrollo nunca se produce, puesto que el capital extranjero invierte para obtener ganancias, no para producir algún desarrollo. No hay transferencia tecnológica o  encadenamientos significativos con el mercado interno y las empresas locales. La presencia de estas inversiones extranjeras en términos de potenciar las estructuras de la economía local, es inexistente.

Los partidos políticos se fueron haciendo cada vez más electorales, sobre todo Liberación Nacional, que fue uno de los protagonistas de la reforma social de las décadas que van de 1940 a 1960; para luego convertirse en el partido que hizo las grandes transformaciones que desestructuraron la reforma social, y en su lugar constituyeron un estado al servicio de los procesos de globalización y acumulación orientados por el capital transnacional.

Liberación fue el partido de la burguesía costarricense que construyó el estado con base industrial dependiente y diversificación del agro, junto con políticas de distribución social, y una institucionalidad que atendió necesidades económicas y  sociales de las mayorías. Fue un  partido estructurado que realizaba congresos, que debatía ideológicamente, que formaba cuadros y que tenía a su interior fracciones que iban desde los liberales reformistas, hasta los neoliberales, pasando por sectores que pugnaban por transformaciones más radicales a favor de las mayorías sociales (véase el Manifiesto de Patio de Agua). Eso ya no existe, el partido fue demolido paulatinamente, y hoy lo que queda es una estructura electoral vacía en la cual no hay debate, ni propuestas consistentes, que sean construidas a partir de las necesidades del desarrollo del capitalismo en Costa Rica.

Hoy la burguesía costarricense no tiene partidos políticos orgánicos que piensen su realidad histórica política, ni grandes institutos, ni tanques de pensamiento, ni nada significativo que oriente de forma discernida y crítica el rumbo del capitalismo en el país. Simplemente en una sociedad mercado céntrica hay que dejar que el mercado decida, ya no es necesario reflexionar nada, el mercado proveerá. Hoy los intelectuales orgánicos del capital, cito a un amigo, son  los publicistas; y tal vez, algunos periodistas o directores de medios, que no guardan ninguna distancia crítica frente a sus patrones. Son en lo fundamental sirvientes de tiempo completo, por eso, de ellos no se puede esperar nada. A esto hay que agregarle la enorme ignorancia que los acompaña por deformación, y que no ayuda en nada a la hora de abordar los grandes temas sociales, económicos y políticos de la sociedad costarricense.

El campo popular se quedó sin expresiones político organizadas de izquierda desde prácticamente la segunda mitad de la década de 1980. La izquierda desapareció. Algunos otros movimientos sociales y gremiales y otras formas de organización social, no han hecho más que debilitarse. En estos años hubo algunos eventos muy significativos en el campo de las luchas sociales como el Combo del ICE, o el referendo para definir si se firmaba un tratado comercial con Estados Unidos o no. En el primer caso –el Combo del ICE- hubo una gran victoria popular, pero que no fue seguida de un proceso de organización social y fortalecimiento orgánico del campo popular. En el segundo caso hubo una gran derrota que debilitó, dispersó, y amilanó el campo popular, hasta la fecha.

El frente gremial es débil y disperso; además economicista y coyuntural. No se perciben vientos de cambio en este frente, ni buenas nuevas. En el campo del agro desde hace años que el movimiento campesino se dispersó, se debilitó cuantitativamente y organizativamente, así que no ha protagonizado luchas o movimientos significativos.

Los movimientos estudiantiles de las universidades públicas y el sector público de secundaria, no han tenido ningún protagonismo relevante en más de una década, al menos. Los jóvenes no muestran mayor interés por la política como un espacio para la transformación social y la organización del campo popular. No se organizan, no se movilizan. Su campo de “acción” son las redes sociales, y ciertas formas de socialización no políticas. Entre los sectores populares los jóvenes se exponen al desempleo, las dificultades para estudiar, la propagación de las drogas y las estructuras mafiosas que la acompañan, la ausencia de políticas públicas para atender sus necesidades; y además, la conformación de escenarios mediáticos con contenidos fundamentalmente alienantes y diversionistas que los atrapan. Los contenidos de los mensajes televisados, en YouTube, en las redes sociales, presentan estilos de vida derrochadores y opulentos, ostentados por cantantes y otros personajes mediáticos, que se convierten en modelos a seguir.

En estos espacios mediáticos y redes sociales se construye un mundo francamente opuesto a las condiciones de vida de las mayorías, que no existe más que para pequeños grupos, o simplemente es una construcción fantástica; la propuesta es una sociedad envilecida sustentada en el “salvase quién pueda”, sin ningún reparo por la tragedia de grandes sectores de la población sumidos en la pobreza. Ya no se trata de un mundo mejor para todos, sino, solo, de un mundo de opulencia, derroche y evasión para mí, desde el cual mirar la pobreza y la miseria humana producida por el capitalismo, sin ningún tipo de reparo crítico. Todo eso con la conciencia tranquila.

El movimiento comunal parece sumido siempre en una dimensión muy acotada, resolviendo asuntos relacionados con el ornato, el estado de los caminos del vecindario, los problemas de inseguridad, la administración del salón comunal y cosas por el estilo, sin mayor significado. No hay un movimiento nacional, ni discusiones relacionadas con el bienestar de las personas de las comunidades, ni sobre las grandes carencias de las barriadas populares.

En los últimos años han sido los algunos pueblos indígenas, y particularmente algunos sectores politizados, los que han levantado las banderas de la autonomía de los territorios en los que habitan, y a su vez, han estado recuperando las tierras de los territorios indígenas en manos de personas no indignes. Ya esto les ha costado la vida a dos indígenas en los territorios. Los gobiernos del PAC han ignorado completamente estas luchas y se han negado a intervenir para garantizarles a estos pueblos su derecho al acceso a tierras que les pertenecen. Esta misma indiferencia de los gobiernos y los estados se ha mostrado en las Universidades, ambientalistas, grupos de feministas, que no han hecho mayor cosa. La sociedad costarricense ha sido indiferente frente al drama de los pueblos indígenas. Los grandes medios que con frecuencia denuncian los “abusos a los derechos humanos en Venezuela, Cuba” y otros países, no dicen nada al respecto.

Tal vez, entre las mujeres feministas jóvenes ha habido algunas manifestaciones fuertes para denunciar el patriarcado y las condiciones subordinadas de las mujeres en esta sociedad. Sin embargo, por ahora sus alcances han sido limitados, pero al menos es relevante que se hayan manifestado de forma independiente y crítica.

En sector público es donde existe más organización de la clase trabajadora, eso sí, con una orientación reivindicativa y economicista de corto plazo, que siempre, o casi siempre, ha ignorado la suerte de sus compañeros y compañeras de clase del sector privado, en donde la organización de los trabajadores es casi inexistente. Las condiciones de trabajo, salarios y garantías sociales entre uno y otro sector muestran fuertes diferencias a favor de los empleados públicos que tradicionalmente han tenido más libertad para organizarse. En cambio los trabajadores privados siempre han sido reprimidos, tienen salarios más bajos y condiciones en general de trabajo de mayor explotación que en el campo público. Esto de alguna manera crea una fractura entre estos sectores de trabajadores. Muchos trabajadores del campo  privado se han convencido de que las condiciones laborales en el campo público son un privilegio que hay que eliminar.

Nunca, o casi nunca, ha sido posible que entre estos sectores de trabajadores se creen colaboraciones para enfrentar las condiciones de explotación realizadas por el sector patronal. Esto es una extraordinaria limitación de la clase trabajadora costarricense, que además del economicismo, tiene una visión muy limitada de la lucha política y social basada en criterios puramente fragmentarios; así, cada sector defiende sus intereses, pero no se logra conformar una propuesta política reivindicativa que logre hacer confluir los distintos sectores en un frente común contra el capital. Se vive una especie de felicidad de la corporativización de la lucha social.

El campo popular tampoco tiene una expresión política propia que oriente sus luchas y que le haga frente al capitalismo puro y duro (como decía Samir Amín) que se ha instalado en los últimos años. El campo popular está completamente desarmado frente al capital.

En el terreno político partidario, el Frente Amplio ha sido una fuerza puramente electoral que tuvo alguna presencia destacada en la asamblea legislativa durante la administración Solís, sin embargo, su desempeño fue tan desteñido e irrelevante que luego de tener 9 diputados, pasó a 1. Luego, su presidenta fue ministra de la condición de la mujer, en el gobierno de Alvarado. Abaló con su presencia en el gobierno del Partido Acción Ciudadana todas las políticas que se impulsaron contra el campo popular; y sobre todo, la desatención a las demandas populares y la represión que el gobierno de Carlos Alvarado llevó a cabo contra algunas luchas del campo social.

Ahora el Frente tuvo 6 diputados. Ninguno de ellos representa un vínculo con algún sector social destacado o beligerante. Parece que el Frente acota su accionar político a la asamblea, escenario que está completamente dominado por agrupaciones que representan los intereses dominantes, sin ningún contrapeso significativo. El FA ¿continuará “atrincherado” en el parlamento, sin poder construir un vínculo con el campo popular, que es de por sí débil orgánicamente? ¿Cuál será la propuesta desde ahí? Si no se logra algún grado de articulación con el campo popular, su presencia en el parlamento será irrelevante en el contexto político costarricense.

Los únicos partidos de izquierda que aún perviven son los troskistas, pero su número, peso y extensión en el territorio y entre los distintos sectores del campo popular, no es significativo. Tienen presencia en el sindicato de Acueductos y Alcantarillados desde donde han denunciado irregularidades que se han cometido en la institución.

Los resultados de las elecciones de febrero de 2022

En las elecciones de febrero del 2022 se presentaron más de 20 partidos. Enumerarlos no tiene sentido, pues el peso y el protagonismo de la gran mayoría fue irrelevante. Igualmente vale para sus propuestas programáticas, que son improvisaciones con pretensiones puramente electorales. Además, nadie le da seguimiento a los programas de los partidos que ganan las elecciones, puesto que se asume que esto es fundamentalmente un requisito para participar. Por ello, los contenidos de la mayoría de los programas de los partidos son irrelevantes, salvo en algunos casos, en particular cuando estos contenidos se relacionan con las directrices de los organismos internacionales, o los intereses de las fracciones del capital que ganan las elecciones. En este último caso la aplicación del programa es selectivo, y tiene que ver con la capacidad que tienen las distintas clases y sectores de clase para imponer sus intereses. Si un sector poderoso requiere de una ley, una política o la transformación de algo en el sector público, eso será prioridad para el gobierno de turno, en tanto ese sector económico tenga el peso y poder suficiente para imponerlo. A nadie se le ocurriría ahora volver a proponer la nacionalización de la banca, puesto que el peso del capital bancario y financiero es simplemente dominante, y una cosa de ese tipo no la permitiría. Es un asunto de correlación de fuerzas.

Aspectos relevantes del resultado de la elección del 2022

Liberación y la Unidad Social Cristiana nuevamente no pudieron alcanzar el ejecutivo. Liberación sí tuvo una mayoría en la Asamblea Legislativa. La Unidad tuvo una representación suficiente para no desaparecer. El Partido Acción Ciudadana prácticamente desapareció del escenario electoral luego del gobierno de Carlos Alvarado; no obtuvieron un solo diputado.

Nuevamente un personaje desconocido gana las elecciones. Esto dice sobre todo de la desconfianza que el electorado tiene en los partidos tradicionales como Liberación y la Unidad, y el desprecio que sienten por sus figuras políticas tradicionales. Tal distanciamiento de los partidos que tradicionalmente ejercieron la dirección del estado a favor del bloque dominante y sus distintas fracciones, no necesariamente es el resultado de un proceso de politización de las mayorías sociales, y de la emergencia de algo propio del campo popular, que se oponga como proyecto político económico a la dominación actual. Por ahora es un asunto puramente reactivo.

El nuevo presidente es un hombre del Banco Mundial, o sea, un representante de ese capitalismo puro y duro. Entiéndase: menos estado, más inversión extranjera, una economía volcada hacia afuera, una política fiscal regresiva, se continuará con la desindustrialización, el agro seguirá siendo una actividad con poca atención pública, para decir lo menos. Y, por supuesto, las demandas reivindicativas que se puedan gestar en estos próximos años por parte del campo popular no serán escuchadas. Salvo, por supuesto, que estas tengan tras de sí una fuerza organizada y beligerante. Tal escenario es poco probable. Lo que sí es posible, es una atmósfera de conflictos sociales fragmentarios en el que distintos sectores sociales asfixiados por la inflación, el desempleo, la informalidad, la falta de servicios, los bajos salarios, se lancen a luchar de forma bastante espontánea y desordenada.

Un par de cosas que son indicadores de los contenidos y la orientación de la campaña pasada:

En Costa Rica el 50% de la población laboral está en condición de informalidad, este es un dato aplastante. Sin embargo, ninguno de los candidatos se refirió a este tema. Es algo asumido como una realidad de la que no se habla. Uno interpretaría que los sectores dominantes simplemente dan por un hecho que frente a esto no se puede hacer nada, así que ni siquiera se discute.

Lo otro de gran importancia, incluso a la luz del complejo escenario internacional que se está fraguando con la guerra y la lucha por la hegemonía mundial, es el campo de la agricultura. En Costa Rica no hay políticas para amparar la agricultura local y fortalecer la producción de alimentos  para el consumo popular. Esto debería ser un asunto de gran urgencia, frente al incremento de los precios de los productos agrícolas y la escasez de muchos de ellos en los mercados internacionales; a la par del incremento de los precios de los fertilizantes. El tema de los alimentos es un asunto de vida o muerte para los pueblos. Pero en la campaña pasada de esto ni siquiera se habló. La agenda política estuvo más centrada en los ataques personales y en asuntos de orden puntual, como la corrupción, que en temas que fueran de relevancia para las mayorías sociales. Si no se discute el modelo de acumulación (capitalismo puro y duro dominado por el capital financiero) y sus implicaciones sobre la vida de las mayorías, entonces los temas como la corrupción, u otros asuntos puntuales, resultan irrelevantes.

Otro tema ausente del “debate” electoral fue la situación internacional. Para los políticos costarricenses el mundo externo es como si no existiera, muy paradójico en un país que tiene una economía abierta y extrovertida que, por lo tanto, depende de los movimientos de la situación internacional.

En el marco electoral, la gran prensa costarricense, Canal 7, La Nación, Repretel apostaron al final por el candidato de Liberación Nacional. Presentaron al otro candidato, al que ganó las elecciones, como un corrupto, autoritario y depravado. No se trata solamente de si son ciertas o no las acusaciones, sino, simplemente, de que el otro candidato (el de Liberación Nacional que perdió) tenía expedientes parecidos, pero en este caso no se insistió en sus faltas. Lo que en uno era inaceptable, en el otro no consistía en un problema. El carácter de la gran prensa quedó al desnudo. La gran prensa quedó evidenciada como un aparato que busca una y otra vez modelar el pensamiento de la gente en correspondencia con los objetivos y necesidades de los grupos dominantes. Lo interesante es que a pesar de la campaña organizada desde arriba, el candidato de la gran prensa, el hombre de Liberación Nacional, no quedó. ¿Por qué la gran prensa consideró al candidato de Liberación Nacional, mejor que el otro? Tal vez, porque Liberación tiene más trayectoria política que el otro partido, que recién fue constituido y no tiene ninguna experiencia de nada. Pero esto es solo un intento de explicación, habría que investigar más al respecto.

Por otra parte, la gran prensa estaba inquieta por el aumento del abstencionismo que llegó al 40 % en la primera vuelta. Entonces, junto al Tribunal Supremo de Elecciones plantearon una campaña para reducir el abstencionismo. El abstencionismo no se redujo y la campaña desplegada por la prensa para reducirlo fue ignorada por los votantes. Otra vez la prensa no logró su objetivo. La gran prensa no pudo manipular a la gente en cuanto a escoger quién debería de gobernar el país, ni tampoco pudieron reducir el abstencionismo. Fue un doble desacierto. Luego hicieron como si no hubiera pasado nada. Era lo esperable.

Que se puede esperar para los próximos meses en Costa Rica

La posible recesión o crecimiento modesto de las economías de Estados Unidos y Europa van a impactar negativamente la sociedad costarricense.

El tema alimentario es crucial para cualquier país, y el precio de los alimentos parece que se puede disparar en los próximos meses. Costa Rica podría ser un país que aspire a tener cierta soberanía alimentaria, pero esto requiere de una política pública sólida y comprometida con tal cosa. Eso no existe. Como se indicó anteriormente, ese tema ni siquiera se discutió en la campaña pasada.

Si se mira al campo popular, el sector de agricultores está pobremente organizado y su voz no tiene peso político. Otros sectores sociales organizados podrían tener interés en que el país sea solvente en materia alimentaria, pero esto supondría tener una mirada más allá de la inmediatez reivindicativa y economicista, así que el campo popular en este caso tampoco tiene mucho que decir.

El escenario económico:

  • Desempleo que va más allá del 10%
  • Cerca del 50% de informalidad
  • Aumento en el costo de la vida e inflación
  • Estancamiento de los salarios
  • Posible contracción de las exportaciones y las importaciones
  • Habrá que esperar para ver cómo se comporta la inversión extranjera, en un escenario de crisis global.

Esto solo para mencionar algunos aspectos de gran relevancia que van a desmejorar más la vida de los sectores populares. Cada vez más, las condiciones que cimentaron la hegemonía política del capital sobre el trabajo en Costa Rica, se deterioran más; esto no se traduce, por cierto, en una crisis de hegemonía, pero sí en un escenario cada vez más inestable.

Se perfila un estilo de gobierno que pretende asimilarse la gestión púbica a la empresarial. En medio de la profunda crisis del capitalismo occidental y de la fragmentación o regionalización del capitalismo global; en el caso de Costa Rica, se apuesta por un estilo anclado en los dogmas neoliberales o mercado centristas, y en la asimilación de lo público y lo privado a partir de intentar replicar lo privado en lo público, puesto que se supone que lo privado es sinónimo de eficiencia y corrección, que hace falta aplicar en el campo de lo público para hacerlo eficiente.

Más allá del equipo que el nuevo presidente determine para que lo acompañe, este se va a encuadrar en un guion no solo conocido, sino que además, dentro de lo conocido, el guion que se propone es radical. Si las cosas no han funcionado o funcionan mal, lo que hay que hacer es subordinar cada vez más la lógica del estado y lo público a los criterios de eficiencia empresariales y el mercado. Y, a la par de esto, profundizar los vínculos y las consultas con los distintos sectores privados para poder interpretar más fielmente sus necesidades. Este será un gobierno aún más cercano al mundo empresarial que los anteriores; ya el estado no pretende ninguna autonomía frente al capital, para corregirlo y proteger a los sectores dominantes de sus propios excesos peligrosos para la estabilidad social y política. Ahora, más bien, se trata de interpretar adecuadamente los impulsos del mercado, y las exigencias de los empresarios.

El nuevo presidente fue el encargado de la oficina del Banco Mundial en Indonesia, la agenda del Banco en ese archipiélago fue impulsar los negocios, atraer inversiones, desregulación de diversas áreas, reducción de impuestos, facilitación de procedimientos administrativos; esto tuvo consecuencias sociales para los sectores indígenas de Indonesia, pues descuidó los derechos de los indígenas a la tierra, entre otras cosas. Evidentemente, ahora Chávez no es un funcionario del Banco Mundial, pero, es un economista entrenado en esas políticas económicas, y convencido de su necesidad. Lo esperable es una agenda económica y política inspirada en las políticas y acciones que él normalmente ha aplicado con el Banco Mundial, y que considera apropiadas. Otra vez, los beneficiados serán los sectores financieros, exportadores, importadores, y los inversionistas internacionales. A estos últimos, siempre se les considera depositarios de una esperanza mágica, en tanto en el relato dominante se afirma que el capital extranjero es realmente el que propiciará con sus inversiones el desarrollo. Luego de 40 años de este discurso, el desarrollo sigue sin concretarse.

Chávez inicia su gestión con un proceso público para contratar al personal que va a fungir al frente de los ministerios, es decir, a los ministros y ministras. Al no tener un partido o una estructura política con cuadros y trayectoria propia, entonces, al mejor estilo de cualquier empresa privada, la contratación de los funcionarios de más alto rango en los ministerios se hizo por medio de un concurso en el cual los postulantes pusieron su currículo a disposición del presidente, para que este escogiera, como lo haría un buen gerente de una gran empresa. Una de las ministras designadas indicaba que ella nunca había visto a Chávez, sino hasta el momento en que la entrevistó para el cargo en el que luego fue electa. Ciertamente, en este caso no hay equipo de gobierno, ni procesos previos, que garanticen que estos designados desconocidos puedan articular sus trabajos de una forma más o menos colaborativa y fluida. Luego, Chávez, indicó también, que estos ministros y ministras tendrán que definir su entorno de colaboradores y hacerse responsables por esto. El gobierno que se está yendo se caracterizó, entre otras cosas, por mostrar un gabinete inestable en lo que respecta a las cabezas de los ministerios. Este gobierno que entra parece que andará un camino similar, o más inestable.

El presidente electo, en varias oportunidades, se ha referido a un diagnóstico de lo económico, sin embargo, no está claro si ese diagnóstico ya existe, y sobre él se asentarán las directrices y políticas gubernamentales, o si se refiere a algo que hay que hacer. En todo caso, en ningún momento, hasta ahora, ha hecho público, desde su punto de vista, una caracterización económica del país.

También Chávez habla de establecer consensos con el parlamento. Ya se reunió con la fracción de Liberación Nacional –la más grande-, y también con el conjunto de los diputados electos.

Por otra parte, este gobierno, a pesar de haber ganado las elecciones, carece de apoyo social y  de respaldo político orgánico propio. Tiene, además, una insuficiente representación en la Asamblea. Esto lo pone en una situación difícil. Se tendrá que apoyar en las cámaras patronales que han tenido un peso determinante desde hace años, y prácticamente han cogobernado. Tendrá que negociar hábilmente con la Asamblea Legislativa y particularmente con Liberación Nacional.

El 30 de abril del 2022 se anunció un acuerdo multipartidario: “por una Costa Rica transparente, equitativa y próspera y sostenible”. En este acuerdo participan Liberación Nacional, La Unidad Socialcristiana, Nueva República y el Liberal Progresista. Firmado por un total de 41 diputados. Este acuerdo no tiene como sustentación ninguna lectura o diagnóstico de los problemas sociales, económicos o políticos de la sociedad costarricense, seguramente que no es necesario en una sociedad de pensamiento único, cuyos referentes fundamentales a la hora de establecer las políticas públicas y económicas son el consenso de Washington, el Fondo Monetario, el Banco Mundial y más recientemente la OCDE. La burguesía costarricense y su personal político no tienen cabeza propia para pensar su realidad. Se mencionan como temas relevantes  para este frente legislativo concertado asuntos como: la transparencia, la búsqueda de consensos, la búsqueda del incremento sostenido de la eficiencia del estado, la falta de empleo, lo que ellos llaman el apagón educativo, entre otras cosas.

No parece que entre este sector mayoritario de la Asamblea Legislativa y Chávez hayan diferencias irreconciliables en cuanto a las políticas económicas que se deban aplicar. Tampoco parece que haya discrepancias en cuanto el tema del estado y a la necesidad del “hacerlo más pequeño y eficiente”, que ha sido parte fundamental del discurso neoliberal dominante que todos estos sectores suscriben. Las diferencias pueden surgir, eso sí, cuanto toque impulsar políticas económicas que tengan un efecto selectivo sobre las distintas fracciones de clase, de tal modo que eventualmente puedan favorecer más a unos sectores que otros. O si eventualmente Chávez decidiera tomar decisiones que afecten a sectores económicos que tienen representación fuerte en estos partidos. Como podría ser el caso de los cogeneradores eléctricos privados que se benefician de las políticas del Instituto Costarricense de Electricidad. Estos sectores tienen un anclaje en Liberación Nacional, así que si eventualmente Chávez quisiera cumplir su promesa de campaña de tocar los intereses de este grupo, podría tener roces con la bancada liberacionista. Pero en general, las políticas de apertura económica, achicamiento del estado, motivación a la inversión extranjera, liberalización económica, y otros elementos más del credo neoliberal no están en duda.

El domingo 30 de mayo, fue electo Rodrigo Arias como presidente de la entrante Asamblea Legislativa, con el apoyo de 50 diputados, prácticamente todos los miembros del congreso, incluidos los diputados del partido gobernante. Rodrigo Arias no solamente es un partidario del capitalismo puro y duro, de ideología neoliberal, sino que también una figura principal de la política de los sectores oligárquicos de Costa Rica. Así que las políticas neoliberales de los últimos años no solamente continuarán, sino que se van a acentuar. Es muy posible que pronto se estén concretando acuerdos para terminar con asuntos de la reforma del estado que estaban pendientes. Igualmente, hay mejores condiciones para que se apruebe una la ley de empleo público fuertemente restrictiva con respecto a algunos logros obtenidos por ese sector en años pasados.

Rodrigo Arias no hubiera ganado una candidatura para representar a Liberación Nacional, menos aún, unas elecciones nacionales. Pero en el marco de las estructuras de la democracia representativa, no solo gana en las elecciones de la Asamblea, sino que lo hace casi de forma unánime. Las estructuras representativas de la democracia costarricense funcionan muy bien, pero para la oligarquía y su personal político, solamente.

También, algunos voceros de Chávez han declarado públicamente que el país está quebrado, o en una situación financiera crítica ¿qué se seguirá de esto? Se va a plantear, acaso, que para enfrentar esta situación hay que vender activos del estado ¿Cuáles irán a ser esos activos? ¿Se irá a proponer un plan de austeridad desde el gobierno, y se va a recortar la inversión pública y el presupuesto de los ministerios? Desde la perspectiva de este economista del Banco Mundial, eso sería plausible. Pero aún no se ha pronunciado al respecto. Sus pocos pronunciamientos públicos han sido completamente anodinos.

Desde el campo popular organizado, o lo que queda de él, no se vislumbra ningún proceso orientado a lograr acuerdos para enfrentar lo que posiblemente sea la continuación de la embestida del capital sobre el trabajo y la población pobre. Hasta la fecha no ha sido posible un acuerdo político entre los sindicatos, y entre estos, y otras fuerzas sociales  para presentar un frente común, ante el capitalismo puro y duro que se propone, y que se haya expresado de manera pública en un frente gremial-político con una estrategia o programa propios.

Lo que sí es esperable, son movimientos espontáneos de lucha por la supervivencia de muchos sectores sociales, que están cada vez más amenazados por el proceso creciente de desorganización y crisis del régimen capitalista. Serán expresiones sin mucha conducción, pero eventualmente se podrán radicalizar en el proceso, y terminar enfrentados con las fuerzas represivas del gobierno para configurar escenarios de conflicto social creciente, sin conducción política desde el campo popular.

Por otra parte, el capitalismo global se está fracturando de manera irreversible, y la llamada globalización está en franca crisis. Esto implica que hay un proceso de reorganización del capitalismo mundial. China y Rusia y otros países con peso regional o mundial están construyendo otra institucionalidad y formas de relacionamiento propios, fuera de la hegemonía de Estados Unidos y Europa. Esto también repercutirá en todos los espacios geopolíticos del planeta, y en cada uno de los estados nacionales. Ya algunos analistas hablan del resurgimiento de los estados nacionales con soberanía, frente a la crisis y el descontrol de una globalización que naufraga ¿qué tiene que decir y hacer un gobierno como este? ¿Se apegará este gobierno al manual ortodoxo de la globalización neoliberal y a las recetas del Banco Mundial y el Fondo Monetario?

Los influjos de la economía mundial traen inflación, inestabilidad, crisis del capitalismo mundial y guerra en el campo económico, militar, propagandístico, geopolítico e ideológico. El globalismo occidental liderado por Estados Unidos, y sus aliados subalternos: la OTAN, la UE, y Japón, se enfrentan agresivamente a las potencias capitalistas contra hegemónicas de China y Rusia, y al gran proyecto de la ruta de la seda y la construcción de un capitalismo policéntrico. Esto no lo puede ignorar ningún gobierno. En principio es esperable el alineamiento de esto gobierno con los intereses de los países centrales de occidente.

Por ahora, sin entrar en un análisis detallado, parece que el personal que estará a cargo de los ministerios, ideológicamente es tributario del neoliberalismo que ha campeado triunfante hasta la fecha en el país. Los acuerdos a los que han llegado las distintas fracciones de la asamblea, el nombramiento casi unánime de Rodrigo Arias y la presencia de un funcionario del Banco Mundial en la presidencia del país, auguran un alineamiento de todas las fuerzas políticas en favor de un consenso neoliberal en momentos de crisis internacional y nacional. Lo que viene no solo es más de lo mismo, sino que es un agrupamiento de las fuerzas del statu quo en torno a la defensa de las estructuras y políticas, que han sido producidas por los sectores dominantes en las últimas décadas, y su respectiva profundización hasta las últimas consecuencias. Rodrigo Arias, incluso, se pregunta: ¿Qué esfuerzos tendremos que hacer para que se entienda que no hay cambios sin sacrificios, que no hay cambios sin provocar fracturas y efectos no deseados pero críticos y necesarios para Costa Rica? Parece que la mano viene dura.

La crisis del capitalismo global y su fractura se traduce en inflación, e inestabilidad económica, acompañado esto de la contracción de los mercados globales y la recesión en los países centrales. Para un país como Costa Rica, con una economía extrovertida y dependiente del mercado de Estados Unidos esto no augura más que inestabilidad, inflación, contracción  económica, posible caída de las exportaciones. Todo esto recaerá con furia en las espaladas de las mayorías sociales. Las condiciones para una crisis social, económica y política más profunda están simplemente sembradas. La forma en que esta crisis se va a desplegar es lo que está por verse.

Esta crisis tendrá una manifestación desigual, no solo en términos sociales, sino también geográficos. Las regiones más empobrecidas y afectadas por otros factores, como el cambio climático, serán zonas altamente vulnerables. Los pobres, los desempleados, los adultos pobres, los jóvenes del campo popular, las mujeres de capas medias y populares, la economía campesina, la economía informal serán sectores y grupos sociales con los cuales la crisis se va a ensañar. Los elementos para la inestabilidad y el conflicto social están a la orden del día.

Algunas Conclusiones

La globalización capitalista neoliberal, bajo la forma de un desarrollo desigual, ha profundizado las contradicciones económicas y geopolíticas a escala global, y ha producido grandes fracturas. El dinamismo económico desde hace algún tiempo se trasladó hacia las economías y mercados asiáticos. Esto permitió, entre otras cosas, el surgimiento de China como una gran economía, y como una protagonista geopolítica de primer orden. La crisis financiera del 2007-2008, y luego la pandemia del civd19 (como un factor interviniente), así como la guerra en Ucrania y la respuesta de Estados Unidos y la OTAN a este conflicto, han acelerado las distintas contradicciones (económicas, geopolíticas, institucionales) entre China y Rusia, y el bloque occidental liderado por Estados Unidos. Se ha producido una gran fractura. China, Rusia, Irán, y otros organismos centroeuropeos de cooperación económica y  de Asia central, están construyendo una vía propia en el marco del capitalismo mundial –siempre capitalista, claro está- , en todos los campos, y esto pasa por ir sustituyendo al dólar como moneda de reserva internacional, cosa que a largo plazo es un golpe demoledor para Estados Unidos.

China continúa con un desarrollo económico que se despliega a una velocidad nunca antes vista, en muy poco tiempo habrá sobrepasado a Estados Unidos como principal economía del planeta. La respuesta de Estados Unidos y sus subordinados de la OTAM y la Unión Europea es una política de sanciones y guerra económica frontal. La idea de una globalización que traería paz y armonía y desarrollo mundial ha quedado en el pasado. El escenario del futuro es la confrontación entre bloques que se disputan la dominancia geopolítica planetaria. Cosa nada nueva en la historia del capitalismo mundial. Está por verse hasta donde llegará el proceso de desacople entre estos bloques, y el papel que jugarán las grandes corporaciones multinacionales, que han sido las principales actoras económicas en la globalización neoliberal.

La crisis de la guerra en Ucrania ha desencadenado una lluvia de sanciones de los países centrales de occidente contra Rusia. En un contexto de fuertes encadenamientos, por una parte, y en el cual todavía el occidente apenas estaba intentando recuperarse de la crisis del covid19 y sus efectos sobre la economía global, se produce esta situación que rápidamente se devuelve sobre Europa y Estados Unidos para producir inflación y estancamiento económico. Algunos analistas auguran una fuerte recesión para Europa y Estados Unidos. Entonces, luego de la crisis del 2007-2008, se configuró un escenario económico mundial que parece mostrar una larga depresión en la que la instabilidad se convirtió en un factor crítico de la economía mundial. Esto tendrá repercusiones en la estabilidad política, social e institucional de los países. Parece que esto va a impactar con particular fuerza en Estados Unidos y Europa y sus respectivas periferias.

Costa Rica es periferia pasiva de Estados Unidos. Si hay una contracción muy fuerte de la economía de ese país en los próximos meses, eso afectará la economía costarricense en tanto una buena parte de sus exportaciones se dirigen a Estados Unidos.

La inflación que se ha provocado por el aumento del petróleo, algunas materias primas y productos agrícolas también se trasladará al mercado interno costarricense. Sus efectos sobre las mayorías sociales y los sectores pobres y excluidos de la economía serán devastadores, pues aún persisten los problemas derivados de las medidas restrictivas que se impusieron para combatir el covid9. Esto cae, de por sí, en una sociedad cuyos rasgos estructurales provocan exclusión y pobreza. La crisis internacional simplemente viene a amplificar lo peor de estos rasgos estructurales en la sociedad costarricense.

Los sectores dominantes, y su personal político, hoy celebran los resultados de una elección que les ha permitido controlar toda la institucionalidad cómodamente. El 1 de mayo de 2022, han celebrado un pacto en el parlamento que le permite a una figura central de la oligarquía costarricense presidir cómodamente ese recinto –Rodrigo Arias- . Ya previamente un grupo de partidos políticos se han puesto de acuerdo para alcanzar un consenso político cerrado en torno al curso neoliberal de los últimos 35 años. No solo se trata de conservarlo, sino de ampliar y profundizar este curso, en medio de una crisis planetaria de la globalización neoliberal.

El campo popular está desarticulado y débil. No tiene expresiones políticas relevantes ni tampoco unidad gremial y reivindicativa. Las mayorías sociales serán fuertemente golpeadas por la crisis económica. Con el agua hasta el cuello muchos sectores sociales van a montar respuestas sobre la marcha. Serán  posiblemente luchas sin conducción de tipo reivindicativo. Dependiendo de la intensidad y la frecuencia el gobierno de Chávez se verá obligado a apelar con mayor intensidad a la represión en las calles, como lo hizo el gobierno saliente cuando fue necesario.

Solamente una gran revisión de las prácticas y las acciones seguidas por los sectores organizados, de la forma más autocrítica, y una gran disposición de los sectores más organizados y consientes del campo popular, podrían eventualmente generar formas de resistencia y lucha que acumulen fuerzas para continuar la resistencia en el futuro, en medio de una gran reorganización y crisis al interior del capitalismo mundial.

MÁS ESTADO SOCIAL, NUNCA MENOS

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo

Los logros y avances de la Costa Rica de la segunda mitad del Siglo XX, que la llegaron a colocar entre los punteros en desarrollo humano, social y sostenible en América Latina, fueron el resultado de apostar siempre por más Estado Social y nunca por menos.

Cuatro iniciativas fueron claves y determinantes para que el país se catapultara como uno de los más avanzados del continente: la apuesta por las garantías sociales de los años 1940; por la educación, la energía eléctrica, las telecomunicaciones y los acueductos de los años 1950; y por la conservación y la sostenibilidad de los años 1960. De ahí, nuestras grandes fortalezas: salud, educación, seguridad socio-laboral, electricidad, agua potable y sostenibilidad eco-ambiental. Todo ello, como resultado de un Estado Social innovador, regulador y solidario.

Inducidos por la crisis energética de los países del mundo rico, que se trasladó como crisis de la deuda a los países pobres y de ingreso medio, se asumió a partir de los años 1980, por mandato de los organismos financieros internacionales, la consigna neoliberal de menos Estado social y más mercado. Perdimos el rumbo y caímos en picada en el abismo de la desigualdad y la pobreza, en buena medida, hoy convertida en miseria. Involucionamos, así, de la sociedad de perfil de clase media hacia la de perfil medieval de ricos y pordioseros.

En la actualidad, además de ser azotados por la Pandemia del Covid 19, estamos siendo azotados por las propuestas y acciones contra el Estado Social. Se pretende solucionar los graves problemas de la crisis fiscal y la deuda pública con medidas simplistas y sesgadas, como la regla fiscal indiscriminada, la política de salarios decrecientes en el sector público, la reducción y fusión de la institucionalidad social, entre otras. Todo ello, para no tener que volver sobre la impostergable tarea de propiciar acciones y medidas para contener la evasión fiscal e impulsar un adecuado sistema de recaudación y una mayor justicia tributaria.

Quienes hoy plantean la necesidad de un modelo de Estado eficiente y moderno, solo piensan en menos Estado Social. No en cómo construir un país con una economía social y solidaria robusta, y que contribuya a un uso equilibrado y sostenible de los recursos naturales y ambientales del país, es decir, donde su norte no sea el simple crecimiento económico al servicio de los grandes negocios nacionales y extranjeros.

El país tiene el gran desafío de retomar el rumbo por la “vía costarricense”, que siempre ha implicado más Estado Social y nunca menos. Lamentablemente, éste es cada vez más socialmente anémico y con una tendencia que favorece la oligarquización de la sociedad. Es decir, un Estado al servicio de grupos de gran poder económico y político. Transitamos, así, del Estado Social al Estado Oligárquico.

La actual Asamblea Legislativa apresura su agenda, pretendiendo dejar un legado en materia de “reactivación económica”, con una fórmula que se plantea como casi milagrosa: la descentralización de las zonas francas, para llevarlas a las regiones periféricas, económica y socialmente más deprimidas del país. Se sigue apostando al modelo de “zonas de enclave” de limitados impactos sociolaborales, como se ha mostrado también en el caso de la Gran Área Metropolitana. No se vislumbran esfuerzos significativos que potencien las condiciones y capacidades locales y regionales para impulsar y fortalecer iniciativas de pequeños y medianos emprendimientos con impactos sociolaborales sustantivos.

Para heredar a las nuevas generaciones, una Costa Rica donde la salud, la educación, el trabajo “decente” y la vivienda digna, entre otros, sean derechos garantizados para todos sus habitantes, necesitamos apostar por más Estado Social, nunca por menos.

 

Enviado a SURCOS por el autor.

Más sombras que luces para nuestro Estado Social de Derecho

Luis Fernando Astorga Gatjens

Cuando todavía el presidente electo, Rodrigo Chaves Robles no ha revelado los nombres de todas las personas integrantes de su gabinete, queda claro con las ya anunciadas que la orientación neoliberal, es la que marcará el norte del nuevo gobierno.

Los antecedentes de Chaves Robles en el Banco Mundial y, particularmente, por las políticas fijadas a Indonesia desde la oficina que él dirigía, no dejan mucho margen como para pensar que las políticas que impulsará él y su equipo de gobierno, no se saldrán mucho de ese guión. Asimismo su fugaz paso como ministro de Hacienda de la administración saliente también permite pensar que las políticas neoliberales que han erosionado nuestro Estado de Bienestar, seguirán presentes y activas en los próximos cuatro años.

Es como la crónica de una situación tan predecible como anunciada. La deriva neoliberal del gobierno de Carlos Alvarado es fruto del contubernio entre un gobierno que nunca cumplió con lo prometido en la campaña electoral de 2018 y unas fracciones como las del PLN, PUSC y los evangélicos (de Restauración y Nueva República) que le aseguraron una mayoría calificada al saliente gobierno del PAC. Las leyes aprobadas en este cuatrienio han sido como cuchillos afilados que han sido clavados en nuestro Estado Social de Derecho (ESD). Le han provocado múltiples hemorragias y la sangre sigue fluyendo.

Lo que le costó a la sociedad costarricense y al país construir en varios decenios del siglo anterior, inició su declive –con zigzagueos– a partir de la década de los años ochenta, con dos administraciones liberacionistas: La de Luis Alberto Monge y, especialmente, la de Oscar Arias. El neoliberalismo que campeaba por sus respetos en Estados Unidos (Ronald Reagan) e Inglaterra (Margaret Tatcher) en esa época, influyó de manera, cada vez más corrosiva, en las políticas del país desde entonces.

El llamado “Consenso de Washington”, que impuso fórmulas económicas neoliberales que impulsaron varios organismos financieros internacionales en los años ochenta y noventa de la centuria anterior, se convirtió en el catecismo orientador bajo la consigna: ¡Más mercado, menos Estado! De esta manera, empezó una cuenta regresiva para el genuino ESD de Costa Rica, que singularizó nuestro desarrollo relativo y proyectó avances sociales significativos del país, en el contexto latinoamericano e internacional.

La administración que termina el próximo 8 de mayo y «su» fracción ampliamente mayoritaria en el Congreso, aceleraron y profundizaron el daño de nuestro ESD; tal y como lo expresan el incremento de la pobreza, la desigualdad social y la ominosa concentración de la riqueza en cada vez menos manos. La pandemia, que provocó que algunos fenómenos se profundizaron, no es la causa de este significativo deterioro del ESD. Es una situación que, desafortunadamente, nos viene de lejos.

Teníamos la leve esperanza de que el presidente electo, a partir de los aprendizajes del mismo Banco Mundial y el FMI sobre los desastres sociales y económicos generados por las políticas neoliberales que han impulsado en diversos países en las últimas décadas, en un afán rectificador, fijara un rumbo distinto a sus políticas acorde a la grave situación social que enfrentan las mayorías del país. Pero no. Todo hace prever que mantendrá el rumbo trazado por el gobierno anterior.

Los nombres ya adelantados del nuevo gabinete tienen una marca política e ideológica que no vaticina un cambio de rumbo nacional. Quien ha sido anunciada como Ministra de la Presidencia, Natalia Díaz, libertaria de origen y tránsfuga de varios partidos, en la campaña anterior hizo todo lo posible por mostrar su credo neoliberal. Ella será el enlace con una Asamblea Legislativa, ampliamente dominada por fracciones y diputados sin vocación progresista. Es muy posible que ella se entienda muy bien con muchas y muchos de los diputados; incluyendo –desde luego– al que podría convertirse en el presidente del Parlamento este 1º de mayo, Rodrigo Arias Sánchez.

Es predecible que el arismo tendrá un peso muy significativo en la Asamblea Legislativa, tanto por el carácter mayoritario que tiene la fracción del PLN como por el liderazgo que podría protagonizar Arias Sánchez. Esta no es una buena noticia para los sectores populares y mayoritarios del país que aspiran y esperan políticas realmente inclusivas, que empiecen a revitalizar el Estado de Bienestar. Ya son muchos años llevando palo como para seguir recibiendo golpes desesperanzadores.

Aún queda un breve espacio para la esperanza, sea que venga con los nombramientos pendientes en ministerios y otras instituciones como por las políticas que habrá de anunciar Chaves Robles y, algo más importante aún, por las que empezará a aplicar a partir del 8 de mayo próximo. Empero –en mi caso—no me hago muchas ilusiones.

Mi esperanza cierta ha estado y estará siempre centrada, en el espíritu de lucha de nuestro pueblo, en su vocación progresista y democrática. Vaticino –sin ser necesariamente pitoniso– que la lucha social, en las calles y otros escenarios, estará muy presente en los próximos meses y años, en caso que este nuevo gobierno persista en destruir lo que queda del ESD y no se enrumbe a mejorar las esperanzas y las condiciones de vida de las mayorías excluidas y cada vez más empobrecidas. Porque, al fin y al cabo: No hay mal que dure tantos años, ni cuerpo social que lo resista.

(24 de abril, 2022)

Un país de proletarios

Oscar Madrigal

“Vamos a hacer un país de propietarios y no de proletarios”, repetía una y otra vez Luis Alberto Monge en las décadas del 70 y 80. Era el mensaje de la socialdemocracia frente a los marxistas y comunistas; era también el auge del cooperativismo y la distribución de la tierra, de las “jugosas” convenciones colectivas del sindicalismo liberacionista, del poderoso movimiento comunal. De ese mensaje ya no queda nada.

Liberación Nacional apuesta ahora por la proletarización de los costarricenses mediante los proyectos de zonas francas que extenderán a las zonas rurales, fronterizas y costeras. El PLN hace ahora un país de proletarios y no de propietarios, invirtiendo su lógica social, con la consiguiente pauperización de las condiciones sociales.

El proyecto de ley para extender las zonas francas fuera del GAM se propone, según él, llevar trabajo y progreso a las regiones más pobres del país. Después de lo que escribí ayer sobre este tema, me quedó una duda: ¿por qué esas zonas son tan pobres? ¿Qué las hace ocupar los últimos lugares del índice de desarrollo humano? ¿Es que en ellas no se produce nada, no hay empresas o inversión?

Integrando los tres indicadores de IDH, IDH-D e IDH-G, es posible establecer la profundización de una brecha territorial que ubica a los cantones del Caribe (Matina, Talamanca), del Norte (Los Chiles, Upala, Guatuso) y de la Zona Sur (Buenos Aires, Osa, Coto Brus) en los últimos lugares de la última década, se dice en los informes del Atlas de Desarrollo Humano.

Los cantones más pobres del país son Los Chiles, Talamanca, Upala, La Cruz, Coto Brus, Buenos Aires, Guatuso, Turrialba, Sarapiquí, Osa y Matina, según el Atlas de Desarrollo Humano de 2021.

Si el análisis se hace por provincias, se observa que Limón presenta una condición particular al ubicar la mayoría de sus cantones por encima del promedio nacional de pobreza. En otras palabras, Limón es la provincia más pobre de Costa Rica.

¿Hay producción y empleo en esos cantones? Llama la atención que las grandes producciones de piña y banano se encuentran en esas regiones, las más pobres del país. La principal zona productora de piña es la Región Huetar Norte, donde están los cantones de Los Chiles, Guatuso, Upala y Sarapiquí y Buenos Aires de la Región Brunca, entre los 15 más pobres.

Los principales cantones que actualmente producen banano son Sarapiquí, Pococí, Guácimo, Siquirres, Matina, Limón, Talamanca, siendo que la mayor concentración de producción del Banano se ubicada en la zona del Caribe, generando con esto alrededor de un 76% de la mano de obra local. Estos también están entre los cantones más pobres del país.

La producción de banano, según Corbana, genera el 76% de la mano de obra de Limón, lo cual significa que tres cuartas partes de los trabajadores limonenses trabajan en las plantaciones bananeras. Sin embargo, Limón es la provincia más pobre del país.

¿Por qué las producciones de banano y piña no producen desarrollo humano, sino más bien pobreza? Esa es la cuestión a plantearse y no la de llevar más salarios de hambre con zonas francas. No hay ningún indicio y estudio de que nuevas zonas francas en zonas rurales puedan cambiar esa realidad de pobreza en esas regiones, a menos que el Estado y su Gobierno se involucren en políticas de apoyo a los sectores poblacionales más empobrecidos.

Como ha escrito German Masís en SURCOS Digital (https://wp.me/p6rfbZ-dgc): “En este sentido, el Atlas muestra la necesidad de orientar acciones de política pública que mejoren el desempeño de las instituciones del Estado costarricense, entre ellas resalta el fortalecimiento del sistema educativo, la atención de las realidades cantonales de manera diferenciada y la integración de poblaciones tradicionalmente excluidas, como las mujeres, los jóvenes, los pueblos originarios, la población afrodescendiente y las personas con discapacidad (ElPaís.cr,5-11-2020)”. Agregaría que es impostergable la revisión por parte del Gobierno de las políticas salariales en ese sector productivo y los derechos laborales.

Las zonas francas no son la solución, son parte del problema. La OCDE y el presidente Biden (que aclaro que NO son comunistas para orientación de algunos despistados) han recomendado la eliminación de las exoneraciones fiscales como método de atracción de inversiones. El camino, han dicho, es que esas empresas tributen. Pero aquí andamos por el camino inverso. Mientras el mundo viene, nosotros vamos.

LOS MODERNOS CONTRATOS BANANEROS

Oscar Madrigal

La United Fruit Company firmó contratos con el Estado que luego de ser aprobados por el Congreso o la Asamblea Legislativa se convertían en ley. Fueron los llamados contrato-ley. Evidentemente esos contratos daban privilegios más allá de lo establecido en el ordenamiento jurídico y sobre todo no podían ser revisados o corregidos si no era por una nueva ley, un nuevo acuerdo legislativo.

En ese mimo sentido se firmó el contrato con ALCOA en 1970 que al aprobarse el 24 de diciembre se convirtió el contrato en ley de la República.

Esos convenios y otros se forjaron con el objetivo de desarrollar zonas alejadas del Centro, abandonadas por los gobiernos, pobres y sin esperanza. Para el desarrollo de esos lugares se crearon las zonas bananeras en la década del 30 en el Atlántico y luego en el Sur del país. La misma justificación se utilizó para “llevar progreso” al Valle de El General con ALCOA.

Casi un siglo después y luego de llenar de privilegios a esas compañías que llevarían el progreso y la bonanza a esos lugares, los cantones y distritos más pobres de CR se ubican en las zonas costeras y las fronterizas.

Después de ALCOA se prohibieron los contratos-ley por considerarlos demasiado onerosos, que antentaban incluso contra la soberanía nacional. Su prohibición, para mayor fortaleza, se asentó en la Constitución Política.

Costa Rica ya no puede tener contratos-ley.

Sin embargo, ahora han ideado un nuevo mecanismo que se asemeja mucho ya que por el contenido se asemejan a los contratos ley.

La Asamblea Legislativa se dispone a aprobar una ley donde se encuentren todos los privilegios posibles para otorgar a las empresas sin que se mencionen o concreten los nombres del contratante. Es más sencillo, pero el propósito es el mismo, ya que no se podrán corregir o cambiar los términos de fondo del contrato con una determinada empresa a menos que se reforme la ley.

Está por aprobarse hoy un proyecto de ley cuyo fin es “llevar el Progreso” a las zonas de los litorales, rurales y fronterizas más pobres y atrasadas. La forma o mecanismo es la creación de más zonas francas pero no solo con los mismos privilegios de las actuales, sino aumentándolas considerablemente.

Según ha informado la prensa, básicamente CRHoy, el proyecto de ley persigue ampliar los beneficios del régimen de zonas francas mediante la creación de tres nuevas categorías: sector de servicios de salud humana, insumos (incluidos agrícolas, pecuarios y pesqueros), y parques sostenibles de aventura. Se les dan beneficios tales no pagar totalmente algunas cargas sociales como las de FODESAF, INA y otras, así como las acostumbradas exenciones fiscales (no pagar impuestos de renta, municipales y otros). Además, la Aresep deberá dar tarifas preferenciales en electricidad y agua.

A las empresas interesadas en instalarse fuera de la GAM se les otorgaría facilidad de trámites y exenciones fiscales, con el propósito de estimular el desarrollo de sectores productivos como la agroindustria, industria alimentaria, manufactura liviana, infraestructura turística y servicios.

Por propuesta de los diputados Villalta, Carranza y Paola Vega, se logró aminorar algunos de estos privilegios como reducir la exención del pago a Fodesaf o que las que se acojan al régimen, sean solo empresas nuevas para impedir una romería empresarial hacia las zonas francas.

Debe quedar claro que lo que aprobarán los diputados es un régimen de privilegio con el fin, supuestamente, de mitigar la pobreza en zonas rurales y costeras. Es un privilegio que todos los costarricenses damos a las empresas a cambio, también supuestamente, de más empleo y reducción de la pobreza. Pero privilegios al fin y al cabo que todos pagaremos.

Lo único que esperamos es que no nos pase lo mismo que con las zonas bananeras, con estos nuevos y modernos contratos-ley: que al cabo de varias décadas solo tengamos más desamparo y abandono.