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Etiqueta: progresismo

El triunfo del Frente Amplio uruguayo: lección para América Latina

Francisco Esquivel V.
Economista

El Frente Amplio uruguayo (FA-UY) logró una importante victoria electoral, recobrando el poder luego de haberlo perdido durante un período gubernamental. De esta manera, Uruguay será gobernado por el Frente durante 20 años de los 25 del período 2005 – 2030. En los primeros tres gobiernos se aplicó una política económica y social que generó crecimiento con beneficio para la población, con más intensidad en los dos primeros períodos. Esto rompió el dominio de los dos partidos tradicionales que habían gobernado durante el siglo XX: el Partido Blanco y el Partido Colorado. Fue una demostración de que en América Latina puede ejecutarse una política pública de crecimiento, combinando la expansión exportadora con el estímulo al mercado interno. También se demostró que el crecimiento del mercado interno sólo es posible mediante una clara política distributiva en favor de los sectores más rezagados.

En 2019 el FA-UY perdió la elección presidencial ante el Partido Blanco, debido a un desgaste de la gestión gubernamental que mostró un “distanciamiento respecto a la gente” y una pérdida de contacto con el sector empresarial. El Frente revisó lo sucedido y en 2024 ha regresado con la suficiente fuerza para ganar la elección con claridad (un poco menos de 100.000 votos de diferencia) y plantearse la recuperación de los mejores momentos de los primeros 15 años al frente del gobierno. El presidente del FA-UY, Fernando Pereira, define este resultado como el producto de un trabajo puerta a puerta que duró tres años: el resultado de “chancletear” todo el país (www.youtube.com/watch?v=6hUovOa_2lc).

Varios analistas han definido al FA-UY como un partido raro. Es diferente a los otros frentes amplios que operan en América Latina. En realidad, es una coalición de diferentes tendencias que tienen en común la búsqueda del crecimiento combinado con el bienestar de la gente, en un marco de respeto profundo a la democracia uruguaya y a sus rivales políticos. Social demócratas, demócratas cristianos, socialistas, ex tupamaros, ambientalistas y tendencias similares se unen en el FA-UY desde hace 50 años. Todos se definen de izquierda, basados en los principios particulares de cada uno. En este contexto, el concepto de “izquierda” significa solidaridad con los que menos tienen, defensa de los mecanismos estatales que propician la redistribución del ingreso, defensa de la democracia, rechazo al totalitarismo. Así, todas las tendencias citadas se preguntaron: ¿estamos de acuerdo con estos principios? Si. Entonces, actuemos juntos para mejorar al Uruguay. No nos peleemos por tonteras, impulsemos un programa de cambio compartido. Hay un programa básico compartido; pero, cuando hay diferencias de criterio sobre puntos fuera de ese programa, se respeta la opinión de cada uno y su libertad para actuar de acuerdo a sus creencias. Como resultado de esta visión el FA-UY es el partido más grande de Uruguay. En el siguiente enlace se encontrará el programa 2025 – 2030: www.frenteamplio.uy/prioridades-para-gobernar-uruguay-2/

El logro económico

Los dos primeros gobiernos del FA-UY generaron los mejores logros económicos, como se observa en el gráfico 1. En el período 2005 – 2009 gobernó Tabaré Vázquez y en el período 2010 – 2014 José “Pepe” Mujica fue el presidente. La economía creció por encima del 5% anual, combinando la expansión exportadora con el impulso del mercado interno. La capacidad exportadora mejoró notablemente, con lo que las exportaciones por habitante aumentaron un 73%. Influyó un ambiente internacional favorable con precios al alza de los productos de exportación. Pero, el solo hecho del entorno internacional favorable no es suficiente para explicar este tipo de expansión. Se necesitan políticas de promoción de la exportación. Un ejemplo de esto fue la atracción de la inversión extranjera que pasó de US$1.400 millones en el período 2000 – 2004 a US$12.400 millones en el período 2010 – 2014. Además, el crecimiento exportador se vinculó con el mercado interno a través de una política de salarios crecientes y un incremento del gasto social estatal. De esta manera, el consumo de las familias por habitante aumentó un 76% de 2004 a 2014. Esta década demostró que el progresismo puede manejar la economía latinoamericana con eficiencia propiciando la expansión empresarial y el bienestar de la población. El conductor de la política económica de este período fue el economista social demócrata Danilo Astori, destacado catedrático de la Universidad de la República. Astori fue Decano de la Facultad de Ciencias Económicas de esa Universidad, la principal del país.

El FA-UY impulsó el crecimiento entendiendo que es el resultado de la combinación de la exportación con el mercado interno. No le tuvieron miedo a la globalización, pero la asumieron con políticas claras. No le tuvieron miedo a la inversión extranjera, por el contrario, la propiciaron. No le tuvieron miedo a la concesión de obra pública, ni a las alianzas público – privadas. Entendieron que se trata de impulsar una fórmula apropiada: el progreso empresarial y el bienestar de la población deben ir de la mano, con políticas claras de desarrollo del mercado externo y del mercado interno, con políticas contundentes de redistribución como se verá más adelante.

Gráfico 1

Datos económicos

El tercer período, 2015 – 2019, liderado de nuevo por Tabaré Vázquez, reveló un desgaste de la gestión del FA-UY. Los resultados macroeconómicos se debilitaron como lo muestra el gráfico 1. El proceso exportador continuó, pero con menos intensidad. Esto afectó la dinámica inversora lo que se tradujo en una salida de inversión extranjera. El consumo de las familias también mejoró, pero de manera lenta. Tales factores se combinaron para que la economía creciera un pobre 0,70% anual. El Partido Blanco aprovechó este mal desempeño económico para ganar la elección de 2019. Sin embargo, el resultado del período 2019 – 2023 no fue bueno, creciendo la economía un limitado 0,85% anual. Influyó en esto la pandemia de 2020 – 2021. Pero, el rebote natural, post pandemia, no tuvo la intensidad adecuada. La exportación se recuperó lentamente y se observó cierta recuperación de la inversión extranjera, pero insuficiente. No hubo políticas de distribución favorables a los sectores más rezagados, por lo que el consumo de las familias mejoró limitadamente, así como el mercado interno no fue un factor de crecimiento. Esto facilitó que el chancleteo, citado por Fernando Pereira, rindiera resultados positivos en la reciente elección presidencial generando el cuarto gobierno del FA-UY.

El logro social

El éxito de la política económica de los gobiernos del Frente está relacionado con la política distributiva favorable a los sectores más rezagados. El gráfico 2 presenta un pequeño grupo de indicadores que revelan la orientación de esa acción distributiva.

Gráfico 2

Datos sociales

El ingreso promedio de la población trabajadora aumentó un 60% de 2005 a 2017. El crecimiento económico y esta política distributiva bajaron la pobreza sustancialmente del 20% de la población al 4%. Asociado a lo anterior, la distribución del ingreso mejoró sustancialmente haciendo que el índice de Gini bajó de 0,47 a 0,39, en los primeros años del proceso. Este índice fluctúa entre 0 y 1. Conforme se acerque a 0 la distribución mejora, lo que sucedió en el período mencionado.

Es claro que las políticas distributivas se deterioraron al final del tercer gobierno del FA-UY, revelando el desgaste de la gestión del partido. Sin embargo, es importante observar que el Partido Nacional, en el período 2020 – 2023 no logró revertir esta situación. En parte afectó la pandemia. Pero, una vez superado este problema, no existió voluntad para aplicar una política distributiva consistente, por lo que el ingreso de las personas no superó el nivel dejado por el segundo gobierno de Vázquez. Asociado a esto observamos que la pobreza aumentó levemente y la distribución del ingreso también se deterioró.

La lección para América Latina

La experiencia del FA-UY revela que el progresismo puede manejar con éxito cualquier economía latinoamericana. Es falso que el neoliberalismo sea la opción que tiene la fórmula del éxito. Por el contrario, cada vez queda más claro que la extrema derecha neoliberal lleva al fracaso a nuestros países. El caso más claro es la experiencia argentina con Javier Milei, que está destruyendo la producción, aumentando el desempleo y la pobreza y perpetuando la desigualdad. Con las políticas alternativas del progresismo se puede alcanzar buen desempeño macroeconómico y mejoras sustanciales en el plano social. Pero se requiere de un enfoque unitario de todas las fuerzas que quieran el cambio progresista. Este cambio no será propiedad de un solo grupo, aislado del resto de las fuerzas progresistas. Hay muchas fuerzas que comparten esa visión progresista, entendida como la vocación por el crecimiento con beneficio para la población, en un marco de democracia plena. Los social demócratas, los demócratas cristianos, los socialistas, y demás fuerzas similares, persiguen objetivos comunes de bienestar humano. La unión de esas fuerzas conduce al éxito.

El Derrumbe y el Ocaso del Progresismo

German Masís Morales

Las recientes elecciones a las alcaldías del país dejaron grandes repercusiones sobre el sistema político, con el ascenso y descenso de algunos partidos, pero principalmente por el derrumbe definitivo de las fuerzas progresistas que otrora estuvieron representadas por la socialdemocracia y posteriormente por el Partido Acción Ciudadana y el fortalecimiento de las alternativas más conservadoras y cercanas a la economía de mercado como han sido la Unidad Socialcristiana, los partidos evangélicos y más recientemente los partidos liberales o neoliberales.

Aunque ya ese fenómeno político de deterioro del progresismo se había manifestado en las dos anteriores elecciones presidenciales, en esta oportunidad se consolida y muestra la más cruda evidencia con el descenso del papel de Liberación Nacional en su antigua trinchera las municipalidades y el poder local y la desaparición total del PAC como fuerza política en las diferentes regiones del país.

Pero, ¿por qué debe preocuparnos la desaparición del progresismo, representado por los resabios de la vieja socialdemocracia y por el Partido Acción Ciudadana?

Debe preocupar a los grupos políticos, a la sociedad civil y a la población en edades maduras, porque se ha generado un vacío en el espacio político de las fuerzas y de las políticas económicas y sociales progresistas, que está siendo ocupado por los sectores políticos y económicos más conservadores y porque prácticamente desaparecen las luchas y reivindicaciones por lo que queda del estado de bienestar, de la democracia económica y por la permanencia del Estado de Derecho seriamente amenazado en los últimos años.

Debe preocupar también porque la población en edades jóvenes influenciadas fuertemente por la economía de consumo, el conocimiento técnico y las redes sociales, han perdido y ya no tendrán referentes políticos que defiendan la importancia del Estado, las políticas redistributivas, el desarrollo humano, el medio ambiente y los derechos humanos de las minorías.

Los jóvenes de hoy y de mañana, son fáciles presa de las promesas de cambio sin propuestas coherentes, de los partidos unipersonales y de estructuras ficticias y de un espejismo de que el mercado es el ente que asigna los recursos y genera oportunidades para todos y que por ello debe penetrar todas las actividades de la vida en sociedad.

Los grandes dilemas y controversias del pasado, sobre si más Estado o más mercado, si políticas de liberalización y desregulación o de protección y exoneración, si políticas fiscales progresivas o reformas tributarias parciales, la ampliación o reducción de las políticas sociales y del gasto social, la creación de mayores condiciones a la inversión extranjera o fomentar la pequeña y mediana empresa nacional, quedan ahora, sometidos a las visiones electoralistas y a la dispersión de posiciones en un espectro liberal conservador en el que se incluyen la mayoría de los partidos políticos emergentes.

El ocaso del progresismo del siglo XX y del siglo XXI, es el fracaso de las fuerzas políticas que lo impulsaron, quienes dejan a la deriva las grandes desigualdades, los grandes retos de supervivencia del ser humano y la aspiración de un desarrollo más equitativo y sostenible, frente a un mundo unipolar, dominado por el interés individual y corporativo y por la voracidad del capital.

Foto: UCR.

El triunfo de Diego Miranda es un triunfo del progresismo

Óscar Madrigal

El hecho político más importante de las elecciones municipales del pasado domingo es el triunfo de Diego Miranda, de Juntos por San José, en la Capital. No solo porque ganó en la principal municipalidad del país, que tiene un presupuesto más grande que muchos ministerios e instituciones, sino porque derrotó a una camarilla que hasta el domingo parecía invencible. La derrota de Johnny Araya y del Partido Liberación Nacional era impensable hace una semana, nadie pensaba que Johnny saldría de su feudo DERROTADO.

Además, es un triunfo de un grupo político cantonal PROGRESISTA e incluso podríamos catalogar como de izquierda. Liberación Nacional sale derrotado no por un partido de derecha sino por un partido progresista, que no es de derecha.

Este triunfo se debe en buena medida al liderazgo de su candidato Diego Miranda, que mostró coraje para enfrentarse a la corrupción, la prepotencia y el matonismo del grupo de Johnny, así como una persistencia y sacrificio indispensables para ganarle a la camarilla liberacionista gestada y anquilosada en la Municipalidad por 30 años.

Sin ese liderazgo no hubiese sido posible ese triunfo.

El Hecho Político es que un partido cantonal progresista ha ganado la principal municipalidad del país. Esto es de un enorme valor político y de una gran trascendencia.

Nada debe opacar este triunfo, que es un triunfo -por definición- contra la derecha.

Hace unos días escuché a un politólogo extranjero acuñar el término GESTIONAR LA DISIDENCIA, que me pareció interesante. El pasado, no solo en el país, corrobora que la izquierda nunca ha sabido cómo gestionar la disidencia. Los disidentes, los que discrepan o discuten y cuestionan las cosas, generalmente optan por salirse, expulsarse o simplemente apartarse del partido. Y, por regla general, se convierten en enemigos, aplicando aquella regla estaliniana del que no está conmigo está contra mí. A lo mejor, también, pesa mucho en nuestra conciencia la idea del partido monolítico leninista de su obra “Qué Hacer”. Lo cierto es que podemos hablar, negociar y llegar a acuerdos con grupos y partidos de la derecha e incluso muy de derecha, pero jamás con un exmiembro del partido o de la izquierda. Esos resultan peores enemigos. Con el paso de los años, esta conducta política me parece un absurdo político monumental, que produce que la izquierda viva constantemente peleando entre ella. Digo esto porque Diego Miranda es un disidente.

El nuevo alcalde encontrará enormes dificultades para cambiar la Alcaldía y para impulsar sus proyectos. Los mandos superiores del ayuntamiento están tomados por los lugartenientes de Johnny Araya y tienen muchos privilegios que perder. El gobierno de Miranda tendrá que contar con el apoyo decidido de todas las fuerzas progresistas y de izquierda, si él quiere y los partido afines, para hacer el cambio que todos esperamos. Necesariamente debe ser un gobierno de cara a los vecinos porque solo así podrá vencer la corrupción.

El Frente Amplio tendrá el deber moral y el compromiso con los sectores populares de San José, de apoyar este gobierno municipal, hacer los acuerdos políticos necesarios e incluso pactos políticos a mayores plazos, para construir una alternativa en San José duradera contra la derecha y la extrema derecha.

Con este triunfo, al progresismo puede abrírsele una posibilidad política para tener alguna alternativa seria en las próximas elecciones presidenciales.

El tiburón y las sardinas

Oscar Madrigal

Recuerdo haber leído esta fábula de Juan José Arévalo hace muchos años. Su temática se ubica dentro de los escritos antimperialistas de los años 50s, durante el periodo de la Guerra Fría. Era el tiempo en que el Tiburón, los Estados Unidos, se engullían, dominaban y controlaban directamente o por medio de sus compañías la soberanía de las naciones, las sardinas.

Hoy celebramos el triunfo de su hijo como el nuevo presidente de Guatemala. Aunque las condiciones no son las mismas del periodo más agudo de la Guerra Fría, la poderosa oligarquía guatemalteca maniobrará para impedir la asunción al gobierno de Arévalo.

En nuestros días de militancia activa siempre tuvimos relaciones muy cercanas con intelectuales, estudiantes y obreros guatemaltecos que llegaban al país de paso o a radicarse como exiliados. El movimiento estudiantil y popular siempre fue muy poderoso en Guatemala, realizando jornadas heroicas contra los regímenes dictatoriales y oligárquicos del país.

Guatemala tuvo en su momento el movimiento guerrillero más fuerte y numeroso de América Central, incluso antes del FMLN y el FSLN. Yon Sosa y Turcios Lima, oficiales de las Fuerzas Armadas guatemaltecas se alzaron contra el régimen y luego en 1962 se articuló el primer movimiento guerrillero junto con el PGT, el partido comunista de Guatemala.

Se considera que el movimiento guerrillero llegó a tener en sus filas en 1980 entre 15.000 y 20.000 miembros, que aunque pueda parecer un tanto abultado, también indica la influencia de los movimientos y partidos que conformaban la URNG.

Después de los acuerdos de paz de Esquipulas la unidad guerrillera se incorporó a la vía electoral, pero a diferencia de El Salvador y Nicaragua, no tuvieron el éxito que se logró en esos dos países. Los resultados en Guatemala fueron magros.

Quizás eso se haya debido a que la represión en Guatemala fue genocida, brutal, eliminando a cualquier opositor real o imaginario, arrasando pueblos enteros, desplazándolos de lugar, es decir, una represión tan salvaje que dejó pueblos devastados. Fue una represión generalizada, no selectiva.

Guatemala, nuestra hermana mayor, ha sido devastada también por los poderosos grupos empresariales que tienen al país con indicadores económicos propios de los países más pobres del mundo.

El triunfo de Juan José Arévalo hijo abre una gran esperanza a todos los amigos del país, a su pueblo y a los pueblos progresistas del mundo. A los centroamericanos nos insuflan fuerza de nuevo porvenir; lo que ocurra en Guatemala tendrá una gran influencia en nuestro país.

Las dificultades, riesgos y peligros, también son enormes, incluso para concretar la llegada al gobierno.

Si se abre el país a la democracia, empieza la lucha contra los corruptos de todo linaje, incluyendo en el Poder Judicial, a cambiar las condiciones paupérrimas del pueblo trabajador, campesino e indígena, Guatemala volverá a florecer entre las naciones y ser un nuevo foco de esperanza.

El triunfo electoral de Arévalo en Guatemala es un sueño centroamericano. Nos sentimos alegres también por todos nuestros amigos guatemaltecos.

La hora de América Latina

Álvaro Vega Sánchez

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo

La avanzada del progresismo en América Latina es un signo esperanzador. El liderazgo político de Manuel López Obrador y Luis Inácio Lula da Silva podría convertirse en las dos manos que acerquen a los pueblos al Sur del Río Bravo en un abrazo fraternal y amistoso. Ambos líderes, han enarbolado la bandera de la dignidad latinoamericanista y han abierto senderos para profundizar la integración y la unidad de nuestros pueblos. No sólo representan a los dos países más grandes de América Latina, México y Brasil, sino a dos pueblos con una trayectoria histórica de liderazgos progresistas, que son símbolo de la incansable lucha por la independencia y la soberanía económica y geopolítica.

Vivimos tiempos donde el derrotero global y planetario apunta a un perfil geopolítico multipolar e intercultural. El mismo, representa un desafío para construir alianzas, sólidas y estratégicas, entre países y regiones que contribuyan al desarrollo con justicia y paz social. Para ello, es fundamental que se creen y consoliden bloques regionales que permitan generar condiciones para un nuevo marco de cooperación y relaciones comerciales, culturales y políticas, que propicien y fortalezcan sistemas políticos democráticos estables, países gobernables y una convivencia humana planetaria más digna, es decir, más equitativa, hospitalaria y afectiva.

La crisis de los regímenes democráticos actuales, debido a los índices crecientes de desigualdad, pobreza y criminalidad, obedecen, en gran medida, a un modelo de globalización geopolítica y económica que se ha venido configurando sobre un patrón de dominación socialmente empobrecedor y excluyente, culturalmente devastador, por lo discriminatorio y xenófobo, y política y económicamente neocolonial hegemonista.

Esta “segunda ola progresista”, a la que asistimos hoy en América Latina, es una valiosa oportunidad para contribuir a afianzar los vínculos de cooperación y solidaridad regionales. En un contexto geopolítico agitado por una sucesión de conflictos bélicos con participación directa de potencias militares, como Estados Unidos y Rusia, América Latina tiene que asumir el desafío de afianzar un rumbo propio para no dejarse arrastrar por estos vientos bélicos, y convertirse en fácil presa de intereses geopolíticos que no favorecen su desarrollo como región.

América Latina cuenta con los recursos suficientes para convertirse en una de las regiones, humana y ecológicamente, más prósperas del mundo. Para ello, es fundamental, como señalan los pensadores de la decolonialidad, superar, entre otras, la colonización epistémica (Enrique Dussel). Reconocernos, desde nuestras raíces ancestrales, como pueblos con valores, dignidad, conocimientos y capacidades suficientes para levantarnos sobre nuestros propios pies. En esta búsqueda, por afirmarnos como región, hay que leer y releer la novela decolonial por excelencia Tenochtitlán del insigne y laureado escritor costarricense, y adoptado por México, José León Sánchez. Nuestra visión de mundo está en nuestras novelas, dijo Ernesto Sábato.  

Es la hora de América Latina. El tiempo oportuno para articular y ofrecer, como región, una alternativa al modelo dominante de globalización neocolonial. Mostrar que sí es posible, según lo expresado por el Papa Francisco, construir fraternidad universal y amistad social. Que la cultura de la violencia, el odio, el miedo y la insolidaridad tiene todavía un frente de resistencia cultural y político en una región latinoamericana decidida a apostar por la promoción y defensa de los derechos humanos y la convivencia pacífica, digna y solidaria entre los pueblos.

Y que el ruido ensordecedor de las bombas no ha opacado las voces de la no-violencia activa por la paz con justicia social, para hacer posible que los niños y niñas sigan sonriendo y sembrando esperanza, mientras sus madres y padres abonan el jardín sin “junglas” de la hermandad universal.

“Los niños estaban ahí escondidos cuando entró el soldado castellano y elevó la espada para rematar al anciano… Orinó con un chorro caliente de orines sobre el rostro ya sin ojos de esmeralda del señor Huitzilopochtli…y salió. El anciano miró a los niños. Luego se dirigió hacia un viejo arcón empotrado en una de las paredes pintadas de rosa y verde con la historia de las batallas de Tezcatlipoca y sacó una manta de cabuya.

La ciudad está perdida…les dijo, pero yo les regalo esto…y les enseñó un puñado de granos de maíz´[…]

“Un grano de maíz para que tengan vida y puedan ver el camino ahora que va a caer la noche. Un grano de maíz para que puedan vivir… El otro grano de maíz no es para alimentar el cuerpo, sino el corazón…Llévenlo a su lado…Cuando lleguen al otro lado de la laguna busquen un lugar y siémbrenlo. Mientras un grano de maíz pueda germinar sobre la tierra extensa de Anáhuac, México Tenochtitlán, nunca, nunca, nunca… ha de morir.” (Sánchez A., José L. (2012) Tenochtitlán. La última batalla de los aztecas. México, Random House Mondadori.  p. 400-4001)

El Óscar de CAQ

Jiddu Rojas Jiménez

Un Premio Óscar, pero no el de Óscar Arias Sánchez paladín del Neoliberalismo, para el Ex- Presidente Carlos Alvarado. Es un «Óscar» actoral de nuevo cuño. 

¿CAQ con maquillaje «Progresista”, así se llama la nueva obra de teatro? (Lástima el término desvirtuado de «Progresista», hasta el partido de Rodrigo Chaves lo usa).

Canal 7, y otros medios, inician una operación mediática a favor de CAQ. Carlos es un gran actor. Y como buen actor, necesita creerse el personaje. Yo también casi lloro viendo Canal 7… Casi.

No es ni estilo personal hacer leña del árbol caído, muy caído. Ni participar en linchamientos públicos… Pero tanta manipulación mediática y mentira, tanta «película», me impone la necesidad moral, cívica y verdadera Martiana, de hacer este recuento y denuncia política. 

¿Pero por qué? ¿Qué intereses hay detrás? ¿Reciclarse cómo escritor o intelectual «progre»? ¿Cuál es la trama de la película basada en hechos irreales?

¿O sencillamente, en esta época «Globalitaria», se trataría de una operación ideológica mediática, para resignificar hacia la derecha, el imaginario popular y hacer ver al fracaso económico Neoliberal como falsamente «Progresivo»? 

¿Cómo si no, disimular su traición política a la ciudadanía que votó, que votamos por él, en Primera y/o Segunda Ronda?

Repasemos:

¿Con qué estómago puede citar el saliente Presidente CAQ, al prócer cubano y latinoamericano José Martí, cuando su política exterior fue la más servil de Trump, del carnicero y torturador confeso Secretario de Estado Mike Pompeo, y del fenecido Grupo de Lima?

Esa imagen con Martí atrás en Canal 7, no tiene precio. Ni decencia. 

Ni una pizca de Multilateralismo hubo, en nuestra Cancillería.

Ni en la Colombia de Duque, ni en el Chile de Piñera, ni en la Honduras de JOH, ni en la Bolivia de Áñez, ni en el Brasil de Bolsonaro, se violaban los Derechos Humanos. Servilismo incondicional. ¡Grande Mr. Charlie! 

Más allá de la Pandemia, ¿cómo disimular el gran servicio al modelo del Neoliberalismo y a las clases dominantes de CAQ? Repasemos más. 

¿No había crisis, pobreza creciente, y crecimiento de la Desigualdad Social aún antes de la Pandemia? 

 ¿Cómo olvidar la imposición a vil garrote de una Contrarreforma Fiscal Neoliberal y fundamentalmente Regresiva?

¿El orden fiscal burgués, la Paz Imperial interna, que disimula la gigante Evasión y Elusión es tan eficaz y eficiente?

No lo creo, y pronto lo sabremos con su Ex- Ministro de Hacienda, convertido en el nuevo Presidente Rodrigo Chaves… Muerto el Rey, viva el Rey. Advertidos están.

Sin hablar del Neoliberal Nogui Acosta como nuevo Ministro de Hacienda, continuación del Gobierno CAQ. ¿El Gatopardo? 

Nota sarcástica: cuidado y terminamos extrañando a Mr. Charlie y su Gobierno, frente al próximo gobierno Neocon/Neoliberal. Atención. 

En realidad, la Soberanía fáctica recae sobre el modelo Neoliberal impuesto, con diferentes caras, y que para crecer y autorreproducirse, necesita destruir al Estado Social de Derecho. El Neoliberalismo avanza junto a la crisis y nos coloniza más y más, aún en nuestro fuero cotidiano.

El canibalismo híper-mercantil sustituyó al sentido común y al Principio de Realidad propio de un imaginario social, ideológico o no, de búsqueda igualitaria e inclusión.

La crisis económica continua y sin horizonte utópico, sólo agravará esta deshumanización acelerada del tejido social.

Gracias Neoliberalismo. Gracias Gran Capital Financiero. Gracias Gobierno CAQ. 

 ¿Ahora que el Exministro de Seguridad Michael Soto, canta a Soda Stereo en el Parque de Francia de Barrio Escalante… ¿Olvidaremos sus garroteadas?

A don José María Figueres Olsen, vilipendiado en su giro Socialdemócrata, lo persiguieron por casi 30 años. Y se lo sacaron desproporcionadamente, cada vez que pudieron.

¿Estas garroteadas de CAQ sí las olvidarán los/las «Progres»? Veremos. 

¿Cómo olvidar, además, la más reciente imposición de sus Leyes Anti-Obreras y Anti-Sindicales? ¿De dónde tanta hipocresía ahora?

¿Hay que olvidar la impunidad del asesinato de líderes indígenas? ¿O el abandono cruel del Sector Cultura? ¿O los escándalos de corrupción? (Estos últimos no son sólo invención de CAQ ni del PAC, seamos honestos). 

¿Cómo olvidar incluso, la destrucción total de su propio partido PAC, que alguna vez quiso funcionar como referente de centroizquierda o al menos de paraguas anti- Neoliberal?

Muchas gracias. 

¿Cómo olvidar la injerencia vulgar, plutocrática y antidemocrática de Horizonte Positivo y del Ministro millonario André Garnier? Muchas gracias. 

Pero como le citó un connotado líder sindical: «Roma no paga a Traidores»… ¿Lo usaron y lo botaron? ¿Por eso el intento de maquillaje «progre»? ¿Fueron errores involuntarios sus pifias? No lo creo. 

¿Recargar todo el peso de la crisis nacional e internacional en los más pobres? No lo vamos a olvidar. Muchas gracias. 

Afirmar lo contrario es pura demagogia y acaso, el verdadero «populismo». 

¿Y se atreve a citar su pasado biográfico y decir que estuvo contra el Combo del ICE y contra el TLC?

Una vergüenza para los y las luchadores sociales que nos partimos la vida ahí. Y que por cierto nunca lo vimos. 

Un Gobierno saliente que entró con expectativas de Progresistas y de cambio social, y que queda situado a la salida, como el más Neoliberal y Anti-Obrero, aún más a la derecha económica que los diferentes gobiernos del viejo bipartidismo.

Por otra parte, la destrucción de la credibilidad política y legitimidad popular en un posible y necesario proyecto político Progresista, de Centro- Izquierda, Socialdemócrata, anti-Neoliberal, fue un regalo muy valioso, un «Bonus Track», para los operadores políticos de las clases dominantes. Matando así, preventivamente, toda esperanza de las clases subalternas. PAC incluido. Muchas gracias. 

Nos quieren sectarios y testimoniales. Nos necesitan tontos y tontas. No gracias. Tampoco.

No faltarán los Ultras y Sectarios de Izquierda, hablando contra los Frentes Populares desde ya. CAQ y su fracaso Neoliberal, contribuyeron a este prejuicio sectario.

Muchas gracias. 

Incluso: ¡Sino fuera por el mandato de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, nunca siquiera se habría avanzado en materia de Derechos Humanos LGTBIQ+!

 ¿Tanta inutilidad política para crear consensos sociales fue accidental? No lo creo. Igualmente, muchas gracias. 

Sí de acuerdo, fue un Gobierno sin mayoría legislativa y de Unidad Nacional, pero, ¿eso justifica su sesgo Neoliberal y Anti-Sindical? (Más allá de los errores de las diferentes dirigencias sindicales y populares).

 ¿Los pobres más pobres y los ricos más ricos siempre?

Muchas gracias. 

Habla CAQ contra la polarización social innecesaria, pero fue el primero en vivir políticamente de ella. Muchas gracias. 

Repito, no hay que refugiarse en el Sectarismo. Tampoco. Una cosa es ser tolerante, patriota, e incluso construir amplias alianzas, Consensos, Coaliciones, y otra muy diferente es imponer, dividir, conspirar, manipular y concursar para un Óscar.

Esto no es un llamado ni al sectarismo, ni al odio personal contra Carlos. Sí a sentar responsabilidades políticas y éticas.

Es un llamado a no ser tan manipulables. A que no sigan jugando con nuestras emociones los medios. Y a construir futuras alianzas políticas sólidas y honestas. 

No hay que ser tan crédulos… Al menos, no otra vez.

La verdad del «pudding» (budín) está en comérselo, Engels dixit.

Y con Charlie y su Gobierno comimos «en palangana», y no fue «pudín».

Un Óscar, que no un Óscar Arias, por su actuación política, Don Carlos Alvarado. Lo felicito. 

Pero recuerde la sentencia apocalíptica: «Pero cuando eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.» (Ap. 3:16).

Gracias, mi opinión sincera y respetuosa. ¡Mejores tiempos vendrán para nuestra República y nuestro Estado Social de Derecho!

Domingo 6 de febrero: lo que nos jugamos es mucho

Luis Paulino Vargas Solís

No olvidemos: el voto, cuyo significado a veces es menospreciado con ligereza, es una conquista democrática que sintetiza una larga historia de luchas. Ni surgió fácil, ni fue fácil que se universalizara, cuando por mucho tiempo fue negado a las mujeres y a una porción mayoritaria de hombres. No exijamos del voto, más de lo que éste en sí mismo representa: la democracia debe ser mucho más que el voto, pero la democracia sin voto dejar de ser democracia.

Este domingo debemos ir a votar. Creo no exagerar si digo que esta elección no es una elección más. Más aún diré: creo que están en juego cosas importantísimas.

Lo resumo así: el Estado social costarricense, con sus múltiples defectos y limitaciones, con el cúmulo de distorsiones que en los últimos 35 años le ha sido introducidos, con su debilitada y desfalleciente capacidad de liderazgo estratégico, sigue siendo un patrimonio importante, fruto de muchas luchas a lo largo de muchas décadas, y, en particular, es el logro esculpido con lucidez por generaciones enteras de mujeres y hombres, comprometidas con los valores de la paz, la democracia, la justicia social y la equidad.

Nunca, como en esta oportunidad, he visto candidatos a tal punto dispuestos a ignorar esa historia y despreciar ese legado. Nunca vi candidatos con tal ímpetu mesiánico, dispuestos a arrasar con ese patrimonio. O, para ser más preciso, sí los hubo antes, pero nunca contando con tan poderosos altavoces para hacer oír su voz e influir en el ánimo de un electorado, al que la frustración y el disgusto, lo hace más vulnerable a esos cantos de sirena.

Una cosa es evidente: el paisaje electoral costarricense se ha movido pronunciadamente hacia la derecha del espectro político. No solo hay profusión de partidos que se sitúan a ese lado de la acera, sino que, claramente, las tesis de derecha se han vuelto ruidosamente dominantes y, cada vez más, aparecen algunas propuestas bastante recalcitrantes, enredadas en posicionamientos de tono subidamente autoritario.

Son muy pocas las opciones progresistas, o, por lo menos, relativamente sensatas y moderadas, dispuestas a reconocer y valorar el legado histórico que, en su momento, hizo de Costa Rica un país líder a nivel latinoamericano, y líder, además, en muchos aspectos a la vez: por su madurez democrática y su paz social; por la relativa equidad social lograda, pero, también, por su avance económico.

Ese legado se ha debilitado de a pocos a lo largo de los últimos 35 años. Hoy hay candidatos que parecieran dispuestos a darle una patada para, de una buena vez, tirarlo al canasto de la basura.

Votaré con mucha congoja en el corazón y teniendo todo esto en mente. Mi sugerencia para usted, supremamente respetuosa, es solo una: no deje de votar, por favor, y, al hacerlo, medítelo con mucho cuidado. Lo que hay en juego, es mucho y es muy grande.

Voto joven en defensa del progresismo

Sebastián Bermúdez Morúa

La palabra “progre” se ha desvirtuado en los últimos 8 años, en parte gracias a un gobierno que ha demostrado ser uno que utiliza el poder para servir a ciertos intereses particulares y que olvida o ignora en la práctica la verdadera interpretación del progresismo. No solo con las propuestas absolutamente inconstitucionales y regresivas que promueve, como el Plan Fiscal y la ley anti-huelgas, sino también colocando a personas cuestionables en su gabinete, como André Garnier y Rodrigo Chaves. También desoyendo a los sectores que a gritos piden auxilio; líderes indígenas asesinados, cada vez más mujeres víctimas de violencia de género, etc. Este gobierno particularmente ha sido nefasto y regresivo en lo que concierne a la institucionalidad costarricense, sin embargo, se hacen llamar progresistas, y orgullosamente ponen una vez al año la bandera LGBTIQ+ en Casa Presidencial.

El “progresismo” que se ha acuñado en el país en los últimos 8 años es un progresismo burgués, y no de clase. No representa en muchas medida una propuesta disruptiva al sistema imperante, al contrario, se acomoda con los grandes intereses de quienes dirigen al país, dueños de una que otra empresa, y de uno que otro medio de comunicación.

Los últimos 2 gobiernos han evidenciado el decaimiento de un proyecto alternativo (para la derecha), en el cual se ha ido desenmascarando quienes manejan los hilos del poder, las mismas personas que lo tomaron hace más o menos 40 años, por allá del primer gobierno de Oscar Arias. Como persona joven creo en la institucionalidad de este país, estoy convencido de que hay que defenderla y que es rescatable. Es por lo anterior que en las siguientes líneas expreso algunas opiniones e ideas que pienso ayudar a defender un progresismo real, que tan desvirtuado y desfigurado ha quedado luego de la carnicería con que ha hecho en PAC con ese término por 8 dolorosos años para este país.

Creo que es importante trascender la discusión del posicionamiento ideológico, que es a veces trasnochada, al igual que los resentimientos, bien fundados o no, que restan a la discusión del por quién votar este 6 de febrero. Con respecto a esa discusión trasnochada, el Frente Amplio no es un partido comunista y no pienso que deba haber discusión al respecto, ya que es algo muy evidente. Sin embargo, considero que el FA representa en gran medida un progresismo disruptivo contra el conservadurismo moralista que ejerce una violencia leonina, no solo sobre la juventud, sino también sobre las personas sexualmente diversas y las mujeres. La imposición de una clase sobre otra, de quienes tienen derecho y quienes no tienen tanto o no tienen ninguno siempre es violenta. Encontrar un espacio que unifique las luchas de quienes no tienen derecho, con una agenda que a su vez sea progresista y realista es un reto grande en estas elecciones. Hay muchos (25) que dicen tener la respuesta, analizando no sólo las principales propuestas, sino también la historia reciente de esas 25 figuras y lo que han aportado (o no) al país, es muy evidente que el FA destaca como una opción que en sus inicios estaba al frente de las demandas justas de la mayoría y en defensa de la institucionalidad. Conforme ha crecido ese partido y ha perdido claridad ideológica se ha separado, si bien no de todas esas luchas, de quienes hacen esas demandas, de la gente. Hoy en FA se presenta como una opción moderada de centro izquierda en lo económico, más a la derecha que cuando inició, pero con la bandera del progresismo como norte fijo.

Pienso que el “progresismo” puede estar jugando el mismo papel que jugó la socialdemocracia en el desmantelamiento de la propuesta socialista durante la Guerra Fría, un amortiguador que encauce dentro del sistema capitalista burgués las necesidades de quienes a él protestan. Sin embargo, existe en el progresismo una fuerza disruptiva contra el moralismo y el conservadurismo imperante, lo cual es indiscutible, al menos en un verdadero progresismo. Esta última idea me da cuerda para la siguiente, un partido de izquierda no es necesariamente progresista, y el progresismo no es necesariamente de izquierda cuando se lleva junto con una agenda compartida con un modelo económico que atenta contra el derecho, y los derechos, de la mayoría. La frase mal usada de “vivimos en un Estado social de derecho” pierde su significado cuando en la práctica sólo algunas personas tienen derecho, y estas viven en el mismo territorio, pero en un Estado sin derecho.

Como persona joven, resulta muy seductora la idea del progresismo como oposición a ese conservadurismo moralista, o incluso la marginalidad de la izquierda “tradicional” y sus luchas del siglo pasado, las cuales fueron y son justas. Al mismo fin se puede llegar por varios medios, sin embargo, no todos son los correctos, es por esto que considero importante preguntarse si es efectivamente el progresismo una propuesta alternativa al modelo neoliberal.

Hace algún tiempo me preguntaron políticamente cómo me identifico, no supe dar una respuesta clara en el momento. Quisiera encontrar la respuesta a esa pregunta en una frase de José Martí que escuché en una reunión familiar y luego leí en un libro de sus poemas: “con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar…”. Efectivamente, el progresismo real debe buscar devolverle los derechos a quienes los han perdido, y a quienes nunca los han tenido en el contexto del modelo explotador que ha reinado en Costa Rica desde hace 40 años. Paradójicamente el progresismo debe reconquistar las luchas que se dieron en otro tiempo y adaptarlas a los tiempos actuales, además claro, de ser la vanguardia en los nuevos espacios de lucha que abran. Cada derrota abre un nuevo espacio de lucha.

Una izquierda progresista debe necesariamente entender que existe una realidad en la cual no es justo equiparar los “problemas” pequeños burgueses con las contradicciones de clase. Ejemplifico, darles una vida digna a las mascotas otorgándoles derechos es una excelente propuesta, muy bonita, y a la cual es imposible oponerse, no obstante, se vuelve intrascendente cuando se compara con que hay realidades de personas que tienen una vida precaria, niños que no pueden comer más de una vez al día por ejemplo. Una agenda realmente progresista entiende que, el que existan perros callejeros pierde relevancia cuando se equipara con que hay niños en condición de calle, sin acceso a educación y comiendo una vez al día. A la hora de asignar recursos a una problemática, es claro que no debe haber discusión, ahora, proponer dar una vida digna a todas las personas del país suena comunista, legislar sobre los derechos de los animales suena progresista. Ambas propuestas están en el Plan de Gobierno del FA, son dos de los 25 ejes de trabajo que se desarrollan.

Los problemas que atiende una agenda realmente progresista son angulares en el juego de fuerzas que debe existir en el sano desarrollo de la democracia de un país. El Frente Amplio ha sido en la primera década de este siglo quien ha defendido, al menos en la AL, esta agenda realmente progresista. Si pensamos en la historia reciente de Costa Rica, y en las grandes luchas y conquistas sociales, quien ha llevado la batuta de ser una fuerza antagónica a los intereses de la oligarquía nacional (y lobby extranjero), en pro de las grandes masas ha sido el Partido Comunista. Un verdadero salvavidas en el mar de los intereses personales y transnacionales que amenazan con ahogar al país, como ha ocurrido en otras latitudes. Tan trascendental fue el Partido Comunista que luego de la firma de La Paz, se ilegalizó por 25 años la existencia de una formación electoral comunista, y se ordenó la ejecución de cualquier dirigente comunista que se postule en cualquier puesto de elección, obligando a muchos a esconderse por la persecución y a otros, como María Isabel Carvajal (Carmen Lyra) y Manuel Mora V. a vivir en el exilio. El autor de tan deshonorable y sangrienta traición es hoy conmemorado como un “héroe de la paz”. Tan hondo ha calado la herida a la democracia sobre la que se constituyó la Segunda República que todavía hoy, 47 años después de que se le permitirá a los comunistas inscribirse otra vez en las elecciones, hay una campaña de acoso permanente a cualquier agrupación que se haga llamar de izquierda. En el 2014 fue tan masiva esa campaña que se logró desplazar del primer lugar en las encuestas a José M. Villalta al tercero, llegando a una segunda ronda entre un falso progresismo y un fanático religioso, cuya única propuesta era limitar aún mas los derechos de las personas homosexuales.

Quienes financian estas campañas anticomunistas, de partidos que no son comunistas como el FA, son los mismos que desarrollaron el referéndum del miedo en el TLC, que propusieron y aprobaron el COMBO ICE y que en esta administración aprobaron el inconstitucional y desastroso COMBO Fiscal, si no las mismas personas, al menos los mismos intereses. El Frente Amplio resalta en el radar de esos grupos de poder, y se ven amenazados hasta el punto en el cual se ven obligados a desplegar sus artilugios mediáticos y comenzar con el bombardeo de desinformación que los caracteriza. Cuba y Venezuela es lo que siempre suena rimbombante, comunistas y vividores del Estado también dicen. FA rechaza verse ligado a cualquier país de izquierda y se aleja de ser llamados comunistas, más allá de una traición a los principios de la izquierda tradicional, de los cuales los jóvenes no estamos tan anuentes, esta parece ser una estrategia electorera. En el contexto de las elecciones esto puede ser entendible, hasta que no se puede tomar una postura clara en ciertos temas, como por ejemplo el desarrollo hotelero en Guanacaste, donde al menos para mí, defender una postura correcta y concreta, por más incómoda que parezca, es lo esperable. Aun cuando no se hace, llueven los ataques por todos frentes, y se extienden el tiempo que el dinero pueda comprar.

Trascendiendo esa discusión, que más que incómoda es cansada, el FA tiene sin lugar a dudas un plan de gobierno más completo y realmente progresista. Esto demuestra seriedad y capacidad, al menos discursiva, para gobernar y legislar. Es esperable de una agrupación que se auto percibe de izquierda, que realice un trabajo de acompañamiento permanente a quienes encuentra en esa agrupación un espacio para atrincherarse contra quienes hace 4 décadas pretenden hacer del Estado y de la institucionalidad una piedra en el zapato del “desarrollo”. El FA ha perdido gran parte de esa vocación, y es justo esperar que la retomen y la fortalezcan en los próximos meses y años.

En el contexto electoral en el que estamos, pienso que las personas jóvenes debemos apostarle a un proyecto verdaderamente progresista, y no dejarnos seducir por falsos progresismos ni idealismos. El FA se ha alejado mucho de las comunidades, y eso es percibible de lejos, quisiera achacar esto a la falta de experiencia, y no de voluntad o de lectura dialéctica. Espero que la curva de aprendizaje que han tenido como partido les permita volver a acercarse a esas sensibilidades que su fundador, José Merino, supo leer muy bien. Yo personalmente encuentro en el Frente Amplio un espacio con una gran capacidad de mejora, con personas muy capaces y muy bien intencionadas, lo cual se evidencia en el trabajo de único legislador y en las propuestas plasmadas en su plan de gobierno. Del FA es esperable que le haga honor a su nombre y se constituya como un verdadero Frente que tenga la amplitud para aglutinar a diferentes sectores y sensibilidades, con un progresismo real no como único norte, sino también una lectura dialéctica de la realidad y la lucha permanente de clase, que no sea una continuación del engaño PAC, sino una verdadera alternativa disruptiva al modelo neoliberal despojador de derechos.

Se dice que la fuerza hace el derecho, sin embargo, considero que en el tema del progresismo real, es prudente darle la vuelta a esta afirmación y decir que el derecho debe hacer la fuerza. En esta última premisa se condensa muy bien el tipo de progresismo que la izquierda debe promulgar y defender.

Mi esperanza, y espero que también la de una juventud analítica y crítica, cansada de los políticos tradicionales y de los discursos camuflados de progresismo falso, está en que alguna fuerza social atienda los intereses de quienes viven en este Estado sin derecho. También pongo mi esperanza en que de nuevo, una agrupación política pueda frenar las embestidas que tanto han desangrado al movimiento social y a quienes lo integran, personas trabajadoras. En un progresismo que sea congruente con las luchas de clase, y que esté de lado de quienes menos tienen. Espero que pronto exista de nuevo una agrupación sensible no solo cada 4 años, sino permanentemente todos los días del año y a todas las luchas justas.

Honduras 12 años de trabajo

Juan Carlos Durán Castro
Dirigente Sindical SIFUPCR
27 de enero

Sin pretender la más mínima profundidad y desde una modesta mirada, nos parece que una mezcla de inteligencia emocional y social, de tolerancia, perseverancia, flexibilidad táctica y estratégica, trabajo de base, trabajo intelectual y académico comprometido, junto a una política de alianzas real, ecléctica, diversa y plural, dan como fruto concreto un triunfo popular a las fuerzas progresistas de honduras, tras 12 años de trabajo disciplinado, que no dudamos pondrán un freno al saqueo.

No parece caber duda de que los resultados y la ventaja numérica del triunfo en las urnas de la ahora juramentada Iris Xiomara Castro Sarmiento, son el resultado de un vínculo programático con sectores sociales, que además refleja un enfoque altamente progresista, que se ve reflejado en el discurso de toma de poder de hoy en el Estadio Nacional de Tegucigalpa, abarrotado por al menos unos veintidosmil seres humanos.

La visible algarabía popular y el contenido político del discurso proclamado coloca de relieve una aspiración de proceso nada fácil que impone atiempar decisiones de corto plazo que como vimos buscan impactar, pero que deben conllevar el enfoque estructural y estratégico, ya que, al día de hoy nuestro vecino país, alcanza un 74% de pobreza, solo para hacer una cita aislada.

Queda claro que este triunfo se inserta dentro de la nueva etapa en desarrollo del progresismo en américa latina y que contrasta con los sectores oligárquicos internos y externos, que sin duda mantienen feudos de poder en la estructura sistémica, sin descartar algunos posibles caballos de Troya, que esperamos sean minoría en el Ejecutivo de ese país, entendiendo además la conformación del legislativo, pero teniendo la esperanza de que 12 años de trabajo hayan logrado consolidar una base social plural, pero que soñamos tenga la confluencia de privilegiar acciones para las mayorías pobres.  

Es decir, si realmente Honduras y sus renovados liderazgos apuestan ante esa batalla ganada (no guerra), a cambios estructurales, pero sobre todo aspiran a un proyecto que dé los primeros pasos seguros  hacia una nueva subjetividad popular que coloque desde diversos espacios valores humanistas, con contenidos distintos a los del capitalismo salvaje, veremos posiblemente como el reto emprendido se va consolidando, aunque entendemos plenamente el elemento geopolítico regional y mundial que es parte del contexto.

Visto esto así, superficialmente, lo acaecido en Honduras, no es algo menor y no nos debe caber duda que de esos procesos y de la nueva etapa de progresismo debemos hacer lectura en función de la situación actual por la que atraviesa el país, esto en términos de lo que está en juego para el próximo mes y los escenarios políticos que están por consolidarse pronto.

Asi las cosas, el punto que aspiramos establecer para el caso de Costa Rica, aspira a que pongamos la luz larga posterior a la etapa que sigue post proceso electoral. Es decir, más allá de lo que pase el 06 de febrero 2022, el cómo quede dibujado el nuevo mapa político nacional, debe imponer una alianza para la resistencia social y este es el reto político mayor en caso de consolidarse la profundización del modelo de desarrollo que tiene al país dentro del top 10 de desigualdad del continente.

Ahora bien, los desenlaces post 06 de febrero, pueden establecer diversos escenarios, por un lado, si se consolida una ventana de oportunidad política en Zapote y en el Congreso, esa obligación que indicamos de imponernos una tarea política de unidad básica, con una agenda progresista, resulta ser de repente más fácil, pero igualmente más necesaria.

Caso contrario, es decir, si los poderes fácticos (los que el pueblo no atina a descifrar por diversas razones), y sus marionetas sistémicas enquistadas como cáncer en la institucionalidad, logran consolidar sus objetivos, ayudados por el distorsionador poder mediático que opera como un imperio controlador de los sueños y sentidos,  la  responsabilidad histórica de unificarse es mayor, pues la patria se hundirá  más en la pobreza, la exclusión, la acumulación de la riqueza, el flagelo del hurto de impuestos, la corrupción y muchas cosas más.

En tal sentido, los seres humanos dirigenciales visibles en el conglomerado socio-sindical y otros y otras dirigencias intersectoriales del país, que igualmente son desconocidos gigantes, tendrán nuevamente la oportunidad de empezar a construir la resistencia para la reversión del modelo antihumano de desarrollo nacional y en caso de no lograr nuevamente ponerse de acuerdo, tendrán una alícuota de responsabilidad con relación al derrotero que prosiga el país, después de febrero y abril 2022.

¿Qué es ser Progresista?

Por Jiddu Rojas Jiménez

Primero, cómo cualquier otro término ideológico de identidad social y política, es un término muy manoseado. Pero creemos que vale la pena rescatarlo.

La misma noción de “Progreso” ha sido muy criticada, por sus raíces Eurocéntricas coloniales, y propias del ingenuo y optimista Liberalismo burgués, y de su uso y abuso ideológicos.

Sin embargo, los términos políticos o ideológicos evolucionan y se resignifican.

En términos contemporáneos, el «Progresismo» se ha redefinido como la moderna corriente democrática que privilegia la igualdad social y económica en equilibrio con la libertad política y ciudadana.

En el marco del Estado Social de Derecho, y frente al doloroso fracaso del pasado Socialismo Histórico, el Progresismo tomó fuerza como un referente democrático de izquierda.

Sin embargo, hay una lucha por reapropiarse del término. Y es válida, puesto que no es una categoría científica social, sino un concepto-valor en disputa.

Ahora, desde años han pululado movimientos que se reivindican como Progresistas. Y ciertamente hay un abuso del término.

Nancy Fraser, la teórica feminista y anticapitalista, ha denunciado hace rato la agenda de un Neoliberalismo económico disfrazado de banderas de Género bastante light y de reivindicaciones LGTBIQ. Eso es lo que la famosa autora feminista llama Neoliberalismo «Progresista». Robándose así y cooptando banderas liberadoras, de género y de Derechos Humanos, que fueron propias de la moderna izquierda histórica. Compartamos o no la crítica de Nancy Fraser, no se puede negar esa operación ideológica de la derecha neoliberal.

En fin, este fenómeno de manipulación ideológica (como ‘falsa conciencia’) y que se nutre de estereotipos políticos y sociales, desinformación política, prejuicios, y falsas representaciones sociales y lecturas ligeras, tiene efectos reales y confunde a los/las votantes.

Y además conecta y se entrecruza con otras taras políticas y culturales de la Costa Rica del Bicentenario.

A continuación, y con lenguaje divulgativo, trataré de describir someramente, varios elementos, que han contribuido a esta confusión ideológica organizada, y que condicionan a la opacidad del casi inexistente debate nacional, acerca del Progresismo:

1) No es un tema académico, pero sí es un dato sociológico y funciona como en la época de la Guerra Fría: La vieja propaganda anticomunista, pero renovada y sofisticada, y que sataniza a los nuevos actores político-populares, sigue vigente y sabe utilizar las TICS. Tienen dinero y tecnología, los medios y mucho poder.

2) El desprecio colectivo sembrado (estructuralmente) por la auténtica cultura popular (Najenson) y por la verdadera política de autogestión popular.

Popular es también Silvio Rodríguez, Rubén Blades, Pink Floyd, o Beethoven, depende del contexto.

Y no es popular, sino cultura (en sí) de masas y de muerte construida por el poder dominante, y alienante, ‘beber guaro’ para matar el dolor interno, ver toros sin pensar en el sufrimiento del animal, abandonar la educación básica, o agredir ebrio a la compañera, o hacer ‘bullying’, o llegar tarde a la hora tica en un entorno urbano (con relojes) y no rural, etc.

3) La confusión entre lo «Populista» y lo «Popular», consecuencia de lo anterior. Hay también un abuso clasista y racista del término populista, que además es académicamente incluso polisémico. Basta releer a los ya clásicos autores Chantal Mouffe y a Ernesto Laclau, acerca del tema.

4) La confusión discursiva entre masas (objetivamente alineadas y embrutecidas por la asimetría estructural) y pueblo social y político (Helio Gallardo).

Insisto en llamar a repasar las categorías de «Consciencia en sí» y «Consciencia para sí» elaboradas por el filósofo G. Lukacs en varios artículos de su texto «Historia y Consciencia de Clase», e invito a redefinirlas para América Latina y para la Costa Rica actual.

5) La imposición de un concepto de «democracia» liberal atávico y ligado a la fetichización de las normas jurídicas formales, y al papel reducido de los sectores populares organizados. Son ‘democracias’ que temen a la participación popular en términos reales. Y esto condiciona y limita el debate serio al respecto.

6) Los atavismos de una llamada «izquierda conservadora», resabio estalinista, y que nunca entendió que hay teoría (incluso teoría marxista y otras) suficiente, desde más hace 100 años, sobre los diferentes actores sociales y los viejos nuevos sujetos políticos, y que estos trascienden la típica clase obrera europea y aliada a los campesinos pobres, etc.

7) Si también de este lado hay ignorancia y prejuicio: Es decir, es gente que nunca se enteró de que Rosa Luxemburgo, Clara Zetkin, Emma Goldmann, La Kolontai, La Pasionaria, Carmen Lyra, o Eva Perón, o Simone de Beauvoir, Addy Salas, Cristina Fernández de Kirchner, Mónica Baltodano, Winnie Mandela, Angela Davis, Helen Clark de NZ, Katrín Jakobsdóttir de Islandia, Alexandra Ocasio -Cortez, Eva Carazo o Sofía Guillén de Costa Rica, etc., eran y son líderes populares y sociales, eran mujeres luchadoras, y con diferentes agendas y discursos de mujeres para mujeres.

Por último, la satanización, invisibilización y/o vulgarización académica, política y mediática de los aportes científico- sociales del Marxismo, del Neomarxismo, de la Teoría Crítica, de los Feminismos de Izquierda, etc., produce una cultura política sin Economía Política, de lugares comunes, de estereotipos, sin posibilidad de ubicarse en una sociedad de clases, y sin posibilidades de conectar la crítica al Patriarcado con la crítica al Capitalismo y al Imperialismo.

Es el Mundo del ‘Mercado Total’, donde la crítica cultural y política de izquierdas y obviamente el aportes Marxistas, están condenados a una marginalidad permanente o folclórica. Esto nos aleja como sociedad de la Modernidad Política y Cultural.

9) A todo lo anterior, no ayuda la creciente irracionalidad colectiva de las masas, el estímulo del Tanatos colectivo, se la pulsión de muerte (Freud y Marcuse), y su sofisticada instrumentalización política y tecnológica global, de este complejo fenómeno.

Es una ‘Modernidad Incompleta’ al decir de Habermas. Y por mucho, agregamos nosotros. Donde se puede ser un sabio de la informática y los datos y un analfabeta deshumanizado en el resto.

10) Así crece y crece, junto a las redes sociales, – aunque no de forma mecánica-, la desinformación organizada, como una forma de control social nacional e internacional – geopolítico.

Esto se manifiesta en el apoyo electoral al populismo religioso y Neocon, de extrema derecha y Fundamentalista, y cercano a un Neofascismo local.

El victimario aparece como víctima y viceversa, en esta propaganda. Es una típica «inversión axiológica”, al decir del economista, filósofo y teólogo Franz Hinkelammert.

11) La crisis económica objetiva, nacional y global, más bien confunde y polariza creando falsos enemigos, ya sean los migrantes, los homosexuales, los Nicas, los progres, los taxistas, los empleados públicos, las feministas, las «Abortistas», los sindicalistas, los «Boomers», los maestros, las Universidades Públicas y sus «chancletudos», los y las que defendemos la vacunación, etc.

12) Es la guerra simbólica de las singularidades. Todos contra todos… Todo esto sancochado con Pandemia y falsas teorías de la conspiración, y mucha desinformación organizada. Y por lo tanto es el momento de negar todo Universalismo inclusivo ético y político, pero no por un Abstracto, sino por Humanista. El Humanismo incomoda e irrita, incluso en sectores considerados ilustrados.

13) Así la idea de un auténtico Progresismo cae en desgracia. No le ayuda ni la desesperanza colectiva ni polarización social. No hay así, Universal- concreto, ni particulares, ni Utopía, sólo una gran meseta plana (parodiando a Deleuze) y homogénea de «dividuos» sin individualidad, pero con individualismo egoísta y feroz y consumista. Es nuestra Distopía recurrente y común, con severas consecuencias ecológicas y planetarias.

14) Tampoco ayuda el sectarismo de izquierdas (nuevas o viejas), la generalizada baja cultura política y científica, el electoralismo vulgar y el ‘politicismo’, o el desprecio total por el sistema electoral, etc. Es decir, el mal nivel formativo de las direcciones de los movimientos sociales y populares, así como de gran parte de la vieja izquierda política organizada; refugiada ésta última en lo testimonial, cual si fuese un refugio religioso.

15) Es ésta una izquierda que, aunque minoritaria y pequeña, es reaccionaria y antidemocrática. Es estalinista o pos-estalinista.

Y, por lo tanto, objetivamente es contrarrevolucionaria. Pero estorba, y es funcional en su lloradera «Kitsch», al sistema político de las clases dominantes. Así algunos estridentes, tienen garantizado un discreto salario.

16) Esta izquierda minoritaria, elabora sus propios «mitos» (no uso ‘mito’ en un sentido técnico como Mircea Eliade) políticos e ideológicos, muy lejanos al principio social de realidad, y que está llena de fanatismo y con matices cuasi- religiosos. Es autorreferencial, busca consuelo para su herida mortal; no tiene teoría pues tiene dogmas; no tiene estrategia ni táctica, y por lo tanto no innova, ni se adapta, ni sobrevivirá a los intensos cambios culturales inmediatos. Por lo tanto, sataniza al Progresismo (lo vuelve su diabólico rival).

17) El ‘Neoliberalismo Progre’ (Nancy Fraser), a su vez, utiliza a la ‘vieja izquierda’ sectaria, como referente simbólico para denostar al Progresismo verdadero y a la Izquierda democrática, al Feminismo clasista, y al Ecologismo Social, al Sindicalismo patriótico y clasista, etc., y disimular sus propias faltas y fracasos en materia de Economía Política y justicia social. Vale la pena rescatar esa diferencia coloquial y popular entre el auténtico Progresismo y lo «Progre».

18) Por otra parte, reducir la corriente de pensamiento político identificada como PROGRESISMO, sólo a la exclusiva defensa de los Derechos Humanos de la comunidad LGTBIQ y a la justa lucha de los Feminismos, es, – como todo reduccionismo, un gravísimo error político. Ignorar su urgencia y relevancia, obviamente es un error mayor.

19) En un país donde creció la desigualdad social, la pobreza y el desempleo, con una gran crisis de legitimidad democrática, con gran falta de oportunidades, con crisis fiscal, con graves amenazas a la seguridad ciudadana, con crisis en la Educación Pública, con amenazas a las Universidades Públicas, con un fanatismo religioso creciente, con violencia de género todos los días, con brecha tecnológica entre los y las estudiantes más pobres, sin gran cultura política ni formación ciudadana, rodeados de amenaza Geopolíticas, con un Mercado interno debilitado, con modelos económicos exógenos, y sin Soberanía Nacional. Es una muy mala estrategia política cuando menos, aislarse y no dimensionar la Economía Política.

20) Eso último, tampoco ayuda a rescatar al “Progresismo” como corriente política popular, ni a sacarla de ese elitismo «clasemediero» ilustrado.

Y eso no es una tarea heroica de algunos cuantos, sino una ardua praxis colectiva de educación política y popular.

Pero es claro, que todo eso será un proceso colectivo, o no será.

21) Concluyo señalando que más acá o allá de los estereotipos ideológicos, y de las falsas discusiones académicas o academicistas, y de los falsos «Clivajes» políticos introducidos, y de todo tipo de distracciones, esta discusión sobre el Progresismo debe retomarse sin prejuicios.

Nos urge para mejor construir, las necesarias alianzas sociales y políticas, que nos permitan salir de esta profunda crisis integral como sociedad, agudizada por la Pandemia y por la creciente desigualdad social y económica.