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Etiqueta: Proyecto COSA

Relatos de Caño Negro sobre trabajo comunitario

Iniciativas estudiantiles mejoran relación de los vecinos

 

Luis Jafeth Mora Rojas,

Periodista Vicerrectoría de Acción Social

Relatos de Cano Negro sobre trabajo comunitario
Quienes dan color a todo el trabajo que se desarrolla en Caño Negro son los niños y las niñas. Los vecinos de la zona rescataron la importancia del rancho como espacio de encuentro y de generación de nuevos proyectos, pero sobre todo como una escuela para los más pequeños.

A la 1:35 de la tarde comenzó a llover, el olor a tierra mojada perfumó la tarde y nos recordó que estábamos lejos del San José en las comunidades de Los Sitios y las Flores, en Caño Negro de Los Chiles, ubicado en la Zona Norte de nuestro país, a 150 kilómetros de la capital.

Aquí llegaron hace dos años estudiantes de Construcción Organizativa Socio-Ambiental (COSA), un proyecto de Iniciativas Estudiantiles de Acción Social de la Universidad de Costa Rica, que desde entonces visitan periódicamente la comunidad para incentivar la unión, inicialmente mediante un rancho comunitario que fue construido de manera colectiva. Este fue el inicio de una nueva historia en estos dos pueblos, pues anteriormente estaban muy separados.

En esta una nueva visita algunos miembros de la comunidad comentaron sus experiencias y aprendizajes.

Erlinda Marbelis Leiva, vecina de la zona, relató que iniciativa llegó a apoyarlos en todo el proceso de construcción del proyecto inicial “Lo primero fue el rancho, ahí fue cuando nosotros aprendimos de ellos y ellos aprendieron de nosotros lo continuamos haciendo así, pero también ese fue el momento en que se acabaron las fronteras entre los vecinos”, destacó.

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Uno de los objetivos de los próximos procesos del proyecto COSA, es poner a funcionar el Horno Comunitario, para que la comunidad empiece a hornear sus propios alimentos.

Jafet Vargas Sequeira, joven de 18 años, residente de El Sitio en Caño Negro, comentó que siente un mejoramiento de la comunicación entre ambos pueblos, cuando recuerda lo difícil que era antes la interacción entre los vecinos.

“Desde que se inició el proyecto, hemos comenzado a vivir unidos como un sólo pueblo” dijo Jafet quien además compartió que su mayor aprendizaje ha sido estar en comunión con los otros miembros de la comunidad, aprovechar el tiempo y divertirse sanamente.

“Juntos construimos nuevas cosas, como este rancho en el que hoy bailamos, ahora nos apoyamos entre sí. La verdad es que esta experiencia yo la voy a llevar en el corazón toda la vida”, manifestó el joven.

La madre de Jafet, doña Rosalba Sequeira Duarte, de 37 años, considera que la mayor enseñanza que le ha dejado el proyecto consiste en aprender a vivir.

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Andrés Castellón Altamirano y Yaritza Amador destacaron también el valor que tiene todo este proyecto para sus hijos y para todos los niños y niñas de la comunidad, como un espacio de aprendizajes y para valorar la comunidad en la que viven.

“Independientemente si somos de diversa raza, color, etnia, si somos ricos o pobres o de diversa nacionalidad, no existen las diferencias, todos somos seres humanos, todos valemos lo mismo y tenemos los mismos derechos y las mismas situaciones, problemas y limitaciones y apoyarnos unos a otros es la clave para estar mejor”.

Otra de las experiencias la compartieron Yaritza Amador y Andrés Castellón Altamirano. don Andrés, desde aprender a construir un rancho, hasta observar cómo se trabaja el bambú o cómo construir un horno.

“Lo que más valoro es la unión que hay ahora, pero sobre todo la idea de trabajar juntos, unidos por objetivos de todos, que traerán mejor futuro para los niños y las niñas” expresó.

Por su parte, doña Yaritza contó que antes “los vecinos con la mirada le decían que no se arrimara, ahora la gente se conoce, se apoya, se sembró amor en la comunidad”.

El trabajo desarrollado el proyecto de iniciativas estudiantiles Construcción Organizativa Socio-Ambiental su curso en estas comunidades, pretenden motivar a las comunidades a poner a trabajar todo lo que se ha construido: el rancho, la huerta y el horno comunitarios.

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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Niños y niñas de Caño Negro construyen con el teatro una historia de comunidad

Luis Jafeth Mora Rojas

Trabajo Comunal Universitario

Ninos y ninas de Cano Negro
Cerca de 25 niños y niñas de la Comunidad formaron parte del taller impartido por la MSc. Adriana Ospina Vélez. En la foto, se encuentran en el «nido comunitario» ensayando una obra de teatro escrita por ellos mismos. La obra reflexiona sobre la metáfora de los pájaros, representados por los niños y niñas y en donde estar unidos, a pesar de las diferencias es esencial para vivir mejor.

Una nueva experiencia de trabajo comunitario se vivió el pasado sábado 28 de mayo, en las comunidades de Los Sitios y Las Flores en Caño Negro donde grandes y chicos se unieron bajo un objetivo en común: aprender, disfrutar, construir y vivir la riqueza del ser comunidad.

Eran las 10:30 am y los niños y niñas se comenzaron a acercar al Rancho Comunitario, una estructura de madera y de bambú construida con el objetivo de empoderar a las comunidades por medio del fortalecimiento de la unión de las personas a través de una estrategia colectiva organizada, además de generar espacios de organización e intervención a través del rancho para desarrollar Acción Social mediante la metodología Construcción Organizativa Socio Ambiental (COSA), uno de los proyectos de Iniciativas Estudiantiles de Acción Social.

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Este es el árbol comunitario, uno de los principales símbolos que construyó el taller y en donde se retratan las raíces, que son los adultos, el tallo correspondiente a los jóvenes y los frutos pintados y representados por manos de los niños y niñas.

Al lado del rancho, una cancha con piso de tierra y dos marcos con malla color verde, son el primer lugar donde se agruparon los jóvenes del proyecto COSA, junto con la MSc. Adriana Ospina Vélez, psicóloga comunitaria y el personal de las Iniciativas Estudiantiles de Acción Social, con un grupo de rostros sonrientes deseosos de aprender y jugar, pero sobre todo disfrutar de la riqueza natural que poseen, por ejemplo, los pájaros.

Caminar hacia el río fue el primer paso de la agenda, descubrir los pájaros que rodean todo su mundo natural, mencionando una por una las especies, con sus características alimenticias, colores y tamaño. En este espacio, los niños y niñas se lucieron dando un repaso de las aves que más admiran.

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El Rancho Comunitario es un punto de encuentro de los miembros de las comunidades. Acá se baila, se canta, se ríe, se pinta, se conversa y también se cocina, pues al lado está el fogón donde se preparan los alimentos cuando se desarrollan actividades como este taller. Es un lugar mágico, es el corazón de la comunidad.

Se plasmó todo este conocimiento en una metáfora de comunidad, por medio de la construcción de un árbol comunitario, que reunió el aporte de los niños y niñas, de los jóvenes y de los adultos. Se aprendió del árbol lo valioso que son las raíces, que representan los adultos, el tallo que representa a los jóvenes y los frutos, que son los niños, todos miembros indispensables del árbol como símbolo de comunidad.

“Luego se llevó esto a una representación teatral donde se creaba una metáfora entre la comunidad de los pájaros y su comunidad, con la creación de un cuento, se montó una pequeña representación en donde los niños crearon trajes de sus pájaros favoritos y se disfrazaron de ellos durante la obra”, relató Ospina.

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La MSc. Adriana Ospina Vélez, rescató la gran labor desarrollada, pero sobre todo, el inmenso aprendizaje y experiencia construido con los niños y niñas que impregnan de alegría el ambiente y recargan la esperanza cada día. Ospina recordó la importancia del trabajo comunitario y de nunca llegar a enseñar nada, sino llegar aprender de los habitantes de las comunidades.

Este cuento relata la historia de una comunidad de pájaros, de diversas especies y lugares de origen, que a pesar de sus diferencias, colores y formas de vida, se apoyan como comunidad para seguir adelante, al protegerse y cuidarse juntos.

“Claramente, los tiempos de las comunidades son otros y es parte del aprendizaje. Cada comunidad tiene su ritmo, su forma, su manera de trabajar, cada una es un mundo que hay que comprender y respetar” destacó la MSc. Mariana Buzó Garay, coordinadora de Iniciativas Estudiantiles de Acción Social.

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Marianeth Castro Zavala, pinta un tucán, el pájaro que escogió como parte del taller. Ellas nos comentó que lo que más le gusta de esta ave es su pico y la forma de cantar.

Ospina también destacó la importancia de desarrollar procesos, “hay que evitar eso de entrar y salir de las comunidades ya, que todos los proyectos que se hagan sean procesos donde las comunidades no sienta que estamos entrando solamente para observarlos y nada más, sino que haya un seguimiento y una presencia, incluso plantear la posibilidad de que al estudiante se le dé más flexibilidad, para que pueda estar mucho más tiempo en las comunidades y así poder sentir el ritmo comunitario y dimensionar cuales otras necesidades más prioritarias se pueden atender y trabajar”.

En enero del 2015, el proyecto COSA comenzó a trabajar con las comunidades de Los Sitios y las Flores en Caño Negro, hoy, por medio del trabajo colectivo, la comunidad construyó el Rancho Comunitario que los catapulta a seguir trabajando en este momento en el fortalecimiento de la organización comunitaria y en la apropiación de sus espacios.

 

Tomado para SURCOS Digital del Portal de Acción Social de la Universidad de Costa Rica.

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Conversatorio reunió experiencias de trabajo comunitario en Latinoamérica

Conversatorio trabajo comunitario
Foto colectiva afinando detalles del Rancho Comunitario en Caño Negro. Foto: Semillas

El pasado jueves 19 de mayo en el auditorio de Educación Continua de la Universidad de Costa Rica (UCR), se desarrolló el conversatorio “¿Qué implica el trabajo comunitario en el contexto sociopolítico centroamericano actual?”, organizado por el colectivo Construcción Organizativa Socio Ambiental (C.O.S.A), proveniente del proyecto de Iniciativas Estudiantiles de Acción Social llamado “Generando espacios de organización e intervención a través del Rancho Comunitario” (IE-50).

Los protagonistas de este conversatorio conversaron y compartieron sus experiencias y vivencias en materia de trabajo comunitario.

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Los protagonistas del conversatorio, el estudiante Daniel Espinoza, miembro de la Caravana, Ana María Rojas Chacón, miembro del proyecto C.O.S.A y moderadora del conversatorio, la M.Sc Adriana María Ospina Vélez, invitada internacional y el Dr. Ignacio Dobles Oropeza, especialista en trabajo comunitario. Foto: César Noguera.

La primera en intervenir fue la M.S.c Adriana Ospina Vélez, quien comentó su trabajo en El Salvador con la recuperación de memorias colectivas en mujeres sobrevivientes de masacres durante la operación militar denominada “Guindas de mayo”. En 1982, el ejército asesinó en Chalatenango a 600 personas que no tenían armas, ni con que defenderse, además 53 niños fueron alejados de sus familias. En este caso las memorias colectivas fueron construidas en y desde las mujeres.

“Las memorias se acurrucan allí donde no corren riesgo, pero con las mujeres ese riesgo se deja de lado por el maternaje. Ellas se transforman en cuidadoras de la vida, tienen un relato colectivo, en su lucha por tener a los suyos del lado de la vida. En el análisis de las comunidades actuales, las mujeres deben ser protagonistas”, expresó Ospina.

El Dr. Ignacio Dobles Oropeza, psicólogo social y catedrático de la UCR, explicó el gran reto de construir poder en comunidades desde abajo, lo que él llama “empoderamiento popular”. Además, Dobles propuso desarrollar un Encuentro Nacional de Prácticas Comunitarias, con el objetivo de generar retroalimentación.

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Rancho Comunitario finalizado. Un verdadero lugar de encuentro entre personas que aun cuando vivían a escasos metros, nunca se relacionaban. Ahora es bajo las estrellas que se escuchan sus conversaciones, sus festejos y sus vivencias. Foto: Semillas.

Carlos Eduardo Núñez, del colectivo Semillas añadió que la clave está en identificar comunidades con deseo de cambio y no llegar a imponer nada. Ser humildes y sinceros con las comunidades desde el principio sin prometer lo imposible.

Según Daniel Espinoza, de la Caravana Mesoamericana del Buen Vivir para Pueblos en Resistencia, no se trata exclusivamente de construir comunidad, sino de vivir esa comunidad para comprenderla y luego comenzar a dar consejos o ideas.

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El Horno Comunitario, una iniciativa que nadie sabía cómo construirla pero que al final, por medio de las ideas de la comunidad junta con la de los jóvenes de colectivos, se convirtió en un gran horno de productos locales. Foto: Caravana del Buen Vivir.

Dentro de las participaciones del conversatorio, el gran protagonista fue el Rancho Comunitario en Caño Negro, un proyecto del colectivo C.O.S.A, quién unió en campo de trabajo al Colectivo Semillas, Colectivo Pausa Urbana y Caravana Mesoamericana del Buen Vivir para Pueblos en Resistencia.

Vivencias colectivas

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Poco a poco los representantes de los colectivos fueron mostrando sus experiencias, en la fotografía se observa a Mario Villalta quien comentó la experiencia de Pausa Urbana, no sólo en Caño Negro sino en otras comunidades de Latinoamérica. Foto: César Noguera.

En el trabajo conjunto, de parte del Colectivo Semillas, la labor se focalizó en construir con la comunidad los elementos estructurales del Rancho Comunitario por medio de la arquitectura social comunitaria.

En el caso de Pausa Urbana, Mario Villalta explicó la importancia del rancho comunitario como espacio público donde se construye comunidad. “Todos tenemos derecho a espacios públicos donde se desarrolle una convivencia sana e integral. No se puede hablar de espacios públicos sin la gente que lo habita”, explicó.

La Caravana Mesoamericana del Buen Vivir de los pueblos en Resistencia, es otro de los colectivos que se unió al equipo de trabajo en Caño Negro en su paso por Costa Rica, allíaprendieron con la comunidad a construir un Horno Comunitario. “Nadie sabía en un principio como hacer un horno, simplemente se fue construyendo. Cualquiera puede aprender y cualquier puede enseñar cuando se trata de compartir con comunidades”, expresó Daniel Espinoza.

Todas estas historias son ejemplo claro de jóvenes universitarios que quieren dejar huella.

 

Fuente: Vicerrectoría de Acción Social, UCR

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