Martes 23 de noviembre de 2021. A pesar de que la familia Bribri recuperadora y el Concejo Iriria Sät Kök como autoridad tradicional plantearon que por la seguridad de todas/os los involucrados no se permitiera el ingreso de personas a la finca y a la casa donde se mantiene atrincherado y armado el señor Carlos Luis Solano, aproximadamente a las 10:20 a.m. los efectivos de la Fuerza Pública que custodian el lugar, permitieron el ingreso de 2 hijas del señor Solano.
Al ser las 11 de la mañana las y los recuperadores Bribris se ubicaron en las instalaciones del corral a unos 30 metros de donde se encuentra Solano y al ser las 12:30 del mediodía, Roberto Arauz quien hasta el día de hoy ocupaba ilegalmente el terreno se niega a retirar el ganado.
Con el ánimo de hacer efectivo el libre ejercicio del derecho colectivo a la tierra – territorio, en apego al bloque de constitucionalidad, los derechos humanos de los Pueblos Originarios y con el fin de garantizar la vida e integridad del Pueblo Bribri de Iriria Yāmabï Dï y de la población en general; la familia recuperadora del clan Tubölwak y el Concejo Iriria Sät Kök como organización propia y autónoma de este Pueblo, demandamos:
Que el señor Armando Arauz retire el ganado y otros bienes del terreno recuperado antes de las 2:30 p.m.
Que el señor Carlos Luis Solano se retire del terreno recuperado en la misma hora indicada.
Al Estado de Costa Rica;
Que la Fuerza Pública no permita el ingreso de personas al terreno recuperado sin el aval de la familia recuperadora.
Que la Fuerza Pública realice el procedimiento correspondiente para verificar si el señor Solano cuenta con el permiso correspondiente para la portación de armas y el estado legal de la misma.
Que se presente a más tardar mañana miércoles a medio día el Viceministro de Presidencia o Seguridad al terreno recuperado para dialogar y solucionar pacíficamente esta situación.
Señor presidente Cortizo pare el crimen a los pueblos indígenas.
La Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas de Panamá (CONAMUIP), alzamos nuestra voz, en rechazo a los actos violentos la cuál repudiamos y denunciamos la represión cometidos hacia nuestros hermanos Ngábe-Buglé hiriendo a los niños y niñas, ancianos, mujeres y a familias enteras, solamente el hecho de estar en sus territorios ancestrales y que rechazan la hidroeléctrica Barro Blanco. con estos actos han atentado contra la vida y la integridad de esta población violando los Derechos Humanos.
Estamos viviendo bajo la autoridad de un gobierno que responde a los interés de los saqueadores, entreguista, negociando a nuestra espalda con empresas extranjeras transnacionales que sustraen nuestros recursos naturales, tales proyectos hidroeléctrica, mineras, firmando concesiones con empresas maderera para devastar los bosques, la biodiversidad, contaminando el ambiental y envenenando nuestros ríos del cual bebemos a diario y es una forma de exterminio a nuestras culturas de los Pueblos Indígenas de Panamá.
El presidente Laurentino Cortizo viajó a Escocia para participar en la cumbre de cambio climático, abandonando los problemas socio ambientales sin solución de violencia y violaciones a las normas de los derechos humanos de la Comisión Interamericana de Derechos humanos y las libertades fundamentales reconocidos a nivel nacional e internacional faltando a la declaración de la ONU.
Hacemos llamados a todas las organizaciones de mujeres indígenas y no indígenas a todos los congresos de pueblos indígenas, campesinos, profesionales y organizaciones ambientalistas, que nos unamos para salvar VIDA.
Exigimos al gobierno de Nito. que garantice la vida, la libertad, la justicia, la seguridad de los pueblos indígenas.
Nuestra solidaridad con las hermanas y hermanos del pueblo Ngábe-Buglé
CUIDEMOS NUESTROS RECURSOS NATURALES, NUESTROS BOSQUES, LA BIODIVERSIDAD, EL MEDIO AMBIENTE. PARA QUE TENGAMOS VIDA EN ABUNDANCIA.
Sobre las declaraciones del Presidente de la República de Costa Rica Carlos Alvarado en el foro «Bosques y Uso del Suelo» que se realizó el lunes 1 de noviembre en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26 – Escocia), y en las que dijo «los mayores guardianes del bosque y la tierra son los Pueblos Indígenas» y además resaltó el Programa de Servicios Ambientales (PSA) como un mecanismo para la conservación de bosques; consideramos importante aclarar ante la opinión pública:
El Estado de Costa Rica no ha sido capaz, ni ha tenido la voluntad política para garantizar la vida e integridad personal de los Pueblos Originarios; prueba de ello, son los asesinatos por razones políticas de Sergio Rojas Ortiz, Uniwak del Pueblo Bribri de Salitre el 18 de marzo de 2019 y de Jerhy Rivera del Pueblo Brörán de Térraba el 24 de febrero de 2020, dos asesinatos en menos de un año; hermanos que fueron asesinados defendiendo sus territorios y Pueblos.
Además, según el Informe de agresiones y violaciones a los Derechos Humanos contra los pueblos originarios en la Zona Sur de Costa Rica, Enero – Diciembre 2020 elaborado por la Coordinadora de Lucha Sur Sur, en ese año fueron amenazadas de muerte 14 personas líderes y lideresas de los Pueblos Originarios de la Zona Sur del país, así como 2 defensores de los derechos humanos de estos Pueblos.
También, este Informe da cuenta de 86 incidentes de seguridad contra estos Pueblos durante el 2020, que se expresan en 27 tipos de agresiones, de las cuáles el principal actor en agredir y atentar contra los derechos humanos de los Pueblos Originarios es la Fuerza Pública.
TODAS las agresiones y violaciones se mantienen hasta el día de hoy en la impunidad.
En los territorios de los Pueblos Originarios de la zona sur, se mantiene una ocupación ilegal de un 40% de esos territorios por parte de personas no indígenas, ocupación que en algunos Territorios alcanza hasta un 75%.
El Estado de Costa Rica no ha cumplido con sus obligaciones de entregar la totalidad de los Territorios a estos Pueblos y esta deuda histórica no ha sido saldada por el actual gobierno.
En este sentido, debemos resaltar que el Plan de Recuperación de Territorios Indígenas (PRTI); iniciativa Estatal que inició en el 2017, hasta el momento no ha logrado devolver ni un solo terreno a estos Pueblos; las únicas fincas que esta Administración dice que «devolvió», es el caso de 2 terrenos ubicados en el Territorio Bribri de Salitre, terrenos que ya habían sido recuperados por el Pueblo Bribri de Salitre y que además contrario a lo que este Pueblo solicitaba, los terrenos fueron entregados a la Asociación de Desarrollo Indígena, organización considerada como Estatal por el Concejo Ditsö Iriria Ajkönuk Wakpa, organización propia y autogobierno de este Pueblo Originario.
La Administración de Carlos Alvarado, a través del Instituto de Desarrollo Rural (INDER), entidad encargada del PRTI, anunció el año anterior que dicho plan tendría un atraso mínimo de 3 años.
El Estado de Costa Rica no ha sido capaz de devolver los terrenos priorizados por las organizaciones propias de varios Pueblos Originarios de la zona sur; en Salitre se priorizaron 8 terrenos desde el 2014, en Cabagra 13 desde el 2016 y en Térraba 17 desde el 2019.
Durante el 2020 y 2021 se han dado 4 resoluciones judiciales en las que se ordenaba el desalojo de personas del Pueblo Cabécar de China Kichá (3 resoluciones) y del Pueblo Naso Brörán de Térraba (1 resolución); fallos que fueron apelados en tiempo y forma; pero que 3 de ellos todavía representan un peligro y una amenaza de desalojo judicial para estos Pueblos.
Sobre el Programa de Servicios Ambientales, omite decir el Presidente Carlos Alvarado, que los mismos son gestionados y administrados por las Asociaciones de Desarrollo Indígenas, estructura que para las organizaciones propias de los Pueblos Originarios que participan en la Coordinadora de Lucha Sur Sur, son consideradas como instancias institucionales o estatales y además impuestas; tampoco señala Alvarado los muchos casos en los que se encuentra denunciadas y en procesos judiciales, algunas de estas ADI, no todas, por el manejo irregular de los fondos provenientes de PSA y la poca participación real de las comunidades y propietarias/os de estos bosques, en las decisiones y beneficios económicos.
Desde los territorios en resistencia compartimos un par de mensajes al respecto y le recordamos al Estado de Costa Rica su obligación de garantizar la vida e integridad personal y territorial de los Pueblos Originarios.
“Que seamos los guardianes de los bosques nos ha costado dos asesinatos de defensores de nuestros derechos como Pueblos Originarios, muchas personas más no podemos ni siquiera dormir tranquilas con nuestras familias por las amenazas de los terratenientes; somos guardianes, pero tenemos a los poderes del Estado en contra de nuestros derechos.”
“No se vale que el mundo escuche estas mentiras del Presidente Carlos Alvarado, ya que nuestras luchas son muy desiguales y nosotras como mujeres indígenas sufrimos toda clase de atropellos por seguir acompañando y conservando a nuestra madre tierra para evitar que las empresas transnacionales con sus proyectos extractivos la sigan matando.”
“Nuestra lucha continuará por defender nuestras tierras que son un todo: Bosques, Agua, Aire, Espiritualidad, Cultura y Autonomía; aunque nos tengan amenazadas y aunque el Presidente Alvarado mienta en los foros internacionales”.
Recuperadora de Crun Shurin del pueblo Naso-Brörán.
«Nosotros no somos guardianes de nuestras tierras, nosotros somos parte de la tierra y la cuidamos de forma innata, natural. Ella nos cuida y nosotros la cuidamos, para nosotros el bosque es un ser vivo como cualquier otro elemento que compone esta tierra. Debemos vivir en un equilibrio que es parte de nuestra esencia como pueblos originarios, no necesitamos dinero para cuidar nuestros bosques y tierras, porque a la hora de que se ofrece dinero por cuidar nuestros bosques y tierra, se pierde el sentido de vivir en equilibrio y se cuida solo por dinero. Nuestra cosmogonía dice como debemos vivir con nuestro bosque y tierra, el hacerlo pagado distorsiona esa forma de hacerlo.”
«El Presidente dice que reconoce que cuidamos los bosques, no deberían haber muertos por defender la tierra, ni siquiera deberíamos estar en esta lucha».
Lesner, recuperador Bribri del clan Tuádiwak del pueblo Bribri de Salitre.
Domingo 31 de octubre de 2021. Desde la Coordinadora de Lucha Sur Sur expresan su total repudio y condena por la represión y violencia ejercida por el gobierno de Panamá el pasado 29 de octubre de 2021. El Estado panameño continúa violando los derechos humanos contra el hermano Pueblo Ngöbe que se encuentra resistiendo y ejerciendo su derecho colectivo a la tierra – territorio en las inmediaciones del Proyecto Hidroeléctrico Barroblanco.
Desde el sur de Costa Rica, nuestro abrazo solidario al Pueblo Ngöbe.
Aunque el Sistema empuje a celebrar un «encuentro» de culturas, recordamos que los Pueblos Indígenas de América no fueron descubiertos, fueron invadidos, saqueados y violentados.
Trino Barrantes realiza un análisis sobre la celebración que cada 12 de octubre se conmemora en Costa Rica.
Estos artículos fueron escritos en el marco de los 500 años del “desencuentro cultural entre Abya Yala y ese mundo abirraigado llamado península ibérica. Tienen entonces más de 25 años de haber sido escritos. Pero en lo esencial mantienen vigencia en sus partes fundamentales, por lo que he preferido mantener su estructura original.
Ni América, ni el sema “INDIO”, que indistintamente se usan en estos artículos son correctos, pero se mantienen, por la naturaleza que la historiografía tradicional le ha asignado. Corresponderá, pues, a los nuevos actores sociales, decodificar la carga semántica y discriminatoria que ambos conceptos encierran.
Hoy, claro está, “Los huevos de Colón” tienen otros movimientos, nuevas rupturas epistemológicas, procesos revolucionarios inéditos, afirmación de un capitalismo extremo y elecciones presidenciales extrañas, poco convencionales. Se dan revoluciones de colores, pero prevalece siempre el rojo de la sangre proletaria. Estamos en un mundo diferente al de 1992. Pero las causas del imperialismo, el neocolonialismo, los ecocidas negacionistas del calentamiento global y la explotación siguen igual que ayer. Tenemos la pandemia del COVID-19, como una pequeña muestra en lo que ya de por sí, Susan Georges, nos lo había indicado en el informe Lugano.
La tierra, es un bien que le es consustancial a nuestros pueblos ancestrales, pero se les sigue negando.
La guerra como forma de violencia estructural de esta humanidad enferma, no ha podido ser superada, sigue siendo el arbitro que se sitúa por encima de la voluntad política del pueblo.
Finalmente, el único artículo reciente, con fecha 2 de diciembre del año 2020, que se adhiere a este trabajo, es el referente a las bases para una política indigenista, que dicho sea, terminábamos de ofrecerla, cuando el Estado/gobierno neoliberal y corrupto de la actual administración, nos obligaba mediante un nuevo Decreto Presidencial, el primero se había dictado el 12 de marzo del 2020, a entrar en una larga fase de cuarentena, que aún nos mantiene encerrados y con la boca tapada.
El texto se divide en capítulos que abarcan:
1 capítulo: Precisamente, la fecha se identifica con tres aspectos básicos: «descubrimiento», “evangelización” y “celebración”.
2 capítulo: El indio y la identidad nacional.
3 capítulo, escrito por Trino Barrantes: ¿Descubrimiento?: Des (cubri) miento, des (cubrimiento), (descubri) miento y (des) cubri (miento)
En este último se puede leer:
“¿Qué se celebra el 12 de octubre? En rigor histórico nada; porque no se tiene nada que celebrar. Por el contrario, esa fecha remite a un largo y complejo episodio de nuestros pueblos originarios que quedaron atravesados bajo el imperio de la cruz, la lengua y la espada, y a un sostenido proceso de dominación y genocidio, que nos articuló al mercantilismo en total desventaja y sumisión”.
Para leer más sobre este tema puede observar el archivo adjunto donde se encuentra el desarrollo de cada capítulo.
El pasado 04 de septiembre, desde el territorio liberado: «Casa de los Pueblos», construido sobre las ruinas de Bonafont (empresa extractiva de agua), distintas personas, pueblos y organizaciones expresan su rechazo al desalojo de Sá Ka Duwé Senaglö y en respaldo a las compañeras recuperadoras cabécares.
Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense
Los quinientos años de la caída de la metrópoli de los mexicas, Tenochtitlán, una ciudad lacustre de gran belleza arquitectónica, ocurrida el 13 de agosto de 1521, han originado todo un replanteamiento acerca de la significación más amplia y profunda de ese hecho histórico, así como de sus consecuencias en el tiempo de la larga duración y de los procesos a que dio lugar. Todo esto ha tomado cierta relevancia tanto en México como en otros países de la región, a partir de los diversos debates e intercambios de opiniones sostenidos en meses recientes por algunos de los más renombrados historiadores mexicanos del presente, como también en el medio político de ese gran país, a partir de la manera en la que el presidente Andrés Manuel López Obrador y sus colaboradores más cercanos asumieron esta conmemoración, al pedir públicamente perdón a los pueblos originarios por lo ocurrido, cosa que debían de hacer también los españoles o peninsulares, quienes siguen adoptando la pose colonialista de “conquistadores” y presuntos “civilizadores”, lo que ha coincidido con la publicación y presentación en los grandes medios de un nuevo libro de Pedro Salmerón Sanginés, un conocido escritor y acucioso historiador mexicano, bajo el título “La batalla por Tenochtitlán”, el que ha sido puesto a disposición de los potenciales lectores, en una edición del Fondo de Cultura Económica(FCE), que suponemos de gran tirada, que acaba de ser lanzada en la ciudad de México.
Ese momento postrero para la gran civilización de los mexicas, más conocidos como aztecas o gentes de Aztlán, marcó la llegada de un cambio dramático para la vida de los diferentes pueblos mesoamericanos, los que habían vivido un largo ciclo de migraciones, cambios culturales y conflictos militares que respondían a dinámicas muy particulares, las que se vieron entrecruzadas con la llegada de los europeos, según afirma el ya mencionado Pedro Salmerón Sanginés. Sus habitantes resistieron heroicamente (a la manera numantina, como dijo un historiador español) un cerco de más de tres meses, a partir del mes de mayo de 1521, tendido por los españoles junto con sus numerosos aliados tlaxcaltecas y totonacas, entre otros quienes cortaron el suministro de agua potable a la ciudad, viéndose favorecidos por la falta de acopio de alimentos para semejante evento, por parte de los tenochcas, o gentes mexicas de Tenochtitlán. Después de padecer penalidades incontables e indescriptibles, y de haber agotado su capacidad de resistencia que había sido llevada hasta el límite, la ciudad cayó el 13 de agosto, hace ya cinco siglos.
No cabe hablar de “conquista” sino del inicio de una larga resistencia de los pueblos mesoamericanos, la que no ha concluido aún afirma el autor de “La batalla por Tenochtitlán”, una obra que promete mucho y que esperamos que llegue pronto a nuestras manos, quien afirma que el primer contacto entre europeos y mesoamericanos se había producido en 1502, durante uno de los viajes del comerciante Americo Vespucio, no tan publicitados como los de Colón, por estas latitudes y longitudes tan lejanas y desconocidas para los europeos de entonces, por lo tanto para 1519 era insólito pensar que los mesoamericanos percibían a los europeos como dioses o algo semejante, lo que no pasa de ser una visión posterior e interesada de los colonialistas españoles, sostiene Salmerón.
Una obra que sí hemos tenido la oportunidad de leer, con gran deleite, durante estas semanas es la novela de José León Sánchez “Tenochtitlán La última batalla de los aztecas” (Editorial Universidad de Costa Rica EUCR San José Costa Rica 2020) que el autor terminó de escribir en San Francisco de California, durante la segunda mitad de 1984, cuya posterior publicación, a mediados de esa década, la dio a conocer masivamente entre el público mexicano y de habla hispana en general, habiendo sido traducida a numerosos idiomas. Se trata de un texto de gran belleza literaria e intensidad lírica, basado en numerosos testimonios históricos mencionados en el epígrafe por este autor, donde se recupera la visión de mundo, las vivencias y percepciones de los pueblos mesoamericanos, tales como los mexicas, los texcocanos, los totonacas, mayas y tlaxcaltecas, entre otros, habiendo sido grandes rivales estos últimos de los primeros, además de ser actores decisivos en la derrota final de aquellos valerosos mexicas, encabezados por Cuauhtémoc, su último Tlatoani o monarca, quienes lucharon hasta exhalar su aliento final, como lo destaca el novelista en su novela-homenaje a los que llama “inmortales de Tenochtitlán”. La obra también, nos sitúa por momentos, dentro de las percepciones de aquellos europeos invasores que deslumbrados por la belleza de la gran Tenochtitlán, la comparaban con la Venecia italiana que habían conocido en alguna de sus otras aventuras o desventuras militares, aunque lo esencial de esta obra está en la recuperación de la visión de quienes fueron vencidos, aquellos mexicas por mucho tiempo conocidos como aztecas, lo que no viene al caso para la obra de José León Sánchez, pues se trata de una discusión que introdujo en las últimas décadas, el recordado maestro y estudioso del universo cultural mesoamericano, Miguel León Portilla, quien nos dejó en octubre del año antepasado de 2019, al destacar su nombre como “mexicas” en la hermosa lengua náhualt, el que debe pronunciarse con el sonido “sh” de los anglosajones y portugueses y no el “ch” de la lengua de las gentes de Castilla. Los invito a leer esta obra del más conocido de los escritores costarricenses contemporáneos, una pieza de gran aliento poético que rescata las resonancias más profundas de una civilización que también lo tuvo siempre, como una parte esencial de su ser.
La Coordinadora de Lucha Sur Sur (CLSS) entregó al señor Francisco Calí Tzay (Relator Especial de las Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas) y a su delegación el «Informe de agresiones y violaciones a los Derechos Humanos contra los Pueblos Originarios de la zona sur de Costa Rica, 2020».
Nos sumamos a la petición de diversas organizaciones propias de los Pueblos Originarios y de la Rectoría de la Universidad de Costa, para que el Estado de Costa Rica invite formalmente al Relator Especial de la ONU sobre los derechos humanos de los Pueblos Indígenas a una visita oficial y desde esa instancia se pueda emitir un informe oficial sobre la grave vulnerabilidad, violencia y violación de los derechos humanos que viven los Pueblos Originarios del país.
El relator de la ONU Francisco Calí Tzay visitará diversos proyectos de la UCR con comunidades indígenas y se reunirá con estudiantes universitarios provenientes de pueblos originarios, previo a su presentación en el Aula Magna.
El relator especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre los derechos de los pueblos indígenas, Francisco Calí Tzay, de la etnia maya cachiquel y nacido en Guatemala, estará de visita en Costa Rica desde este viernes 20 y hasta el miércoles 25 de agosto.
Durante esta gira, Calí Tzay impartirá una conferencia en el Aula Magna de la Universidad de Costa Rica (UCR) denominada Covid-19: Efectos de la pandemia sobre los derechos individuales y colectivos de los pueblos indígenas. La actividad se llevará a cabo el lunes 23 de agosto a las 3 de la tarde y será posible presenciarla a través de la señal en vivo de Canal Quince-UCR y del canal de Youtube de la Universidad de Costa Rica.
Además, el relator de la ONU visitará diversos proyectos de la UCR con comunidades indígenas y se reunirá con estudiantes universitarios provenientes de pueblos originarios, previo a su presentación en el Aula Magna.
Para el secretario académico de la Rectoría, Felipe Alpízar, la visita de Calí Tzay es una oportunidad para intercambiar conocimientos sobre la situación de los pueblos indígenas en el contexto de la pandemia producida por el COVID-19.
“Esta actividad nos permitirá reflexionar en conjunto con el relator de la ONU sobre los efectos del coronavirus en estas poblaciones. Además, esta gira y la conferencia nos hacen un llamado a analizar la situación de las comunidades indígenas en Costa Rica, sus problemáticas y particularmente las luchas por defender sus tierras, el reconocimiento de sus identidades y otros puntos de una agenda pendiente que tiene el país con esta población”, expresó Alpízar.
El secretario académico de Rectoría afirmó que esta es una muestra más de los esfuerzos que hace la UCR en el aporte a la discusión de la situación de los pueblos indígenas en el territorio nacional. Asimismo, agradeció las gestiones realizadas por la representación de la ONU en Costa Rica para hacer posible la visita de su relator.