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Etiqueta: salud mental

Relator de ONU preocupado por impacto en salud física y mental de trabajadores con proyecto de jornada de 12 horas

El relator especial sobre formas contemporáneas de esclavitud externó inquietudes en temas de legislación al finalizar su misión (Foto de Katya Alvarado). Semanario Universidad.

Por Mario Bermúdez Vives

SURCOS comparte la siguiente producción del Semanario Universidad:

El Relator Especial sobre formas contemporáneas de esclavitud Tomayo Obokata, quien realizó una misión para evaluar las condiciones del país en esta materia del 16 al 25 de noviembre, externó una preocupación por la discusión del proyecto de Jornadas de 12 horas (conocido como jornada de doce horas, o jornada 4×3), que se discute en la Asamblea Legislativa bajo el expediente 21.182.

Obokata incluyó el tema en el informe final de su misión, promovida por las Naciones Unidas, en la sección de desafíos. «El Relator Especial está preocupado por la discusión que hay en torno a un proyecto de ley que tiene por objeto reestructurar las jornadas de trabajo a 12 horas durante 4 días seguidas de 3 días de descanso».

Consultado sobre los temas de legislación que el país debe implementar para avanzar en la lucha contra formas de esclavitud modernas y las que se deberían evitar para no generar retrocesos, mencionó este proyecto, por los impactos que puede tener en la salud mental de los trabajadores y los posibles efectos en la salud física. Precisamente el tema de las jornadas extendidas en sectores como la agricultura fue otro de los elementos de preocupación citados en el informe.

Además, Obokata mencionó su inquietud por los efectos que puede tener esta normativa en responsabilidades de cuido de niños o adultos mayores que pueden tener los trabajadores, y que se verían afectadas, especialmente en los casos de las poblaciones más vulnerables.

En contraste, Obokata considera que el país debe impulsar discusiones en el Parlamento que propicien la defensa de comunidades marginales y garantizar el acceso a la justicia de posibles víctimas de formas de discriminación laboral. También recomendó fortalecer el área de inspección laboral, y las sanciones a las personas y empresas que violenten los derechos humanos.

El tema de las posibles afectaciones a los derechos humanos del proyecto de Jornadas Flexibles ha sido parte de la polémica alrededor de este texto, que el gobierno impulsa como una forma para modernizar las condiciones de trabajo. La legisladora oficialista Pilar Cisneros ha insistido en que se trata de una normativa que solo se adoptaría por consenso y limitado a pocos casos, y que permitiría generar más empleos.

Sin embargo, organizaciones como el Foro de Mujeres Políticas de Costa Rica consideran que la propuesta viola protecciones constitucionales a la niñez y a la mujer. A su vez, estimaciones de INS y el INEC sobre la cantidad de trabajadores que podrían verse incluidos dentro de las nuevas condiciones van desde los 300.000 hasta el millón de asalariados, según datos publicados por UNIVERSIDAD.

La droga que todos necesitamos

La cantidad y calidad de nuestras relaciones sociales afectan nuestra salud física y mental.

Por: Cecilia Rodríguez

La droga que le voy a recomendar es mejor que morfina o cocaína.

No es para fumar o aspirar o inyectar. En realidad, no corresponde a la definición literal de “droga”. Lo que hace a nuestro cerebro sí corresponde.

Estos son algunos de los efectos: da una sensación de bienestar, ayuda a atenuar dolores físicos y reduce el nivel de cortisol, la hormona del estrés. También reduce el riesgo de contraer resfriados e infecciones del tracto urinario y de problemas cardiovasculares e inmunológicos.

Impresionante en verdad. Y esa “droga” maravillosa es ni más ni menos que los amigos.

Más y más estudios están demostrando que los amigos son buenos para la salud mental y física. Una gran investigación publicada en la revista ‘Scientific Report’, proveniente de la Universidad de Oxford, dice que mantener lazos amistosos fuertes y regulares es una fuente de producción de las famosas endorfinas, cuya capacidad analgésica es más fuerte que la morfina y cuyo efecto de bienestar es comparable al de otros opiáceos.

Las endorfinas son parte de nuestros circuitos de dolor y placer. Son los analgésicos naturales de nuestro cuerpo y encargadas de hacernos sentir bien. Además, promueven la vinculación social entre seres humanos y entre otros animales. A la vez, la interacción social dispara emociones positivas porque las endorfinas se unen a los receptores opioides en el cerebro y producen esa sensación de placer que obtenemos de ver a los amigos.

No es sorpresa, entonces, que el sistema de endorfinas se vea interrumpido en casos de depresión clínica, por ejemplo. Esa es, en parte, la razón por la que las personas deprimidas no encuentran placer y se aíslan. Personas con altos niveles de estrés tienen pocos amigos. Aún más interesante es que la gente que hace mucho ejercicio también tiende a tener pocos amigos. Probablemente porque tanto ejercicio no les deja tiempo para socializar o porque el ejercicio les da la necesaria dosis de endorfinas para sentirse bien.

El punto es que, como especie, los humanos somos animales sociales y hemos evolucionado para vivir en grupo. Es en nuestros genes. Por eso la cantidad y calidad de nuestras relaciones sociales afectan nuestra salud física y mental e inclusive nuestra longevidad.

Científicos de la universidad Carnegie Mellon encontraron que entre mujeres con cáncer de ovarios, las que cuentan con apoyo social de numerosas amistades responden mejor al tratamiento. Muy parecido a lo que ocurre con mujeres con cáncer del seno: las que tienen el soporte de amigos tienden a vivir el doble de las que no. Igualmente, la gente con pocos amigos o sin ellos tiende a morir más rápido después de un ataque al corazón que los que tienen amistades cercanas.

Los verdaderos amigos nos estimulan a cuidarnos mejor, se oponen a que hagamos cosas dañinas y su apoyo ayuda a prevenir depresión y a aumentar la autoestima.

Y ahora viene la sorpresa: la cercana relación que tenemos con hijos, padres y demás familiares, en contraste, tiene poco o ningún efecto en la producción de endorfinas.

Vale notar que los amigos de que estamos hablando son los de carne y hueso con quienes tenemos contacto directo frecuente y en vivo. ¿Cómo se aplica la teoría a los ‘amigos virtuales’? ¿Los de Facebook o Twitter o cualquiera de las muchas redes sociales? Eso es “harina de otro costal” y material para otra columna.

Vidas demasiado ocupadas, mucho tiempo frente a pantallas, dependencia de aparatos electrónicos se atraviesan en el camino de hacer y cultivar amistades. Esta columna es una invitación a darles prioridad a los amigos, la mejor droga para una vida sana, larga y feliz.

CECILIA RODRÍGUEZ
Luxemburgo

 

Fuente: https://www.eltiempo.com/

Imagen ilustrativa tomada de la UCR.

Estudio UCR indaga sobre la persistencia de afectaciones en la salud mental de la ciudadanía tras la pandemia

Según una primera investigación del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP), la salud mental de la población costarricense se vió gravemente afectada por la pandemia en el 2020. Ahora, esta instancia especializada indagará sobre la persistencia de estas afectacciones en la personas, en la busqueda de acciones efectivas y la generación de políticas públicas. Foto: Karla Richmond, UCR.

Por medio de una encuesta la UCR busca determinar las afectaciones en la salud mental de las y los costarricenses que persisten luego de dos años de la emergencia sanitaria por COVID-19.

El Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP) de la Universidad de Costa Rica (UCR), en conjunto con la Cooperación Francesa de la Embajada de la República de Franciaaplicará un estudio para conocer las afecciones que aún persisten en la salud mental de la población, luego de dos años del inicio de la pandemia.

El estudio corresponde a la segunda etapa de una investigación realizada en el año 2020, en la cual se estableció que la pandemia por COVID-19 afectó en sobremanera la salud mental de la población costarricense, y que era de urgencia fortalecer los servicios públicos de atención en salud mental, particularmente para los grupos más afectados y vulnerables. La iniciativa de investigación es liderada por los investigadores del IIP, Ana María Jurado y Benjamín Reyes. 

La primera fase constó de 20 meses de estudio, 23 personas investigadoras de la Universidad de Costa Rica, la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA) y la Universidad Estatal a Distancia (UNED); con la cooperación de la Universidad de Salamanca, la Universidad de Valencia, la Universidad de Davis, de los Estados Unidos; así como del Ministerio de Salud, la Caja Costarricense del Seguro Social, el Colegio de Profesionales en Psicología de Costa Rica y la Fundación Friedrich Ebert.

Según el estudio multidisciplinar realizado en el 2020, las mujeres jóvenes (entre 18 y 25 años) de las zonas costeras del país, con ingresos económicos limitados y bajo nivel educativo fueron las más afectadas. Además, del total de la muestra, 2 163 personas consultadas; el 70% expresó tener tristeza, ansiedad o enojo; 65% cansancio y fatiga; 62% trastornos del sueño; 58% reportó problemas de concentración; 55% miedo al futuro; 51 % mucha inquietud; y 45 % se sentían solas.

Para la experta del IIP, Ana María Jurado Solórzano, “los resultados de este primer estudio eran esperables”, y ahora con esta segunda fase, se quiere detectar cuáles efectos permanecen latentes en la salud mental de la población costarricense después de dos años.

“Queremos saber si la población y, en este caso la muestra que vamos a consultar, sigue presentando y en qué medida, los problemas en salud mental que tenían claramente establecidos en el 2020. Es decir, queremos conocer qué aspectos la población consultada ha superado y logrado afrontar y cuál ha sido el impacto que tuvo al final la pandemia y cuántas de las personas consultadas quedaron con afectaciones en su salud mental de manera crónica”, declaró la académica.

De acuerdo con el experto del IIP, Benjamín Reyes, esta segunda etapa del proyecto se propone conocer las respuestas de la población sobre afectaciones como el estrés agudo y de afrontamiento resiliente, aunado a detectar la persistencia en la población consultada de indicadores de estrés postraumático y otros aspectos como satisfacción de vida y gratitud, por mencionar algunos.

“La información que vamos a obtener nos va a permitir ver cómo esto varía en función de variables sociodemográficas. Por ejemplo, en el estudio anterior se había visto que más impacto en salud mental en mujeres, en zonas costeras y en los estratos socioeconómicos más bajos. Entonces, este seguimiento nos va a permitir conocer los cambios con base en el estudio anterior”, agregó el investigador.

El experto enfatiza en que los resultados de este segundo estudio, eventualmente puedan ser tomados en cuenta por los tomadores de decisiones, para la generación de políticas públicas, y que no se trate exclusivamente de un ejercicio académico, sino que sea de utilidad para la sociedad en general.

El estudio está dirigido a población costarricense mayor de 18 años, sin exclusión, y se realizará a través de una encuesta telefónica.

 

Gustavo Martínez Solís
Asistente de Prensa, Oficina de Divulgación e Información, UCR

UCR: La salud mental es prioridad en periodo de post-pandemia

Durante la pandemia de la COVID-19, padecimientos como la depresión y la ansiedad aumentaron un 25% durante el primer año de la misma, sumándose a los casi 1000 millones de personas que ya lo sufrían, lo que vino a colapsar los ya frágiles sistemas de salud en todos los países del mundo. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

Día Mundial de la Salud Mental

Cada 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental para remarcar los desafíos de la humanidad en esta materia

A diferencia de un malestar físico que puede ser detectado a simple vista o mediante exámenes médicos, la salud mental de las personas es una condición que muchas veces no es diagnosticada y cuando existe algún síntoma se le atribuye a otros padecimientos como el cansancio, el estrés familiar o laboral e incluso al “corre-corre” de la cotidianidad.

Pero la realidad es que millones de personas, en este mismo momento en que se leen estas líneas, sufren en silencio diversidad de trastornos asociados a su salud mental, y quienes se atreven a expresar estos malestares sufren señalamientos sociales y discriminación en sus entornos familiares, laborales e incluso por parte de profesionales del sistema de salud que no los refieren a una consulta de especialidad, por lo que millones no reciben la adecuada atención.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su informe Transformando la Salud Mental para Todos, afirma que “la mayoría de las sociedades y la mayoría de los sistemas sociales y de salud descuidan la salud mental y no le prestan la atención y el apoyo que las personas necesitan y merecen. El resultado es que millones de personas en todo el mundo sufren en silencio, son víctimas de violaciones de los derechos humanos o se ven afectadas negativamente en su vida cotidiana”.

Concordantemente, en Costa Rica un estudio realizado entre setiembre y diciembre del 2020 por el Instituto de Investigaciones Psicológicas de la Universidad de Costa Rica (IIP-UCR) en coordinación con el Centro de Investigación en Biología Celular y Molecular (CIBCM), y la colaboración del Centro de Investigación y Estudios Políticos, la Escuela de Psicología y la Escuela de Sociología, determinó que la pandemia sanitaria provocada por la COVID-19 incrementó los casos de personas que acudieron a servicios de salud con problemas relacionados con su salud mental.

Al igual que sucedió en otras regiones del mundo, las mujeres y los jóvenes están entre los grupos más afectados en su salud mental con expresiones de tristeza, ansiedad, enojo, cansancio, fatiga, trastornos del sueño, inquietud, temor a la soledad. Y entre las posibles consecuencias de la pandemia es que al menos un 15% de la población quedaría con una afectación crónica.

Tras la aparición de la pandemia sanitaria, el Hospital Nacional Psiquiátrico incrementó un 10% las consultas de emergencias, especialmente por mujeres, y en los entornos académicos de la población estudiantil el estrés hizo lo mismo. Según datos de la Oficina de Bienestar y Salud de la Universidad de Costa Rica (UCR), en el primer semestre del año 2021 se registró un aumento del 12% con respecto al mismo periodo en el año 2020, con trastornos relacionados con ansiedad, depresión o los mixtos de ansiedad-depresión.

En suma, los casos de costarricenses con estos padecimientos se suman a los casi mil millones de personas que viven con algún trastorno de salud mental, que según el citado informe global de la OMS en el transcurso de la pandemia sanitaria mundial se incrementó la prevalencia de la ansiedad y la depresión más de un 25%.

Aporte de la Acción Social a la salud mental

En términos generales los sistemas sanitarios del mundo destinan apenas el 1% del personal a la atención de la salud mental. Y en el caso costarricense, en el Hospital Nacional Psiquiátrico Manuel Antonio Chapuí y Torres “ha venido aumentando la atención e igualmente en otros centros médicos, aunque éstos otros no tienen consultas de especialidades para el abordaje de la salud mental”, aseguró la Dra. Marisol Jara Madrigal, coordinadora del proyecto “Estrategias para la promoción del mejoramiento de la salud mental desde un enfoque de derechos humanos” (TC-505).

El TC-505 es un proyecto de la Vicerrectoría de Acción Social (VAS), ejecutado desde la Escuela de Psicología, de la Universidad de Costa Rica (UCR), que desde el año 2003 ha diseñado una serie de estrategias de atención preventiva para la promoción de estilos de vida saludable y autonomía emocional de las personas.

Aunque al inicio el proyecto se enfocó hacia personas institucionalizadas en el hospital Chapuí y Torres, con el crecimiento de esta propuesta se incluyeron otras instituciones como la Asociación Unidad de Cuidados Paliativos, el Centro Diurno de San Isidro de Heredia y el centro hospitalario Dr. Roberto Chacón Paut, en Tres Ríos, Cartago, entre otras.

No obstante, es importante recalcar que para la Dra. Jara la salud mental debe ser abordada desde la teoría de los derechos humanos, ya que es un elemento clave para mejorar las condiciones ambientales, emocionales, cognitivas, ocupaciones, sociales y físicas.

Con la pandemia de la COVID-19 “el proyecto se adaptó a la población con la que se venía trabajando y con otras instituciones que hicieron enlaces con las personas interesadas en participar en actividades virtuales”.

Entre las adaptaciones logradas fue la creación de un canal de contenidos en Youtube, en el que las personas estudiantes abordan una serie de talleres, foros, conversatorios sobre autocuidados y una amplia diversidad de temas relacionados con la salud mental.

La virtualidad representó una ventaja ya que permitió llegar a personas de todo el país que tenían conectividad, pero sin duda, recalcó Jara, algunas otras quedaron por fuera debido a la carencia de conectividad a Internet o la mala calidad de la señal. “Al día de hoy, la población que se incorporó a la virtualidad se ha mantenido, pero con talleres de un día a la semana”, aclaró.

Durante la pandemia se logró trabajar con grupos específicos gracias a enlaces establecidos con el Programa Institucional de la Persona Adulta y Adulta Mayor (PIAM), y los ministerios de Educación Pública (MEP) y de Salud (MinSalud); e incluso, se apoyó al departamento de salud mental de la Contraloría General de la República.

“El primer semestre del 2022 permitió el regreso a la presencialidad en el mencionado Centro de Cuidados Paliativos, donde se imparten talleres los días miércoles sobre salud mental y otros más artísticos enfocados en la estimulación cognitiva para el desarrollo de personas adultas mayores. El próximo año esperamos trabajar con población más joven”, detalló la Dra. Jara.

La mayoría de personas viven en silencio los diversos trastornos que afectan su salud mental, y cuando se discute sobre la misma no se aborda como un derecho fundamental esencial para el pleno desarrollo personal, comunitario y social. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

Retos post-pandemia

De acuerdo a la Dra. Jara, durante la pandemia uno de los grupos más afectados fue el de las personas adultas mayores que manifestaban mucha soledad y abandono familiar. “A esta población al igual que la juventud, les afectó la ausencia de interacción y el aislamiento, ya que pasaron en soledad en sus casas, e incluso se dieron dinámicas donde cada persona vivía en sus habitaciones en aislamiento de otros integrantes del núcleo familiar. Entre jóvenes se detectaron conductas autolesivas e ideas suicidas, pero tienen que ver con la vinculación y el apoyo que tienen dentro de su entorno, hay que recordar que estamos para socializar y no para estar encerrados”.

Jara recordó que los espacios presenciales permitían conocerse con otras personas, por lo que el encierro es poco beneficioso. A eso hay que sumarle los procesos de duelo que no pudieron resolverse, no solamente de aquellos seres queridos que quedaron en el camino, sino de otras conclusiones como la pérdida del trabajo, la casa y otros aspectos que conformaron la cotidianidad prepandemia.

En cuanto a la juventud, enfatizó la Dra. Jara, “las estrategias de afrontamiento hay que trabajarlas más, y ver el manejo que los padres podrían darle a estos jóvenes. Hemos asumido como políticas, y cierta cultura, que todo se desecha o de tirar todo por la borda, dejando muchas cosas pendientes sin resolver. Por ejemplo, aunque el MEP tiene un protocolo para contener a estudiantes con ideas suicidas o conductas autolesivas, la mayoría terminan como una delegación de otra institución, pero no le estamos dando herramientas de habilidades para la vida, hasta podría pensarse en el diseño de un curso en los colegios”.

Pese a que en periodo de post-pandemia se sigue registrando un aumento de casos vinculados a la salud mental, la Dra. Jara afirmó que no podría afirmarse una situación irreversible en cuanto al incremento de padecimientos crónicos. Más bien, a su criterio es necesario que el país tome el tema como prioridad nacional y que el regreso a la presencialidad paulatina esté acompañada de estrategias de apoyo para las personas que vivieron cambios significativos durante la pandemia recién vivida.

¿Qué es la salud mental?

La salud mental no se refiere a la ausencia de trastornos tradicionalmente asociados a enfermedades como la esquizofrenia, alzheimer y depresión, entre otras. Es un concepto más amplio vinculado con la capacidad para tomar decisiones y establecer interrelaciones saludables. Es decir, es un estado de bienestar que le permite a las personas enfrentar el estrés, alcanzar el pleno desarrollo de sus habilidades sociales y profesionales, superar las demandas académicas y laborales; así como contribuir a sus comunidades.

En la actualidad, se considera que la salud mental es un derecho humano fundamental que repercute en el bienestar físico y emocional. En Costa Rica, en el periodo legislativo 2018-2022, la diputada Paola Vega Rodríguez presentó el proyecto de Ley Nacional de Salud Mental, con el fin de fortalecer el sistema de salud mental, de la mano con los derechos humanos, expediente que está en la Comisión Permanente Especial de Derechos Humanos que ya lo dictaminó afirmativamente y de manera unánime, pese a que se han señalado deficiencias en cuanto al abordaje conceptual de la salud mental.

 

Eduardo Muñoz Sequeira
Periodista, Vicerrectoría de Acción Social, UCR

Día Mundial de la Salud Mental

José Luis Pacheco Murillo

El 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, una efeméride impulsada por la Federación Mundial para la Salud Mental (WFMH), con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El propósito de esta fecha es visibilizar el trastorno mental más grave que están padeciendo los miembros de la sociedad global, para generar un conjunto de estrategias que sirvan de apoyo a estas personas y les permita sobrellevar su enfermedad o curarse definitivamente. El esfuerzo por diagnosticar y tratar trastornos de salud mental en edades tempranas reduce el coste financiero en el futuro y evita todo tipo de problemas derivados, como puede ser el suicidio.

Los últimos dos años han sido especialmente complicados con el tema de la salud mental, porque la pandemia vino a generar situaciones muy difíciles, especialmente en adultos mayores. Por eso es muy importante hacer lo necesario para colaborar con ellos y ayudarles a que puedan superar esa situación. 

Para el año 2022 el lema es el siguiente: «Hacer de la salud mental y el bienestar para toda una prioridad mundial».

Perder la salud mental es acarrear situaciones que afectan no solo a quien la padece sino a todo el grupo familiar y por eso el trato debe ser también para quien padece y a quienes le acompañan.

Se trata de trabajar en conjunto para reflexionar acerca de las acciones a implementar para que la salud mental sea una prioridad a nivel mundial.

Dios quiera que las personas que padecen de esta enfermedad puedan tener el apoyo necesario, la compañía y la atención que requieren.

Armonía

Dr. Ignacio Salom Echeverría.
Médico Internista e Inmunólogo.
Invitado de ACANAMED.

misalome51@gmail.com

El ser humano, y en este caso me refiero al Homo sapiens, ya que todos los homínidos son humanos, vive un proceso permanente que se debate entre el sufrimiento y la paz. Hay una especie de tensión entre ambos estados o condiciones mentales que, dependiendo de condiciones internas del cerebro y el medio externo, se ubica entre un estado de alegría exorbitante y el más profundo dolor psíquico. Entre ambos estados hay un abanico de matices; se calcula que existen unas ciento ochenta variantes emocionales. Reacciones en ambos grupos de condiciones mentales son a veces necesarias, por ejemplo, algún grado de estrés con el que se aborden los deberes cotidianos.

Este cerebro, puede tener entre 200.000 o 300.000 años de evolución, si lo contamos a partir del origen del sapiens, o más de 4 millones de años si consideramos los primeros homínidos que se bajaron de los árboles a la sabana en el este de África y, 65 millones de años si hacemos el jalón desde la desaparición de los dinosaurios, que dio espacio a la generación de especies más pequeñas, de donde a brincos y saltos genéticos, provenimos nosotros.

Todos los seres animales de la naturaleza están atrapados en sus necesidades alimenticias y de abrigo, así como ponerse a salvo y no convertirse en el desayuno de cualquier carnívoro. Una lucha por la sobrevivencia, que demanda no ser presa de la entropía. Nosotros, los seres humanos modernos, desde esa perspectiva somos predadores. Necesitamos del impulso vital desde el eje neuro-adrenal, para producir las hormonas que nos permitan buscar el alimento y aquellos neurotransmisores que, desde nuestro cerebro, nos confieran la saciedad, la serenidad y el gozo.

Claro que no nos hemos quedado ahí, desde épocas muy remotas, empezamos a sembrar las semillas de la moral, la ética, las religiones, las leyes, los ejércitos, las sociedades, la educación que han venido a veces a paliar, a veces a complicar las relaciones humanas y de estas con la naturaleza.

La interrelación entre los conflictos internos del sujeto y de este con su entorno, construyen circuitos neurales que nos deparan, por ejemplo, ansiedad, culpa, enojo, envidia, angustia, tristeza, sufrimiento, estrés, y condiciones más severas de alteración de la salud mental como la Esquizofrenia, Enfermedad Bipolar, Anorexia, Depresión, Autismo, Déficit atencional y muchos otros diagnósticos, más del resorte de los profesionales en el campo de la psiquiatra y la psicología. Algunas de estas patologías tienen un componente genético.

Muchos son los detonantes que contribuyen a generar trastornos de la armonía de nuestro ambiente físico y mental y de este con el entorno. Algunos provienen de nuestro fuero interno, otros se gestan desde el entorno social. La pobreza, el desequilibrio familiar, la violencia intrafamiliar, los abusos sexuales, la drogadicción y el alcoholismo, los conflictos sociales como las guerras, por citar sólo algunos. La atención de algunos de estos condicionantes pertenece al orden político, social y económico; las más severas son detectadas y tratadas por los profesionales, psiquiatras, psicólogos, enfermeras y trabajadoras sociales; otras menos patológicas, requieran del empoderamiento de las personas, para que con su aporte logren estados prolongados de paz, armonía, serenidad y gozo interior.

El ejercicio, la buena alimentación, los encuentros familiares, las amistades, la buena lectura, la creación de ambientes saludables, el contacto con la naturaleza, el apoyo a los menos favorecidos, el baile, la música, la autoestima, entre otras dinámicas, se confabulan para generar estados emocionales, estados de ánimo y personalidades, más proclives a la salud y al bienestar físico y mental.

No se puede quedar en el tintero, el trabajo que cada individuo puede realizar, aprovechando la neuro-plasticidad del cerebro, para realizar ejercicios mentales orientados a desarrollar habilidades y destrezas mentales, que contribuyan a crear y disfrutar estados de serenidad prolongados por algunos minutos diarios, obtenidos a partir de la concentración enfocada en un sólo objeto, del silencio mental y la paz interior. Este proceso implica una remodelación de las interacciones neuronales y sus neurotransmisores, en función de controlar la intensidad y la duración de emociones destructivas, así como lograr para el practicante consumado, menos exabruptos de enojo, intolerancia, miedo, ansiedad o culpa, con repercusión en estados mentales y físicos más saludables y amorosos.

1 de octubre: Día Nacional e Internacional de las Personas Adultas Mayores

Dr. Fernando Morales Martínez
Médico Geriatra y Gerontólogo, Miembro Honorario de ACANAMED

El primero de octubre de cada año se celebra el Día Nacional y Mundial de la Persona Adulta Mayor. La Organización de Las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud han declarado el período comprendido entre el 2021 y el 2030, como la década del envejecimiento saludable para las personas adultas mayores.

La Organización Mundial de la Salud define entonces envejecimiento saludable como un proceso continuo para optimizar las oportunidades de mantener y mejorar la salud física y mental, la independencia y la calidad de vida a través de la movilidad, capacidad de aprender y de tomar decisiones, de mantener relaciones sociales y realizar actividades que les agraden.

El envejecimiento está muy relacionado con la interacción de factores físicos, sociales e individuales. Como seres humanos tenemos en nuestras manos algunas estrategias que podemos aplicar para cambiar el rumbo hacia un envejecimiento saludable. Dentro de las estrategias individuales se deben implementar desde las primeras etapas de la vida, algunas medidas preventivas que permitan un envejecimiento satisfactorio.

Siempre se ha dicho que la expectativa de vida está relacionada con la genética; sin embargo, ésta representa únicamente un 30% de influencia total en la salud, mientras que el otro 70% depende del impacto de factores positivos y negativos en la trayectoria de vida de las personas, es decir, la posibilidad de alcanzar la vejez con buena calidad de vida depende, en gran medida, de factores medioambientales e individuales (estilos de vida).

Al vivir en sociedad, nos comunicamos y relacionamos con otras personas; familiares, amistades o vecinos, formando una convivencia en la que nos apoyamos y ayudamos mutuamente.

En nuestro país tenemos el privilegio de contar con una de las cinco zonas azules del mundo, ubicada en la península de Nicoya, donde se ha identificado un grupo de personas mayores que han llegado a cumplir más de cien años (centenarios) y que además de su longevidad han logrado vivir de manera saludable. Dentro de los factores más importantes que se evidenciaron en el estudio de centenarios, para conseguir un envejecimiento exitoso, están: vivir con una dieta modesta que consiste en verduras, legumbres, carnes con poca grasa, (cerdo, pollo, res o pescado), tortillas de maíz, abundante agua; evitar el licor, tabaco, drogas ilícitas y polifarmacia; realizar actividad física; fomentar la espiritualidad en unión de sus familias; entre otros factores positivos de vida.

Es nuestra propia determinación la que nos va a conducir a tener un autocuidado, practicar una adecuada higiene de la salud, tener una nutrición suficiente y balanceada, evitar todo tipo de abusos y mantenernos activos funcional y cognitivamente.

Finalmente, como dice un viejo refrán español y que lo deberíamos practicar: poca cama, poco plato y mucha suela de zapato.

La UCR apuesta por fortalecer los lazos colectivos para prevenir el suicidio

Proyecto de trabajo comunal desarrolla la estrategia en Talamanca

Con el objetivo de fortalecer el vínculo y el lazo social como estrategia preventiva ante el suicidio, la Universidad de Costa Rica (UCR) desarrolla el proyecto de Acción Social bajo la modalidad de Trabajo Comunal Universitario: “TC-709 Salud mental comunitaria para la prevención del suicidio en el cantón de Talamanca”, a cargo del docente de la Escuela de Psicología, Damian Herrera.

En el año 2014, por el aumento de casos de suicidios de personas jóvenes en la comunidad de Talamanca, el gobierno local declaró emergencia cantonal, lo que significó que varias instituciones y organizaciones de la sociedad civil iniciaron esfuerzos, entre ellas la UCR, y se creó la Instancia Local de Abordaje Integral del Comportamiento Suicida.

Causas: violencia y promesas rotas

Según Damian Herrera, la investigación inicial determinó que la población joven mostraba una serie de vulnerabilidades particulares y que las altas tasas de suicidio tienen relación con un trauma psico-social.

“En la zona se vive con un trauma psicosocial, estamos hablando de población afrocostarricense, de población migrante y población indígena que arrastra un trauma de más de 500 años de abuso, exclusión y que en algún momento fue una violencia institucional”, agregó Herrera.

Talamanca es el segundo cantón con más bajo índice de desarrollo humano apenas por encima de Matina, según el Atlas de desarrollo cantonal del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

Las personas jóvenes de Talamanca están ante un limbo entre las promesas sociales de realización personal y económica, que al final no se cumplen por su origen histórico-cultural y condiciones socio económicas.

“El suicidio llega a ser una solución ante un limbo en que los jóvenes no pudieron construirse una imagen de ellos mismos satisfactoria en el futuro, por falta de acompañamiento” concluyó Herrera.

TCU Salud Comunitaria y Prevención del Suicidio en Talamanca
Estudiantes de TCU describen su participación en el proyecto en las 4 grandes áreas: arte, apoyo, escucha y gestión de emociones, acompañamiento vocacional y economía social solidaria

Esperanza: arte, escucha, acompañamiento

 La apuesta del proyecto es que a medida que se fortalezcan los lazos sociales y se atiendan necesidades emocionales, espacios de escucha y acompañamiento de perspectivas de vida, se logra prevenir el suicidio. Aunque el proyecto tiene un énfasis especial en las personas jóvenes, están contempladas actividades con niños, niñas y personas adultas.

A través de la metodología y actividades, se busca que las personas de la comunidad no se limiten a la concepción de su identidad indígena en el imaginario, sino que la acepten como parte de sí, pero que además tengan el poder de decisión sobre cómo vivir su presente y futuro, por ejemplo en cuanto a trabajar en su comunidad o fuera de ella y la opción de volver si así lo desean.

La expresión artística es uno de los ejes del proyecto que se enfoca como una oportunidad de creación de identidad. Por medio de talleres de fotografía, exploran la visión de su cotidianidad y dan a conocer su comunidad.

Otro de los ejes es la creación de espacios de escucha en donde se le brinda a los jóvenes herramientas para la gestión de emociones, acompañamiento en situaciones de crisis y también se capacita a población adulta para ejercer esta escucha activa e identificación de la conducta suicida y dar primeros auxilios psicológicos.

“Esto se debe a que por las distancias se requiere de la ayuda emocional de forma urgente y la idea es que haya personas que con ciertas herramientas puedan ayudar a una persona en una situación emocional delicada”, declaró Herrera.

Finalmente, otra rama de acción es el acompañamiento en las áreas educativa y productiva. En el ámbito educativo se les da seguimiento a las personas jóvenes en las perspectivas vocacionales, luego de finalizar la secundaria: orientación vocacional, trámites y procesos de becas y admisión en universidades u otras instituciones educativas.

En el campo productivo se dan capacitaciones y apoyo a iniciativas de economía social solidaria y se brindan estrategias de organización, así como empoderamiento del valor de su trabajo.

Hacer conciencia sobre el suicidio

El suicidio es un comportamiento para evitar el dolor, cuando el dolor de una persona es continuo, sin herramientas para gestionar emociones y no se cuenta con una red social de apoyo; cualquier persona, podría en algún momento tener una idea suicida y en algunos casos intentarlo o consumarlo.

A nivel mundial 700 mil personas perdieron la vida por esta causa y en Costa Rica es la tercera causa de muerte entre los jóvenes de 20 a 24 años, según la Organización Panamericana de la Salud.

Desde el año 2003, la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, en colaboración con la Organización Mundial de la Salud, ha promovido cada 10 de septiembre el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, con el objetivo de concienciar a nivel mundial que el suicidio puede prevenirse.

 

Esteban Umaña Picado

Periodista, Vicerrectoría de Acción Social, UCR

La afectación de la salud mental está en el centro de la vida cotidiana

Raúl Ortega Moreno / Psicólogo y académico UNA

En Costa Rica, las poblaciones con mayores factores de riesgo se identifican como personas con inseguridad socioeconómica, desempleadas o con trabajo parcial, trabajadoras en el sector servicios, y, de manera significativa, mujeres, según estudio sobre salud mental realizado por las universidades públicas durante la pandemia.

El pasado viernes 17 de junio de 2022 la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó el «Informe mundial sobre salud mental: Transformar la salud mental para todos», primer informe sobre salud mental que publica la OMS en 20 años, el cual presenta una visión actual y normalizada de las afectaciones en la salud mental como un fenómeno existente en la vida cotidiana de personas y comunidades, y como uno de los efectos más significativos de la pandemia que, a día de hoy, todavía sigue presente. La salud mental es, como plantea el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, “una parte intrínseca de nuestra salud y bienestar individuales y colectivos” (OMS, 2022). 

Entre los datos más significativos que publica el informe, se encuentran la prevalencia de sintomatología asociada a depresión y ansiedad en nuestras sociedades y su aumento de aproximadamente un 25% durante la pandemia; así mismo, la prevalencia de distintos trastornos mentales, para un aproximado de una de cada ocho personas del mundo, como, por ejemplo, la esquizofrenia, presente en una de cada 200 personas adultas en el mundo; y la realidad del suicidio como una situación que afecta a personas, familias y comunidades, llegando a representar uno de cada 100 fallecimientos en todo el mundo, situándose como “una de las principales causas de muerte” entre las personas jóvenes. 

El informe señala la situación de desatención y falta de financiación y recursos que los servicios de salud mental tienen en todos los países, así como la falta de gobernanza, investigación o recursos, la priorización de la salud física, bajo un enfoque biologicista, y la carencia sistemática de fondos para la salud mental comunitaria, hasta llegar a menos de un 2% del total de presupuestos de atención de la salud dirigidos específicamente para salud mental, y, de este presupuesto, una gran parte destinada a psiquiatría y hospitales psiquiátricos.

Esta situación es uno de los fundamentos que conllevan que las personas no prioricen el cuido de la salud mental, junto con la falta de conocimiento, la estigmatización, la discriminación, la falta de acceso a servicios en el ámbito público o el costo en el ámbito privado.

Salud mental en Costa Rica

En Costa Rica, las universidades públicas (UNA, UCR, UNED) nos unimos durante la pandemia con las instituciones públicas de salud (Ministerio de Salud y Caja Costarricense de Seguro Social) para generar información y evidencia sobre el impacto que la emergencia sanitaria ha tenido en la población de Costa Rica. Los datos encontrados se alinean con los presentados en el informe, mostrando el aumento durante la pandemia en sintomatología asociada a depresión grave y ansiedad generalizada, estrés o burnout (este último, principalmente en población trabajadora). Las poblaciones con mayores factores de riesgo se identifican como personas con inseguridad socioeconómica, desempleadas o con trabajo parcial, trabajadoras en el sector servicios, y, de manera significativa, mujeres. 

El informe mundial falla en profundizar en los antecedentes relacionados con la situación de salud mental, mencionando solo de pasada la desigualdad social y económica, situada al mismo nivel y no como causa también de otros factores indicados como conflictos armados, violencia, o el desplazamiento y las migraciones vinculadas con estos conflictos y por la emergencia climática. Los datos de Costa Rica ponen en el centro de la discusión también la necesidad de priorizar la defensa de los derechos humanos, y atender la desigualdad socioeconómica y su impacto en el bienestar de su población.

Recomendaciones para atender la situación

La OMS señala como recomendaciones para la mejora en la atención de la salud mental la revisión y actualización de leyes, planes y políticas, la alineación con los objetivos de desarrollo sostenible, el aumento de la inversión, la coordinación y articulación efectiva entre actores institucionales y sociales, el fortalecimiento de la investigación y el acceso a información, la acción de base comunitaria, el refuerzo de las capacidades y el conocimiento del personal de salud pública, la promoción de la inclusión social de personas con trastornos mentales y el acceso a servicios bajo un enfoque de derechos humanos y biopsicosocial basado en la evidencia. 

Desde el Ministerio de Salud, la Mesa Técnica Operativa de Salud Mental y Apoyo Psicosocial, instancia que ha atendido esta temática de forma integrada y articulada con instituciones y organizaciones durante la pandemia, se presentó el pasado mes de marzo una propuesta para orientar la Recuperación Psicosocial de personas, comunidades y organizaciones durante el fin y posterior al fin de la emergencia sanitaria, señalando alguno de estos aspectos, e incluyendo la atención a la recuperación socioeconómica de la población. 

La atención de la salud mental es un compromiso que debemos asumir todas las personas. El cuidado propio y el cuidado colectivo, con apoyo en las estrategias, iniciativas y acciones que instituciones públicas del país, organizaciones comunitarias y otras proponen, precisa ser una prioridad para todas y todos. Porque el bienestar y la dignidad de las personas no se negocia, y no podemos dejar a nadie atrás.

UCR: El Acompañamiento Terapeútico propone un nuevo abordaje de la salud mental

El Acompañamiento Terapeútico propone la desestigmatización y despatologización del paciente, para centrarse en la persona y reconocer la atención del sufrimiento psíquico como un asunto social. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

UCR albergó a profesionales de diversos países en el marco de un Congreso Internacional, para compartir sus experiencias de trabajo y aprendizaje en la implementación de esta perspectiva de atención

El Acompañamiento Terapéutico (AT) es una nueva forma de abordar la salud mental, que lejos de la medicalización y el aislamiento de los pacientes, apuesta por acompañar sus momentos de vulnerabilidad sin alejarlos de los espacios y actividades cotidianas.

La Universidad de Costa Rica (UCR) albergó entre 16 y el 21 de mayo el XIII Congreso Internacional “Acompañamiento Terapéutico: nuevos aportes en el abordaje de la Salud Mental”, con el objetivo de dar a conocer las posibilidades que ofrece esta perspectiva de atención.

El espacio congregó a profesionales de diversos países, quienes a partir de distintos conversatorios y talleres compartieron sus experiencias de trabajo en la implementación del acompañamiento terapéutico en ámbitos tan variados como el educativo, institucional, judicial y hospitalario.

Aunque en naciones como Argentina, México y Brasil ya se implementa con regularidad el AT, en Costa Rica se abre camino y el Posgrado de la Escuela de Psicología de la UCR es pionero en la formación en este campo, que también puede ser implementado desde disciplinas como la enfermería, el trabajo social y la terapia ocupacional.

A diferencia de otras formas de abordar la salud mental, el AT evita cualquier tipo de institucionalización, es decir, que las personas tengan que ser hospitalizadas y por lo tanto, desvinculadas de sus entornos cuando experimentan crisis emocionales, depresivas, psicóticas o nerviosas.

Según la psicóloga y coordinadora del Congreso, Jessica Millet González, el acompañamiento terapéutico “es un dispositivo ambulatorio” que lejos de la cronificar la enfermedad mental, permite ofrecer al paciente un tratamiento desde sus vínculos, lazos sociales y singularidades. 

Esta forma de abordaje terapéutico se vale de estrategias como el diálogo, la escucha y la observación para facilitar la revinculación social de poblaciones muy diversas, desde niñas y niños en centros de cuidado alternativo hasta personas en rehabilitación por el uso y consumo de sustancias. 

Desde esta perspectiva de atención, los pacientes son abordados por medio de una relación horizontal de amistad. Millet advirtió que el “amigo calificado”, como se llama a quien acompaña, “no es un cómplice porque tiene una función específica” pero promueve una vinculación de igual a igual.

“Si una persona está en rehabilitación por consumo de sustancias no significa que van a fumar juntos como amigos, pero acompaña las ansias del consumo, le da contención emocional, interviene poniéndole límites frente a actos que pueden ponerlo en riesgo”, explicó la experta. 

Millet destacó además que a diferencia del tratamiento asistencialista de “asumir al otro” o normalizar ciertas conductas, desde esta perspectiva de abordaje de la salud mental se promueve la vinculación social desde el reconocimiento de las singularidades de cada persona. 

“No es asumir las cosas por el paciente, es acompañarlo para que lo pueda hacer. Pero no se busca que actúe como se cree que debe actuar, sino que actúe según sus capacidades y en este sentido se promueve una invención”, enfatizó la profesional.

Compromiso institucional con la iniciativa

La directora del Programa de Posgrado en Psicología, MSc. Marietta Villalobos Barrantes afirmó, en el marco de la inauguración de este Congreso, que Costa Rica tiene “una gran deuda con la atención del sufrimiento y de los malestares sociales”.

“Este reto implica superar paradigmas de institucionalización y medicalización abusiva, urge modificarlos, urge cambiarlos, urge consolidar dispositivos de atención que rompan con el orden psiquiátrico, es decir, el orden del encierro, de la insistencia en los diagnósticos y la medicalización”, afirmó la académica.

Por su parte, la Vicerrectora de Vida Estudiantil, Dra. María José Cascante Matamoros señaló el deber de la institución, como casa de estudios superiores, de “analizar y reflexionar sobre los avances que como sociedad y país son necesarias para el bien común”.

“Es clara la necesidad de que las políticas públicas a nivel país en materia de salud integral contemplen en su abordaje el enfoque de los derechos humanos, pero también una mirada de construcción colectiva y responsabilidad compartida de la salud” indicó la jerarca.

El espacio también contó con la participación de la Coordinadora del Dispositivo Comunitario del Hospital Roberto Chacón Paut, Dra. Melissa Molina Campos, quien compartió con las personas asistentes su experiencia en la implementación de esta perspectiva de abordaje en el país.

Molina compartió los esfuerzos que realiza, desde la institución especializada donde labora, por la desestigmatización y despatologización del paciente, así como por promover en el país una atención centrada en la persona y en el reconocimiento de la atención del sufrimiento psíquico como un asunto que no es individual, sino social.

La psicóloga e investigadora argentina Dra. Alicia Stolkiner brindó de manera virtual la conferencia inaugural de este Congreso Internacional. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

Reflexión internacional desde Costa Rica

La conferencia inaugural del XIII Congreso Internacional “Acompañamiento Terapéutico: nuevos aportes en el abordaje de la Salud Mental”, realizado por primera vez en Centroamérica, estuvo a cargo de la psicóloga e investigadora argentina, Dra. Alicia Stolkiner.

La experta afirmó que la salud mental es un campo de prácticas sociales y desde esta perspectiva, la palabra “locura” no hace referencia a una enfermedad particular sino a un constructo social que asigna cierto espacio dentro de la sociedad a las personas con determinadas características y padecimientos.

Stolkiner aseguró que para transformar el modelo de atención de la salud mental se requiere una intervención, que lejos de ser exclusivamente técnico-científica, es política e implica una modificación respecto a la construcción de personas y sujetos de derecho dentro de la sociedad.

Según la experta, el enfoque de atención tradicional con respecto a las personas con sufrimiento psíquico coloca a los pacientes en “un lugar de impotencia” que también refuerza el modelo asilar manicomial, el cual más allá de un edificio constituye una forma social de relacionarse de manera estigmatizada y objetivante con la locura.

Frente a las prácticas tradicionales dominantes en el tratamiento de la salud mental, Stolkiner planteó el Acompañamiento Terapeútico como un dispositivo centrado “en que la persona viva una vida cotidiana en la comunidad, en lazo social y con una posibilidad de desarrollo que esté centrado en sus capacidades”.

“El éxito del campo de la salud mental sería su desaparición. Nosotros tendríamos que pensar en un futuro donde no atendamos la salud mental, sino que atendamos la dimensión subjetiva del sufrimiento, de los procesos de salud-enfermedad-atención-cuidado en su conjunto” concluyó Stolkiner.

 

Andrea Méndez Montero
Periodista, Oficina de Divulgación e Información, UCR