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Etiqueta: teatro

La otra danza de la ira

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

Hace unos días asistí al teatro a ver la puesta en escena “La danza de la ira” protagonizada por la actriz costarricense Marian Li. En una tremenda demostración histriónica, Marian dio cuenta de una realidad compleja, a veces tirada debajo de la alfombra con el resto del polvo, porque forma parte de eso que se denominan los secretos familiares.

El abuso infantil en Costa Rica es una realidad que lacera y lastima la dignidad de las personas que lo experimentan y que crecen con todo tipo de cargas emocionales hasta bien entrada su edad adulta. Si no se acompañan desde el plano psicológico para sanar y reparar, difícilmente sus vidas transcurrirán de forma adecuada.

Así como esta ira descompone vidas, hay otras danzas de enojos que están comprometiendo la paz social en Costa Rica. En las últimas semanas, cada vez con mayor frecuencia, se ha empezado a notar el aumento de la violencia en espacios públicos, particularmente en carretera.

Son verdaderas batallas lo que se observa en videos que circulan en redes sociales, con el agravante de que en algunos casos las personas en disputa están armadas y eso agrava aún más el deterioro de la convivencia que una vez tuvimos como sociedad.

Las reglas del juego colectivo parecieran haberse agotado. La incapacidad de hablar, de compartir los espacios, de dirimir las diferencias (cualquiera que sean) de forma respetuosa, conversada y reposada, ha provocado una lesión sin retorno a los intercambios y las formas civilizadas de comportamientos.

Estas otras iras también son resorte de la Salud Pública y deben ser abordadas de forma integral. Es absolutamente urgente detener estas batallas campales y darle paso a otras maneras de hablarnos y vernos de nuevo a los ojos. Es imperativo.

Crónica – ¿Para qué sobreviví?

Por Memo Acuña. Sociólogo y escritor costarricense

Sobre la obra teatral “La danza de la ira cosquillitas” protagonizada por Marian Li, Premio Nacional de actuación Ricardo Fernández Guardia en Teatro Espressivo.

La primera escena muestra a Odette desfigurada. Juro que vi en ella varias caras mientras su cuerpo colapsaba sin control en el centro del escenario. Es apenas el primero de cientos de microtemblores que suceden en escena, que juntos dibujan una gran falla tectónica representando el flagelo del abuso infantil en un país como Costa Rica.

Confieso que desde esa primera escena comprendí que hay momentos en la vida que te preparan para decir lo que debes decirle a una sociedad “violentamente pacífica” como esta. Gracias Marian Li, la actriz, por poner en el cuerpo y la subjetividad de Odette las cosas que deben decirse fuerte y claro, sin miedo.

Hoy vengo a decir con vos.

La puesta en escena, una vez más, de la trepidante y brutal obra teatral llamada originalmente “Cosquillitas” y que en esta nueva temporada se ha denominado “La Danza de la ira”, nos muestra la destrucción-reconstrucción de una mujer que siendo niña y por años experimenta abuso sexual por parte de un conocido de su familia.

Usando el arte, la danza como herramienta de sanación, Odette transita por varias facetas que la descomponen y la recomponen al mismo tiempo. Desde su zona rota, desde su voz quebrada pero fuerte, desde su constante lucha para perdonarse, la danza como recurso, el arte como medicina persisten.

“La danza de la ira”, un texto teatral escrito por Andrea Bescond (en francés Les Chatouilles ou la Danse de la Colere), invita a gestionar la ira de manera que esta no quede atrapada en el cuerpo y en las emociones.

Por eso el arte. Por eso el teatro. Por eso la danza. Por eso, entiendo la contundencia con la que Odette, Marian, presentan el dolor, el enojo, la frustración de chocar contra pared primero con quienes la violentaron y segundo contra un sistema institucional omiso y a menudo revictimizador.

La noche que fuimos a ver este espectáculo había cierta, tanta energía en el ambiente. Se sentía. La luz, un personaje más en la puesta en escena, detallaba los contornos de la actriz y sus 15 personajes a cuestas. Como si la violencia no terminara de fragmentarnos, volarnos en mil pedazos que luego terminamos por juntar del suelo para reconstruirnos.

Repararnos. Sanarnos.

Por eso esa primera escena que fragmenta a la mujer que se da cuenta de lo que un día siendo niña, le hicieron sin poder decir ni una sola palabra para defenderse.

Vengo a decir con vos, Marian. Gracias por darme la valentía para hacerlo.

En 2023 el 9-1-1 captó 3.494 reportes de diversos abusos de tipo sexual contra menores de edad. Esta cifra es escandalosa, de miedo, de terror. Es que un solo niño, una sola niña que esté siendo violentada de esa forma a esta hora, nos convierte en una sociedad “violentamente pacífica”. Nada de mitos fundacionales, sociedades igualitarias, pacifismo mentiroso.

En el Poder Judicial los casos que llegan son alarmantes:8.000 en promedio anual. Pero los procesos son lentos, agotadores, revictimizantes en todo caso.

Y si a esto agregamos que son más los hechos no denunciados por que el abusador solicita mantener el secreto, por temor, por complicidad familiar, por negligencia, por tantas cosas…estamos hablando de una sociedad rota, partida, desfigurada también en mil pedazos.

La noche que vi el espectáculo con el cual la actriz Marian Li ganó el Premio Nacional de actuación Ricardo Fernández Guardia en 2023, entendí que más que junto con la negligencia, el silencio es una laceración para la dignidad de las personas que sufren o han sufrido esta brutalidad en sus cuerpos y mentes.

Agradezco a Teatro Espressivo por abrir el arte a estos temas y hacerlos parte de nuestras necesarias reflexiones.

Debemos hablar. No callarnos más. Para no seguir rompiéndonos como personas, como colectivo. Y debemos acompañar los procesos de reparación con escucha, orientación, guía. El arte también es una salida. Siempre.

Con esa guía y esos instrumentos es que vengo a decir entonces, porque no debe haber más silencio:

Soy Memo Acuña, sociólogo, actor, escritor, comunicador, Premio nacional de literatura en la rama de ensayo 2019, Vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional en Costa Rica.

Yo tambiénsoy fragmentos y me reparo. Todos los días.

Escribo esta reseña desde mi condición de sobreviviente, para que ojalá alguien que lea estas palabras acuda, hable, salve. Se salve. Sobreviva.

Perdono al Memo niño que sufrió lo que hicieron con el y le digo que en el futuro todo estará bien. Que aquí estoy yo para abrazarlo.

Que para decir esto que digo sin miedo y fuerte, sobreviví.

Aquí estoy.

Doble pecado de ser pobre y mexicano

Manuel Delgado

“Lo peor que tiene la pobreza es la humillación. No la necesidad, porque uno puede pasarse días sin comer. Pero no te puedes escapar de la indignidad de la pobreza. Ser pobre tiene mal olor, una cierta pestilencia”.

Muchas frases así son lanzadas como dardos y como cuchillos afilados hacen trizas la mente. Pero no las dice cualquiera, la dice uno que de verdad conoció la pobreza y la discriminación.

Anthony Quinn provenía de esos botaderos del México profundo. Era hijo del hijo de un irlandés, Francisco Quinn, y de una empleada doméstica. Cuando ella solo tenía 16 años, el muchacho le dijo que se había enrolado en las filas de Pancho Villa y que quería que ella lo siguiera como soldadera, es decir, la mujer que le hacía la comida, le lavaba y le zurcía la ropa, lo ayudaba en el campo de batalla, le curaba las heridas y la que, además, le dio un hijo, ese muchachito llamado Antonio, nacido en un vagón del tren militar en mitad del combate.

Por ese padre, el pequeño desarrolló un sentimiento de amor y de odio irresolubles que lo atormentarán por siempre. Él era el mejor y el peor padre, amoroso las pocas veces que estaba presente con él y luego con su hermanita; ausente casi todo el tiempo. Antonio vivió de su mamá que iba de un sitio a otro buscando trabajos miserables, sobre todo de empleada doméstica, lavadora de ropa (en el río y en batea) y planchadora, a los que, además, tenía que arrastrar a sus dos hijos.

Huérfano a los diez años (en realidad había sido huérfano toda su vida), Antonio (o Anthony, como pasó a llamarse) hizo todos los trabajos: recolector de frutos, limpiabotas, mandadero, dibujante, saxofonista en una banda de jazz, boxeador y… predicador en una iglesia pentecostal (“Quizá la ley de Dios no dijese que unos deben morirse de hambre mientras otros viven en la abundancia”).

La necesidad lo arrojó a una ocupación no prevista, la de actor, primero en teatro y más tarde en pequeñísimos papeles en el cine, quizá porque, como él dice, “la ficción era la única realidad con que podía contar”.

Allí, como figura de celuloide, su ascenso fue vertiginoso, aunque siempre, antes y después, tuvo que combatir esa discapacidad de ser un “sucio mexicano”, situación que tuvo oportunidad de disimular a menudo pues por su físico (pese a su tez morena) y su apellido, bien podía pasar por un irlandés. Pero terco hasta decir basta, nunca renunció a su patria de origen, quizá porque, como él mismo dice, “necesitamos molinos de viento…”

Esa condición de cuasi espalda mojada le puso obstáculos siempre para obtener papeles estelares. La Hollywood blanca nunca le otorgó un Oscar a mejor actor, aunque sí dos por papeles de reparto. Pero todos lo recordamos por sus grandes actuaciones, sobre todo por su entrañable Zorba el Griego.

Son apasionantes su obra, su vida y su autobiografía, titulada “El pecado original”, una rareza bibliográfica.

Es una autobiografía muy curiosa, muy original, porque no cuenta el transcurso de su ascenso en el cine ni los detalles de su vida amorosa, sino que, toda entera, es una conversación con su psiquiatra, un reporte de su psicoanálisis, donde va dilucidándose ese zipizape con un niño diez años que no es otra cosa que su conciencia. Una pieza maestra de la literatura que no sé cómo se escribió, pero que supongo que tiene mucho de la mano de su personaje, al que hay que inscribirlo también como representante de la literatura norteamericana.

No era la intención del autor, pero la obra retrata el desagradable ambiente de Hollywood y la desagradable vida gringa, pero tiene, entre otros encantos, el de nunca apartarse de ese México sufrido, mágico, amado e inagotable de donde proviene.

Crónica – lo que significa una puesta de sol

Por Memo Acuña. Sociólogo y escritor costarricense

Se necesitan agallas y valentía por partes iguales para hablar sobre ciertos temas. Se necesita humanidad y destreza para hacerlo frente a un público poco acostumbrado a la participación, al convivio social, al “junte teatral”

La noche del 23 de agosto anterior mi querida gestora cultural, periodista y bailaora de flamenco, Natalia Rodríguez, nos hizo un regalo inmenso: invitarnos al estreno de la puesta en escena de “Las cosas maravillosas” dirigida y protagonizada por el actor costarricense Melvin Jiménez.

Durante hora y media, a través de una actuación envolvente y sincera, Jiménez logra taladrar esa cuarta pared hipotéticamente existente entre el público y el actor, para colocar en el escenario uno de los temas más complejos que nos atraviesa en la vida moderna.

El ambiente de ese viernes en la Sala del Teatro Espressivo era un tanto distinto a las convencionalidades y rituales de una función teatral.

La puesta en escena inicia sin los acostumbrados tres timbres que anuncian el comienzo.

Por el contrario, encuentran a un Melvin distendido, jovial, distribuyendo entre el público que ingresa, papelitos con frases de situaciones cotidianas. Las indicaciones son precisas: al escuchar el número correspondiente, la persona debe leer la frase anotada.

Eso, que pareciera parte de una utilería más de una pieza teatral, se convierte en personaje medular del entramado.

Para hablar de la salud mental, de la depresión en las personas y sus consecuencias, muchas de las veces terminadas en suicidio, se requiere algo más que conocimiento. Se necesita sensibilidad y percepción de las emociones de un público que ríe, llora, aplaude, canta, piensa, acciona. Se necesita, valga la metáfora, apalabrar en colectivo lo que nos pasa por el cuerpo y la mente.

Originalmente escrita por el inglés Duncan Macmillan, la propuesta de dirección y actuación ensaya un recorrido por la nostalgia a través de música rock costarricense de los años ochenta. Conectar con la memoria es evocar los sonidos que pueden salvarnos. Conectar con eso, es simplemente maravilloso.

Confieso que desde la primera escena un shock eléctrico se instaló en mi cuerpo. Y entonces las emociones iban y venían, desde la alegría a la reflexión profunda.

En mi vida he tenido momentos así. Pero juro que haber visto en los últimos años puestas de sol absolutamente incomprensibles para el ojo humano, me ha devuelto a mi ADN original y forman parte de mi registro de cosas increíbles.

Absolutamente todos deberíamos hacer una lista con estos momentos. Empezar con lo más llano del día a día y terminar con puestas de sol que te devuelvan tu sentido en la vida.

Una vez más compruebo y confirmo que el arte es un vehículo transformador y que nunca, como en este caso, debo dejar de decir que el arte salva. El arte sana. Yo soy artista. Por lo tanto, soy sanador.

La alegría de coincidir

Por Memo Acuña. Sociólogo y escritor costarricense

El jueves 16 de julio de 2020 emitimos por primera vez nuestro espacio Zona de Recarga. Lo hicimos en medio de la incertidumbre no solo por la forma comunicativa que escogimos en ese momento (la plataforma de Facebook live directamente) que no conocíamos en su totalidad, sino porque eran los primeros meses de la crisis pandémica que nos circundaba entonces.

Pensado como un espacio dedicado al arte y la cultura en Latinoamérica y El Caribe, se originó justamente en el marco de una serie de lecturas de poesía virtuales que organizamos en los meses previos, donde juntamos poetas nacidos en otros países y residentes en nuestro país.

Lo hicimos motivados por el clima antiinmigrante que existía entonces, donde las narrativas sobre la relación entre enfermedad y migración generaba una crispación discursiva en redes sociales y en espacios sociales de convivencia. Decíamos entonces, en uno de esos espacios, que para nosotros era una recarga de esperanza encontrar esas voces para decir lo que las personas migrantes no apalabraban.

Desde entonces, el concepto empezó a tomar forma. Pensamos en un lugar seguro, un espacio inclusivo de coloquio, arte y reflexión. Tomamos la decisión de que fuera un espacio regional latinoamericano y caribeño. Construimos el concepto, que entonces y ahora reza de la siguiente manera:

“El espacio es de una hora de duración dedicado a promover intercambios con artistas de diversos sectores sociales y diferentes países de la región latinoamericana y El Caribe, en el que la persona invitada se extiende en contenidos biográficos, contextuales, testimoniales desde su vivencia individual y colectiva. Zona de Recarga es concebido como un momento para recargar y seguir adelante, imaginado desde la noción de contenidos constructivos, sensibles a los derechos humanos, a las diversidades y por ello acompaña narrativas y estéticas de voces múltiples”.

Con este concepto claro, hicimos nuestras primeras tareas de producción: generación del afiche promocional, listado de personas invitadas (que entonces lo conformaban cerca de 50 hombres y 50 mujeres) y un calendario preliminar con cerca de dos meses de programación confirmada.

Ese 16 de julio, recibimos con mucha alegría al poeta uruguayo Gustavo Maca. En un horario que nunca volvimos a repetir en nuestros programas habituales (3 pm), esa tarde iniciamos una experiencia de comunicación cultural que nos llevaría a aprender tanto sobre contenidos, conversación en redes y, sobre todo, tomar a la persona invitada y su biografía como los principales protagonistas de nuestro espacio.

Este 1 de agosto cumplimos 200 programas habituales. Es decir, cuatro años completos, 20 países invitados y una paridad en cuanto a hombres y mujeres en el espacio. Escritores, escritoras, personas relacionadas con la música, las artes plásticas, el teatro, la fotografía han pasado jueves tras jueves a contarnos cómo iniciaron en el arte y como el arte les ha transformado la vida. De igual manera, se han emitido 25 programas especiales, en horario de fin de semana, en el que han participado artistas de las diversas disciplinas.

Cumplimos estos 200 programas celebrando, como hemos dicho, la alegría de coincidir. Somos firmes convencidos en el rol social y subjetivo del arte como recurso para la transformación y la generación de mejores sensibilidades en un mundo que las requiere con urgencia.

Nos aprestamos a iniciar la quinta temporada con emoción e ilusión, como la que tuvimos esa tarde de julio de 2020 cuando Gustavo Maca apareció en nuestra pantalla. Seguimos pulsionando, percutiendo, transformando. Esa es nuestra motivación y misión política y social.

Nos pueden acompañar en nuestras redes sociales con el nombre de Zona de Recarga (Youtube y Facebook) y nuestras redes personales. Les espero para seguir construyendo la alegría de coincidir.

Actividad de celebración de los 200 programas de Zona de Recarga en el Centro Cultural de España, en San José, el 31 de julio; con Arabella Salaverry, Luis Diego Solórzano, Pablo Narval y Alejandra Solórzano.

El FestArt llegará a los cantones de Palmares, Sarchí, Grecia, San Ramón y Naranjo cargado de teatro

Escuelas de la región se han visto beneficiadas por este proyecto. Foto cortesía FestArt.

Esta será la última edición del festival que inició en el 2014 en el Recinto de Grecia*

Del 26 de julio al 3 de agosto se realizará le FestArt 2024, un festival impulsado por el Recinto de Grecia de la Universidad de Costa Rica, que beneficia a la región de Occidente con presentaciones gratuitas en centros educativos y lugares abiertos a la comunidad.

El festival, que se realiza desde el año 2014, contará con la participación de 13 agrupaciones, 6 nacionales y 7 internacionales procedentes de El Salvador, Honduras, México, Colombia y Brasil.

Según Laura Santamaría, productora general, en esta oportunidad el FestArt se concentrará en espectáculos teatrales, de títeres y tendrá una fuerte participación de cuentacuentos.

De esta forma, algunos centros educativos de los cantones de Palmares, Sarchí, Grecia, San Ramón y Naranjo se verán beneficiados, así como los siguientes espacios públicos: Centro de la Cultura de Grecia, Salón Campo Ferial Palmares, Biblioteca Municipal de Sarchí, Centro Cultural Histórico José Figueres Ferrer San Ramón, Centro de Cultura Social San Ramón y el Salón Comunal Santiago Palmares.

Grupos nacionales e internacionales han donado su tiempo y su trabajo a esta actividad. Foto cortesía FestArt.

VER PROGRAMA

Última edición del festival

Este 2024 marca el final del FestArt, que se creó por una necesidad de llevar espectáculos de calidad a Occidente. Según Santamaría esta experiencia permitió que las comunidades comprendieran que es posible acercarse al arte, “se dieron cuenta que quieren esto para sus centros educativos, para sus comunidades, por eso cada año nos llaman. Las quieren y necesitan para desarrollar habilidades y destrezas en niños, jóvenes y en los mismos miembros de la comunidad”.

Destacó que la mayor parte del equipo de producción actualmente está fuera del ámbito universitario, ya que iniciaron como estudiantes y decidieron continuar colaborando a pesar de las obligaciones laborales y familiares. Por ello, se ha hecho difícil continuar “sostener el FestArt durante este tiempo ha sido una labor maratónica de parte de todo el equipo de producción, es un gran esfuerzo en convivencia primero con sus actividades académicas y ahora con sus actividades laborales”.

“El equipo dio lo que tenía que dar y en el tiempo en que tenía que hacerlo, ya las obligaciones no nos permiten continuar” aseguró.

Carlos Eduardo Camacho Araya, es uno de ellos, él se involucró en el festival cuando era estudiante de la carrera de Turismo Ecológico en el Recinto de Grecia y ha sido parte de esta actividad durante seis años.

Destacó que la labor que ha hecho este festival en las comunidades es muy grande. “El hecho de llevar teatro de calidad a las comunidades sin costo alguno despierta la chispa y el interés por el arte, es una labor importante ya que sabemos que desde la cultura podemos sensibilizar para que las personas tomen conciencia en muchas áreas en las que nos desenvolvemos”.

Aseguró que ese papel social y los vínculos que ha creado durante todo este tiempo es lo que le ha impulsado a seguir colaborando. Añadió que esta experiencia fue importante para su formación ya que le enseñó a trabajar en equipo, a plantear prioridades, a dar lo mejor y le permitió fortalecer las habilidades blandas. “Ha sido un proyecto que nos ha dado mucho y hay que darle un cierre como lo merece y eso también me causa felicidad” aseguró.

Por su parte, Rebeca Hernández Murillo, Trabajadora Social y colaboradora de este proyecto desde sus inicios, señaló que esa tarea de llevar el arte a las comunidades permitió también abarcar temas y llevar mensajes sociales. “Acercar a las comunidades al arte ha sido muy importante, también que las obras, además de entretener, dejen mensajes de temas sociales que toquen las fibras de la población”.

Aseguró que ponerle fin a en esta aventura le genera sentimientos encontrados. “Es una mezcla de tristeza, nostalgia, alegría, satisfacción. Por 10 años hicimos un proyecto maravilloso, por 10 años nos convertimos en una familia, solo sé que ha sido un proyecto que cambió mi vida y que voy a llevar por siempre en el corazón”.

Arte escénico como herramienta en la creación de espacios de participación social

El profesor Mag. Jonh Diego Bolaños Alfaro se unió al festival en el 2018, cuando asumió la dirección del Recinto de Grecia, desde entonces ha estado involucrado en esta actividad.

Destacó que el FestArt promovió el arte escénico como herramienta en la creación de espacios de participación social y cultural de los niños, niñas, jóvenes y adultos de la zona de Occidente y proyectó el carácter humanista de la Universidad de Costa Rica hacia la comunidad.

Añadió que fueron muchas las poblaciones beneficiadas que tuvieron la oportunidad de disfrutar de espectáculos de teatro, música, baile y cine de calidad completamente gratuitos. Dichas actividades fueron instrumentos facilitadores para mejorar la calidad de vida y motivar el desarrollo de una cultura y permanencia de este tipo de arte en comunidades rurales de Occidente.

En cuanto a los centros educativos, Bolaños aseguró que el festival permitió compartir con estudiantes y docentes, talleres y presentaciones que les ayudó a promover el desarrollo de habilidades y destrezas siendo co-creadores en un proceso de aprendizaje lúdico.

Los espectáculos han sido instrumentos facilitadores para mejorar la calidad de vida y motivar el desarrollo de una cultura. Foto cortesía FestArt.

Por su parte, a nivel universitario destacó que este espacio de participación artística, además de promover el arte, permitió a los estudiantes universitarios participantes del proyecto generar experiencia en producción y organización de eventos, así como el intercambio cultural con artistas nacionales e internacionales.

“La Universidad de Costa Rica como institución se ha beneficiado con la proyección hacia la comunidad de su labor humanística y sociocultural, en especial para el Recinto de Grecia que pocas veces se visibiliza con actuaciones interinstitucionales en la propia comunidad”.

Destacó que con este festival también se logró abarcar temas que merecen reflexión y análisis con puntos de vista menos invasivos o más permisivos, para que luego sean discutidos en el núcleo familiar y se genere una cultura propositiva de atender nuestros problemas sociales y nacionales sin tapujos o reservas.

Bolaños aseguró que este ciclo se cierra con mucho orgullo por el trabajo realizado y el éxito conseguido gracias al apoyo de todo el pueblo de Grecia y de Occidente y que se deben abrir nuevas propuestas culturales que beneficien a la región.

*Grettel Rojas Vásquez
Periodista, Sede de Occidente, UCR

Invitación al Teatro de Bolsillo (San Pedro) para la obra «Antoño» por los derechos de las personas con discapacidad

Se extiende invitación para la obra de teatro “Antoño” por los derechos de las personas con discapacidad, los días: 

  • Viernes 31 de mayo 
  • Sábado 1 de junio 
  • Domingo 2 de junio
  • Viernes 7 de junio
  • Sábado 8 de junio 
  • Domingo 9 de junio

La obra se llevará a cabo en el Teatro de Bolsillo, ubicado 100 metros al Este de la Iglesia de San Pedro de Montes de Oca.

Reservaciones al celular: 87146784.

¡Vengan amigos, traigan a sus familias y contribuyan por los derechos de las personas con discapacidad!

UCR. Oxitocina: voces contra la violencia obstétrica

La obra se presentará en el teatro Universitario del 24 de mayo al 9 de junio

Basada en testimonios reales, la pieza alza la voz en contra de la violencia obstétrica de nuestro país

Obra Oxitocina

Con el objetivo de denunciar y visibilizar, desde una mirada artística, la existencia de la violencia obstétrica en sus diferentes dimensiones, el Teatro Universitario estrena la obra Oxitocina. 

Esta propuesta de investigación-creación utiliza el monólogo como recurso escénico principal, pues la palabra tiene un lugar central en la puesta en escena, y se acompaña de otros insumos como la danza-teatro, la poesía y una escenografía y atmósfera musical sugerente y de corte surrealista. 

Es una pieza escrita por Melissa Hernández Vargas y Amanda Méndez Ramírez quien, además, asume la dirección. 

Las funciones son los jueves, viernes y sábado a las 7:00 p. m. y domingo a las 3:00 p. m. y 6:00 p. m.  

Las entradas se pueden adquirir en la boletería virtual https://shorturl.at/yJVX6, o en la boletería de Teatro Universitario, a un costo de 6000 colones para público general y 3000 colones para estudiantes con carné y personas ciudadanas de oro. 

Para ahondar sobre el proceso creativo, la directora Amanda Méndez Ramírez conversó sobre diversos aspectos de la obra . A continuación, se presenta un extracto de la entrevista. 

-¿Cómo se crea la puesta en escena?

Amanda Méndez (AM): Yo soy egresada del posgrado en estudios de la mujer de la UCR y también soy artista escénica de profesión. En mi posgrado, en el proceso de estudio enfoqué mi investigación y mis intereses a la denuncia de la violencia contra las mujeres en el teatro, específicamente a las directoras mujeres.  

Igual desde antes, en el proceso de bachillerato y licenciatura, también me había interesado mucho estos puntos interdisciplinarios entre las artes, la sociología, estudios de género, entonces mi tesis de licenciatura también tocaba temas por ahí. Luego, por otro lado, tengo una colega con la que escribí el texto de Oxitocina, Melissa Hernández Vargas, ella es psicóloga y tiene desde el 2014 de estar investigando justamente el tema de la violencia obstétrica y su investigación de licenciatura también fue por esa misma línea de un estudio psicosocial sobre la violencia obstétrica. Hizo un proceso de investigación de entrevistas a mujeres para recopilar sus vivencias en torno a este tema.  

De mi interés en el abordaje de estas temáticas y encontrando que Melissa también estaba investigando este tema y ya tenía experiencia justamente en investigación de esta forma o este tipo de violencia en específico, yo le dije que nos uniéramos y que escribiéramos un texto, que hiciéramos un proyecto, que construyéramos algo vinculando a nuestros dos campos, el mío del teatro y mi interés en denunciar la violencia contra las mujeres y el tema que ella estaba investigando, que era propiamente la violencia obstétrica y la denuncia de esta forma de violencia. 

De ahí salió la propuesta y a mí me gusta mucho la investigación artística, es un campo que me interesa mucho explorar y trabajar. Desde ahí mi interés en unir diferentes temas y hacer investigaciones interdisciplinares.

Nosotras dijimos, si vamos a hacer este proyecto, a pensar la escritura y la construcción de una investigación y después el posible montaje, hay que hacer un proceso, no de cero, porque ambas tenemos nuestra formación, pero sí habría que construir un texto que sea propiamente para el montaje, para la obra, para la dramaturgia y que tenga información nueva, no reciclar otras investigaciones u otras entrevistas, sino construir material a partir de entrevistas hechas específicamente para hacer el montaje.

Hicimos una convocatoria para ver qué mujeres estaban dispuestas a compartirnos sus experiencias, sus vivencias en sus procesos de embarazo, parto y posparto, sabiendo que iba a ser una entrevista que se iba a utilizar para construir una dramaturgia. A partir de de esa premisa, hicimos cuatro entrevistas a mujeres de distintos puntos del país y a partir de las experiencias y las vivencias que ellas nos contaron, construimos una única historia, que tiene gran percepción y realidad. Hicimos un personaje ficticio a partir de las vivencias de ellas en sus distintos momentos de vida, inclusive, con hijos o hijas de edades distintas.

Así construimos esta dramaturgia como tal.

-¿Cómo se realiza la investigación y cuál es la importancia de tocar el tema de la violencia obstétrica en una obra de teatro?

AM: Primero que todo, partimos del hecho de que la violencia obstétrica es un tema que ha sido tratado muy poco a nivel nacional, es un concepto inclusive que tiene muy pocos años de apalabrarse, de pronunciarse, no solamente dentro del ámbito académico, sino también como conciencia al respecto de que existe la violencia obstétrica, que se le pueda llamar por un nombre, empezando por ahí. Y después es algo muy importante porque es una forma de violencia que sigue estando muy invisibilizada y sigue quedando mucho en el campo de lo íntimo, de lo privado o visto desde un lugar muy individualizado, de la experiencia de cada mujer, cada una vivió su proceso y pues queda ahí, en el ámbito individualizado en el sentido de que no hay una denuncia política al respecto, no hay una política pública que busque contrarrestar o cambiar esa realidad.  

Por otro lado, a mí se me hace muy importante que dentro de las artes escénicas y propiamente de las artes dramáticas, se busque tocar temas que también aporten a la denuncia de la violencia contra las mujeres. Y esta forma de violencia que es muy particular, que creo que nos atraviesa de una u otra forma a muchas personas, no solamente a las mujeres que han vivido estas experiencias, sino también a todas las demás personas como testigos de estas formas de violencia, ya seamos hijas, hijos, parejas, familiares. Es una realidad que está muy presente en nuestra vida y que es necesario hablar al respecto.  

También el montaje nace mucho de esta búsqueda de apalabrarle, de dar voz a estos relatos, ser un canal, una mediación para aprovechar el recurso de las artes escénicas, aprovechar la difusión, el público y el alcance que puedan tener estas artes para hablar de un tema que también ha sido bastante silenciado.  

En general, es un poco desde esa búsqueda, de dar voz a estas historias y de dar voz a sus discursos y pues traerlos al arte y aprovechar la capacidad que puede tener el arte de ser escuchado, de ser sentido. 

-¿Y por qué se llama la obra Oxitocina?

AM: La obra se llama Oxitocina en principal medida porque en las entrevistas que hicimos, las cuatro mujeres mencionaron la oxitocina como una sustancia, como un componente, que fue relevante en su proceso en el hospital. Hacían referencia al uso artificial para acelerar el proceso de parto, para agilizarles el tiempo de espera, etcétera. De una u otra forma cada una expresaba su relación con este medicamento, con esta hormona que se utiliza para acelerar los partos. 

También, desde este otro lugar más coloquial en el que conocemos la oxitocina como la hormona del amor, como hormona natural que genera toda esta conexión y el vínculo de la madre con su con su bebé, todo el tema de producción de leche materna.  Tiene mucho que ver con las conexiones, con los vínculos que se pueden construir y que es una hormona que tiene un lugar ahí.  

Entonces, jugando con los lugares distintos que puede tener la palabra como tal, desde ese lugar más médico, otro más hormonal y otro más popular, hicimos un entrecruce de los posibles significados que puede tener la palabra. 

-¿Cuáles los retos de hacer un montaje con este tema? 

AM: Mucho mi interés en mi formación en el posgrado, en mis estudios, ha sido justamente reflexionar y pensar sobre cómo es que se tratan estos tipos de temas en las artes escénicas, desde un lugar responsable, que busque alejarse de la revictimización de las personas respecto a la violencia, que busque presentar o representar la violencia desde un lugar de cuidado, no solamente en este caso particular, que estamos utilizando palabras e historias de mujeres que realmente vivieron esos eventos y que no es algo que se puede tratar a la ligera.

Y también desde el lugar de enunciación y presentación de la violencia, desde dónde estamos tratándola, posicionándola, alejándonos de convertirla en espectáculo, y buscando desde un lugar lo más responsable posible, no solamente con las mujeres que nos compartieron sus historias, sino también pensando en el público. 

Por otro lado, también por eso estoy trabajando con mi colega Melissa, que es psicóloga y ha hecho, a lo largo del proceso un trabajo como dramaturguista, que es ese proceso desde una mirada externa, para acercarse por momentos al proceso de ensayos, de construcción escénica y tener una mirada más fresca y que pueda ser más crítica de cómo es que se está representando esta violencia, cómo lo estamos abordando, desde qué lugar se está trabajando los componentes de la historia de las mujeres o algunos otros elementos, otros personajes o interpretaciones que estamos teniendo en el montaje, como enfermeras, el médico y la paciente, etcétera. Cuidar desde dónde se está construyendo todo el discurso y toda la historia, justamente buscando alejarnos de una visión más gratuita, simple o ligera de abordar las violencias. Estamos tratando de ser muy cuidadosas en su tratamiento. 

-¿Cómo está planteado el montaje? 

AM: El montaje está planteado como una tragedia contemporánea. Estamos abordándolo desde el lugar de la memoria y el recuerdo, recopilando la forma en que los relatos son contados.  

Estamos utilizando el elemento de la memoria y el recuerdo para construir el estilo y el formato del montaje.  

El montaje tiene un estilo que podría transitar mucho dentro de lo onírico, lo surreal, lo que está basado en cómo vienen los recuerdos a la mente, cómo se hacen saltos en el tiempo, cómo de repente una está recordando algo y ese recuerdo te trae otro recuerdo. Estamos buscando mucho jugar con esa cualidad de la memoria y escenificarla, y es algo que estamos construyendo, utilizando mucho el lenguaje poético.

Con el estilo estamos utilizando el lenguaje de la danza- teatro, que se aborda mucho desde la emoción, los sentimientos, desde un lugar muy honesto por parte de las personas intérpretes  

-¿Cuál el mensaje o lo que ustedes quieren que el público se lleve luego de ver esta obra? 

AM: Primero que todos nos interesa destacar este componente psicosocial de la violencia obstétrica. Destacarla como una problemática social y no como una problemática individualizada.  

Sumar una denuncia más a las distintas denuncias que se han ido construyendo, no solamente de las mujeres que de su propia voz y desde su propio lugar, denuncian, sino también desde investigaciones y diferentes instituciones, organizaciones que también están a favor del parto respetado, del parto organizado y de los derechos de las mujeres en sus procesos de embarazo parto y posparto.  

Hay un concepto que utiliza Melissa en su investigación, que tiene que ver con cómo se aborda el daño que generan este tipo de situaciones y sacar ese daño de lo privado. Estamos buscando, de alguna forma sacar a la calle este tema, sacarlo fuera del hospital, de la de la casa y también abordarlo desde un lugar que no culpabiliza a la persona que experimenta eso. Creo que hay un énfasis en librarse de la culpa que ha generado esta experiencia, que ha generado este daño. 

Desde esos dos lugares estamos buscando atravesarlo y generar una sinergia, un encuentro entre las distintas historias, porque sabemos son historias que se pueden repetir a lo largo de los años y posiblemente la historia que vivió mi mamá hace 36 años, pueda tener un montón de cosas compartidas con lo que está viviendo una mujer en este momento. Es hacer esos encuentros entre historias y replantearse que ya es tiempo de romper esa cadena de violencia obstétrica que tiene muchos años de estar creciendo.

Andrea Marín Castro
Periodista Oficina de Comunicación Institucional, UCR

El Jubilado, nuevas presentaciones este fin de semana

Le invitamos a la adaptación libre del canto del cisne, el Jubilado, dirigida por Rogelio Fernández con la actuación de Marco Kiko Palma.

Las funciones serán en el Teatro de Bolsillo, ubicado de la Municipalidad de Montes de Oca 100 metros este y 80 metros sur. 

La obra se presentará este sábado 24 de febrero a las 7:00 p.m. y el domingo 25 de febrero a las 6:00 p.m.

La entrada tendrá un precio de 8000 colones. Puede adquirirla en la boletería del teatro o bien, llamando al número 8714-6784.

¡Le esperamos!

Los griegos de la antigüedad – Su legado en la civilización de occidente

Rafael Sanzio; La escuela de Atenas, c. 1511

Juan Jaramillo Antillón

Se ha señalado, no sin razón, que la organización de lo que se llamó civilización occidental y su cultura descienden de la obra y realizaciones de los griegos de la antigüedad. Lo extraordinario es que Grecia, una pequeña nación, relativamente pobre, montañosa y árida, situada en la Europa Mediterránea del sur, con una población relativamente escasa si se compara con los pueblos que la rodeaban, haya dejado una huella cultural tan profunda. Los grandes pensadores griegos que vivieron hace 2,500 años dieron lugar a nuestras ideas modernas de medicina, política, historia, filosofía, ciencia, matemática, arte, teatro, comercio, deportes, etc.

Todo lo anterior, a pesar de que la sociedad griega era tremendamente belicosa. Estaba dividida en ciudades-Estado, que eran cada una, una unidad política con tierras de cultivo a su alrededor y cuyos campesinos sembraban y recogían la cosecha para alimentar a la ciudad. A la cabeza de cada ciudad había un consejo o gobernador y, en algunas, hasta un rey. El problema es que estas ciudades-Estado se pasaban continuamente guerreando entre sí, hacían componendas entre ellas para atacar a la que antes había sido su compañera. La conquista era una de las características de estas guerras, así como la obtención de esclavos como mano de obra barata. Incluso eran atacadas o atacaban a países vecinos. Por esa razón, sus ciudades estaban rodeadas de grandes murallas.

Si se analizan cuidadosamente los logros de las ciudades-Estado, se verá que entre más autoritaria y militarizada era, menos aportaba a la creatividad no guerrera y a la cultura general. Ejemplo de esto Esparta, donde los niños desde los 7 años eran aparatados de sus familias y entrenados para las guerras, de hecho, todos los ciudadanos eran guerreros. En cambio, Atenas, donde se fomentaba el conocimiento general entre la población, fue el crisol del conocimiento humano de su tiempo en la Tierra.

Todo lo anterior, dio lugar a una historia llena de triunfos y fracasos y, hasta se podría decir que, a fin de cuentas, la griega era una civilización inmadura e inestable. Pero, a pesar de lo anterior se impuso a civilizaciones más antiguas y llenas de tradiciones como es el caso de la existente en Persia, Babilonia, y Egipto, todas diez veces mayores en su tamaño geográfico y población. El Dr. Erwin Schrödinger, uno de los padres de la mecánica cuántica señala:

No es posible liberarnos de la aplastante influencia de los pensadores griegos de la antigüedad, ignorar el pasado es no sólo indeseable, sino simplemente imposible. Uno no necesita conocer las doctrinas y escritos de los grandes maestros de la antigüedad, de Platón o de Aristóteles, no necesita haber nunca oído sus nombres, para estar, sin embargo, bajo el hechizo de su autoridad. Su influencia no sólo se ha dejado sentir sobre quienes aprendieron de ellos en la antigüedad y en los tiempos modernos; todo nuestro pensamiento, las categorías lógicas en las que se mueve, los esquemas lingüísticos que utiliza (ya que por consiguiente lo dominan), es en cierto grado elaboración y, en lo fundamental, el producto de los grandes pensadores de la antigüedad.

La fantasía y la realidad de ese pueblo, sus dioses, sus gobernantes y guerreros, fueron descritas inicialmente por el escritor y poeta Homero, que vivió y escribió sus poemas heroicos la Ilíada y la Odisea, hace unos 900 años a. C., La primera trataba del rey Agamenón de Grecia, del guerrero Aquiles y la conquista de Troya (situada en lo que hoy es Turquía), en un lado del Helesponto y cobrando por el paso de todas las naves que viajaban al mar Negro. Dejando de lado el cuento del rapto de Helena, la esposa del rey Agamenón por Paris hijo del rey de Troya, la realidad es que la guerra los griegos la hicieron para apoderarse del estrecho que dominaba Troya y evitar los cobros y, al final, destruyeron a Troya en el año 1200 a. C.

El segundo poema, cuenta las aventuras que por diez años vivió el guerrero Odiseo (Ulises) después de combatir en Troya y tratando de regresar a su país.

Por la misma época, otro poeta, escritor y agricultor llamado Hesíodo, contemporáneo de Homero, en su libro, Teogonía, nos hablaba del origen del universo y de los dioses griegos. Y en Los trabajos y los días describía la Grecia de su tiempo; las dificultades para trabajar, en especial en el campo, y el gran valor del trabajo que mantenía a la ciudad. A diferencia de Homero, que le daba gran valor al estar guerreando, Hesíodo pregonaba la importancia de la paz para poder trabajar, producir y progresar.

Por siglos se consideró que los relatos homéricos eran solo cuentos y fantasías y que nunca había existido la ciudad de Troya y sus guerras. Sin embargo, el comerciante alemán Heinrich Schliemann, sí creía que esos poemas eran parte de la historia de los griegos. Estudió arqueología, aprendió griego y viajó a Turquía en 1870 y, excavando en un sitio, encontró las ruinas de Troya.

La realidad es que, posteriormente a estas figuras, un grupo de personas, inteligentes y audaces, se negaron a continuar creyendo en esos dioses peleones y los sacerdotes que decían representarlos en la Tierra, y trataron de encontrarle una explicación más lógica y racional a los fenómenos que naturales. Ellos llegaron a la conclusión de que el ser humano no tiene más que dos medios para conocer las cosas: mediante los sentidos, viendo los objetos, o deduciéndolos mediante la inteligencia; en ambos casos adquirir el conocimiento era un acto de razonar y por ello dieron tanto valor a la mente o cerebro. Ya el médico Alcmeón de Crotona miembro de la secta de Pitágoras, había señalado que el cerebro era el centro de la inteligencia. Algo que después el «padre de la medicina», Hipócrates, había confirmado ampliamente en el tiempo de Platón y Aristóteles, de quienes fue amigo.

Estas personas fueron llamadas pensadores y dieron lugar con sus estudios y análisis a lo que se llamó «Filosofía» del griego fileîn, amar, y sofía, sabiduría. Ellos trataban de encontrar con sus estudios la verdad de por qué suceden las cosas. Así pues, la filosofía dio lugar también a la ciencia. La filosofía con carácter de ciencia tiene como fundamento que el hombre no posee el conocimiento de las cosas, sino que tiene que indagarlo, lo que significó una búsqueda permanente por un grupo genial de pensadores griegos, comenzando con Tales, Anaximandro, Alcmeón, Heráclito, Jenófanes, Parménides, Leucipo y Demócrito, Sócrates, Hipócrates, Platón, Aristóteles, Epicuro y muchos más. Por supuesto, China tuvo pensadores de igual talla como Lao Tse, Confucio y la India con Buda, en lo que respecta a Asia, pero ninguna nación tuvo tantos y tan valiosos pensadores en un lapso de solo dos siglos, aproximadamente del VI al IV a. C.

Notas

Asimov, I. (1995). The Greeks: A Great Adventure. Boston: Ed. Houghton Mifflin, C.
Bochenski, J. M. (1986). Introducción al pensamiento filosófico. Barcelona: Editorial. Herder.
Bowra, C. M. (1967). La Grecia Clásica. Países Bajos: Time-Life International.
Bowra, C. M. (1983). La Atenas de Pericles. Madrid: Alianza Editorial, S. A.
Capelle, W. (1972). Historia de la Filosofía Griega. Madrid: Editorial, Gredos.
Coplestone, C. (1969). Historia de la Filosofía. Grecia y Roma. Vol. I. Barcelona: Editorial Ariel.
Durant, W. (1978). The Story of Philosophy. Nueva York: Ed. Simon & Schuster.
Werner, C. (1962). La philosophie grecque. París: Ed. Payot.

 

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