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Etiqueta: violencia contra las mujeres

«Ser la mamá que se levanta a la hora perfecta, que hace 50 tareas del día, que va al trabajo, le va bien y además es amorosa, tiene un costo personal enorme»

Diana Massis

Marcia Aguiluz

«Tengo 47 años, nací en Costa Rica, producto de una relación entre mi madre tica (de 35 años) y mi padre hondureño (de 63 años). De pequeña me decían que era «hija natural», porque mis padres no se casaron y no convivían juntos. Soy la menor de 13 hermanos y hermanas, la mayoría de los cuales no conocí por ser hijos de diferentes mamás», cuenta la abogada costarricense Marcia Aguiluz en el artículo «¿Qué significa ser mujer en Centroamérica?»

Como feminista y defensora de los derechos humanos, Aguiluz da un panorama crudo y certero de los muchos males, discriminaciones y violencias que azotan a las mujeres de la región.

Pero también pregunta y se pregunta, no solo en busca de respuestas sino para intentar empoderar a las mujeres y generar cambios. Sociales y personales.

Si pudiera desbaratar el patriarcado, dice, lo primero que desbarataría sería «la culpa que tenemos las mujeres y que llevamos en el cuerpo. La culpa de no ser perfecta. La culpa de no ser amada si no soy de tal manera. La culpa de tener hijos. La culpa de no tener hijos. La culpa de irme de mi casa. La culpa de quedarme. La culpa de trabajar fuera de casa. La culpa de quedarme en casa».

¿Cómo las violencias determinan a la mujer centroamericana?

En términos de homicidios, feminicidios, robos, los delitos tradicionales, Centroamérica claramente es una de las regiones más violentas del mundo.

A las mujeres la violencia nos cruza, nos atraviesa en el alma y lo vivimos de miles de formas.

Las cifras son escandalosas. Algunos ejemplos: sólo en 2022 hubo 1.128 feminicidios a nivel regional; en Guatemala entre enero y abril de 2022 se documentaron 1.013 casos de violación de niñas y adolescentes, y en Nicaragua cada 2 horas ocurre un caso de violencia sexual, alrededor de 15 por día.

Está además, la violencia del rol que se nos impone.

Lo digo siempre con mis amigas: ¡qué jodido!, ¿verdad?: cuando sos niña le debés obediencia a tus papás; cuando te casás, se la debés a tu marido; cuando eres madre a tus hijos y cuando envejecés, a tus papás porque tenés que regresar a cuidarlos.

¿Cuándo es el momento en que las mujeres somos libres?, ¿por qué siempre tenemos que estar al servicio de alguien más? Es tremendamente violento si lo ves en una línea de tiempo: ¿cuándo es el momento de nosotras?

Al hacer ese análisis en una mujer rural, en una que vive en Honduras, en una mujer lesbiana o trans, en una mujer migrante o con discapacidad, el panorama es aún más tremendo.

¿Y qué pasa con el estereotipo de la centroamericana voluptuosa, alegre, colorida? ¿Existe, convive?

Uno de los grandes problemas de los estereotipos es que nos imponen una forma de actuar.

Que se diga que la mujer centroamericana es alegre, que siempre está contenta, nos pone en un pedestal en el que es difícil caminar, aún cuando sea un estereotipo positivo. Tampoco nos da libertad, porque no tenemos derecho a enojarnos o a quejarnos.

El estereotipo de que la mujer centroamericana siempre está contenta también puede ser perjudicial, opina Aguiluz. Getty Images

Durante algunos años nos han hablado de que Costa Rica es el país más feliz del mundo y eso tiene su carga. Las trabajadoras de maquilas en Honduras ganan un salario que ni siquiera paga la canasta básica, pero aún así tienen que estar alegres.

¿Tenemos las condiciones para ser verdaderamente felices? ¿o se nos encasilla para que no rechacemos lo que nos está haciendo infelices?

Dices que te sientes profundamente centroamericana, ¿cómo es esa identidad?

Una identidad que hemos construído a lo largo de las amistades, de la lucha, los afectos, las rabias que nos da la injusticia de ver los comunes denominadores de los gobiernos, no importa si son de derecha o de izquierda.

Tenemos tantas raíces en común, a la vez tantos desafíos y una élite muy mezquina, ¿verdad?

Muchas veces hemos llorado. Yo conocí a Berta Cáceres (líder y activista indígena), trabajé con ella y recuerdo cuando me llamaron el día que la asesinaron en 2016 para decirme «mataron a Berta» y vos decís, pero ¿qué es esto?

Para mí ser centroamericana es sentir en la piel el dolor, los desafíos, las luchas y también las alegrías de mis hermanas y hermanos centroamericanos. Yo los siento en mi corazón y los vivo en mi piel.

De niña te decían que eras hija natural, ¿cómo te marcó?

Muchísimo porque siempre me hizo sentir menos.

Tenía una hermana mayor y ella era la hija del matrimonio, era la importante y todos los demás hermanos y hermanas hijos de mi papá, éramos de otra categoría.

Crecí con el inconsciente de que necesitaba ser más y debía destacar para ser digna de ser hija de papá. Por supuesto, una de pequeña no racionaliza, pero cuando lo veo en retrospectiva, sin duda alguna marcó muchísimo.

¿Se cuestiona aún que las mujeres que podamos tomar decisiones respecto de nuestra vida, sexualidad, maternidad?

Hay tres claves que guían mi trabajo como defensora: la lucha por la dignidad, por la igualdad y por la libertad, que no son iguales para todas las personas.

Como feminista no puedo decirle a una mujer «usted tiene que salir a trabajar y no hacerle la comida a su marido». Es una imposición violenta.

El tema es que las mujeres sean libres para decidir. Si su libre elección es quedarse en casa y tener diez hijos, aplaudo esa elección. Si quieren ser madres es maravilloso, pero de una manera consciente, no con la carga, la culpa y la señalización de que tiene que ser de esa manera.

La muerte de Berta Cáceres en 2016 tuvo un impacto regional e hizo que surgieran muchas preguntas sobre lo que estaba pasando en Centroamérica. Getty Images

Que las mujeres decidan lo que quieren para sus vidas, démonos esa posibilidad.

¿Cómo te has liberado en tu vida personal?

Es una lucha diaria. No llega un momento en el que uno dice: me liberé de todo esto.

Quizás empecé a transformarme hace unos 20 años, pero hace unos diez me convertí al feminismo y lo digo con orgullo: soy feminista.

Creo que es la primera liberación: reconocerme como una persona que cree en ciertas cosas.

Y antes que eso, la liberación de mí misma. He sido tremendamente estructurada, con metas muy claras y roles asumidos, y me llegó el cuestionamiento interno de decir, ¿qué es lo que hace que quiera esto?, ¿por qué cuando tenía 29 años dije es hora de formar una familia o me voy a quedar solterona? Y en efecto, lo hice.

Luego llegó el momento en el que pensé, esto no es lo que yo quiero.

Así que tomé decisiones que he considerado liberadoras, como un cierto estilo de vida familiar, criar a mis hijos bajo ciertos valores, crear una relación distinta con mi mamá.

Las mujeres tenemos esta cuestión con nuestras madres, donde les ponemos un peso muy grande.

Mi mamá era servidora doméstica, no tuvo acceso a la educación y yo crecí cuestionándola. ¿Por qué permitió esto? Una de mis liberaciones ha sido honrar eso, reconocer su fortaleza y que hizo lo mejor que pudo con lo que tenía.

¿Y con los hijos cuál ha sido la liberación?

Tengo mellizos, un niño y una niña, y hoy los crío equivocándome todo el tiempo y pidiéndoles disculpas, que no es cosa fácil, porque en los primeros años de sus vidas tenía que ser la mamá perfecta.

Era mi concepción, y el mensaje que les estaba dando les generó ansiedad porque en ese nivel de perfección también era tremendamente exigente.

¿Qué estoy haciendo colocándoles un ideal de mujer que no existe?, me pregunté.

Ser la mamá que se levanta a la hora perfecta, que se acuesta a la hora perfecta, que cumple las 50 tareas del día, que va al trabajo, le va bien y además es amorosa, tiene un costo personal enorme.

Entonces fue rebobinar y decir no, no, perdón, perdón, no soy la mamá perfecta. Y conversar con ellos desde la imperfección, algo tan simple como decirles, bueno, resulta que yo también tomé licor cuando era adolescente, también me enamoré de una persona, hice estupideces.

Creo que la peor trampa que nos ha jugado el patriarcado a las mujeres es este ideal de perfección que también estaba transmitiéndole a mis hijos y que no existe.

En el artículo te refieres al aborto en Centromérica, donde es ampliamente penalizado, ¿el cuerpo de las mujeres le sigue perteneciendo a otros?

Nunca ocurrió de otra manera en Centroamérica. Ningún país permite el aborto libre, solo en algunos está permitido en situaciones extremas.

Hace poco en Costa Rica tuvimos el caso de una niña de 12 años que tuvo una bebé y el presunto violador, que era su padrastro, parece que la secuestró. No solamente hay una bebé desaparecida, sino una niña de 12 años con una hija y el sistema no detectó que había un problema.

El aborto es un tema que genera divisiones y debates en Centroamérica. Getty Images

Los datos de violencia sexual son atroces. Decir que se quiere proteger la vida del feto es el discurso fácil.

Las estadísticas donde existe aborto seguro muestran que se hacen en etapas tempranas, que bajan las cifras de mortalidad materna, ocurren menos en mujeres adultas y si se acompaña de educación sexual y políticas de prevención, disminuyen.

Si el objetivo fuera reducirlos, las políticas serían de otra naturaleza, pero en Centroamérica son punitivistas, y la penalización es claramente castigadora: ¿cómo se atrevió usted a desafiar el mandato de maternidad?.

Cuando algunas personas dicen ‘es que las mujeres lo van a agarrar como deporte’, yo digo: ¿qué te hace pensar que las mujeres somos tan estúpidas, tan irresponsables?, porque si las creyéramos sujetas pensantes, tendrían la inteligencia para decidir qué es lo mejor para sus vidas.

Los grupos que se oponen al aborto se han apropiado de los conceptos de protección de la vida y de la familia, ¿cómo lo han logrado?

Es uno de los de los grandes desafíos, las narrativas que estos grupos han creado, porque quién va a estar en contra de la vida. Han tenido la habilidad de desarrollar en palabras sencillas temas muy complejos.

Recientemente aprobaron en Perú un proyecto de ley que le otorga protección al feto, derecho a la vida, a la salud, al desarrollo de la personalidad, una serie de cosas que uno dice, pero ¿qué es esto tan absurdo?, ¿en qué momento empezamos con estos retrocesos tan fuertes?

Y por lo menos en Centroamérica lo vinculo a la presencia fuerte de grupos fundamentalistas en la política y al desdibujamiento del Estado laico.

Antes podíamos tener a las Iglesias, la católica y algunas evangélicas, manifestando sus opiniones, pero ahora los tenemos en los partidos, están construyendo política pública. Y las élites políticas entendieron que tienen mercados cautivos y han generado alianzas fuertes con estos grupos, donde ellos también han pedido sus cuotas.

También hablas de la violencia que sufren las mujeres defensoras de los derechos humanos y las mujeres políticas, ¿se las ataca en su escencia más que en su labor?

Tiene que ver con con su identidad de mujer, con su cuerpo, con las palabras que usan. Los ataques son personales, se les va a cuestionar en relación a su personalidad.

Menciono el ejemplo de una diputada costarricense que es gordita, que decía que se lo pensaba antes de sacar una foto comiéndose un postre, porque si la mostraba iban a venir cientos a atacarla, a decirle que por ser gorda no tenía derecho a comerse ese postre.

Hay un impacto psicológico distinto, y es difícil desprendernos cuando están atacando lo central: nuestro cuerpo o nuestra familia.

En el caso de mujeres defensoras, la mayoría de los ataques son amenazas: ‘le vamos a hacer esto a tus hijos’ ¿Y qué hace uno cuando le dicen eso? Deja lo que sea.

Planteas que en las labores de cuidado la brecha sigue siendo inmensa y mencionas «la carga mental», ¿cómo la describirías?

Es toda la labor de gerencia y logística que hay que hacer para lograr algo. Ese tiempo que gastás en pensar y coordinar.

Algo tan sencillo como la entrada a clases de los hijos en febrero; pues desde que salen de vacaciones en diciembre, estoy pensando en qué fecha necesito pagar la matrícula, comprar los útiles, a dónde voy a conseguir los uniformes, si tienen el bulto escolar, y lo tengo que pensar dos meses antes para que estén listos, a diferencia del padre que sabe que van a entrar a clases en febrero.

Esto está completamente invisibilizado y las mujeres somos parte del problema, de cómo lo asumimos y cómo nos cuesta soltarlo también.

Si pudieras desbaratar algo del patriarcado, ¿qué sería lo primero en echar abajo?

Desbarataría la culpa que tenemos las mujeres y que llevamos en el cuerpo. La culpa de no ser perfecta. La culpa de no ser amada si no soy de tal manera. La culpa de tener hijos. La culpa de no tener hijos. La culpa de irme de mi casa. La culpa de quedarme. La culpa de trabajar fuera de casa. La culpa de quedarme en casa.

Imagínate un mundo libre de culpas para nosotras, es que sería maravilloso.

Esta entrevista fue elaborada para la versión digital de Centroamérica Cuenta, un festival literario quese celebró en República Dominicana entre el 16y el 21 de mayo.

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-65603764

Feria de la Salud de la Mujer en San Ramón de Alajuela

«Nuestro cuerpo, nuestro derecho: salud integral para todas».

El Día Internacional por la Salud de las Mujeres busca crear conciencia sobre las desigualdades y desafíos que enfrentan las mujeres en relación con su salud y bienestar. En el contexto de la violencia de género, esta celebración busca destacar la importancia de abordar y prevenir la violencia como un factor determinante de la salud de las mujeres.

Al abordar la violencia de género y promover la igualdad de género, se contribuye directamente a mejorar la salud de las mujeres, pues implica garantizar el acceso a servicios de atención integral para las sobrevivientes de violencia, promover la educación en género y derechos humanos, fortalecer las leyes y políticas de protección, y fomentar la participación activa de las mujeres en la toma de decisiones que afectan su salud.

Es necesario visibilizar la intersección entre la violencia de género y la salud de las mujeres, pues es necesario abordar ambas problemáticas de manera integral y generar cambios positivos en la vida de las mujeres, pues las violencias históricas hacia las mujeres son notorias en las presiones sociales que definen como “debe ser sus cuerpos” o el lugar subordinado por roles de género. Las violencias por el hecho de ser mujer son agudizadas bajo estructuras económicas enfocadas en la acumulación de capital en pocas manos y las múltiples formas que adquiere la discriminación. Estas relaciones socioeconómicas al ser contrarias al bienestar de las mujeres van manifestándose en diferentes afectaciones a su ser bio-pisco-social y que lamentablemente también encuentran su máxima expresión en los femicidios.

El actuar de las instituciones estatales están siendo modificadas mediante políticas públicas neoliberales que poco ayudan a mejorar y ampliar los servicios de salud como medio para concretar los Derechos Humanos. De modo que, el fortalecimiento de los conocimientos y las habilidades de los funcionarios públicos, más la dotación de presupuesto, se ubican entre los aspectos centrales que contribuirán al abordaje de los efectos nocivos de la violencia en la salud y aportan a disminuir otras vulnerabilidades que agravan la violencia, de hecho, es un tema de salud pública que le corresponde al Estado velar y cumplir.

Les invitamos a acompañarnos en la feria de la salud de la mujer organizada por MUSADE, el sábado 27 de mayo de 8 a 5 p.m. en nuestras instalaciones, San Ramón, Alajuela, 75 sur de urgencias del Hospital Dr. Carlos Luis Valverde Vega.

EN ESTE DIA DEMANDAMOS

«Salud para todas las mujeres, sin discriminación ni violencia».

«Basta de violencia de género, salud y bienestar para todas».

Enid Cruz Ramírez
San Ramón, 17 de mayo, 2023

UCR, Voz experta: La violencia de género y los dos discursos del Poder Judicial, el público y el no tan público

Dr. Manuel Rojas Salas, abogado y docente de la Facultad de Derecho.

Reflexiones a partir de un caso real

Las convenciones suscritas por Costa Rica para proteger a las mujeres de la violencia chocan con la desidia de algunas plataformas judiciales

Es una lamentable realidad que la violencia de género se haga presente en nuestra sociedad, sin respetar sitios ni estratos sociales. Por eso, la mayor parte de los Estados han adoptado convenciones, como la denominada Cedaw (Convención para la eliminación de toda forma de discriminación contra la mujer) y la denominada Convención de Belém do Pará (Convención interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer), para poner un freno a lo que en definitiva constituye un flagelo, y se han comprometido a realizar acciones a lo interno para tratar de erradicar esas situaciones, heredadas de un contexto de sociedades patriarcales.

Dentro de los esfuerzos, al menos visibles, que ha realizado el Poder Judicial, se cuenta con una página que se denomina «Observatorio de violencia de género contra las mujeres y acceso a la justicia» (https://observatoriodegenero.poder-judicial.go.cr/). Sé que existe, además, una Comisión en el Poder Judicial encargada del tema, integrada de una forma que sinceramente desconozco, y se crearon los denominados Pisav (Plataformas Integradas de Servicios de Atención a la Víctima), que según se ha dicho vienen a “facilitar” la obtención de los servicios por parte de las personas usuarias.

Todo eso forma parte del discurso oficial y público de un poder del Estado que pretende constituirse como un referente, enviándose un mensaje a la ciudadanía respecto de la necesidad de denunciar casos de violencia de género y además, de rápidas acciones de respuesta por parte del sistema.

Pese a esto, en días pasados una joven, hija de una pareja de amigos cercanos, en un acto de enorme valentía y, evidentemente decidida a no dejar pasar las cosas a más, se hizo presente a una de las citadas plataformas con miras a denunciar eventos prima facie constitutivos de agresión o violencia patrimonial y agresión psicológica, en perjuicio de su abuela materna, mujer y, además, adulta mayor. Una vez en el lugar y exponer sucintamente lo sucedido, de manera inicial le indicaron que ahí se tramitaban casos por agresiones de índole física únicamente.

Con estupor, la joven, afortunadamente una chica inteligente, profesional y con una cultura y formación más amplia que muchas, evidenció a quienes le estaban atendiendo que en el sitio había letreros que daban cuenta de los tipos de agresiones existentes, y que evidentemente pueden ser observados y leídos por cualquiera, que contemplaban las situaciones que pensaba denunciar, siendo incluso ella consciente del revuelo que ocasionaría a nivel familiar. Olvidaba mencionar el escenario: un día viernes bien entrada la tarde, aunque todavía en horario de oficina y en momentos en que la interposición de una denuncia por violencia y su eventual tramitación podría generar un atraso en la salida de la oficina de las personas servidoras.

Luego de una enorme insistencia -que pone de manifiesto el empeño de la joven profesional en denunciar lo sucedido- y de protestas de su parte, se le recibió su denuncia, no sin antes indicarle que se la iban a “rechazar”.

Al enterarme del incidente, procedí a cuestionarme la actitud de quienes son la cara visible del servicio y que originan in situ un discurso muy diferente al que se promueve y al que se pretende hacer creer a la gente. De igual manera, me cuestioné si en lugar de una joven valerosa y decidida, la que hubiese llegado fuera una persona tímida y apocada, que se conforma con la versión inicial de que eso “no se tramitaba ahí”, rendida por parte de quienes deseaban retirarse a la hora de finalizar sus funciones. Y aún más, me hizo reflexionar sobre qué sucedería si por una infundada negativa, no se recaba la denuncia y por inacción del Estado (obligado a actuar en protección de una mujer adulta mayor), tuviera lugar una situación más grave que pudiera comprometer otros bienes jurídicos de la abuela afectada.

Pensé inicialmente, desde mi perspectiva de abogado y juez jubilado, en recomendar que se pusiera la queja en la Inspección Judicial, en vista del mal rato pasado por la joven denunciante en un momento crucial, pero luego me puse a meditar que últimamente el régimen disciplinario del Poder Judicial se limita a solicitar informes, que generalmente satisfacen al órgano disciplinario y llevan al archivo de las denuncias, sobre todo con el argumento del exceso de trabajo.

Opté por escribir sobre la experiencia vivida por una mujer valerosa y digna representante de un sector de las nuevas generaciones, para llamar la atención de la ciudadanía y quizá, de alguna autoridad de la supra citada Comisión, respecto de la realidad que se atraviesa en oficinas judiciales, en el discurso no tan público que se maneja y en donde el derecho de acceso a la justicia, consagrado a nivel de la Convención Americana de Derechos Humanos, no parece ni tan accesible, ni tampoco tan derecho.

 

Manuel Rojas Salas
Docente de la Facultad de Derecho, UCR

Luchas de las Mujeres: amarse a sí mismas

«Ama a tu prójimo, como a ti mismo«
Mt. 22: 39, RV

Las mujeres y su movimiento histórico de liberación y justicia, reconocido hoy como “Movimiento Feminista” ha mostrado y contextualizado el mandamiento “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Nos referimos en concreto que no podemos amar al prójimo/próximo si no sabemos amarnos a nosotros/as mismos/as. El amor se muestra en autoprotección, autocuidado, que trasciende lo personal hasta llegar a transformaciones político-culturales en la sociedad y época en la que nos toca vivir y aportar.

Así, las denuncias sobre los daños causados por la cultura patriarcal y los modos de producción que justifican, esclavizan, invisibilizan y explotan a las mujeres son muestras concretas del amor impropio que no capacita para “amar a nuestro prójimo” porque eso no demuestra el amor a nosotras mismas, ha sido un mal amor impuesto, que genera desigualdades, injusticias y violencias de género.

La violencia integral contra las mujeres, ha sido utilizada por las clases sociales dominantes y las naciones estructuralmente machistas/patriarcales, con la intención de establecer reglas y normas que favorecen sus privilegios e intereses. En todas las sociedades explotadoras se crearon múltiples sistemas de opresión, expresados en contextos socio-históricos específicos donde las mujeres fueron forzadas, pero ellas simultáneamente desarrollaron una vitalidad asombrosa de resiliencia.

En el capitalismo, por ejemplo, se han utilizado poderosos recursos simbólicos para perpetuar las desigualdades y las diferentes formas de discriminación, además de dividir las luchas populares en pequeños temas y sectores sociales, centrados exclusivamente en algunas de sus demandas y reformas liberales específicas, para evitar su articulación en un proyecto común de cambio de sistema. Con esas intenciones han saboteado las luchas de los movimientos obreros, campesinos, indígenas, feministas, ecologistas, animalistas, LGBTIQ+, pacifistas, entre otros. Corresponde ahora unificar las divisiones sectoriales y sociales en un mismo sentir, porque la unión hace la fuerza.

En ocasión de estar en el mes de marzo y en el contexto de los quehaceres del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo), desde la Iglesia Metodista Wesleyana Costarricense (IMWC), deseamos hacer una reflexión teológico-política, para mostrar, con base en el texto bíblico de Mateo. 22: 39 «Ama a tu prójimo, como a ti mismo» y Juan. 13: 34 «Amaos los unos a los otros, como Yo os he amado», como la conducta histórica de las mujeres ha sido modelo de protección y auto protección a través de sostener costumbres ancestrales.

Un ejemplo de ello ha sido, el trabajo arduo y extenso de denuncia sobre el patriarcado y sus secuelas en los hogares, en la calle, en el trabajo, en las ciencias y en las religiones

En Costa Rica, por ejemplo, del 2007, año en que se promulgó la Ley de Penalización de la Violencia contra las Mujeres (LPVcM), al 31 de diciembre de 2020, hubo un total de 385 femicidios, según el informe Nº 211-PLA-ES-AJ-2022 del 17 de marzo de 2022, del Subproceso de Estadística de la Dirección de Planificación del Poder Judicial, conocido por el Consejo Superior del Poder Judicial el 5 de abril de 2022. El año 2020, según el último análisis de la Subcomisión Interinstitucional de Prevención del Femicidio, en el país hubo 28 femicidios (45%), de un total de 62 muertes.

Al 13 de febrero del 2022, de un total de 48 muertes violentas de mujeres, 10 fueron clasificadas como femicidios: 7, como femicidios en otros contextos (Art. 21 bis de la LPVcM): 2 como femicidio ampliado, y 10 como homicidios. Las restantes 19 muertes están pendientes de ser clasificadas, a la espera de informes policiales y periciales o de revisión. Esos asesinatos fueron cometidos por su compañero o conviviente (79%) o por su esposo (21%). Según los asesinatos calificados como femicidios ampliados: Ex conviviente, 19%; Atacante sexual 26%; Otros, 36%; Padre, 7%; Amante; 6%; Pretendiente 4%; Ex esposo, 2%.

A esto se agrega el machismo estructural presente en el acoso laboral y el acoso callejero, en el tratamiento médico, en las burlas y otras manifestaciones que en los medios de comunicación se asoma, entre otros espacios.

Desde la IMWC, hacemos un llamado particular a los Tribunales de Justicia a revisar los parámetros para juzgar los asesinatos de género; a los liderazgos políticos, públicos y religiosos, para que asuman con toda conciencia el paradigma de justicia, de protección y autoprotección que las mujeres en particular y los movimientos feministas en general y de otros movimientos sociales de sujetos vulnerabilizados han mostrado en la historia humana, a fin de alcanzar una convivencia social humana, justa, equitativa para que retoñe y se geste una vida digna desde hoy y para las futuras generaciones.

Los modelos deben de ser feministas y de masculinidades diferentes que permitan generar conciencia crítica y la construcción de consensos científicos, políticos, populares, que son indispensables para avanzar en un proceso de vida plena de paz y armonía para toda la humanidad y la creación.

Así mismo, debe haber voluntad política social, cultural y religiosa que evite todas las formas de violencia de género que afectan particularmente a las mujeres, niñas, niños, adolescentes, personas en situación de vulnerabilidad, orientación sexual o identidades de género no hegemónicas.

La idea fundamental debe ser: desarticular la herencia patriarcal que naturaliza y reproduce las desigualdades, los estereotipos de género y las diferentes formas de violencia. Y articular la herencia amorosa del Maestro Jesús, basada en la igualdad, equidad y manifestaciones amorosas de solidaridad, acompañamiento y servicio de amor propio y de amor de los unos por los otros, incluyendo la Creación.

«Amaos los unos a los otros, como Yo os he amado«
Jn. 13: 34, RV

Comunicado del Grupo de Familias Sobreviviendo al Femicidio

San José 22 de marzo del 2023

Con dolor y consternación el Grupo de Familias Sobreviviendo al Femicidio exigimos a las autoridades judiciales actuar de forma enérgica en relación con la impunidad fáctica que sufren las mujeres víctimas de femicidio. Como principio fundamental de la democracia, la administración de justicia debe ante todo ser justa. Un instrumento en el cuál la reparación de las víctimas y el castigo de los culpables se cumpla.

Teniendo en cuenta que el fin último de la justicia es la paz, ésta será inalcanzable sin justicia, pues la impunidad promueve y multiplica la violencia.

Conscientes de esta situación, y desde nuestras diversas experiencias de vida en el sistema judicial, instamos a los magistrados a replantear las mejoras urgentes relativas a impedir esta cultura de la impunidad que se cierne en nuestro país.

Justicia para María Tacsan Ulate
Reparación a su familia

Posición de activistas, organizaciones y colectivas feministas para este 8M

Comunicado oficial

A continuación se comparte el comunicado oficial sobre la posición de activistas, organizaciones y colectivas feministas para este 8M, #8mcr #8m23: 

8M ¡Por nuestro derecho a decidir!

Una vez más, en el marco del Día Internacional de las Mujeres, diversas organizaciones de sociedad civil, activistas independientes, movimientos y colectivas feministas y antipatriarcales tomamos las calles de Costa Rica para la lucha colectiva y diversa, exigiendo el respeto y la garantía de nuestros derechos humanos. Nos manifestamos por la dignidad de las mujeres con discapacidad, indígenas, afrodescendientes, lesbianas, bisexuales, queer, defensoras del medio ambiente, trabajadoras sexuales, mujeres trabajadoras en condiciones precarizadas, madres, niñas, trans, y personas no binaries, la interseccionalidad es la base de nuestras demandas.

Nos encontramos firmes, en pie de lucha y decidimos no callar ante las violencias ejercidas contra nuestros cuerpos y territorios en manos de un gobierno misógino y autoritario que violenta los principios democráticos; ante un presidente acosador sexual que de forma sistemática pretende acallar las voces disidentes y menoscabar los derechos de las mujeres, personas trans y no binaries.

Caminamos a favor del acceso al aborto legal, seguro y gratuito, levantamos nuestra voz por nuestro derecho a decidir, y rechazamos rotundamente los intentos del Ejecutivo por derogar la norma técnica de aborto terapéutico y violentar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, las personas gestantes. No toleraremos que dogmas religiosos, conservadores, anti derechos y anti científicos rijan sobre nuestros cuerpos y vidas.

Bajo esta línea, denunciamos la violencia ejercida por parte del sector salud y quiénes le dirigen, hacia las mujeres y personas gestantes con discapacidad, al no permitirles tomar decisiones sobre sus cuerpos, sus maternidades, y su salud reproductiva y sexual. Asimismo denunciamos la falta de acceso a un sistema de salud que cubra todas nuestras necesidades, sin considerar que es imposible atendernos de manera digna. ¡Contra el capacitismo y el modelo médico de discapacidad!

No daremos un paso atrás en la garantía de nuestros derechos sexuales y reproductivos, por esto nos solidarizamos con las mujeres y personas gestantes de la región que enfrentan aún la prohibición absoluta y criminalización del aborto. Continuamos reclamando educación sexual integral, laica, científica y feminista; anticoncepción gratuita; justicia menstrual; el cese de la violencia obstétrica; y maternidades deseadas y libres de violencia. La dignidad es nuestro punto de partida. Nos unimos al llamado de Justicia para Beatriz, mujer joven salvadoreña que retó al sistema penal al solicitar la interrupción del embarazo para preservar su vida e integridad y cuya lucha representa una oportunidad para el avance de nuestros derechos en toda América Latina y el Caribe. ¡La maternidad será deseada o no será!

En este sentido, abogamos por el derecho a una maternidad rebelde, libre de violencia y niñes y adolescentes que resisten al sistema adulto. Por una educación en materia de menstruación, que sea libre de tabúes o estigmas, y que la propuesta de ley para que los productos menstruales disminuyan su costo sea aprobado de forma inmediata. Por el compromiso por parte de las instituciones y entes en materia de salud para garantizar que los partos sean libres de violencia obstétrica. 

Reivindicamos la protección de los pueblos originarios, evitando así la violencia incrementada por la defensa de sus derechos y territorios afectados por decisiones gubernamentales como el Acuerdo Escazú, el cual aboga a favor del Medio Ambiente y de velar por políticas públicas estructurales que procuren la preservación ecológica contra actividades extractivas, así como la seguridad de quienes defienden los territorios de estos pueblos.

Demandamos la aprobación de una ley trans que proteja y respete el derecho de autodeterminación de la identidad de las personas trans y no binaries, así como el acceso a tratamientos de afirmación de género sin excluir les niñes LGBTQIA+. No aceptamos ningún discurso de odio en contra de las personas trans y una vez más decimos: ¡Las mujeres trans son mujeres!

Nos solidarizamos con las mujeres y personas no binaries nicaragüenses, migrantes, presas políticas y quienes resisten a la dictadura. Sabemos que muchas marchan aquí porque no pueden en su país, siempre serán bienvenides a marchar con nosotres. Enaltecemos sus voces y la valentía con la que se manifiestan.

Realizamos un vehemente llamado a la lucha contra la desigualdad social, narcotráfico y violencia que acoge a las comunidades donde residen mayoritariamente las personas afrodescendientes, exigimos el reconocimiento de la autoidentificación étnica-racial en los censos y estadísticas del país. Además, hacemos hincapié en el caso de racismo hacia una niña del cantón de Aserrí, la educación debe de ser laica, intercultural y crítica en los programas del Ministerio de Educación. Asimismo, consideramos necesario retomar el avance que representa la Ley N° 10001: Acciones afirmativas a favor de las personas afrodescendientes, que si bien queda con vacíos importantes, representa un buen inicio para reconocer la deuda histórica que tienen los gobiernos con la población.

Este 8M seguimos buscando justicia para las que ya no están, alzamos nuestra voz y gritamos sus nombres. Le exigimos al Poder Judicial que resuelva los casos por femicidio con la debida diligencia que sus puestos y la Convención de Belém do Pará exigen, así como extender el alcance de este concepto. Lo cual implica la necesidad de que los procesos judiciales sean eficientes, no se prolonguen innecesariamente y que no sean revictimizantes para las víctimas, sus familias y personas cercanas a ellas.

Denunciamos las acciones del Poder Ejecutivo y la Asamblea Legislativa por desmantelar el Estado de derecho, por las desmejoras en la educación, los ataques a la Caja Costarricense del Seguro Social y la vulneración a la división de poderes. Lamentamos la instrumentalización del INAMU y el uso de la institución para desproteger los derechos de las mujeres.

Marchamos en contra de la creciente desigualdad económica que se vive en el país y que coloca a las mujeres, jóvenes, migrantes, personas racializadas y no binaries en condiciones

de mayor vulnerabilidad y pobreza. El ajuste económico del FMI que impone recortes para desmantelar las instituciones públicas compromete el Estado de Derecho y vulnera los derechos de las personas trabajadoras. Propuestas como las jornadas de 12 horas y el no reconocimiento social y económico del trabajo doméstico y las labores de cuido incrementan las brechas de desigualdad. Contra la precarización de las mujeres trabajadoras, el acoso sexual en el trabajo, la gran brecha salarial, el desmantelamiento de la Red Nacional de Cuido y los programas de bien social. Reivindicamos el trabajo de las mujeres migrantes, de las mujeres que trabajan en el cuido y en labores domésticas, de las trabajadoras sexuales y trabajadoras del sector informal. La lucha de las mujeres obreras es nuestra lucha.

Este 8 de marzo nos manifestamos porque exigimos un cambio. Reclamamos el respeto pleno de nuestros derechos y resistimos a un sistema que nos oprime y violenta. Marchamos por el derecho a decidir libremente sobre nuestros cuerpos, nuestras vidas y nuestra dignidad.

Narrativas peligrosas

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

En un interesante artículo sobre los horrores de la violencia contra las mujeres en Ciudad Juárez, fronteriza con Estados Unidos, la académica francesa Kathy Fourez (2021) detalla el proceso de creación artística en dos obras producidas por Jeanne Socquet, en las que se resalta la estética de la náusea como forma de expresar el ensañamiento contra esos cuerpos destruidos por la necropolitica, la industria privada del comercio, la explotación y las desiguales relaciones de poder que provocan tales violencias.

En sus reflexiones, delibera acerca de la forma como la lucha contra la violencia en esa ciudad ha transformado notablemente la vida cotidiana de los pobladores.

Señala, como ejemplo, la presencia contundente de los cuerpos policiales, ejército y militares mexicanos que en esa disputa con los actores perpetradores de la violencia, han asumido para sí el espacio público de la ciudad y han desplazado casi al ámbito privado todo tipo de actividad rutinaria. Los ciudadanos han visto comprometidos sus derechos al tránsito y el uso de ese espacio público con libertad.

Al momento que hago esa lectura, sucede que una estruendosa caravana presidencial costarricense en la zona sur del país va dejando saldos preocupantes: 3 vuelcos, 1 persona conductora fallecida en cumplimiento de su deber y un protocolo que pareciera repetirse no sólo en esa gira, sino cuando el Señor presidente transita las calles en el centro de la ciudad capital.

No puedo más que pensar en algunas semejanzas sobre una práctica y otra.

Los innumerables testimonios de la forma como ese protocolo irrumpe, se disputa el espacio público del tránsito y lo conmina a detenerse, desplazarse hacia los bordes de la carretera, dan cuenta de una peligrosa práctica que podría cobrar más víctimas si no se le introducen correctivos.

A lo anterior habría que agregar una narrativa visual por demás peligrosa: la escolta presidencial que se mostró en un video (efecto demostrativo incluido) el manejo de armas de grueso calibre, saludos militares y gestos corporales propios de un lenguaje miliciano, ausente desde hace mucho tiempo en la dinámica socio institucional costarricense.

Comprensible si se quiere, la protección en una zona administrada desde hace décadas por los poderes fácticos, allí donde justamente ese poder que ahora performatea caravanas bulliciosas y símbolos de autoridad, prefirió hace tiempo mirar para otro lado.

Las cifras de la violencia en Costa Rica siguen creciendo. Los homicidios, femicidios, asaltos y conflictos en vía pública son parte de una agenda cotidiana. Mientras tanto, las narrativas presidenciales dan cuenta de un lenguaje equivocado, poco asertivo, peligroso.

En estos tiempos donde la simbólica pareciera ganar a la retórica y la razón, conviene poner atención a los detalles y modificar las presentaciones al público de un aparente ejercicio de autoridad mal entendido.

Conviene cambiar lenguajes, tonos, velocidades.

Conviene construir.

Comunicado de la Red de Mujeres Rurales y Tinamaste ante el juicio 23 al 25 de enero 2023

Del 23 al 25 de enero se realizará el juicio por el asesinato de Jehry Rivera Rivera, indígena bröran, recuperante de tierras y defensor de los derechos ambientales en su territorio. Estos acontecimientos nos obligan a reflexionar sobre la violencia que se vive en el campo costarricense, nos debe obligar a no ser indiferentes, a tomar posiciones y actuar.

Es necesario empezar diciendo o recordando que este país se ha construido sobre el racismo. El proceso de invasión española marca el origen de las relaciones que hoy se viven y que no se revisan ni se critican a profundidad, por eso Costa Rica es un país tremendamente racista y lo vivimos a diario las comunidades indígenas, además del racismo que viven otros grupos. En este país se desconoce o niega la historia local y nacional y con ello la historia oficial borra la identidad de cada región que ha tenido presencia indígena.

En la Red de Mujeres Rurales, en conjunto con Tinamaste, hemos ido analizando que hay muchas formas en las que se muestra el racismo. Este racismo, si bien ha existido desde hace mucho tiempo, con muchas discriminaciones por el color de la piel, por el grupo al que se pertenece, no es un asunto del pasado. Sigue existiendo y es alimentado por muchas políticas que ignoran, olvidan o se dedican a agredir a los pueblos.

Vivimos en una sociedad que quiere ocultar las discriminaciones, para hacernos pensar que son naturales, mientras nos siguen despojando de la tierra y los bienes de los pueblos.

El control que ejercen los gobiernos, representantes de los sectores dominantes, mediante sus instituciones, impone una visión del mundo occidental, neoliberal, extractivista y egoísta hacia nuestros territorios, hacia nuestras formas de vida y los bienes comunes.

Este control institucional, que llaman desarrollo, ha significado para los pueblos la pérdida de autonomía, que repercute en el debilitamiento de las relaciones comunitarias, del tejido social que nuestros ancestros y ancestras tenían como parte de su identidad. Han venido matando nuestras culturas, y por lo tanto matando nuestra identidad.

El juego de los poderosos ha sido dividir para vencer, se han impuesto gobiernos locales por medio de las Asociaciones de Desarrollo Indígena (ADIS), en muchos casos con dirigentes que abusan del poder y abusan de los bienes que le pertenecen a las comunidades; hacen lo que el poder les dicta y traicionan a los pueblos. Estas ADIS no representan al territorio, son representantes del gobierno, no de la comunidad. El absurdo es que en la mayoría de los territorios participan invasores no indígenas en la elección de las ADIS. Por eso decimos que los territorios deben ser saneados.

En la Red hemos caminado en reivindicar e indagar para conocer la historia de las mujeres y hombres, de las áreas rurales y las comunidades. Consideramos que es necesario conocer la historia de los procesos de cómo se organiza una comunidad, la forma de vivir de los hombres y mujeres que habitaron los territorios ancestrales, que vivieron en equilibrio con los demás elementos, que se organizaban para realizar tareas comunales desde la autogestión, la solidaridad y para el bienestar de la comunidad.

Las mujeres del campo hemos intercambiado información y conocimiento entre nosotras, indígenas y campesinas, para conocer las distintas formas de despojo, de discriminación y desprecio. Porque vivimos discriminación por el color de la piel, por nuestros rasgos, por nuestra forma de hablar. Y hemos conocido de las compañeras que hemos sido discriminadas en los servicios de salud, en las instituciones que no toman nuestras denuncias por violencia física, sexual o psicológica, y menos tenemos posibilidad de respeto sobre nuestros bienes, sobre los daños al ambiente. Nuestras demandas no son atendidas por ser mujeres del campo, por ser indígenas, afrodescendientes o campesinas y por ser pobres.

Pero el racismo ha llegado a sus formas más brutales contra las mujeres y los pueblos indígenas, con el asesinato. Por eso los asesinatos de Sergio Rojas y Jehry Rivera, no son hechos aislados. Y como mujeres organizadas en defensa de nuestros derechos vemos el incremento de la violencia contra las mujeres y contra los pueblos indígenas. Esto no es casualidad, mujeres y pueblos indígenas estamos no solo conociendo nuestros derechos, sino luchando porque sean realidad estos derechos.

Las mujeres rurales, indígenas y campesinas vivimos discriminaciones y racismo desde que nacemos, porque nos establecen y nos agreden cuando nos niegan el derecho a producir nuestros alimentos y nos imponen en el mercado qué debemos comer, cómo vestir, cuando nos imponen qué trabajos realizar, cuando no podemos estudiar e incluso somos excluidas de poder decidir. La política y las instituciones se especializan en no favorecer realmente a las mujeres, porque las mujeres seguimos sin acceso a la tierra, sin acceso a bienes y sin poder decidir en nuestros espacios y territorios.

Las mujeres del campo, igual que los distintos pueblos de este país, hemos venido viviendo una economía que concentra cada vez más la tierra, para que la población rural seamos solo peones y peonas, que no tomemos decisiones sobre la tierra, la forma de producir y la organización de las comunidades. La violencia en nuestros territorios tiene que ver con las características económicas de este país. Por eso se violan leyes y convenios internacionales, o se hacen otras leyes para favorecer a las empresas, mientras se dejan impunes los asesinatos y femicidios.

Por eso como Red de Mujeres Rurales-Tinamaste seguimos luchando para que esto cambie y nos podamos respetar aunque los colores de nuestras pieles sean distintos y nuestras formas de vida y culturas tengan diferencias.

Llamamos a toda la población a exigir justicia, a exigir no más despojo y violencia contra los pueblos indígenas, no más despojo y violencia contra las mujeres, que son manifestaciones del mismo modelo de sociedad.

¡No más impunidad ante la violencia contra las comunidades indígenas!

¡Repudio a los asesinatos políticos de Sergio Rojas y Jehry Rivera y exigir justicia!

¡No más impunidad ante los femicidios y otras formas de violencia contra las mujeres!

¡Respeto a los derechos de los pueblos indígenas y sus territorios!

¡Respeto a los derechos de las mujeres indígenas en sus territorios!

 

RED DE MUJERES RURALES-TINAMASTE

18 de enero 2023

UCR. La violencia contra las mujeres: la pandemia invisible

Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

El auge de los discursos políticos machistas y la violencia de género no ceden terreno en el mundo

Cada día en Costa Rica las mujeres que incursionan en los campos político, empresarial y comunitario enfrentan el menosprecio de sus colegas; mientras al mismo tiempo otras deben sortear cotidianamente el acoso sexual en los entornos de trabajo o viven bajo diversas formas de violencia doméstica que siguen llenando las fiscalías a lo largo del territorio nacional.

Según datos del Observatorio de Violencia de Género contra las Mujeres y Acceso a la Justicia, instancia del Poder Judicial, durante el año 2021 cada día el Ministerio Público recibió 57 denuncias relacionadas con delitos contemplados en la Ley de Penalización de Violencia contra la Mujer (Ley #8589 y sus reformas) como maltrato físico, incumplimiento de medidas de protección, ofensas a la dignidad, amenazas contra mujeres y daño patrimonial. En total, el Poder Judicial recibió casi 21 mil denuncias al amparo de dicha normativa.

Durante ese mismo periodo, de la totalidad de denuncias recibidas por el Ministerio Público la violencia sexual contra las mujeres fue la cuarta categoría de delitos en el ámbito nacional, pero al sumarla a los tipificados por la Ley #8589 y sus reformas son la segunda causa de denuncias, un 17%, solo superado por los delitos a la propiedad que superan el 40% de casos.

La violencia de género contra las mujeres se refiere a cualquier acto que cause daño, sufrimiento físico, sexual, emocional y en última instancia su muerte en razón de su género. Y aunque cada mes se solicitan 132 medidas de protección, al menos dos mujeres pierden la vida a mano de hombres con los que tuvieron algún tipo de vínculo emocional, y quienes sobreviven deben superar los efectos psicológicos posteriores.

Por eso, cada 25 de noviembre el mundo se reúne a conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer como un llamado un llamado global para reflexionar sobre la situación que viven millones de ellas. Al igual que en Costa Rica, de esta violenta pandemia no se exime ninguna nación, ya que según estadísticas de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en el planeta una de cada tres mujeres es víctima de violencia de género y, con más alarma señala que cada 11 minutos ocurre un femicidio.

Aunque se intente normalizar las insinuaciones sexuales no deseadas, el acoso callejero y cibernético, e incluso la misma violencia física, la realidad es que la ONU considera los distintos tipos de violencias de género “como una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo actual sobre las que apenas se informa debido a la impunidad de la cual disfrutan los perpetradores, y el silencio, la estigmatización y la vergüenza que sufren las víctimas”.

Para la Universidad de Costa Rica (UCR), mediante instancias de Acción Social (VAS) e Investigación (VINV), el Centro de Investigación de Estudios de la Mujer (Ciem-UCR) impulsa acciones formativas, de capacitación y acompañamiento en el diseño de políticas públicas para la prevención del hostigamiento sexual y el acompañamiento de las mujeres que sufren violencia de género. Una de esas iniciativas es el proyecto “Cero tolerancia al hostigamiento sexual, la violencia contra las mujeres y la discriminación en la Universidad de Costa Rica y la comunidad nacional” (EC-514), que se propone una transformación cultural para vivir en una sociedad donde priven la igualdad, el derecho a una vida libre de violencias y el pleno respeto a los Derechos Humanos.

Los femicidios son una epidemia silenciosa que afecta a todos los países del mundo, unidos estos delitos a otros como el tráfico de personas con fines explotación, las agresiones y falta de políticas públicas para lograr la equidad de género. Por ejemplo, a setiembre del 2022 en Costa Rica ya se registran 34 muertes violentas que involucran a mujeres, 12 ya se consideran como femicidios, mientras otras 17 están a la espera de pruebas periciales para su correspondiente clasificación.

“El proyecto está integrado en tres líneas de trabajo de este centro en materia de investigación y atención de víctimas de violencia, y éste es una tercera parte de la estrategia nuestra en el Ciem-UCR. La otra parte es la Defensoría contra el Hostigamiento Sexual, además de la labor de investigación, y las tres se articulan muy bien. El eje de acción social es uno de los que promovemos, pensando en una estrategia contra las violencias, y mediante el otro de difusión creamos y distribuimos materiales informativos entre la comunidad universitaria”, comentó la Lic. Paola Brenes Hernández.

Mujeres del mundo levantan la voz

Aunque los movimientos mundiales han levantado la voz, como el conocido #MeToo (#YoTambien, en español), fundado por Tarana Burke, tuvieron un gran impacto global; al mismo tiempo tomaron fuerza propuestas políticas que cuestionan los avances en los derechos humanos, e incluso proponen la eliminación de las acciones afirmativas para proteger a las mujeres y crear condiciones de equidad en el mundo. En la actualidad, las activistas en América Central, los Estados Unidos, América del Sur, Europa y otras regiones siguen levantado sus voces para denunciar estas iniciativas neoconservadoras que perciben a los derechos humanos contrarios a sus idearios políticos.

En ese sentido, el proyecto EC-514 es otra de las instancias desde las que el Ciem-UCR que trabaja intensamente todo el año para capacitar a estudiantes de secundaria, universitarias y personas funcionarias públicas en temas de prevención y atención de casos de mujeres que han vivido algún tipo de violencia de género.

“Nuestras actividades dentro y fuera de la universidad incluyen cursos, capacitaciones, acciones conjuntas con algunas organizaciones, otras dirigidas a fiscalías de colegios profesionales y personal de instituciones públicas. Entre las líneas estratégicas que tenemos es llegar a grupos u organizaciones con potencial multiplicador para el abordaje de prevención y otras iniciativas”, comentó la Lic. Brenes.

En materia de prevención, este año el proyecto ha organizado un total de 90 espacios de capacitación en las sedes de la UCR, tanto de manera presencial como virtual. Las mismas fueron solicitadas por unidades académicas, administrativas, por docentes, estudiantes y diversos grupos organizados dentro de la comunidad universitaria. “En este momento estamos cerrando el curso de Promotoras de Derechos de las Mujeres, que se ha impartido desde el 2014, y que busca darle a estudiantes actividades y herramientas en esta materia. Son 14 sesiones en las que aprenden sobre abordaje de la violencia contra las mujeres para que puedan aplicarlo en sus espacios de movimiento estudiantil, y hemos tenido muy buenos resultados”, añadió la investigadora.

Lo anterior es relevante ya que la última encuesta publicada por el Ciem-UCR en julio pasado reveló que el 80% de las estudiantes aseguró haber vivido algún tipo de violencia de género, tanto dentro de la universidad como fuera de ella, entre ellas violencia emocional, sexual, hostigamiento, agresiones físicas o patrimonial. El estudio consultó a 658 mujeres entre junio y julio de 2021, y sus resultados tienen un grado de confianza del 95%.

Otra de las líneas de acción en la que el proyecto se involucra es la Red Universitaria contra el Hostigamiento Sexual, cuyo objetivo es promover el trabajo conjunto con asociaciones estudiantiles para el intercambio de experiencias, estrategias, recomendaciones. En lo que va del año 2022 más de 15 asociaciones se sumaron a este esfuerzo.

Otro curso es sobre la Introducción Feminista a la Vida Universitaria que estaba orientada a estudiantes de primer ingreso que se realizó en abril 2022, y en esa misma línea de la mano de la iniciativa Costa Rica Aprende con la U Publica impulsaron tres cursos de mayo a junio, el primero dirigido a estudiantes de Derecho sobre la “Introducción a los instrumentos internacionales de derecho de mujeres aplicables en Costa Rica”, otro sobre “Introducción al feminismo: un espacio para aprender, acompañarse y resistir”, dirigido a estudiantes de secundaria”. Y finalmente el de “Violencia contra las mujeres y Prevención del Hostigamiento Sexual en el empleo y la docencia”, enfocado en personas estudiantes de instituciones universitarias publicas y privadas.

¡Aquí estamos!

Si alguna persona requiere acompañamiento o asesoría legal debido a actos relacionados con la violencia de género puede solicitarlo a la Defensoría contra el Hostigamiento Sexual, mediante la línea telefónica 2511-1909 o al correo electrónico defensoriahs@ucr.ac.cr

 

Eduardo Muñoz Sequeira
Periodista, Vicerrectoría de Acción Social, UCR

Llamamiento para poner fin a la violencia contra las mujeres periodistas

En el ámbito periodístico, la mitad de las mujeres han experimentado violencia política, acoso sexual, maltrato psicológico, acoso en línea y otras formas de violencia de género (VG) mientras trabajaban, esto según datos de la Federación Internacional de Periodistas. Estos actos de violencia no sólo tienen como objetivo intimidar y silenciar a las mujeres que trabajan en los medios de comunicación, sino que sus efectos amedrentadores contribuyen a acallar historias y privar al público de información. Como consecuencia, estos ataques socavan el pluralismo y el derecho de acceso a la información.

Para conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer el 25 de noviembre, ponemos la mirada en la violencia online; es hora de que los medios de comunicación y los sindicatos denuncien públicamente TODOS los actos de abuso en línea. Es urgente que los/as legisladores/as conviertan el abuso en línea en una cuestión de salud y seguridad. Para ello, nuestra Asamblea Legislativa debe aplicar urgentemente el Convenio C190 de la OIT sobre el acoso y la violencia en el ámbito laboral.

Las direcciones de los medios de comunicación tienen el deber de garantizar un lugar de trabajo seguro y proporcionar, un mecanismo fiable para que las mujeres puedan denunciar y ser protegidas cuando sean objeto de abusos en línea.

Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas, el Sindicato Nacional de Periodistas de Costa Rica; la Federación Internacional de Periodistas (FIP) y su Consejo de Género de la cual somos directivos; pedimos al Gobierno de Costa Rica que actúe de manera responsable para erradicar la violencia contra las mujeres y que la Asamblea Legislativa agende el Convenio 190 de la OIT sobre el acoso y la violencia en el mundo del trabajo e instamos a las plataformas sociales a que introduzcan medidas efectivas contra el acoso online. El convenio prohíbe la violencia contra las mujeres en el trabajo, incluido el abuso en línea, y la convierte en un problema de salud y seguridad. Una vez ratificado por un país, obliga a los empleadores de los medios de comunicación a garantizar un lugar de trabajo seguro y a proporcionar un mecanismo sólido para que las mujeres periodistas presenten denuncias y estén protegidas cuando sean objeto de abusos.

Ninguna mujer periodista debería enfrentar los abusos en línea, y por supuesto, ninguna mujer debería hacer frente a ello sola.

El Sindicato Nacional de Periodistas de Costa Rica hace un llamado para pedir al Gobierno de Costa Rica y a las plataformas sociales que tomen medidas inmediatas para erradicar la violencia de género online. Instamos a las empresas a que adopten medidas inmediatas para prohibir los comentarios sexistas, racistas y abusivos en sus plataformas y que nos apoyemos en el Convenio 190 para que Costa Rica goce de mejores instrumentos para la eliminación de la violencia contra la mujer.

Licda. Sonia Arrieta Mora
Secretaría General SNP

Junta Directiva 2022-2025
Sindicato Nacional de Periodistas de Costa Rica