Freddy Pacheco León
Hasta los que no compran gasolina, tendrían que pagar por su importación. ¡Qué bonito!
El proyecto de ley 23.308 establecería que, por nueve meses, el precio de la gasolina súper no podría sobrepasar los ¢950 por litro, el de la gasolina regular los ¢900 y el del diésel, ¢870.
Si los costos internacionales de los combustibles provocan que los precios superen esas cifras, como ocurre actualmente, Recope, que funciona sin fines de lucro (¡no tiene «buchaca»!) solo podría cumplir con los costos de importación con financiamiento del Estado, pues según el proyecto los recursos “provendrán de las partidas asignadas anualmente en los presupuestos ordinarios y extraordinarios de la República”, sin mayor especificación.
Si esa política se hubiese aplicado en agosto, Hacienda habría tenido que entregar ¢31.000 MILLONES en un mes a la Refinadora para que pudiese financiar la importación impostergable.
Como las promesas populistas son costosas, o más bien, irrealizables, veremos si aprueban semejante proyecto, que por cierto, no modifica el impuesto único a los combustibles…