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Un sueño recurrente y la continuidad

Freddy Pacheco León

Freddy Pacheco León

Un sueño que a menudo refleja una situación perturbadora, triste, de frustración, que nos afecta cuando estamos despiertos. Ya van varias veces en unas semanas, y paso a compartirlo con ustedes.

Sucedió anoche, y al despertar creí que era una vivencia, que no era algo que había soñado, sino que había vivido, reflejo de un deseo insatisfecho. Fue sobre la Costa Rica que nos ampara, que nos cobija, que nos ilusiona. Fue sobre un presidente tico, que, desde el primer día de su mandato, se fajó a luchar por sus compatriotas, cual padre amoroso. Una persona enérgica, pero amable, de una gran cultura, respetuosa, abierta al diálogo, ejemplo para nuestra juventud. Un presidente con un permanente mensaje de unidad, solidario con los que urgen de mejor educación, de mayor asistencia social, de trabajo digno. Un mandatario de buenos modales, comprometido a cumplir su juramento constitucional, en todos sus extremos. Un señor que, desde el instante en que ocupó el sillón presidencial, demostró, con sus acciones, que la campaña electoral, ya era cosa del pasado; que ahora era el presidente de todos los costarricenses por igual. Un presidente, además, respetuoso de las instituciones del Estado, para quien la independencia y la separación de poderes, son cimientos profundos de la democracia costarricense. Un líder para quien, la conservación ambiental y el desarrollo sostenible, son pilares de un bien ganado prestigio internacional de una Costa Rica, que se atrevió a declararle la paz a la naturaleza. Un estadista capaz de conmoverse, ante el dolor humano, producto de tragedias, que no siendo extrañas en el país, son gigantescas en otros lugares del planeta. Un mandatario, que sufre cual, si fuesen sus familiares, el inhumano dolor que se trata de disimular, detrás de la fría expresión «listas de espera de la Caja», donde los viejitos son los que más las padecen, pese a que existe un yacimiento de oro, que podría acabar con tanto dolor, si se aprovechara inteligentemente, para un sistema hospitalario conocido como Hospital del Oro. Un servidor del Estado, que se desvela, ante el desastroso estado del transporte colectivo de pasajeros, que golpea la tranquilidad y el descanso, de decenas de miles de los más pobres trabajadores y estudiantes, principalmente. Un dirigente que es consciente de la necesidad de recuperar, el buen proyecto de tren eléctrico metropolitano, que, al iniciar su mandato constitucional, estaba a punto de iniciar su construcción. Un costarricense, honestamente preocupado, por el alto índice de criminalidad que azota nuestra otrora pacífica sociedad. Un compatriota, que, con órdenes ejecutivas razonables, combate el violento narcotráfico, que enferma a una juventud que ni estudia ni trabaja, y que él está dispuesto a enfrentar decididamente. Un amigo de todos, al que no hay que convencer, de la necesidad de fortalecer el ejemplar Código de Trabajo, la Caja Costarricense del Seguro Social, el sistema bancario nacional, el sistema universitario estatal, las instituciones autónomas, que, en conjunto, han contribuido a forjar la especial Patria que nos enorgullece.

En fin, nuestros sueños los provoca, quizá, la ansiedad de encontrar una luz al final del túnel, donde, al despertar cada mañana, nos sabemos gobernados por un gran presidente de la República, que nos provoca un sentimiento de paz inigualable, donde, como en otros países vecinos, la figura de un dictador es rechazada por él mismo. Un amigo del pueblo, que odia la demagogia y el populismo, que su pueblo desearía que no se fuese, y que, ante esa imposibilidad, pudiese facilitar, que sus políticas tan profundamente humanas, tuviesen continuidad, en la gestión de un futuro Poder Ejecutivo que nos llene de entusiasmo.

8 de julio del 2025

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