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VACUNAS EN LA POLÍTICA

Freddy Pacheco León

Desde el siglo XIX el Estado costarricense, en su afán de proteger a su población, y muy especialmente a sus niños, estableció que la vacunación era obligatoria, logrando erradicar o mitigar  muchas enfermedades contagiosas. Jamás los padres de familia hemos cuestionado el calendario de vacunación que inicia a pocas semanas del nacimiento de nuestros infantes, y que la Caja nos garantiza. La actual pandemia no es la excepción y por eso ya se han puesto unas 8 millones de dosis a millones de personas, evitando así que, además de los 7.500 pacientes que han muerto, haya sido mayor. 

De haber tenido a disposición las vacunas antes del año que llevamos vacunando, algunos de esos miles de lamentables fallecimientos se habrían evitado. Los políticos que hacen escándalo saben que cualquier acción legal presentada en estos días se rechazará pasadas las elecciones por no tener sustento jurídico. Después del 6 de febrero, los antivacunas se olvidarán de su «gran cruzada» en defensa de una patria potestad vista fuera del contexto que conforma la legislación costarricense. 

COVID-19, derechos humanos, pandemia, salud, vacunas