A las cosas por su nombre

José Luis Callaci

La reciente resolución de la Corte Penal Internacional contra el Presidente ruso se sustenta en la supina ignorancia generada por la persistente y engañosa propaganda de los medios hegemónicos occidentales.

Una resolución que se cae por su propio peso y que se suma a los intentos de los Estados Unidos y sus socios de la OTAN para continuar denigrando y desvirtuando la obligada intervención de Rusia, que ha sido precisamente para proteger, entre otras razones valederas, a la población ruso parlante que por más de siete millones ha habitado y sigue habitando cerca del 20 por ciento del territorio de la hoy llamada Ucrania.

Desde el golpe de Estado del 2014 contra un gobierno legítimo, elegido democráticamente por el pueblo, que puso en el poder a ultranacionalistas radicales y pronazis, esta población viene siendo agredida con actos genocidas que han venido cobrando la vida de miles de civiles, en cuenta de niños RUSO PARLANTES.

El traslado de esos niños a sitios seguros ha sido por tanto una labor humanitaria, como intervención humanitaria lo ha sido también el acudir a proteger a toda esa población rusa ubicada en el llamado Donbás. No han sido “secuestros” como se lo pretende presentar de manera absurda y maliciosa sino de traslados de niños que han quedado huérfanos por la guerra o que, con el consentimiento de sus padres, se los lleva a sitios seguros alejados de la contienda bélica.

Esta acusación es no solo otra ignominiosa maniobra política, entre tantas otras, sino algo de tal magnitud que ofende la inteligencia, y constituye una afrenta a la propia opinión pública mundial. Una acusación que en boca del propio Ex asesor de Seguridad de los Estados Unidos, John Bolton “…atenta contra una posible solución diplomática” del conflicto y entorpece deliberadamente toda posible negociación para ponerle fin al mismo.

A las cosas por su nombre.