Cambiar para bien

José Luis Pacheco Murillo

Por lo general aprovechamos el cambio de año para proponernos muchas cosas y en la mayoría de ellas lo que refléjanos es un deseo de cambio en relación con lo que venimos haciendo.

Eso es bueno, cambiar siempre traerá beneficios si el cambio al que aspiramos es para garbos mejores personas y poder disfrutar más de esta vida que estamos teniendo. Precisamente por eso y para eso el enfoque del cambio que queremos aplicar debe ser muy personal. Es decir, el cambio al que aspiramos es y debe ser para quedar bien con nosotros mismos y no para satisfacer o quedar bien con los demás. Eso nos llevaría a tener muchas obligaciones y responsabilidades que nos llenarán de tensión y estrés y de eso no se trata.

Cambiar para satisfacer nuestras necesidades y nuestros deseos y aspiraciones, es lo que nos debe importar y sobre lo que debemos trabajar. Posiblemente afectemos a los demás con nuestros cambios para bien personal, pero la prioridad debo ser yo.

Vivimos afectados negativamente, con muchas preocupaciones y con una carga enorme por quedar bien con los demás incluso hasta con nuestra apariencia física. Eso nos lleva incluso a una NO ACEPTACIÓN de nosotros mismos y nos llenamos de temores e incluso de odios y no vivimos con alegría y paz con nosotros mismos.

Somos bombardeados diariamente con publicidad que nos indica y a veces casi que nos exige que nos comportemos de tal o cual forma, que nuestro cuerpo debe tener tales y cuáles medidas. Que nos tenemos que vestir de tal o cual manera. Que debemos cumplir con estos y aquellos horarios. Que debemos tomar y comer estos o aquellos productos.

Por pretender cumplir al pie de la letra esos patrones sociales dejamos de ser nosotros y vivimos sumergidos en insatisfacciones y rencores con nosotros mismos por no lograrlo.

Dejemos de lado todo eso y vivamos para y con nosotros mismos y según nuestras propias reglas, eso sí, con valores morales, cívicos y espirituales que nos llenen de energía positiva. Especialmente creciendo en la relación personal con Dios, “cualquiera que sea su idea de Él” (Desiderata). Entendiendo que si cambio yo para bien todo mi entorno cambiará igualmente para bien.

Dios quiera que ese sea nuestro propósito para este nuevo año.