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Por qué se archivó el Proyecto Terminal Pacífico

Juan Manuel Quesada

Juan Manuel Quesada

Presidente de Recope

Algunos siguen poniendo en duda la decisión de archivar el proyecto Terminal Pacífico de Recope. En ese contexto, deseo explicar las razones que nos llevaron a tomar esa decisión.

Objetivo del proyecto: El proyecto buscaba desarrollar un sistema para la importación de gas licuado de petróleo (GLP), diésel y gasolinas en el Pacífico, que permitiera descargar estos productos en aquellas ocasiones en las cuales no fuera posible hacerlo por el litoral Caribe como consecuencia de eventos naturales (como terremotos y huracanes) o sociales (como huelgas). El principal objetivo era entonces la reducción de los riesgos de desabastecimiento de combustible asociados con desastres naturales y sociales que enfrenta el Sistema Nacional de Combustibles por disponer solamente de puertos en el Caribe.

Al respecto, debe indicarse que esta nueva administración de Recope comparte, por supuesto, ese objetivo. Las preguntas que nos hicimos al iniciar nuestras funciones fueron las siguientes: ¿de verdad ese proyecto permitiría reducir los riesgos de abastecimiento de combustibles de manera significativa? ¿Qué tan grande sería el costo que tendrían que pagar los costarricenses para alcanzar tal reducción de riesgos?

Análisis del proyecto: La evaluación realizada por esta nueva administración mostró que el estudio había sobreestimado la capacidad del proyecto para reducir los riesgos mencionados por varias razones. Una de ellas es que aún con el proyecto operando, las importaciones de combustible seguirían haciéndose por la costa del Golfo de México. Es decir, los barcos que hubieran atracado en el muelle del Pacífico hubieran tenido que venir de Estados Unidos, principalmente, y atravesar el Canal de Panamá para llegar a su destino. Por esa razón, los riesgos de desabastecimiento asociados con las tormentas y los huracanes que surgen en el Caribe se hubieran seguido presentando. Aún así, habría una reducción de riesgos si se comprara en el Pacífico, aunque los combustibles provenientes de ahí serían mucho más caros que los que se compran actualmente.

Otra razón es que el surgimiento de eventuales huelgas en la empresa podría afectar cualquiera de sus procesos, incluyendo los que se fueran a establecer en el litoral Pacífico, así que tampoco es claro que el proyecto podría reducir riesgos asociados a fenómenos sociales.

Pero además, ¿cuál sería el costo de abrir una terminal en el Pacífico? Para empezar, hay que decir que existe una desproporción entre el monto de inversión del proyecto y el porcentaje de la demanda total de combustibles del país que este busca satisfacer. El proyecto buscaba satisfacer el 30% de la demanda de GLP, que representa apenas un 3,4% del volumen de ventas de la empresa, en el año 2021, y un 1,7% de las ventas totales en colones. Por otra parte, la inversión hubiera representado cerca de un 30% de la inversión total en infraestructura de la empresa y alrededor de tres (3) veces el valor de los activos asociados al GLP. Además, según establece el estudio de factibilidad, la Terminal Pacífico tendría apenas un 24% de utilización, por tanto, la magnitud de la inversión ociosa sería muy alta.

Teniendo en cuenta estos datos, no es de extrañar que el proyecto no resultara rentable desde el punto de vista financiero, según se indica en el mismo estudio de factibilidad. Una vez que se llegó a esta conclusión, el estudio optó por justificar la rentabilidad del proyecto, a partir de cuantificar el riesgo de desabastecimiento. Y, como mencioné anteriormente, la valoración de este riesgo estuvo sobreestimada.

La evaluación detectó otras limitaciones importantes del estudio de factibilidad. Por ejemplo:

  1. A) La estimación de la demanda fue realizada con una metodología inadecuada para un proyecto como este.
  2. B) A pesar de que se indica la necesidad de contar con inversiones adicionales, no fueron estimadas ni incluidas en el análisis financiero del proyecto.
  3. C) Hubo errores metodológicos en la evaluación del impacto tarifario del proyecto, derivados de la forma en que se estimó su costo. Y, como si fuera poco, no es posible fondear la inversión requerida para el proyecto dentro de las restricciones impuestas por la regla fiscal.

Adicionalmente, se encontró que el estudio de factibilidad no analizó las inversiones asociadas al proyecto dentro de un análisis integral de las inversiones que Recope requerirá en el largo plazo. Por esta razón, no es posible ubicarlas dentro de un marco de prioridades que las justifique.

Nuestro compromiso: Esta nueva administración ha asumido un verdadero compromiso con el país: hacer a esta empresa eficiente, que genere beneficios para los costarricenses y que contribuya a la competitividad del país. Apostar a proyectos mal formulados, que no son rentables y que además se traduciría en tarifas más altas e injustificadas es un asunto que no podemos dejar pasar. Recope es una empresa que se debe a Costa Rica, a sus ciudadanos, a la industria y al comercio que la hacen grande. Es nuestra responsabilidad actuar en consecuencia y por eso no podíamos dejar que nos metieran ese gol.

Troles y democracia

Óscar Madrigal

El escándalo de los troles se inscribe dentro de las luchas políticas en defensa de la información trasparente y de la democracia. Más allá de los dimes y diretes y de lo detestable que puede ser y parecer un trol, el trasfondo de las denuncias y del desenmarcariamiento de este tipo de conductas, se enmarca dentro de la defensa de los principios democráticos de la sociedad.

Callar ante los troles o de los sicarios políticos es legitimar la mentira, el acoso, denigrar a lo más bajo a las personas, inventar las peores ofensas, ocultos en la oscuridad del anonimato y la impunidad. Desenmascarar este tipo de acciones políticas es necesario para intentar adecentar las luchas sociales, aspecto en el que tienen especial interés las fuerzas patrióticas nacionales.

Esta lucha en la Asamblea Legislativa y en otros medios probablemente no va lograr eliminar la existencia de este tipo de prácticas, pero sí dejará en evidencia a aquellos políticos que se ufanan de honestos y diáfanos, pero que utilizan métodos o procedimientos de lo más vil como el uso de troles. Eso es muy importante para limpiar, aunque sea en una mínima parte, los procesos políticos y tal vez que los dirigentes que los utilizan sepan que son ellos los sicarios intelectuales de los troles.

El trabajo de la Asamblea por desenmascarar a los troles será, también, un beneficio para crear algo de conciencia social y política en sectores de la población. Aunque fuere mínima es una acción necesaria para avanzar en la creación de esa conciencia. Esa lucha es beneficiosa para el país y para el pueblo. Bien vale llevarla a cabo.

Lo que podría parecer extraño es que guardemos silencio ante las formas y las acciones espurias que usan, como es el caso de los sicarios políticos, para atacar a las personas que les pueden parecer incómodas o que minimicemos las denuncias emprendidas contra esos procedimientos.

Los troles son un ataque a la democracia porque utilizan sujetos inexistentes, falsos y mercenarios para acallar la oposición, denigrar o destruir personas que critican, así como enturbiar el debate franco y abierto de los actos gubernamentales. Los troles son un problema nuevo y serio que habrá que ir desenmascarando.

Los troles o sicarios políticos son un arma utilizada por la extrema derecha en todo el mundo, para ganar elecciones de forma truculenta. Por ello es más urgente su denuncia, así como exponer su peligro democrático.

Como han dicho sobre la obra del filósofo Han: “Los bots -las cuentas falsas automatizadas en las redes sociales- difunden noticias falsas y discursos de odio e influyen en la formación de la opinión pública. Los ejércitos de troles intervienen en las campañas apuntalando la desinformación. Las teorías de la conspiración y la propaganda dominan el debate político”.

Esta campaña emprendida por diputados de la Asamblea contra los troles puede que no logre mayor cosa, pero es importante empezar exponiendo ante la opinión pública y la conciencia social a los sicarios intelectuales.

La Trinidad, paraje simbólico de la patria

Recreación de la primera batalla de La Trinidad, por Manuel Carranza Vargas (†). Cortesía de Esteban Carranza Kopper

Donde el verdor natural se manchó con sangre

13 ENERO 2023, 

LUKO HILJE

En su poema Squier en Nicaragua —en referencia al diplomático Ephraim George Squier, encargado de asuntos estadounidenses para Centro América—, el célebre poeta nicaragüense Ernesto Cardenal nos legó unas imágenes muy sugestivas y hermosas del curso diario de la vida a lo largo del río San Juan, como las siguientes:

Verdes tardes de la selva; tardes
tristes. Río verde
entre zacatales verdes;
pantanos verdes.
Tardes olorosas a lodo, a hojas mojadas, a
helechos húmedos y a hongos;
el verde perezoso cubierto de moho
poco a poco trepando de rama en
rama, con los ojos cerrados como
dormido pero comiendo
una hoja, alargando un garfio primero
y después el otro,
sin importarle las hormigas que le pican,
volteando lentamente el bobo rostro
redondo, primero a un lado
y luego al otro,
enrollando por fin la cola en una rama
y colgándose pesado como
una bola de plomo; el salto del sábalo en el río;
el griterío de los monos comiendo
malcriadamente, a toda prisa […]

Asimismo, Cardenal alude a «la guatusa bigotuda y elástica / que se estira y encoge / mirando a todos lados con su ojo / redondo / mientras come temblando; / espinosas iguanas… ¡Temblando!; / espinosas iguanas / como dragones de jade / corriendo sobre el agua / (¡flechas de jade!)».

Y también a «Gritos de congos. / Chachalacas. / El canto melancólico de la gongolona / entre los coquitales, / y el de la paloma poponé», al igual que a «oropéndolas sonoras / columpiándose en sus nidos colgados de las palmeras, / el canto del pájaro-león entre los coyoles / y el del pájaro de-la-luna-y-el-sol / el pájaro clarinero, el pájaro / relojero que da la hora / y el pocoyo que canta de noche / parejas de lapas que pasan gritando, / y el güis, chichiltote y dichoso-fui / que cantan en los chagüites sombríos». Finalmente, no podría omitir «el ruido sordo de manadas de cerdos salvajes. / ¡Carcajadas! / el canto de un tucán».

Es decir, la visión más abigarrada, silvestre y prístina del mundo natural en el cauce del río y los entornos ribereños, como si se tratara de una imagen de los primeros días de la creación. Sin embargo, como parte de esta, no podía faltar el hombre, vale decir, «el negro con su camisa rayada, remando / en su canoa de ceiba».

El río y el hombre. El hombre y el río. Indisolubles. Los primigenios tiempos de los indios botos y, después, de los boteros misquitos.

Obviamente, Cardenal no se refería a La Trinidad, este punto donde estamos ahorita. Pero tan vívidas imágenes podrían ser válidas casi que para cualquier recodo del muy ancho y caudaloso San Juan o de sus mayores afluentes, como el lugar que en 1869 escogiera para vivir —no muy lejos de aquí, aguas arriba del Sarapiquí— un aventurero suizo llamado Léonce Pictet, quien por entonces frisaba los 21 años.

Lo menciono a él, porque es el único personaje residente en Sarapiquí en el siglo XIX que nos legó sus vivencias por escrito, gracias a las cartas que enviaba a su familia. Dichas cartas, escritas en francés, las compilamos en el artículo «Un colono suizo en la ribera del Sarapiquí», que publicamos junto con la colega y amiga María Luisa Fournier Leiva, quien las tradujo al español; apareció en 2017, en el volumen 30 de la revista Herencia.

Por ejemplo, en su primera carta, Pictet indicaba que «estamos en la ribera derecha del río Sarapiquí, cerca de su desembocadura. En la ribera opuesta hay bosques casi impenetrables, donde las dantas, los cariblancos y los saínos encuentran refugio seguro; la casa del alemán D. [a quien no identifica] está ubicada en la propia confluencia de los dos ríos sobre la ribera derecha del San Juan y, por consiguiente, como la nuestra, en el territorio de Costa Rica. Al frente se extiende Nicaragua».

Y continuaba expresando que, salvo por los zancudos, «en la noche, cuando hay luna clara, el espectáculo de estos bosques tropicales es verdaderamente admirable, sobre todo a la orilla de los ríos. Pareciera que estamos en un paraje encantado».

Extasiado con sus alrededores, Pictet narraba que «es ahí donde se puede admirar a gusto esos árboles enormes de los cuales cuelgan miles de lianas de todos tamaños […]; además, hay otras plantas parásitas de grandes hojas muy bellas, y todo eso es tan magnífico que me parece estar en alguna fantasía. Muchos de esos árboles tienen al menos cien pies de altura, y hay una cantidad de especies y de formas diferentes, sin hablar de las palmeras».

Además, al mirar hacia el cielo más allá de la densa bóveda formada por las copas de los gigantescos árboles, sus sentidos se colmaban al escuchar la algarabía matutina, y contemplar guacamayas, loras, pericos y tucanes, mientras que en tierra andaregueaban pavas y pavones. Y, jubiloso, acotaba que «la cantidad de pájaros diferentes que hay aquí es una cosa increíble. Esta mañana, por ejemplo, había alrededor de la cabaña una verdadera multitud compuesta por chachalacas, palomas, loros, buitres y colibríes, todos gritando y saltando de rama en rama. Parecía un zoológico. Incluso por la noche no están tranquilos, y nos dan conciertos continuos, sin contar con una especie de sapo enorme que grita como si pidiera auxilio». Sí, noches apacibles, en las que al rumor del río se sumaban las vocalizaciones de cuyeos, búhos y lechuzas, así como el destemplado croar o estridente berreo de la rana ternero.

Asimismo, con gran naturalidad y sin alarmismo alguno, Pictet se refiere a los animales peligrosos. Menciona la presencia de serpientes, aunque no tan abundantes; al jaguar que, cuando «no muere al primer intento, se tira sobre los atacantes y hay que liquidarlo a machetazos»; así como a los «cariblancos, especie de cerdos salvajes que recorren los bosques en grandes manadas» y, «cuando uno de esos batallones pasa, se debe correr a treparse al primer árbol encontrado, para alejarse de la manada, si no se quiere correr el riesgo de ser aplastado».

Eran otros tiempos —sin la incesante y visible erosión de ahora—, por lo que él expresaba que «las riberas del Sarapiquí son muy altas por todos lados y la corriente es violenta, y tampoco hay sitios anegados; si hubiera, encontraríamos muchas serpientes y cocodrilos». No obstante, en las partes más accesibles, donde «el agua es fresca y muy buena para beber; allí nos bañamos todos los días. Los caimanes no nos molestan del todo en nuestras prácticas de natación, pero sí cientos de pequeños peces que vienen a picar las piernas». Eso explica que ahí abundaran las garzas buscadoras de peces.

De los caimanes, insiste en que «son extremadamente raros y no se corre ningún riesgo bañándose ahí. Lo que sí es común son las iguanas, de hasta cuatro o cinco pies de largo, y se dice que son muy sabrosas; he visto cantidades, no son salvajes para nada, y se mantienen sobre todo en los bordes del río». Y, como no podía faltar en este recuento faunístico, menciona al inmenso y bonancible manatí «que da varias centenas de libras de grasa; se le arponea, pero es poco común».

El río y el hombre. El hombre y el río. Indisolubles. Más o menos en armonía, Pictet y unos pocos colonos más coexistían con la naturaleza agreste, en esa especie de paraíso terrenal, donde el bosque tropical muy húmedo alcanza su máximo esplendor.

Sin embargo, en realidad, no siempre todo había sido así de magnificente. De hecho, apenas doce años antes, el silencio inmemorial de esos parajes había sido mancillado por el ominoso silbido de balas y el estruendo de cañones, en medio del sórdido y extraño olor a pólvora, mientras las aguas se enrojecían y los cadáveres flotaban río abajo.

En efecto, todo empezó por la codicia —tan humana—, que se despertó y avivó con el descubrimiento de oro en un río de California.

Fueron unos siete años, durante los cuales un verdadero tropel humano buscaba alcanzar la costa del Pacífico. Desde entonces, el San Juan y sus afluentes no fueron percibidos como ríos, ni sus bosques aledaños como hermosas selvas, sino tan solo como una ineludible ruta acuática y un ambiente inhóspito que había que superar, para llegar cuanto antes al sitio donde se podrían amasar fortunas sin grandes dificultades. Y, claro está, algunos otearon la posibilidad de que —con algún esfuerzo técnico adicional—, el San Juan y el lago de Nicaragua pudieran convertirse en un canal natural, exactamente en la cintura del continente americano. ¡Sueño de sueños para algunos imperios, que se frotaban las manos, en sus turbias aspiraciones políticas y comerciales!

No obstante, los poderosos y ambiciosos esclavistas del sur de EE. UU. vieron mucho más lejos. Un río y un canal no eran suficientes. Mejor, de una sola vez, apoderarse de los territorios de los cinco países centroamericanos —y, ¿por qué no?, de los del Caribe—, para implantar la esclavitud y expandir sus dominios geográficos y políticos.

Fue así cómo, espoleados ideológicamente por la racista doctrina del «destino manifiesto», pronto pactaron con el muy astuto William Walker —abogado, médico y periodista, al igual que líder de tentativas colonialistas en México—, para que dirigiera tan importante aventura. Ellos se encargarían de agenciárselas para financiarle con holgura, y por más de dos años, su onerosa expedición a Centro América.

El río y el hombre. El hombre y el río. Sí, así era antes. Pero esta vez se asomó, amenazante y siniestro, el espectro de la guerra.

Efectivamente, con sus numerosas tropas de mercenarios y apátridas, muy bien armadas y apertrechadas, fueron sangre, muerte y dolor lo que trajo este bandido a nuestras tierras.

Sin embargo, a pesar de su poderío, se les venció en Santa Rosa y Rivas. Y también aquí cerca, en el estero que por entonces había en el río Sardinal, el 10 de abril de 1856, así como en este sitio donde hoy estamos —que era un punto estratégico—, el 22 de diciembre de ese mismo año.

Esta última batalla, ocurrida hace 166 años, fue realmente decisiva durante la Campaña Nacional, pues permitió incautarle a Walker sus vapores poco a poco, para después desalojarlo de sus casi inexpugnables bastiones del Castillo Viejo y el fuerte de San Carlos. Y, aunque desde esa fecha hasta la rendición del jefe filibustero, el 1 de mayo de 1857, transcurrieron cuatro agobiantes meses de combates e incontables adversidades —incluyendo la pérdida de La Trinidad en febrero de 1857—, ya nada sería igual para Walker. El contundente e irreversible golpe estaba dado, y era mortal.

Seriamente perturbada la vida en los ríos San Juan y Sarapiquí durante esos crudos y tétricos meses bélicos, de manera paulatina todo volvería a la normalidad, tanto en sus aguas como en las selvas ribereñas. Pero ahora la patria ya era otra, pues sus corajudos hijos la habían sabido defender donde las circunstancias lo demandaron y, especialmente, en esta esquina del territorio nacional.

Es decir, fue en esta pequeña pero simbólica punta fluvial —en un doloroso parto en que el verdor natural se manchó con sangre—, que la gravemente amenazada Costa Rica renació y resurgió, malherida, pero absolutamente libre y soberana.

  1. Remeros misquitos impulsando una lancha en el río San Juan de entonces. Fuente: The Century Illustrated Monthly Magazine
  2. Desembocadura del Sarapiquí, con dicho río en primer plano y el San Juan al fondo. Foto: Luko Hilje
  3. El entorno de La Trinidad, Costa Rica en 1854. Fuente: Harper’s New Monthly Magazine
  1. Paraje del río San Juan desde donde los vapores filibusteros avanzaron para disparar sobre La Trinidad, Costa Rica. Foto: Luko Hilje
  2. Mapa del sitio de La Trinidad y sus cercanías. Fuente: Instituto Geográfico Nacional (Costa Rica)
  3. La esquina de La Trinidad, vista desde la ribera derecha del río Sarapiquí, Costa Rica. Foto: Luko Hilje

 

Publicado en https://www.meer.com/es/71844-la-trinidad-paraje-simbolico-de-la-patria y compartido con SURCOS por el autor.

Las políticas públicas de la teoría a la práctica

Alberto Salom Echeverría

Las políticas públicas un campo de estudio Interdisciplinario.

¿Qué son las políticas públicas? ¿Es un ramal de la ciencia política y de la administración pública? Hoy mucha gente, por moda quizás, habla de las políticas públicas, pero se entiende poco de qué se trata, o en qué ayuda al conocimiento científico de la realidad social. Hoy presentaré una introducción y en la siguiente semana profundizaré la descripción de lo más relevante.

Dos premisas que, considero fundamentales para entender el estudio de las políticas públicas:

1-La primera consiste en afirmar que, la realidad, cualquiera que esta sea (física, natural, social, etc.), por intrincada o difícil que nos parezca, puede ser conocida por el ser humano y desentrañados sus secretos. Entre más se desarrolla la ciencia y la tecnología, más nos es dado conocer las propiedades de un objeto o realidad. Se podría argüir ante esta afirmación que, es una obviedad y por tanto lo expresado resulta insulso. No es así; debe saberse que en la filosofía del conocimiento tuvo lugar una intensa discusión que todavía perdura, entre los postulados de una de las corrientes de la filosofía idealista en la época moderna, llamada “idealismo alemán” (originada en Kant y seguida después por Fichte, Schelling y Hegel principalmente) y, la filosofía del materialismo epistemológico primero (cuyo representante principal fue F.A. Lange, de acuerdo con la tesis del pensador José Ferrater Mora) y, luego la polémica fue asumida principalmente por la corriente del materialismo dialéctico e histórico (cuyos principales exponentes fueron K. Marx y F. Engels). (Cfr. Ferrater Mora, J. “Diccionario de Filosofía”. Alianza Editorial, Madrid, cuarta edición. 1982).

El filósofo Kant postuló que en la vida hay una distancia entre lo que aún no se conoce que lo llamó “la cosa en sí”, frente a lo que ya ha sido conocido, la “cosa para nosotros”; dicho de otro modo, la “cosa para sí. Para el filósofo idealista, el punto de partida de la reflexión filosófica no es por lo tanto el mundo exterior, sino por el contrario es el sujeto, o sea el yo. El sujeto es pues la conciencia. Ahora bien, ¿Cómo puede el sujeto conocer el mundo exterior? Antes de responder es imprescindible de acuerdo con el gran pensador español Ortega y Gasset reconocer que hay en la filosofía idealista moderna, una especie de extrañamiento de la realidad. Ortega la denominó “Ontofobia” (“horror a la realidad”). Quiere decir que en el idealismo moderno hay siempre una especie de desconfianza que lo vuelve cauteloso, afirma Ferrater Mora. Ahora sí, como quien quiere ponerle el cascabel al gato, enseguida aclara que se trata de una desconfianza hacia todo lo real, o “mejor dicho hacia todo lo que pretende ser real”, tal como lo inteligible o los supuestos modelos de la realidad sensible. Concluye enfatizando que lo que se afirma no es que los objetos externos no existen, “…se afirma únicamente que la existencia de los objetos externos no es cognoscible mediante percepción inmediata.” (Ibidem).

En cambio, para la corriente materialista moderna, uno de cuyos principales pensadores fue Ludwig Feuerbach, o más concretamente para el materialismo dialéctico representado por Friedrich Engels y Karl Marx, el punto de partida de la reflexión es, la relación dialéctica entre el sujeto pensante y la realidad externa. A diferencia del idealismo, esta filosofía no hace una compartimentación entre el sujeto y el mundo exterior. La evidencia aquí de que la realidad es “cognoscible” nos la da el hecho de que ella puede ser transformada, como lo pone en evidencia la historia del mundo y, lo sabemos ahora, del universo. La historia de la humanidad y de la misma naturaleza se transforma por medio de un constante devenir de fuerzas contrapuestas. En el caso de la historia humana, para el materialismo dialéctico el enfrentamiento es entre fuerzas sociales, dos clases principales enclavadas en un mismo modo de producción, de cuya lucha incesante resulta una síntesis dialéctica, que no es otra cosa que una superación cualitativa (ya no solo cuantitativa) de las circunstancias preexistentes por medio de una revolución social. Una revolución es por eso mismo, un salto cualitativo. En la naturaleza, de acuerdo con la dialéctica materialista y en oposición a la metafísica, “…la dialéctica parte de que las contradicciones internas son propias a los objetos y fenómenos de la naturaleza. En la naturaleza todo se mueve, cambia. La fuente de ese movimiento son las contradicciones internas. (Cfr. “Ley de la Unidad y la Lucha de los Contrarios.” https://www.filosofia .org).

Para darle más sustento a lo expresado, acudiré a ejemplos de la realidad social contemporánea. En la sociedad actual, interconectada globalmente, merced al desarrollo de las comunicaciones, profesionales de las ciencias sociales como son los economistas, sociólogos o politólogos, tropiezan de frente con fenómenos de una gran complejidad como el de la desigualdad social o el calentamiento global con todas sus flagrantes manifestaciones que nos azotan y afligen. No cabe duda de que, se ha desarrollado un amplio conocimiento acerca de algunas de las causas que provocan estas enormes calamidades con las que vivimos hoy. Además, los gobiernos aisladamente o en conjunto, por medio de organismos internacionales, invierten enormes recursos en procura de su solución; pero, en lugar de aminorarse los fenómenos con el arsenal de políticas públicas puestas al servicio del desarrollo, por el contrario, prácticamente en todas partes se acrecientan enormemente las dificultades. La desigualdad social se agigante entre las clases más opulentas y las más deprimidas. A escala global, el cambio climático y el calentamiento global también siguen un curso ascendente provocando verdaderos estragos en todo el planeta.

Parece que estamos encerrados en un círculo. ¿Será así? Nos hace falta, en la nueva y cada vez más compleja realidad, completar la premisa que dejamos sentada arriba. 1- Primero la completamos señalando que la humanidad jamás logrará abatir estos males, por más comprensión que se tenga del fenómeno, si no entendemos que, como lo pregona la dialéctica, junto al conocimiento de la realidad, que se logra mediante el estudio serio de esta, debemos agregar la transformación de ella. O sea, hay que combinar la ciencia con la dimensión política. Ambas dimensiones, teórica y práctica es lo que se denomina en la tradición marxista la praxis. Tanto en Georg Lukács (n.1885-m.1971), filósofo húngaro, como en Antonio Gramsci (n.1891-m.1937), filósofo y político italiano, ambos teóricos marxistas, la llamada praxis humana constituye el fundamento de toda posible teorización. No quiere decir que se subordina lo teórico a lo práctico; en rigor, la praxis es en el marxismo más bien la unión de la teoría con la práctica. (Cfr. Ferrater Mora, J. Op cit. T.3 Alianza Editorial, Madrid.1982).

Lo expresado implica la voluntad humana de enfrentar fenómenos en cuyo origen se encuentran los intereses de las clases poseedoras egoístas aferrados a sus privilegios. Los científicos en ambos casos nos han advertido que: por un lado, el Planeta continúa calentándose irremediablemente, porque los gobiernos de los países más grandes, donde radican las empresas que emplean hidrocarburos altamente contaminantes, no se han comprometido seriamente a iniciar la transición hacia sistemas productivos que utilicen energías limpias. Por el otro porque, en todo el mundo, casi ningún gobierno se compromete a implementar políticas públicas que logren, entre otras cosas, revertir la lógica utilizada de recaudar tributos fáciles afectando a las mayorías, en lugar de implementar políticas tributarias progresivas. (Paga más el que más tiene).

2- En vista de que el origen de los problemas más intrincados en el mundo globalizado es multicausal, es menester tener en cuenta la premisa según la cual los fenómenos de la Naturaleza y de la sociedad humana son asequibles, quiere decir, los podemos conocer, siempre que tengamos en cuenta la siguiente premisa que abordaré a saber, que la ciencia, el conocimiento humano, debe comprender los fenómenos que estudia como el producto de una multicausalidad. La ciencia debe pasar del conocimiento meramente disciplinar a la multi, inter y transdisciplinariedad. Vamos a ello.

2- El conocimiento de la realidad se torna cada vez más complejo, a pesar del progreso impresionante científico y tecnológico. Esto hace que desde una perspectiva puramente disciplinar, resulte imposible conocer toda la profundidad de los fenómenos multicausales. La realidad actual nos exige ir de la disciplina a lo interdisciplinario, cuando se juntan varias disciplinas; de ahí a lo multidisciplinario, conjunción de muchas especialidades para abordar lo fenomenológico desde distintas perspectivas y de maneras distintas. Finalmente llegamos a lo transdisciplinario. Ocurre cuando se abarcan varias disciplinas, pero de manera transversal; por lo que el conocimiento está sobre todas las disciplinas, su ámbito de acción es superior al de cada una de ellas en particular.

En la realidad social, la desigualdad y la pobreza están afectadas por variables, sociales, políticas o culturales. Económicas como ocurre cuando se concentra la riqueza producida socialmente en pocas manos. Sociales cuando los servicios públicos que el gobierno brinda a la población se deterioran, como la salud, la educación, el agua, la electricidad, empobreciendo más a la población vulnerable, mientras los segmentos sociales más acaudalados acuden a servicios de mayor calidad por los que pueden pagar. Las variables políticas apuntan más bien a la circunstancia de que el gobierno de turno carece de voluntad para lograr que los sectores más pudientes paguen sus impuestos en lugar de evadirlos o eludirlos. Además, esta resistencia de las capas dominantes a cumplir con su responsabilidad social solidaria, por lo general es una conducta arraigada en el comportamiento de estos grupos y clases que tiene que ver con la forma como socializan en sus hogares, en su relación con los demás y en la forma como entienden el mundo privilegiado en el que viven.

Las políticas públicas, responden a un saber comprensivo y holístico de una realidad social. Por lo tanto, no es un saber disciplinario, sino multi disciplinario. Dice Joan Subirats en la introducción que escribió al libro de uno de los clásicos de las políticas públicas Charles Lindblom, “El Proceso de Elaboración de Políticas Públicas” (escrito en 1980): “…la política no es sólo preocupación por los mecanismos de poder y legitimidad, ni tampoco exclusivo interés por el mundo de la representación política, a través del análisis exhaustivo de partidos o elecciones […] El mundo de las políticas ha permitido analizar la política en acción, conectando con otras disciplinas, como la economía, el derecho o la sociología, en la voluntad de explicar procesos de intervención pública en sociedades pluralistas.” (Cfr, Lindblom, Charles. “El Proceso de Elaboración de Políticas Públicas”. Colección de estudios serie administración general. Instituto Nacional de Administración Pública. Ministerio para las administraciones públicas, Madrid, 1991).

Se parte entonces, de un supuesto pluralista, en el que en el proceso participan muchos actores, y en el que prevalece la desigualdad de distribución de los recursos. Los actores son desde políticos electos, funcionarios de todos los niveles, y también partidos políticos, grupos de interés, expertos académicos, medios de comunicación, de una manera simultánea. En este proceso, -aporta Subirats- se burocratizan los procesos políticos, se politizan los procesos burocráticos, se socializan unos y otros. Continuaremos…

 

Compartido con SURCOS por el autor.

Día Mundial de Lucha contra la Depresión

José Luis Pacheco Murillo

El 13 de enero se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Depresión, un trastorno emocional que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, siendo considerada como la primera causa mundial de discapacidad. La depresión incide notablemente en las tasas de mortalidad y morbilidad. Impacta a personas de todas las edades y de manera muy significativa a adolescentes y personas de la tercera edad.

Entre los principales rasgos característicos de la depresión se destacan tristeza permanente, pérdida de interés o placer en las actividades de la vida cotidiana (anhedonia), aislamiento, trastornos del sueño y del apetito, falta de concentración y sensación de cansancio.

No cabe duda de que esta situación de depresión se disparó en cuanto a número de afectados con la pandemia. El distanciamiento por un lado y el

Encierro por otro motivaron casos dolorosos de depresión y que en muchos de ellos llevaron al suicidio. Además de la situación económica en muchas familias que vieron caerse sus negocios, sus emprendimientos y que no pudieron hacerles frente a las deudas m, perdiendo no solo el negocio sino también los bienes que tenían, porque no hubo un manejo adecuado, en muchísimos casos, por parte de los bancos y de las políticas del Gobierno, para que la gente pudiera hacerle frente a la situación. Por otra parte, los niños y jóvenes se han enfrentado a graves situaciones de estrés causadas por el bulling y por todo el atraso en materia educativa, aparte del descuido y casi abandono que sufren en sus hogares por la falta de tiempo de sus padres y hermanos, llevando a esos niños y jóvenes a situaciones depresivas e incluso al suicidio. 

Para enfrentar esta situación se requiere de atención especializada que en muchas ocasiones no se busca por la depresión misma. Y quienes estamos alrededor de estas personas depresivas, muchísimas veces no nos preocupamos lo suficiente como para ayudarles de manera adecuada y por el contrario, nos molestamos por comportamientos y actitudes que creemos antojadizas y manipuladoras de las personas cuando en realidad están viviendo una situación de depresión muy peligrosa. 

Dios quiera que este flagelo de la depresión pueda ser enfrentado a tiempo de la manera adecuada por quienes la sufren y que quienes estemos alrededor de estas personas comprendamos la situación y seamos apoyo y servicio para que salgan adelante y retomen el camino de disfrute de la vida.

Brasil: Advertencia a la navegación democrática

Por Boaventura de Sousa Santos*

Lo que ocurrió en Brasilia el pasado día 8, una semana después de la toma de posesión del presidente Lula da Silva, es un acontecimiento que solo tomó por sorpresa a quienes no quisieron o no pudieron informarse de sus preparativos, ampliamente difundidos en las redes sociales. La ocupación violenta de las sedes del poder legislativo, ejecutivo y judicial y de los espacios aledaños, así como la depredación de los bienes públicos de estos edificios por parte de manifestantes de extrema derecha, constituyen actos de terrorismo planeados y minuciosamente organizados por sus cabecillas. Se trata, por tanto, de un acontecimiento que pone en serio peligro la supervivencia de la democracia brasileña y que, por la forma en que sucedió, puede amenazar mañana otras democracias en el continente y en el mundo. Conviene, pues, analizarlo a la luz de su importancia. Las principales características y lecciones son las siguientes:

  1. El movimiento de extrema derecha es global y sus acciones a escala nacional se benefician de experiencias antidemocráticas extranjeras y a menudo actúan en alianza con ellas. Es conocida la articulación de la extrema derecha brasileña con la extrema derecha estadounidense. El conocido portavoz de esta última, Steve Bannon, es amigo personal de la familia Bolsonaro y desde 2013 ha sido una figura tutelar de la extrema derecha brasileña. Además de las alianzas, las experiencias de un país sirven de referencia a otro y constituyen un aprendizaje. La invasión de la plaza de los Tres Poderes en Brasilia es una copia «mejorada» de la invasión del Capitolio en Washington el 6 de enero de 2021, pues aprendió de ella y trató de hacerlo mejor. Fue organizada con más detalle, procuró traer a mucha más gente a Brasilia y utilizó varias estrategias para hacer que la seguridad pública democrática sintiese que nada anormal sucedería. Los cabecillas tenían como objetivo ocupar Brasilia con al menos un millón de personas, sembrar el caos y permanecer el tiempo necesario para permitir la intervención militar que pusiese fin a las instituciones democráticas.
  2. Se pretende hacer creer que se trata de movimientos espontáneos. Por el contrario, están organizados y tienen una profunda capilaridad en la sociedad. En el caso brasileño, la invasión de Brasilia se organizó desde diferentes ciudades y regiones del país y en cada una de ellas había líderes identificados con un número de teléfono para poder ser contactados por los adherentes. La participación podía adoptar muchas formas. Quienes no pudiesen viajar a Brasilia, tenían misiones que cumplir en sus localidades, bloqueando la circulación de combustibles y el abastecimiento de los supermercados. El objetivo era crear caos por la carencia de productos esenciales. Algunos recordarán las huelgas de camioneros que precipitaron la caída de Salvador Allende y el fin de la democracia chilena en septiembre de 1973. A su vez, el caos en Brasilia tenía objetivos precisos. Fue asaltada la sala del Gabinete de Seguridad Institucional, ubicada en el sótano del Palacio de Planalto, donde fueron robados documentos confidenciales y armamento de alta tecnología, lo que demuestra que hubo entrenamiento y espionaje. También se encontraron cinco granadas en el Supremo Tribunal Federal y el Congreso Nacional.
  3. En los países democráticos, la estrategia de extrema derecha se basa en dos pilares: a) invertir fuertemente en las redes sociales para ganar las elecciones con el objetivo de, si las gana, no usar el poder democráticamente ni dejarlo democráticamente. Así fue con Donald Trump y con Jair Bolsonaro como presidentes. b) En el caso de que no prevea ganar, comenzar a cuestionar desde antes la validez de las elecciones y declarar que no acepta ningún otro resultado que no sea su victoria. El programa mínimo es perder por un pequeño margen para hacer más creíble la idea del fraude electoral. Fue lo que ocurrió en las últimas elecciones en Estados Unidos y en Brasil.
  4. Para tener éxito, este ataque frontal a la democracia necesita contar con el apoyo de aliados estratégicos, tanto nacionales como extranjeros. En el caso de los apoyos nacionales, los aliados son fuerzas antidemocráticas, tanto civiles como militares, instaladas en el aparato de gobierno y de la administración pública que, por acción u omisión, facilitan las acciones de los rebeldes. En el caso brasileño, es particularmente clamorosa la connivencia, la pasividad e incluso la complicidad de las fuerzas de seguridad del Distrito Federal de Brasilia y de sus dirigentes. Con el agravante de que esta región administrativa, por ser sede del poder político, recibe cuantiosos ingresos federales con el propósito específico de defender las instituciones. En el caso brasileño, es escandaloso también que las Fuerzas Armadas se hayan mantenido en silencio, sobre todo cuando era conocido el propósito de los organizadores de crear el caos para provocar su intervención.

Por otro lado, las Fuerzas Armadas toleraron la instalación de campamentos de manifestantes frente a los cuarteles, un área de seguridad militar, y que permanecieran allí durante dos meses. Fue así como la idea del golpe prosperó en las redes sociales. En este caso, el contraste con Estados Unidos es flagrante. Cuando se produjo la invasión del Capitolio, los jefes militares estadounidenses hicieron cuestión de subrayar su defensa de la democracia. En este sentido, el nombramiento del nuevo ministro de Defensa, José Múcio Monteiro, que parece apostado en una buena y reverente relación con los militares, no augura nada bueno. Es un ministro problemático después de todo lo que ha sucedido. Brasil está pagando un precio muy alto por no haber castigado los crímenes y a los criminales de la dictadura militar (1964-1985), teniendo en cuenta que algunos crímenes ni siquiera prescribieron. Esto fue lo que permitió al expresidente Bolsonaro elogiar a la dictadura, rendir homenaje a los militares torturadores y designar militares, algunos fuertemente comprometidos con la dictadura, en importantes cargos de un gobierno civil y democrático. Solo así se explica por qué hoy se habla del peligro de un golpe militar en Brasil, pero no en Chile o en Argentina. Como es sabido, en estos dos países los responsables de los crímenes de la dictadura militar fueron juzgados y penados.

  1. Además de los aliados nacionales, los aliados extranjeros son cruciales. Trágicamente, en el continente latinoamericano, Estados Unidos ha sido tradicionalmente el gran aliado de los dictadores, cuando no directamente el instigador de golpes de Estado contra la democracia. Resulta que, esta vez, Estados Unidos estaba del lado de la democracia y eso hizo toda la diferencia en el caso de Brasil. Estoy convencido de que, si Estados Unidos hubiera dado las habituales señales de aliento a los aspirantes a dictadores, hoy estaríamos frente a un golpe consumado. Desgraciadamente, a la luz de una historia de más de cien años, esta posición estadounidense no se debe a un repentino celo por la defensa internacionalista de la democracia. La posición de Estados Unidos estuvo estrictamente determinada por razones internas. Apoyar el bolsonarismo de extrema derecha en Brasil sería dar fuerza a la extrema derecha trumpista estadounidense, que sigue creyendo que la elección de Joe Biden fue el resultado de un fraude electoral y que Donald Trump será el próximo presidente de Estados Unidos. De hecho, preveo que mantener una extrema derecha fuerte en Brasil será importante para los propósitos de la extrema derecha estadounidense en las elecciones de 2024. Es de esperar que la intención sea crear una situación de ingobernabilidad que dificulte al máximo la actuación del presidente Lula da Silva en los próximos años. Para que esto no suceda, es necesario que los golpistas y depredadores sean severamente castigados. Y no solo ellos, sino también sus mandantes y financistas.
  2. Para garantizar la sostenibilidad de la extrema derecha es necesario tener una base social, disponer de financiadores-organizadores y de una ideología lo suficientemente fuerte como para crear una realidad paralela. En el caso de Brasil, la base social es amplia, dado el carácter excluyente de la democracia brasileña, que hace que amplios sectores de la sociedad se sientan abandonados por los políticos democráticos. Brasil es una sociedad con gran desigualdad socioeconómica, agravada por la discriminación racial y sexual. El sistema democrático potencia todo esto hasta el punto de que el Congreso brasileño es más una caricatura cruel que una representación fiel del pueblo brasileño. Si no es objeto de una profunda reforma política, eventualmente será completamente disfuncional. En estas condiciones, existe un amplio campo de reclutamiento para las movilizaciones de extrema derecha. Obviamente, la gran mayoría de los que participan en ellas no son fascistas. Solo quieren vivir con dignidad y no creen que esto sea posible en democracia. En cuanto a los financiadores-organizadores, parecen ser, en el caso de Brasil, sectores del bajo capital industrial, agrario, armamentista y de servicios que se beneficiaron del (des)gobierno bolsonorista o con cuya ideología se identifican más.

En lo que se refiere a la ideología, parece asentarse sobre tres pilares principales. En primer lugar, el reciclaje de la vieja ideología fascista, es decir, la lectura reaccionaria de los valores de Dios, Patria y Familia, a los que ahora se suma la Libertad. Se trata sobre todo de defender incondicionalmente la propiedad privada para así, con eso: a) poder invadir y ocupar la propiedad pública o comunitaria (territorios indígenas); b) defender efectivamente la propiedad, lo que implica armar a las clases propietarias; c) tener legitimidad para rechazar cualquier política ambiental; y, d) rechazar los derechos reproductivos y sexuales, en particular el derecho al aborto y los derechos de la población LGBTIQ+. En segundo lugar, la ideología implica la necesidad de crear enemigos a destruir. Los enemigos tienen varias escalas, pero la más global (y abstracta) es el comunismo. Cuarenta años después de que, al menos en el hemisferio Occidental, han desaparecido los regímenes y partidos que defienden la implantación de sociedades comunistas, este sigue siendo el fantasma contradictoriamente más abstracto y más real. Para entender esto es necesario tener en cuenta el tercer pilar de la ideología de extrema derecha: la creación incesante y capilar en el tejido social de una realidad paralela, inmune a la confrontación con la realidad real, llevada a cabo por las redes sociales y por las religiones reaccionarias (iglesias evangélicas neopentecostales y católicas antipapa Francisco) que vinculan fácilmente el comunismo y el aborto y así infunden un miedo abisal en poblaciones indefensas, todo ello facilitado por el hecho de que hace tiempo que éstas perdieron la esperanza de tener una vida digna.

El intento de golpe de Estado en Brasil es un aviso a la navegación. Los demócratas brasileños, latinoamericanos, estadounidenses y, en última instancia, de todo el mundo deben tomar esta advertencia muy en serio. Si no lo hacen, mañana los fascistas no se limitarán a tocar la puerta. Seguramente irrumpirán sin ceremonia para entrar.

Traducción de Antoni Aguiló y José Luis Exeni Rodríguez

Nota del editor de Other News: Debido a la delicada situación en Brasil, trasmitimos de inmediato en forma adelantada del habitual servicio de nuestro servicio distribuido en las tardes, este interesante análisis del profesor de las universidades de Coímbra (Portugal) y de Wisconsin-Madison (EE.UU), Boaventura de Sousa Santos recibido esta mañana.

 

*Académico portugués. Doctor en sociología, catedrático de la Facultad de Economía y Director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra (Portugal). Profesor distinguido de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE.UU) y de diversos establecimientos académicos del mundo. Es uno de los científicos sociales e investigadores más importantes del mundo en el área de la sociología jurídica y es uno de los principales dinamizadores del Foro Social Mundial. Artículo enviado a OtherNews por el autor, el 10.01.23

La derecha peruana masacra al pueblo y acusa a las víctimas

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense

La profunda crisis de legitimidad política en la que se ha venido sumiendo la nación peruana, a partir de la elección del profesor Pedro Castillo Terrones, como resultado de la segunda vuelta electoral efectuada en el mes de junio de 2021, es el resultado de la incapacidad –por así llamarla- de la derecha de aceptar un resultado electoral que le sea adverso, a semejanza de lo ocurrido hace apenas unos días en Brasil: la legitimidad reside en el elegido para el período 2021-2026 y no en sus detractores.

Desde el momento en que se conocieron los resultados electorales, la candidata ultraderechista Keiko Fujimori, hija del dictador Alberto Fujimori, que gobernó ese país con mano de hierro, a lo largo de toda la década de los noventa, desconoció los resultados de esas elecciones generales, llegando a acusar a algunos votantes andinos del Perú Profundo de haber actuado de manera tramposa e irregular, cosa que fue desmentida con sólidas pruebas. Era su tercer intento fallido de alcanzar la presidencia de ese país sudamericano.

Durante la mayor parte de junio y julio de ese año, cuando faltaban pocos días para la proclamación del presidente electo, que debía asumir el día 28 de julio de 2021, la derecha bruta y achorada del Perú acudió a todos los recursos que pudo para impedir que el organismo electoral proclamara al ganador. Después, ante el inevitable juramento del nuevo presidente, emprendieron la ruta hacia la vacancia o destitución de Castillo, acusándolo de “terrorista” y enemigo de la democracia (en realidad del corrupto régimen oligárquico imperante). De ahí en adelante, se sucedieron dieciséis meses de hostigamiento incesante, por parte de la prensa, el congreso y un poder judicial sujeto a los designios de los poderes fácticos del país, cuyos jueces y fiscales acudieron a la figura del lawfare, judicializando la política para enlodar al gobernante rechazado por los poderes fácticos.

Se acudió a dos intentos fallidos de vacancia, a negar el voto de confianza a numerosos ministros que debieron renunciar, por lo no pudo llevar adelante su gestión, asediada por una prensa corporativa y totalitaria. El hecho de que el nuevo presidente no fuera un hombre de izquierda ni cosa que se le parezca, tampoco condujo a un cambio de actitud de sus adversarios limeños (e incluso algunos señorones serranos, como la presidenta del congreso María del Carmen Alva). La condición de campesino serrano y mestizo lo hacía inaceptable e indigerible para las viejas élites del Perú, las que terminaron acorralándolo, y dándole un golpe de estado con la abierta intervención de la Embajada de los Estados Unidos, a pesar de los intentos reiterados de Pedro Castillo de obtener el respaldo de la Casa Blanca.

Lo más probable es que la negativa del presidente Castillo de emplear la fuerza contra las comunidades campesinas, las que se oponen a los depredadores proyectos mineros en la región de los Andes, basados en contratos ley típicamente colonialistas, propiedad de empresas canadienses y españolas, entre otras condujo al desenlace: un fallido intento del presidente de cerrar el congreso y llamar a elecciones para una asamblea constituyente, ocurrido el día 7 de diciembre tal y como había prometido durante la campaña electoral, un hecho del que no se sabe mucho porque el presidente fue secuestrado por las propias fuerzas de seguridad, cuando intentaba llegar a la Embajada de México en Lima. Un mes después el presidente legítimo permanece en la misma condición sin que haya sido posible conocer su versión libre de los hechos.

La hasta entonces vicepresidenta, Dina Boluarte asumió el mando del ejecutivo, dándole la espalda a sus antiguos aliados, y acudiendo de inmediato a la represión más sanguinaria contra las poblaciones rurales y urbanas de los Andes que rechazan el golpe dado por los militares, la prensa y el congreso. Por otra parte ante la evidente falta de legitimidad del nuevo régimen, escudado en una débil legalidad e ignorando el abierto rechazo de más del 90 por ciento de la población, Boluarte y los militares han optado por la represión y una campaña de calumnias contra las mayorías que protestan, las que hasta el momento han sufrido la pérdida de medio centenar de vidas en los departamentos de Ayacucho, Apurímac, Cuzco, Arequipa, Puno y otros puntos de la geografía peruana, pensando erróneamente que con el mero ejercicio de la fuerza militar y policial se fortalecen, pudiendo así perpetuarse en el poder, cuando en realidad acontece todo lo contrario, conforme pasan las horas y los días.

Estos fascistas, disfrazados de demócratas, llenos de odio racista y clasista, se aferran al poder a sangre y fuego, llevando a cabo limpiezas étnicas contra los aymaras y quechuas del altiplano ¿cuántos muertos más se necesitarán para que se vayan? o ¿es que acaso pretenden perpetuarse en el poder mediante una masacre de dimensiones colosales?  De lo que no hay duda es de que la frágil institucionalidad democrática latinoamericana se encuentra en serio peligro de muerte: lo ocurrido en la vecina Bolivia en noviembre de 2019 y en Brasil el domingo 8 de enero de 2023, revelan la necesidad de enfrentar con firmeza, inteligencia y prudencia la amenaza totalitaria de una derecha que jamás ha sido democrática.

Debilidad de la democracia

José Luis Pacheco Murillo

La democracia como sistema político es el más débil de todos los existentes, y esto se debe a que el mantenimiento del mismo queda a expensas de quienes ejercen el poder político y su deseo o no de mantenerlo, ya sea directa o indirectamente.

Los costarricenses nos hemos ufanado, desde hace años, de contar con la democracia más antigua de América Latina, sin embargo, hay que entender que igualmente, desde hace muchos años dejamos atrás el concepto real de la democracia representativa para tornarnos en un país electorero, y en el que el ejercicio del voto ha recorrido caminos de interés real inicialmente, con una participación ciudadana representativa, para luego, dar paso a una indiferencia que llevó al abstencionismo a ser el protagonista real, y con ello, tener como mejor representación popular a la indiferencia.

El sistema comenzó debilitando la educación para hacer crecer la pobreza y con ella tener la carnada necesaria para pescar los votos para mantenerse en el poder. Luego vinieron los Pactos para entre dos repartirse todo el pastel e irse dando campo uno al otro para ejercer ese poder sin afectar los intereses de uno y de otro, lógicamente manteniendo al máximo la ignorancia del pueblo.

Por ello, los programas educativos sufrieron poco a poco una debacle en cuanto a su contenido y capacidad para dar no solo conocimiento, sino y especialmente, actitud crítica y concierne ante el Mundo.

Eso nos ha llevado a tratar de elegir a quienes han prometido el cambio y una nueva ruta, con tan mala puntería que se han elegido a quienes se salieron de los partidos que dominaron la escena política en los últimos 70 años y por ende es seguir en lo mismo.

Además, en todas las instituciones quienes dirigen han sido en su mayoría los que fueron formados con esos criterios bipartidistas y de filiación política a ultranza que han obedecido a principios ideológicos y no a los intereses del país.

Hoy, con la pretensión de un cambio y una nueva ruta, tenemos en el poder a una persona que fue más grande que el partido político que lo proponía y que resultó electo por lo pésimo de su adversario, pero que cuyo estilo podría estar llevando esta a débil democracia por caminos muy peligrosos. Si bien es cierto que se ocupa un cambio, no es a punta de gritos y enfrentamientos con la prensa y la asamblea legislativa. La democracia se fortalece con consensos y diálogo y eso es sumamente necesario en estos momentos en el país.

Se están involucrando muchos actores, algunos cuyos antecedentes no conocemos y que por lo que se dice, poco les importa la marcha del país, si no el mejor postor, en un ambiente poco propicio para el diálogo y la cercanía para sacar a este país adelante.

Dios quiera que la cordura, la calma y el entendimiento lleguen a todos los involucrados y que esta endeble democracia se fortalezca con un diálogo fuerte y transparente, a sabiendas de que lo que más fortalecerá el sistema es tomar conciencia de lo pasajeros que son los actores y que más temprano que tarde ya no estarán y el país debe seguir adelante.

Prensa Vendida, Prensa Canalla y Prensa Sicaria

Vladimir de la Cruz

A finales de la década de 1960, y a principios de la década de 1970, las protestas estudiantiles que realizábamos, de distintos contenidos, así como las marchas y movilizaciones que protagonizábamos, entre muchas consignas generales y particulares, destacaba una, especialmente cuando nos acercábamos a las instalaciones del periódico La Nación, de gritar a todo galillo “¡Prensa vendida!”, concepto asociado a señalar los intereses del medio periodístico tanto con los intereses comerciales que le financiaban como con los partidos políticos, que a criterio de los estudiantes de entonces, no representaban adecuadamente los intereses del pueblo ni reflejaban correctamente el contenido de las luchas políticas, estudiantiles y populares, en las que participábamos.

Por aquellos mismos años leí intensamente el libro “Los amos de la Prensa”, del destacado, reconocido y premiado periodista norteamericano George Seldes, que llegó a ser corresponsal de prensa en la II Guerra Mundial.

La primera edición de su libro de 1938, la leí, a mediados de la década de 1960, en su segunda edición de 1959. Allí Seldes analizaba el amarillismo y sensacionalismo del consorcio periodístico de Randolph Hearst, que apoyaba a los grandes monopolios norteamericanos, y atacaba todas las políticas de impuestos. Eran los días en que un Presidente norteamericano decía que si hubiera que enviar a la cárcel a los dueños y directores de periódicos, y por añadidura a los periodistas, que deliberada e intencionalmente falsean la verdad de los hechos informativos, al Gobierno le faltaría prisiones y celdas para meterlos. Acuñó Seldes el término de “plumarios” para esos periodistas a sueldo de esos intereses. Esto le faltó decir al Presidente Rodrigo Chaves Robles en su Mesa de Prensa en la que defendió apasionada y amorosamente la permanencia de la Ministra de Salud en su Gabinete, el pasado lunes. Su poca cultura le hizo vociferar contra los periodistas críticos de su Gobierno. Los humilló oral y gestualmente. Se burló hasta de sus nombres, ofendiendo e invadiendo su dignidad y personalidad de una manera denigrante con la pose autoritaria que le da al ejercicio de su Presidencia, emulando con Luis XVI casi diciendo “¡El Gobierno soy yo!”

La Prensa en Costa Rica tiene gran importancia desde los mismos días de la Independencia, desde los primeros pasos de la construcción del Estado y del Estado Nacional. La Libertad de Prensa desde los primeros periódicos se pregonó en la década de 1830 y años siguientes. El Dr. José María Castro Madriz, fundador de la República, en 1848, llegó a afirmar que era mejor tener una prensa crítica como Gobernante que una prensa dócil y sometida.

La sátira y la caricatura política despiadada se desarrolló desde el siglo XIX, afectando personajes y políticos, y denunciando situaciones políticas y negocios de Estado.

Los maestros y los estudiantes terminaron quemando el Periódico de la Dictadura tinoquista, de 1917-1919. como una de las protestas más importantes contra un régimen despótico y por la Libertad de Prensa y de Pensamiento, y contra la censura impuesta en aquella época. En la década de 1940-1948 igualmente hubo reacciones contra los diferentes medios de ese entonces debidamente identificados con los sectores políticos que se aglutinaban alrededor del calderocomunismo y del cortesismo. La prensa era política en el buen sentido, no solo identificada con partidos políticos, sino también con causas políticas, claramente a favor o en contra del Gobierno. Tenían los medios de comunicación una relación simbiótica perversa con el poder político cuando se casaron publicitariamente, cuando los medios se subordinaron a la publicidad oficial, estatal y con ello al acceso a los recursos económicos del Estado.

En 1946 surgió el periódico La Nación que desde entonces ha sido un baluarte informativo comprometido con los intereses económicos y políticos que le dieron origen.

Hasta esa década los Gobernantes tenían un papel protagónico en la vida política diaria. Era beligerantes respecto a la defensa de sus Gobiernos como la de sus intereses partidarios. La misma Prensa se encargaba de provocar y realizar grandes debates por las opiniones emitidas por ellos mismos o como resultado de entrevistas que les publicaban. La Prensa en esos años ejercía un gran control político de todo el mundo político nacional.

La prensa siempre ha sido Prensa Política, nos guste o no, lo aceptemos o no. Siempre ha estado al servicio de determinadas causas políticas, por más cristalina que se nos quiera presentar. La presencia pública más reciente de la simbiosis política y empresarial entre los medios de comunicación y el poder político quizá fue el Pacto Figueres Calderón, acordado en el Gobierno de José María Figueres Olsen, con el expresidente Rafael Ángel Calderón, donde Julio Rodríguez, Jefe Editorial del periódico La Nación jugó un papel preponderante.

José Figueres Ferrer, en su segundo Gobierno constitucional, 1970-1974, llegó a decir que debió haber quemado La Nación en 1946, recordando las luchas populares que tuvieron por objetivo la quema de periódicos.

El Presidente Rodrigo Chaves Robles ha llamado a la Prensa no complaciente con él como Prensa Canalla, despreciable por su comportamiento en el proceso electoral, que no le cubrieron adecuadamente su ruta electoral. Prensa malvada y ruin es su equivalente, porque por tradición histórica estaba esa “prensa canalla” más alineada con los partidos tradicionales y del bipartidismo, que con él, quizá, aunque no fuera tan evidente, más con Liberación Nacional y con José María Figueres, no sin razón, debido a que iban en la delantera como quedaron en la primera vuelta electoral del 2 de febrero.

Por su parte Rodrigo Chaves iba en un UBER político inscrito a última hora. Era un desconocido, ausente del país por 35 años, un verdadero desconocido, un “paracaidista”, como decíamos antes. El sentido común señalaba que era de muy difícil posibilidad de ganar, pero no imposible, como sucedió en segunda ronda electoral, pese a la debilidad partidaria del partido que lo había acogido como candidato, debilidad que se está haciendo ver en la fractura de la fracción legislativa que eligió, de la cual ocho diputados se están yendo a la fundación de un nuevo partido político “auténticamente rodriguista” o “auténticamente chavista”, según le llaman, que están tratando de inscribir, en cuyo seno también ha habido discordias de arranque entre sus principales dirigentes partidarios.

Pero, con la fundación de este partido, es evidente que Rodrigo Chaves saboreando las mieles del Poder y del Gobierno, está pensando en una posible reelección y para ello tiene necesidad de hacer su propio partido y de impulsar su propio movimiento político, “rodriguismo” o “chavismo”, todavía no sabemos.

La Prensa costarricense desde hace muchos años, varias décadas, ha asumido el papel de control político que deberían tener los partidos y al cual han renunciado, en tanto que también han desaparecido como organizaciones políticas permanentes y vigilantes de la actuación pública. Los partidos políticos actuales son en mucho meramente estructuramente decorativas, como cuadros pegados en las paredes.

Es a la prensa, y no a los partidos políticos, a la que le debemos el conocimiento de escándalos, de negocios o matráfulas gubernativas, en sus diversas formas de “malos” personajes que acompañan a gobernantes y partidos, mentiras, trampas, fraudes, embustes, negocios y contratos públicos, engaños que se impulsan desde los gobiernos y sus autoridades políticas. Por este motivo los gobernantes en general, de estas últimas décadas, no han simpatizado con los periódicos nacionales, con sus Directivas y directores ni con algunos de sus destacados periodistas.

Los presidentes y autoridades gobernantes del país más respondían, en una época, a salir postulados, como se decía, del Club Unión, que de las juntas directivas de los periódicos, aunque algunos directores y directivos pertenecieran, por sus intereses económicos o capital y por sus relaciones sociales, o fueran cercanos, a algunos políticos de los partidos del bipartidismo nacional. En la década de 1970-1980 se estudiaron vínculos empresariales de políticos y vínculos políticos de empresarios, estudios que no se han repetido.

Es más fácil que políticos destacados aparezcan en juntas directivas de clubes deportivos de primera línea, que se muestren en sus intereses económico empresariales.

La fuerte frase que pronunció el Presidente Rodrigo Chaves que con él se había acabado la época en que los grandes medios, o la “prensa canalla”, como la llama, escogieran y nombraran presidentes, estaba superada, exige mayor análisis. Dijo, aunque no con estas palabras, que él respondía a una nueva situación de medios de comunicación, los electrónicos o digitales, a la democratización de la comunicación, a la época en que esta brecha de medios viejos y nuevos provoca una crisis económica en los grandes medios, una disminución de sus ganancias y de sus lectores, y una disminución de sus páginas de información. No casualmente alardeó con que el periódico La Nación había tenido pérdidas en el año 2022 de 2300 millones de colones, contando seguramente el golpe bajo que le dio con la intervención gubernativa que hizo al Parque Viva, empresa del Grupo La Nación, y por la disminución de propaganda y publicidad gubernativa en ese medio.

Para Rodrigo Chaves la contra información de las pequeñas empresas es más importante, lo que remarcó, y es evidente en su gobierno, apoyándolas en todo el territorio nacional, especialmente en zonas rurales, acabando por falta de publicidad con pequeños programas de periodistas o comunicadores sociales, que por sus raíces tenían más afinidad a otros partidos que al suyo. La contra información que impulsa el Presidente Chaves es la de enfrentar medios de comunicación pequeños apoyados por el Gobierno contra los grandes medios tradicionalmente conocidos. Claramente el Presidente le tiene la puntería de su Gobierno, y de los troles oficiales a La Nación, a Teletica y a CRhoy.

En este escenario informativo estamos ante un juego limpio o un juego sucio comunicacional e informativo, que afecta a lectores de periódicos, a radioyentes y televidentes de programas noticiosos especialmente. Aquí siempre nos vamos a encontrar con la subjetividad y objetividad que mueve a ambos bandos, a los del gobierno y al de los medios informativos en determinar qué es lo destacable e importante, cuál es la noticia del día, o qué se obliga informar.

En este mismo escenario todos nos comportamos como observadores de la realidad, y como comunicadores, cuando con nuestros medios electrónicos, cada vez más popularizados y alcance de masas, filmamos eventos, nos comunicamos al instante en diversas plataformas informáticas, provocando “noticias”, “alarmas”, “información” y “desinformación”.

El lenguaje periodístico de los ciudadanos, como comunicadores populares y democráticos, se trastoca por el lenguaje vulgar, populachero, por el ataque soez, por la difamación, la mentira, la ofensa, la calumnia, la alteración de la verdad, por la personalidad anónima que envía un mensaje o un video, por esos llamados “trols”.

La comunidad de los Trols, que también tiene diversos escenarios de actuación y de ataque, que se ha desarrollado en todas las plataformas digitales permite que personas intencional, o malintencionadamente, provoquen, instiguen conflictos, denigren personas, generen hostilidad en temas y personas, falseen discusiones y opiniones, alteren datos o cifras, mal informen, mientan en sus mensajes, “bajen el piso” como decimos en Costa Rica. Con estos troles se empobrece cualquier nivel de conversaciones, de intercambios de opiniones, se convierten en distractores de la esencia de la discusión. En forma divertida o irónica ponen todo en entredicho falseando la realidad o haciendo dudar de ella. Usualmente, y no en pocas veces, el tono y el estilo de los troles es agresivo, amenazante criminalmente y atentatorio contra la vida misma.

Hay troles que son contratados para determinadas causas. Operan con varias baterías a la vez, procurando lograr un efecto negativo en los usuarios de las redes sociales, una asfixia y un agotamiento emocional. Por ello los hay insoportables, sádicos, peligrosos, agresivos. Desde el Gobierno también se pueden impulsar, operando electrónicamente, como se hace ahora, desde regiones fuera de Costa Rica, con troles, debidamente “pagados”, como se ha reconocido que a “algunos” se le ha pagado “caritativamente”. La inmensidad de los troles tienen una identidad falsa, o desconocida. Excepcionalmente dan la cara, cuando “algo” le ha fallado en su “relación” contractual.

Algunos trols son para exaltar, levantar pisos, también, esto es evidente a favor del Gobierno y de la figura de Rodrigo Chaves, el Presidente. Estos son los trols fanáticos del Presidente, “caritativos” del Gobierno y de sus Ministros y Ministras, y de su fracción legislativa y su principal diputada.

A los trols que atacan al Gobierno, y a su staff, el Presidente los ha llamado “Periodistas Sicarios Políticos”. Los sicarios son asesinos a sueldo. Son personas contratadas para acabar físicamente con personas. Es un lenguaje, generalmente usado, de los carteles mafiosos de las drogas y el narcotráfico. El sicario es el contratado, por una persona, para que actúe contra otra persona, en este caso un trol, a modo de periodista, contratado por alguien para que ataque, en este caso al Presidente, a sus actuaciones, a su gobierno y a sus fieles servidores ministeriales. Los sicarios son pagados.

Los “periodistas sicarios políticos”, de conformidad a lo expresado por el Presidente también son “pagados” para ejercer su oficio de sicarios. Las armas de los “periodistas sicarios” son las palabras, el lenguaje, los medios informativos, no son obviamente las pistolas, las armas y la agresión física, que sí las podría emplear el Gobierno con sus aparatos represivos, sobre todo cuando se impulsan políticas y actuaciones gubernativas autoritarias. La actuación de los sicarios es inteligente, planeada, fría emocionalmente, sin remordimientos pudiendo enfocar su ataque contra quien le paguen para atacarlo.

La denuncia que se hizo de los trols oficiales provocó que el Presidente atacara a estos denunciantes como “sicarios políticos”. El Colegio de Periodistas debería actuar de oficio ante esta denuncia, pero sobre todo para llevar a cabo una digna lucha contra los trols en los medios de comunicación, y una digna lucha por elevar el papel de la profesión y la dignidad del periodista y de los comunicadores sociales, en esta época de grandes medios digitales, especialmente para fortalecer la tradición de la Prensa costarricense desde el siglo XIX en la formación y gestación de la sociedad y el Estado democrático que tenemos y disfrutamos.

Compartido con SURCOS por el autor.

Reproduciendo el modelo de «enclave económico»

Álvaro Vega Sánchez

Alvaro Vega Sánchez, Sociólogo

A propósito de la venta de activos del Estado, de la conservación de nuestro patrimonio ecológico y de mejores alternativas para un desarrollo turístico ecológica y socialmente sostenible, vuelvo a traer a reflexión la frase “yo no sé vender, solo sé comprar” de don Juan Mercedes Matamoros, uno de los grandes hacendados sancarleños de mediados del siglo pasado. Fue la respuesta a un amigo que le criticó por haber vendido un pequeño terreno en Ciudad Quesada a un bajo precio.

A los pioneros en esa zona y otras del país les caracterizó la conservación de sus tierras, las que posteriormente heredarían a sus hijos. Se interesaban no solo por conservarlas sino por ponerlas a producir, generando trabajo y riqueza. Por supuesto, fue necesario, en estos casos de latifundio, que también el Estado interviniera para democratizar la tenencia de la tierra, como lo hizo el gobierno de don Daniel Oduber con algunas fincas de este hacendado, atendiendo a los artículos 45 y 50 de la Constitución Política que establecen como función del Estado propiciar una mejor distribución de la propiedad y reparto de la riqueza. Lamentablemente, estos artículos han sido letra muerta para los gobiernos neoliberales de las últimas décadas.

Hoy, también se requieren políticas de Estado que apoyen al pequeño y mediano emprendedor turístico, para evitar continuar reproduciendo el viejo modelo de “economía de enclave”, concentrador de la riqueza en manos de empresas extranjeras, con impactos muy limitados en reducción de pobreza y generación de empleos bien remunerados. Ejemplo de esta tendencia es el modelo de desarrollo turístico de “enclave” en Guanacaste, que al parecer ha venido sustituyendo el modelo “endógeno” de La Fortuna de San Carlos.  

Para ello, se requiere también impulsar una política educativa dirigida a formar técnicos y científicos al más alto nivel. Una apuesta decidida a convertir al país en una potencia en este campo. De esta manera, incrementar y diversificar la oferta turística ecológica y socialmente sostenible, así como innovar en la investigación y el desarrollo científico tecnológico para un adecuado manejo de nuestra rica biodiversidad.

Ya es hora de decidirse a superar esa gran contradicción de ser, por un lado, un “país ecológicamente rico” y, por otro, “socialmente pobre”.  El modelo oligárquico de concentración de la riqueza fue, en buena medida, superado por los gobiernos que en las décadas de 1940-1970 impulsaron reformas estructurales para garantizar derechos sociales y el fortaleciendo un régimen de democracia solidaria, que contribuyó a un desarrollo económico más equitativo y socialmente más inclusivo, menos desigual.

Perdimos el rumbo, cuando nos marcaron la cancha desde afuera a partir de la “década perdida” de 1980. Más recientemente, los gobiernos que ofrecían cambios significativos para conducir al país a una nueva “primavera” de crecimiento económico con equidad y justicia social, han vuelto sobre las viejas andanzas. El país, se sigue endeudando e hipotecando a los grandes intereses financiero nacionales e internacionales. Y en esas condiciones, la salida es, como ya se ha reiterado, convertirnos en una sociedad de “proletarios” y no de “propietarios”, como era la expectativa del estadista José Figueres Ferrer. Es decir, continuamos reproduciendo el viejo modelo de “enclave económico”.

Lleva razón el filósofo Enrique Dussel cuando señala que el gran desafío que tenemos los países empobrecidos en América Latina es la descolonización epistémica. Mientras continuemos padeciendo de la minusvalía cognitiva e imaginativa, es decir, considerándonos necesitados de la mano de un “Gran Hermano”, seguiremos arrastrando pobreza, desigualdad e injusticia social.  Es lo único que ofrece una reactivación económica al estilo neoliberal o neocolonial, es decir, bajo un modelo prevalente de “economía de enclave”.