Troles y democracia

Óscar Madrigal

El escándalo de los troles se inscribe dentro de las luchas políticas en defensa de la información trasparente y de la democracia. Más allá de los dimes y diretes y de lo detestable que puede ser y parecer un trol, el trasfondo de las denuncias y del desenmarcariamiento de este tipo de conductas, se enmarca dentro de la defensa de los principios democráticos de la sociedad.

Callar ante los troles o de los sicarios políticos es legitimar la mentira, el acoso, denigrar a lo más bajo a las personas, inventar las peores ofensas, ocultos en la oscuridad del anonimato y la impunidad. Desenmascarar este tipo de acciones políticas es necesario para intentar adecentar las luchas sociales, aspecto en el que tienen especial interés las fuerzas patrióticas nacionales.

Esta lucha en la Asamblea Legislativa y en otros medios probablemente no va lograr eliminar la existencia de este tipo de prácticas, pero sí dejará en evidencia a aquellos políticos que se ufanan de honestos y diáfanos, pero que utilizan métodos o procedimientos de lo más vil como el uso de troles. Eso es muy importante para limpiar, aunque sea en una mínima parte, los procesos políticos y tal vez que los dirigentes que los utilizan sepan que son ellos los sicarios intelectuales de los troles.

El trabajo de la Asamblea por desenmascarar a los troles será, también, un beneficio para crear algo de conciencia social y política en sectores de la población. Aunque fuere mínima es una acción necesaria para avanzar en la creación de esa conciencia. Esa lucha es beneficiosa para el país y para el pueblo. Bien vale llevarla a cabo.

Lo que podría parecer extraño es que guardemos silencio ante las formas y las acciones espurias que usan, como es el caso de los sicarios políticos, para atacar a las personas que les pueden parecer incómodas o que minimicemos las denuncias emprendidas contra esos procedimientos.

Los troles son un ataque a la democracia porque utilizan sujetos inexistentes, falsos y mercenarios para acallar la oposición, denigrar o destruir personas que critican, así como enturbiar el debate franco y abierto de los actos gubernamentales. Los troles son un problema nuevo y serio que habrá que ir desenmascarando.

Los troles o sicarios políticos son un arma utilizada por la extrema derecha en todo el mundo, para ganar elecciones de forma truculenta. Por ello es más urgente su denuncia, así como exponer su peligro democrático.

Como han dicho sobre la obra del filósofo Han: “Los bots -las cuentas falsas automatizadas en las redes sociales- difunden noticias falsas y discursos de odio e influyen en la formación de la opinión pública. Los ejércitos de troles intervienen en las campañas apuntalando la desinformación. Las teorías de la conspiración y la propaganda dominan el debate político”.

Esta campaña emprendida por diputados de la Asamblea contra los troles puede que no logre mayor cosa, pero es importante empezar exponiendo ante la opinión pública y la conciencia social a los sicarios intelectuales.