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Vigilia en celebración de la Vida de Daniel Soto Ortega

La vigilia en honor a Daniel Soto Ortega se programó para este miércoles 2 de enero de 2019 a partir de las 6 pm. en el Centro de Amigos para la Paz; sus honras fúnebres serán en la Parroquia Nuestra Señora De Luján, en Barrio Luján, San José, este jueves 3 de enero a las 9:30 am. a petición de su familia.

Por favor traer semillas para el altar a los ancestros y a la Pachamama.

Centro de Amigos para la Paz.
Avenida 6 Bis, Calle 15, entre Av. 6 y 8.
Costado Oeste de los Tribunales de Justicia, San José.
150 mts. Sur y 25 mts. Oeste de la esquina sur-oeste del Museo Nacional.
Tel. 2222-1400.

Parroquia Ntra. Sra. del Luján
Calle 17, Barrio Luján, San José.
Tel. 2222-7197

Información compartida con SURCOS por Aike Rodríguez.

Daniel Soto Ortega… RIP

Daniel Soto Ortega… RIP

(lunes 1 de enero de 2019)

Nos informaron del deceso de nuestro entrañable amigo Daniel Soto. Desde la ACODEHU, compartimos el hondo dolor que tan infausta noticia nos causa.

La vida es, después de todo, una cábala. Hace exactamente dos años, el camarada Soto compartió con nosotros en San Ramón de Alajuela, justo por estas mismas fechas, un lindo espacio de amistad. Hablamos de todo, pero lo más hermoso de aquella visita fue la forma en que Daniel escuchó por largas horas a Doña Lala (mi suegra) hablar de sus historias.

Hoy, al iniciar el 2019, la historia es otra, es un trago de ajenjo, porque la muerte de un amigo es la ruta también de una parte de nosotros que parte hacia el camino sin regreso. ¡Recordar, es mantener vivo al otro, a la otra; Daniel vive ahora y siempre!

Queremos compartir con todas(os) ustedes dos párrafos del poema Espigas y azucenas, de Lisímaco Chavarría Palma:

La muerte es un matiz de la existencia,

morir es florecer en otra forma;

la caduca materia se transforma

en ser nuevo, en rosales o en esencia.

La vida se desciñe sus cadenas

y en la huesa, en el carmen o en el huerto,

la carne se hace espigas o azucenas.

Es una sensible pérdida para todas y todos. Para los Derechos Humanos, para los grupos ecologistas, para el movimiento social. Ahí estarán las huellas dejadas por Daniel. Su marca indeleble por los pobres, los más justos, por un mundo mejor para las clases populares.

Por eso, como en el poema de Bertold Brecht, Daniel fue, es y será de los imprescindibles.

ACODEHU

Enviado a SURCOS por Luis Alberto Soto

A Daniel Soto Ortega: Un poema de despedida

SOLEDAD

A Daniel Soto O.

León Triba, 1 de enero 2019

La soledad

es un cuchillo,

una pistola,

la llama furtiva

que calcina la última palabra.

365 cuchillas

afilando sus puntas

en los diálogos inconclusos.

Un grito de esperanza

en el silencio opaco

de las paredes,

el resultado de una vida de lucha

sin el lugar concreto

para brindar con la mano del otro.

El aullido de los perros

presagian una luctuosa lectura.

Nueve y treinta de la noche,

ni siquiera una hora justa

para dormir

con la soledad por compañera.

Los demás,

con esa frecuencia heredada

de un sistema descarnado

nos hacemos cómplices

del último grito de auxilio.

No hubo tiempo de pensarte.

Valía más la cena de media noche

que tu largo compromiso histórico.

Hoy, con el arrepentimiento

insalubre, nos muerde la ironía,

y tu cara de pájaro profeta

vuela en el grito ancestral

de otras voces.

Enviado a SURCOS por Trino Barrantes

SURCOS lamenta la muerte de Daniel Soto Ortega

Compañero de muchas luchas sociales, comprometido con causas ambientales, comunales, políticas y por los derechos humanos, Daniel Soto Ortega falleció este 1 de enero del 2019 como consecuencia de un incendio en el departamento donde habitaba en Montes de Oca.

En el equipo de trabajo de SURCOS lamentamos su fallecimiento y le tendremos siempre en nuestra memoria como un ejemplo de entrega y convicción.

Homenaje a Edelberto Torres-Rivas

SURCOS comparte la semblanza expuesta por el doctor Jorge Rovira Mas con ocasión de la entrega del doctorado honoris causa, por parte de la Universidad de Costa Rica, al gran maestro de las ciencias sociales centroamericanas, Edelberto Torres-Rivas, quien falleció este 31 de diciembre del 2018. El documento, enviado a SURCOS por el doctor Carlos Sandoval García, expresa de manera diáfana la gran estima de la academia y de los movimientos sociales a la persona y la obra de este sociólogo guatemalteco y centroamericano. En la segunda parte del escrito, que invitamos a descargar al final de esta publicación, se expone la profusa bibliografía del maestro Torres-Rivas.

 Palabras en ocasión a la entrega del doctorado honoris causa a Edelberto Torres-Rivas

“Centroamericano, razón y pasión”, así fue como califiqué hace algunos años, con toda la brevedad que me resultó posible, el talante y la fibra intelectual de Edelberto Torres Rivas. Nacido en Guatemala en 1930, de padre nicaragüense exiliado y madre guatemalteca, tejedores de la mejor biografía existente sobre el poeta Rubén Darío, fue este ambiente familiar, sencillo y modesto económicamente, pero muy estimulante en lo intelectual, en lo político y en lo ético, el que modeló el ethos que constituiría su carácter.

Su socialización inicial tuvo como trasfondo la década de las dictaduras personalistas que predominaron en Centroamérica, entre ellas la de Jorge Ubico en su país de nacimiento, la cual emergería en Nicaragua con la dinastía de los Somoza.

La siguiente década en Guatemala fue aquella de la caída de Ubico en 1944 y la del inicio poco después de la Revolución de Octubre, con los gobiernos modernizadores y progresistas de Juan José Arévalo y Jacobo Arbenz a lo largo de diez años, entre 1944 y 1954, abortado el de Arbenz por la reacción conservadora interna en íntimo asocio con la Agencia Central de Inteligencia –la CIA– de Estados Unidos.

Torres Rivas se inclinaría en aquellos años por la militancia política de izquierda y viviría intensamente aquellos luminosos días de la Revolución de Octubre, que presagiaban, como una alternativa posible, una nueva Centroamérica democrática y en proceso de modernización económica, política y social, a la postre frustrada con la excepción de Costa Rica.

Dictadura y democracia han sido dos temas que calarían hondo muy temprano en la sensibilidad de Torres Rivas y que lo han acompañado desde entonces como un anhelo por una Centroamérica libre de dominación autoritaria y explotación.

De Guatemala saldría en 1964 para no ser asesinado y no retornaría a residir sino hasta más de treinta años después, alrededor del momento en el cual se firmaron los Acuerdos de Paz de 1996.

Pero hay otro proceso biográfico de ineludible referencia en la trayectoria vital de Edelberto Torres Rivas: el de sus años en Chile, entre 1964 y 1970. En Santiago formó parte de la IV Promoción (1964-1965) de sociólogos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Unos años antes, el costarricense Eugenio Fonseca Tortós se había graduado en la primera promoción y Aníbal Quijano Obregón lo conseguiría en la segunda.

El extraordinario contexto institucional en ciencias sociales y el clima político e intelectual prevaleciente a lo largo del gobierno demócrata-cristiano de Eduardo Frei (1964-1970), abierto e inclinado al debate de ideas sobre el desarrollo latinoamericano y alrededor de proyectos de cambio social alternativos, fueron incitaciones decisivas para Edelberto. El estructuralismo de la CEPAL en economía –ligado a la monumental personalidad del Dr. Prébisch– y la teoría de la modernización en sociología –con el ítalo- argentino Gino Germani liderándola–, constituían los paradigmas interpretativos dominantes, ninguno de los cuales parecía dar cuenta satisfactoria del curso que por entonces experimentaban las sociedades latinoamericanas.

Precisamente mientras trabajaba en el Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social (ILPES), se incorporó al grupo que había conformado allí Fernando Henrique Cardoso para revisar críticamente el estado del desarrollo de América Latina y las explicaciones en boga. Entre 1966 y 1967, en el marco de este colectivo informal, el cual llegó a conocerse como “el grupo de los jueves”, por ser este el día de la semana en el cual se reunían, se produjo la génesis del enfoque de la dependencia, una de las contribuciones teóricas más creativas y originales de la sociología latinoamericana. Además de ellos dos, participaban Enzo Faletto (chileno), José Luis Reyna (mexicano), Aníbal Quijano (peruano), Theotonio dos Santos y Vania Bambirra (brasileños), entre otros.

De esos prolongados e intensos intercambios saldría finalmente Dependencia y desarrollo en América Latina de Cardoso y Faletto. Y fue, con base en las actividades de ese grupo, que igualmente Torres Rivas elaboró –exigido como estaba de reflexionar sistemáticamente sobre el desarrollo de Centroamérica para presentar sus contribuciones al “grupo de los jueves” y nutrir el diálogo– la que sería en verdad su ópera prima y una de sus más influyentes contribuciones, Interpretación del desarrollo social centroamericano. Ya aquí quedaron decantados los elementos decisivos de su orientación intelectual teórica, marxista y dependentista, y su inclinación por la sociología histórica. Hay dos dimensiones fundamentales de la obra de Torres Rivas que quiero mencionar muy concisamente el día de hoy: su incansable y generosa labor de construcción institucional de las ciencias sociales centroamericanas y su contribución académica en materia de investigaciones e ideas.

Luego de Chile, tras sus estudios de doctorado en Inglaterra y de un corto tiempo en México, a finales de 1971 retornó a residir a Centroamérica, a San José de Costa Rica, en donde viviría con nosotros por más de veinte años y sería docente de esta universidad que hoy, en este acto solemne, le confiere su máximo reconocimiento, el Doctorado Honoris Causa. Asumió y desarrolló el Programa Centroamericano de Ciencias Sociales del Consejo Superior de Universidades de Centroamérica (CSUCA), mediante el cual le imprimiría un impulso modernizador a las ciencias sociales, principalmente a la sociología y a la historia y, como parte de él, generó la revista Estudios Sociales Centroamericanos. En 1973 contribuyó a crear, junto con Daniel Camacho Monge, la Licenciatura Centroamericana en Sociología con sede en la Universidad de Costa Rica, con pleno respaldo del CSUCA y su Programa de Ciencias Sociales. Mediante ella se atrajo a numerosos estudiantes de los distintos países del istmo centroamericano a que concluyeran su formación en el marco institucional que despuntaba en San José y que lo hicieran adquiriendo en sus estudios, en algún grado, la fundamental perspectiva regional.

En 1974, igualmente con Daniel Camacho y varios otros sociólogos de la región, ayudó a establecer la Asociación Centroamericana de Sociología (ACAS) y organizaron su primer congreso en Costa Rica. En 1974 nuevamente, en San José, tendría lugar el polémico XI Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS), del cual se desempeñaría como secretario general de la comisión organizadora, junto a Daniel Camacho una vez más, uno de cuyos ejes de debate intenso fue el enfoque de la dependencia. En 1978 generó en Costa Rica, con alcance centroamericano, el primer posgrado en sociología, es decir, una promoción de la Maestría Itinerante en Sociología Rural del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Y también en el periodo 1978-1979, junto con otros docentes de la Universidad de Costa Rica, entre ellos Óscar Fernández, propiciaría el surgimiento del Programa Centroamericano de Maestría en Sociología dentro de esta casa de estudios superiores.

Al inicio de la década de los años ochenta, se trasladó desde el CSUCA a colaborar con el Instituto Centroamericano de Administración Pública (ICAP), localizado también en Costa Rica y aquí desplegó una importante labor de institucionalización de la actividad investigativa. Uno de los proyectos colectivos que concretó fue el denominado Evolución del sector público en Centroamérica, el cual dejaría varios libros escritos por él y otros colegas. Hacia 1984 fundó, en asocio con Gabriel Aguilera Peralta, el Instituto Centroamericano de Documentación e Investigación Social (ICADIS) cuya sede estaría en San José. Ya desde antes habían empezado a publicar la revista Polémica, un espacio de encuentro para los académicos centroamericanos de adentro y de afuera de la región.

Fue desde el ICADIS, conforme avanzaba la crisis política y económica de Centroamérica de esos años, con el apoyo de una donación de la Fundación Ford, que desplegó el más ambicioso de todos los empeños que procuraron adentrarse en las causas de la crisis y en las alternativas que se le abrían entonces a la América Central. Este macro proyecto de investigación, el cual reunió a más de veinte investigadores centroamericanos durante los años 1985-1987 y que produjo al final numerosos libros y artículos, se denominó Crisis y alternativas en Centroamérica.

En 1985 fue nombrado por cuatro años y luego reelecto hasta 1993 como secretario general de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), con sede en San José. Desde aquí contribuiría al establecimiento en Centroamérica de tres programas o sedes de FLACSO actualmente vigentes: la de Guatemala en 1987, la de Costa Rica en 1992 y el programa de El Salvador en este mismo año. Pero sus responsabilidades administrativas de esos años nunca le hicieron disminuir energías para entregarse también a la investigación. Desde la Secretaría General de FLACSO, al acercarse el Quinto Centenario de cuando oficialmente los europeos declaran haber descubierto América (1492-1992), consiguió los recursos para desarrollar otro macro proyecto. Se tituló Historia y Sociedad en Centroamérica y a él se vincularon 32 investigadores a lo largo de los años 1989-1992. Al inicio de 1993 se publicaría por fin una nueva Historia General de Centroamérica en seis tomos, con una perspectiva moderna y actualizada, que es hoy de ineludible consulta para los estudiosos de esta región de América Latina.

Deseo resaltar esta cualidad nada frecuente en nuestros medios académicos: su constante proclividad por el trabajo con colectivos numerosos para sumar energías y acometer proyectos ambiciosos y pertinentes.

Jorge Rovira Mas.

Anuario de Estudios Centroamericanos, Universidad de Costa Rica, 42: 445-463, 2016 ISSN: 0377-7316

Descargue el documento completo aquí:

Edelberto Torres-Rivas

Foto ODI-UCR

SURCOS renueva para 2019 el compromiso

SURCOS renueva para 2019 el compromiso, -asumido desde noviembre del 2007-, en la construcción de una cultura de ciudadanía que haga posible el desarrollo de la democracia participativa. Este es un proceso desde las comunidades, por ello agradecemos que con su compromiso también aporte en esa construcción de conciencia. SURCOS continuará publicando sus propósitos, luchas y aprendizajes.

Diálogo abierto sobre historia y sentido político de la migración

En una conversación profunda, el rector de la Universidad de Costa Rica, doctor Henning Jensen Pennington y el docente e investigador de esa casa de enseñanza superior, doctor Carlos Sandoval García, abordan el sentido político de la migración, en un mundo marcado por ese fenómeno social y económico que adquiere muy evidentes condiciones políticas a pesar de ser consustancial a la historia de la humanidad.

SURCOS le invita a ver el video de Diálogo abierto, el programa de la rectoría de la UCR y conocer, en alrededor de 50 minutos, las veredas sociales, históricas y políticas que han construido la categoría migrante.

 

Una condena política ejemplarizante

Manuel Hernández Venegas

 

“Para la libertad, sangro, lucho, pervivo. (…) Porque soy como el árbol talado que retoño: aun tengo la vida” (Miguel Hernández)

 

El 11 de setiembre, un día después que empezó la Huelga 10-S, Carlos Andrés fue aprehendido por la Fuerza Pública.

Pero, ¿quién es Carlos Andrés? Carlos Andrés es un trabajador de 27 años, curtido por el sol del Caribe, con más de 8 años de laborar en las instalaciones de Recope, en la localidad de Moín.

Carlos Andrés fue acusado por el Ministerio Público, quien el 27 de noviembre último, fue sentenciado por el Tribunal de Flagrancia de Limón, por daño agravado, contra una esfera de almacenamiento de gas de la planta de Moín, cuyas circunstancias -por cierto, bastante contradictorias en el pronunciamiento judicial-, se desarrollaron en el marco de la huelga nacional convocada por los sindicatos, contra la ahora Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas.

Carlos Andrés fue condenado a 2 años de prisión, cuya sentencia le denegó el beneficio de la ejecución condicional de la pena e inhabilitó para el ejercicio de cualquier cargo público por un período de 10 años. Además, ordenó su prisión preventiva por un plazo de 6 meses, mientras queda firme semejante gazapo judicial.

La sentencia dictada contra Carlos Andrés, en un juicio sumario, está plagada de yerros jurídicos y prejuicios ideológicos, fundada en especulaciones policiales, ayunas de todo respaldo probatorio, que violentaron el debido proceso y el derecho de defensa, a contrapelo del artículo 39, 40 y 41 de la Constitución Política, artículo 8 de la Convención Americana de Derechos Humanos, en relación con el artículo 60 del Código Penal y artículo 1, 3, 6, 10 del Código Procesal Penal.

La historia nos demuestra que esta suerte de vicios procesales y de fondo, son una constante en esta especie de procesos, que se transmutan en verdaderos juicios políticos, en los que los jueces terminan subordinándose al linchamiento mediático y político, que valga recordar que el propio Presidente de la República demandó mano dura contra este trabajador de RECOPE, aplaudido hasta con las orejas por los medios de comunicación colectiva que todos conocemos.

Pero, por otro lado, la denegación del beneficio de la ejecución condicional de la pena y la imposición de la prisión preventiva, es totalmente ilegítima y desproporcionada, una afrenta más al famélico Estado Social de Derecho, sostenido apenas con respiración artificial.

El encarcelamiento arbitrario de Carlos Andrés no tiene fundamento legal, porque se le impuso una pena inferior de tres años, quien tiene domicilio estable, trabajo fijo, arraigo familiar y además, no tiene ningún antecedente penal.

La privación de libertad debe ser una medida excepcional, que en este asunto no tiene justificación legítima la condena que se le impuso a Carlos Andrés y mucho menos, la desproporcionada prisión preventiva.

La prisión degrada, estigmatiza, cuyas consecuencias sufre la familia de la persona recluida. Carlos Andrés no se merece este infame vejamen.

Entonces, ¿qué razones privaron para negar a este humilde y joven trabajador el beneficio de la ejecución condicional de la pena y ordenar su prisión preventiva? No queda la menor duda que el interés que prevaleció fue, de una parte, castigar injustamente la participación de un obrero en la lucha social, sin padrinos políticos que recurran presurosos a su auxilio y de otra parte, mandar una inequívoca advertencia contra las huelgas y la protesta social; es decir, una sentencia ejemplarizante que pretende amedrentar a la ciudadanía, cada vez más disconforme con las cosas que están pasando en este descarrilado país.

Desafortunadamente, la política criminal costarricense se viene decantando por un uso excesivo de la prisión preventiva, reflejo de un Estado Policial que receta cárcel y macana, como mecanismo reactivo de “resolución” de los conflictos sociales que se van acumulando y agudizando en todo el territorio nacional, pero que tarde o temprano serán incontenibles.

La familia de Carlos Andrés extrañará su tangible ausencia en la Noche de Navidad. Su hijo, con el corazón partido, no renuncia a la esperanza de que en el último minuto, se le cumpla el único sueño, que ahora más que nunca quiere se haga realidad, para siempre.

Mientras tanto, en el Centro Penal Sandoval, donde está injustamente encarcelado, pasarán por la mente de este muchacho tantos recuerdos de su infancia, de juventud, aguijoneados por el fantasma de la Libertad, mientras sus verdugos y carceleros montarán la juerga, hasta embriagar lo poco que les queda de conciencia.

El encarcelamiento de Carlos Andrés no nos puede ser ajeno. Su libertad es una responsabilidad moral, que tenemos quienes sentimos y pensamos que las cosas no pueden seguir así, en la suiza centroamericana de la pura vida.

¡Libertad inmediata para Carlos Andrés!

 

Imagen con fines ilustrativos.

Enviado por el autor.

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La suspensión temporal por parte de Nicaragua de las misiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: breves apuntes

Nicolas Boeglin (*)

 

Mediante una nota diplomática enviada por Nicaragua dirigida al Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA) el pasado 19 de diciembre, Nicaragua ha decidido suspender temporalmente las dos misiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que trabajan in situ desde el mes de junio del 2018 en su territorio.

En su larga misiva de 10 páginas (véase texto completo), Nicaragua deplora varias manifestaciones hechas por el Secretario General de la OEA y en varias partes, alude a la «falta de imparcialidad y objetividad» de los órganos a cargo de investigaciones in situ adscritos a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, cuyos mandatos y marcos de acción fueron acordados en mayo del 2018 con las máximas autoridades nicaragüenses. La carta también hace referencia a expresiones del Secretario General en el marco de una reciente reunión que tuvo lugar en la sede de la OEA sobre la situación de los derechos humanos en Cuba (véase anuncio oficial), el pasado 7 de diciembre.

Nicaragua ha optado por declarar, con efectos inmediatos, la «suspensión temporal de la presencia y de las visitas de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y del Mecanismo de Seguimiento en Nicaragua (MESENI)«.

A su vez, da por expirado el plazo de 6 meses acordado con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para constituir un Grupo de expertos encargados de documentar los hechos acaecidos entre el 18 de abril y el 30 de mayo en Nicaragua (Grupo Interdisciplinario de Expertos Independiente o GIEI): véase comunicado de prensa del mismo GIEI de octubre del 2018 sobre la labor desplegada en Nicaragua por parte de sus integrantes. Nótese que la presentación oficial de un informe del GIEI estaba prevista para este 20 de diciembre en Managua (véase nota de prensa). El informe fue presentado en la sede de la OEA en Washington este viernes 21 de diciembre (véase texto completo del informe del GIEI de 458 páginas) en el que se lee, entre muchos otros puntos, que:

«La violencia desatada a raíz de la protesta social iniciada el 18 de abril, ha ocasionado un profundo daño a las familias, a las comunidades y a la sociedad nicaragüense. Ha dañado la convivencia, alterado la vida cotidiana y profundizado la polarización social. La violencia ejercida ha generado profundas huellas de dolor e indignación, que se entrelazan con las huellas dejadas por los enfrentamientos anteriores, y han producido el distanciamiento y la desconfianza de amplios sectores de la población con las instituciones del Estado. Las heridas serán muy difíciles de sanar si no se atiende de manera integral, con verdad, justicia y reparación, a las personas que han perdido a seres queridos, a las personas heridas que han quedado con secuelas incapacitantes; a las personas desaparecidas, las detenidas y las desplazadas; a todas las que han padecido la violencia y han sido agraviadas, así como aquellas que sufren de persecución y amenazas por ser sus familiares» (p. 359).

En unas líneas anteriores, se lee que:

«El GIEI considera que numerosos delitos cometidos en el contexto de la represión a las manifestaciones configuran delitos de lesa humanidad. Esto supone ciertas consecuencias, tales como la imprescriptibilidad, la imposibilidad de dictar normas de amnistía o similares que pretendan impedir los juicios o las condenas, la posibilidad de que intervengan tribunales de otros Estados en virtud del principio de competencia universal y hasta la eventual intervención de la Corte Penal Internacional, en caso de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas remita la situación a la CPI o de que el propio Estado de Nicaragua acepte la competencia en virtud del art. 12.3 el Estatuto de Roma» (página 358).

Es de señalar que esta carta de Nicaragua se envió a la máxima autoridad de la OEA el mismo día en que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos difundió un comunicado de prensa titulado «CIDH denuncia agravamiento de la represión y el cierre de espacios democráticos en Nicaragua«, en el que, entre otros puntos, se lee que:

«La CIDH ha venido documentado un progresivo e incesante deterioro de la situación de los derechos humanos en Nicaragua y del propio Estado de Derecho como consecuencia de la represión estatal a las protestas. En este contexto, y a ocho meses de iniciada la crisis en el país, la Comisión reitera su enérgica condena a la reacción estatal que ha derivado en la muerte de 325 personas y más de 2000 heridas; en más de 550 personas detenidas y enjuiciadas; en el despido de 300 profesionales de la salud y la expulsión de, al menos, 80 estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN)«.

(Véase texto completo del comunicado de prensa de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos).

En respuesta a la decisión de Nicaragua, el Secretario General de la OEA circuló un comunicado de prensa el mismo 19 de diciembre, titulado «Secretaría General de la OEA rechaza expulsión de GIEI y MESENI de Nicaragua» en el que se lee que: «La Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) rechaza en los términos más categóricos la decisión del Gobierno de Nicaragua de expulsar del país al Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) y al Mecanismo de Seguimiento para Nicaragua (MESENI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)» (véase texto completo del comunicado de prensa). Nótese en la parte final de dicho comunicado que el Secretario General «responsabiliza públicamente al Gobierno de Nicaragua por la seguridad e integridad de los miembros del GIEI, del MESENI y de su personal de apoyo hasta que los mismos puedan abandonar el país«.

Foto extraída de nota de prensa de Naciones Unidas titulada «Nicaragua must end ‘witch-hunt’ against dissenting voices – UN human rights experts», del 9/08/2018

La inmediatez y la dureza de la reacción de Nicaragua al comunicado de prensa de la Comisión Interamericana, y a su vez, las del Secretario General a la misiva enviada por Nicaragua, evidencian la tensión máxima a la que se ha llegado y los riesgos de ruptura que ello conlleva. La contundencia de las conclusiones del GIEI sobre la responsabilidad de las autoridades de Nicaragua para encubrir y dificultar las investigaciones sobre los hechos de violencia acaecidos desde el 18 de abril no deja ninguna duda sobre la imperiosa necesidad de mantener en Nicaragua algún tipo de presencia internacional.

Más mesurado que el Secretario General, el Consejo Permanente de la OEA había adoptado por consenso el 5 de junio una resolución inicial sobre Nicaragua (véase texto); el 12 de setiembre del 2018, el mismo Consejo Permanente adoptó otra resolución sobre Nicaragua, cuyo voto exhibió cuán divididos permanecen los 33 Estados Miembros de la OEA sobre este tema, en particular los Estados de Centroamérica (véase breve nota nuestra al respecto publicada en DIPúblico).

En el marco universal, un informe sobre los mismos hechos de violencia en Nicaragua realizado por un equipo de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos y presentado en agosto del 2018 (véase informe) llevó a Nicaragua, 24 horas después de presentado, a dar por concluida la misión de Naciones Unidas en Nicaragua (véase nota nuestra al respecto).

Tal y como se puede apreciar, en el caso de Naciones Unidas, la estrategia de las autoridades de Nicaragua consistió en permitir que se presentara en Managua el informe, ordenando inmediatamente después la salida de los integrantes del equipo a cargo de elaborarlo; mientras que en el caso del GIEI, en el ámbito interamericano, se optó por evitar que fuera presentado el informe en Nicaragua, expulsando a sus integrantes 24 horas antes de la presentación oficial en Nicaragua de sus hallazgos.

 

(*)Profesor de Derecho Internacional Público, Facultad de Derecho, Universidad de Costa Rica (UCR).

Enviado por el autor.

Fraude tributario en América Latina – Informe

SURCOS le invita a leer este informe de Jorge Coronado, compartido con SURCOS por Óscar Rodríguez de la Internacional de Servicios Públicos.

“Cuando en abril del 2016 se hicieron públicos los primeros resultados de la investigación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) sobre el bufete de abogados panameños Mossack Fonseca, quedó en evidencia algo que se mantuvo oculto durante casi cuatro décadas: cómo operan los servicios offshore que se empezaron a utilizar desde 1960, en lo que se refiere a gestión, registro, conducción y operación de una entidad en un país extranjero a fin de obtener beneficios financieros, legales y fiscales”.

Fraude tributario en América Latina – Informe

 

 

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