Costa Rica y China: La necesidad de una relación sólida para la cooperación y el desarrollo
Mauricio Ramírez Núñez
Académico
Un antiguo proverbio chino dice: “Las montañas son los nutrientes de la cultura y los ríos son los vasos sanguíneos de la civilización”. Esta metáfora, evocadora de la conexión entre la geografía y el desarrollo humano, nos recuerda que las relaciones entre naciones deben fluir como ríos, sorteando obstáculos y nutriendo las bases del entendimiento mutuo. En un mundo marcado por tensiones geopolíticas crecientes, Costa Rica no puede darse el lujo de descuidar su relación con la República Popular China, un socio clave en términos comerciales, tecnológicos y culturales.
Desde que Costa Rica estableció relaciones diplomáticas con China en 2007, la cooperación entre ambos países ha generado beneficios tangibles en infraestructura, comercio e intercambio académico. Tanto así, que este gigante asiático ha pasado a ser el segundo socio comercial del país. Sin embargo, en el escenario global actual, marcado por la competencia entre grandes potencias y la presión de actores externos, algunos de ellos, con una evidente mala intención, han tratado de sembrar dudas sobre la importancia de estos lazos, fortaleciendo una mentalidad obsoleta propia de Guerra Fría. Frente a esta coyuntura, es fundamental reafirmar la soberanía de la política exterior costarricense y su compromiso con relaciones internacionales basadas en el respeto mutuo.
Para entender mejor el modo de actuar de China en la arena internacional y desmitificar falsas afirmaciones que hacen algunos con el fin de sembrar división y duda, es menester conocer los principios fundamentales que rigen la política exterior de ese país, los cuales no distan mucho de la tradición de la política exterior costarricense, caracterizada por el diálogo, la cooperación y la negociación. Los principios de la política exterior china son:
1. Respeto mutuo por la soberanía y la integridad territorial
2. No agresión mutua
3. No interferencia en los asuntos internos de otros países
4. Igualdad y beneficio mutuo
5. Coexistencia pacífica
Estos principios no son meras declaraciones retóricas, sino el fruto de la experiencia histórica de la propia China. Tras padecer invasiones, saqueos y la explotación de potencias imperiales, China ha forjado una política exterior cimentada en el respeto mutuo y la cooperación, alejándose de la coerción y las sanciones que perpetúan prácticas neocoloniales. Su enfoque refleja aquella máxima de Confucio: “Lo que no quieras que los otros te hagan a ti, no lo hagas a los otros”, convirtiendo la memoria histórica en una guía para una diplomacia práctica basada en la equidad y la no injerencia.
En este sentido, la visión del presidente Xi Jinping sobre “un futuro compartido para la humanidad” refleja una perspectiva amplia e inclusiva, especialmente dirigida a los países en desarrollo y del Sur Global. A diferencia de otros actores que intentan exportar modelos políticos y económicos a la fuerza, China entiende que cada país tiene su propio camino de desarrollo, determinado por sus condiciones históricas, culturales y materiales. Como ellos mismos afirman, el sistema político de cada nación es como un par de zapatos: no todos pueden usar el mismo modelo, y los intentos de imponer soluciones uniformes han llevado, en múltiples ocasiones, a fracasos históricos.
Costa Rica, con su democracia consolidada y su enfoque en el multilateralismo, debe fortalecer sus relaciones con China sobre la base del respeto mutuo. En un mundo donde las alianzas estratégicas son clave para el desarrollo de los pueblos, la cooperación con China ofrece oportunidades que van desde el comercio y la inversión hasta la transferencia tecnológica y el desarrollo sostenible.
La estabilidad y transparencia en las relaciones bilaterales son esenciales para evitar la influencia negativa de terceros que, en función de sus propios intereses, buscan generar desconfianza en la relación Costa Rica-China. La política exterior de un país debe ser soberana y responder a sus propias necesidades de desarrollo, no a presiones externas basadas en prejuicios o en el desconocimiento de la diplomacia china contemporánea.
Costa Rica debe entender su relación con China no como un dilema geopolítico, sino como una oportunidad para consolidar una cooperación pragmática y mutuamente beneficiosa. En tiempos de incertidumbre global y de transición hacia la multipolaridad, mantener una diplomacia basada en el respeto y el beneficio compartido es la mejor estrategia para garantizar el bienestar y el desarrollo del país.
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