El acto de toma de posesión de Xiomara

Por Benjamín Erazo y M. Oscar Ávila
3 de diciembre de 2021

¿Dónde será? No nos importa mucho. Pero quisiéramos un acto sobrio: no es posible un gobierno que se muestra rico enfrente de un pueblo pobre. No es ético hacer un desfile de modas de alta gama cuando nos vestimos y calzamos en agachones.

No quisiéramos que hubiera demostraciones de fuerza militar de las tropas que durante 12 años nos dieron garrotazos, tiraron bombas lacrimógenas como confites en un cumpleaños, que nos bañaron de agua con químicos irritantes desde sus carros antimotines y mataron personas por ejercer el derecho ciudadano de la protesta.

Quisiéramos ver a la juventud desfilando, que es quien con sus votos terminó el oprobio de 12 años.

Queremos un acto que refleje la alegría de sentir que se van y se fueron y que no volverán: que la música y los cantos sean de esperanza y no marchas militares intimidatorias o toques de trompetas militares anunciado actos protocolarios vacios de contenido.

No quisiéramos ver subir a orar al estrado a los pastores o profetas evangélicos o católicos que dijeron que los hospitales móviles eran la última maravilla, los que taparon sinvergüenzadas, los que enaltecieron a ladrones desde sus pulpitos y los que, en el delirio obsceno de sus sueños, dijeron que Jesucristo les decía: “Papi es la solución”. Queremos ver los pastores y sacerdotes que con el pueblo marcharon para denunciar la corrupción y denunciar las injusticias.

No quisiéramos a los llamados «representantes de la sociedad civil» que ayudaron a elegir a una Corte Suprema, afirmando que era de lujo, cuando no son más que fariseos de la ley, se filtren entre los invitados. Queremos ver las genuinas organizaciones del pueblo trabajador que han sufrido estos doce años: las que por defender los recursos naturales sufrieron persecución, atropellos y cárcel. Las que han visto a sus líderes torturadas y asesinadas por sicarios del régimen.

No quisiéramos ver a Xiomara desfilar flanqueada por una valla de guardaespaldas con pistolas camiseadas, separandola del pueblo, ese que en una avalancha histórica de votos le ha dado el mandato de terminar con las injusticias que hace la oligarquía y sus sicarios. Queremos verla marchar fusionada con el pueblo como siempre lo estuvo desde el golpe de estado. Verla en un abrazo con los pueblos originarios, con las mujeres del campo y ciudad despreciada y olvidadas, verla junto con los que desde siempre han sido los despreciados y relegados de nuestra sociedad. Que sepan las elites corruptas que les llego la hora de irse del poder usurpado.

La toma de posesión debe ser el acto donde Xiomara Castro con sencillez, humildad y honestidad profunda ratifica la reconstrucción de este país despedazado y realizar un gobierno en donde gobernara obedeciendo a quien la eligió.