José Luis Pacheco Murillo
Cuando las condiciones políticas no se prestan para llevar a cabo acciones con las que se pretenden romper paradigmas, es muy complicado para quienes tienen esas pretensiones. Eso está sucediendo muy a menudo en nuestro país porque precisamente las condiciones políticas son adversas al gobierno de turno, ya que no tiene un respaldo vigoroso y consecuente en la Asamblea Legislativa, y en el Poder Judicial dejó sembrada la semilla de la discordia tan solo al inicio del mandato, y por ello, al menos es lo que se intuye, resoluciones en contra de los intereses del poder ejecutivo, sea presidente o ministros.
Es así como, en esta legislatura y en este periodo de sesiones extraordinarias, en el cual el Poder Ejecutivo establece su agenda, no hay mucho avance en los proyectos enviados para su aprobación y posiblemente así será en los próximos años.
Es una situación complicada porque al final quien sigue viendo la afectación es el pueblo mismo.
La debilidad del gobierno central, Poder Ejecutivo, en cuanto a pretensiones de avances en proyectos de su interés es notoria, por la falta de apoyo en las bancadas legislativas, incluso en la oficialista en algunos casos, pero también por la falta de inteligencia emocional a la hora de entablar posibilidades de diálogo para encontrar consenso y lograr ese apoyo que se necesita.
Algunos, ante esas circunstancias de poco avance en lo legislativo y por ende en el desarrollo en muchas áreas del país, comparan la situación con lo que sucede en otros países en donde lo que el Ejecutivo desea se logra fácilmente en lo legislativo y judicial, sin embargo, la comparación no es válida dada las diferencias abismales en cuanto a la forma en que se ha logrado ese consenso en esos países.
Lo que es posible lograr aquí es que haya más humildad en las posiciones del Ejecutivo y mucho más diálogo sincero y transparente para lograr convencer y tender puentes y no seguir abriendo heridas y causando distanciamientos que, al final, lo único que logran son mayor oposición y mayor resentimiento.
Dios quiera que las posiciones cambien y se logren más acuerdos consensuados para bien del país.