«El partido político como instrumento del soberano pueblo»

«Las masas deben saber que el gobierno y el partido están a su servicio. Un pueblo digno, es decir, consciente de su dignidad es un pueblo que no olvida jamás esta premisa».

Frantz Fanon.

 

Tradicionalmente y por desgracia de la sistemática manipulación ideológica de que hemos sido víctimas desde que nacemos, los partidos políticos nos han convertido en sus títeres y, peor aún, en las marionetas de quienes han sido caudillos de esos grupos politiqueros, impuestos por las corruptas «roscas» dueñas del gran capital nacional e internacional.

Esta sumisión del Soberano Pueblo, sólo le ha traído la pérdida sistemática de sus legítimos derechos, empezando por el fundamental de sentirse, porque lo es, dueño y señor de nuestra Patria-Finca y de todo lo que en ella existe como producto integral de su esfuerzo sostenido, llámese producción agropecuaria, industrial, comercial, bienes y servicios, científica, artesanal, artística y Cultural en general.

Las y los trabajadores han creado históricamente, con sus esfuerzos y sacrificios cotidianos, todo el mundo contemporáneo, por lo que son sus propietarios exclusivos y legítimos y la única explicación que aclara la pérdida de su hegemonía, consiste en atribuirla a un gran complot, urdido en el seno de quienes, con malas artes de todo tipo y a partir de la división social del trabajo, se fueron apropiando del poder, usando como instrumentos concretos la fuerza bruta, la manipulación religiosa, la educación, dígase domesticación, la discriminación racial y todo tipo de argucias mediante las cuales nos fueron separando y, peor aún, enfrentando entre nosotros mismos para, maquiavélicamente, dividirnos y vencernos mientras ellos se mantienen muy unidos, a pesar de sus aparentes y teatrales disputas, particularmente escenificadas en lo que acá, en Costa Rica, llaman «campañas electorales».

Producto del natural y eterno proceso de evolución de toda la realidad que somos y en la que estamos inmersos, de la cotidiana experiencia, el creciente raciocinio y el consecuente desarrollo de la  Civilización Humana, el pueblo se ha venido dando cuenta de todo este proceso y, «de ciervo menguado», se ha ido convirtiendo en Soberano cada día más empoderado y dispuesto a rescatar nuestra Patria-Finca y a convertirla, como corresponde, en democrática posesión de todas y todos quienes, con nuestro constante, honesto y no expoliador esfuerzo, la hemos concebido y materializado a través de la historia.

Hoy nuestro Soberano Pueblo costarricense tiene la oportunidad de consolidar este proceso por dos vías, que deben realizarse al mismo tiempo, pues  ambas son necesariamente complementarias: su, toma de conciencia, unión, organización y movilización constante en defensa de sus derechos sagrados y, mediante la toma del Poder Institucionalizado en nuestro País, como Legislativo,  Ejecutivo, Judicial y Municipal.

Dos requisitos son indispensables para este segundo proceso: tomar e instrumentalizar un Partido de los inscritos y, obviamente, votar por él, para convertirlo en la verdadero herramienta para la defensa y constante fortalecimiento de sus legítimas prerrogativas, robadas con traición y alevosía por los dueños de las «argollas» partidarias tradicionales.

En la escogencia del partido y de su candidato se debe seguir cuidadosa y detalladamente el siguiente procedimiento: emporarse como dueño de todo el proceso electoral, pues lo está pagando y lo seguirá haciendo, como patrono, de quienes nombrará como administradores a los que puede echar cuando le dé la gana. Ya asumiendo ese correcto papel de contratante, ser muy exigente en su selección para lo cual debe conocer, reitero, de partidos y candidato, sus orígenes, su trayectoria, su ideología de fondo, quienes han sido sus titiriteros  reales, qué problemas concretos -vivienda, salud, empleo, salarios justos, transporte público, alimentación, educación, seguridad, pobreza, corrupción, etc.- le han resuelto, o pretenden resolver honestamente, a nuestro Soberano Pueblo; si le ha acompañado siempre en sus luchas, quienes forman su equipo y su círculo más estrecho de influencias, sus planes de gobierno, la defensa de la Soberanía Patria, su auténtica posición ante los TLC, las Concesiones y entrega de nuestras riquezas a las Grande compañías Transnacionales, etc., etc. No es tarea fácil pero tiene  dos meses y medio para hacer este vital estudio.

Por sus antecedentes históricos, por el origen de quienes le fundaron, por su trayectoria, por su sustento ideológico, por la calidad ética, la formación académica de sus candidatos, sus experiencias laborales, su actitud constante de lucha por la defensa de los intereses populares, por su democracia interna y por las circunstancias tan particulares que han desnudado en todas sus esplendorosas miserias y corrupciones a las «altísimas» dirigencias  -dígase dueños- de los partidos tradicionales y de sus nuevas «turecas», porque es un grupo colectivo Político y no vulgarmente politiquero,  porque es el único espacio honesto en el que todas las personas de buena voluntad podemos ubicarnos y trabajar en el quehacer político electoral sin temores y la única alternativa diferente que transforma nuestro País en una verdadera Democracia Participativa, con toda confianza les recomiendo el Frente Amplio, al que ya estamos convirtiendo en el Gran Frente Amplio y al que ahora,  que caminamos con paso firme hacia el logro de nuestros sueños, le han empezado a ladrar las jaurías secuaces de siempre, tratando de enlodarlo con sus propias y naturales excrecencias calumniosas. Incorpórense al Frente Amplio, si algo no le gusta, cambiémoslo porque es un Partido que le pertenece por completo a la ciudadanía y no a la élite choricera que nos ha arruinado históricamente.

Termino con un ejemplo claro de la importancia de que el Soberano Pueblo controle los poderes Constitucionales de la República, como lo ordena el Artículo Nueve de nuestra Constitución Política(*): siempre que analizamos los problemas que aquejan a nuestra vital Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), terminamos afirmando que, por más presión popular que hagamos (¡Atención!) ,si no hay «voluntad política» las soluciones no se hacen efectivas ¡¿Y quienes definen y manejan la «Voluntad política»?! pues el misma grupo que maneja el Poder Ejecutivo, el Legislativo, el Judicial -nombrado en sus instancias superiores por el Legislativo- y el Gobierno Municipal… Entonces, tomemos el Ejecutivo y el Legislativo -que incluye al Judicial- en el 2014 y, en el 2016, el Municipal, sin disparar un tiro, simplemente votando por un partido creado y manejado por los auténticos sectores populares. De tal manera que, con el Soberano Pueblo presionando desde la base y dueño y señor de la «voluntad política» resolveremos, al fin, los problemas de la CCSS y de todas las instituciones de nuestra Patria. En síntesis, repito, como dignos y auténticos dueños de nuestra Soberanía rescatada, recuperemos nuestra legítima propiedad e imperio sobre nuestra Patria-Finca y construyamos la Costa Rica de Justicia, Solidaridad, Participación Democrática y Bienestar General que todas y todos los de buena voluntad merecemos.

Aprovechemos también la nueva correlación de fuerzas que se da en nuestro Continente y en el Mundo: el imperio ha empezado a derrumbarse desde dentro podrido por la corrupción, la injusticia y la súper explotación que forman parte de su esencia misma, los pueblos de la tierra han empezado a revelarse y con prisa y sin pausas han empezado a retomar su dignidad, sus derechos y su legítimo dominio sobre sus respectivas Patrias.

Ha llegado la hora que es ¡¡ahora!!!

«Nosotros no podemos ser ellos, los de en frente / los que entienden la vida por un botín sangriento / como los tiburones, voracidad y diente / panteras deseosas de un mundo siempre hambriento.»

Miguel Hernández, 1938,

 

(*) Artículo nueve de nuestra Constitución Política: «El Gobierno de la República es popular, representativo, participativo, alternativo y responsable. Lo ejercen el pueblo y tres poderes distintos e independientes entre sí: Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial.»   (Subrayado nuestro).

 

Escrito por Luis Ángel Salazar Oses.

 

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