El valor oculto de las serpientes
Alexander Chaves Sánchez
En muchas ocasiones, cuando las personas se encuentran una serpiente, el instinto es sacrificarla, incluso cuando saben que se trata de una especie inofensiva. El motivo de esto es el miedo y el desconocimiento.
Costa Rica, no es la excepción, situaciones como esta se repiten con frecuencia, a pesar de que la gran mayoría de serpientes no representan peligro alguno para las personas. Paradójicamente, estos animales son aliados silenciosos que contribuyen a mantener los ecosistemas saludables y a proteger nuestras cosechas de plagas. Un ejemplo de esto es la serpiente caracolera nebulosa (Sibon nebulatus), una especie inofensiva que se alimenta principalmente de babosas y caracoles.
Según Alejandro Solórzano (2022), autor de la guía más actualizada sobre serpientes del país, en el territorio nacional existen 147 especies, de las cuales sólo 25 son de importancia médica, es decir, sus mordeduras requieren atención hospitalaria. Aun así, la desinformación y los mitos transmitidos de generación en generación han fomentado su persecución, lo cual afecta no sólo a la biodiversidad, sino también al equilibrio ecológico que sostiene nuestras actividades económicas.
Como señalan Cortés-Gómez et al. (2015), los anfibios y reptiles neotropicales cumplen funciones ecológicas esenciales, entre ellas el control biológico de plagas, lo cual equivale a un servicio ambiental invaluable para la sociedad. Cada serpiente eliminada representa, entonces, una pérdida de servicios ecosistémicos gratuitos como el control de especies que pueden afectar cultivos, equilibrio de poblaciones y la salud del suelo. Además, cuando examinamos la dimensión económica de la naturaleza, la presencia de fauna diversa, incluyendo serpientes, contribuye al turismo de naturaleza, que genera ingresos importantes para Costa Rica. Por ejemplo, según el Instituto Costarricense de Turismo (s.f.), durante el período 2017-2019, cerca del 40 % de los visitantes realizaron actividades relacionadas con la observación de flora y fauna, demostrando que la biodiversidad es un pilar económico fundamental para el país.
En el ámbito de la salud humana, las serpientes han tenido un papel inesperado pero trascendente: por ejemplo, la toxina de la víbora brasileña Bothrops jararaca inspiró el desarrollo del medicamento Captopril, el primer inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina (ACE) usado masivamente para tratar la hipertensión. Este hecho demuestra que las serpientes también pueden generar beneficios directos para la medicina y la calidad de vida humana (Bryan, 2009).
Si bien el sistema económico prioriza el hacer dinero, debemos recordar que dependemos del medio ambiente y que los recursos naturales son finitos y necesitan mucho tiempo para recuperarse. El extractivismo puede ofrecernos ganancias a corto plazo, pero también nos conduce a la ruina, y con nosotros arrastramos a innumerables especies más. Es necesario replantear el modelo de desarrollo hacia uno que respete los límites ecológicos del planeta y valore la vida más allá del beneficio inmediato.
Más allá de los beneficios económicos en agricultura, turismo o salud humana mediante medicamentos, es fundamental reconocer que los humanos formamos parte de una red ecológica de la que dependemos profundamente. Pensar desde el ego de la especie humana como superior ha llevado al deterioro del planeta y al empobrecimiento de nuestra propia existencia. La conservación de las serpientes y el resto de las especies, no debe verse únicamente como una utilidad para el ser humano, sino como un acto de justicia ecológica, un reconocimiento de nuestra interdependencia con todos los seres y de nuestro deber de convivencia respetuosa.
En este marco es clave la educación ambiental, especialmente en los centros educativos. Si enseñamos desde la infancia a valorar la fauna, a superar el miedo mediante el conocimiento, a entender que cada especie tiene un papel y un valor intrínseco, podemos formar una sociedad más consciente, responsable y equilibrada con la naturaleza. Cambiar la forma en que convivimos con las serpientes es parte de ese cambio más amplio hacia una cultura del cuidado, la prevención y el respeto.
Bibliografia
Bryan, J. (2009, April 17). From snake venom to ACE inhibitor the discovery and rise of Captopril. The Pharmaceutical Journal. https://pharmaceutical-journal.com/article/news/from-snake-venom-to-ace-inhibitor-the-discovery-and-rise-of-captopril?utm_source=chatgpt.com
Cortes-Gómez, A. M., Ruiz-Agudelo, C. A., Valencia-Aguilar, A., & Ladle, R. J. (2015). Ecological functions of neotropical amphibians and reptiles: A review. Universitas Scientiarum, 20(2), 229–245. https://doi.org/10.11144/Javeriana.SC20-2.efna Instituto Costarricense de Turismo. (s.f.). Indicador (es) Principales actividades realizadas por los turistas: Estimación del porcentaje de turistas según actividades indicadas en las encuestas de no residentes realizadas en los aeropuertos internacionales (Período 2017-2019) [PDF]. https://www.ict.go.cr/en/administrar-estadistica/cifras-tur%C3%ADsticas/actividades-realizadas/1404-principales-actividades/file.html
Solórzano, A. L. (2022). Serpientes de Costa Rica (2.ª ed.). San José, Costa Rica: INBio. ISBN 978-9968-49-990-3
Alexander Chaves Sánchez, biodiversidad, conservación, control biológico, educación ambiental, herpetología, justicia ecológica, serpientes, servicios ecosistémicos, turismo de naturaleza

