¿Hay alguna agenda oculta en el gabinete del gobierno de Carlos Alvarado?

Marlín Oscar Ávila H

En política lo obvio no siempre es lo real. Es lo menos evidente frente al público lo que mueve el tablero de los dueños del poder. Ese tablero, generalmente, está en manos de poderes fácticos detrás del telón. En la tarima del escenario vemos a sus principales actores, actuando de acuerdo al libreto preparado previamente por terceros.

Sin lugar a dudas los organismos multilaterales y bilaterales han estado día a día, observando, al asecho y actuando sobre la controversia de las últimas semanas para resolver el déficit fiscal.

Lo evidente es que tres partidos políticos (PAC, PLN y PUSC) apuestan por la reforma fiscal aprobada en primer debate el viernes 5. Éste está en el período de consulta en varias instituciones. Sin embargo, es al llegar a la Corte Suprema de Justicia adónde existen mayores probabilidades de rechazarse, dados los casos anteriores sobre el mismo tema. Pero, podría ser que pase su aprobación.

Mientras éste proceso llega a concretarse (puede tardar un mes), las discusiones sobre las probables opciones se mantienen, aun después de suspender la huelga de trabajadores. Ignorar esta discusión es evitar servir al futuro del país.

Sabemos que sí el Estado cobra a los evasores del ISR su deuda, se rescatarían hasta el 8% del PIB. Un porcentaje arriba del déficit actual. Esto sin aplicar la carga de impuestos indirectos que se tienen proyectados por la Asamblea y el Ejecutivo.

No obstante existen otras propuestas que están detrás de bambalinas: subir y ampliar el IVA, imitando a otros países, de por sí empobrecidos y en miseria, además de la reducción de servicios sociales y venta (privatización) de bienes y servicios, con lo cual el Estado adquiera ingresos frescos. Nada que envidiar de las experiencias chilenas, argentinas y brasileñas.

Lógicamente, nuestra Costa Rica entraría al grupo de países empobrecidos, con una juventud sin futuro, emigrando a otros territorios en busca de algo mejor, mientras los antes pensionados, esperan su último suspiro. Sin servicios básicos, ni salud, ni educación, menos trabajo y perdiendo sus techos, y hasta su dignidad, como hemos visto en Grecia, Argentina, Brasil, Italia y no digamos los países balcánicos y países africanos.

En pocas palabras, se nos estaría aplicando la receta de los «chicagos boys», el recorte presupuestario a todo servicio público en salud, educación, comunicaciones, vivienda social, carreteras para zonas campesinas e indígenas; crédito agrícola a pequeños y medianos productores; subsidios a medio ambiente (parques naturales), es decir, lo que no sea negocio rentable, perdería importancia alguna. Solamente se fortalecería aquello que pueda venderse al mejor postor en un corto plazo. En esa escuela del neoliberalismo, ya fracasada, el Estado debe reducirse al máximo, para que la iniciativa privada predomine y venda cuanto servicio sea requerido por la ciudadanía.

Es así que nuestra democrática Costa Rica puede concluir sus días, pasando de la folclórica expresión “pura vida” hacia “pura miseria mae”.

De nuestra ciudadanía depende nuestro futuro, si nuestro Gobierno sigue como ha mostrado ser en estas semanas.

Ojalá nos equivocáramos.

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