La Primavera De La Pendemia
Macv Chávez
Vamos a ponernos masa y decir: septiembre ha llegado susurrándome al oído que hemos fracasado como país, cosa que me conduce a pensar: ¿realmente el peruano ha sabido meditar y contemplar la realidad de la vida sociocultural de su nación durante esta larga pendemia (show mundial que todavía tiene para ratos)?
Debo confesar que la realidad me va a indicar que solo un 3% seguirá siendo el grupo consciente. Un porcentaje que podría hacer mucho, pero que finalmente no hace nada, porque simplemente está cansado de contemplar tan miserable realidad; y digo miserable porque una persona consciente no va a manipular a otra para alcanzar sus fines, porque quien es consciente es libre, y quien es libre busca que las acciones de su vida se den en libertad, y la libertad implica que la otra persona también tenga la misma libertad de ser y hacer, para que sea su decisión personal la que le lleve a actuar, y no las órdenes de un patrón, guía o pastor, esos que finalmente son más de lo mismo: el jefe, dios, patrón, guía u otros que le ordena hacer -directa o indirectamente, debido a que hay gente que no ha aprendido a tomar decisiones por su propia cuenta (existencialmente), es decir, por convicción personal, porque solo saben hacerlo por convencimiento, cosa que sucede a diario en la vida de la masa, puesto que está acostumbrada a comprar las cosas para su vida por floro o publicidad, esa que llega desde el vendedor que viene con labia de orador hasta el presidente pinocho que para en el país de las maravillas, porque de cualquier cosa se puede robar, puesto que todo el mundo solo busca disfrutar el momento (una acción que se basa en una especie de Carpie Diem versión barrio), sencillamente porque no protesta, no razona, no medita; debido a que se deja guiar por lo que le dicen “los que saben”, desde “los profesionales”, “políticos” y “medios de comunicación”, personajes o entidades que solo buscan un interés en común: la prostitución del ser, porque solo les interesa cobrar su dinero por los servicios prestados, misma puta, porque es de este modo cómo la prensa, el cuarto poder, -el más importante según un pensador que en algún momento leí y que ahora no recuerdo, porque no me parece de vital importancia- pasa a ser una de las mayores rameras de la historia, porque la verdad se va a la mierda cuando se la manipula en vez de contemplarla y cuestionarla para buscar su belleza para accionar en pro de ella, y por ende, de nosotros, de todos por igual y sin distinción alguna.
Entonces, si comprendemos que la prensa es una ramera que cobra por sus servicios, debemos saber que lo que consumimos es una efímera información, irreal, realidad maquillada para manipular; o sea, una gran mentira, y por ende, un gran autoengaño, porque finalmente las putas nos muestran aquello con lo que queremos ser engañados, la idea de algo que no es por sí ni en sí mismo, simplemente porque eso es lo que sus parroquianos consumen. Por lo tanto, si queremos cambiar la realidad sociocultural de nuestro país, debemos dejar de consumir la información basura, la que nos limita el ser, es decir, la racionalidad, la capacidad de contemplar la realidad para analizar, aceptarla y cuestionarla; y para eso necesitamos comprender que las putas trabajan para sus cafichos y no para los feligreses, esos cojudos que asisten a su centro de trabajo para disfrutar de sus efímeros cariños, esos mismos que llegan a tener el poder gracias al “vox populi”, porque la gente que la consume es la que la promociona y la convierte en su Dios, al punto de que es incapaz de cuestionar la información que le brinda. Y, por ende, la prensa no es la única culpable de la mierda sociopolítica y sociocultural que vivimos en los últimos tiempos, porque si nos ponemos a contemplar estas dos grandes realidades vamos a descubrir que giran en un mismo círculo vicioso, donde el dueño del burdel es el que tiene el control sobre las putas, quienes sí o sí deben someter a los parroquianos con la idea de felicidad, esa que les brindan en el momento que las poseen, para que finalmente sean estos fieles los marqueteros o publicistas de los efímeros placeres con los que nos alimentan en la vida diaria de un yo escapista, porque la información que nos brinda la prensa solo son comunicados que sirven para escapar de la realidad, para adentrarse en una caverna de miseria de la que no salimos por andar de espalda a la luz, debido a que -como dirían los físicos cuánticos- “la realidad no existe hasta que se la observa. Y por eso me atrevo a decir que es evidente que vamos a tener miseria humana para largo y tendido, simplemente porque la masa, la mayoría de la población, es consumidora de los placeres que nos brinda la puta prensa, esa puta que está controlada por los cafichos del poder, esos dueños de los burdeles económicos que controlan al gobierno, a quien simplemente le pagan su comisión para que se haga de la vista gorda, tan igual como ellos lo hacen cuando al gobierno le toca robar, pagando de ese modo su comisión al gobierno de turno y su porcentaje a la puta prensa por los servicios prestados.
Por eso, desde esta perspectiva o pequeño análisis, podemos contemplar que existe un grave problema de consumo, tan grave como la comida chatarra, porque es así de dañina la televisión basura y la prensa prostituida, porque simplemente son medios de comunicación que contribuyen a la deformación del ser, porque solo se dedican a alimentar la miseria humana, es decir, a seguir en más de lo mismo: mostrando un desinterés por la realidad sociocultural y sociopolítica del país, debido a que no hemos comprendido de que son nuestras acciones miserables, esas que van cargadas de silencio, desinterés, olvido, del mirar para otro lado, para hacernos de la vista gorda, es decir, de una profunda complicidad ante tanta corrupción humana, esa que en alguna ocasión nos ha puesto en el ranking de los más ignorantes del mundo, como también de los más corruptos del planeta, cosa que debería darnos vergüenza, pero ¿cómo avergonzarnos de algo que no tenemos conciencia, de algo que desconocemos simplemente porque tenemos todavía una mentalidad paupérrima del ser y hacer? Por ende, creo que, si estamos pensando que el mundo necesita una revolución, esperemos que el mundo se dé cuenta de que la verdadera revolución de estos tiempos consiste en una reformación humana, para no seguir deformándonos como personas, con esa puta información que nos brindan y enseñan los grupos de poder, porque, de lo contrario, si seguimos en este mismo vivir, pronto podría venir una verdadera Pandemia y no la contaríamos, simplemente porque ni enterado estaríamos o simplemente porque no la contaríamos a falta del vivir, simple y sencillamente porque sería difícil sobrevivir siendo pobre y vulnerable, masa explotada y oprimida, cosa que ya lo hemos visto más de una vez durante estos meses de Pendemia Covid 2.0, y del cual salimos con los brazos cruzados ante tanto robo a la nación, sencillamente porque también haremos lo mismo en algún momento, mientras lo justificaremos con alguna frase de autoayuda, misma prensa nacional, porque el fin justifica los medios -corearían a Maquiavelo, mientras aplastan a algún reflejo del propio ser, solo que del lado opuesto: miserable oprimido y no miserable opresor.
Finalmente, creo que dejaré de ser masa para empezar a parir una nueva pregunta, una pregunta que indudablemente estará rondando en mi cabeza, buscando encontrar la respuesta, porque es una pregunta que busca encontrarse, saberse, porque es indispensable preguntarnos sí ¿aprenderemos algún día a ser personas, para dejar de ser animales racionales cargados de irracionalidad, con la finalidad de trascender como seres humanos, alcanzando el bien común sin la necesidad de oprimir la libertad del ser y quehacer?