La segunda revolución neoliberal

Óscar Madrigal

Oscar Madrigal

Las políticas del actual gobernante Rodrigo Chaves son continuidad de las acciones del anterior gobierno de Carlos Alvarado que se pueden ubicar dentro de lo que algunos llaman la segunda revolución neoliberal. El gobierno anterior sentó las bases de la criminalización de las acciones populares, la eliminación de las huelgas y estableció la política de los recortes o de la austeridad fiscalista.

El gobierno de Rodrigo Chaves ha dado continuidad y profundizado las políticas de Alvarado, dentro de la nueva fase o categoría del neoliberalismo.

Las políticas de esta segunda revolución neoliberal se caracterizan por el desmantelamiento de los servicios, la privatización de la sanidad, cuyo caso más notorio es el de la Caja del Seguro Social, la privatización de la educación que va más allá del vaciado patriótico del contenido educativo para avanzar hacia los préstamos que promueve el MEP para que los estudiantes de secundaria pueden completar su educación, o la privatización de la cultura o el debilitamiento de los regímenes de pensiones. Estas políticas van unidas a la pérdida constante de derechos o recortes a los derechos de los trabajadores, como la aprobación de las jornadas 4×3. Además, de los ataques a la democracia por parte de una nueva plutocracia conformada por los amigos del presidente que se proponen crear un nuevo orden neo-oligárquico con fuertes tintes autoritarios. Es la nueva revolución neoliberal que para Costa Rica actualmente la encabeza Rodrigo Chaves, pero es continuación de las políticas del anterior gobierno con la complicidad del PLN y el PLUSC quienes ahora aparecen como críticos del monstruo que ayudaron a crear.

La consolidación de este régimen o sistema sólo es posible con el renacer del llamado IDIOTA SOCIAL, el fanático que quiere matar diputados, la parte sumisa o incondicional de un grupo de votantes. Ese idiota social que ante las más claras evidencias de que estamos ante un gobierno de inútiles, incapaces, mentirosos cotidianos y corruptos en sus negociados con sus amigotes, siguen defendiéndolo, creyéndolo y siguiéndolo en sus políticas contra el pueblo.

En fin, estamos ante un proyecto político perverso.