Las Instituciones Públicas, autónomas, (CCSS, ICE, ICCA, Universidades Públicas, Banca Nacionalizada…Los “templos de la democracia” en el ojo de los nuevos mercaderes.
Mainier Barboza Soto
Movimiento Patriótico por Costa Rica
En el evangelio de Juan 2, 13-25, Jesús, “hizo un látigo con unas cuerdas y los echo a todos del templo, junto con las ovejas y los bueyes. Arrojó al suelo las monedas de los cambistas y les volcó las mesas.”. (biblia.net). surge la pregunta, ¿Cómo y a propósito de qué homologamos el texto bíblico y por qué la analogía, con nuestras instituciones?
Nuestras instituciones de servicios públicos, autónomas, han tenido un rol fundamental para los costarricenses, han significado un soporte a la estabilidad democrática que, ha caracterizado a Costa Rica, como país de paz, solidario, fraterno-bueno, es lo que se percibe-en las estructuras de la sociedad, especialmente la clase asalariada, así como la pequeña y mediana empresa, de los sectores primario y secundario de la economía; la clase media, mayoritariamente asentada en la base pública, posee grandes cualidades, pero todavía no termina de dar el paso, como una auténtica clase que es dependiente de un salario, al margen de este paso pendiente, juegan un papel central en la protección de estas instituciones, tienen el deber de acoger- y lo hacen-a toda la población de una forma, fraterna, amistosa, gregaria.
De este modo, nuestras instituciones, devienen en verdaderos templos, donde acude la gente, a que se resuelvan las más variadas necesidades: de educación, de salud, vivienda, servicios básicos; pero, además, se convirtieron en la base en la que la democracia costarricense, se apoya, dado el carácter de dichas instituciones, de servicios esenciales, que se transforman en capital social, donde la solidaridad es a su vez esencial, consolidando un Estado Social de Derecho, inmerso en el sistema capitalista de producción-que aceleradamente se está convirtiendo en un Estado controlado por el capital financiero, lo que permite el acceso de capitales que se han denominado opacos, (del estilo Panamá Papers); aun así, se cuenta con una democracia, representativa, en mucho, dependiente de la estabilidad de estas instituciones, que son “templos”, que representan el patrimonio que nos han legado las generaciones del trabajo, del campo, de la ciudad, de la Costa Rica rural y urbana.
Conviene que nuestra población, en primer lugar la clase asalariada, del sector público, del privado, del área rural, urbana, de los sectores de la economía: primario, secundario, terciario, el de servicios, en fin toda la población que ama esta patria, identifique con claridad, cuáles son esos mercaderes modernos y sin temor, construya ese “látigo” y eche a esos enemigos de los templos que son nuestras instituciones, que, además, como patrimonio, devienen en activos sociales, por tanto, ni están en venta, ni sujetas a privatización, tercerización, copagos, y otras fórmulas para destruirlas. Recordemos, que el “látigo” del evangelio se construyó, con la unión de varias cuerdas, el “látigo” de hoy, requiere la unión de todas las cuerdas necesarias, que analógica y simbólicamente, están representadas en todas las manos, los brazos, las cabezas, las ideas, las inteligencias de las personas y sus organizaciones sociales y del trabajo, cobijados bajo un manto común a toda la población, la defensa de la patria, sí, porque defender nuestros “templos institucionales” en estos tiempos, es defender nuestro país; así han iniciado los neoliberales y esos “mercaderes” en otras latitudes y ha terminado con sus países-América Latina es testigo de esos desalmados.
¡La patria no se vende, la patria se defiende!