Matanza de los Horcones
Marlin Oscar Ávila
A mi nieto Ogumbemi
He visto pasar frente a mí más de una narrativa sobre lo que aconteció en la denominada “Matanza de los Horcones”, de mediados del año 1975, en Olancho, Honduras.
Antes de seguir envejeciendo y perdiendo la memoria, quiero expresar lo que personalmente viví y recuerdo. Desde luego, no creo llegar a la precisión exigida, después de cuarenta y nueve años, pero haremos el mejor esfuerzo, seguros de que otras personas sobrevivientes quienes pueden complementar y hasta corregir lo que aquí decimos, lo hagan.
Disculpen si hablaré en primera persona en partes de mi narrativa.
Dos días antes de la masacre de Los Horcones, nombre de una de las fincas del terrateniente Manuel José Manuel Zelaya Ordóñez, padre del expresidente Manuel Zelaya Rosales, la Unión Nacional de Campesinos (UNC), por medio de su presidente, Pedro Mendoza, me pidió viajar a Juticalpa, Olancho, para investigar cómo estaban los preparativos para la “marcha del Hambre”. Esta marcha era la siguiente etapa de la estrategia que tenían las centrales campesinas para lograr sus metas en la reforma agraria.
Así fue como conduje uno de los vehículos 4×4 disponibles, desde Tegucigalpa hasta Juticalpa, al centro Santa Clara, lugar sede regional de las operaciones de la Confederación General de Trabajadores (CGT), Para cada zona del país había un centro de operaciones. Como la CGT y toda su estructura organizativa se basaba en una estrategia diseñada por el partido político Democracia Cristiana Hondureña, mucha de su logística se originaba en la Iglesia Católica. En Juticalpa, Olancho, estaba el Centro Santa Clara; en Choluteca, La Colmena, etc.
La orden de iniciar la “marcha contra el hambre” se dio a partir de haberse detenido, por parte del gobierno, a más de cien campesinos movilizados en todo el país para la recuperación de tierras. La operación de toma de tierras se ejecutó en menos de 24 hora en todo el país. Eso preocupó a las autoridades nacionales y a los terratenientes, estos unidos al ejército, comandado por el general Melgar Castro, decidieron reprimir a los campesinos organizados, poniendo en prisión a muchos. Se actuó más fuerte donde los terratenientes organizados tenían mejores vínculos con las organizaciones de terratenientes y militares.
Como parte de la estrategia campesina, para lograr liberar a los campesinos presos, se ordenó, dentro de las organizaciones campesinas, lo que se denominó “la Marcha del Hambre, consistente en reunirse en cada zona del país y a partir de allí, luego de un breve descanso, salir caminando por las principales arterias hasta la capital Tegucigalpa.
El Ejercito decidió detener en cada carretera a los grupos de campesinos que iban caminando desde sus aldeas y municipios hacia la capital. Así fue como colocaron a batallones de soldados en puntos claves de cada carretera, para cercar y encerrar a los grupos campesinos, quienes caminaban pacíficamente, lo más que lograban hacer era quedarse en donde eran retenidos y regresarse por donde llegaron, aunque en muchos casos eran detenidos sin proceso legal. Muchas personas que viajaban en sus autos compartían agua y alimentos con los grupos de campesinos que caminaban.
La detención de grupos campesinos sucedió en todo el país.
Al grupo de campesinos que salió de Juticalpa, Olancho, muy temprano, los terratenientes le tenían preparada una emboscada. Habían abierto un zanjo, que obligara a minorar la velocidad de los vehículos en la carretera (en ese tiempo, toda era de tierra y balastro), con el objetivo de controlar velocidad de los vehículos.
Cuando la marcha campesina pasaba cerca de la finca de Los Horcones, quienes pasaban en grupo, fueron obligados a ingresar a la finca del Mel Zelaya padre. Al cura párroco de Campamento, quien venía del aeropuerto Toncontín, de recoger a su hermana, quienes eran de origen colombiano, los reconocieron en el trayecto a su regreso y los detuvieron. Después se los llevaron a la finca de Los Horcones.
Lo que se supo, después de una semana de que los campesinos fueron introducidos a Los Horcones, fue que no habían vuelto a salir.
Así fue como iniciamos una campaña en las calles de la capital solicitando y exigiendo a Manuel Zelaya padre que debería dar cuenta del grupo de personas que habían sido detenidos e introducidas a Los Horcones. Fue así que se logró que fuerzas gubernamentales visitaran el lugar y detuvieran al señor Manuel Zelaya. En el lugar encontraron el pozo de malacate y a varios metros de profundidad, estaban los cuerpos de las personas que habían sido soterradas, después de ser torturadas y sus vidas eliminadas con un disparo en la nuca cada una. El señor Manuel Zelaya padre, fue puesto en prisión por poco más de una semana, porque la nueva administración del gobierno declaró una amnistía, dejándolo en libertad.
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