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Etiqueta: Reforma Agraria

Matanza de los Horcones

Marlin Óscar Ávila.

Marlin Oscar Ávila
A mi nieto Ogumbemi

He visto pasar frente a mí más de una narrativa sobre lo que aconteció en la denominada “Matanza de los Horcones”, de mediados del año 1975, en Olancho, Honduras.

Antes de seguir envejeciendo y perdiendo la memoria, quiero expresar lo que personalmente viví y recuerdo. Desde luego, no creo llegar a la precisión exigida, después de cuarenta y nueve años, pero haremos el mejor esfuerzo, seguros de que otras personas sobrevivientes quienes pueden complementar y hasta corregir lo que aquí decimos, lo hagan.

Disculpen si hablaré en primera persona en partes de mi narrativa.

Dos días antes de la masacre de Los Horcones, nombre de una de las fincas del terrateniente Manuel José Manuel Zelaya Ordóñez, padre del expresidente Manuel Zelaya Rosales, la Unión Nacional de Campesinos (UNC), por medio de su presidente, Pedro Mendoza, me pidió viajar a Juticalpa, Olancho, para investigar cómo estaban los preparativos para la “marcha del Hambre”. Esta marcha era la siguiente etapa de la estrategia que tenían las centrales campesinas para lograr sus metas en la reforma agraria.

Así fue como conduje uno de los vehículos 4×4 disponibles, desde Tegucigalpa hasta Juticalpa, al centro Santa Clara, lugar sede regional de las operaciones de la Confederación General de Trabajadores (CGT), Para cada zona del país había un centro de operaciones. Como la CGT y toda su estructura organizativa se basaba en una estrategia diseñada por el partido político Democracia Cristiana Hondureña, mucha de su logística se originaba en la Iglesia Católica. En Juticalpa, Olancho, estaba el Centro Santa Clara; en Choluteca, La Colmena, etc.

La orden de iniciar la “marcha contra el hambre” se dio a partir de haberse detenido, por parte del gobierno, a más de cien campesinos movilizados en todo el país para la recuperación de tierras. La operación de toma de tierras se ejecutó en menos de 24 hora en todo el país. Eso preocupó a las autoridades nacionales y a los terratenientes, estos unidos al ejército, comandado por el general Melgar Castro, decidieron reprimir a los campesinos organizados, poniendo en prisión a muchos. Se actuó más fuerte donde los terratenientes organizados tenían mejores vínculos con las organizaciones de terratenientes y militares.

Como parte de la estrategia campesina, para lograr liberar a los campesinos presos, se ordenó, dentro de las organizaciones campesinas, lo que se denominó “la Marcha del Hambre, consistente en reunirse en cada zona del país y a partir de allí, luego de un breve descanso, salir caminando por las principales arterias hasta la capital Tegucigalpa.

El Ejercito decidió detener en cada carretera a los grupos de campesinos que iban caminando desde sus aldeas y municipios hacia la capital. Así fue como colocaron a batallones de soldados en puntos claves de cada carretera, para cercar y encerrar a los grupos campesinos, quienes caminaban pacíficamente, lo más que lograban hacer era quedarse en donde eran retenidos y regresarse por donde llegaron, aunque en muchos casos eran detenidos sin proceso legal. Muchas personas que viajaban en sus autos compartían agua y alimentos con los grupos de campesinos que caminaban.

La detención de grupos campesinos sucedió en todo el país.

Al grupo de campesinos que salió de Juticalpa, Olancho, muy temprano, los terratenientes le tenían preparada una emboscada. Habían abierto un zanjo, que obligara a minorar la velocidad de los vehículos en la carretera (en ese tiempo, toda era de tierra y balastro), con el objetivo de controlar velocidad de los vehículos.

Cuando la marcha campesina pasaba cerca de la finca de Los Horcones, quienes pasaban en grupo, fueron obligados a ingresar a la finca del Mel Zelaya padre. Al cura párroco de Campamento, quien venía del aeropuerto Toncontín, de recoger a su hermana, quienes eran de origen colombiano, los reconocieron en el trayecto a su regreso y los detuvieron. Después se los llevaron a la finca de Los Horcones.

Lo que se supo, después de una semana de que los campesinos fueron introducidos a Los Horcones, fue que no habían vuelto a salir.

Así fue como iniciamos una campaña en las calles de la capital solicitando y exigiendo a Manuel Zelaya padre que debería dar cuenta del grupo de personas que habían sido detenidos e introducidas a Los Horcones. Fue así que se logró que fuerzas gubernamentales visitaran el lugar y detuvieran al señor Manuel Zelaya. En el lugar encontraron el pozo de malacate y a varios metros de profundidad, estaban los cuerpos de las personas que habían sido soterradas, después de ser torturadas y sus vidas eliminadas con un disparo en la nuca cada una. El señor Manuel Zelaya padre, fue puesto en prisión por poco más de una semana, porque la nueva administración del gobierno declaró una amnistía, dejándolo en libertad.

Sobre la regularización de la jurisdicción agraria en Colombia

Por Carlos Meneses Reyes

Rayos y centellas lanza la derecha militarista y latifundista contra el proyecto de reglamentación de la jurisdicción agraria y la presunción de veracidad agraria. Un aspecto del conflicto social en Colombia lo expresa el conflicto agrario, en torno a la inequitativa tenencia de la tierra y el predominio de los factores de poder, en el agro, que delimitan el ejercicio de los derechos del campesino colombiano, hoy sujeto de derechos. Esta investidura denota singularización y particularización en el desempeño individual de hacer valer sus derechos ante el poder omnímodo del latifundista y terrateniente. El derecho agrario está inmerso dentro de la categoría de los derechos sociales; tal como sucede con el derecho laboral. De tal manera que en este predomina el principio universal de in dubio pro operario, significando que el derecho laboral se concibe a favor de los derechos del trabajador y que en caso de duda, sobre la existencia o no de un contrato laboral, predomina el carácter de ser contrato laboral y no contrato de prestación de servicio y/o malhadadas figuras que distorsionan su carácter o esencia y que el predominio del neoliberalismo o capitalismo salvaje, lograron sepultar su figura, sobre la primacía de los efectos de contrato civil y/o de servicios .

Configura una conquista reivindicatoria el carácter de sujeto de derecho al campesinado y en paso a esa constitucionalidad, la creación de la jurisdicción agraria. Misma a la que cobija todas las presunciones de legalidad (como la de veracidad) y el deslinde de la concepción civilista, pétrea, y de desarreglo de la función social de la propiedad privada sobre la tierra, que implica obligaciones. Se asiste a un derecho agrario y a una función agraria especializada con influencia pro- campesinado. Tácticamente no se profundizó debate en el carácter de clase de su concepción; ante el comportamiento mayoritario de intereses terratenientes y latifundistas en la piara congresional. El vetusto código civil, de inspiración napoleónica, en cuanto respecta al mantenimiento del statu quo predominante en el agro colombiano, con respecto a la institución de la usucapión o modo de adquisición de la propiedad por el transcurso del tiempo, resultó ser un elemento de aplicación de la reforma agraria blanca narco paramilitar, que trajo consigo el despojo legal de millones de hectáreas a millones de campesinos desplazados por ese engendro contrainsurgente de la oligarquía colombiana y del imperio. La “presunción” de buena fe hizo carrera como fuente de consolidación de derechos producto de la violencia y el despojo y bastó un transcurso corto de lapso de tiempo para que el victimario predominara sobre el derecho de la víctima. Buena parte de ese acumulado de las mejores tierras detentadas por los terratenientes- como mal habidas- son ofrecidas “en venta”, cual frustrante ironía mordaz y cruel; para que, con fondos del presupuesto nacional, es decir, de todos los colombianos y colombianas, les sean compradas y pagadas y así retribuidas, en aplicación de una caricatura de reforma agraria; que en la práctica deja, cual letra muerta, el mandato constitucional de procedencia de la expropiación.

Valga destacar que a los operarios de la justicia agraria les impone la aplicación de la concepción pro campesinado y sea la construcción jurisprudencial, la que satisfaga la sed de justicia social contra el oprobio de la institucionalización de la barbarie narco paramilitar en el campo colombiano.

Los orígenes de la transformación china iniciada en 1978 fueron rurales

Miguel Sobrado

A contrapelo de lo que se afirma en la prensa occidental, que las transformaciones en la economía china se iniciaron por la inversión extranjera en zonas especiales, existió un origen interno que condujo a una profunda reforma agraria que cambió la dinámica económica de ese gigantesco país y abrió las puertas a una economía de mercado socialista.

Esta transformación agraria se inició en Xiogang, un “pueblo enormemente atrasado aislado y empobrecido”. La noche del 24 de noviembre de 1978 un grupo de 21 agricultores demacrados, denominados pieles-amarillas, se habían reunido en secreto, vestían ropas harapientas, pero mostraban una actitud digna y juraron que preferirían ir a la cárcel o ser ejecutados antes de seguir con el sistema imperante que hacía al pueblo dependiente de los subsidios oficiales que ofrecían granos para comer, préstamos y ayuda financiera. Acordaron dividir los campos de cultivo en función de cada casa y cultivar los terrenos por su propia cuenta. Crearon el sistema de “da-bao-gang” o gran olla común, por el cual algunos pagos se hacían en grano y otros en metálico. “Al año siguiente Xiaopang producía una cosecha récord y por primera vez entregaba grano público para el gobierno y saldaba parte de la deuda”. Viendo los resultados, las autoridades que buscaban alternativas de cambio promovieron el modelo en toda la provincia, esto, después de un primer momento de indecisión y aprovechando el clima de cambio nacional promovido por Deng Xiao Ping. Fue bautizado como “sistema de responsabilidad contractual personal”. Analizando la experiencia descubrimos que el pueblo es el que provoca los cambios más relevantes. Los políticos vieron que su misión era entender cómo “dejarse llevar por la corriente” y mejorar el resultado final. Solo les faltaba entender cómo encauzar la creatividad de la gente tratando de seguir el camino del desarrollo.

Pienso que esta experiencia, que condujo a una nueva reforma agraria en China, dinamizó la economía de todo el país, empezando por abastecer de comida a la población, lo que la convierte en la base de las transformaciones y modernización de la economía. Recordemos que entonces China era un país rural y la activación de la producción agropecuaria involucró a millones de personas, impulsó la producción de maquinaria por parte de la industria y estimuló los servicios de apoyo y transporte. Lo más importante, sin embargo, fue que al adoptar el gobierno una vía de desarrollo que respondía a la visión popular, desencadenó una dinámica social, una especie de “espíritu de combate” que contagió de esperanzas a toda la sociedad. Sobre esta ola de reactivación económica, dinámica social y políticas públicas para crear zonas económicas integrales, que incluían la capacitación de la mano de obra, la inversión extranjera pudo encontrar condiciones óptimas que estimularon los encadenamientos con la economía local.

Cuba, que no es China, aunque sigue siendo rural, conoce la experiencia de ese gran país que ha batido los récord mundiales de desarrollo sacando a más 800 millones de personas de la pobreza. En este sentido, debe considerar en este momento que las sanciones externas han extremado las dificultades, escuchar las experiencias y voces de sus campesinos y técnicos de vanguardia y tomar las medidas para flexibilizar y estimular la comercialización campesina. Es preciso tener presente el inmenso peso del campesinado en el agro cubano y las experiencias avanzadas en agroecología y desarrollo regenerativo con tecnología local, que estimulan el arraigo de la población al campo. Por otra parte, las empresas agrícolas estatales deficitarias, integradas por obreros agrícolas, podrían transformarse en empresas cooperativas, eso sí con autonomía real, como Hondupalma en Honduras o Coopesilencio en Costa Rica, para incrementar la producción nacional con desarrollo humano.

¿Por qué América va tan rezagada?

Miguel Sobrado

América ha sido un continente poblado inicialmente por los amerindios, que fueron conquistados posteriormente por gente de todo el planeta, especialmente de Europa. La colonización posterior se realizó sobre la base de la servidumbre, la esclavitud e incluso en algunos casos, con el exterminio de la población originaria.

El racismo abierto o subyacente, cimentó las relaciones de dominación, tanto en relación con los indígenas a quienes se sometió en Iberoamérica a la servidumbre a través de las llamadas “Encomiendas”, como de la esclavitud a que se sometió a la población traída de África.

La gran riqueza americana y la base del capitalismo mundial se generaron en este proceso que André de Melo E Castro, Conde de Galveias y Virrey de Brasil definía en 1739: “Sin negros, no puede haber oro, azúcar ni tabaco”.

Hay que recordar que las repúblicas latinoamericanas fueron producto de la sublevación de los criollos descendientes de los conquistadores, cuando se vieron relegados a un segundo plano por los privilegios que la Corona española les daba a los peninsulares, en la gestión y acceso a las riquezas. Los fundadores de estas nuevas repúblicas se habían convertido en dueños de las tierras, de las minas y otros medios de riqueza. No incluían, más que formalmente, a los indígenas y a los esclavos que no tenían peso económico.

Las nacientes repúblicas nacieron “con los dados cargados”. Los criollos ocuparon todo el espectro de poder, frente a las grandes mayorías étnicas incluidas solo como carne de cañón en los combates por la independencia y las múltiples guerras civiles.

Este desequilibrio de pesos e influencias sociales es el que ha pesado en las relaciones de poder en nuestra América y ES UN PROBLEMA SISTÉMICO, QUE NO SE ARREGLÓ NI CON LAS INDEPENDENCIAS NI CON LOS LLAMADOS PROCESOS DE REFORMA AGRARIA.

Los indígenas, los afrodescendientes y los pobres en general, sin facilidades de acceso a la propiedad y a una educación de calidad vieron disminuidas sus posibilidades a los trabajos manuales de menor remuneración. Por otra parte, las elites acostumbradas a vivir de la renta y de las relaciones de poder clientelistas, orientaron sus ingresos hacia el consumo y el comercio. La innovación no encontró un clima favorable, ni estímulos en las políticas públicas, los empresarios creativos no siempre pudieron alcanzar sus metas.

El menosprecio latente del potencial de los nativos y afrodescendientes restringió la inversión en capital humano y esto no fue problema mientras la demanda de trabajo físico era determinante. Al reducirse esta, producto del desarrollo tecnológico, se resquebrajó la estabilidad del tejido social. Carentes de oportunidades los excluidos engrosaron las filas de la marginalidad, la delincuencia y el narcotráfico.

En otros contextos

Las experiencias de reforma agraria después de la II guerra mundial, en Japón, Corea y Taiwán impulsadas por los Estados Unidos en parte por la urgencia política de entonces, pero fundamentalmente para estimular el desarrollo de los mercados internos que estaban cautivos por las estructuras agrarias latifundistas. Estas reformas, apoderaron con medios de producción a amplios sectores campesinos y contribuyeron a generar una clase media que incidiría posteriormente en las transformaciones políticas de esos países.

Otra suerte corrió la reforma agraria impulsada con fondos del Programa Alianza para el Progreso, para contrarrestar la Revolución cubana. Los fondos de este multimillonario programa administrados por los estados latinoamericanos se utilizaron en muchos casos para “colonización”. Esta resulto ser la compra de fincas alejadas a buen precio de los políticos, para realizar asentamientos de campesinos en las remotidades sin vías de comunicación ni servicios básicos.

Contrasta en ambos casos cómo la decisión política de hacer una reforma agraria, hecha desde el poder de militar de la ocupación, funcionó en Asia apoderando a los beneficiarios, pero no así en América Latina, donde la resistencia de las estructuras de poder la transformó en una forma más de hacer negocio para la elite.

En la actualidad, este rezago se MANTIENE Y SE SUSTENTA en el desigual acceso a los medios de producción, acaparados, en gran medida, por los colonizadores y en las limitantes de acceso educativo y de formación profesional de las cuales dependen sus ingresos.

Esto no se puede cambiar solo luchando contra la corrupción, requiere transformaciones en las políticas públicas de inversión, fortaleciéndolas y haciéndolas inclusivas para toda la población, especialmente de oportunidades educativas, de capacitación organizacional y de acceso a la propiedad que generen el capital humano y social del cambio sistémico.

Mujeres en lucha por la Soberanía Alimentaria, contra la violencia y el agronegocio

Mujeres en lucha por la Soberanía Alimentaria, contra la violencia y el agronegocio

(Harare 8 de Marzo de 2015) Hoy en el Día Internacional de las Mujeres – 8 de marzo – La Via Campesina llama a articular acciones que permitan visibilizar el rol fundamental que tienen las mujeres campesinas para garantizar la Soberanía Alimentaria no solo para enfrentar la crisis alimentaria, sino como un principio ético de vida que tiene como base la justicia social y la igualdad. En esta jornada de lucha denunciamos la violencia ejercida, específicamente en las mujeres, pues el modelo del agronegocio y el capital en el campo han agudizado las desigualdades sociales y de género. Es así que las mujeres luchamos contra el patriarcado que se manifiesta en todas las esferas de la vida, la familia, organizaciones, comunidades, de género y sexualidad, condenamos también el feminicidio que causa millones de asesinatos de niñas y mujeres en todo el mundo y nos solidarizamos con todas las personas que sufren discriminación y violencia por causa de su identidad de género y/o sexual.

El papel de la mujer en La Vía Campesina forma parte de lo que hace que este movimiento sea único tanto en la historia de los movimientos campesinos como entre otros movimientos sociales y organizaciones internacionales.

Para Nettie Wiebe, de la Vía Campesina Norteamérica “el trabajo, las perspectivas, el análisis, la energía, el liderazgo y la presencia de las mujeres en La Vía Campesina han transformado y reforzado nuestro movimiento”. El modelo de la agricultura campesina asumido por La Vía Campesina Internacional no solo incluye a las mujeres, sino que reivindica sus derechos y les permite ser campesinas en igualdad.

En el actual contexto el acaparamiento, el despojo y la explotación por parte de las transnacionales aumenta con el modelo extensionista del agronegocio, así como se incrementa la vulnerabilidad de las mujeres campesinas e indígenas expulsadas a diariamente de sus  tierras.

En ese sentido, La Vía Campesina afirma la necesidad de una Convención Internacional sobre los Derechos de Campesinas y Campesinos, pues los mecanismos y convenciones internacionales han resultado limitados, en lo que respecta a la protección de los derechos de las campesinas y de las consecuencias de las políticas neoliberales.

En esta jornada de 8 de Marzo las mujeres y hombres de La Vía Campesina defendemos una reforma agraria integral, los bienes naturales como la tierra, el agua, los territorios que en su conjunto garantizan la soberanía alimentaria mediante una producción agroecológica, que revalora la agricultura campesina, por cual denunciamos ampliamente la destrucción y depredación por la aplicación del monocultivo, el uso indiscriminado de agrotóxicos y por los daños que causan las transnacionales en nuestros territorios. Mayor rentabilidad y productividad en el campo significa menos condiciones dignas de vida para millones de campesinas y campesinos, el mercado no puede seguir dictando las políticas agrícolas y atentando contra la salud del pueblo y de la naturaleza.

Este 8 de marzo seguiremos Globalizando la lucha y la esperanza por un mundo más justo e igualitario para todas y todos, nos solidarizamos con Máxima Acuña, la campesina e indígena peruana que lucha y resiste a una transnacional minera, nos inspiramos en su fortaleza y dignidad para decir: Basta al sistema capitalista y patriarcal.

 

Enviado a SURCOS Digital por Graciela Blanco.

Fuente original La Vía Campesina.

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Francisco: Los movimientos populares expresan la necesidad urgente de revitalizar nuestras democracias

Francisco - Los movimientos populares

Los movimientos populares expresan la necesidad urgente de revitalizar nuestras democracias, tantas veces secuestradas por innumerables factores. Es imposible imaginar un futuro para la sociedad sin la participación protagónica de las grandes mayorías y ese protagonismo excede los procedimientos lógicos de la democracia formal.

Buenos días de nuevo, estoy contento de estar entre ustedes, además les digo una confidencia, es la primera vez que bajo acá́, nunca había venido. Como les decía, tengo mucha alegría y les doy una calurosa bienvenida.

Gracias por haber aceptado esta invitación para debatir tantos graves problemas sociales que aquejan al mundo hoy, ustedes que sufren en carne propia la desigualdad y la exclusión. Gracias al Cardenal Turkson por su acogida. Gracias, Eminencia por su trabajo y sus palabras.

Este encuentro de Movimientos Populares es un signo, es un gran signo: vinieron a poner en presencia de Dios, de la Iglesia, de los pueblos, una realidad muchas veces silenciada. ¡Los pobres no solo padecen la injusticia sino que también luchan contra ella!

No se contentan con promesas ilusorias, excusas o coartadas. Tampoco están esperando de brazos cruzados la ayuda de ONGs, planes asistenciales o soluciones que nunca llegan o, si llegan, llegan de tal manera que van en una dirección o de anestesiar o de domesticar. Esto es medio peligroso. Ustedes sienten que los pobres ya no esperan y quieren ser protagonistas, se organizan, estudian, trabajan, reclaman y, sobre todo, practican esa solidaridad tan especial que existe entre los que sufren, entre los pobres, y que nuestra civilización parece haber olvidado, o al menos tiene muchas ganas de olvidar.

Solidaridad es una palabra que no cae bien siempre, yo diría que algunas veces la hemos transformado en una mala palabra, no se puede decir; pero es una palabra mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos. Es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra y la vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. Es enfrentar los destructores efectos del Imperio del dinero: los desplazamientos forzados, las emigraciones dolorosas, la trata de personas, la droga, la guerra, la violencia y todas esas realidades que muchos de ustedes sufren y que todos estamos llamados a transformar. La solidaridad, entendida, en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia y eso es lo que hacen los movimientos populares.

Este encuentro nuestro no responde a una ideología. Ustedes no trabajan con ideas, trabajan con realidades como las que mencioné y muchas otras que me han contado… tienen los pies en el barro y las manos en la carne. ¡Tienen olor a barrio, a pueblo, a lucha! Queremos que se escuche su voz que, en general, se escucha poco. Tal vez porque molesta, tal vez porque su grito incomoda, tal vez porque se tiene miedo al cambio que ustedes reclaman, pero sin su presencia, sin ir realmente a las periferias, las buenas propuestas y proyectos que a menudo escuchamos en las conferencias internacionales se quedan en el reino de la idea, es mi proyecto.

No se puede abordar el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que únicamente tranquilicen y conviertan a los pobres en seres domesticados e inofensivos. Qué triste ver cuando detrás de supuestas obras altruistas, se reduce al otro a la pasividad, se lo niega o peor, se esconden negocios y ambiciones personales: Jesús les diría hipócritas. Qué lindo es en cambio cuando vemos en movimiento a Pueblos, sobre todo, a sus miembros más pobres y a los jóvenes. Entonces sí se siente el viento de promesa que aviva la ilusión de un mundo mejor. Que ese viento se transforme en vendaval de esperanza. Ese es mi deseo.

Este encuentro nuestro responde a un anhelo muy concreto, algo que cualquier padre, cualquier madre quiere para sus hijos; un anhelo que debería estar al alcance de todos, pero hoy vemos con tristeza cada vez más lejos de la mayoría: tierra, techo y trabajo. Es extraño pero si hablo de esto para algunos resulta que el Papa es comunista.

No se entiende que el amor a los pobres está al centro del Evangelio. Tierra, techo y trabajo, eso por lo que ustedes luchan, son derechos sagrados. Reclamar esto no es nada raro, es la doctrina social de la Iglesia. Voy a detenerme un poco en cada uno de éstos porque ustedes los han elegido como consigna para este encuentro.

Tierra. Al inicio de la creación, Dios creó́ al hombre, custodio de su obra, encargándole de que la cultivara y la protegiera. Veo que aquí́ hay decenas de campesinos y campesinas, y quiero felicitarlos por custodiar la tierra, por cultivarla y por hacerlo en comunidad. Me preocupa la erradicación de tantos hermanos campesinos que sufren el desarraigo, y no por guerras o desastres naturales. El acaparamiento de tierras, la desforestación, la apropiación del agua, los agrotóxicos inadecuados, son algunos de los males que arrancan al hombre de su tierra natal. Esta dolorosa separación, que no es solo física, sino existencial y espiritual, porque hay una relación con la tierra que está poniendo a la comunidad rural y su peculiar modo de vida en notoria decadencia y hasta en riesgo de extinción.

La otra dimensión del proceso ya global es el hambre. Cuando la especulación financiera condiciona el precio de los alimentos tratándolos como a cualquier mercancía, millones de personas sufren y mueren de hambre. Por otra parte se desechan toneladas de alimentos. Esto constituye un verdadero escándalo. El hambre es criminal, la alimentación es un derecho inalienable. Sé que algunos de ustedes reclaman una reforma agraria para solucionar alguno de estos problemas, y déjenme decirles que en ciertos países, y acá́ cito el Compendio de la Doctrina Social de la IGLESIA, “la reforma agraria es además de una necesidad política, una obligación moral” (CDSI, 300).

No lo digo solo yo, está en el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. Por favor, sigan con la lucha por la dignidad de la familia rural, por el agua, por la vida y para que todos puedan beneficiarse de los frutos de la tierra.

Segundo, Techo. Lo dije y lo repito: una casa para cada familia. Nunca hay que olvidarse que Jesús nació́ en un establo porque en el hospedaje no había lugar, que su familia tuvo que abandonar su hogar y escapar a Egipto, perseguida por Herodes. Hoy hay tantas familias sin vivienda, o bien porque nunca la han tenido o bien porque la han perdido por diferentes motivos. Familia y vivienda van de la mano. Pero, además, un techo, para que sea hogar, tiene una dimensión comunitaria: y es el barrio… y es precisamente en el barrio donde se empieza a construir esa gran familia de la humanidad, desde lo más inmediato, desde la convivencia con los vecinos. Hoy vivimos en inmensas ciudades que se muestran modernas, orgullosas y hasta vanidosas. Ciudades que ofrecen innumerables placeres y bienestar para una minoría feliz… pero se le niega el techo a miles de vecinos y hermanos nuestros, incluso niños, y se los llama, elegantemente, “personas en situación de calle”. Es curioso como en el mundo de las injusticias, abundan los eufemismos. No se dicen las palabras con la contundencia y la realidad se busca en el eufemismo. Una persona, una persona segregada, una persona apartada, una persona que está sufriendo la miseria, el hambre, es una persona en situación de calle: palabra elegante ¿no? Ustedes busquen siempre, por ahí́ me equivoco en alguno, pero en general, detrás de un eufemismo hay un delito.

Vivimos en ciudades que construyen torres, centros comerciales, hacen negocios inmobiliarios… pero abandonan a una parte de sí en las márgenes, las periferias. ¡Cuánto duele escuchar que a los asentamientos pobres se los margina o, peor, se los quiere erradicar! Son crueles las imágenes de los desalojos forzosos, de las topadoras derribando casillas, imágenes tan parecidas a las de la guerra. Y esto se ve hoy

Ustedes saben que en las barriadas populares donde muchos de ustedes viven subsisten valores ya olvidados en los centros enriquecidos. Los asentamientos están bendecidos con una rica cultura popular: allí́ el espacio público no es un mero lugar de tránsito sino una extensión del propio hogar, un lugar donde generar vínculos con los vecinos. Qué hermosas son las ciudades que superan la desconfianza enfermiza e integran a los diferentes y que hacen de esa integración un nuevo factor de desarrollo. Qué lindas son las ciudades que, aun en su diseño arquitectónico, están llenas de espacios que conectan, relacionan, favorecen el reconocimiento del otro. Por eso, ni erradicación ni marginación: Hay que seguir en la línea de la integración urbana. Esta palabra debe desplazar totalmente a la palabra erradicación, desde ya, pero también esos proyectos que pretender barnizar los barrios pobres, aprolijar las periferias y maquillar las heridas sociales en vez de curarlas promoviendo una integración auténtica y respetuosa. Es una especie de arquitectura de maquillaje ¿no? Y va por ese lado. Sigamos trabajando para que todas las familias tangan una vivienda y para que todos los barrios tengan una infraestructura adecuada (cloacas, luz, gas, asfalto, y sigo: escuelas, hospitales o salas de primeros auxilios, club deportivo y todas las cosas que crean vínculos y que unen, acceso a la salud –lo dije–y a la educación y a la seguridad en la tenencia.

Tercero, Trabajo. No existe peor pobreza material – me urge subrayarlo-, no existe peor pobreza material, que la que no permite ganarse el pan y priva de la dignidad del trabajo. El desempleo juvenil, la informalidad y la falta de derechos laborales no son inevitables, son resultado de una previa opción social, de un sistema económico que pone los beneficios por encima del hombre, si el beneficio es económico, sobre la humanidad o sobre el hombre, son efectos de una cultura del descarte que considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar.

Hoy, al fenómeno de la explotación y de la opresión se le suma una nueva dimensión, un matiz gráfico y duro de la injusticia social; los que no se pueden integrar, los excluidos son desechos, “sobrantes”. Esta es la cultura del descarte y sobre esto quisiera ampliar algo que no tengo escrito pero se me ocurre recordarlo ahora. Esto sucede cuando al centro de un sistema económico está el dios dinero y no el hombre, la persona humana. Sí, al centro de todo sistema social o económico tiene que estar la persona, imagen de Dios, creada para que fuera el denominador del universo. Cuando la persona es desplazada y viene el dios dinero sucede esta trastocación de valores.

Y, para graficar, recuerdo una enseñanza de alrededor del año 1200. Un rabino judío explicaba a sus feligreses la historia de la torre de babel y entonces contaba cómo, para construir esta torre de babel, había que hacer mucho esfuerzo había que fabricar los ladrillos, para fabricar los ladrillos había que hacer el barro y traer la paja, y amasar el barro con la paja, después cortarlo en cuadrado, después hacerlo secar, después cocinarlo, y cuando ya estaban cocidos y fríos, subirlos para ir construyendo la torre.

Si se caía un ladrillo, era muy caro el ladrillo con todo este trabajo, si se caía un ladrillo era casi una tragedia nacional. Al que lo dejaba caer lo castigaban o lo suspendían o no sé lo que le hacían, y si caía un obrero no pasaba nada. Esto es cuando la persona está al servicio del dios dinero y esto lo contaba un rabino judío en el año 1200 explicaba estas cosas horribles.

Y respecto al descarte también tenemos que ser un poco atentos a lo que sucede en nuestra sociedad. Estoy repitiendo cosas que he dicho y que están en la Evangelii Gaudium. Hoy día, se descartan los chicos porque el nivel de natalidad en muchos países de la tierra ha disminuido o se descartan los chicos por no tener alimentación o porque se les mata antes de nacer, descarte de niños.

Se descartan los ancianos, porque, bueno, no sirven, no producen, ni chicos ni ancianos producen, entonces con sistemas más o menos sofisticados se les va abandonando lentamente, y ahora, como es necesario en esta crisis recuperar un cierto equilibrio, estamos asistiendo a un tercer descarte muy doloroso, el descarte de los jóvenes. Millones de jóvenes, yo no quiero decir la cifra porque no la sé exactamente y la que leí́ me parece un poco exagerada, pero millones de jóvenes descartados del trabajo, desocupados.

En los países de Europa, y estas si son estadísticas muy claras, acá́ en Italia, pasó un poquitito del 40% de jóvenes desocupados; ya saben lo que significa 40% de jóvenes, toda una generación, anular a toda una generación para mantener el equilibrio. En otro país de Europa está pasando el 50% y en ese mismo país del 50% en el sur el 60%, son cifras claras, óseas del descarte. Descarte de niños, descarte de ancianos, que no producen, y tenemos que sacrificar una generación de jóvenes, descarte de jóvenes, para poder mantener y reequilibrar un sistema en el cual en el centro está el dios dinero y no la persona humana.

Pese a esto, a esta cultura del descarte, a esta cultura de los sobrantes, tantos de ustedes, trabajadores excluidos, sobrantes para este sistema, fueron inventando su propio trabajo con todo aquello que parecía no poder dar más de sí mismo… pero ustedes, con su artesanalidad, que les dio Dios… con su búsqueda, con su solidaridad, con su trabajo comunitario, con su economía popular, lo han logrado y lo están logrando…. Y déjenme decírselo, eso además de trabajo, es poesía. Gracias.

Desde ya, todo trabajador, esté o no esté en el sistema formal del trabajo asalariado, tiene derecho a una remuneración digna, a la seguridad social y a una cobertura jubilatoria. Aquí́ hay cartoneros, recicladores, vendedores ambulantes, costureros, artesanos, pescadores, campesinos, constructores, mineros, obreros de empresas recuperadas, todo tipo de cooperativistas y trabajadores de oficios populares que están excluidos de los derechos laborales, que se les niega la posibilidad de sindicalizarse, que no tienen un ingreso adecuado y estable. Hoy quiero unir mi voz a la suya y acompañarlos en su lucha.

En este Encuentro, también han hablado de la Paz y de Ecología. Es lógico: no puede haber tierra, no puede haber techo, no puede haber trabajo si no tenemos paz y si destruimos el planeta. Son temas tan importantes que los Pueblos y sus organizaciones de base no pueden dejar de debatir. No pueden quedar solo en manos de los dirigentes políticos. Todos los pueblos de la tierra, todos los hombres y mujeres de buena voluntad, tenemos que alzar la voz en defensa de estos dos preciosos dones: la paz y la naturaleza. La hermana madre tierra como la llamaba San Francisco de Asís.

Hace poco dije, y lo repito, que estamos viviendo la tercera guerra mundial pero en cuotas. Hay sistemas económicos que para sobrevivir deben hacer la guerra. Entonces se fabrican y se venden armas y, con eso los balances de las economías que sacrifican al hombre a los pies del ídolo del dinero, obviamente quedan saneadas. Y no se piensa en los niños hambrientos en los campos de refugiados, no se piensa en los desplazamientos forzosos, no se piensa en las viviendas destruidas, no se piensa, desde ya, en tantas vidas segadas. Cuánto sufrimiento, cuánta destrucción, cuánto dolor. Hoy, queridos hermanas y hermanos, se levanta en todas las partes de la tierra, en todos los pueblos, en cada corazón y en los movimientos populares, el grito de la paz: ¡Nunca más la guerra!

Un sistema económico centrado en el dios dinero necesita también saquear la naturaleza, saquear la naturaleza, para sostener el ritmo frenético de consumo que le es inherente. El cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, la desforestación ya están mostrando sus efectos devastadores en los grandes cataclismos que vemos, y los que más sufren son ustedes, los humildes, los que viven cerca de las costas en viviendas precarias o que son tan vulnerables económicamente que frente a un desastre natural lo pierden todo. Hermanos y hermanas: la creación no es una propiedad, de la cual podemos disponer a nuestro gusto; ni mucho menos, es una propiedad solo de algunos, de pocos: la creación es un don, es un regalo, un don maravilloso que Dios no ha dado para que cuidemos de él y lo utilicemos en beneficio de todos, siempre con respeto y gratitud. Ustedes quizá sepan que estoy preparando una encíclica sobre Ecología: tengan la seguridad que sus preocupaciones estarán presentes en ella. Les agradezco, aprovecho para agradecerles, la carta que me hicieron llegar los integrantes de la Vía Campesina, la Federación de Cartoneros y tantos otros hermanos al respecto.

Hablamos de la tierra, de trabajo, de techo… hablamos de trabajar por la paz y cuidar la naturaleza… Pero ¿por qué́ en vez de eso nos acostumbramos a ver como se destruye el trabajo digno, se desahucia a tantas familias, se expulsa a los campesinos, se hace la guerra y se abusa de la naturaleza? Porque en este sistema se ha sacado al hombre, a la persona humana, del centro y se lo ha reemplazado por otra cosa. Porque se rinde un culto idolátrico al dinero. Porque se ha globalizado la indiferencia!, se ha globalizado la indiferencia: a mí¿qué me importa lo que les pasa a otros mientras yo defienda lo mío? Porque el mundo se ha olvidado de Dios, que es Padre; se ha vuelto huérfano porque dejó a Dios de lado.

Algunos de ustedes expresaron: Este sistema ya no se aguanta. Tenemos que cambiarlo, tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos. Hay que hacerlo con coraje, pero también con inteligencia. Con tenacidad, pero sin fanatismo. Con pasión, pero sin violencia. Y entre todos, enfrentando los conflictos sin quedar atrapados en ellos, buscando siempre resolver las tensiones para alcanzar un plano superior de unidad, de paz y de justicia. Los cristianos tenemos algo muy lindo, una guía de acción, un programa, podríamos decir, revolucionario. Les recomiendo vivamente que lo lean, que lean las bienaventuranzas que están en el capítulo 5 de San Mateo y 6 de San Lucas,(cfr. Mt 5, 3 y Lc 6, 20) y que lean el pasaje de Mateo 25. Se los dije a los jóvenes en Río de Janeiro, con esas dos cosas tiene el programa de acción.

Sé que entre ustedes hay personas de distintas religiones, oficios, ideas, culturas, países, continentes. Hoy están practicando aquí́ la cultura del encuentro, tan distinta a la xenofobia, la discriminación y la intolerancia que tantas veces vemos. Entre los excluidos se da ese encuentro de culturas donde el conjunto no anula la particularidad, el conjunto no anula la particularidad. Por eso a mí me gusta la imagen del poliedro, una figura geométrica con muchas caras distintas. El poliedro refleja la confluencia de todas las parcialidades que en él conservan la originalidad. Nada se disuelve, nada se destruye, nada se domina, todo se integra, todo se integra. Hoy también están buscando esa síntesis entre lo local y lo global. Sé que trabajan día tras día en lo cercano, en lo concreto, en su territorio, su barrio, su lugar de trabajo: los invito también a continuar buscando esa perspectiva más amplia, que nuestros sueños vuelen alto y abarquen el todo.

De ahí que me parece importante esa propuesta que algunos me han compartido de que estos movimientos, estas experiencias de solidaridad que crecen desde abajo, desde el subsuelo del planeta, confluyan, estén más coordinadas, se vayan encontrando, como lo han hecho ustedes en estos días. Atención, nunca es bueno encorsetar el movimiento en estructuras rígidas, por eso dije encontrarse, mucho menos es bueno intentar absorberlo, dirigirlo o dominarlo; movimientos libres tiene su dinámica propia, pero sí, debemos intentar caminar juntos. Estamos en este salón, que es el salón del Sínodo viejo, ahora hay uno nuevo, y sínodo quiere decir precisamente “caminar juntos”: que éste sea un símbolo del proceso que ustedes han iniciado y que están llevando adelante.

Los movimientos populares expresan la necesidad urgente de revitalizar nuestras democracias, tantas veces secuestradas por innumerables factores. Es imposible imaginar un futuro para la sociedad sin la participación protagónica de las grandes mayorías y ese protagonismo excede los procedimientos lógicos de la democracia formal. La perspectiva de un mundo de paz y justicia duraderas nos reclama superar el asistencialismo paternalista, nos exige crear nuevas formas de participación que incluya a los movimientos populares y anime las estructuras de gobierno locales, nacionales e internacionales con ese torrente de energía moral que surge de la incorporación de los excluidos en la construcción del destino común. Y esto con ánimo constructivo, sin resentimiento, con amor.

Yo los acompaño de corazón en ese camino. Digamos juntos desde el corazón: Ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ninguna persona sin la dignidad que da el trabajo.

Queridos hermanas y hermanos: sigan con su lucha, nos hacen bien a todos. Es como una bendición de humanidad. Les dejo de recuerdo, de regalo y con mi bendición, unos rosarios que fabricaron artesanos, cartoneros y trabajadores de la economía popular de América Latina.

Y en este acompañamiento rezo por ustedes, rezo con ustedes y quiero pedirle a nuestro Padre Dios que los acompañe y los bendiga, que los colme de su amor y los acompañe en el camino dándoles abundantemente esa fuerza que nos mantiene en pie: esa fuerza es la esperanza, la esperanza que no defrauda, gracias.

 

Francisco

http://www.redescristianas.net/2014/10/30/discurso-del-papa-francisco-a-los-participantes-en-el-encuentro-mundial-de-movimientos-populares-aula-vieja-del-sinodo-28-de-octubre-de-2014/

 

Información compartida con SURCOS Digital por Isabel Ducca Durán.

Isabel hace un llamado a quienes siguen el catolicismo para que analicen el importante mensaje de “un Papa que retoma el sentido de justicia del Nuevo Testamento”.

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Derechos Humanos y Soberanía

Por

Arnoldo Mora

Arnoldo Mora
Arnoldo Mora

 

Marginándome deliberadamente del tema del momento, cual es el anuncio del Presidente de dar un informe de los 100 días que ha pasado en Zapote, me referiré hoy a la desgarradora situación que vive nuestra región en torno a un tema que concierne al respeto de los derechos humanos y humanitarios y a las normas fundamentales que rigen el derecho internacional, como razón de ser del ejercicio ética y jurídicamente legítimo del poder político. Si echamos una mirada a lo que está pasando sobre estos aspectos, constatamos con estupor que hoy se sigue masacrando a la población más indefensa como hace ya más de 30 años en que se firmaron los acuerdos de Esquipulas. Con estos, se pensó que la paz había llegado a nuestra región, ensangrentada entonces con el último conflicto militar de la Guerra Fría. Por desgracia no ha sido así. Y como muestra, veamos casos concretos. Hoy Honduras y Guatemala son los países más violentos del mundo sin haber un estado de guerra declarado. Esos países son, no por casualidad,  los más pobres del Continente después de Haití. Por eso miles y miles de niños y adolescentes de uno y otro sexo son enviados, a la buena de Dios, a cruzar la frontera Sur de Los Estados Unidos. Pero solo encuentran abandono y muerte cayendo frecuentemente en manos de bandas dedicadas al tráfico de personas, armas o drogas, o simplemente se les deporta como delincuentes lejos de sus familias. El Imperio cierra sus fronteras, levanta muros, mientras el gobernador de Texas solo atina a militarizar la región. Porque la causa de esa desgarradora situación está en las políticas impuestas por gobiernos supuestamente “democráticos”.

¿Qué hacer frente a esa desoladora situación? Lo peor es no hacer nada. Por eso propongo que, por la mediación de Naciones Unidas se organice una especie de Plan Marshall en que se impulse la economía regional y se proponga una reforma agraria que pare el éxodo rural, origen de la migración forzada de trabajadores. Los tratados de libre comercio, firmados tan profusamente, deben ser repensados en función de las necesidades de nuestros empobrecidos pueblos y no solo priorizando los intereses mercantiles, o concebidos con la lógica de la geopolítica o, peor aún, poniendo a pueblos hermanos a pelear. Solo respetando la soberanía y fomentando los lazos de amistad entre nuestros pueblos y gobiernos lograremos construir una paz real.

Por su parte, nuestro gobierno debe hacer respetar su soberanía y cumplir las normas del derecho internacional cortando de plano todo intento de usar el suelo patrio para desestabilizar gobiernos con los cuales tenemos relaciones diplomáticas normales. La agencia de noticias AP dio a conocer que organismos del gobierno de Estados Unidos usaban nuestro territorio para enviar grupos de varios países, a subvertir el orden en Cuba. Esperamos que esta infamia no se repita. Todo lo contrario, nuestra política doméstica e internacional, debe guiarse tan solo por el respeto a los derechos humanos, los principios del derecho internacional y la promoción de la justicia social como fundamento de una paz duradera en la región.

 

Enviado a SURCOS Digital por el autor.

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Las Causas y Consecuencias de la Corrupción en el Agro

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14 de agosto de 2014

Por Marlin Oscar Ávila

 

Antecedentes

Las causales de fondo sobre la desaparición de la Reforma Agraria están en el sistema económico, político y social imperante desde finales de los 80s en Honduras y antes en otros países del Continente Americano.

Desde que Mrs. Margaret Thatcher en la Unión Británica y Mr. Ronald Reagan, en EUA dieron un giro a las políticas de Estado, a finales de la década de los 70s, pasando del modelo de Estado de bienestar como factor de crecimiento, al modelo del nuevo liberalismo afirmando que el factor de libre mercado es quien produce desarrollo, bajo los argumentos teóricos dados desde inicios de los 30s en el siglo XX por los europeos F. A. Hayek, Lugwin Von Mises y Karl Popper, además de Milton Friedman, en EUA, la praxis política ha transformado al mundo completo. Antes, la aplicación del liberalismo clásico se basó en las teorías de John Locke (1632-1704), en Montesquieu (1689-1755), David Hume (1711-1790), Adam Smith (1723-1790) y otros teóricos que impulsaron gobiernos liberales hasta llegada la crisis de la década de 1930.

Al hacer un esfuerzo para recuperar las economías en crisis a inicios del siglo XX, dieron un giro hacia las políticas basadas en una mayor intervención de los Estados en la economía y solución a problemas sociales con la creación de empleo e ingreso para un número mayor de población, así como ampliar la captación de recursos que permitieran mejorar los servicios públicos. Cuando el Estado invierte en servicios y empresas, estimula también la inversión privada y fortalece la capacidad de la ciudadanía para mejor productividad, se argumentaba. En ese período se da la Primera Guerra Mundial (para redistribuirse las colonias y consolidar los imperios) y la Segunda Guerra Mundial (para definir el eje mundial del poder globalizante).

Desde esas dos guerras (1918-1945) hasta 1967 (21 años) hubo un crecimiento económico sostenido. A partir de 1969 hasta el 71 se redujo el crecimiento, aumentando la inflación y poniendo en mayores dificultades a los países dependientes de Europa y EUA. Los organismos internacionales de desarrollo reaccionaron con propuestas populistas en respuesta a las movilizaciones sociales de América Latina, en las que se exigían cambios en las políticas públicas teniendo como referente la revolución cubana. La reforma agraria fue la más significativa apuesta en los países donde había un aplastante dominio de sectores tradicionales conservadores y terratenientes que no se abrían a los impulsos de la industrialización y las finanzas modernas. La resistencia a los cambios exigidos desde Europa y Estados Unidos de Norte América (EUA), quienes temían la penetración del socialismo en su “patio trasero”, mantuvo importantes momentos de inestabilidad política en América Latina. Se establecieron las dictaduras militares apoyadas por el Pentágono, promoviendo un cierto modernismo militar para crear, aunque fuese a punta de fusil, caminos que permitieran estados de industrialización. Esto incluyó, programas de Reforma Agraria que distribuyera las grandes extensiones de tierra en poder de terratenientes tradicionales y ortodoxos en su visión post colonialista.

En las postrimerías de la década de los setentas, y ante la necesidad de consolidar el poder económico político mundial en un sistema globalizante, donde las grandes corporaciones pudieran aumentar las utilidades generadas por la explotación sin límites de los recursos naturales del mundo, se dio una vuelta de 180 grados hacia el modelo de desarrollo liberacionista, monetarista y de amplias libertades a la iniciativa privada, con la menor intervención posible del Estado. Es decir, el modelo de libre mercado, de privatización y del mayor relajamiento posible de las leyes ante las organizaciones de los trabajadores sindicalizados y el trabajo mismo. Solamente hubo que adecuarse al nuevo contexto internacional según los cánones de teóricos como Milton Friedman y sus tristemente célebres Chicago’s Boys.

Con la derrota política a la Unión Soviética y la caída del Muro de Berlín, la guerra fría se suavizó y los programas populistas en función de bloquear la introducción del “comunismo” se relajaron hasta el punto que muchos de ellos han desaparecido.

A Honduras solamente llegan las vibraciones de lo que estuvo aconteciendo en el Norte. Mientras la Unión Británica privatizaba toda empresa estatal y desmantelaba el sindicalismo, en Honduras se avanzaba en la persecución política y represión a los líderes sociales tildados de comunistas, la guerra fría seguía vigente. Aquí se entregaban territorios al Pentágono para establecer escuelas y sus bases militares y se transferían capitales del Estado a los empresarios para consolidar sus inversiones en finanzas, medios periodísticos, inversiones en agro industria y textiles. Con el gobierno de Rafael Callejas se inicia una formal embestida para cambiar el sistema de bienestar social por el sistema de libre mercado. Así se establece el decreto No. 8, con 14 artículos en sustitución de la Ley de Reforma Agraria establecida en 1974 por decreto 170, la que antes derogó la establecida en 1962, luego la Ley de Modernización Agrícola de 1992, inmediatamente después de establecer el programa de Ajuste Estructural, con lo que se promueven y suscriben tratados de libre comercio y se consolidan las zonas maquiladores. La persecución al sindicalismo se reduce a solamente aquellos que se declaran de izquierda, se cooptan todos los movimientos posibles a través de programas institucionales para “apoyar” al sindicalismo y cooperativismo nacional. Se inicia un proceso de mercantilización del cooperativismo y de privatización acelerada de las empresas del Estado.

Así se va consolidando el sistema neo liberal, ya avanzado en otros países de América Latina y el Caribe. La Reforma Agraria que buscaba Que buscaba maximizar el uso de recursos naturales (agua, tierra y bosque) y humanos, privilegiando las empresas asociativas como medios más eficaces y democráticos se fue desvirtuando por los medios de información manipulados por grandes empresarios hasta llegar a privilegiar a individuos más que a sociedades.

El debilitamiento del Instituto Nacional Agrario (INA), creado en 1962 como gestor y soporte principal de la Reforma Agraria, es una expresión palpable de las nuevas políticas públicas en cuestión, lo que luego fue contrayéndose hasta caer en lo que es actualmente, conforme se cambiaron las políticas de Estado para establecer una política de libre mercado. El INA se convirtió en una institución de tercer nivel. Las decisiones más importantes de la política agraria se toman en el primer nivel, sin consulta a su Dirección.

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Política de Mercado

Basada en la filosofía economicista del liberalismo y por ser re-incorporada del liberalismo clásico de los siglos XVIII y XIX, se le denomina Neo-Liberalismo. Su aplicación se da en la década de los ochenta, primeramente en la Unión Británica, seguida por los EUA y luego incorporada en toda Europa Central, para extenderla condicionalmente a los países del Sur, como una panacea de las crisis económicas y políticas en cualquier país y región.

Su base filosófica está en el compromiso con la libertad de los individuos, por sobre los derechos de los grupos sociales. Libertad de lo privado sobre lo público. La libertad económica de los individuos por sobre la socialización de los capitales en beneficio de grupos a quienes se les debe restringir muchas libertades, acusadas de estar contra la empresa privada.

El mercado se rige por sí solo, dentro del marco de la oferta y demanda. Por esto no es necesaria la intervención del gobierno. Los individuos son satisfechos por medio del mercado, sin la tutoría del Estado/Gobierno. Es así que su intervención para resolver el problema de la concentración de la tierra en pocas manos no debe ser aceptada, puesto que al haber demanda de tierras por los agricultores, estos pueden lograrlo ofreciendo comprarla a quienes la tiene acaparada.

Para este plan de política de mercado, es absurda la existencia del INA para lograr la redistribución de capitales agrarios. Si algo debe hacer y el INA lo ha venido haciendo en los últimos años, es buscar cómo deshacerse de propiedades colectivas mediante su venta a individuos, quienes pueden ser más eficientes en producir para el mercado “libre”. Lo que debe hacer el INA, según estos preceptos, es comprar propiedades a quienes no las explotan bien, para ofrecerlas a individuos que la necesitan y pueden explotarlas eficientemente. Los grupos campesinos sin tierra, más son un problema que una solución que dinamiza el mercado, según los defensores del modelo, preferiblemente que los pequeños productores salgan del sector reformado para incursionar en la fuerza laboral asalariada, como peones de finca o como obreros no calificados. Así la demanda laboral sube y puede bajarse o mantener congelados los salarios tanto en las plantaciones agrícolas como en los trabajos urbanos. Luego, según su lógica, el mercado llega a satisfacer todas las exigencias de la demanda por medio del intercambio voluntario de bienes y servicios, así como en el crecimiento de la producción en la gestión privada.

El sistema neoliberal impuesto da prioridad y defiende a ultranza la propiedad privada de los bienes de producción. Especialmente la propiedad privada de individuos y no así de colectivos, excepto si se trata de asociaciones empresariales de individuos cuyo fin es la máxima ganancia económica de sus empresas y propiedades.

Es así que en veinte años se ha venido trasladando los bienes del Estado, sus empresas e instituciones de servicios a la empresa privada. Esta puede apostar, invertir, usurpar, coaccionar, negociar sin límite alguno la compra de lo que mejor le parezca. Lo mismo es para quien oferte servicios y bienes, la libertad se interpreta en ese sentido total de la no intervención del Estado, quien debería defender los derechos de quienes son menos fuertes o más vulnerables. Entre más libertad individual exista mejor, puesto que para sus defensores el libre mercado permite una competencia entre oferta y demanda logrando la competitividad y la igualdad de condiciones. Desde luego, no existe igualdad de condiciones y menos libertad de negociaciones.

 

Corrupción en el Agro

Como hemos visto arriba, las políticas de Estado han venido variando de acuerdo a las épocas y a los acontecimientos internacionales de la economía y la política enfocada en el poder de decisión sobre las riquezas de las naciones, especialmente de los recursos naturales existentes en el Sur para ser utilizados en la industria del Norte.

La elasticidad del capitalismo ha llevado a que éste se amolde a condiciones variadas llevándolo a establecer alianzas internacionales que luego se cambian por otras. Pero así mismo se cambian las relaciones de poder e influencia para establecer modelos de explotación que llegan a ser muy tolerantes. En el caso de Honduras, recientemente se estimuló ampliamente la participación ciudadana, el gobierno cibernético y gobierno abierto, como se institucionalizaron medios de información y rendición de cuentas. No obstante, en menos de un cerrar de ojos esto dejó de interesar a los poderes del Estado y han retrocedido a estados que existían veinte años atrás. Sin lugar a dudas, porque lo vivimos a diario, esta reducción del Estado, acrecienta la desigualdad socio económica existente, se coopta el ejercicio de las instituciones contraloras y se acrecienta la impunidad y la inseguridad familiar.

Instituciones como el INA han ido cambiando de acuerdo a esas priorizaciones políticas y a los preceptos del nuevo sistema neo liberal.

La corrupción en general decrece o se aumenta de acuerdo a esos cambios institucionales y de políticas públicas. Es bien sabido que la corrupción ha ido tomando espacios en toda la institucionalidad del Estado, a partir de 1990. A medida que se van aplicando las políticas neo liberales se aumenta y afinan los métodos de la corrupción, la cual se desenvuelve libremente como la hiedra en una pared de ladrillos.

De haber sido una institución que se consideró fundamental para la Reforma Agraria, con instalaciones en regiones donde se demandaba de mayor asistencia, pasó a ser una institución centralizada, sin atención en los campos rurales, promotora del minifundismo y a ser igual o menos que cualquier otra institución de asistencia desfasada de las prioridades políticas definidas en la ley de Reforma Agraria inicial. Una señal de ello han sido los presupuestos que manejan desde su fundación hasta la actualidad. Se dice que pasó a reducirse su presupuesto al grado que apenas puede pagar la reducida planilla de sus empleados, después de haber manejado proyectos multimillonarios de los bancos internacionales, como fue el proyecto de palma africana a inicios de los setenta. Ahora sus empleados no salen al campo si los campesinos pobres no le financian los costos. La mora en titulación de tierras al sector reformado es bastante alta. Esta mora y su agilización también se convierten en un motivo de lograr ingresos de manera irregular por los mismos empleados del INA.

En el período del gobierno anterior concluido en 2013, aun se contó con fondos para la compra de tierras y se tuvieron fondos para realizar gestiones mínimas y, su Director tenía rango de Ministro, este nuevo gobierno no solamente le bajó su presupuesto pero despojó al Director del rango de Ministro. Señales claras de la menor importancia que va teniendo el sector reformado y una posible reforma agraria. 1.      El presupuesto aprobado al INA en el año 2013 fue de L. 409, 404,659.000.00 y lo recibido y ejecutado según el mismo informe fue de 367.300,000 Lempiras, reflejando un  déficit de Lempiras 37, 359,000.00. Sobre el déficit  presupuestario del INA es de señalar que este faltante se viene presentando desde 2012.  Esto da lugar a que el INA incumpla compromisos con instituciones de seguridad social, el pago de beneficios sociales a los empleados, incumplimiento de desembolsos financiaros a la organizaciones campesinas, produciéndose una insolvencia para cumplir con los compromisos  de pago a diversos acreedores, lo que contribuye a una casi parálisis operativa.

Las prácticas corruptas van desde lo rudimentario hasta lo relativamente sofisticado. Compras a discreción de bienes raíces, particularmente terrenos, por un precio bajo, registrándolo por otro precio mayor. Un precio informal y otro formal, con repartición del diferencial entre comprador y vendedor, estimulado por el libre mercado. Esa discrecionalidad (libertad) permite que las transacciones se hagan con motivo de ganancia y no del usufructo del bien adquirido, pues este no interesa en su buena calidad y frecuentemente es de mala calidad para la agricultura. Pueden ser laderas llenas de peñascos, pero no debe faltar una ganancia particular, privatizada, que no llega a las finanzas del estado ni del campesino productor.

La procuraduría del INA no reporta ninguna expropiación en 2013, pero sí un elevado trabajo en emisión de diversos dictámenes relacionados con ofertas de venta de tierra , reclamos administrativos autorización para desmembramiento de unidades agrícolas para título definitivo en dominio pleno, evidenciando su nuevo rol dentro del marco de privatización y mercado de tierras.

En estos negocios irregulares pero aceptados ya por el sistema corrupto, pueden entrar negociaciones consideradas grandes. Puede examinarse los casos de resolución de conflictos agrarios en San Manuel, Cortés, El Progreso y Santa Rita de Yoro, particularmente con las empresas cañeras de esa zona del gran valle de Sula. Allí las organizaciones campesinas sufrieron persecución, golpizas y cárcel. Sus derechos fueron violados una vez tras otra sin lograr la adecuada intermediación del INA, quien eventualmente fue la gran negociadora de los bienes en conflicto. Las triunfadoras del litigio fueron las empresas azucareras y los únicos perdedores fueron los campesinos organizados. En el caso de Santa Rita se llegó a la adjudicación de tierras aledañas, que no son buenas ni para la cría de cabras, pero sí para vender material de construcción a las compañías que requieren de piedras y grava. Ninguna de las empresas azucareras entregó una sola manzana de las tierras que explotan, pese a que una considerable área la explotan sin tener los documentos de propiedad. ¿Qué ganó el INA? Probablemente cumplir con parte de sus deberes, logrando que se le financiara su movilización por las mismas organizaciones campesinas. Pero no estamos seguros si su Director y sus empleados de confianza dejaron de ganar algo, gracias al principio de libertad individual que permite el libre mercado, puesto que se hacen negociaciones con esos empresarios a espaldas del campesinado.

En el informe del INA del 2013 se informa de un desembolso por un proyecto de mecanización agrícola  por L. 9,705, 627 pero los dirigentes de las empresas beneficiarias dicen que se utilizaron L. 2,226,607.00 en el servicio de mecanización agrícola.

Las experiencias pasadas no abonan a creer en la honradez de la institución. En el Aguan le entregaron a los campesinos sacos de aserrín que supuestamente era fertilizante. En los noventas se dan casos muy sonados de corrupción, que no podrán ser olvidados por muchos más años. Esta el caso sonado del CREM en Trujillo, Colón, donde el INA pagó varias veces sus tierras. El caso histórico de Isletas, y el caso en que el INA se dedicó a promover la venta de las cooperativas agrícolas campesinas, en el período del Ex Presidente Rafael Callejas, con Juan Ramón Martínez en la Dirección, con actos de extorción y soborno a los cooperativistas para que testaferros de un terrateniente se apoderara de los cultivos de palma africana. Muy probablemente hay otros casos que se pudieran narrar en cada región del país, puesto que a partir de 1990, el INA tuvo un proceso de metamorfosis, pasando de ser una institución gestora de la reforma agraria a una promotora de importantes negocios individuales y fortalecimiento del peculio personal de algunos dirigentes sindicales.

Desde hace unos años, el INA ha logrado la redistribución de las propiedades colectivas en individuales. Busca y logra reivindicar el derecho de tierras para individuos más que a colectivos, contradiciendo la esencia de la Reforma Agraria, concebida para beneficio colectivo y no para individuos. Sin embargo, el negocio ilícito está más en lo segundo. Normalmente el INA tiene un presupuesto considerable para compra de tierras, cuya ejecución está a la discreción del Director. Así que ese fondo, a pesar de haberse reducido a doscientos millones de Lempiras para la compra de tierras, es una fuente muy importante para mejorar los ingresos de quienes lo manejan, comprando a un precio formal y otro informal. Puede ser que los dirigentes de esa institución se nieguen a corromperse, pero hay mucho ruido al respecto.

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El Movimiento Campesino y el INA

En la década de los 50s se integró la primera organización de campesinos sin tierra Federación Nacional de Campesinos de Honduras (FENACH). Sus dirigentes fueron perseguidos y algunos asesinados por fuerzas gubernamentales, en contubernio con la Cia Bananera y algunos terratenientes. En ese tiempo estaba en boga el sindicalismo libre de los EUA, por lo que surge la Asociación Nacional de Campesinos de Honduras (ANACH). Al finalizar la década de los sesenta surge el movimiento cristiano promoviendo a la Unión de Campesinos de Honduras y casi simultáneamente se organiza, con apoyo del INA, la Federación de Cooperativas de la Reforma Agraria de Honduras (FECORAH). El contexto nacional e internacional fue propicio para que estas organizaciones lograran muchas conquistas significativas, entre ellas la adjudicación de no menos de 500 mil hectáreas de tierra y asistencia financiera y técnica del gobierno y organismos internacionales.

Pero eso se fue deteniendo a partir del impulso de la política neo liberal en 1990. El campesinado fue siendo abandonado por las instituciones del gobierno, el INA se convirtió en lo que hemos explicado arriba y alguna dirigencia campesina se fue corrompiendo. No solamente aceptan los subsidios tradicionales del INA, pero se aprovecharon de toda oportunidad para dejar de ser los campesinos auténticos para convertirse en urbanos, con propiedades que les cuadruplicaron sus ingresos, al grado de quedar únicamente con el apodo de campesinos, olvidándose hasta de los genuinos intereses de sus organizaciones. Los esfuerzos por lograr auto financiar sus actividades han sido casi nulas, prefiriendo su dependencia de las ONGs y del INA.

Los subsidios a cada organización nacional campesina están también a la discreción del Director del INA, así que estos son un importante medio de cooptación de las voluntades de sus dirigentes. Uno de los logros más significativos de ese presupuesto del INA ha sido la dispersión o división interna del movimiento campesino nacional. De cuatro organizaciones existentes en la década los 80s, a esta fecha tenemos unas 36 organizaciones. Aunque el subsidio del INA apenas ajusta para los gastos administrativos de sus oficinas en Tegucigalpa, dada la cultura establecida por décadas en esas organizaciones, su dependencia es grande, hasta llegar a ser motivos de pleitos y competencias entre los dirigentes, quienes terminan dividiendo sus propias organizaciones. Así seguimos y seguiremos observando este creciente archipiélago de pequeños y diminutos reinos campesinos.

Si el INA fuese para lo que fue concebida, no cabría el adagio: “divide y vencerás”, sin embargo, ya el INA está enmarcada en la filosofía del individualismo y del libre mercado, así que es probable llegar a pensar que, irónicamente, han ganado la batalla contra la Reforma Agraria, pues su corrupción no es solamente por algunos actos ilícitos internos, pero por haberse corrompido en su esencia misma. Si esto es correcto, esa institución seguirá existiendo, siempre y cuando cumpla con los preceptos del neo liberalismo. Puede verse al INA como un buen botín político de los partidos políticos. Su director tiene tanta discreción en su manejo, que puede favorecer a grupos de correligionarios para que estos le aseguren sus elecciones, como ha sido el caso del último período de gobierno (2010-2013)

 

Emancipación Campesina

En primer lugar el movimiento campesino debe profundizar su razón de ser, volver a los orígenes y causas de su existencia, de manera que pueda sacudirse de aquellas infecciones y tumores que se le han adherido como parásitos en su cuerpo. Es posible que algunos de sus dirigentes deban confesar su apego a los principios neo liberales, es posible que algunos deban auto excluirse de seguir dirigiendo al campesinado organizado, por haber dejado de ser campesinos en su esencia; así como algunas de sus tantas organizaciones deban desaparecer fundiéndose con las más apegadas a los principios de una verdadera Reforma Agraria. No hay transformación estructural que suceda sin algunos sacrificios.

El Instituto Nacional Agrario y otras instituciones con misiones de fortalecer y servir al pequeño productor organizado y a las familiar rurales sin tierra para producir, dejar de utilizar los fondos públicos para manipular la voluntad de los dirigentes. En cambio, deben proponer la construcción de una estrategia única del sector reformado que les una.

Lo importante es lograr una revolución interna del sector para poder después revolucionar las instituciones del Estado. Sus reclamos son más que todo, con razón o no, sobre la falta de crédito, la falta de insumos, la falta de lluvia, la falta de subsidios, la falta de esto o el otro, pero no sobre la importancia que tiene su razón de existir, su lucha por la unidad campesina, incluyendo su lucha por la recuperación de las tierras y la asistencia técnica a la cual tienen derecho. Sus directivos se dedican a negociar subsidios y proyectos que no llegan a sus bases en la proporción debida.

Es posible que las exigencias por la re-distribución de la tierra acaparada por unas cuantas empresas y terratenientes debe venir después de re-estructurar el INA, o después de que el campesinado se una en uno o dos bloques homogéneos en su estructura y pensamiento. Después de lograr autofinanciarse en un buen porcentaje de sus gastos como organización y admitir sus grandes debilidades, hacer que sus líderes se liberen de tantos prejuicios personales, como inicio de esa transformación interna que parece una prioridad. Así, se puede exigir con la fuerza debida, sus derechos económicos y sociales, sin tener que pedirle permiso a la Central Obrera a la que están afiliados o, al líder del partido político con quien simpatizan. La consulta debe regresar a sus bases.

Sabemos bien que las actuales instituciones contraloras y de justicia favorecen la impunidad y la corrupción. Así que la estrategia campesina no es solamente la denuncia, pero la propuesta. El reto es grande, por lo cual su fortalecimiento en contenidos debe ser una prioridad. Solamente priorizando los principios de igualdad, equidad de género, transparencia, socialización de capitales, solidaridad y democracia participativa, podremos romper con el proceso actual de aumento del minifundio y el latifundio, como si estuviéramos retrocediendo a lo que existió al iniciar la Reforma Agraria en los sesentas y setentas.

 

MOA

 

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