Problemática detrás de las “energías renovables”

Joseline Guido, Janine Gutiérrez, Natalia Martínez

Ha visto que, al caer la noche, las luminarias de las calles se encienden, o al llegar a casa enciendes la televisión para ver tu serie favorita. Se ha preguntado cómo se genera esa electricidad que da energía a los aparatos electrónicos o las lámparas que usas para iluminarte y cuáles impactos en el medio tienen su creación.

Desde los años 70 se empezó a hablar por primera vez acerca del calentamiento global. Hoy es pan de cada día, y, aunque es una condición que forma parte natural del planeta, la rapidez con la que se presenta en la actualidad es abrumadora. Nuestro país tiene la imagen a nivel mundial, de luchar contra este de diferentes maneras y con diferentes instrumentos, para mitigar los impactos que esta situación conlleva, sin embargo, es importante mencionar las variables que no se toman en cuenta y las afectaciones que estas “buenas prácticas” traen consigo. Entre los instrumentos que se han utilizado están las energías renovables, este tipo de energías son aquellas derivadas de fuentes naturales que llegan a reponerse más rápido de lo que pueden consumirse (Naciones Unidas). El uso de estas fuentes se da con el propósito de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, reducción de uso de combustibles fósiles, para mitigar los efectos del cambio climático. A su vez, nuevos conceptos han aparecido en esta tenencia, como lo son la ecología y el desarrollo sostenible.  

En Costa Rica sólo cinco de las diferentes energías renovables se utilizan, siendo la energía hidroeléctrica la más empleada comúnmente. Entre las energías usadas en menor porcentaje están: la Eólica, Geotérmica, Biomasa y Solar. Para el año 2021, el porcentaje de uso anual de las llamadas energías limpias fue del 99.92% según el informe publicado en febrero del 2022, por el Centro Nacional de Control de Energías (CENCE).

 A pesar de ser energías renovables y que provienen de recursos naturales, estas también poseen una serie de impactos negativos al producirse, y estos pueden abarcar varios ámbitos, desde materiales, procesos, necesarios para la construcción, elaboración o equipamiento para la implementación de las energías, huella ecológica, impacto en las especies y las poblaciones cercanas, esto se convierte en una asunto de cuestionamiento, puesto que en la mayoría de los casos se muestran como algo que no puede causar ningún efecto negativo o riesgo.  

Pese  a que la mayor parte de la energía que se crea en nuestro país es gracias a la hidroeléctrica, y aunque esta no genere residuos en su producción, y simbolizan una fuente de empleo para muchas personas. Dichos proyectos presentan una afectación a nivel socio-ambiental de las comunidades que se abastecen de los ríos donde se implementan estas represas, y en muchos casos, estas situaciones no son valoradas, y sobrepasan por los derechos y las formas de vida de las poblaciones aledañas. Además, en la biodiversidad del sitio es donde más se logra ver la afectación, tanto que muchas especies de peces quedan separadas entre la parte alta de la represa y la baja. El impacto no solo queda ahí, represas de gran magnitud desarrolladas en el país han deforestado mayoritariamente las márgenes de los ríos para el desarrollo de estos proyectos. En este caso, para Costa Rica aún no se encontraron datos acerca de la huella hídrica que genera la producción de este tipo de energía, por lo tanto no se puede determinar cuán grave puede ser el impacto para los ecosistemas de las zonas en las que se encuentran.  Por otro lado está la situación ética a la hora en la que se construyen estas edificaciones, puesto que el peligro al que se exponen los trabajadores es muy alto, principalmente durante eventos naturales como la temporada lluviosa o tormentas tropicales.

De la misma manera, se encuentra la energía geotérmica, entre sus ventajas, según informes realizados en el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE, 2015). Es que esta energía no se encuentra condicionada a los factores climáticos, como sucede con otras fuentes, y en nuestro país, equivale a la producción de un 13% de la energía producida. A pesar de que no es una gran generadora de desechos, cabe destacar que se pueden presentar gases minerales tóxicos que pueden ser perjudiciales para la salud y el ambiente, además, de los daños que ocasiona la creación de estos generadores de energía; las grandes maquinarias deben perforar la superficie terrestre, de esta manera se modifica el paisaje. Además, según Bagher et all (2014) nos menciona una serie de desventajas como: los altos costos de que conlleva la instalación de la planta, generación de sismos, siempre hay un riesgo de una erupción volcánica, lo que representaría un peligro para los trabajadores del lugar, baja eficiencia de producción, a su vez no hay garantía de que la cantidad de energía que es producida vaya a justificar los gasto de capital ni los costos de operación.

Asimismo, los principales autores de datos acerca de esta energía, no mencionan, en ninguna publicación a nivel nacional, acerca de las posibles desventajas y grandes riesgos ambientales para las poblaciones aledañas a las zonas de extracción, que pueden presentarse a la hora de generar y crear esta fuente de energía.

Ahora, la pregunta que todos generamos es si ¿son las energías renovables la clave para mitigar el impacto del calentamiento global? Dadas las circunstancias actuales con nuestros recursos naturales y la elevación de las temperaturas, cualquier acción que sea bien vista basta para quitarnos la culpa de nuestra huella ecológica. Sin embargo, y como se mencionó anteriormente,  a pesar de la gran variedad de ventajas de estas fuentes de energía, en ningún caso, al menos en los estudios realizados en nuestro país, se muestra un escenario negativo, tanto a nivel ambiental como social. Ciertamente estas energías poseen un impacto menor que la implementación de otras fuentes como lo son el carbón, los combustibles fósiles o la energía nuclear. Sin embargo, las energías renovables no están exentas de generar un impacto negativo aunque a menor escala, lo cual se debe informar debidamente a la población y continuar con investigaciones que ayuden a reducir aún más esos impactos, tanto ambientales como sociales y volver más eficiente la producción; ya que la mayor parte de la información que se presenta, solo brinda el lado bueno de dichas energías.

Referencias

 

Imagen: https://www.grupoice.com/