PRONUNCIAMIENTO SOBRE LOS ÚLTIMOS SUCESOS DE VIOLENCIA DE GÉNERO EN MÉXICO

COMUNIÓN MEXICANA DE IGLESIAS REFORMADAS Y PRESBITERIANAS – CMIRP

Ciudad de México, 22 de febrero de 2020

Y el Señor le dijo: “¿Qué es lo que has hecho? Desde la tierra, la voz de la sangre de tu hermano/a me pide que le haga justicia”.

Génesis 4.10, Reina-Valera Contemporánea (modificada)

Ante los recientes acontecimientos relacionados con la violencia de género, particularmente los feminicidios de la menor Fátima y de Ingrid, y en el espíritu de las palabras del Génesis citadas, expresamos nuestra más profunda indignación, pesar y arrepentimiento.

Reconocemos que, como parte de este país, hemos participado, sobre todo desde nuestra enorme pasividad, de estos crímenes de odio, inconcebibles en estos tiempos de afirmación de la dignidad de todas las personas.

Aceptamos también que este pecado estructural, más allá de las complejidades de la vida individual y del daño psicológico que implica actuar de la manera más inhumana que se pueda imaginar y practicar, está presente en todos los ámbitos de la vida social y que nuestra proclamación del mensaje de Jesucristo no ha bastado para aplacarlo o disminuirlo. Ello se debe, no a la ineficacia de dicho mensaje, sino a nuestra limitada proyección y compromiso con él.

Confesamos que hemos sido partícipes, por omisión, indolencia y falta de compromiso con la justicia, de una actitud destructiva que, lamentablemente, sigue lastimando y cercenando vidas, con la misma ferocidad que en los tiempos de los Jueces (caps. 19-21), cuando una mujer anónima fue violentada en toda su realidad física y humana, y cuyo cuerpo fue fragmentado y repartido como una especie de sacramento brutal para testimonio de un pueblo que fue llamado a hacerle justicia.

Por lo tanto:

  • Pedimos perdón a las mujeres de este país por el grado de complicidad (activa o pasiva) con que hemos asumido este tipo de sucesos en los últimos años y que sigue poniendo en riesgo su sobrevivencia y vida digna.
  • Pedimos perdón a la Divinidad por tanta indiferencia y la nula acción ante estos hechos que han propiciado una auténtica crisis humanitaria en nuestro país.
  • Hacemos un llamado a nuestras comunidades a prestar atención a estos hechos para evitar su invisibilización, a clamar a Dios por su justicia, a anunciar las buenas nuevas de amor, paz y armonía ante hechos similares, a denunciar cualquier brote de violencia de género y a prevenir cualquier situación que atente contra la vida y estabilidad de las mujeres y menores de edad.
  • Invitamos a las demás comunidades que reivindican el nombre de Jesucristo a sumarse a las tareas de denuncia de este mal que amenaza con convertirse en endémico, a proclamar las bondades transformadoras del Evangelio y a participar activamente en la reconstrucción de la mentalidad social para superar este problema.
  • Exhortamos a la sociedad mexicana en su conjunto a asumir la tarea de mejorar la situación de las mujeres y así poder atender los riesgos y la enorme vulnerabilidad con que ellas viven en los tiempos presentes.
  • Solicitamos a los diferentes niveles de gobierno, especialmente a la Presidencia de la República, que escuche con atención el clamor de las mujeres que reclaman justicia por estos feminicidios, así como una mayor sensibilidad que permita abordar y solucionar el problema mediante medidas concretas.

Finalmente, afirmamos enfáticamente la esperanza en la resurrección experimentada por Jesús de Nazaret y que comparte con todo aquel o aquella que padece la injusticia criminal. Ella es la que no nos permitirá olvidar a Fátima, a Ingrid, y a todas las demás mujeres que han perdido la vida en esta espiral de violencia que sacude a nuestra nación.

Al lado de ellas y de todas las mujeres afirmamos también: ¡Ni una más! ¡Ni una menos!

 

 

Imagen ilustrativa.

Enviado a SURCOS por Carlos Tamez.

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