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Etiqueta: ciudadanía

Extrañamiento, expulsión y extradición de costarricenses

Vladimir de la Cruz

Desde finales de la colonia, a los habitantes de nuestro país, se les reconocía o llamaba “costa ricas”. El territorio que habitaban era parte del Virreinato de España, dentro de la Capitanía General de Guatemala o Reino de Guatemala, como Provincia o Gobernación de Costa Rica, así establecida desde 1573. Antes de esa denominación fuimos la Provincia de Nueva Cartago y Costa Rica. Por aquellos años, 1554, se estableció el Corregimiento de Nicoya o Alcaldía Mayor de Nicoya, que en 1786 se añadió a la Intendencia de León de Nicaragua.

El Reino de Guatemala, como figura, desapareció con la Constitución de Cádiz de 1812, la que fue suspendida desde 1814 hasta 1820.

Por las Cortes de Cádiz, de 1812, se reunió Nicaragua y Costa Rica en una sola unidad político-administrativa hasta 1814.

Como conjunto territorial y poblacional formamos parte de la Real Audiencia de Guatemala hasta los días de la Independencia.

La Independencia nos desligó de toda relación político-administrativa con España. Desde 1821 hasta finales de 1823 empezamos a caminar solos, con las Juntas de Gobierno de esos años.

La decisión de Guatemala de su Independencia, del 15 de setiembre, invitó a que los Ayuntamientos y las Provincias, eligieran diputados, “sin excluir de la ciudadanía a los originarios de África”, para reunirse en un Congreso y definir de manera conjunta el tema de la Independencia, general y absoluta, y formar un nuevo gobierno regional. Así, se impulsó las Provincias Unidas de Centro de América, desde el 1 de julio de 1823 hasta el 22 de noviembre de 1824, y la República Federal de Centro América, desde marzo de 1824 hasta 1838, como una sola nación soberana, de la cual formamos parte como Estado de Costa Rica, desde 1824, con órganos propios políticos de poder, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, órganos de poder iguales a los que se establecieron para la Federación.

Nos retiramos de la República Federal en 1838. Intentamos volver en 1842 y la muerte de Francisco Morazán, 1842, nos mantuvo separados hasta que en 1848 declaramos, el 31 de agosto, la República de Costa Rica.

El Partido de Nicoya, tomó la decisión de unirse a Costa Rica el 15 de julio de 1824. Las Provincias Unidas del Centro de América y la República Federal de Centroamérica fueron independientes de España, de México y de cualquier otra nación.

Como región independiente empezamos a tomar decisiones importantes. La primera, fue aprobar la primera Constitución Política, la del Pacto Social Fundamental Interino de Costa Rica o Pacto de Concordia, del 1 de diciembre de 1821. A esta le siguieron el Primer Estatuto Político de la Provincia de Costa Rica, del 19 de marzo de 1823, el Segundo Estatuto Político de la Provincia de Costa Rica, del 16 de mayo de 1823, la Constitución de la República Federal de Centroamérica, del 22 de noviembre de 1824, la Ley Fundamental del Estado Libre de Costa Rica, del 25 de enero de 1825, la Ley de Bases y Garantías, del 8 de marzo de 1841, la Constitución Política del Estado de Costa Rica, del 9 de abril de 1844, la Constitución Política, del 10 de febrero de 1847, la Constitución Política «reformada», del 30 de noviembre de 1848, la Constitución Política, del 27 de diciembre de 1859, la Constitución Política, de 15 de abril de 1869, seguida de la Constitución Política, del 7 de diciembre de 1871, la de 1917, de pocos meses, pues al caer la dictadura de Federico Tinoco se restableció la Constitución de 1871 hasta la del 9 de noviembre de 1949, hija de la Junta Fundadora de la Segunda República, 1948-1949, vigente hasta hoy.

En todas las constituciones políticas se ha definido a los “costarricenses” como «todos los hombres libres naturales de la Provincia o avecindados en ella, con cinco años de residencia gozarán el derecho de ciudadanos con tal que hayan jurado absoluta Independencia del Gobierno Español», se dijo desde 1821. En el Segundo Estatuto se enfatizó que el ciudadano debía ser «adicto decididamente a la libertad de la Provincia», y se eximía el tiempo de residencia «en patriota conocido que por su pericia en algún ramo sea útil al servicio público de la Provincia».

La Constitución Federal estableció que «La República es un asilo sagrado para todo extranjero y la patria de todo el que quiera residir en su territorio», declarando que «todo hombre es libre. No puede ser esclavo el que se acoja a sus leyes, ni ciudadano el que trafique en esclavos». También estableció la condición de ciudadano a «todos los habitantes de la República, naturales de país o naturalizados en el que fueren casados, o mayores de diez y ocho años, siempre que ejerzan alguna profesión útil o tengan medios conocidos de subsistencia».

En cuanto a la naturalización, la adquisición de la nacionalidad costarricense, se podía obtener cuando los extranjeros manifestaran su decisión de radicar en la República; por servicios relevantes hechos a la Nación, los que así designara la Ley; por cualquier invención útil y por ejercicio de alguna ciencia, arte u oficio no establecidos aún en el país o mejora notable de una industria conocida; por vecindad de cinco años; por vecindad de tres años a los que se vinieren a radicar con sus familiares o a los que contrajeren matrimonio en la República y a los que adquirieren bienes raíces del valor y clase, que por ley se determinare. Se otorgó la ciudadanía a los nacidos en otros países de ciudadanos centroamericanos (reconocimiento del llamado «ius sanguinis»), siempre que sus padres estuvieran al servicio de la República o cuando su ausencia no pasare de cinco años, con conocimiento del Gobierno. También le reconocía la ciudadanía a aquellos españoles y extranjeros que, en el momento de la Independencia, dentro del territorio centroamericano, la hubieren jurado.

Según la Constitución Federal, los ciudadanos de los diferentes Estados ejercían, expeditamente, la ciudadanía en cualquiera de los Estados miembros de la República Federal.

Dicha calidad, según esta Constitución, se perdía cuando se admitiera empleo, se aceptarán pensiones, distintivos o títulos hereditarios de otro Gobierno, «o personales sin licencia del Gobierno»; también por delito que mereciera pena mayor que la correccional, por ser deudor fraudulento o deudor de rentas públicas y, judicialmente, requerido para pagarlas; «por incapacidad física o moral judicialmente declarada y por el estado de sirviente doméstico cerca de la persona».

La Ley de Bases y Garantías estimó ciudadanos a «todos los naturales del Estado o naturalizados en él, que tuvieren veintiún años cumplidos o veinte si fuesen profesores de alguna ciencia, ó padres de familia, con tal de que posean, á más de casa propia, alguna propiedad, capital o industria con cuyas ganancias ó frutos puedan en proporción á su estado, sostenerse con sus familias». A las causas de suspensión y pérdida de la ciudadanía ya conocidas se agregaron, respectivamente, la de «haber abandonado á su muger sin causa legal declarada por el Juez, ó faltar notoriamente á las obligaciones de familia» y, «la ingratitud con sus padres, ó por no dar educación a sus hijos, plenamente comprobado uno y otro«; así como por la portación, entre poblados, de armas prohibidas, lo cual tenía que ver con el desarrollo de las instituciones militares, como el ejército y la milicia.

La Constitución de 1844 estableció que podían ser naturalizados los naturales de los demás Estados de la República Centroamericana, «los de las otras secciones de América que casaren en el Estado, ejerzan una profesión útil, o tuvieren en él un capital en bienes raíces que no baje de mil pesos».

La ciudadanía, consecuentemente, se daría a los costarricenses ya dichos, que tuvieren veinte años cumplidos o dieciocho si fuesen casados o profesores de alguna ciencia, «y que unos y otros posean además alguna propiedad u oficio honesto, cuyos frutos o ganancias sean capaces de mantenerlos con proporción a su estado».

La ciudadanía se suspendía o perdía por las razones indicadas y se agregaba: por conducta notoriamente inmoral y viciada; por comerciar en las elecciones sufragios activa o pasivamente; por ingratitud con los padres, plenamente comprobada, y por portación de armas prohibidas dentro de los poblados.

En la Constitución de 1844 se estableció el derecho de asilo inviolable para todo extranjero que a ello se acogiera.

En la Constitución de 1847 se habla de «habitante del estado» condición que, por la de naturalización, cuando se tenía diez años de residencia «o de cinco con sus familias». Además, se exigía “saber leer y escribir”. Esta condición de ciudadano se perdía y suspendía por las normas ya establecidas, y en la suspensión se repuso «el estado de sirviente doméstico cerca de la persona, cualquiera que sea el servicio» y se agregó: «por ser ebrio, jugador, truhán ó tener otros vicios que escandalicen y ofendan la moral pública«.

En la Constitución Reformada se dijo que se adquiría la naturalización bajo la situación de las mujeres no costarricenses casadas con costarricense y los nacidos en cualquier otro país que hubiesen estado domiciliados en Costa Rica, al tiempo de proclamarse su Independencia o de erigirse en República.

La Constitución de 1859 estableció normas sobre los costarricenses nacidos o naturalizados y sobre los ciudadanos. Además, se indicó, expresamente, que los hijos de padre o madre costarricense, nacidos fuera del territorio nacional, lo serían mientras se inscribieran en el Registro Cívico por voluntad de sus padres y mientras fueran menores de veintiún años. Por naturalización quienes habían adquirido ese derecho, en virtud de leyes anteriores.

La calidad de costarricense como la ciudadanía se podía perder, suspender y recobrar conforme lo establecía la ley. En cuanto a la suspensión de la ciudadanía se agregaron como causas «la ineptitud física o mental que impida obrar libre y reflexivamente», «tener causa criminal abierta» «por vagancia judicialmente declarada». Excepto por traición a la Patria, podía recobrarse la ciudadanía.

La Constitución de 1869 respecto de los costarricenses mantuvo los mismos criterios anteriores. Agregó, sin embargo, para la condición de naturales «los habitantes de la Provincia de Guanacaste que se hubiesen establecido definitivamente en ella, desde su incorporación a esta República hasta el tratado de 15 de abril de 1858, celebrado con la de Nicaragua». En cuanto a los naturalizados, dispuso que podían obtener esta condición «los hijos de otras naciones que, después de dos años de residencia en la República, obtengan la carta respectiva». Las causas de suspensión y pérdida de la ciudadanía, también se mantuvieron.

En la Constitución de 1871, entre las causas de pérdida de la ciudadanía, se dispuso que «los que sin permiso especial del gobierno tomaren servicio militar en una nación extranjera o se alistaren en un cuerpo militar extranjero»; y «el que en cualquier forma y por cualquier motivo pidiere o provocare contra la República la intervención de una potencia extranjera o se asilare en una Legación o en un barco de guerra extranjero o en otro lugar protegido por el privilegio de extraterritorialidad para sustraerse al imperio de las leyes o autoridades nacionales…».

El desarrollo político institucional del país en el siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX, frente a extranjeros nacionalizados o naturalizados costarricense reguló su condición con posibilidad de eliminarles su condición de naturalizados o nacionalizados.

Políticamente, los gobiernos tomaron, en ocasiones, decisiones de extrañamiento y expulsión de ciudadanos, nacionales, naturalizados o extranjeros.

En el siglo XIX la región de Golfito, llamada El Pozo y, San Ramon, de Alajuela, fueron sitios de extrañamiento, de trasladar ciudadanos por razones de sentencias penales o decisiones políticas a vivir en esas regiones.

También se tomaron medidas de expulsión del territorio nacional a personajes políticos y hasta religiosos, como fueron los casos del Obispo Anselmo Llorente y La Fuente y del Obispo Bernardo Augusto Thiel, de la orden religiosa de los Jesuitas, de las monjas de Sion y del Sagrado Corazón. En la época de la colonia el 25 de junio de 1767 se había ordenado la expulsión de la compañía de Jesús.

La extradición funcionó para los extranjeros, no para los nacionales. Pero, la nacionalidad podía quitarse a naturalizados si cometían las faltas por las que se les podía eliminar la condición de costarricenses.

Durante situaciones excepcionales, como en el nacimiento del Partido Comunista de Costa Rica, 1931, que se expulsó de Costa Rica a Adolfo Braña Rosas y a Rafael Ángel Llubere, por sus actividades vinculadas a las luchas sindicales y denuncias contra la corrupción política del momento. En el contexto de la Segunda Guerra Mundial se afectó a ciudadanos costarricenses, especialmente nacionalizados, con detenciones arbitrarias en campos de concentración en San José, de donde fueron extraditados a Estados Unidos, que le servían a los Estados Unidos para ser cambiados por prisioneros de guerra. En ello influyó la declaración de guerra a Japón, Alemania e Italia, a finales de 1941 y las medidas gubernativas que se tomaron de seguridad frente a las actividades nazi fascistas y de la llamada quinta columna, por lo que se suspendieron garantías que se consignaban en la constitución.

En el período de la guerra civil de 1948 se “obligó” a la salida de costarricenses al extranjero porque no se garantizaban sus vidas por parte de la Junta de Gobierno establecida en mayo de 1948.

En la Constitución Política actual se establece claramente que el naturalizado debe “acreditar su buena conducta, demostrar que tiene oficio o medio de vivir conocido, que sabe hablar, escribir y leer el idioma español, someterse a un examen comprensivo de la historia del país y sus valores, prometer que residirá en el territorio nacional de modo regular y jurar que respetará el orden constitucional de la República.”

Ciertamente, el artículo 16 constitucional señala que “la calidad de costarricense no se pierde y es irrenunciable”, así modificado desde 1996. Eso está, en mi opinión, implícitamente ligado a los costarricenses por nacimiento, por ius solis o ius sanguinis, así afirmado por la modificación constitucional que se obligó en 1996, por la Sala Constitucional.

Es cuestión de pedir aclaración a la Sala Constitucional sobre este extremo, por parte de la Asamblea Legislativa, para resolver la aprobación del primer debate de la expulsión, por la vía de la extradición, que se quiere hacer de extranjeros nacionalizados, que se les vincula a organizaciones y actividades narco criminales.

Quien adquiera la nacionalidad bien la podría perder si comete faltas que permitan anularle la nacionalidad costarricense, lo cual no anula ni perjudica a ese ciudadano en su nacionalidad original, también de ius sanguinis o ius solis, que le mantiene su nacionalidad. No se estaría en un caso como en el de Nicaragua, que por razones políticas la ha “quitado” totalmente, ha “desnacionalizado”, a ciudadanos auténticamente nicaragüenses, nacidos en Nicaragua, o de padre o madre nicaragüense.

Si los ciudadanos de otros países, se dice que casi 40, se han casado con mujeres costarricenses, para beneficiarse de la nacionalidad que eso les da, que son vinculados clara y judicialmente, en otros países, por actividades y participación en organizaciones criminales, que han adquirido la nacionalidad para burlar procesos de extradición, hay que destacar que hay un acto doloso en esa intención y actuación matrimonial, y nadie puede sacar provecho de su propio dolo. Esto es un motivo real y válido para anularles la nacionalidad costarricense, que de esa forma adquirieron, lo que no impide que por su propia nacionalidad pueda ser extraditado a su país o a un tercer país que lo demande o solicite por causas criminales, sujetas a extradición.

En este sentido, estoy de acuerdo que se proceda con estas personas perseguidas judicial o penalmente. No estoy de acuerdo con que se establezca la extradición de costarricenses. De los naturalizados que tengan causa para perder esta condición, que se proceda con la extradición. Esa es una garantía que se ha mantenido en nuestro desarrollo constitucional y político nacional.

La extradición que se acuerde con otros países debe ser vinculante y obligatoria en términos reales. En la década de 1980, al agente de la CIA, y operador de la contra revolución nicaragüense, John Hull, que la justicia costarricense persiguió, el gobierno de los Estados Unidos se negó a extraditarlo a Costa Rica para seguirle procesos penales.

En el siglo XIX y el siglo XX se tuvieron las islas del Coco y la de San Lucas como presidios, con la filosofía de aislamiento de ciertos presidiarios, por su peligrosidad o por la naturaleza de sus delitos. Estos presidios se eliminaron con los conceptos penales novedosos que fueron desarrollándose de dar mayores oportunidades de reinserción social. Se llegó al Centro Penitenciario de la Reforma, hoy llamado Centro de Atención Institucional Terrazas, con varios sistemas de privación, desde los de máxima seguridad o los de mínima y abierta.

Cuando la Asamblea Legislativa discute la extradición en la forma que lo está haciendo, y ha aprobado en primer debate, no ha hecho más que reconocer que el sistema penal y carcelario nacional es el que está en crisis, si de detenidos se trata de extraditar. Ha puesto en evidencia que el Estado mismo y los gobiernos que lo dirigen son flojos en estos controles que deben habar sobre los privados de libertad, independientemente de las causas de la privación de la libertad. Si se trata de personas ligadas a nuevos delitos, nacionales o internacionales, de narcoactividad o de participación en organizaciones criminales, se debieron haber tomado, y todavía se puede hacer, de crear recintos penitenciarios, de encierros forzados, necesarios para garantizar su efectiva prisión.

Está el caso de los naturalizados, que no están en prisión en el país, que son objeto de la persecución internacional, por haber sido acusados de delitos en otros países. Si esos naturalizados están vinculados a la narco actividad y las organizaciones criminales, soy de la opinión que pueden ser objeto de extradición por esos motivos.

La discusión parlamentaria y la aprobación del trámite de extradición, abierta, como se ha hecho, que incluye la posibilidad de extraditar costarricense, no naturalizados, pone en evidencia que el Estado está en condición de Estado fallido, que su clase política gobernante ha fallado, que le es más fácil enviar al extranjero a ciertos “delincuentes” que tenerlos en el interior debidamente custodiados y encerrados.

Se argumenta que, para este tipo de delincuentes, el terror de la posibilidad de enviarlos a los Estados Unidos, en procesos de extradición les infunde el miedo de cometer delitos y la seguridad que no pueden ser extraditados por su naturalización, o que les da un salvo conductos de no ser extraditados. La realidad es que si saben que pueden ser sujetos de que se les elimine o anule la nacionalidad adquirida, les puede infundir igual temor, porque sin ella, si esa nacionalidad, pueden ser extraditados fácilmente.

Después de lo que ha hecho el gobierno del Presidente Biden en Estados Unidos, con delincuentes venezolanos, en el campo del narcotráfico, organizaciones criminales y el lavado de dólares, en el plano internacional, ligados familiar y económicamente al presidente de Venezuela, que estaban debidamente presos y condenados, los cambio por otros detenidos norteamericanos que estaban en Venezuela, en medio de negociaciones asociadas a la participación de empresas norteamericanas, en la explotación petrolera y otros recursos naturales de ese país.

Lo que hay que establecer en las leyes correspondientes, y las penales respectivas, es que los que adquieren la nacionalidad costarricense por la vía de la naturalización, por anulárselas, si es del caso, si comenten actos vinculados a actividad criminales, de narcoactividad, de organizaciones criminales o de actividades contra la seguridad del estado y la democracia nacional.

De igual manera debe procederse con la ley que pretende golpear los capitales del narcotráfico. Tal y como se está aprobando ese proyecto de ley, la persecución de bienes puede hacerse contra cualquier persona, si llegara a establecerse un gobierno de tipo populista, de izquierda o de derecha, autoritario, despótico, de procederes tiránicos, que surja de un proceso electoral que lo legitime, con posibilidad de controlar mayoritariamente la Asamblea Legislativa, y actuar como se hace en El Salvador, Nicaragua y Venezuela, contra el que el gobernante de turno dirija sus baterías institucionales de persecución. Esto puede no estar muy lejano de que ocurra en Costa Rica.

Compartido con SURCOS por el autor.

Talleres de FLACSO para evaluar al TSE

SURCOS comparte la siguiente información.

En FLACSO Costa Rica, estamos realizando un proyecto de investigación junto con el Tribunal Supremo de Elecciones, con el objetivo de evaluar los servicios brindados por dicha entidad y queremos conocer la opinión de la ciudadanía. Para esto tendremos 3 talleres:

  1. Con personas entre 18 a 35 años. Fecha: lunes 6 de mayo, 4 pm a 7pm.
  2. Con personas de más de 35 años con grado universitario. Fecha: miércoles 8 de mayo, 5 pm a 8 pm.
  3. ⁠Con personas de más de 35 años con grado de secundaria. Fecha: jueves 9 de mayo, 5 pm a 8 pm.

Los talleres se realizarán presencialmente en las instalaciones de FLACSO Costa Rica ubicadas en Curridabat. 

Si desea participar por favor escribir a cgarcia@flacso.ac.cr  o ksalazar@flacso.ac.cr 

Minería no metálica en Costa Rica: impactos y propuestas para su regulación

La minería no metálica es una actividad que busca producir materiales para la construcción, la cual ha generado preocupación en Costa Rica debido a los posibles impactos ambientales y sociales. Es así como el Observatorio de Bienes Comunes, la Alianza por la Defensa del Agua y la activista e investigadora Dylanna Rodríguez Muñoz plantean que a falta de regulación efectiva en la explotación de canteras y cauces, se han dado situaciones como la disminución del caudal de los ríos, la sedimentación y la afectación de la biodiversidad.

Las regulaciones actuales se consideran insuficientes para proteger los ríos y las comunidades afectadas. Se señala la falta de prioridad en los estudios de impacto ambiental en relación con la calidad del agua y la biodiversidad. Además, se destaca la ausencia de consultas con las comunidades locales y la falta de beneficios directos para estas.

Asimismo, estás organizaciones proponen modificar la legislación para incluir consultas comunales directas en el proceso de concesiones, establecer límites técnicos basados en el caudal ecológico de los ríos, evitar otorgar concesiones a empresas con antecedentes de corrupción y violación de derechos, y tomar medidas concretas para proteger el ambiente y la vida en el país.

Se destaca la necesidad de una institucionalidad con criterios científicos para evaluar los impactos, realizar monitoreo y garantizar la protección ambiental en la actividad minera no metálica en Costa Rica.

Le invitamos a conocer más detalles de este enfoque en el archivo que adjuntamos a continuación:

El mito de las elecciones judiciales

Por Vladimir Huarachi Copa

El nuevo orden establecido en Bolivia en 2011, relacionado a la elección de magistrados del Tribunal Constitucional Plurinacional por voto popular, con el principal objetivo de procurar una independencia real y efectiva de la jurisdicción constitucional a través del sistema de elección de sus miembros, se constituyó como novedoso. Pero también se sabe que todo orden imaginado siempre está en peligro de desmoronarse, porque depende de mitos, y los mitos se desvanecen cuando la gente deja de creer en ellos.

Siendo así, parece que, tras 12 años, la ciudadanía ha estado obligado a actuar de acuerdo con el orden imaginado de justicia real y efectiva. ¿Pero qué ha sucedido para que este orden imaginado se sostenga durante estos años? Se podría decir que ha estado y está sustentado de creyentes verdaderos ligado a operadores jurídicos y de justicia, y de algunos ciudadanos que se benefician de dicho orden. Es por ello que, los magistrados autoprorrogados, persisten en hacer cumplir el orden imaginado que ellos mismos no creen.

No obstante, los magistrados autoprorrogados a sabiendas de que este orden imaginado se ha desvanecido tras 12 años, en la actualidad, después de que la Cámara de Senadores ha logrado “garantizar” el camino hacia las “Elecciones Judiciales” a través de la sanción del Proyecto de Ley N° 144, pese a numerosos desafíos y obstáculos enfrentados; el mito de las elecciones judiciales transciende dentro la creencia de los ciudadanos fieles de un orden imaginado, debido a que esta garantía hizo que se detenga las medidas de presión de los de abajo.

Hoy, con una Convocatoria aprobada por unanimidad para la preselección de candidatos judiciales 2024, de nueva cuenta, aparece ese orden imaginado vinculado a la elección de magistrados, pero está vez, con un desgaste manifiesto que encamina a una reforma urgente de la justicia. ¿Pero cómo reformar la justicia? Puede ser admitiendo que la justicia es un orden imaginado que está sujeto a cambio y que no está creada por dioses, en este sentido, coadyuvar al principal objetivo de las elecciones judiciales, por ende, a la ciudadanía. Por tanto, las ficciones que se vayan a construir en torno a la justicia, se deben edificar con base a un orden sujeto a cambio.

Reclamo ciudadano en Moravia

La ciudadana María Elena Fournier se dirige a la Municipalidad de Moravia planteando la necesidad de una comunicación efectiva y accesible para la consulta ciudadana en el Concejo Municipal de Moravia. Ella destaca la importancia de informar a la comunidad moraviana a través de correos electrónicos y volantes sobre proyectos que puedan afectar sus derechos básicos, como la imposición de infraestructuras de telecomunicaciones. 

Además, menciona la violación de la Constitución Política y del Reglamento de Espacios Públicos en relación con la privatización de un parque público para fines comerciales, afectando la salud, el ambiente y la biodiversidad de la zona. Fournier hace referencia a la falta de participación ciudadana en las decisiones tomadas por el Concejo Municipal, y demanda que se tomen medidas concretas y se responda a las peticiones presentadas para garantizar la participación ciudadana y el respeto a los derechos de la comunidad.

Ante esto, la Municipalidad de Moravia responde que el medio oficial para su comunicación es la Gaceta, medio que utilizaron para comunicar la implementación de esas infraestructuras, además, mencionan que no pueden acatar esa demanda porque no está sustentada con estudios técnicos para poder afirmar que son infraestructuras que puedan perjudicar a la población.

Imagen ilustrativa.

La ruta de la democracia participativa: entre riscos y planicies – libro

Héctor Ferlini-Salazar

Comparto mi libro La ruta de la democracia participativa: entre riscos y planicies. Es una producción de la Editorial de la Sede del Pacífico de la Universidad de Costa Rica.

En la Introducción expongo lo siguiente:

En mi artículo “Los Derechos de la Niñez y la Adolescencia, las juventudes, y la participación en política pública”, -que se puede consultar en el anexo de este libro y fue publicado en 2017 por la Revista Estudios de la Universidad de Costa Rica-, señalo que “hablar de democracia, o incluso de democracia participativa resulta un ejercicio cotidiano y en riesgo de estar vaciado de contenido. Por esto, como primer elemento, es necesario establecer una conceptualización para la democracia participativa no como un momento culminante o punto de llegada sino como un proceso de acumulación orientado al logro de un sistema político, según el cual, se supera la democracia representativa (o delegativa) para dar paso a la participación o incorporación efectiva de la ciudadanía en cuatro dimensiones: la formulación de la política pública, su ejecución, el control, y la re-formulación de política pública”.

A tono con este enfoque, en este volumen se incorporan tres artículos: “El consumismo como práctica irracional en una sociedad que se define como solidaria”, “Formación de estrategas para construir ciudadanía desde la dignidad como piedra angular” y “Construcción de comunidad y patrimonio cultural”. En estas reflexiones se muestra una situación que alude al título principal de portada: La ruta de la democracia participativa: entre riscos y planicies.

Efectivamente, en el primer capítulo se aborda lo que denomino una supra-relación clave en la construcción de bloqueos a la participación consciente: la promoción del consumismo irracional; en el segundo se avanza en cuanto a la conceptualización de los procesos que pueden llevar a la construcción de cultura de ciudadanía, para, precisamente, superar ese bloqueo; el tercer artículo refiere a una experiencia concreta de construcción de cultura de ciudadanía mediante la patrimonialización de valores comunitarios.

Esa dinámica entre los recursos del sistema dominante para evitar la participación ciudadana consciente y comprometida y la construcción de ciudadanía gracias a la vida comunitaria, es lo que permite imaginar la ruta hacia la democracia participativa como un viaje entre los riesgos y durezas del risco y la fertilidad de la planicie que propicia los asentamientos humanos y la producción de la tierra.

Como resulta evidente, que en el 2003 se haya reformado el Artículo 9 de la Constitución Política para incluir el concepto de gobierno participativo, no es suficiente para asegurar la presencia ciudadana en la toma de decisiones claves. Por ello, en las siguientes páginas se aborda el reto de construir democracia de calidad teniendo presente las murallas que hay que enfrentar, la metodología que nos permite hacerlo con éxito, y los avances comunitarios que podemos tener en cuenta.

Puede descargar el libro desde este enlace.

Foro: Lecciones de la lucha social contra la minería en Panamá – reseña

En el marco de un foro promovido por la Alianza por una Vida Digna en Costa Rica, y transmitido a través de las páginas del diario SURCOS, se escucharon importantes aportes de las personas que participaron.

En el panel se encontraban Jesús Alemancia, sociólogo, investigador social y educador popular; Merï Ngäbe, representante de la lucha autónoma Ngäbe de Horconcitos; Richard Morales, economista político y docente; y Damaris Sánchez, activista ambiental y coordinadora de la Red Nacional de Defensa del Agua de Panamá.

El papel de moderador fue desempeñado por el doctor José María Gutiérrez. La relevante actividad tuvo lugar el 14 de diciembre de 2023. Se abordaron temas de gran importancia en el ámbito social y ambiental, así como enseñanzas de la lucha social.

Enlaces de Facebook y YouTube para ver el foro completo:

Facebook: https://fb.watch/oXkqVvDYs7/
Youtube:

¡Agradezcan que queremos justicia y no venganza!

Carlos Campos Rojas
23 de octubre de 2023

Bajo esa consigna se lanzaron los sancarleños el 22 de octubre a las calles de Ciudad Quesada, para reivindicar la trágica pérdida de la vida de Yuliana Quirós Ureña a manos de un violador recurrente y asesino, que andaba en la calle haciendo de las suyas, mientras el sistema de justicia dormía plácida y holgadamente.

La ciudadanía manifestaba su desencanto de un sistema de representatividad que la abandonó y la dejó en manos del narcotráfico y en ese momento, un comando de sicarios baleaban a una inocente niña en una plaza de fútbol, porque saben que quienes deben ejecutar la ley, hace rato volvieron la cara para desentenderse, pues es una técnica fascista acrecentar el miedo y la ignorancia, para dominar y mantener un pueblo sometido, mientras sus jefes, los narcotraficantes, hacen de las suyas, porque cuentan con el apoyo de un político que les abre la puerta de par en par; un banquero que les guarda el dinero y un juez que no los meta a la cárcel y para redondear, como lo decía Pablo Escobar, un periodista que les haga bombo.

Desde la Presidencia de la República, el silencio y el menosprecio a enfrentar y ponerle coto a esta epidemia de violencia, solo tiene explicación porque: hay miedo a comerse la bronca o porque hay una autoridad política superior que da las órdenes y no le importa el país. Pero, además, porque cuenta con el respaldo para ello, de intereses empresariales poderosos, donde ni los gremios que los agrupan se atreven a llamar a cuentas, como sí lo hacen con rabia, cuando son sus intereses políticos e ideológicos los que están en juego. Hoy están escondidos, sumados a las disparatadas soluciones que emanan de palacio y respaldan los legisladores y una prensa irresponsable, no sabemos si por miedo o esperando el momento para aprovechar y hacer sus negocios.

También estamos claros que el problema se acrecienta, cuando los EEUU con todo su poderío y su incidencia en nuestro país y que además nuestro presidente se somete respetuosamente a su jerarquía, haya sido incapaz de contener el desplante del que se jactan quienes ponen la droga en los puertos europeos y estadounidenses, a no ser que estemos ante un experimento fracasado como el de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), cuando suplieron legalmente de abundantes armas de guerra a los carteles mexicanos y los hicieron más poderosos.

La ciudadanía fue abandonada y sometida al silencio, la orfandad política a que estamos sometidos, donde en medio de las elecciones municipales, no sabemos cuántas personas candidatas son financiadas por estos grupos, porque ni la Fiscalía, ni el TSE logran eficacia en detener este flagelo, haciendo de la democracia una palabreja sin sentido ni contenido y del sistema de representatividad un ejercicio fallido.

Como El Soberano y en el marco constitucional, solo quedan las personas ciudadanas responsables, acompañadas de las personas de la función pública y los empresarios responsables, para sacar adelante el país, debemos asumirnos con el poder que nos otorga la Constitución Política y convocarnos para poner en orden este desorden que nos han generado quienes les otorgamos un puesto de representación y usurparon un poder que nadie les confirió. Deberán rendir cuentas y asumir las consecuencias de sus actos, tal como lo establece nuestra Carta Magna, debemos vencer el miedo y una legalidad inmoral y espuria, con la que han cobijado sus fechorías, no será la venganza lo que nos mueva, sino la justicia que anhelamos.

Debemos reconocer nuestra responsabilidad como pueblo, al haber permitido que nos construyeran como una nación individualista que no le importa el vecino, que condenó la solidaridad y el bien común con los que construimos nuestra República y que nos tiene en esta ola de violencia y desigualdad social.

Es el momento de darnos la mano, de encontrarnos, participar activamente en la toma de decisiones y demostrar que somos capaces de recuperar el país y construir las oportunidades, la riqueza y la paz que nos pertenecen.

Mentira, pero…

Freddy Vargas Aguilar
Teléfono 8620 0780

¿Conversamos?

La Ley Fundamental de Educación afirma que “Todo habitante de la República tiene derecho a la Educación…” esa educación, dice es, entre otros, la que lleva a “la formación de ciudadanos amantes de su Patria, conscientes de sus deberes, de sus derechos y de sus libertades fundamentales, con profundo sentido de responsabilidad y de respeto a la dignidad humana” que se cumple en “educación escolar y, extraescolar”, en instituciones de “Educación preescolar, educación primaria, educación media y, educación superior”.

Mentira

No es cierto que el habitante de la República tiene derecho a esa educación. No decirlo, no aceptarlo, es compartir la responsabilidad de que no exista.

Cuando un sujeto colectivo tome la iniciativa de hacer cierto que este derecho exista, cuando organice a la ciudadanía con un proyecto realizable, creará el núcleo que aglutinará a un pueblo hacia una sociedad justa, libre, sana.

¿Quién se atreve?

ATEC defiende turismo social y ambientalmente responsable y pide verdadera participación y transparencia en Talamanca

La Asociación Talamanqueña Ecoturismo y Conservación (ATEC) dirigió una carta a la Municipalidad de Talamanca, en la cual señala que “el ecoturismo procura proteger la naturaleza y preservar los estilos de vida de las comunidades tradicionales, entendiendo que sin estos dos importantes elementos un territorio pierde toda su esencia y lo que lo hace único en el mundo”.

Asimismo, indica que “el ecoturismo verdadero es un fenómeno que produce resultados económicos muy favorables pues hoy más que nunca el turista consciente busca disfrutar de zonas donde la actividad humana conviva en armonía con la naturaleza, y donde a la vez, las personas locales puedan vivir dignamente en sus territorios conservando sus formas culturales de vivir y sin ser desplazados”.

La carta firmada por la presidenta de ATEC enfatiza que “cualquier otra propuesta turística, especialmente el modelo de mayor escala que se promueve en este Plan Regulador Costero posiblemente hará que el Caribe Sur pase de ser un sitio diferente, único y llamativo a un sitio común y equiparable a cualquier destino de playa y sol donde este modelo de mayor escala se encuentra instaurado”.

“Además, señala el documento de ATEC, restará su identidad, creará mayor presión sobre la naturaleza, encarecerá el costo de la vida y posiblemente traiga consecuencias sociales comunes en sitios donde existen desarrollos turísticos de mayor escala”.

Por ello propone suspender la consulta programada para el 4 de agosto a fin de propiciar “verdadera participación y transparencia” en torno a este tema que interesa a la comunidad y organizaciones sociales de la zona.

SURCOS comparte el texto de la carta enviada por Elena Spencer Buril, presidenta de ATEC a la Municipalidad de Talamanca.

Concejo Municipal de Talamanca
Sr. Alcalde Rugeli Morales Rodríguez
Comisión PRC

Puerto Viejo, 25 de julio, 2023

Estimadas señoras y señores:

Enviamos un cordial saludo de parte de la Asociación Talamanqueña de Ecoturismo y Conservación (ATEC) y a la vez mostramos agradecimiento por su respuesta, mediante oficio OLPSDV-029-23 redactado por el Sr. Enrique Joseph, a nuestras primeras observaciones referentes a la propuesta de la Municipalidad de Talamanca del Plan Regulador Costero.

Primero deseamos indicar que entre los objetivos de ATEC se encuentra el promover un turismo social y ambientalmente responsable apoyando iniciativas y el manejo de facilidades, servicios y actividades ecoturísticas de la población local de Talamanca. El ecoturismo procura proteger la naturaleza y preservar los estilos de vida de las comunidades tradicionales, entendiendo que sin estos dos importantes elementos un territorio pierde toda su esencia y lo que lo hace único en el mundo. El ecoturismo verdadero es un fenómeno que produce resultados económicos muy favorables pues hoy más que nunca el turista consciente busca disfrutar de zonas donde la actividad humana conviva en armonía con la naturaleza y donde a la vez las personas locales puedan vivir dignamente en sus territorios conservando sus formas culturales de vivir y sin ser desplazados.

Este es el caso del Caribe Sur, que creó de forma orgánica y exitosa su propio modelo ecoturístico que motiva al turista a visitar este sitio único, irreplicable y ejemplar, en muchas ocasiones regresan y también promueven que otros viajeros visiten la localidad debido a esas características únicas. El ecoturismo educa a visitantes y genera comunidades locales con habitantes comprometidos de ser guardianes y protectores de sus bosques, humedales, ríos, playas y mar. Cualquier otra propuesta turística, especialmente el modelo de mayor escala que se promueve en este PRC, posiblemente hará que el Caribe Sur pase de ser un sitio diferente, único y llamativo a un sitio común y equiparable a cualquier destino de playa y sol donde este modelo de mayor escala se encuentra instaurado. Además, restará su identidad, creará mayor presión sobre la naturaleza, encarecerá el costo de la vida y posiblemente traiga consecuencias sociales comunes en sitios donde existen desarrollos turísticos de mayor escala.

En respuesta al oficio OLPSDV-029-23 y a su propuesta del PRC queremos agregar lo siguiente:

1. Dado a que los estudios de IFA contienen muchos términos técnicos y en el enlace que compartieron hubo formatos de Shape imposibles de abrir, la población y diferentes organizaciones de las comunidades están expresando que no hubo suficiente transparencia de información y participación en la planificación, solicitamos a la Municipalidad de Talamanca de facilitar antes de cualquier audiencia pública presentaciones de expertos correspondientes donde nos den explicaciones de los resultados de los diferentes estudios de fragilidad ambiental y que den la oportunidad de responder cualquier pregunta de parte de la población.

2. Consideramos que los talleres indicados que se llevaron a cabo en julio 2018 eran más que todo de carácter diagnóstico y poco informativo, y no fueron realmente participativos. Pensamos que para garantizar una verdadera participación y transparencia habría que facilitar toda una serie de charlas y talleres de forma tal que la población adecuadamente informada y conociendo los diferentes términos que integran un plan regulador pueda verdaderamente ser parte de la propuesta para cada área de cobertura, tamaño mínimo y máximo de lotes, y cantidad permitida de habitaciones, comercios y viviendas, entre otras.

3. Consideramos que propiedades, especialmente en zonas fuera de los cuadrantes de los pueblos designadas como MIX y TAP con una cobertura de 70% y 50 habitaciones/hectárea estarían causando serios daños a la aún exuberante naturaleza que hace el Caribe Sur diferente y especial a otros destinos en el país y a nivel internacional, además de interrumpir los corredores para la vida silvestre, fauna y flora, que aún existen. Sugerimos que se permitan solamente hoteles de no más de 25 habitaciones por propiedad con un mínimo de 10.000 m2 y la misma cantidad de habitaciones en caso de propiedades aún más grandes. Eso para garantizar que serían mayoritariamente empresas familiares con énfasis en la población local y con menor impacto ambiental. La cobertura que sugerimos para todas las áreas fuera de los cuadrantes sería no más de 20%, y la altura de edificaciones máxima de 2 pisos. Enfatizamos que en cualquier propiedad construida debería ser obligatorio garantizar un corredor bilógico ininterrumpido a largo entre todas las zonas para mantener sana conexión de hábitat para la flora y fauna.

4. Urge un reglamento de tamaños permitidos de propiedades, densidad de construcciones e infraestructura no solamente para la zona marítima terrestre sino una visión integral para toda la zona del Caribe Sur. Vemos que ya se están presentando graves problemas de deterioro de nuestros recursos donde en fincas de cacao con todo su propio ecosistema se cortan todos los árboles y segregan en parcelas de 300 y 500 m2.

5. El problema grave del faltante de abastecimiento de agua potable ya ampliamente conocido dentro y fuera de la ZMT no se resolvería solamente con un aumento de número de pozos. Sabemos que Talamanca no cuenta con acuíferos adecuados para el consumo humano. Una inversión y ejecución de nuevos acueductos puede llevar años y hoy no se puede garantizar su eficiencia ni capacidad real. No se debe ni se puede promover un modelo sin contar hoy con la disponibilidad suficiente de agua, sin asegurar que la población local no sufrirá de escasez y asumiendo que puedan haber alternativas que hoy no cuentan con diseños, planes o estudios técnicos.

6. Queremos dar énfasis en que estamos en pro de un planeamiento responsable del desarrollo del Caribe Sur, del cual se desprenda un plan de ordenamiento o plan regulador, que no solamente abarque la ZMT sino incluya el resto de la jurisdicción de cada comunidad costera de Talamanca, que no promueva dependencia hacia una sola actividad como es el turismo sino que promueva diversidad de actividades económicas locales, que promueva el empoderamiento cultural y mejoras reales en la calidad de vida, una soberanía alimentaria y que la preservación de los recursos naturales se sostenga a través del tiempo.

Les recordamos que en el año 2004 la comunidad de Puerto Viejo entregó una propuesta de Uso de Tierras y de zonificación a la Municipalidad de Talamanca y al ICT como contra propuesta a la del ICT de 2003, elaborada por una comisión de trabajo del pueblo, y aprobada por la ADI PV de entonces.

Para terminar, solicitamos respetuosamente que la audiencia pública del 4 de agosto no se lleve a cabo, para dar paso a un proceso de verdadera participación ciudadana en la construcción conjunta de un plan regulador acorde con las decisiones y necesidades de la comunidad.

Nos despedimos con la esperanza de que esta Municipalidad escuche y facilite soluciones viables con una verdadera participación de la población en la planificación. Esperando su respuesta, atentamente.

Elena Spencer Buril, Presidenta de ATEC