Este viernes 25 de octubre, a las 5 pm en la Cancillería Casa Amarilla se estará llevando a cabo una manifestación pacífica para protestar la legitimación de Israel y sus actos genocidas por el contacto comercial con Costa Rica.
Le invitamos a participar, y hacer un llamado a que Costa Rica, baluarte de la democracia y de la paz, no comercie con sangre. Agregamos el enlace abajo a la publicación.
No permitamos que nuestro país legitime las atrocidades que comete Israel contra el pueblo palestino!
La Escuela de Sociología de la Universidad Nacional compartió el análisis de coyuntura de la sociedad costarricense. En un documento detalla los puntos más importantes de la administración actual, retratan la situación y mantienen al día las cuentas del gobierno.
Relatan cómo su estilo político es uno de enfrentamiento, lejano a la negociación, y critica a los Poderes de la República o a partidos y personas con lenguaje fuerte.
La estrategia presidencial se ha enfocado en crear una oposición más sentida de grupos y la interpelación es directa con pocas posibilidades de acuerdos.
Hay también una serie de puntos importantes que trata, y se colocan abajo, del documento que invitamos a nuestros lectores a revisar ya que tiene información puntual e importante sobre la situación coyuntural de esta administración.
Uno de los rasgos más característicos de la administración de Rodrigo Chaves Robles ha sido su persistente búsqueda del desmantelamiento de la institucionalidad pública, destacando particularmente intentos de vender empresas estatales, el cercenamiento del gasto público en sectores claves del país, el desfinanciamiento de instituciones públicas y el incumplimiento de deudas con estas.
Tanto en la praxis y el discurso: Chaves asume una retórica degradante contra las institucionalidad democrática y pública, intentando posicionarse como un líder popular y antisistema que incluso ha llegado a denominar a Costa Rica como una ‘‘dictadura perfecta’’, declaración que posteriormente fue rechazada públicamente por 8 expresidentes de la República (Campos, 2024, párr. 1). Tal y como señala Murillo (2024, párr. 6), para Chaves ‘‘su gobierno encarna una ‘revolución’ y aferrado a la figura de un ‘jaguar’ como metáfora de valentía en ocasión de un pretendido referendo… Chaves llegó a calificar como falsa la idea de que Costa Rica haya sido una democracia desde la mitad del siglo XX’’.
La educación ha sido un reto para el gobierno Chaves Robles, nos hemos enfrentado a hitos históricos y múltiples ataques y recortes en búsqueda de un desmantelamiento de la Educación Pública tal y como la conocemos. El gobierno no ha planteado una ruta precisa y clara y directa tanto en sustancioso de alta vulnerabilidad reinserción escolar formación de personal académico y en la incorporación de las nuevas tecnologías al proceso educativo.
El enfrentamiento con la Contraloría se ha agravado en los últimos meses ya que en materia de contratación evaluación de órganos públicos y altos administrativos ha tratado de que esta institución salga del ámbito que le corresponde para tratar de limitar sus posibilidades, de hecho comenzó con un encuentro en la Contraloría General de la República para luego ampliar a otros niveles.
El gobierno de Costa Rica ha mantenido como constante el reducir gastos públicos como una medida para lograr mayores equilibrios macroeconómicos con la finalidad de reducir el déficit a niveles aceptables. De hecho, el Ministro Acosta ha logrado reducir sustancialmente el déficit, pero con ausencia de un de una estrategia que permita establecer objetivos que son necesarios para el país de hecho, el sector educativo se ha visto cómo el sector donde la reducción es fuerte en un momento que el modelo educativo es muy endeble y, con una inercia que no le permite responder al requerimiento del país.
Si bien en el plan internacional el gobierno de la república se ha comprometido con la cumbre del milenio y ser un país de vanguardia en esta materia. Las acciones parecieran ir en otro sentido. De hecho, el MINAE no cuenta con una política ambiental como fueron otros gobiernos que avanzaron hacia un país más sustentable por el contrario las mismas afirmaciones del presidente sobre la tala bosques en otro momento sobre explotación petrolera han puesto en duda la situación. De hecho, no se han firmado decretos que ayuden a mejorar, sino que en temas como la tala de bosques hay una omisión grande que ha terminado en un debate sórdido entre las partes lo cual nos indica que no hay élites que plantean acciones que mejoren en el campo ambiental.
La violencia estructural indicada en los últimos tres meses se mantienen femicidios, raptos, violaciones, desaparición de personas jóvenes y el sicariato en su máxima expresión. Se hacen esfuerzos por la dureza pública y otros organismos para fortalecer la vigilancia pero se requiere fortalecer el número de personas, pero con tecnología de punta para poder combatir a la misma, de igual manera el fortalecimiento de la fuerza marina es una necesidad de primer nivel y contar con equipos y grupos especializados en la vida aérea es parte de lo que se requiere en esta área con una legislación más oportuna para combatir al narcotráfico y otras formas similares.
Costa Rica ha vivido un periodo de intensos enfrentamientos entre los poderes del Estado, reflejando un deterioro notable en las relaciones institucionales y un ambiente político cada vez más polarizado. Durante estos meses, la confrontación entre el Poder Ejecutivo, liderado por el presidente Rodrigo Chaves, la Asamblea Legislativa, la Sala Constitucional (Sala IV), el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), la Defensoría de los Habitantes (DH) y la Contraloría General de la República (CGR), ha alcanzado niveles sin precedentes, poniendo en cuestión la estabilidad democrática del país.
Se reconoce que, a pesar de las críticas hacia la labor de Luis Amador y del Ministro Marcelo Jenkins, ha habido una continuidad en los esfuerzos en esta área. Si bien se han logrado algunos avances, como en el caso de la carretera de circunvalación en Cartago, la ruta 32 con sus puentes y el mantenimiento estratégico, aún se está trabajando en lo que se ha denominado “rezago histórico”. El gobierno debería enfocarse en finalizar estas obras, como la carretera San Carlos, que son necesarias. Además, es fundamental fortalecer acciones en zonas de alta densidad, como los núcleos de zonas económicas y carreteras como Liberia-Nicoya, y dejar el planeamiento de estas iniciativas para los próximos años.
La inversión social no es un tema central en el gobierno de la república pese a que estamos en una situación en el cual la pobreza y las desigualdades las asimetrías son un factor presente con mayor profundidad para Costa Rica. Esta situación es preocupante porque más grupos se unen a la pobreza donde las oportunidades y por el tipo de formación no tiene posibilidades de desarrollarse. No hay recorrido del sector ni planes de mediano y largo plazo lo que se expresa en un alejamiento de la propuesta del plan nacional de desarrollo y se aleja fuertemente de los acuerdos firmados con la OCDE y la cumbre del 2030.
Se ha señalado, no sin razón, que la organización de lo que se llamó civilización occidental y su cultura descienden de la obra y realizaciones de los griegos de la antigüedad. Lo extraordinario es que Grecia, una pequeña nación, relativamente pobre, montañosa y árida, situada en la Europa Mediterránea del sur, con una población relativamente escasa si se compara con los pueblos que la rodeaban, haya dejado una huella cultural tan profunda. Los grandes pensadores griegos que vivieron hace 2,500 años dieron lugar a nuestras ideas modernas de medicina, política, historia, filosofía, ciencia, matemática, arte, teatro, comercio, deportes, etc.
Todo lo anterior, a pesar de que la sociedad griega era tremendamente belicosa. Estaba dividida en ciudades-Estado, que eran cada una, una unidad política con tierras de cultivo a su alrededor y cuyos campesinos sembraban y recogían la cosecha para alimentar a la ciudad. A la cabeza de cada ciudad había un consejo o gobernador y, en algunas, hasta un rey. El problema es que estas ciudades-Estado se pasaban continuamente guerreando entre sí, hacían componendas entre ellas para atacar a la que antes había sido su compañera. La conquista era una de las características de estas guerras, así como la obtención de esclavos como mano de obra barata. Incluso eran atacadas o atacaban a países vecinos. Por esa razón, sus ciudades estaban rodeadas de grandes murallas.
Si se analizan cuidadosamente los logros de las ciudades-Estado, se verá que entre más autoritaria y militarizada era, menos aportaba a la creatividad no guerrera y a la cultura general. Ejemplo de esto Esparta, donde los niños desde los 7 años eran aparatados de sus familias y entrenados para las guerras, de hecho, todos los ciudadanos eran guerreros. En cambio, Atenas, donde se fomentaba el conocimiento general entre la población, fue el crisol del conocimiento humano de su tiempo en la Tierra.
Todo lo anterior, dio lugar a una historia llena de triunfos y fracasos y, hasta se podría decir que, a fin de cuentas, la griega era una civilización inmadura e inestable. Pero, a pesar de lo anterior se impuso a civilizaciones más antiguas y llenas de tradiciones como es el caso de la existente en Persia, Babilonia, y Egipto, todas diez veces mayores en su tamaño geográfico y población. El Dr. Erwin Schrödinger, uno de los padres de la mecánica cuántica señala:
No es posible liberarnos de la aplastante influencia de los pensadores griegos de la antigüedad, ignorar el pasado es no sólo indeseable, sino simplemente imposible. Uno no necesita conocer las doctrinas y escritos de los grandes maestros de la antigüedad, de Platón o de Aristóteles, no necesita haber nunca oído sus nombres, para estar, sin embargo, bajo el hechizo de su autoridad. Su influencia no sólo se ha dejado sentir sobre quienes aprendieron de ellos en la antigüedad y en los tiempos modernos; todo nuestro pensamiento, las categorías lógicas en las que se mueve, los esquemas lingüísticos que utiliza (ya que por consiguiente lo dominan), es en cierto grado elaboración y, en lo fundamental, el producto de los grandes pensadores de la antigüedad.
La fantasía y la realidad de ese pueblo, sus dioses, sus gobernantes y guerreros, fueron descritas inicialmente por el escritor y poeta Homero, que vivió y escribió sus poemas heroicos la Ilíada y la Odisea, hace unos 900 años a. C., La primera trataba del rey Agamenón de Grecia, del guerrero Aquiles y la conquista de Troya (situada en lo que hoy es Turquía), en un lado del Helesponto y cobrando por el paso de todas las naves que viajaban al mar Negro. Dejando de lado el cuento del rapto de Helena, la esposa del rey Agamenón por Paris hijo del rey de Troya, la realidad es que la guerra los griegos la hicieron para apoderarse del estrecho que dominaba Troya y evitar los cobros y, al final, destruyeron a Troya en el año 1200 a. C.
El segundo poema, cuenta las aventuras que por diez años vivió el guerrero Odiseo (Ulises) después de combatir en Troya y tratando de regresar a su país.
Por la misma época, otro poeta, escritor y agricultor llamado Hesíodo, contemporáneo de Homero, en su libro, Teogonía, nos hablaba del origen del universo y de los dioses griegos. Y en Los trabajos y los días describía la Grecia de su tiempo; las dificultades para trabajar, en especial en el campo, y el gran valor del trabajo que mantenía a la ciudad. A diferencia de Homero, que le daba gran valor al estar guerreando, Hesíodo pregonaba la importancia de la paz para poder trabajar, producir y progresar.
Por siglos se consideró que los relatos homéricos eran solo cuentos y fantasías y que nunca había existido la ciudad de Troya y sus guerras. Sin embargo, el comerciante alemán Heinrich Schliemann, sí creía que esos poemas eran parte de la historia de los griegos. Estudió arqueología, aprendió griego y viajó a Turquía en 1870 y, excavando en un sitio, encontró las ruinas de Troya.
La realidad es que, posteriormente a estas figuras, un grupo de personas, inteligentes y audaces, se negaron a continuar creyendo en esos dioses peleones y los sacerdotes que decían representarlos en la Tierra, y trataron de encontrarle una explicación más lógica y racional a los fenómenos que naturales. Ellos llegaron a la conclusión de que el ser humano no tiene más que dos medios para conocer las cosas: mediante los sentidos, viendo los objetos, o deduciéndolos mediante la inteligencia; en ambos casos adquirir el conocimiento era un acto de razonar y por ello dieron tanto valor a la mente o cerebro. Ya el médico Alcmeón de Crotona miembro de la secta de Pitágoras, había señalado que el cerebro era el centro de la inteligencia. Algo que después el «padre de la medicina», Hipócrates, había confirmado ampliamente en el tiempo de Platón y Aristóteles, de quienes fue amigo.
Estas personas fueron llamadas pensadores y dieron lugar con sus estudios y análisis a lo que se llamó «Filosofía» del griego fileîn, amar, y sofía, sabiduría. Ellos trataban de encontrar con sus estudios la verdad de por qué suceden las cosas. Así pues, la filosofía dio lugar también a la ciencia. La filosofía con carácter de ciencia tiene como fundamento que el hombre no posee el conocimiento de las cosas, sino que tiene que indagarlo, lo que significó una búsqueda permanente por un grupo genial de pensadores griegos, comenzando con Tales, Anaximandro, Alcmeón, Heráclito, Jenófanes, Parménides, Leucipo y Demócrito, Sócrates, Hipócrates, Platón, Aristóteles, Epicuro y muchos más. Por supuesto, China tuvo pensadores de igual talla como Lao Tse, Confucio y la India con Buda, en lo que respecta a Asia, pero ninguna nación tuvo tantos y tan valiosos pensadores en un lapso de solo dos siglos, aproximadamente del VI al IV a. C.
Notas
Asimov, I. (1995). The Greeks: A Great Adventure. Boston: Ed. Houghton Mifflin, C. Bochenski, J. M. (1986). Introducción al pensamiento filosófico. Barcelona: Editorial. Herder. Bowra, C. M. (1967). La Grecia Clásica. Países Bajos: Time-Life International. Bowra, C. M. (1983). La Atenas de Pericles. Madrid: Alianza Editorial, S. A. Capelle, W. (1972). Historia de la Filosofía Griega. Madrid: Editorial, Gredos. Coplestone, C. (1969). Historia de la Filosofía. Grecia y Roma. Vol. I. Barcelona: Editorial Ariel. Durant, W. (1978). The Story of Philosophy. Nueva York: Ed. Simon & Schuster. Werner, C. (1962). La philosophie grecque. París: Ed. Payot.
Antes de 1821 la región de Centroamérica era una unidad política, fragmentada en provincias, que se extendía desde la provincia de Costa Rica hasta la Provincia de Chiapas, al sur de México. La cabecera central estaba enGuatemala; y se denominó, en distintos momentos, Capitanía General o Reino de Guatemala, como parte de la gran división del Virreinato de México o Nueva España.
Los sucesos de la Independencia desde Chiapas, a finales de agosto y principios de setiembre de 1821, hasta Costa Rica, el 29 de octubre de ese año, fragmentaron toda la región, provocando las independencias de las provincias, que intentaron reunirse de nuevo, a partir de 1823 en lo que se llegó a llamar Provincias Unidas de Centro América, a partir de 1823, y República Federal de Centro América, en 1824, unidad política en la que desde el principio Chiapas no estuvo presente por haberse agregado al Imperio mexicano de Agustín de Iturbide, como también lo habían manifestado sectores en las restantes provincias sin que eso se materializara.
Así, ese proceso de reunificación se dio desde ese final de 1823 hasta 1838 cuando de la República Federal se retiraron Nicaragua, Honduras y Costa Rica. En 1839 Guatemala declaró su separación federal. En 1841 lo hizo El Salvador.
En aquellos años el territorio actual de Belice se consideraba parte de Guatemala, aunque bajo control de Gran Bretaña, situación proyectada hasta adentrado el siglo XX, cuando se logró la Independencia de Belice. México disputó a Guatemala esta región hasta ese momento.
El proyecto centroamericano fue ambicioso en diversos aspectos sin que lograra materializarse. Las luchas internas en cada una de las provincias debilitó el proyecto unionista. Independentistas, imperialistas, en los días inmediatos a la Independencia de 1821, criollos, liberales, conservadores, federalistas, anexionistas, unionistas, y otras denominaciones fueron la expresión de estas contradicciones.
El esfuerzo final que desde Costa Rica quiso hacer Francisco Morazán en 1842 ahogó esa esperanza unionista de ese primer período centroamericanista.
A mediados del siglo XIX fueron los intereses imperialistas, de Inglaterra y Estados Unidos, principalmente, los que se movieron sobre Centroamérica, interesados en el control de la posible ruta canalera que podría haberse hecho utilizando el Río San Juan, el Gran Lago de Nicaragua y el Estrecho de Rivas, fracasado el proyecto canalero francés en Panamá.
La Compañía del Tránsito, que operaba desde la costa este hasta la costa oeste de los Estados Unidos, aprovechaba esa ruta, debido a que no se había construido el ferrocarril de costa a costa de los Estados Unidos. Dicha compañía, en 1865, fijó “idealmente” la extensión del territorio de los Estados Unidos en el proyecto imperialista colonizador de William Walker, que quiso apropiarse de las cinco repúblicas, lo que produjo la Guerra Nacional de Centroamérica contra él, su falange, sus intereses esclavistas y anexionistas a los estados sureños de los Estados Unidos. Derrotado Walker el 1 de mayo de 1857 y fusilado en setiembre de 1860, en Honduras, cuando de nuevo intentó regresar a Centroamérica con igual propósito, la idea de la centroamericanización unitaria no había desaparecido. Inglaterra se había establecido con un protectorado en la costa caribeña de Honduras y Nicaragua prácticamente hasta finales del siglo XIX, en la llamada Mosquitia.
Internacionalmente la región se conoció como República Federal de Centroamérica. A finales de la década de 1840 e inicios de la década de 1850, los países, o Estados centroamericanos, empezaron a ser reconocidos de manera independiente cada uno de ellos, bajo la forma de Repúblicas. Aun así, a finales de la década de 1840 el General Rafael Carrera de Guatemala intentaba mantener la Federación.
El sentimiento unionista se mantuvo en diversos sectores de la sociedad centroamericana, en cada una de sus Repúblicas. Así, por ejemplo, en junio de 1895 se produjo el Pacto de Amapala, con motivo de las reformas liberales de El Salvador, Honduras y Nicaragua, con el cual intentaron reunirse nuevamente, sin éxito al no estar Costa Rica ni Guatemala. Esta República de Centroamérica se trató de reconstituir en 1898 bajo el nombre de Estados Unidos de Centroamérica, proyecto también abortado.
La Independencia de Panamá de Colombia, en 1903, colocó a Panamá desde el punto de vista geopolítico en la región de Centroamérica, en la que se le sigue considerando. Panamá es partidaria de una integración a todo nivel.
Se avanzó en otros niveles, cuando en 1907 fue creada la Corte de Justicia Centroamericana, con sede en Costa Rica, proyecto que se suspendió en 1917 cuando Nicaragua se retira y la Corte fue disuelta en 1918. El proyecto político unitario no avanzó.
El unionismo centroamericano se mantuvo e hizo surgir el partido político del unionismo, más como una aspiración de sectores, que como una realidad concreta. En Guatemala estuvo el Partido Unionista activo en la caída del dictador Estrada Cabrera, y en Costa Rica el escritor y ensayista Vicente Saénz fue uno de esos líderes unionistas, a partir de la década de 1920. En 1922 El Salvador, Guatemala y Honduras intentaron de nuevo constituir la República Federal de Centroamérica.
Los siguientes proyectos unionistas fueron impulsados más al calor de los intereses imperialistas y hegemonistas de los Estados Unidos en la región. Así se dieron entre otros intentos, después de la II Guerra Mundial, bajo un nuevo esquema mundial de alianzas estratégicas, en el marco de la Guerra Fría, el 14 de octubre de 1951, la creación de la Organización de Estados Centroamericanos, ODECA, que fue un impulso para la integración centroamericana, al mismo tiempo que en Europa se daban los primeros pasos de la Unión Europea. El Salvador celebra el 14 de octubre como el Día de la Integración Centroamericana, junto con la SICA.
Con la ODECA se avanzó en proyectos comunes centroamericanos, como la unificación de las señales de tránsito, de procesos aduanales, de políticas culturales, de programas educativos y de libros de textos, cubiertos con el sello de ODECA.-ROCAP, más al calor de la Unión Centroamericana de la década de 1960, textos que fueron combatidos por la Escuela de Educación de la Universidad de Costa Rica. La ODECA también impulsó el Convenio sobre el Régimen de Industrias Centroamericanas de Integración, del Tratado Multilateral de Libre Comercio e Integración Económica Centroamericana, firmado en 1958, que fueron los antecedentes directos del Tratado General de Integración Económica Centroamericana, suscrito en Managua, el 13 de diciembre de 1960, donde surgió el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE). Todo esto reforzado con la Carta de San Salvador de 1962.
La ODECA se superó con el surgimiento del Sistema de la Integración Centroamericana, SICA, que estableció un nuevo marco jurídico y político de relaciones entre los Estados centroamericanos, marco que se ha proyectado en múltiples niveles, y en otras instancias que se han creado, como el Banco Centroamericano de Integración Económica, BCIE.
Las guerras en Centroamérica, en el período 1970-1990, provocaron cambios importantes en la región. El Mercado Común Centroamericano, de la década de 1960, se debilitó. En plena guerra, a principios de la década de 1980, el gobierno de Estados Unidos impulsó el Plan de la Cuenca del Caribe, bajo el Gobierno de Ronald Reagan, con el fin de establecer tratados bilaterales y abiertos con cada una de las repúblicas centroamericanas. El ascenso de gobiernos revolucionarios en Nicaragua, y del auge de la guerrilla en El Salvador y Guatemala, especialmente, impulsaron el Plan de Paz de Oscar Arias Sánchez y los acuerdos de Esquipulas I y Esquipulas II, creando las bases de la reconstrucción democrática de las repúblicas centroamericana, tan gobernadas por dictadores, satrapías, militares, tiranos, gobiernos golpistas y antidemocráticos, estableciendo un procedimiento firme para establecer la paz y la democracia en Centroamérica, que ha funcionado con algunas debilidades.
Resultado de estos acuerdos se dio impulso al Parlamento Centroamericano, PARLACEN y a la Corte de Justicia Centroamericana, organismos de los cuales Costa Rica no es parte, ni los ha reconocido. Ambos organismos fueron creados desde 1990 y 1991, todo con la intención de restaurar la vieja unión política. Guatemala. República Dominicana y México están allí como observadores regionales. Panamá suscribió el PARLACEN en 1993 y hace varios años inició un proceso de separación del SICA.
En las Constituciones Políticas centroamericanas, excepto en la Costa Rica, hay un sentimiento unionista, centroamericanista. El Presidente Abel Pacheco, 2002-2006, fue claro al señalar que era muy difícil para Costa Rica abrazar este proyecto mientras existieran ejércitos en Centroamérica, que los expresidentes de las Repúblicas se convirtieran en diputados vitalicios del PARLACEM, y los integrantes de la Corte de Justicia Centroamericano obedecieran a los poderes ejecutivos de sus países y no fuera un órgano absolutamente independiente. Del mismo modo, consideraba que los diputados del PARLACEN debían ser representantes de los Congresos de cada país, sin los altos salarios que se les paga, y sin elección particular para elegirlos.
En la práctica Guatemala, Honduras y El Salvador, desde hace bastantes años, desde el 2000, han constituido lo que se llama o reconoce con el nombre de Triángulo Norte de Centroamérica. Son países que tienen condiciones similares en diferentes aspectos económicos, políticos y sociales, además de su cercanía y posición geográfica.
Este triángulo reconoce la región de esos tres países de manera que sus fronteras tienen un mismo punto de triangulación de sus capitales. Es una región que opera como un Tratado de Libre Comercio, de libre tránsito de sus ciudadanos y de unión aduanera, que permitan desarrollar ventajas competitivas en bloque. También como región firmaron un Tratado de Libre Comercio con México el 29 de junio del 2001, de similares condiciones. Este Tratado procura la integración de mercados financieros y de capitales.
El Triángulo Norte de Centroamérica no tiene a la vista problemas migratorios internos, más allá de los de ser paso obligado de quienes transitan todo el territorio centroamericano, desde el norte de Sudamérica, con la intención de trasladarse hacia los Estados Unidos. Casi no se producen problemas migratorios intra centroamericanos. El más relevante, quizá, es el de nicaragüenses hacia Costa Rica, que históricamente se produjo, en comparación con esos otros países, por la estabilidad económica nacional, por las condiciones de vida que el país siempre les ha ofrecido; y, sobre todo por la estabilidad y seguridad política que siempre les ha dado Costa Rica.
Los países del Triángulo Norte Centroamericano tienen tratados comerciales firmados con Colombia, Estados Unidos y México, con resistencia de algunos sectores sociales y económicos que sienten afectados por ellos.
La situación política de Nicaragua la ha tenido separada del Triángulo Norte. Sin embargo, para efectos de tránsito de ciudadanos y de actividades comerciales, Nicaragua se ha integrado, en lo que han llamado CA-4 (Centroamérica 4, por la incorporación de Nicaragua a los otros tres países). Costa Rica sigue al margen.
La situación particular de las relaciones de Costa Rica con Nicaragua no son las más deseables ni las mejores. Constantemente hay problemas de críticas por el régimen nicaragüense y la violación de derechos humanos en ese país. De parte de Nicaragua cuando artificialmente levantan el viejo conflicto de la incorporación del Partido de Nicoya a Costa Ria, en 1824, o el derecho de libre navegación por el limítrofe río San Juan. Nicaragua tiene la llave que cierra la frontera con nosotros creando problemas graves del transporte de mercancías con nosotros y el resto de Centroamérica. Esto ha llevado a la necesidad de impulsar el ferry desde Puerto Caldera hasta El Salvador para solucionar este problema, con la ventaja que acelera el intercambio comercial en muchas horas, pero con la desventaja de que el Ferry no ha tenido el apoyo gubernativo que merece.
A esto se ha sumado, recientemente el problema, que ha creado el gobierno de Costa Rica, con los hondureños, de solicitarles visa a sus ciudadanos con una serie de requisitos, que dificulta la obtención de la misma. Por esta razón, y en reciprocidad el gobierno de Honduras ha procedido de igual manera, como era de esperar, y según se estila en las relaciones diplomáticas.
La razón principal que se ha esgrimido para la actuación del gobierno de Costa Rica es que estaban entrando hondureños, en carros de alto nivel de blindaje, dirigidos especialmente a la zona caribeña, a la región de Limón, con armas, con drogas, y con sumas altas de dinero, insinuando claramente que eran personajes ligados a los carteles mafiosos de ese país.
En lo que recuerdo de las noticias periodísticas no se ha dicho nada de capturas de este tipo de personajes o de este tipo de situaciones. Así como supuestamente han entrado, y los han seguido, seguramente los han dejado salir, o los han sacado, en silencio. Lo que hizo detonar la situación fue la reacción hondureña contra los costarricenses con iguales exigencias de visa. Que Honduras cuide sus mafiosos es un problema de Honduras. Pero, que Costa Rica cuide mafiosos y sus territorios es un problema nacional.
Lo que pareciera en la práctica, por lo que se ve y se percibe en la prensa, es que el gobierno de Costa Rica, y su Ministerio de Seguridad, lo que están haciendo es proteger territorios de mafiosos. No entran al país mafiosos hondureños a alterar o disputar los territorios costarricenses en manos de grupos similares. Esta es la película que se está exhibiendo. Creo no exagerarla. Pero, lo que aquí ocurre no se da sin la complacencia de autoridades nacionales, de todos los niveles institucionales involucrados en esta lucha.
Se denuncia el costo de los daños ocasionados a los escáneres de Limón, con 15 días de instalados y paralizados varios meses, sin que haya acciones punitivas ni resarcitorias, económicamente, contra los responsables, no solo los choferes, sino los dueños y empresarios involucrados en ese trasiego de droga que es regular en esa zona de Limón; los que empacan la droga en los contenedores; desde donde la empacan y quienes la transportan hasta los muelles; y en los propios muelles quienes la reciben y la trasladan a los barcos. Tampoco se habla de detenidos cuando el proceso de acarreo de esos contenedores es bien detallado en sus fases de almacenamiento, carga y transporte.
Finalmente, el visado de los ciudadanos en general es el tema. Pareciera que si en el Triángulo Norte, CA-3, Guatemala, Honduras y el Salvador, la liberación de los trámites migratorios de visas está superado, sin graves problemas a la vista, ni alborotos públicos, sin procesos migratorios complejos entre esos países; ni escándalos relacionados con transporte de drogas, y de armas, que es otro problema que debe atenderse, porque se mueven por mismas rutas de la droga, ¿o por otras?, ni crea problemas de libre tránsito, no interrumpe el flujo comercial, no obstaculiza el movimiento turístico, ¿por qué Costa Rica no libera a los centroamericanos de estos trámites de visa?
La verdad es que para pasar las fronteras se requiere siempre presentar el pasaporte, la cédula de identidad o de residencia, de los ciudadanos habitantes y residentes en esos países. Y, en esos puestos fronterizos están las máquinas migratorias que pueden corroborar los fichajes internacionales de interpol, de las policías locales y cualquier otro mecanismo de control que se tenga para ello.
Nicaragua, se me ha informado, forma parte de este engranaje centroamericano, que ellos llaman CA-4, Nicaragua más los otros tres países del Triángulo Norte, sin que oficialmente Nicaragua forme parte de ese Triangulo, situación que permite a nivel de ciudadanos y residentes un libre flujo migratorio en toda esa región.
¿Por qué no valorar nacionalmente, con serenidad, con visión política, el avanzar y liberar a todos los centroamericanos y los residentes en esos países de estos requisitos migratorios? ¿Por qué no propiciar el CA-5, con Costa Rica inmerso en ese proceso de unidad centroamericana, al menos en este terreno?
La lucha contra la droga, el narcotráfico nacional y regional, y el control de sus actores, se seguirá realizando de la misma forma que se hace hoy, comprometiendo más, en este sentido, a las autoridades centroamericanas en la lucha que desde Costa Rica se realiza.
Liberando, en este sentido, el flujo migratorio centroamericano no vamos a tener más problemas de migrantes centroamericanos o nicaragüenses de los que ya existen. El flujo turístico o de entrada de centroamericanos no es mucho, pero es superior al de muchos países europeos. Solo Hondureños son casi 15.000 mensuales, cifra nada despreciable. Mas que suizos, holandeses, austríacos, belgas e italianos.
Es necesario agilizar el tráfico de mercancías por vía terrestre, para fortalecer las cadenas de suministros y las relaciones intrarregionales. Los sectores empresariales de Centroamérica claman por esta solución, porque se han paralizado las cargas de toda la región, no solo de Honduras y Costa Rica. El problema no es solo de choferes y ciudadanos en general, es de la economía regional. Es también un problema de incremento en los costos que todo esto provoca. De Costa Rica están afectados, con esta situación provocada por el gobierno d de Rodrigo Chaves, los sectores de la industria alimentaria, de químicos y agroquímicos, de equipos y materias de construcción, de servicios logísticos y de los importadores de materias primas. Además, se afectan los plazos de entrega de mercaderías, y directa e indirectamente, se afecta el empleo relacionado con todo este engranaje.
Este problema ha adquirido la forma de una crisis migratoria. Ayer 24 de octubre llegó al país una delegación hondureña compuesta por el ministro de Seguridad, Gustavo Sánchez; el vicecanciller, Gerardo Torres, y el director de Migración, Allan Alvarenga, para una reunión con sus homólogos costarricenses, en busca de soluciones a la actual crisis migratoria, de la que se espera salga humo blanco.
Hay que resolver urgentemente esta situación. Avancemos hacia el CA-5. Fortalezcamos el comercio y las exportaciones nacionales hacia Centroamérica. Atrevámonos a romper viejos esquemas que nos encasillan y amarran económicamente. Avancemos.
Nos fuimos de perfil bajo a la zona de Perez Zeledon, dominio en especial destino de los turistas, muchos extranjeros.
Nos brinda el común denominador de carreteras con uno o dos cráteres, que nos hacen recordarle la “madre” a uno que otro individuo, desde Cartago, subiendo el Cerro de la Muerte. Disfrutamos plácidamente de la naturaleza, y respetamos la debida demarcación e inversión social en caminos y carreteras, ciertamente una nota quizás 9 de 10. Recuérdese que esa inversión en mucho obedece al Impuesto a los combustibles que usted y yo pagamos.
Enrumbado hacia Dominical, hacemos una parada técnica en un gran almacén de abarrotes y es de esperar, mucho extranjero, principalmente del vecino país del Norte, laborando para el inversor de dicho establecimiento, lo que asumimos como “bueno”.
La carretera hacia Dominical está muy bien, y ya en el lugar nos aprestamos a conseguir hospedaje.
Luego nos dirigimos a consumir proteína, y nos recomiendan un lugar, que resultó ser un Restaurante de emprendimiento familiar, de hace no menos de 25 años atrás, y luego de alimentarnos, pues se cancela y no nos sorprende… el dato le llega a su teléfono o correo… pagamos con tarjeta por supuesto, para dejar en evidencia el pago, pero “y la factura”, disculpe somos regimen simplificado, ahhh…sorry
El mismo evento en diversidad de negocios, algunos ni ingresamos porque se ven inalcanzables, mejor comprar algunos insumos personales, para pernoctar.
Lo que pasó en la noche, se nos olvidó, tenemos mala memoria; todo sano, nada de qué arrepentirse o reprochar.
Continúa el día siguiente, nos levantamos a desayunar, nos vamos a buscar al azar el posible lugar a elegir, pues observamos un lugar que tiene soda y además ofrece hospedaje, pues nos vamos “jugando el chance” y nos sentamos y desayunamos como cosacos, ciertamente, elegimos un gran lugar, buena “cuchara” y aseado y excelente atención. Un negocito familiar, donde el mesonero, es un joven estudiante de la UNED en agronomía, y estudia mientras se lo permita, la clientela.
Después del gran desayuno, pagado con dinero personal, con tarjeta, seguimos a la espera de la factura, pero bueno, la idea es ver la conducta del emisor, seguimos caminando, ya indio comido…
Vamos y observamos lo que parece ser un gran boulevard, casi 700 metros, donde una gran cantidad de artesanos, y comerciantes, ofrecen diversidad de productos y pues, no compramos, ropa de uso “playero”, en apariencia de origen colombiano, se ventila,como ropa recién lavada y los souvenir en mesas, confirmamos que esto es de todos los días, ahí se instalan como un mercado de oferta y demanda, hasta no nacionales venden sus artesanías o tiliches… Mucha mujer ocupa los asientos detrás de las mesitas y todo promovido, parece ser con el consentimiento de la cámara de turismo local, para ofertar, no obstante, no vemos nada de tecnología, que asegure la emisión de las facturas correspondientes y preguntar mucho, pues es de cuidado papi…
El tema de la corrupción y la lucha por erradicarla se ha extendido por todo Latinoamérica. Hoy Panamá vive momentos muy difíciles. Ya es conocida la situación salvadoreña. Además, de alguna manera en países como Perú, Honduras, Chile, Colombia y México el tema de la corrupción fue el caballo de batalla para que los pueblos de esos países decidieran elegir gobiernos progresistas o de izquierda. Sucederá lo mismo en Brasil en las próximas elecciones con el regreso, muy probable, de Lula al poder.
También los temas de campaña han sido la pobreza galopante en todos los países, pues quienes han gobernado históricamente en América Latina no se han preocupado por una verdadera, justa y equitativa distribución de la riqueza, sino que los gobiernos se han dedicado a salvaguardar los intereses de unos pocos y haciendo crecer la brecha social en nuestros países. Eso aunado a la inflación que cada día crece más y que es un golpe a las clases más desposeídas pone en riesgo la estabilidad social como sucede en Argentina.
Y la problemática es mayor cuando no se vislumbran liderazgos fuertes que logren unidad de países y regiones para enfrentar conjuntamente problemas similares como el narcotráfico, el aumento en precios del petróleo y las exportaciones para mejorar las economías y ni se diga de las migraciones que se dan entre los mismos países latinoamericanos como sucede con venezolanos, nicaragüenses, argentinos y colombianos.
El problema común y que alimenta muchísimo las formas en que los pueblos latinoamericanos se comportan de cara a elecciones y toma de decisiones en sus países es la baja en los niveles de educación. La calidad de la educación en nuestros países es cada día más baja y en ocasiones se une a la deserción escolar para enfrentar la situación de pobreza y que lleva a muchas familias a ligar sus hijos con narcotráfico en una alianza fatal y que lleva a mayor inseguridad y violencia en nuestros países.
Un panorama caótico y lamentable en el que hay apenas buenas intenciones por parte de algunos gobernantes, pero con férreas oposiciones de los que históricamente han manejado las riendas de nuestros países. Y ante un Estados Unidos que sigue sin prestarle mucha atención a nuestra región y sin darle la ayuda necesaria. Los famosos tratados de libre comercio (TLC) fueron y han sido un trueque desigual y que han empobrecido aún más a nuestros países con las imposiciones de los grandes contra los pequeños tanto en comercio como en oportunidades.
Dios quiera que Latinoamérica pueda encontrar la ruta y logre las metas de desarrollo que se merecen nuestros pueblos.
Debido a que Europa no ha sido capaz de hacer frente a las causas de la crisis, está condenada a hacer frente a sus consecuencias. El polvo de la tragedia está lejos de haberse asentado, pero, aun así, nos vemos obligados a concluir que los líderes europeos no estaban ni están a la altura de la situación que estamos viviendo. Pasarán a la historia como los líderes más mediocres que Europa ha tenido desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Ahora están haciendo todo lo posible en la ayuda humanitaria, y no se puede cuestionar el mérito de dicho esfuerzo. Pero lo hacen para salvar las apariencias ante el mayor escándalo de este tiempo. Gobiernan pueblos que, en los últimos setenta años, más se han organizado y manifestado contra la guerra en cualquier parte del mundo donde sea que esta se haya producido. Y no fueron capaces de defenderlos de la guerra que, al menos desde 2014, se venía gestando en casa. Las democracias europeas acaban de demostrar que gobiernan sin el pueblo. Hay muchas razones que nos llevan a esta conclusión.
Esta guerra estaba siendo preparada hace mucho tiempo tanto por Rusia como por los Estados Unidos. En el caso de Rusia, la acumulación de inmensas reservas de oro en los últimos años y la prioridad otorgada a la asociación estratégica con China, concretamente en el ámbito financiero, con miras a la fusión bancaria y la creación de una nueva moneda internacional, y en el comercio donde hay enormes posibilidades de expansión con la iniciativa Belt and Road en Eurasia. En las relaciones con los socios europeos, Rusia ha demostrado ser un socio creíble, dejando claras sus preocupaciones de seguridad. Preocupaciones legítimas, si por un momento pensamos que en el mundo de las superpotencias no hay buenos ni malos, hay intereses estratégicos que hay que acomodar. Este fue el caso en la crisis de los misiles de 1962 con la línea roja de los Estados Unidos que no quería misiles de mediano alcance instalados a 70 km de su frontera. Que no se piense que fue solo la Unión Soviética la que cedió. Los Estados Unidos también desistieron de los misiles de mediano alcance que tenían en Turquía. Cedieron de manera recíproca, se acomodaron, y tuvieron un acuerdo duradero. ¿Por qué no fue posible lo mismo en el caso de Ucrania? Veamos la preparación en el lado estadounidense.
Ante el declive del dominio global que ha tenido desde 1945, los EE.UU. buscan consolidar a toda costa zonas de influencia, que garanticen facilidades comerciales para sus empresas y acceso a materias primas. Lo que escribo a continuación se puede leer en documentos oficiales y “think tanks”, por lo que se prescinde de teorías conspirativas. La política del “regime change” no está dirigida a crear democracias, solo gobiernos que sean fieles a los intereses de Estados Unidos. No fueron estados democráticos los que surgieron de las sangrientas intervenciones en Vietnam, Afganistán, Iraq, Siria, y Libia. No fue para promover la democracia que alentaron golpes de Estado que depusieron a presidentes elegidos democráticamente en Honduras (2009), Paraguay (2012), Brasil (2016), Bolivia (2019), sin mencionar el golpe de 2014 en Ucrania. Desde hace algún tiempo, el principal rival es China. En el caso de Europa, la estrategia estadounidense tiene dos pilares: provocar a Rusia y neutralizar a Europa (especialmente a Alemania). La Rand Corporation, una conocida organización de investigación estratégica publicó en 2019 un informe preparado a petición del Pentágono, titulado «Extendiendo Rusia. Competir desde terreno ventajoso». En él se analiza cómo provocar a los países para que la provocación pueda ser explotada por los Estados Unidos. Con respecto a Rusia, dice: «Hemos analizado una serie de medidas no violentas capaces de explotar las vulnerabilidades y ansiedades reales de Rusia como un medio para presionar al ejército y la economía de Rusia y el estatus político del régimen en el país y en el extranjero. Los pasos que hemos examinado no tendrían la defensa ni la disuasión como objetivo principal, aunque podrían contribuir a ambos. Por el contrario, tales pasos se consideran elementos de una campaña diseñada para desestabilizar al adversario, obligando a Rusia a competir en campos o regiones donde Estados Unidos tiene una ventaja competitiva, llevando a Rusia a expandirse militar o económicamente, o haciendo que el régimen pierda prestigio e influencia a nivel nacional y/o internacional”. ¿Necesitamos saber más para entender lo que está sucediendo en Ucrania? Rusia fue provocada a expandirse para luego ser criticada por hacerlo. La expansión de la OTAN hacia el Este, en contra de lo que se había acordado con Gorbachov en 1990, fue la pieza clave inicial de la provocación. La violación de los acuerdos de Minsk fue otra pieza. Cabe señalar que Rusia comenzó por no apoyar el reclamo de independencia de Donetsk y Lugansk después del golpe de 2014. Prefería una fuerte autonomía dentro de Ucrania, como está establecido en los acuerdos de Minsk. Estos acuerdos fueron rotos por Ucrania con el apoyo de Estados Unidos, no por Rusia.
En cuanto a Europa, el principio es consolidar la condición de socio menor que no se atreva a perturbar la política de las zonas de influencia. Europa debe ser un socio fiable, pero no puede esperar reciprocidad. Por eso la UE, ante la ignorante sorpresa de sus líderes, fue excluida del AUKUS, el tratado de seguridad para la región del Índico y el Pacífico entre EE.UU., Australia e Inglaterra. La estrategia del socio menor requiere que se profundice la dependencia europea, no sólo en el ámbito militar (ya garantizado por la OTAN) sino también en el económico, es decir, en términos energéticos. La política exterior (y la democracia) de EE. UU. está dominada por tres oligarquías (no solo hay oligarcas en Rusia y Ucrania): el complejo militar-industrial; el complejo gasífero, petrolero y minero; y el complejo bancario-inmobiliario. Estos complejos tienen ganancias fabulosas gracias a las llamadas rentas monopólicas, situaciones privilegiadas de mercado que les permiten inflar los precios. El objetivo de estos complejos es mantener al mundo en guerra y crear una mayor dependencia de los suministros de armas estadounidenses. La dependencia energética de Europa en relación con Rusia era inaceptable. Desde el punto de vista de Europa, no se trataba de dependencia, se trataba de racionalidad económica y diversidad de socios. Con la invasión de Ucrania y las sanciones, todo se consumó como estaba previsto, y la apreciación inmediata de los precios de las acciones de los tres complejos tenía champán esperándolos. Una Europa mediocre, ignorante y sin visión estratégica cae impotente en manos de estos complejos, que ahora les dirán los precios a cobrar. Europa está empobrecida y desestabilizada por no haber tenido líderes a la altura del momento. Además de eso, se apresura a armar a los nazis. Tampoco recuerda que, en diciembre de 2021, la Asamblea General de la ONU adoptó, a propuesta de Rusia, una resolución contra la “glorificación del nazismo, el neonazismo y otras prácticas que promuevan el racismo, la xenofobia y la intolerancia”. Dos países votaron en contra, Estados Unidos y Ucrania.
Las negociaciones de paz en curso son una equivocación. No tiene sentido que sean entre Rusia y Ucrania. Deberían ser entre Rusia y los EE.UU./OTAN/Unión Europea. La crisis de los misiles de 1962 se resolvió entre la URSS y los Estados Unidos. ¿Alguien se acordó de llamar a Fidel Castro para las negociaciones? Es una cruel ilusión pensar que habrá una paz duradera en Europa sin compromiso real por parte de occidente. Ucrania, cuya independencia todos queremos, no debería unirse a la OTAN. ¿Finlandia, Suecia, Suiza o Austria han necesitado hasta ahora la OTAN para sentirse seguros y desarrollarse? De hecho, la OTAN debería haber sido desmantelada tan pronto como acabó el Pacto de Varsovia. Sólo entonces la UE podría haber creado una política y una fuerza de defensa militar que respondiera a sus intereses, no a los intereses estadounidenses. ¿Qué amenaza había para la seguridad de Europa que justificara las intervenciones de la OTAN en Serbia (1999), Afganistán (2001), Irak (2004), y Libia (2011)? Después de todo esto, ¿Es posible seguir considerando a la OTAN como una organización defensiva?
*Académico portugués. Doctor en sociología, catedrático de la Facultad de Economía y director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra (Portugal). Profesor distinguido de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE. UU) y de diversos establecimientos académicos del mundo. Es uno de los científicos sociales e investigadores más importantes del mundo en el área de la sociología jurídica y es uno de los principales dinamizadores del Foro Social Mundial.
SURCOS comparte la siguiente información enviada por SINTRAJAP:
La regla fiscal opera como una doble regla en negativo para reducir el gasto, en el caso de Japdeva opera en más cantidad el daño.
Señores(as)
Diputados(as)
Asamblea Legislativa
República de Costa Rica
Si el dinero ejecutado es inferior a la autorización de presupuesto, entonces, el presupuesto del año entrante rige sobre lo que se ejecutó. O sea, como ejemplo para mejor entender si tengo un presupuesto para el año 2021 de 500 colones y solo ejecutó 400 pierdo 100 para el presupuesto del siguiente año contando solo con 400. Esto ocurre, inclusive si la razón para no ejecutar un dinero en razón de una emergencia, por ejemplo, el COVID 19 qué efecto a todas las empresas en su ejecución, pero si el dinero ejecutado es mayor al presupuesto originalmente por la entidad pública, en razón de un gasto extraordinario, entonces rige la Regla Fiscal sobre lo que fue presupuestado. En ese sentido justificamos el por qué JAPDEVA debe quedar fuera de la Regla Fiscal.
JAPDEVA Opera los 365 días del año las 24 horas del día
JAPDEVA Le sirve al comercio internacional y nacional
JAPDEVA Vende servicios y estamos en competencia.
Somos el puerto más barato de la región.
No se puede decir que comprar equipo es generar gasto porque son equipos que generan ingresos y colaboran con la economía del país y el comercio internacional.
En el caso de JAPDEVA lo presupuestado en horas extras se puede superar, por el motivo de que se está atendiendo más barcos vendiendo servicios atendiendo la exportación e importación del país.
No es de recibo que si JAPDEVA maneja las tarifas más bajas, nos quiten las cargas, estamos en competencia, no se ajustan tarifas hace más de 10 años y nos amarren con la Regla Fiscal.
JAPDEVA promueve socialmente el desarrollo del Caribe.
Es importante saber que JAPDEVA es evaluado todos los años por la CEPAL, una entidad internacional y nos ha ubicado en el ranking portuario compitiendo con 120 puertos de América Latina y el Caribe, ubicando a JAPDEVA en el lugar número 12, moviendo hasta 12 millones de toneladas métricas anuales, movilizando igualmente 750 mil contenedores anuales, eso equivale a más de millón doscientos TEUS anuales.
Es importante decir que JAPDEVA cuenta con 10 puestos de atraque, 54 hectáreas de muelle, infraestructura equipo y personal capacitado, así JAPDEVA ha operado durante 57 años de forma barata y eficiente.
Además, le ha aportado un 15% de sus ingresos totales al desarrollo social.
No es conveniente amarrar una empresa que está en competencia y que le sirve al país y al comercio nacional e internacional, en estos momentos somos el puerto más atractivo por los bajos costos, además tenemos una deuda con el estado que tenemos que honrar, pero con estas disposiciones de la Regla Fiscal la está condenando a no surgir y hacerla ver mal con el comercio de las importaciones y exportaciones.
Tenemos las tarifas más bajas de la región y no sacarnos de la Regla Fiscal sería amarrar a JAPDEVA a no ser eficiente. En estos momentos por lo atractivo que es JAPDEAVA por las tarifas bajas están volviendo barcos de CHIQUITA, DOLE, BANDECO, están llegando buques graneros, hierro, barcos con turistas, etc, etc.
Por estos motivos solicitamos que se haga una moción para dejar fuera de la Regla Fiscal no solo el canon, sino también a la empresa JAPDEVA por estar en competencia, por ser el puerto más barato, por atender la economía nacional e internacional operando los 365 días del año las 24 horas del día. Por atender socialmente la provincia de Limón.
Información compartida con SURCOS por María Miranda.
El Observatorio de Bienes Comunes comparte información sobre la Ley 21087 sobre la producción y control de la calidad en el comercio de semillas, así como las tensiones que rodean al proyecto.
Según el Observatorio, este proyecto busca profundizar en la mercantilización y en las desigualdades socioeconómicas, ya que muchos sectores no fueron considerados para el proceso de formulación y discusión de este proyecto.
Su significado y su importancia VLADIMIR DE LA CRUZ DE LEMOS
Emanuel Leutze, Washington cruzando el Delaware
El 4 de julio celebramos el proceso que culminó con la Independencia de la Estados Unidos.
La independencia en 1776, hace 245 años, resultó de la lucha que se dio en la colonia inglesa denominada Nueva Inglaterra, que comprendía 13 estados, cuyos límites eran la costa Atlántica, los lagos Ontario y Erie, los montes Aleganios, la Luisiana y la Península de la Florida. El Acta de Independencia fue firmada en el Segundo Congreso de Filadelfia, aquel 4 de julio de 1776, constituyéndose, de esa forma, en la primera revolución o movimiento anticolonial victorioso.
En estos territorios de los Estados Unidos también tuvieron interés los españoles y los franceses en sus afanes conquistadores y colonizadores. Así, en 1497, Juan Cabot llegó a Terranova y desde allí bajó hasta la Florida; en 1512, Juan Ponce de León llegó a la Florida, quien la llamó Tierra Florida por su vegetación y por la víspera de la Pascua, fecha en que había llegado; en 1539, el entonces gobernador de Cuba, Hernando de Soto descubrió el río Misisipi.
En el caso de los españoles los territorios de los actuales Estados Unidos y Canadá, y del Asia, formaron parte del gran Virreinato de Nueva España o de México, al que perteneció Costa Rica.
Los franceses hugonotes, eran franceses practicantes de la religión protestante que, en 1562, establecieron una colonia en la Florida, huyendo de las persecuciones a las que eran sometidos como resultado de las guerras religiosas que se habían desatado en Francia, que se mantuvieron hasta avanzado el siglo XVII e inicios del siglo XVIII, aun cuando desde el rey Enrique IV de Francia y III de Navarra les habían garantizado libertad religiosa y tolerancia.
En 1578 y 1584, los ingleses reanudaron sus esfuerzos conquistadores y colonizadores con las expediciones de Humphrey Gilbert y Walter Raleigh, a quienes la reina Isabel I de Inglaterra les había otorgado patentes reales para fundar colonias en América. Gilbert también había participado en las guerras religiosas en Irlanda. Como explorador y navegante creía que había un paso hacia la China, hacia el Catay, por la parte norte del continente americano. En su segundo viaje llegó a la región de Terranova. Por su parte, Raleigh había llegado hasta la actual Carolina del Norte.
Hacia 1606, ya se habían constituido en Londres dos empresas colonizadoras, las Compañías de Londres y de Plymouth, a las que el gobierno monárquico inglés les dio tierras, denominadas después como Nueva Inglaterra y Virginia, donde se desarrolló la plantación de tabaco.
A diferencia de los procesos conquistadores y colonizadores de América Latina, la riqueza pública y la población crecía con gran rapidez. En Nueva Inglaterra, después de 1620, se fortaleció el poblamiento con puritanos expatriados, que firmaron el llamado Pacto de los Peregrinos, comprometiéndose a respetar las leyes y el bien común, fundando así Nueva Plymouth, luego Boston, Massachusetts y Connecticut. Esta zona de Nueva Inglaterra va a ser el sitio de nacimiento de los Estados Unidos, que tiene cinco estados muy particulares: Connecticut, Maine, Massachusetts, Nuevo Hampshire y Rhode Island. También trataron de asentarse en las nuevas tierras fundando la Nueva Ámsterdam, más tarde expulsados de ellas y fundando Nueva York.
Los indígenas no formaban parte de la población colonial, que prefería reducirlos y eliminarlos, a pesar de que dominaban grandes extensiones de tierras, entre ellas las praderas de los Estados Unidos, con predominio principal de las comunidades indígenas de los Sioux, Apaches, Cheroquis y Cheyenes.
En esta misma época los holandeses introdujeron el tráfico de esclavos negros en esta región. Los esclavos llegaron a constituir una parte muy elevada de la población. La situación de la esclavitud dividió la formación de los estados nacientes de los Estados Unidos. En el sur, con aprobación de la esclavitud y de los mayorazgos y, en el norte, con rechazo y desconocimiento.
Los conflictos que internamente vivía Inglaterra, entre el Rey y el Parlamento, favorecían a las colonias, mezclándose las religiones, en sus distintas regiones, con los nuevos colonos, como la religión anglicana en Virginia, la puritana en Nueva Inglaterra y la católica en Maryland. Entre los pobladores de Nueva Inglaterra se estimulaban las ideas de la democracia.
Más tarde, Guillermo Penn, cuáquero, de la religión protestante, que estimulaba la sencillez, el igualitarismo y la honradez, fundó la colonia de Pensilvania, con la ciudad de Filadelfia, que quiere decir «amor fraternal». En 1732 se fundó la última colonia inglesa, Georgia.
A fines del siglo XVII, los católicos habían aumentado por las persecuciones de que eran objeto en Irlanda, desde donde se trasladaban a las nuevas tierras. De igual modo llegaron puritanos y protestantes alemanes. Esta mezcla de prácticas religiosas condujo a desarrollar un espíritu de gran respeto y de tolerancia espiritual.
La educación y la instrucción pública fueron un instrumento muy importante de desarrollo en esos años, porque obligaba a crear una escuela en cada ciudad por cada 100 o 50 casas, según el caso. También se convirtió en un elemento de mejoramiento y superación personal de los colonos. Con la educación también florecieron los periódicos, desde 1704 cuando se fundó en Boston el primer periódico en los Estados Unidos, el Boston News-Letter.
Más tarde, durante la Revolución Americana, los periódicos Pennsylvania Magazine de Tom Paine y el Boston Gazette de Sam Adams, jugaron un papel a favor de la independencia. Paine era considerado como uno de los grandes revolucionarios norteamericanos que creía, además, que la Revolución Americana debía llevarse en punta de lanza por el resto del continente. Luego se fundó el primer periódico de Nueva York, The Gazette, en 1725, al que le siguió el New York Weekly Journal, editado por John Peter Zenger, quien llegó a ser arrestado y acusado de sedición por publicar críticas contra el Gobernador británico. En su juicio fue declarado inocente, lo que constituyó un precedente para la libertad de expresión en Estados Unidos.
A finales del siglo XVIII, todavía bajo la dominación británica, los periódicos se acercaban al medio centenar y sus contenidos eran más ensayos políticos con una línea claramente identificada con la independencia.
En Nueva Inglaterra la educación llegó a establecerse como obligatoria para el pueblo y a cargo del Estado, bajo la dirección de Comités Electivos que decidían por votación las contribuciones que se necesitaban. Esto hizo que en esta época la educación se extendiera más en los Estados Unidos que en cualquier otra parte del mundo.
En Massachusetts también se le dio impulso a la educación media y superior, fundándose la Universidad de Cambridge en 1638, alcanzando ocho universidades en vísperas de la independencia, en 1775.
En la América colonial española para este mismo período ya se habían fundado las universidades de Santo Domingo, en República Dominicana, en 1538, las de San Marcos, de Lima, en Perú, y la de México en 1551, la de San Carlos, en Guatemala, en 1676, la de León, de Nicaragua, el 10 de enero de 1812, llegando al momento de la independencia a casi 40 universidades en la América española, la mayor parte de ellas declaradas pontificias y reales.
El comercio fue, finalmente, el último elemento y la clave de la prosperidad de las colonias inglesas y la causa de su independencia.
Las colonias inglesas poseían para su administración y gobierno una división de poderes, el Ejecutivo concentrado en el Gobernador, el Legislativo que descansaba en el Consejo y la Asamblea, y el Judicial con sus jueces y jurados, poderes que tenían distintos grados de dependencia con Inglaterra. Así funcionaban los Provinciales, que más dependencia tenían; el de los Propietarios, cuando se fundaban por un particular con concesión real, gobernados por su fundador; en ambos los colonos nombraban el Consejo y la Asamblea; y, el de Cartas, por el cual los colonos estaban facultados para nombrar todas las autoridades políticas y de gobierno, como funcionaba en Nueva Inglaterra, donde se organizaban por compañías o corporaciones, lo que dio una gran autonomía, participación y decisión en los asuntos de la comunidad y, sin ninguna duda, en un gran espíritu de independencia, libertad, valores morales propios, defensa de sus derechos, respeto a la ley, el amor a la instrucción. En estas colonias, Connecticut, Rhode Island y Massachusetts se vivía una especie de República.
Inglaterra, Francia y España se enfrentaron en distintas ocasiones por el predominio y posesión de estas tierras. Guerras, como las de los Siete Años, 1756-1763, hicieron que las colonias dieran a Inglaterra los soldados, los abastos y los servicios que la guerra demandaba.
Por el Tratado de París, de 1763, que puso fin a esta disputa, Inglaterra pasó a ejercer el dominio colonial de Canadá; España le cede la Florida para recuperar Cuba, que unos meses atrás había dominado Inglaterra debido a la simpatía española por la independencia de las colonias inglesas. Así el dominio inglés llegó desde el Canadá hasta el Golfo de México. Por su parte, Francia perdió el dominio que tenía en Canadá, cedió el dominio de la Luisiana a España, compensando la pérdida de la Florida, dada a Inglaterra, prefiriendo Francia afirmar sus posesiones coloniales en el Caribe, en Guadalupe y Martinica principalmente. Así, Inglaterra se había impuesto como potencia militar en todos los órdenes.
A pesar de que la guerra había desarrollado las actividades productivas, de comercio y de prosperidad en general, Inglaterra impuso una serie de medidas tributarias a los colonos que fueron el detonante final de la lucha que se iba a realizar por lograr su independencia, y evitar las trabas tributarias y arancelarias que desde la metrópoli se cargaban sobre los colonos, restringiendo su libertad de comercio, sus principios democráticos y su libertad. Las contribuciones forzadas después de 1765 del derecho de sello o papel sellado, el vidrio, el papel y el té fueron de las más rechazadas.
Con motivo de estas luchas se constituyeron dos asociaciones, Las Hijas de la Libertad y Los Hijos de la Libertad. En ellas participaban mujeres y artesanos, mercaderes, abogados, trabajadores urbanos y campesinos que se oponían a esas leyes y propiciaban la independencia. También se oponían a los abusos del gobierno inglés. A ellos se les debe y se les reconoce el llamado Motín del Té. Fomentaban también la solidaridad y la fraternidad intercolonial para la resistencia. Propusieron medidas de no comprar productos ingleses, quemaron residencias de funcionarios ingleses; reclamaron el derecho de los colonos a imponer y declarar sus propias leyes. Impulsaron los Comités de Correspondencia, que fueron verdaderos motores y agentes de la revolución. En todos los estados se organizaron mediante esta forma. Actuaban como grupos secretos. El grupo de Boston, el «Boston Caucus Club», fue fundado por Samuel Adams, hermano de John. Estos grupos, de lucha por la libertad, tuvieron de símbolos el Árbol de la libertad o los Postes de la libertad, que eran estructuras de madera coronadas con gorros frigios, que fueron símbolo también de la Revolución Francesa. Su lucha esencial fue contra los impuestos, llamando a resistirlos.
Otro elemento importante que contribuyó en la Independencia de los Estados Unidos fue la Sociedad Filosófica Americana, fundada en 1769 en Filadelfia, siendo su primer presidente Benjamin Franklin, gran patriota, liberal, masón y de profundas convicciones morales. La Sociedad fue en los Estados Unidos la fuente de la Ilustración americana, del llamado Iluminismo americano. A Benjamin Franklin le siguieron en la presidencia David Rittenhouse y Thomas Jefferson, quien la dirigió por 17 años.
Toda la lucha por la independencia, que se mantuvo por más de un siglo, se expresó en la resistencia a la dominación colonial inglesa, en las insurrecciones militares y en la lucha contra las políticas económicas y tributarias; enfrentando la ley, apoyándose en el Parlamento y en los recursos legales e institucionales que se les ofrecieran para expresar su descontento, reclamando que los impuestos que se establecieran debieran ser declarados por los colonos; contra los formalismos de la presentación de escritos, como el del papel sellado.
Las protestas se expresaron poniendo banderas a media asta, quemando mercaderías, quemando las leyes, oponiéndose por las asambleas locales; enfrentando también la ley de aduanas; y, el pueblo en distintas comunidades se lanzaba a las calles.
La desobediencia política y civil se hacía sentir. Esto se manifestaba de mejor manera en el enfrentamiento a las tropas inglesas que hacían los ciudadanos. La desobediencia civil fue la forma de reaccionar contra normas o acciones del Gobierno, que de manera pacífica se manifestaba o realizaba. Es obvio que el solo acto de desobediencia a la autoridad de gobierno era un acto de fuerza en sí mismo. Y su fuerza y eficacia dependería del mayor número que desobedeciera, o de la capacidad jurídica que se tuviera para respaldar esa desobediencia ante los actos de gobierno que se imponían para su cumplimiento.
Se pedía desobedecer o desacatar normas jurídicas, decretos ejecutivos o leyes de la República, que surgieran de la Autoridad facultada para emitir esos actos jurídicos.
Aunque se conocen formas de lucha de este tipo desde el siglo XVI, el origen de esta forma de lucha se debe, en los tiempos actuales, al gran poeta, escritor y ensayista norteamericano Henry David Thoreau, quien a mediados del siglo XIX, en 1849, escribió la obra «Desobediencia Civil», con el objetivo de negarse él, y llamar a negarse, a pagar impuestos del gobierno norteamericano que se justificaban para financiar la intervención de rapiña que estaban realizando en México, período en el que Estados Unidos se apropió de gran parte de los territorios mexicanos, en esa época, incluso con colaboración de William Walker, que después lo tuvimos en Centroamérica y en Costa Rica, intentando expandir los dominios esclavistas de los estados sureños norteamericanos y de someter a la esclavitud a los pueblos centroamericanos.
Thoreau protestaba contra la guerra que consideraba injusta, en el período en que el gobierno también justificaba la esclavitud. Para él «el gobierno por sí mismo, que no es más que el medio elegido por el pueblo para ejecutar su voluntad, es igualmente susceptible de originar abusos y perjuicios antes de que el pueblo pueda intervenir». Así surgió la desobediencia civil como una forma válida de lucha y de participación política.
Las políticas agrarias impulsadas por Inglaterra obligaron a algunos propietarios, incluso del sur, a dejar las tierras y a liberar esclavos. Los esclavos libertos se sumaron luego a la lucha por la independencia y a quienes participaran en la lucha por la independencia se les garantizaría la libertad, aunque no a todos se les cumplió esta oferta.
En 1769, George Washington escribía que nadie debía de vacilar un instante en llegar a emplear las armas para defender los intereses preciosos de la libertad.
Los colonos reunidos en Congresos en Nueva York y Boston obligaron a Inglaterra a ceder en sus imposiciones, excepto el té, lo que provocó reacciones muy violentas. En medio de estas luchas se formó un partido nacional, rompiéndose el vínculo de Inglaterra y sus colonias.
Inglaterra conspiraba por retomar el poder efectivamente. En abril de 1775, el General Gage trató de apoderarse en Lexington del depósito de armas de los colonos, sufriendo una gran derrota. La noticia de la victoria alentó la insurrección contra los ingleses; se multiplicaron los reclutas voluntarios y las asambleas de los estados sumaban tropas.
En Virginia, el 4 de septiembre de 1774, la Asamblea acordó una Declaración de Derechos, por la cual reclamaban para sí las mismas libertades que los ingleses tenían para ellos.
El 10 de mayo de 1775, un Segundo Congreso de Colonos, reunido en Filadelfia hizo un llamado público al alzamiento en armas contra la metrópoli, a la cual le declaró la guerra. Para ello emitió papel moneda y formó el ejército, bajo el mando del entonces coronel George Washington, quien ya había combatido contra los franceses en Canadá, y quien fue elegido unánimemente General, cargo que aceptó sin remuneración alguna. En julio de 1775, Washington con 14, 000 soldados, sitió Boston, defendida por los ingleses, que huyeron hacia Nueva York.
El movimiento revolucionario era duramente criticado por los ingleses.
En 1776, el 10 de febrero, en Carolina del Sur, se pedía una Carta en la que constara la total independencia; el 12 de abril, en Carolina del Norte se instruía a sus delegados al Congreso para reclamar la autonomía americana. Igual lo hicieron en Rhode Island, Massachusetts y Virginia. El 7 de junio, en Virginia se propuso abiertamente la independencia y el 2 de julio todos los estados, excepto Nueva York, rompieron relaciones políticas con Inglaterra.
El 4 de julio de 1776, en el Segundo Congreso de Filadelfia, se aprobó la Declaración de Independencia, redactada íntegramente sobre la base que había elaborado Tomás Jefferson, junto con John Adams y Benjamin Franklin. En lo esencial y trascendente se destacó que todos los hombres han sido creados como iguales y se encuentran bajo el cuidado del Creador, quien les otorga derechos inalienables como la vida, la libertad y la felicidad, que los gobiernos tienen por objeto garantizar; que los gobiernos derivan su poder del consentimiento de los gobernados y que cuando un gobierno, cualquiera sea su forma, se opone a estos fines, el pueblo tiene derecho a cambiarlo, abolirlo y reemplazarlo por un nuevo régimen que descanse sobre estas bases para alcanzar la felicidad de los ciudadanos.
Estas ideas recogían el pensamiento progresista de la Edad de la Razón, de quienes lucharon contra el dogma y el autoritarismo: Francis Bacon, Hugo Grotius, Andrés Vesalio, Nicolas Copérnico, Baruch Spinoza; el revolucionario irlandés, Charles Lucas; el italiano, César de Beccaria; los filósofos suizos, Francois Vatel y Alessandro Burlamaqui; el jurista alemán, Samuel Pudendorf; los franceses, Charles Louis de Secondant señor de la Brede y Barón de Montesquieu, Francois Marie Arouet, conocido como Voltaire y Denis Diderot; los ingleses, John Milton, Sidney, Harrington, Priestley y, en especial, John Locke; y los norteamericanos, Roger Williams, Jonathan Mayhew y John Wise. Todos ellos representaban en sus obras las luchas contra la opresión.
La teoría política de la Declaración de Independencia es profundamente democrática y revolucionaria. En la propuesta original de Jefferson se denunciaba el tráfico de esclavos africanos y el sistema de producción al que servía. Los delegados de Georgia y Carolina del Sur objetaron este párrafo, junto con delegados de otros estados donde había un floreciente tráfico de esclavos.
Jefferson decía que la vida en la Tierra no hacía las veces de un valle de lágrimas y de sufrimiento; que no significaba un tormento en sí mismo para alcanzar el cielo; ni creía que las personas nacían malas por naturaleza, ni que los gobiernos eran la representación del brazo secular del Creador. Para él los hombres son buenos, no malos; son capaces de gobernarse a sí mismos; los gobiernos son producto del hombre.
En 1810, Jefferson escribía que la libertad y la felicidad del hombre deben ser los objetos de la organización política, el fin de toda ciencia y todo empeño humano. Jefferson rechazó la aristocracia, la monarquía y el derecho divino de los gobernantes. Reconoció la igualdad de los hombres y el que la soberanía radicara en ella.
Si el gobierno, decía Jefferson, no descansa en el consenso, el derecho a la revolución es indudable; si los gobiernos oprimen, ahogan a los ciudadanos y se convierten en instrumentos de explotación y no trabajan para promover la felicidad, se vuelven tiránicos y traicionan al hombre. Por ello los hombres pueden y deben romper esas cadenas para lograr la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
La Declaración de Independencia reflejaba el movimiento iluminista y humanista de la época. Sin embargo, las limitaciones que tenía la Declaración de Independencia estaban en que, al mismo tiempo que proclamaba la igualdad, la libertad y la búsqueda de la felicidad, habían 600,000 esclavos de por vida en Estados Unidos, que transmitían esa condición; y que no reconocía la igualdad real de la mujeres, al punto que la esposa de Adams, Abigail, le reclamaba que querían emancipar a todas las naciones del mundo manteniendo un poder absoluto sobre las esposas, que eran limitaciones de tiempo, lugar y clase. La universalidad y humanidad de sus postulados siguen incólumes.
Los negros jugaron un papel importante en la Revolución Americana. Se levantaron también bajo los estandartes de «libertad o muerte». En Inglaterra, como en los Estados Unidos antes de la revolución, había literatura que condenaba y denunciaba el racismo y el esclavismo. James Otis sugería en 1764 que el derecho a la libertad también era para los negros y defendía el derecho de rebelión de ellos contra sus amos. Otros antirracistas y antiesclavistas fueron Isaac Skilmann, Antohony Benezet, Benjamin Franklin, Benjamin Rush y Thomas Paine, que exigía la abolición de la esclavitud. Más tarde, en 1780, Paine redactó en Pensilvania una ley aboliendo la esclavitud que fue aprobada. Otros grupos religiosos como los bautistas, metodistas y cuáqueros se pronunciaron contra el esclavismo, que se organizaban en los «English Friends».
Desde antes de la Independencia de los Estados Unidos los negros, que representaban casi el 20% de la población de las colonias, cuando se iniciaba el proceso de rebelión independentista, antibritánico, y que llegaban a los 600,000 esclavos, luchaban también por la abolición de la esclavitud, y había quienes, en su nombre también lo hacían, sin lograrlo de manera efectiva, a pesar de que también desempeñaron un papel importante en el proceso independentista norteamericano, sin que esa participación, compromiso y lucha les hubiera significado mayores grados de «libertad», «libertad o muerte» y «libertad o tiranía», como eran algunas de las consignas de la independencia. Hubo alrededor de esta lucha de los negros una conciencia norteamericana que también se desarrollaba en su favor.
Los estados del sur eran los que concentraban la mayor cantidad de negros y mantenían las relaciones de producción, sociales y políticas bajo el signo de la esclavitud. Se ha llegado a afirmar que el valor de los negros, considerándolos «propiedad», o «bienes», en ese momento, eran más de un cuarto de un billón de dólares, lo cual, desde el punto de vista esclavista era una gran inversión y negocio.
El trabajo de los esclavos era desde los nueve años hasta que su edad se los permitiera. Niños y mujeres en estos extremos no estaban fuera de este proceso de brutal explotación.
Desde aquellos años el racismo que se vivía se impuso en la mentalidad de la sociedad norteamericana, la que existía, la que estaba en proceso de nacimiento con la independencia, y la que surgió con la independencia, aun cuando hubo luchadores contra esta discriminación, racismo y esclavismo, entre ellos los mismos negros.
La lucha por la independencia, y por la libertad, por su naturaleza, por su esencia revolucionaria, se oponía, y atacaba la esclavitud.
La lucha por romper con Inglaterra, con sus lazos de dominación, implicaba internamente la lucha contra las distintas formas de dominación, entre ellas la lucha por la liberación de los esclavos.
La lucha por la independencia en cierta forma atacó el sistema de esclavitud. No se podía luchar por la independencia, por la libertad política, económica y social de Inglaterra, arrastrando las cadenas de los miles de negros que habitaban, y trabajaban en las Colonias inglesas, y que colaboraban en la lucha de su independencia. En algunos estados era más evidente la presencia de quienes alzaban la lucha contra el esclavismo.
En los estados del sur era más fuerte el esclavismo. Dentro del proceso de independencia estos estados acentuaron los controles sobre los esclavos. Para estos estados la crisis de la independencia no favorecía el ambiente de la liberación de esclavos. Incluso se llegó a dar esclavos a quienes se incorporaran a la lucha independentista, y hasta se pagaron salarios con esclavos.
Muchos de los negros que se incorporaron a la lucha anticolonial lo hicieron alentados de lograr la suya. La negación de la libertad los llevó a rebeliones, escapadas o huidas, motines, o en condición de fugitivos, como hicieron muchas veces los indígenas en las colonias españolas cuando huían a zonas de refugio, que durante años se mantuvieron impenetrables para los conquistadores y los propios colonizadores y evangelizadores.
Alrededor de los planteamientos que se hacían contra la dominación inglesa también se hacían para la libertad de los negros. Peticiones de este tipo se hicieron en Nueva Inglaterra, Massachusetts, Connecticut, Nuevo Hampshire. En algunos de esos planteamientos se nota la influencia masónica cuando en ellos se redacta que «el Gran Padre del Universo ha concedido la libertad con equidad a toda la humanidad, a la que ellos no han renunciado por ningún pacto o convenio».
En 1775, en Filadelfia, se creó la primera Sociedad para Promover la Abolición de la Esclavitud siguiéndole otras.
En la Declaración de Independencia hay un antiesclavismo implícito al declarar que todos los hombres nacen iguales, dotados de derechos inalienables, como la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
Antes de 1776, en muchas Cortes los negros habían actuado para pedir su libertad, aunque sin éxito.
La historia de los Estados Unidos conoce levantamientos de negros antes de la independencia, en 1767 en Alexandria, Virginia; en 1774 en Andrews, Georgia; en 1775 en Virginia del Norte, en los condados de Beaufort, Pitt y Graven, al igual que en otros estados.
Cuando se les permitió integrarse al ejército revolucionario lo hicieron sirviendo heroicamente en distintos puestos y en las principales batallas, incluso en posiciones de mando. El mismo George Washington, el 30 de diciembre de 1775, autorizó el enlistamiento de negros al ejército.
Durante el período revolucionario, desde 1770, en distintas legislaturas se recibían memoriales pidiendo la abolición de la esclavitud.
Al momento de la independencia, decía Washington, nada se podía esperar de Inglaterra. Fue un inglés naturalizado en América, Tomás Paine, quien proclamó la necesidad de declarar la independencia, convencido que en punta de lanza debía continuarse la revolución hasta donde hubiera situación colonial y opresiva que combatir y hasta alcanzar la plena libertad e independencia. Así establecieron la Declaración, de que las colonias estaban unidas y tenían el derecho de llamarse estados libres e independientes. Los escudos de armas ingleses, fueron destruidos inmediatamente como quemados los retratos del Rey.
La reacción inglesa no se hizo esperar. Atacaron las tropas de Washington en Nueva York obligándolo a retirarse. Por ello el Congreso dio máximos poderes a Washington y, tras los éxitos revolucionarios en Trenton y Princetown, se recuperó la confianza revolucionaria en la causa de la independencia.
La causa americana en Europa despertaba grandes simpatías, especialmente en Francia, por lo que los revolucionarios americanos envían a Benjamin Franklin a buscar solidaridad y ayuda económica. Así se incorporó Gilbert du Mottier, marqués de Lafayette, donde peleando por la Independencia de los Estados Unidos sirvió como general, considerado un héroe de esta lucha, y un cercano colaborador de George Washington, Alexander Hamilton y Tomás Jefferson. La lucha revolucionaria se extendía en esos días hasta el Canadá.
Entre reveses y triunfos la causa de la libertad de las colonias se fue imponiendo y Francia reconoció la Independencia de los Estados Unidos el 6 de febrero de 1778 y estableció con Benjamin Franklin un Tratado, resolviendo tratar así con los insurgentes y revolucionarios. Le siguieron en el reconocimiento España y Holanda.
En el sur esclavista el proceso fue más lento. Con apoyo de Francia y las tropas todas comandadas por Washington, en 1781 finalmente los ingleses fueron derrotados.
En 1780 hubo protestas negras en el estado de Massachusetts contra la limitación del voto a los blancos que no pagaban impuestos considerando que era injusto que se limitara este derecho por el no pago de impuestos.
Los antiesclavistas y abolicionistas de los estados del sur eran una minoría con poca capacidad de influencia política en la toma de decisiones legislativas y estatales. John Houston y otros consideraban a los negros, en posibilidad de liberarse, más aliados de Inglaterra que de Estados Unidos, si los ingleses les ofrecieran la libertad. Por ello ejercieron más control sobre los negros, aún después de declarada la independencia, por la presencia todavía inglesa en las tierras norteamericanas, y porque la lucha que se mantenía después de 1776.
James Otis, en 1764, señaló en su libro Derechos en las colonias británicas, que el derecho a la libertad por el que se luchaba, alcanzaba inevitablemente a los negros, que la libertad les era inalienable. Del mismo modo, señalaba que el derecho a la libertad de las colonias era igualmente el derecho de los negros a la suya, o en su lugar el derecho de los negros a la rebelión contra sus amos, y que esta rebelión no podía considerarse un crimen o un delito.
En 1772, el reverendo Isaac Skilman, en «La oración sobre las bellezas de la Libertad», exigía la abolición de la esclavitud, considerando además que el derecho a la rebelión contra la esclavitud era un derecho acorde con las leyes de la naturaleza.
Benjamin Franklin, uno de los grandes padres fundadores, como se le considera, de los Estados Unidos, por su participación en la lucha emancipadora, por lo demás gran científico, uno de los redactores del Acta de Independencia y de la Constitución de los Estados Unidos, fue un gran abolicionista, llegando a ser presidente de la Sociedad para Promover la Abolición de la Esclavitud.
A la lucha de Benjamin Franklin se unió Benjamin Rush, de tradición presbiteriana, médico de esos años, también vinculado intensamente al proceso independentista de las colonias, quien llegó a ser presidente de la primera Sociedad Antiesclavista que se fundó en los Estados Unidos, quien atacaba en sus intervenciones y escritos la trata de esclavos y la esclavitud como sistema.
También se le unió a Benjamin Franklin y a Benjamin, Rush, el educador Anthony Benezet, quien también en Pensilvania había impulsado sociedades abolicionistas, entre ellas la Sociedad de Pensilvania para la Abolición de la Esclavitud.
La esposa de John Adams, también redactor del Acta de Independencia, Abigail, manifestó que si era válido luchar por la independencia igualmente era válido luchar por la libertad de los negros, que gozaban del mismo derecho a la libertad.
En pleno proceso de enfrentamientos militares por la independencia hubo negros que huyeron, aprovechando las circunstancias, hacia el norte, incluso en fugas colectivas.
En Virginia, en noviembre de 1775, se les ofreció la libertad a los negros que se sumaran a los revolucionarios, lo que se aplicaría solo a esclavos adultos y varones, condenando a muerte a los que se fugaran y fueran capturados.
A favor de los esclavistas estaba la circunstancia de que Inglaterra no levantaba banderas antiesclavistas o abolicionistas en su lucha. Era a la vez un gran traficante y comerciante de esclavos. La lucha opresora que mantenía hacia las colonias lo era también contra los esclavos negros.
El gran revolucionario Thomas Paine, el 8 de marzo de 1775, escribió en un periódico de Filadelfia, el artículo «La Esclavitud africana en América», exigiendo la abolición de la esclavitud, pidiendo que se les concedieran tierras ya en condición de libertos, para que «pudieran ganarse la vida».
A estos personajes se sumaron, durante los años de resistencia y de guerra independentista, grupos de religiosos bautistas, metodistas y de manera sobre saliente los cuáqueros, opinando y actuando de manera antiesclavista. Los cuáqueros, hacia 1785, habían eliminado la esclavitud en sus hogares y familias, llegando a plantear en el propio Congreso de la Unión que se legislara en ese sentido y, hacia 1783, se solicitó se declarara ilegal la esclavitud, con el apoyo de la Sociedad Amigos de Pensilvania y Nueva Jersey.
En los gobiernos de cada una de las colonias se presentaron solicitudes y acciones en igual sentido. En Rhode Island, por influencia cuáquera, se llegó a aprobar una declaración, en 1774, en la cual se afirmaba que cualquier negro que se introdujera como esclavo sería o quedaría libre. Para ellos era un problema esencial, la lucha por la libertad de los blancos era a la vez una lucha de todas las personas, y la libertad de los blancos debía extenderse a todas las personas. Esta disposición no liberó a los negros, hasta que, cuando se incorporaron al ejército, para luchar contra Inglaterra, se emancipó a los que participaron militarmente de esa lucha.
La patriotas y revolucionarios, principalmente, eran abolicionistas. Muchos gobernadores blancos no lo eran defendiendo el negocio que significaba el tráfico de negros. En Baltimore, en 1774, se logró acordar abstenerse del comercio de esclavos y sabotear a los comerciantes de esclavos.
En 1776, en Massachusetts se declaró ilegal la trata de esclavos. Así se estableció, también, en 1776, en la Constitución de Delaware. En 1776, en Nueva York, se avanzó con una ley, en el Congreso Provincial del Estado, que establecía una emancipación gradual, lo que se aprobó hasta 1798.
En 1777, en la Constitución de Vermont se prohibió la esclavitud de cualquier persona, nacido o no en los Estados Unidos. En 1780, en Pensilvania se aceptó una ley contra la esclavitud, redactada por Thomas Paine y George Bryan. Este mismo año en Connecticut se impulsó una ley similar que se terminó de aprobar hasta 1784, año en que también Rhode Island aprobó una ley de abolición gradual, año en que la Constitución de Nuevo Hampshire la abolió.
En 1781, la Suprema Corte de los Estados Unidos, en el caso Commonwealth vs. Jenninson, condenó a un blanco por haber azotado a un negro diciendo que «era su esclavo», multándolo, sobre la base de que la Constitución estatal señala que todos los hombres nacen libres e iguales, y de que todas las personas tienen derecho a la libertad, destacando que la esclavitud no armoniza con la Constitución.
En 1804 el estado de Nueva Jersey abolió la esclavitud, por influencia de los cuáqueros. Este año se estaba independizando Haití y provocando un movimiento antiesclavista e independentista en el Caribe.
En 1782, en Virginia, se establecieron, por un breve plazo, mecanismos para la manumisión de esclavos, bajo el impacto de la recién proclamada independencia en 1776.
Mientras esto se expresaba en los estados, en el gobierno federal no tenía igual eco. Las leyes que se promulgaron en esos años eran más antibritánicas que antiesclavistas. La propuesta de Jefferson, denunciando, en el borrador del Acta de Independencia, la esclavitud, y su tráfico, «del rey cristiano de Gran Bretaña», fue eliminada a solicitud de los representantes de Georgia y Carolina del Sur, y de otros estados todavía esclavistas.
De esta forma está claro que, durante los años de la lucha por la Independencia de los Estados Unidos, durante su desarrollo y en los años posteriores hubo importantes movimientos antiesclavistas y emancipadores de los negros en Estados Unidos.
Las luchas de los negros dentro del proceso independentista también se expresaron en las actividades de los llamados marrons, que eran esclavos fugitivos, que fue muy extendida, en levantamientos, tumultos y en complots, como sucedió en 1767 en Virginia, y en 1774 en Saint Andrews, en Georgia. Las represalias contra ellos fueron la ejecución, la horca, quemarlos vivos, la decapitación, el azote, las marcas en sus cuerpos, la corta de orejas. Uno de los levantamientos más grandes se dio en los condados de Beaufort, Pitt y Graves, en Carolina del Norte en 1775.
Aun así, los negros se incorporaron al ejército revolucionario independentista, y lo hicieron también en la marina, en todos los puestos de los barcos, hasta el de pilotos, con menos restricciones que en la infantería. También lo hicieron como tambores del ejército, recogiéndose sus imágenes en pinturas alusivas a la guerra.
En plena guerra hubo propuestas para que los negros no se les permitiera incorporarse en las filas del Ejército, enfrentando una decisión del Congreso de permitirles a los negros libres hacerlo. George Washington, desde el 12 de noviembre de 1775, estuvo de acuerdo con que participaran del ejército.
Cuando en 1776 Nueva York permitió que los hombres que habían sido reclutados al ejército a la fuerza fueran cambiados por otros, blancos o negros, hubo esclavistas que entregaron negros, a quienes se les concedió la libertad.
Sosteniendo la revolución los negros se incorporaban al ejército con la condición de que les dieran la libertad y se les emancipara, derecho que se extendió, en Rhode Island y Massachusetts a los negros que habiendo escapado se enrolaran de nuevo. En Carolina del Norte los negros esclavos podrían obtener la libertad de sus amos al terminar la guerra si habían servido al ejército. Parecido actuaron en Maryland y Nueva York en 1780 y 1781. En Nueva York hubo regimientos completos de esclavos. En Carolina del Sur esto no fue posible lograrlo.
En todos los combates los negros se distinguieron. De ello testimonian las pensiones que les fueron asignadas, la inclusión en las listas de heridos y muertos. En todas las grandes batallas se cuenta la presencia de negros, en Brandywine, 1777, en Boonesborough, 1778, en Fort Griswold, 1781, en Eutaw, 1781, en Cornwallis, 1781, en la marcha de Saratoga a Oswego, 1783, en Concord, en Lexigton, en Bunker Hill, en Ticonderoga, Long Island, Stony Point, Savannah, Trenton, Monmouth, en 1776 acompañaron a Washington cruzando el Delaware, en el ataque de los cuarteles ingleses de Newport, Rhode Island, donde las principales autoridades militares británicas fueron capturadas por el negro Jack Sisson, según se cuenta.
Aparte de estas luchas también los negros lucharon en montañas, desarrollando acciones militares de tipo de guerrillas. Hubo compañías del ejército comandadas por oficiales negros. Algunos negros desarrollaron tareas de espionaje exitosamente. A algunos negros además de su manumisión y libertad les dieron, como recompensa, pensiones anuales y hasta tierras, por los servicios prestados.
En algunos estados, como Virginia, cuando al terminar la guerra, se quiso someter de nuevo a la esclavitud a los que habían combatido, el Congreso obligó a que se les confirmara la libertad que se les había ofrecido y se habían bien ganado.
A ello se sumaba el desarrollo económico de la dinámica interna de los Estados Unidos en gestación, el sur agrarista y esclavista, el norte industrial y antiesclavista. El desarrollo de la industria y del capitalismo moderno necesita mano de obra libre y asalariada, no esclavos, «esclavos modernos», como los llamó Marx, pero hombres libres.
Los estados sureños, particularmente, todavía a mediados de la década de 1850-1860, acuerparon las avanzadas esclavistas y anexionistas que quiso realizar William Walker, llegando a Nicaragua, estableciéndose allí, donde declaró de nuevo la esclavitud, en 1855, provocando la llamada Guerra de 1856 y 1857, donde el ejército de Costa Rica, liderado por el presidente de la República, Juan Rafael Mora Porras, avanzó sobre el suelo nicaragüense para liberar a Nicaragua, e impedir la anexión de las tierras centroamericanas y de que Walker sometiera a la esclavitud a los pueblos centroamericanos. Exitosa fue la guerra desarrollada por Costa Rica, a la que se sumaron, particularmente en la segunda parte de esta, las fuerzas militares de los otros estados centroamericanos, siempre bajo la guía táctica y estratégica del presidente Juan Rafael Mora y su Estado Mayor.
No se puede entender y comprender la lucha por la Independencia de los Estados Unidos, sin tener en cuenta el importante papel que los negros jugaron en ella. Para los negros fue una revolución inconclusa. Para ellos, y para los abolicionistas, la lucha por la libertad continuó y continúa. Los negros en la cultura y la sociedad norteamericana han significado un enorme papel, y prestigio, para esa gran nación en todos los campos.
La guerra de Independencia de los Estados Unidos no acabó con la esclavitud en ese gran país, pero dejó sentadas las bases para la Guerra Civil, en la segunda mitad del siglo XIX, 80 años después de la independencia, a la que algunos han llamado la Segunda Revolución Norteamericana, que terminó estableciendo la abolición de la esclavitud, con gran dificultad.
El 3 de septiembre de 1783 Inglaterra se vio forzada a reconocer la Independencia de los Estados Unidos, en el Tratado de Versalles. Con el Tratado de Paris, de 1783, bastantes negros pudieron ir a Inglaterra como fugitivos, y se calcula que casi 10,000 ya se habían desplazado entre 1782 y 1783. El propio Thomas Jefferson afirmó que Virginia había perdido más de 30,000 esclavos por fugas, en Georgia alrededor de 15,000, y en Carolina del Sur cerca de 25,000 ya no estaban al terminar la Guerra de Independencia. El estado de Carolina del Norte, por su parte aumentó la traída de esclavos en los siguientes años.
Las rivalidades existentes, a pesar de la lucha por la independencia, entre los estados, los impulsó a buscar una alianza. Los hombres más ilustrados de la Revolución Americana sentían esta necesidad, lo que los llevó a impulsar la convocatoria de la Convención para aprobar una Constitución. La Convención se reunió el 2 de mayo de 1787, presidida por Washington. Cuatro meses de sesiones y la Convención la presentó al Congreso.
En 1787, el Congreso Constituyente, nuevamente reunido en Filadelfia, aprobó la Constitución de los Estados Unidos, una de las más liberales del mundo.
El 4 de marzo de 1789 se reunió el Primer Congreso en Nueva York; el 30 de abril George Washington juró como primer presidente de la naciente República, cargo al que fue reelegido para un gobierno de ocho años.
En 1800 fue fundada, en su memoria, la ciudad de Washington, también fue el Primer presidente del Congreso y de la Unión. El patriotismo de Washington y su espíritu unitario aseguró la paz interior y evitó la disolución estatal.
Años más tarde, durante los días de la Guerra Civil norteamericana, hacia 1865, en el mes de diciembre, en el pueblo Pulaski, del condado de Giles, del estado de Tennessee, surgió en los Estados Unidos, una de las organizaciones más tenebrosas y criminales, de carácter racista, que han existido en ese país, el Ku Klux Klan, organización que contribuyó a desarrollar otros pares organizacionales, cuya finalidad inicial era mantener controlados los negros recién liberados, desarrollando su actividad desde Tennessee hasta las Carolinas, más tarde extendido a otros estados.
El Ku Klux Klan es quizá la expresión de la principal organización de extrema derecha en los Estados Unidos. Promueve la supremacía de la raza blanca, el racismo, la xenofobia, la homofobia, el antisemitismo, el anticomunismo y en alguna época también el anticatolicismo. Durante la época del desarrollo del fascismo en Europa, miembros destacados del Ku Klux Klan realizaron escándalos apoyando a la Alemania nazi.
La lucha contra la segregación racial a mediados del siglo XX exaltó la presencia del Ku Klux Klan y sus atroces crímenes. El resultado de la lucha por los derechos civiles, y los derechos humanos de los negros en Estados Unidos, desde esos años hasta hoy, no ha concluido. Parte de estas luchas se concretaron en el Acta de Derechos Civiles de 1964.
El Ku Klux Klan sigue vigente en Estados Unidos.
La existencia de esta organización puso de manifiesto la limitación de la independencia respecto a la libertad de los esclavos, de las libertades en Estados Unidos, por las prácticas racistas, xenofóbicas y supremacistas aún existentes.
Las colonias inglesas eran muy heterogéneas tanto por el origen como por el carácter de sus habitantes: católicos o protestantes, esclavistas o antiesclavistas, cultivadores o plantadores. Sobre ellos pesaba la opresión del gobierno inglés que los cargaba de impuestos, les negaba el voto y la palabra en lo relativo a los gastos. Se sacrificó el comercio sometiéndolo a los intereses británicos, que para los colonos se tornaban extranjeros, se mantenía el lucrativo negocio de la trata de esclavos negros contra la oposición de los virginianos.
Las leyes favorecían los intereses británicos sobre los intereses de quienes construían y formaban las colonias inglesas y perfilaban el nuevo país. El poder del gobierno británico se fortalecía, el autoritarismo se imponía y la terquedad del monarca se acentuaba. Tal situación empezó a enardecer los ánimos contra el gobierno, por lo demás colonial y opresivo y extranjerizante para quienes habitaban en América.
La represión aumentó en Lexington deteniéndose a los jefes y provocando los primeros combates, generándose de esta forma, la Revolución Americana y levantando los colonos el grito de Independencia, que se materializó en la Declaración de 1776. La rebelión de los colonos ingleses recordó en Europa lo transitorio de los regímenes políticos y revivió la idea de la naturaleza efímera de los gobernantes.
Esta revolución enseñó que, sobre los derechos positivos, restrictivos de los ciudadanos, estaban aquellos naturales, que por su esencia siempre inspirarían el actuar, no solo en conciencia, contra lo que atentara contra la propia naturaleza de las personas sino también contra el gobierno de las clases especiales, porque el gobierno que sirve a ésas solo está al servicio de determinados intereses de clase.
Estas revoluciones enseñan tener fe en el pueblo y en la democracia como forma de gobierno. Desarrollaron el constitucionalismo. Fomentaron la igualdad, la fraternidad y la legalidad. Impulsaron el control de los monarcas y gobernantes, así como el sistema de controles entre los poderes del Estado. Estimularon la representación del pueblo y a ello le dieron al parlamento, como institución, la supremacía jerárquica del ordenamiento político moderno y a los diputados la condición de sus delegados.
El concepto de soberano cambió. Antes de esta revolución designaba al Rey. Después de ella al pueblo, porque era el pueblo quien en adelante gobernaría. La propia Constitución inicia «Nosotros el pueblo…» Incluso en los regímenes que mantuvieron al Rey este se sometería a la Constitución, la cual emanaba del pueblo. La revolución se convierte en el poder político colectivo. Esta revolución enseñó, finalmente, que los pueblos son invencibles.
Lamentablemente la revolución independentista no alcanzó hasta hoy que Estados Unidos se haya desarrollado como una sociedad más democrática mediante la firma de tratados y convenios internacionales, relacionados con la mujer, niños, medio ambiente, desarme, derechos humanos, economía, trabajo y justicia, que todavía no ha aprobado o ratificado como son el de la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer; el de reprimir la trata de personas y de la explotación de la prostitución ajena; el de la protección y utilización de cursos de agua transfronterizos y lagos internacionales; el del derecho del mar; la de la prohibición del empleo, almacenamiento, producción y transferencias de minas antipersonal y sobre su destrucción, (a esta se opone).
Además, la convención contra el reclutamiento, la utilización, la financiación y el entrenamiento de mercenarios; el de la represión y el castigo del crimen del Apartheid; el Protocolo de Kioto; los Estatutos del Centro Internacional de Ingeniería Genética y Biotecnología; el Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles, Políticos, destinado a abolir la pena de muerte.
No ha ratificado los siguientes convenios: el de Estocolmo sobre contaminantes orgánicos persistentes, para reducir o eliminar la liberación de sustancias químicas nocivas al ser humano y el del medio ambiente; el de Basilea sobre control transfronterizo de desechos peligrosos; el de la diversidad biológica; el de los Derechos del Niño.
Asimismo, no ha firmado el de Libertad Sindical y de protección del derecho de sindicación; el de Derecho de sindicación y negociación colectiva; el de la edad mínima de admisión al empleo; contra la delincuencia organizada transnacional; contra la tortura; y el de la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y los crímenes de lesa humanidad.
Tampoco ha ratificado el tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares; los protocolos facultativos de las convenciones sobre los derechos del niño, relativos a la participación de niños en conflictos armados, y el de la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de los niños en pornografía; ni el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y culturales.
Otra expresión de la limitación de los alcances de la evolución y el movimiento independentista de los Estados Unidos descansa en el papel de gendarme internacional que ha asumido desde el siglo XIX, impidiendo la libre determinación de pueblos, interviniendo para mantener dictaduras y tiranías o derrocar gobiernos democráticos que no son de su simpatía.
Estados Unidos declaró, en 1985, que se separaba de la jurisdicción y no acataría las decisiones de la Corte Internacional de Justicia, de La Haya, que ha servido para solucionar controversias entre estados, al igual que, en el 2002, del Estatuto de Roma, de la Corte Penal Internacional, para enjuiciar criminales de guerra y genocidas, situación que le permite a su ejército y sus militares estar fuera de la persecución internacional por crímenes de guerra y por violación de los derechos humanos. Al recordar la Revolución Americana, de 1776, de la independencia de las 13 colonias y algunos de los aspectos históricos concretos que permitieron el desarrollo del republicanismo, surgido de esa revolución destacamos el movimiento intelectual e ideológico que inspiró estos procesos revolucionarios, que continúan dando su luz y que son una guía de acción para la mejor comprensión de nuestro tiempo.
Valoramos en ellos aquellos elementos que hicieron tomar conciencia y permitieron la organización para liquidar los regímenes políticos absolutistas, conculcadores de las libertades y de los derechos de las personas y, apreciamos la voluntad de organización contra la opresión política y social que se vivía. Sin estas dos banderas, el ideario revolucionario de libertad y la organización para alcanzarla, no hubiera sido posible esta gloriosa revolución y movimiento anticolonial de lucha popular.
Al recordar una fecha como el 4 de julio, día de la Independencia de los Estados Unidos, en su 245 aniversario, de la lucha de los colonos norteamericanos, exaltamos su revolución como la primera y la más trascendente batalla anticolonial, que abrió el camino e inspiró las luchas anticoloniales de la América Hispana; recordamos igualmente a aquellos hombres que la modelaron y a quienes por ella nos transmitieron los valores universales que hoy inspiran la causa de la libertad de todos los hombres y mujeres del mundo; afirmamos en el recuerdo de la Revolución Americana la labor de progreso de la humanidad sobre la base de la educación moral, el progreso espiritual, el mejor discernimiento y el cumplimiento de nuestros deberes; en que la lucha por La libertad y la búsqueda de la felicidad es también una llave para penetrar en el camino luminoso de hacer de los hombres y de las mujeres verdaderos obreros del progreso humano y cooperar con el establecimiento de una «nueva era humana», una nueva civilización basada en valores humanos, morales e ideales, cuyo objetivo sea el progreso, la felicidad y el bienestar de todos los hombres reconociendo que el bienestar de uno se encuentra asociado al bienestar de todos.
(Conferencia dada, el lunes 12 de julio del 2021, en el ciclo de Actividades y Conferencias «Camino a la Celebración de la Independencia de Centroamérica», organizado por la Biblioteca Nacional, la Cátedra Enrique Macaya de la Escuela de Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica, y el Instituto de Estudios en Democracia del Tribunal Supremo de Elecciones)
Vladimir de la Cruz de Lemos Formado en los campos de la Historia y el Derecho. Ha sido director de la Cátedra de Historia de las Instituciones de Costa Rica y Miembro de la Asamblea Colegiada en la UCR, Decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Director del Instituto de Estudios del Trabajo y Miembro del Consejo Académico de la UNA.