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Etiqueta: Costa Rica

UNA: Letras brillan con la fuerza de la voz

10 textos de la Edad de Oro de la literatura centroamericana son llevados a la voz con una propuesta rítmica e interpretativa que busca provocar una respuesta emocional y reflexiva en el oyente.

Como parte de un proyecto donde se buscaba la recuperación en formato impreso y digital de las obras publicadas en la Edad de Oro de la literatura centroamericana, liderado por el Instituto de Estudios Latinoamericanos (Idela)y la Editorial de la Universidad Nacional (EUNA), surgió la idea con el apoyo del programa de Investigación, Arte y Transmedia (IAT) de producir textos sonoros a partir de textos literarios.

“Cada vez son más los consumidores que buscan este tipo de formatos para ser utilizados en el autoaprendizaje, como recursos lúdicos o pedagógicos en las clases virtuales o presenciales. Este es un trabajo creativo que implica destrezas artísticas técnicas y tecnológicas, para generar contenido que impacte al oyente y provoque una respuesta emocional y reflexiva perdurable en el tiempo”, dijo Nuria Rodríguez Vargas, coordinadora del proyecto.

El objetivo trazado fue lograr en formato de podcast, 10 textos sonoros, en este caso cuentos infantiles, unos originales, otras adaptaciones y algunas traducciones, de escritores centroamericanos nacidos en la última mitad del siglo XIX. La producción se realizó en el estudio de audio del Programa IAT y contó con la participación de docentes y estudiantes de la Escuela de Arte Escénico, a cargo de Daniel Solano Ulate, músico productor del IAT y docente de las escuelas de Música y Danza, el resultado se denominó: La Edad de Oro de García Monge: textos que saltan al sonido.

Para Solano, a propuesta hecha por Rodríguez les hizo imaginar esta literatura en otro medio. “El trabajo con los textos de La Edad de Oro consistió en traer la palabra escrita a su dimensión oral. Conjurarla con la pronunciación. Darle corporalidad a través de un timbre, una interpretación. Hacer ese cambio de medio es también en términos artísticos: hacer una traducción”.

Para esto, se contó con la colaboración de los académicos Reinaldo Amién y Mabel Marín, y las ahora egresadas de la Escuela de Arte Escénico Sofía Sandoval, Verónica Montero y Bárbara Alpízar.

“Con este elenco buscamos una interpretación posible desde la voz, sí, pero también desde la acción con la voz. Esto quiere decir que las personas que interpretan los textos desde su lectura, lógicamente, tienen la libertad de componer y recrear para ellos un ritmo en la oralidad y también desde ahí caracterizar personajes cuando correspondía, ir detrás de las imágenes poéticas y el relato usando el sonido articulado desde la palabra”, detalla Solano.

Asimismo, cita el artista, el “diseño sonoro del texto está caracterizado por cierta sencillez en su intervención para que esta no pecara de invasiva ni estuviera cargada de sonido ilustrativo y así dejarle el protagonismo a la voz”.

Cuentos literarios

“Martí y don Joaquín (García Monge) fueron visionarios y apelaron a una educación que respondiera a la época en que se estaba, tomando en cuenta los cambios sociales y tecnológicos. Así, en las reflexiones educativas de sus épocas sobresalen temas que hoy nos suenan familiares, por ejemplo, la inclusión de género, de etnia, la diversidad cultural, el valor y la protección de la naturaleza, la importancia de las nuevas tecnologías y la formación interdisciplinaria”, dijo Rodríguez.

Asimismo, resaltó la académica, que esta “Edad de Oro costarricense es una propuesta editorial, pedagógica y literaria, heredera del ideario martiano, por muchas razones, pero quizás la más importante es, la reflexión de tratar con respeto a las identidades infantiles, y no subestimar la capacidad interpretativa, analítica y creadora de estas”.

Susana Jiménez, académica de la División de Educología del Centro de Investigación y Docencia en Educación (Cide), y especialista en tecnología educativa, afirmó que el lenguaje sonoro como recurso educativo tiene múltiples ventajas, entre ellas el aprendizaje personalizado, proporciona una experiencia más entretenida y significativa, puede ser utilizado en diferentes temas y áreas de conocimiento y facilita el acceso a la información.

“El lenguaje sonoro es un medio que nos permite comunicar de una manera diferente a la que estamos acostumbrados. Cuando escuchamos un podcast, no solo estamos recibiendo información verbal, sino que también podemos experimentar diferentes emociones gracias a la música, los efectos de sonido y la entonación del locutor. Esto nos permite conectar con la información de una manera más profunda y significativa”.

Puede escuchar los textos completos en el YouTube del IAT e el siguiente enlace: https://bit.ly/3NaNE7A Las ilustraciones estuvieron a cargo de María José Sabaten.

Lista completa

  1. La resurrección de la rosa. Rubén Darío
  2. La doncella heroica. Ricardo Fernández Guardia.
  3. Los hermanitos de San Francisco de Asís. Rafael Heliodoro Valle.
  4. El naranjo. María Leal de Noguera.
  5. La granada. Khail Gibrán (traducción de Roberto Brenes Mesén).
  6. El perro sabio. (traducción de Roberto Brenes Mesén).
  7. El escorpión y la tortuga. Juan Ramón Uriarte.
  8. La raíz y el gusano. Blanca Milanés.
  9. Los caminos después de las lluvias. Azarías H. Pallais.
  10. Nevando. Alberto Masferrer.

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica

Para conocer mejor y proteger nuestras serpientes

La bocaracá común (Bothriechis schlegelii) Foto: Alejandro Solórzano.

Luko Hilje Q. (luko@ice.co.cr)

Publicado originalmente en la revista digital europea MEER

Al leer el título del presente artículo, más de un lector pensará que perdí la chaveta, pues… ¿quién habría de proteger o conservar a un grupo de animales al que se le asocia de manera axiomática con la perfidia y la muerte?

No obstante, es pertinente insistir en que «no son, necesariamente, ni más feas ni más bonitas que otros animales, pero nacieron malditas en la memoria colectiva de la humanidad, a lo cual sin duda ha contribuido fuertemente la visión bíblica del génesis, cuando Adán y Eva fueron inducidos al pecado —¡desventuras de su apariencia fálica!— por una malévola serpiente. Pobre “animala” —sí, porque incluso le endilgaron el género femenino—, pues fue ella la que terminó estigmatizada con el pecado original, que nunca podrá borrar». Esto lo escribí en un artículo intitulado Serpientes, publicado en el diario La República (8-III-2005) para saludar la aparición de la primera edición del libro Serpientes de Costa Rica, del apreciado amigo y herpetólogo Alejandro Solórzano López.

Un neonato de la boa arborícola norteña (Corallus ruschenbergerii). Foto: Roel De Plecker.

Han transcurrido 18 años, y debo decir que ahora se renueva en mí ese regocijo, mientras me deleito hojeando y ojeando un ejemplar de la segunda edición del libro, que recién vio la luz, gracias a la visión y al tesón de Alejandro, asiduo y consumado investigador de nuestros reptiles, a cuyo estudio ha dedicado más de 40 años. Algo muy meritorio es que, a diferencia de la primera edición, emergida de la editorial del Instituto Nacional de Biodiversidad (INBio), esta vez Alejandro se aventuró a hacerlo como un proyecto personal, con los riesgos que eso implica; no obstante, con la credibilidad que se ha ganado, logró acopiar algunos fondos de entidades y personas amigas, y pudo ver cristalizado su sueño.

En realidad, si la primera edición alcanzó niveles de excelencia científica y estética, no hay un término superlativo para calificar esta nueva obra, tanto en términos cualitativos como cuantitativos. Esto es así porque, además de actualizar la información biológica y ecológica de las 147 especies hasta hoy conocidas como residentes en el territorio de Costa Rica —pues en los últimos años se describieron 10 nuevas especies—, su volumen se incrementó de 791 a 1116 páginas, mientras que la cantidad de fotografías aumentó de 300 a 710 imágenes, todas de calidad estupenda. Asimismo, en esta edición se incluyen tres nuevas y amplias secciones, provenientes de dos científicos invitados, ambos de gran prestigio en sus campos; al respecto, el Dr. Mahmood Sasa Marín escribió las secciones intituladas Origen y evolución de las serpientes y sus venenos, así como Conservación de serpientes en Costa Rica, en tanto que el Dr. José María Gutiérrez Gutiérrez hizo lo propio con la sección Envenenamientos por mordedura de serpiente en Costa Rica.

Mientras me solazo contemplando tantas formas, colores y comportamientos, no puedo dejar de evocar mi época de estudiante en la Universidad de Costa Rica.

Aunque desde muy temprano en mi carrera opté por la entomología agrícola, debía tomar algunos cursos electivos referidos a animales vertebrados, para poder graduarme como biólogo especializado en zoología. Ante este dilema, una de las pocas opciones que tenía era matricularme en el curso de Herpetología, impartido por el Dr. Douglas Robinson Clark. De él se decía que era muy estricto y hasta medio tirano, y que, con tal de encontrar y recolectar culebras, anfibios y lagartijas, llevaba a sus estudiantes a giras nocturnas por la ribera de ríos y quebradas, sin importarle otra cosa que regresar a las aulas con una muestra sustanciosa de especímenes vivos, para su posterior estudio.

Al respecto, como una confirmación de lo que se decía de él, aún recuerdo que un par de años antes de que me decidiera a inscribirme en su curso, al regreso de una gira por Guanacaste fui a esperar a una compañera que lo estaba tomando y, cuando llegaron, ¡me quedé patitieso y boquiabierto! «¡Bajen con cuidado!», les advirtió Douglas, pues en esa especie de arca de Noé con llantas —el memorable jeep Land Rover de doble cabina usado para las giras de la Escuela de Biología— viajaban más culebras, sapos, ranas y lagartijas que estudiantes. Para hacer más dramática tan pintoresca escena, en la parte posterior del vehículo, dentro de un saco de gangoche tendido sobre el piso, venía arrodajada una inmensa cascabel (Crotalus simus), mientras que en los asientos laterales flanqueaban el saco cuatro estudiantes. ¡Habían viajado cinco o seis horas con las piernas entumidas, así como con los pies intercalados con los traseros de los compañeros sentados en el asiento del frente, con tal de no pisar tan peligrosa víbora!

De momento, eso bastó para disuadirme de tomar el curso al año siguiente, aunque debo reconocer que, además, tenía cierta aversión o recelo hacia las serpientes. En efecto, recuerdo como si fuera hoy, y así lo narré en el artículo Turrialba y las terciopelos (Turrialba Hoy, mayo-junio 2005), que siendo muy niño, como familia vivimos a distancia la tragedia de Carlos Alberto Huete Coronado —cuñado de un primo hermano de mi madre—, quien en Turrialba fue mordido por una terciopelo (Bothrops atrox), sin que se le pudiera salvar la vida, tras incontables días de expectación y angustia. Así que, como no había prisa, le di largas al asunto.

Transcurrieron los años sin que yo llegara a tratar a ese temido profesor, que «hosco en su apariencia reptiliana, realmente escondía a un niño en su buen corazón, el cual afloraba espontáneo en su sonrisa y ojos cuando la timidez cedía», como lo describí en un pasaje del artículo Douglas (Semanario Universidad, 28-VI-1991), escrito a su muerte. Nuestras interacciones fueron escasas, y restringidas al ámbito político-académico, pues en dos años distintos fui presidente de la Asociación de Estudiantes de Biología y representante estudiantil, lo cual me daba el derecho de participar en las asambleas mensuales de profesores.

El herpetólogo Douglas Robinson. Foto: Franklin Chaves Solera

Sin embargo, tras obtener el bachillerato a fines de 1973, el inicio del nuevo año fue muy auspicioso, pues durante el verano pude tomar Ecología de Poblaciones, magnífico curso de posgrado ofrecido a estudiantes de países latinoamericanos por la Organización de Estudios Tropicales (OET). Aunque era un curso colegiado, con profesores de muy alto nivel, tanto nacionales como extranjeros, Douglas era el coordinador, junto con Gary Stiles y Sergio Salas Durán, y con ellos recorrimos gran parte del país aprendiendo a realizar investigación de campo. De tan fatigosos pero gratos días, en el artículo recién citado escribí lo siguiente sobre Douglas: «Nos puso a trabajar, en jornadas de más de quince horas diarias durante dos meses, para estudiar la ecología de las poblaciones naturales. El curso fue una expurgación de lo libresco, del reportecito fácil, de la biología de folletín. Ahí, entre la extenuación, nacimos como ecólogos».

Recuerdo que la primera zona que visitamos fue el suroeste del país, y durante una semana nos hospedamos en un pequeño hotel de la Compañía Bananera, en Quepos. Nomás empezando el curso, en una mañana de despiadado sol y copioso sudor, estábamos clavando unas estacas para delimitar una parcela de estudio en una plantación de palma africana. De súbito algo se movió y, a todo galillo, una compañera gritó: «¡¡¡Una culebraaaaaaa!!!», tras lo cual observamos que en el alto zacatal se formaba una ondulante estela conforme la serpiente huía veloz de nosotros y, sobre todo, de quien lanzó tan destemplado alarido.

Al instante, como si a un niño le hubieran avisado que fuera recoger un delicioso helado, Douglas sonrió con fruición y, sin pensarlo dos veces, corrió a grandes zancadas sobre la vegetación. En menos de cinco minutos estaba de regreso con la presa en sus manos, así como con una pícara sonrisa de oreja a oreja. «No se asusten. Es una boa», fue todo cuanto nos dijo. Desde ese día, Pablo —como la denominó, sin acta ni pila bautismal de por medio—, se convirtió en nuestro compañero de curso durante una semana. Ya de regreso a la UCR, y antes de partir hacia la segunda gira de estudio, al Cerro de la Muerte —las otras serían a Palo Verde, Monteverde y la Estación Biológica La Selva, en Sarapiquí—, la dejó en su laboratorio, donde lo acompañaría por varios años.

Un neonato de la boa arborícola norteña (Corallus ruschenbergerii). Foto: Roel De Plecker.

Durante los dos meses que duró el curso, la interacción cotidiana con Douglas hizo posible construir una relación académica de gran respeto mutuo, y en la que —de manera espontánea y sincera— me permitió que lo llamara por su primer nombre. Tanta fue su confianza, que en los dos años siguientes él y sus colegas me nombrarían asistente del curso, por lo que acrecentaría mi amistad con ellos, algo que me honra hasta hoy, a mis 70 años de edad, y cuando esos genuinos maestros que fueron Douglas y Sergio ya no están con nosotros.

Ahora bien, de regreso al curso lectivo normal, en marzo de 1974, tal fue mi relación académica con Douglas, que tomé con él el curso de Anatomía Comparada, así como un seminario de ecología de relaciones simbióticas, los cuales disfruté inmensamente, dada la calidad científica de este auténtico mentor. Por eso, en mi artículo póstumo expresé que «nos enseñó a dudar, a escrutar, a argumentar, a pensar. Nos transformó, para formarnos». Aún más, gracias a los provocadores desafíos que nos planteaba, me sentí estimulado para efectuar dos trabajos de investigación que, aunque breves, tiempo después se convertirían en artículos para revistas científicas, el primero de ellos sobre la relación entre la anatomía de los murciélagos y su alimentación, el cual apareció en la revista Brenesia, del Museo Nacional.

Y, bueno…, hasta entonces seguía con el pendiente de tomar el curso de Herpetología, lo cual no fue posible sino hasta el segundo semestre de 1975, y también lo disfruté mucho.

Es curioso que, por alguna razón acerca de la que nunca indagamos, para entonces Douglas había atemperado sus ímpetus de recolector. Recuerdo haber efectuado una gira al cerro Chompipe —en las estribaciones el volcán Barva— un domingo por la noche, y después algunas por varios días al Bajo de La Hondura, a Sarapiquí, a Moravia de Chirripó y al Parque Nacional Santa Rosa, y era más bien cauto; por ejemplo, en Moravia, localidad conocida como un «culebrero», nos pidió que no ingresáramos a la montaña, y que él lo haría solo —¡lo cual le agradecimos mucho, por supuesto! —, aunque al final regresó con muy poco en las manos.

Irónicamente, aunque en esas excursiones capturamos numerosos anfibios y reptiles, así como algunas serpientes no muy grandes, el único episodio adverso que enfrentamos fue más bien con sanguijuelas. En efecto, una noche, mientras recolectábamos ranas en una charca en La Selva con el agua hasta la cintura, decenas de sanguijuelas se metieron por las botas de hule y nos subieron por las piernas, para adherirse con sus ventosas a nuestra piel, mientras soportábamos de manera estoica —¡pues había que seguir recolectando! — el agudo dolor causado por sus filosos dientes. Por fortuna, como fumador empedernido que era, Douglas tenía a mano la solución, y después sacó un paquete de cigarrillos, nos dio uno a cada uno, para así quemarles el abdomen y que se desprendieran esos insaciables gusanos hematófagos, para entonces henchidos de sangre.

El otro conato de accidente me ocurrió solo a mí, pero no en el campo, sino en un aula en el sótano de la Escuela de Biología. Al respecto, recuerdo que una noche estábamos en una sesión de laboratorio, para lo cual el recordado amigo turrialbeño Federico Valverde Bonilla —asistente de Douglas—, en las mesas laterales colocaba hileras de cajas con paredes de vidrio, dentro de las cuales había serpientes. Cada una tenía una tarjeta con el nombre científico de la especie, el sexo del espécimen, así como algunos datos acerca de la historia natural y la distribución geográfica de la respectiva especie. Además, con una equis roja, en la tarjeta se indicaba si la especie era venenosa, para que no la sacáramos de la jaula ni la manipuláramos.

Éramos ocho los estudiantes, y había material de sobra para analizar, de modo que cada uno estaba en lo suyo, tomando apuntes sobre la especie de turno. Mientras tanto, Douglas se mantenía trabajando en su oficina-laboratorio, en el primer piso del edificio.

Pues…, sí. Yo había anotado la información de unas dos o tres especies, y extraído todas para revisarlas más de cerca, e hice lo mismo con la que seguía. Estaba en esas cuando, de súbito, en medio del absoluto silencio de la noche, oímos venir a Douglas desaforado, bajando por las gradas. Al embocar en la puerta del aula, se dirigió a mí y me espetó un «¡Suéltela!». Creo que no la solté para obedecer la orden recibida, sino del puro susto de ver a Douglas con la cara roja y sudorosa, así como con los ojos desorbitados.

Él la recogió del piso, la introdujo en la jaula, y respiró profundo. Y, ya aliviado, en medio de las risas de todos —para así liberarnos del tenso episodio recién sufrido—, tomó una tarjeta y la marcó con una inmensa equis roja, debajo de la cual escribió el latinajo lapsus calami, como disculpa por el serio error en que había incurrido, al no haber colocado antes esa señal de advertencia. En ese momento, ya en broma, le dije: «Bueno, Douglas…, si hubieras bajado cinco minutos después, habrías tenido que escribir rigor mortis en vez de lapsus calami». Lo cierto es que la culebrita, parecida a una «bejuquilla» y perteneciente a la especie Oxybelis koehleri —Oxybelis aeneus en aquel tiempo—, no tenía el más leve aspecto de ser peligrosa, y siempre se mostró imperturbable y dócil entre mis manos.

La falsa coral de nariz manchada (Erythrolamprus bizona). Foto: Alejandro Solórzano

Ahora bien, tras estas extensas anécdotas relacionadas con Douglas, se preguntará el lector qué tienen que ver con el libro de Alejandro. Bueno…, quizás nada. O, tal vez, mucho.

En realidad, Alejandro fue alumno, a la vez que discípulo de Douglas, quien cultivó en él la pasión por ese grupo de animales, misterioso, fascinante e incomprendido, a la vez que aprendió o heredó los métodos de trabajo propios de un auténtico biólogo de campo. Es decir, de esos que no reparan en horarios, tiempos de comidas, malos albergues, terrenos escabrosos ni adversidades climáticas, a la vez que no les importa estar expuestos a serios riesgos de manera continua, con tal de entender y descifrar lo que encierra la naturaleza, con sus especies, mecanismos y procesos, sobre todo en el mundo tropical, tan rico en diversidad de especies y en acertijos biológicos.

En tal sentido, el libro Serpientes de Costa Rica es una muestra fehaciente y elocuente de esas actitud y visión, pues para cada una de nuestras especies se consigna muy detallada información acerca de sus características anatómicas, hábitos y comportamiento, alimentación, reproducción, abundancia, distribución geográfica —ilustrada con un mapa en cada caso—, hábitats y especies afines, para así captar mejor sus interacciones en las comunidades ecológicas y los ecosistemas de las que forman parte, y en las que cumplen una función particular, de mayor o menor importancia. Asimismo, en las fotografías de cada especie —resaltadas por el papel cuché, de altísima calidad—, pocas veces se las muestra estáticas, sino que se les ve en acción, con esos elegantes movimientos sinuosos que son gráciles de por sí, al igual que de una gran plasticidad artística, a lo cual se suman coloraciones y patrones cromáticos y geométricos (rayas, bandas completas o discontinuas, mosaicos, triángulos, rombos, manchas de diversos tipos, etc.) realmente espectaculares, nunca siquiera imaginados por el más consumado pintor.

Pienso que, si la gente obviara los prejuicios, en realidad disfrutaría de contemplar criaturas tan maravillosamente concebidas durante ese incesante, complejo e indetenible proceso evolutivo que ha moldeado a la naturaleza desde que en nuestro planeta surgió la vida. Y, entonces, eso también contribuiría —y mucho— en su protección o conservación que, en el fondo, es el propósito y el mensaje principal del libro de Alejandro.

El herpetólogo Douglas Robinson. Foto: Federico Bolaños Vives

Al respecto, no debe olvidarse que, de las 147 especies que viven en Costa Rica, solamente 25 de ellas —equivalentes al 17%— son venenosas. Pero, aterrada ante su sola presencia, para el común de la gente «culebra es culebra», y es así como terminan «pagando justas por pecadoras», aunque estas últimas ni siquiera tengan noción de lo que son el pecado y la maldad. Harto sabido es que las serpientes más bien le temen y le huyen al ser humano —pues éste es una criatura ajena y extraña en su entorno natural—, y que lo atacan solo si les pisa o se les molesta, más bien para defenderse. Por tanto, el riesgo de una mordedura se puede evitar si se adoptan las medidas preventivas sugeridas por el propio Alejandro.

En efecto, esa fue una parte esencial del vasto legado científico y educativo del brillante, humilde y generoso Douglas —pionero en el campo de la herpetología en Costa Rica—, y que, como providencial y excelente relevo generacional, Alejandro ha sabido acrecentar ahora, en beneficio de nuestra salud pública y la conservación de la naturaleza.

La alacranera norteña (Stenorrhina freminvillei). Foto: Alejandro Solórzano.

UCR: 180 años de iluminar el rumbo del país

Del pabellón que ocupó la Facultad de Derecho en las instalaciones que ocupó la Universidad de Costa Rica en barrio González Lahmann (frente a la actual Corte Suprema de Justicia) solo queda el templete esquinero como recuerdo y homenaje. No es casual que ese lugar se haya convertido en el centro neurálgico del Poder Judicial. Captura de pantalla del video conmemorativo del 180 aniversario de la Facultad de Derecho, UCR

Facultad de Derecho

Actividades de celebración se extenderán durante todo el año

Un Estado social y democrático de derecho no se construye de la noche a la mañana y tampoco es producto de generación espontánea. Para construir la nación que hoy es Costa Rica se ha requerido de la unión de muchos esfuerzos y el compromiso a largo de plazo de personas en distintas áreas de la función pública, así como la formación, investigación y proyección académicas constantes por parte de la que hoy es la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica.

Esta unidad académica es la de más larga data en el país. Sus raíces se asientan en lo que fue la carrera de Jurisprudencia de la Universidad de Santo Tomás, fundada el 3 de mayo de 1843, hace ya más de 180 años. Por sus aulas han pasado miles de personas que han realizado extraordinarias contribuciones en la construcción de la nación desde la función pública y desde entes privados y no gubernamentales.

Rafael Obregón Loría, en “150 años de la creación de la Facultad de Derecho (1843-1993), Libro Conmemorativo.”

“…La Universidad de Santo Tomás fue creada por decreto número 11 de 3 de mayo de 1843 suscrito por el Dr. José María Castro Madriz, como Ministro General de Costa Rica, y en los considerandos de ese decreto, se nota la intención de los hombres que fundaron la Universidad. Se habla de la importancia de la instrucción pública para el país y como labor fundamental del gobierno. Se creía que el pueblo de Costa Rica, podría ser un pueblo libre y consciente de sus obligaciones cívicas al ser un pueblo culto y que la instrucción es el baluarte de la libertad del país. Se nota en este decreto las ideas que el Dr. Castro Madríz tenía sobre la importancia de la cultura nacional…”

Esta Facultad ha contribuido en la formación de mentes brillantes que posteriormente sirvieron en los máximos cargos de los tres Poderes de la República, en el Tribunal Supremos de Elecciones, en la Contraloría General de la República, en municipalidades y como representantes del país ante organismos internacionales, entre muchos otros cargos.

Para festejar esta contribución sostenida en tres siglos distintos, la Facultad de Derecho ha programado una serie de actividades para este año, las cuales iniciaron el 3 mayo con la conferencia magistral “180 aniversario del periplo histórico-jurídico de la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica (1843-2023)”, la cual estuvo a cargo de Tomás Federico Arias Castro, director del Área de Investigación y docente adscrito a la Cátedra de Historia del Derecho.

El contenido de esta conferencia se publicará de manera seriada en la sección Voz experta entre mayo y diciembre del presente año. A manera de introducción, seguidamente se resaltan los principales momentos de la historia de esta Facultad:

En 1814, el Ayuntamiento de San José promueve la creación de la Casa de Enseñanza de Santo Tomás para cumplir con la Constitución de Cadiz en lo relativo a la instauración de escuelas en los territorios americanos. Para ese entonces, Costa Rica y el resto de Centroamérica se encontraba en medio de una gran incertidumbre, porque aunque no se había alcanzado la independencia de España, la hegemonía europea era cada vez menor. Si bien había un incipiente mercado de bienes, la población todavía no tenía una organización política propia que le permitiera definir su futuro.

Juan Carlos Calderón Gómez, decano de la Facultad de Artes

«Un saludo muy cordial a la Facultad de Derecho desde la Facultad de Artes. 180 años es un montón de tiempo y le han dado a este país un ordenamiento jurídico que nos ha caracterizado a lo largo del tiempo. Gracias, Facultad de Derecho, por todo ese esfuerzo que ha hecho durante tanto tiempo y porque muchas de las cosas que tenemos ahora han sido fruto de ese esfuerzo, de ese talento puesto al servicio del pueblo costarricense. La Facultad de Derecho no solo se celebra dentro de la Universidad, sino se celebra fuera de la Universidad, para todo el país. ¡Larga vida a la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica!»

Inicialmente, la Casa de Enseñanza de Santo Tomás funcionó en un edificio que se ubicaba en lo que actualmente es el Banco Central de Costa Rica. Los estudios que ahí se impartían eran una mezcla entre la enseñanza primaria y secundaria; de ahí que, quienes deseaban obtener un grado profesional debían trasladarse a la Universidad de León, en Nicaragua, o a la Universidad de San Carlos, en Guatemala.

En 1854, la Universidad de Santo Tomás se trasladó a otro edificio ubicado al costado sur de la Plaza Juan Mora Fernández, donde actualmente se ubica el Ministerio de Hacienda, sobre la avenida segunda de San José. Un año antes, fue declarada pontificia, un giro religioso que no fue del completo agrado del sector liberal, corriente política que tomaría fuerza hacia finales del siglo XIX. De ahí que la Universidad de Santo Tomás fuera clausurada en 1888 para dar paso a una reforma educativa que fortaleció la educación secundaria en manos del Estado. Sin embargo, eso provocó que Costa Rica se quedara sin una institución universitaria por más de medio siglo.

Francisco Guevara Quiel, decano de la Facultad de Letras

«Quisiera felicitar profundamente a la Facultad de Derecho por esta actividad, por esta trayectoria tan importante que ha tenido para la historia de Costa Rica, por ser el cimiento del Estado de derecho, que es el que gozamos actualmente y que esperamos que sigan contribuyendo para fortalecerlo de cara al futuro, frente al contexto y la coyuntura crítica que vivimos en estos momentos.»

En 1941, la Escuela de Derecho se integró a la recién fundada Universidad de Costa Rica, en Barrio González Lahmann, frente a la actual Corte Suprema de Justicia, y, once años después, retomó su categoría de Facultad. En 1960 se trasladó al naciente campus de San Pedro de Montes de Oca, a pesar de que aún no tenía instalaciones físicas propias allí. De esta manera, el edificio de la Escuela de Economía compartió sus aulas con la comunidad de estudiantes y docentes de Derecho. Según recuerda Luis Baudrit Carrillo, egresado de la Facultad y exdirector de la Oficina Jurídica de la UCR, las clases de Derecho se impartían por la mañana, mientras que las de Economía se daban por las tardes.

Por su parte, María Eugenia Vargas Solera, estudiante de la primera generación de la Escuela de Derecho de la UCR en 1941 y quien es la abogada más longeva del país, recuerda que el traslado de la Facultad del “Potrero de los gallegos” (como solía conocerse al sector que hoy ocupa el primer circuito judicial de San José) al campus de San Pedro fue caótico porque implicó dejar las comodidades que ya se tenían para ocupar aulas prestadas. Inclusive, la biblioteca no tuvo un lugar adecuado para su funcionamiento por mucho tiempo. Además, señala que era muy incómodo trasladarse desde su casa en Barrio México hasta Montes de Oca.

Esa situación se mantuvo hasta 1977, año en el que estudiantes y docentes estrenaron un nuevo edificio a la entrada de la UCR, instalaciones que fueron ampliadas y remodeladas completamente en el 2018.

La conferencia de conmemoración de los 180 años de la Facultad de Derecho fue propicia para el encuentro de egresados y estudiantes. En la imagen, Marcela Moreno Buján, decana de la Facultad de Derecho, saluda a Rafael Ángel Calderón Fournier, expresidente de la República y exalumno de la Facultad. Foto: Anel Kenjekeeva, UCR.

Rafael Ángel Calderón Fournier, expresidente de la República

“El centro de toda nuestra legislación ha sido la Facultad de Derecho, que ha sido la que ha inspirado, tutelado, revisado y apoyado todo lo que ha sido este maravilloso país en 180 años. Es algo realmente grandioso y, como costarricense, me siento muy honrado de poder estar aquí, y como exalumno de esta Facultad mucho más todavía. La Facultad de Derecho tiene que continuar el mismo camino, brindar el soporte técnico que se requiere en las transformaciones que el país vaya teniendo de aquí en adelante, como lo ha hecho en el pasado.”

Orlando Aguirre Gómez, presidente de la Corte Suprema de Justicia

“El impacto de la Facultad de Derecho, sin duda, ha sido determinante en lo que ha sido la historia de Costa Rica. Actualmente podemos visualizar la estructura del Estado que tenemos, es un Estado social y le agregamos “de derecho”, hemos creado una cultura de respeto a los derechos de las personas, sobre todo en la dimensión humana y no cabe duda que en la formación del Estado que hoy tenemos, incluso de la sociedad que hoy tenemos, ha influido el quehacer jurídico. […] En esto, la Universidad sigue siendo el referente de la calidad en la enseñanza del Derecho debe ser, yo espero que nunca caiga en el facilismo, que siga siendo un ente rector de la educación jurídica, que las otras universidades que existan o que nazcan se rijan por los niveles que aquí se enseñan.”

Enrique Castillo Barrantes, excanciller de la República

«El impacto de la Facultad de Derecho en la historia del país ha dejado una huella profunda porque es la Facultad universitaria que le dio formación a los líderes del país desde el principio. Los grandes políticos del siglo XIX y del siglo XX y aún los actuales tuvieron su formación en la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica. Ahí se sentaron los cimientos de la institucionalidad y de la democracia costarricense. Todos los presidentes fueron abogados en esos tiempos y fueron formados en la Escuela, de manera que ha dejado una huella muy profunda y la sigue dejando. […] Amenazas y periodos críticos, por ellos ha pasado el país muchas veces, pero la Facultad siempre mantuvo la misma línea recta de enseñar justamente lo que es un Estado de derecho, lo que es una democracia, lo que es un país con una institucionalidad fuerte. Esa es la ruta y yo estoy seguro que bastará con que la siga para que sigan sintiéndose sus efectos sobre el país.»

Isabella Tristán Valverde, presidente de la Asociación de Estudiantes de Derecho

“Quiero dejar mi marca en el mundo porque siento que, si pasamos por esta vida sin hacerla más fácil y equitativa para otras personas, no vale la pena el tiquete de venida a esta Tierra.”

Marcela Moreno Buján, decana de la Facultad de Derecho

“Nuestros graduados han contribuido históricamente y siguen contribuyendo de forma notoria en el proceso de gestación, desarrollo y sostenimiento del Estado social y democrático de derecho costarricense y así como con la protección y justiciabilidad de los derechos humanos. […] Somos los primeros de la educación superior de Costa Rica y somos la piedra angular del Estado social y democrático de derecho costarricense.”

Ana Carmela Velázquez Carrillo, directora del Consejo Universitario

“Esta prestigiosa trayectoria de la Facultad de Derecho también le impone un gran reto, no solo de mantener el sitio de honor hasta ahora conseguido, sino superarlo, porque los tiempos que corren son duros, confusos y violentos, y han puesto en franco peligro la estabilidad jurídica nacional y esto exige el máximo de sabiduría de nuestra Casa y de la Facultad de Derecho, porque tiene los recursos intelectuales, éticos y morales para contribuir a esta solución.”

Carlos Palma Rodríguez, representante del área de Ciencias Sociales ante el Consejo Universitario

“El impacto de la Facultad de Derecho en la historia del país es incalculable. La Escuela de Derecho, inicialmente, fue una de las instituciones que consolidó la democracia en este país. Y la consolidó con la formación de cientos, miles, de profesionales que llegaron a fundar las diferentes instituciones de este país y, básicamente, sentados en el Poder Judicial, base fundamental de una democracia; de tal manera que hay que ver a esta Facultad no solo desde el punto de vista del ejercicio profesional, sino del impacto que ha tenido en lo que es consolidar un Estado libre, democrático, un Estado social de derecho que ha permitido que este país viva en paz y mantenga una tradición civilista.”

Álvaro Sánchez González, presidente del Colegio de Abogados y Abogadas de Costa Rica

“Seguiremos siendo aliados de la Universidad porque es un compromiso país. Seguiremos siendo aliados en la defensa de la institucionalidad, de la autonomía universitaria y en la certeza de que la educación es el vehículo para la movilidad social.”

Gustavo Gutiérrez Espeleta, rector de la Universidad de Costa Rica

“Este aniversario es especial, no solo por recordarnos el crecimiento que puede tener una escuela de pensamiento, sino también por ser reflejo del propio crecimiento del país. En efecto, la hoy conocida Facultad de Derecho se ha destacado siempre por el prestigio institucional, también por la excelencia académica y la solidez de sus diversas y notables generaciones de docentes, estudiantes y personas funcionarias. Cada uno y cada una ha sabido promover y perpetuar la misión de una formación académica sólida sustentada en la enseñanza del Derecho desde una perspectiva humanista y jurídica comprometida con el desarrollo sostenible, el progreso social, económico y político del país.”

El sorteo del pasado 7 de mayo de la Lotería Nacional conmemoró los 180 años de la Facultad de Derecho. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

180 Aniversario de la Facultad de Derecho

El día de hoy, la comunidad académica de la Facultad de Derecho se complace en celebrar sus 180 años de emblemática historia, fungiendo como el pilar de la enseñanza, la investigación y la proyección social de las Ciencias Jurídicas del país. ¡Feliz cumpleaños a nuestra querida Facultad!

 

Fernando Montero Bolaños
Periodista, Oficina de Divulgación e Información, UCR

ANEP: Situación fiscal y Derechos Humanos en Costa Rica

El pasado viernes 21 de abril, la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP) informó al Dr. Ding Ding, Jefe de Misión para Costa Rica del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el planteamiento obrero-social de la situación fiscal en Costa Rica y el dictamen legal sobre el pago de intereses de la deuda pública en Costa Rica en detrimento de un enfoque prioritario en Derechos Humanos. 

Respecto al planteamiento, la ANEP señala que hay temas muy relevantes que se estaban dejando de lado en los análisis o bien, se habían tratado muy superficialmente como la concentración del ingreso que se genera año tras año, resultado de las leyes y normas impuestas por la política pública. 

Asimismo, afirma que para corregir esta falencia, hay acciones urgentes como una eficiente gestión tributaria y aduanera que pueden dinamizar el mercado, generar empleos y traer prosperidad compartida  pero, no son incluidas por las evaluaciones de los organismos internacionales ni son tomadas en cuenta por los grupos nacionales de poder económico. 

Según la ANEP, Costa Rica requiere de mejorar la recaudación por el bien de un crecimiento económico robusto y balanceado de la sociedad por lo que considera que los negocios prósperos deberían contribuir con el financiamiento del Estado. Además, afirma que forzar el ajuste fiscal vía recorte del gasto social no es justo, equitativo y sostenible así como tampoco es conveniente seguir insistiendo por la vía de los impuestos indirectos. 

Por otra parte, la ANEP expone que hay otros temas que no se pueden seguir invisibilizando en las evaluaciones del FMI tales como el mal funcionamiento de algunos mercados que son extractores de rentas oligopólicas por lo que al país también le urge una revisión exhaustiva de las estructuras de los mercados. 

En cuanto al dictamen legal sobre el pago de intereses de la deuda pública en Costa Rica, la ANEP considera preocupante que el Presidente de la República retome la receta fácil y poco creativa de recortar gasto público que en realidad es inversión social pública en lugar de atender los problemas estructurales que son las causas y no las consecuencias. 

Por lo anterior, la ANEP se posiciona a favor de la responsabilidad social, teniendo en cuenta que la deuda pública del país debe ser desagregada y priorizada en cuanto a su nivel de cumplimiento, tomando como base de criterio el Enfoque Basado en Derechos Humanos (EBDH). 

En este sentido, la ANEP menciona que la deuda que tiene el gobierno central con la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), debe ser un tema prioritario para que la seguridad social del país sea robusta y de calidad. Es decir, bajo un enfoque de Derechos Humanos, es permitido preguntarse sobre lo que es o no prioritario: ¿pagar intereses de deuda externa o cumplir con la obligación de que el gobierno central pague su deuda con la Caja?

Ante esta situación, la ANEP enlista las recomendaciones finales del dictamen, manifestando la a)necesidad de exigir al Estado Costarricense una propuesta de renegociación de la deuda pública, ante organismos financieros internacionales, b) acudir ante el Experto Independiente sobre las consecuencias de la deuda externa y las obligaciones financieras internacionales conexas de los Estados para el pleno goce de todos los derechos humanos, sobre todo los derechos económicos, sociales y culturales y c)realizar un proceso político de auditoraje de la actual deuda pública, el cual permita obtener algún nivel de claridad y de transparencia, en cuanto a una diversidad de variables. 

Costa Rica: Una sociedad invertebrada

Anais Patricia Quirós Fernández

MSc. Anais Patricia Quirós Fernández                                                         
Especialista en la Enseñanza del Idioma Inglés
Académica Universitaria

En biología, una sociedad invertebrada es aquella cuyos animales carecen de columna vertebral. Grupos de animales como insectos, crustáceos, moluscos o gusanos. Pero me referiré a un término tal vez no reflexionado antes en alguno de mis artículos. Este se refiere al ámbito social, el término “sociedad invertebrada” para describir una sociedad o comunidad que carece de una estructura organizativa clara, o de lideres definidos. Donde existe una falta de cohesión social y a una incapacidad para resolver problemas de manera efectiva, enfocándose a una falta de estructura o liderazgo claro.

No se puede negar que la sociedad al igual que un cuerpo humano puede enfermar. Y que cada enfermedad se clasifica según su origen; pueden ser de origen infeccioso (corrupción, delincuencia, drogadicción), genético (dominio, poder, desigualdad social), ambiental (destrucción del medio ambiente, contaminación, guerras), idiopático (de causas desconocidas, suicidio). Igualmente, estas enfermedades sociales se pueden clasificar según su gravedad: leve, moderada o grave. Y, esto puede depender de factores como la duración, la intensidad y el impacto en la calidad de vida de sus ciudadanos. También podremos clasificarlas según su sintomatología (delincuencia, corrupción institucional, abuso de poder, acoso, violaciones a los derechos humanos, violación a menores, corrupción política) y por su área de afectación en grupos sociales (niños, jóvenes, hombres y mujeres, homicidios, suicidios, femicidio, entre otras).

Cada una de estas enfermedades se puede clasificar según su evolución: aguda (problemas sociales de inicio súbito y de corta duración), abuso infantil, violación a menores, acoso y hostigamiento sexual en diferentes centros educativos; crónica (de inicio gradual y larga duración), desigualdad social, corrupción en diferentes instituciones gubernamentales y estatales; o recidivante (que tiende a reaparecer después de un periodo sin síntomas), el estrés, la falta de apoyo social y el aislamiento, enfermedades influenciadas por diferentes factores sociales. Identificar cada una de estas enfermedades sociales es muy importante ya que nos puede llevar a dar un diagnóstico, un tratamiento y plantear medidas de prevención.

Costa Rica, formada por grupos sociales como si fuese un cuerpo, que en diferentes formas enferman y presentan síntomas y que requieren de atención inmediata por sus lideres, guías y jefes a cargo, como cualquier otro país, enfrenta desafíos y problemas sociales. Negándose muchas veces, el tratamiento inmediato para prevenir la evolución de sus enfermedades.

Instituciones evadiendo la realidad de corrupción entre sus paredes: MOPT, BCR, AyA, Fundación Omar Dengo, Caja Costarricense del Seguro Social, son algunas de las partes enfermas, con diagnósticos claros, donde existe una carencia de una estructura organizativa clara. Indudablemente su evolución que de forma crónica carcome la confianza de aquella sociedad que alguna vez confió en el desarrollo de sus funciones.

Homicidios en Costa Rica 2023, en este año tenemos alrededor de 302 homicidios en diferentes zonas, le sumamos los datos brindados por INAMU, el incremento en femicidios, lo que nos permite diagnosticar el aumento de familias que vivirán con la ausencia de sus madres a cargo de la crianza de menores de edad, que luego serán miembros de dicha sociedad. Vemos una falta de cohesión social y una incapacidad para resolver problemas de manera efectiva. Propuesta de programas educativos desde edades tempranas para detener la violencia intrafamiliar que venga a modificar en cierta parte un poco las conductas violentas que se alimenta en nuestra sociedad.

El Ministerio de Salud de Costa Rica informó que el suicidio es la octava causa de muerte en el país y que se registran más de 500 casos a hoy. Aquí estamos ante una evolución recidivante donde fatores sociales generan enfermedades sociales afectando grupos vulnerables. Resultando una debilidad en la búsqueda de respuestas y ayuda a un diagnóstico que está claro, ¿son estas enfermedades de origen infeccioso?, ¿son estas graves o leves?, ¿es de evolución crónica? Lo cierto es que son los síntomas de una sociedad invertebrada, que indudablemente esta enferma, donde la notable desigualdad golpea a cada grupo, donde se refiere a los de arriba y a los de abajo. Donde la diferencia solo requiere un nombre o un apellido. Donde un niño deja de ser niño solo por la geografía, donde la educación dependerá de un lugar, y sus derechos solo serán respetados y atendidos según el origen de sus apellidos. Profesionales en busca constante de empleo, sin obtener respuesta mientras otros puesto son adquiridos solo por aquellos que fueron invitados a la piñata. Salarios fenomenalmente incrementados, por un tema de vínculos, mientras el desequilibrio notable de quienes no entraron al circulo se les agrava cada día más. Escritorios sirviendo de trono para derrochar la jerarquía de poder, donde se alimenta el acoso laboral, el abuso, y la extorsión. Alimentando el aislamiento social, falta de apoyo y stress común. Actos de corrupción que encabezan las primeras páginas de los noticieros nacionales, crímenes sin resolver que han sido archivados, sin hacer preguntas a los miembros del familiar mutilado. Infanticidio, una enfermedad grave, que aun cuando existe El Código Penal de Costa Rica que lo establece como un delito especial y que castiga con una pena mayor que la del homicidio, muchos de estos delitos quedan impune ante los ojos del culpable sin mucho cuestionamiento.

¿Cómo se podría dar solución a cada uno de los problemas anteriormente mencionados?

¡Creando leyes! ¡Aplicando castigos! ¡Mejorando la educación! ¡Permitiendo mas doctrinas religiosas! ¡Expandiendo la ayuda social! Como se sanaría nuestra sociedad enferma cuando no se tiene claro…

¿CUAL ES SU COLUMNA VERTEBRAL?

En una sociedad que tiene problemas sistémicos graves que afectan negativamente la calidad de vida de sus miembros, problemas que pueden incluir altos niveles de pobreza, desigualdad económica, corrupción, violencia, delincuencia, discriminación. Con falta de cohesión social, con un notable deterioro de las relaciones interpersonales y la falta de confianza en las instituciones. Manifestando problemas en aumento como unos de los comunes: la mala gestión de los recursos públicos y la falta de respeto a los derechos humanos.

En resumen, una sociedad enferma también esta invertebrada, cuando sus problemas estructurales y sistémicos son tan graves que afectan negativamente la calidad de vida de sus miembros, dificultando su desarrollo y progreso. Donde cada enfermedad social debería atenderse en el contexto completo del sistema social y no enfocarse únicamente en partes individuales.

Sociedad invertebrada es aquella que: carece de una columna que sostiene y responde a las diferentes enfermedades sociales. Una sociedad que no ve la igualdad y la discriminación, la justicia social, la solidaridad, la responsabilidad social y la protección de -los derechos humanos. Es aquella que omite la idea de que los seres humanos tienen obligaciones éticas y morales no solo hacia sí mismos, sino también hacia los demás y hacia la sociedad en general.

Ante los filibusteros de Zapote y de Cuesta de Moras, contra el neo esclavismo laboral

Vladimir de la Cruz

En la Constitución Política se dice claramente que la jornada ordinaria de trabajo diurno no podrá exceder de ocho horas diarias y cuarenta y ocho a la semana; que la jornada ordinaria de trabajo nocturno no podrá exceder de seis horas diarias y treinta y seis a la semana, y que el trabajo en horas extraordinarias deberá ser remunerado con un cincuenta por ciento más de los sueldos o salarios estipulados. Cuando la jornada diurna y nocturna se mezclan, en las llamadas jornadas mixtas, no deben ser mayores a las 7 horas de trabajo.

El logro de la jornada de 8 horas fue el resultado de una lucha tenaz, continua, sostenida durante el siglo XIX y parte del siglo XX, para superar las condiciones infamantes de seguridad e higiene ocupacional, y las particulares condiciones de trabajo cuyas jornadas eran de 12, 14, 16 y hasta 20 horas diarias en distintos empleos y trabajos, situación que afectaba hombres, mujeres, menores de edad y a los niños, quienes eran usados para limpiar chimeneas en las fábricas industriales.

Las luchas por esta jornada culminaron, en un primer momento, en las grandes movilizaciones y huelgas que se dieron en Estados Unidos en 1886, cuyo centro de atención fue la ciudad de Chicago, cuando resultado de esas luchas se estableció la jornada de 8 horas para los trabajadores de Estados Unidos. En un segundo momento, cuando a partir de estas luchas, se estableció el 1 de mayo de 1890, como un día de lucha internacional, a realizarse cada año, para hacer valer esta jornada y demandar otras reivindicaciones obreras y laborales en todas partes del mundo.

En Costa Rica la movilización obrera, cada 1 de mayo, se empezó a realizar, desde entonces, en 1913 y, la jornada de 8 horas diarias se aprobó, como resultado de luchas y huelgas que se dieron en 1920, cuando a finales de enero se inició esta lucha en trabajadores del sector público, que se generalizó a otras actividades laborales, y en diciembre de 1920, el Presidente Julio Acosta García, mediante un Decreto reconoció el derecho de organización sindical, el derecho de huelga y el establecimiento de la jornada de trabajo en 8 horas diarias, junto con un aumento de salarios.

En los años siguientes hubo necesidad de continuar esta lucha porque no en todas las actividades laborales se reconocía.

En 1943, cuando se aprobó el Capítulo de las Garantías Sociales, en la Constitución Política de 1871, se estableció con rango constitucional la jornada de 8 horas. Ese mismo año se aprobó el Código de Trabajo donde se materializó esta jornada, con otras combinaciones específicas según ramas de producción, género y edad de los trabajadores. Este Capítulo constitucional se incorporó y aprobó en la Constitución Política aprobada en 1949, al amparo de la Segunda República, que dirigía José Figueres Ferrer, jornada que hasta hoy no había sido cuestionada en su extensión diaria.

Internacionalmente, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), creada en 1919, organismo hoy vinculado a las Naciones Unidas, al cual
Costa Rica está adherido, y al cual se subordina en los Convenios Internacionales que de la OIT se han ratificado, ha establecido la jornada de 8 horas de trabajo diario, como uno de sus iniciales y más importantes Convenios. Al amparo de la OIT países europeos, miembros de la OCDE, organismo al que también Costa Rica se ha incorporado, tienen hoy jornadas de trabajo de 36 y 35 horas semanales, y no de 48 horas semanales como están establecidas para el sector privado en Costa Rica.

En la vida productiva del país hay empresas que tienen distintos regímenes de trabajo. Las hay que trabajan las 24 horas seguidas, porque el giro de sus actividades productivas obliga a que tengan un proceso laboral continuo. Las hay con sistemas productivos que no obligan las 24 horas continuas.

En estas empresas la contratación laboral se realiza tomando en cuenta el tipo de jornadas de trabajo legal y constitucionalmente establecidas, contratando trabajadores en jornadas de 8 horas, y pagando horas extras hasta 4 más, para una jornada extendida de 12 horas.

Las empresas que laboran 24 horas continuas, sin interrumpir sus labores, tienen que organizar turnos de trabajo de 8 horas, para los tres grupos de trabajadores que se distribuyen en ese tiempo de trabajo. Si dividen sus trabajadores en dos turnos laborales de 12 horas, tienen que reconocerles el pago de horas extras. Todo esto apegado a la Constitución y la ley, sin que haya que modificar el Código de Trabajo ni la Constitución Política.

Tres turnos de trabajadores distribuidos en 24 horas de trabajo de una empresa, en turnos de 8 horas cada uno, sin duda genera más trabajo, para más personas, que dos turnos de trabajo de 12 horas, que elimina un grupo de trabajadores. De hecho, la jornada de 8 horas estimula la mayor contratación de trabajadores, mientras la jornada de 12 horas reduce la contratación de trabajadores.

Empresarios y políticos esclavistas, nacionales y extranjeros, quieren alargar las jornadas de trabajo a 12 horas diarias, sin pago de horas extras, reduciendo en esa posibilidad la contratación de trabajadores, abaratando sus costos de producción que se pagan con salarios. Falsamente dicen que la jornada de 12 horas va a dar a contratar más trabajadores, que los que tuvieran que contratar en tres turnos de 8 horas. En ello tienen comprometido al Presidente de la República, a su Consejo de Gobierno, y a la mayoría de los partidos políticos que tienen representación parlamentaria. El Presidente se presenta como el adalid, cosa que le gusta, de estos empresarios y políticos.

Quieren modificar legalmente artículos del Código de Trabajo para que la jornada laboral del sector privado sea extendida hasta las 12 horas diarias, al estilo que existían en el siglo XIX, cuando el régimen de trabajo y de las relaciones laborales se igualaba a los sistemas esclavistas de trabajo y de producción. No casualmente a los trabajadores y obreros del siglo XIX se les llamó esclavos modernos. Los empresarios extranjeros que así presionen en el país se comportan como filibusteros modernos. Los filibusteros encabezados por William Walker querían establecer la esclavitud en Centroamérica. La establecieron momentáneamente en Nicaragua y querían convertir a los pueblos centroamericanos en pueblos esclavos y anexados a los estados esclavistas sureños de los Estados Unidos.

El Presidente de Costa Rica el pasado 11 de abril, en Alajuela, paradójicamente habló contra los filibusteros que él considera existen en el país. Ocultó en su falso discurso el carácter y su esencia filibustera, de ser el Jefe de los Filibusteros laborales, que quieren hacer de los dos millones de trabajadores del sector privado, una masa de trabajadores esclavizados, sometidos a 12 horas de trabajo diario, sin reconocimiento de pago de horas extras, reduciéndoles así sus salarios, y empeorando sus condiciones materiales de trabajo, de vida y de familia.

El Presidente se presenta como el émulo de estos esclavistas modernos, como el verdadero Jefe Filibustero, junto con los diputados que le acompañan, que quieren imponer la jornada de 12 horas, como integrantes de esa falange impía de nuevos filibusteros esclavistas, instalados en sus cuarteles de Zapote y Cuesta de Moras, donde se libra la batalla como la del 11 abril, por derrotar a los filibusteros…anti trabajadores, neo esclavistas, anti costarricenses de su tradición jurídica laboralista.

El Benemérito de la Patria, el Gran Capitán de la lucha contra los filibusteros, Juan Rafael Mora Porras, cuando marchó hacia Nicaragua, llamó a luchar contra los filibusteros que habían reducido a Nicaragua “en la más oprobiosa esclavitud”, y amenazaban de imponer la esclavitud en Centroamérica y en Costa Rica.

Hay que detener, por la presión y protesta organizada popular, con criterios científicos sicológicos, médicos, por el sentido común, por la por el razonamiento histórico y jurídico, por la jurisprudencia internacional que tiende a bajar las jornadas de trabajo y no a aumentarlas, a esos filibusteros instalados en la toma de decisiones legislativas para evitar que establezcan el sistema de trabajo esclavista de las 12 horas diarias.

¡No, al neo esclavismo laboral! ¡No, a los esclavistas modernos!

Costa Rica, la importancia de la geopolítica… sin perder de vista potencial de sus regiones

Miguel Sobrado

Nuestro país se ha caracterizado por ser relativamente pacífico en una región tradicionalmente convulsa. Esto obedece en gran medida a su historia y capacidades en organización regional, social, económica y política interna que han creado un clima propicio para la democracia.

No obstante, la posición geopolítica del país lo hace vulnerable al entorno regional. De hecho, los grandes conflictos históricos han estado ligadas a los intereses e intervenciones externas. Así fue en el siglo XIX en la guerra contra los filibusteros donde nuestro país tuvo el talento y visión para establecer alianzas con Inglaterra, la potencia dominante entonces que se sentía amenazada por la expansión de los Estados Unidos y con Cornelius Vanderbilt millonario norteamericano propietario de la compañía del Tránsito que trasladaba por el rio San Juan a los colonos que atraídos por la fiebre el oro viajaban a California, cuyos vapores habían sido expropiados por Walker. Amén de la incorporación posterior de las otras naciones centroamericanas a la guerra y la solidaridad financiera latinoamericana de países como Perú, crearon condiciones; que junto con la visión y preparación de nuestro gobierno de entonces para que se diera el triunfo contra los invasores. También en el pasado siglo XX siglo, cuando la guerra en Centro América amenazaba la paz regional, y la estabilidad de nuestro país en las décadas de los 70s y 80s pudimos actuar con el apoyo de alianzas externas, por una parte de los demócratas norteamericanos y social demócratas europeos y por otra con la URSS de Gorbachov para llevar a buen puerto el Plan de Paz centroamericano y hacer callar los cañones de la guerra.

Actualmente con la emergencia de un mundo multipolar y la revolución tecnológica se mueven con fuerza las “placas” políticas y económicas. Por una parte, están los intereses de las potencias emergentes en posicionarse económica y políticamente en la región. Especialmente China que además del estadio, ofreció a nuestro país la construcción de una zona económica especial que abarcaba Limón, Puntarenas y San Carlos que nos hubiera permitido paliar los problemas de estas regiones, si no metemos su propuesta al congelador por presiones externas.  Por otra parte, está la fuerte irrupción del narco tráfico con un poder inédito por su capacidad económica y de terror que utiliza nuestro territorio para consolidar el envío de la droga hacia el norte del continente y Europa.  Ya que tienen cada vez más dificultades para hacerlo por aire o por mar por el control en el aire y el mar de la armada norteamericana.

Esta nueva coyuntura sin embargo, nos ha tomado desprevenidos, el narco ya se ha instalado en nuestro país en las zonas costeras y fronterizas aprovechando la exclusión y falta de oportunidades de la población local. Los sicarios actúan cada vez con mayor impunidad luchando por el control de territorios mientras el narco penetra progresivamente la institucionalidad de nuestro país y avanza hacia el centro del país. Al que encuentra con un aparato institucional del siglo XX entrabado e incapaz de hacer frente a los retos emergentes.

Hay que cambiar el rumbo institucional, pero ha hecho falta, ante todo una visión que ajuste la nueva institucionalidad articulándola de acuerdo los procesos de cambio mundiales y a nuestras necesidades actuales. Especialmente sacando provecho de nuestra posición geopolítica que es nuestra fortaleza y al mismo tiempo generadora de conflictos. Procurando siempre mantener buenas relaciones con todas las potencias desde una política de neutralidad y respeto al ordenamiento internacional sin ceder a presiones indebidas como de las que fue objeto la zona económica especial china. En este sentido tomar conciencia que la multipolaridad va a exigir cambios de los Estados Unidos para atraer el apoyo de América Latina y verse así menos afectados por las migraciones masivas. En este sentido, no puede mantener, a contrapelo del derecho internacional la política de sanciones unilaterales que promueven la emigración masiva y deberá asociarse con los países de la región para proteger el medio ambiente y centrar el control y combate de las drogas en los consumidores y no tanto en los productores.

Hacia lo interno retomar nuestra historia para ver los orígenes de nuestras fortalezas regionales y actualizar nuestro conocimiento sobre nuestro potencial como nación, aprendiendo de las mejores prácticas.

El tema de lo geopolítico, que ha sido vital en la historia toda la región centroamericana y Caribe por su posición estratégica, lo he tocado en otros artículos en este diario, pero además ha sido destacado don Armando Vargas Araya y por la Academia Morista; e incluso le ha mereció el premio Nobel al expresidente Arias por sus intervenciones por la paz durante el siglo pasado.

Mientras que el tema de las regiones del país: conocer sus fortalezas, posibilidades y debilidades no ha tenido el estudio ni el aprendizaje que se merece. Sin embargo, su análisis es clave para poder configurar así no solo las reformas institucionales que se requieren sino las políticas públicas que puedan dinamizar el potencial y la participación activa de las comunidades en las diversas regiones del país. Conocer sus logros, así como sus limitaciones, es fundamental para aprovechar su experiencia en la configuración de modelos y senderos de desarrollo que nos permitan ajustar las políticas públicas con firmeza.

En un próximo articulo dirigiremos la atención hacia las regiones históricas del país sus fortalezas, limitaciones y enseñanzas perfilando las enseñanzas para el país de una sociología regional.

En el poder político… el traje se lleva por dentro

Lic. Javier Francisco Cambronero Arguedas
Educador

En 1918 por primera vez vio la luz la novela El Árbol Enfermo, de Carlos Gagini. Exquisito escrito costarricense, que a través de la metáfora pone de manifiesto la enfermedad de una sociedad y una patria que poco a poco va trastocando sus valores tradicionales y diluyendo su identidad. Finalmente, el árbol cae y aplasta a uno de los personajes de la obra. Y se muestra la muerte como uno de los caminos inexorables e irreductibles de la enfermedad. Desde el ámbito cívico o pedagógico, podríamos plantearnos: ¿Qué entendemos como patria y cómo se manifiesta nuestro amor, fidelidad y vocación hacia ella? Muchos hemos entendido que a la Patria se le sirve, que representa mucho de lo que nos une y nos permite reconocernos unos a otros, sea que hayamos nacido aquí y o quienes conviven con nosotros. De ella, de ninguna manera, y menos cuando se ostenta un puesto de poder o representación popular puede suponerse, que de ella… hay que servirse.

A todos nos toca, Honrar a nuestros antepasados, su memoria y su legado, sobre todo a esta generación. A través del amor al trabajo, de ser solidarios, honrados, agradecidos y dejarnos guiar por la razón y el estudio. Ambas, nunca serán malas compañeras de viaje.

Por ello, ejercer la función pública, sobre todo desde la máxima magistratura, implica tener agallas para enfrentar los retos que desentraña el futuro. Revestidos de fe, determinación, humildad y sabiduría, se asume una mejor posición para combatir las amenazas y los desafíos.

Tras doscientos años de recorrido democrático y civilista, el ejercicio del poder, como tal, no puede convertirse en un fin en sí mismo. Y Costa Rica en eso, no puede ni debe parecerse a otros países. Hay un mandato popular, y allí es el pueblo, el soberano, de manera que en las elecciones, se delega en un grupo de costarricenses y el proyecto político que nos han propuesto. Aquí la política no puede ser escenario para despropósitos, transformándola en vehículo para vanos y pérfidos proyectos personales, con infames y espurias motivaciones; para los demócratas el Estado debe ser concebido como medio para el cambio y transformación social, no como medio para instaurar prácticas insanas de acumulación de riqueza ni como escenario para expresar aquellas formas, sobran todas las formas feas, histriónicas y deprimentes, de cómo mostrar y ostentar el poder, en forma innecesaria e injustificada.

Desde la esfera política, entiéndase en el ejercicio del poder, algunos intentan hacer prevalecer por cualquier medio, sus intenciones; sin importar el atropello a la institucionalidad y de esa manera convertir a la mentira, la demagogia y el cinismo, en filosas espadas capaces de decapitar la verdad y a todo aquel que se interponga.

Siempre, siempre deben ser la unión y la concordia las que nos convoquen para construir, edificar y mirar hacia adelante. Sólo así podremos combatir la pobreza, la desigualdad y emprender la búsqueda del Bien Común.

La obsesión de poder y de perseguir inconfesables intereses económicos, son tan dañinos y mortales como el enquistamiento de parásitos hematófagos, en el organismo humano.

La infamia y la mentira revestidas de lindas palabras encontraron terreno fértil en aquellos sedientos de poder, que para nada comprendían la Política Con “P” mayúscula, como la ruta apropiada para la consolidación de un régimen democrático y republicano que descanse en las ideas y la ley, y no en la fuerza y la difamación; sobre todo cuando van dirigidas contra aquellos que osen pensar diferente.

Ocupamos acciones vigorosas, donde el presidente inspire, lidere; para poder sacar de la opacidad las riquezas amasadas por muy pocos, de manera que el manejo de cuentas, depósitos, ahorros y fondos, bien pudieran dinamizar nuestra economía, allí se ocupa arrojo, determinación y valentía. Persisten esas prácticas nada transparentes donde algunos mantienen fondos en dudosos y cuestionables paraísos fiscales, evaden impuestos, y exigen que el Estado cobre a pequeños empresarios y productores, a asalariados y a empleados públicos, pero no a ellos. Más aún la colusión de políticos y empresarios, pareciera ser saludada por la actual administración cuando se aplican y reforman leyes que permiten que muchas empresas costarricenses, sin recibir inversión extranjera pueden trasladarse del régimen tributario ordinario, al régimen de zonas francas y desde allí disfrutar de beneficios fiscales, diseñados y pensados para otros fines. Ahí encuentra el señor presidente un gran espacio para actuar, corregir y mejorar y dejarse de piruetas y gritos. El tiempo corre y el país demanda mayores acciones. Este grupo de malos costarricenses, son los mismos cuyo concepto de Patria se reduce a saludar la bandera y cantar el himno cuando gana la selección de futbol, si acaso; pero poco o nada quieren saber de justicia fiscal redistributiva y de dar a los que menos tienen, a través de los impuestos. Debo agregar además que el mundo fue testigo semanas atrás como un grupo de costarricenses –víctimas de la desesperanza- se suma también a las caravanas de migrantes centroamericanos en búsqueda de oportunidades hacia el norte. Oportunidades que desgraciadamente su propio país, la tierra que les vio nacer, no ha sido capaz de brindarlas en forma oportuna y decente. Es el tipo de preocupaciones que debe ocupar a un gobernante y mostrar sagacidad y estrategia

Debe de tener muy claro el Poder Ejecutivo y el Legislativo, que no hay cabida ni derecho a traicionar las formas democráticas para resolver nuestras diferencias.

Nunca aprobaremos una práctica parlamentaria y un ejercio del poder, distanciados de los más altos valores del civismo costarricense, la decencia, el decoro y la ética. Nunca estaremos en desacuerdo con aquellas formas de crear riqueza en forma legal, prosperidad y que generan empleo de calidad. La política debe de servir para eso. No debe ser para dar cabida al inmovilismo y evitar que el Estado y futura legislación se meta con aquellos y aquellas que protegen y promueven negocios turbios; a espaldas de las formas usuales, honestas y honradas, como hemos entendido, el fraguar riqueza habitualmente.

Como pueblo, debemos acometer con valentía los retos de la época, con gallardía y patriotismo. Nadie, nadie absolutamente está por encima de la nación.

Exabruptos presidenciales de estos días sólo son semejantes a la ignominia de un exministro de educación, de ingrata memoria, que cuando se le preguntó, no supo explicar en qué consistía la Anexión del Partido de Nicoya.

Ni la chabacanería ni la mediocridad son buenas consejeras.

El talante y fuste de quien ocupe la presidencia de la República, requiere de muchos atributos; por eso me permito humildemente aconsejar al presidente Chaves una serena y reposada lectura de El Gobernante y el Hombre, que data desde hace 80 años, extraordinaria obra que debe inspirar a todos quienes ocupen la primera magistratura. La niñez y juventud costarricenses se lo agradecerán.

“Deseo que el estado sea feliz por la paz,
 fuerte por la unión
 y que sus hijos corten cada día una espiga más
 y lloren una lagrima menos”.
 Juan Mora Fernández

 

Imagen ilustrativa, UCR.

El bilingüismo en Costa Rica… ¡no lo estamos logrando!

Anais Patricia Quirós Fernández

MSc. Anais Patricia Quirós Fernández
Especialista en la Enseñanza del Idioma Inglés
Académica Universitaria

Primero debemos saber distinguir el término. ¿Que entendemos por bilingüismo? El bilingüismo se refiere a la capacidad de una persona para comunicarse con fluidez en dos idiomas diferentes. En otras palabras, un individuo bilingüe es capaz de hablar, leer y escribir en dos lenguas de manera efectiva. El término «bilingüismo» también se utiliza para describir situaciones en las que dos idiomas tienen una presencia igualitaria en una comunidad o sociedad. Esto puede significar que los individuos que viven en ese entorno tienen la capacidad de hablar ambos idiomas, o que ambas lenguas son reconocidas y valoradas como importantes y se utilizan en diferentes contextos y situaciones. En algunos casos, el bilingüismo puede ser resultado de la exposición temprana a dos idiomas, como en el caso de niños que crecen en un hogar donde se hablan dos idiomas diferentes. En otros casos, las personas pueden aprender un segundo idioma más tarde en la vida por razones personales, profesionales o educativas.

Nos preguntamos: ¿se ha logrado hoy en nuestros centros educativos?  ¿Han funcionado todos los diferentes esfuerzos realizados y planteados por nuestras instituciones privadas y públicas?

La enseñanza del idioma inglés se ha venido implementando en diferentes centros educativos en Costa Rica desde hace varias décadas. Sin embargo, fue en el año 1996 cuando se promulgó la Ley Fundamental de Educación, que estableció la enseñanza del inglés como un requisito obligatorio en la educación primaria y secundaria del país.

En la actualidad, el inglés sigue siendo uno de los idiomas más hablados y utilizados en todo el mundo, y es ampliamente considerado como una habilidad valiosa para la comunicación internacional, los negocios, la ciencia y la tecnología, entre otros campos, ya que permite acceder a una amplia gama de oportunidades académicas y profesionales a nivel local e internacional. Además, en un mundo cada vez más globalizado e interconectado, el aprendizaje del inglés se ha vuelto cada vez más importante para los estudiantes de todas las edades y niveles educativos.

Surgen preguntas clave: ¿Cuántos años reciben clases de inglés los estudiantes en centros educativos? ¿se está logrando el nivel comunicativo esperado? ¿están siendo efectivas las metodologías de enseñanza en las aulas? ¿qué soluciones podríamos plantear? Así podríamos seguir haciéndonos muchas preguntas más, pero trataremos de responder a ellas y de entender un poco lo que ocurre.

Indudablemente se están haciendo esfuerzos por instituciones estatales y privadas, para lograr que nuestros estudiantes después de 12 años: uno en kínder Garden o materno, seis en primaria, cinco en secundaria, tengan por lo menos un dominio comunicativo básico en inglés, los resultados para nadie es un secreto, seguimos sin verlos.  

Proyectos y programas completos que se ven casi perfectos, pero sin lograr salir del papel, del trámite, de la intención, después de décadas seguimos viendo lo mismo; metodologías de enseñanza obsoletas, separadas de una realidad que nos dice que hoy no es ayer, que nuestros estudiantes son otra generación, que la globalización llego aceleradamente manejada por cambios tecnológicos indispensables de conocer, entender y utilizar. Que hoy nuestra nueva generación aprende de manera diferente a las generaciones anteriores debido a la presencia de la tecnología en sus vidas. Que hoy nuestros estudiantes están creciendo en un mundo altamente tecnológico y están familiarizados con las herramientas digitales desde una edad temprana. Como resultado, su estilo de aprendizaje se caracteriza por una mayor dependencia de la tecnología y una mayor capacidad para procesar información de manera rápida y eficiente. Que, en su mayoría, muchos aprenden a través de videos en línea y otros medios visuales en lugar de libros de texto y lecturas tradicionales. Que, debido a su exposición a la tecnología y a los dispositivos móviles, esperan respuestas inmediatas y una interacción constante con su entorno de aprendizaje.

Al igual que todo evoluciona velozmente, no es posible que las metodologías de enseñanza sigan en los años 80s, y entiéndase metodología como: los métodos, estrategias y técnicas que se utilizan para impartir conocimientos y habilidades a los estudiantes. Son enfoques sistemáticos para la planificación, diseño y ejecución de la enseñanza, y se utilizan para facilitar el aprendizaje y la comprensión de los conceptos y habilidades. ¿Que esta ocurriendo en nuestros salones de clases? Que después de doce años aprendiendo inglés, no se esta logrando que los estudiantes sean bilingües después de la secundaria. Y tomando en cuenta que solo un 50% terminan el proceso, estos deben buscar por sus propios medios como desarrollar esa habilidad, lamentablemente muchas veces no lográndolo, dificultándoles su acceso al mercado laboral.

Hoy más que nunca en lugar de que nuestras instituciones estén plasmando NUEVAMENTE en papel, programas y proyectos para la enseñanza del inglés, deberíamos primero acercarnos al entorno real de nuestros estudiantes, y a sus necesidades.  Cambiar la forma en que se les ha enseñado un segundo idioma durante décadas, de lo cual sabemos no se ha llegado a obtener el resultado deseado y volvernos, a analizar los diferentes desafíos que se presentan en términos de motivación y el compromiso con el aprendizaje, y la interacción social. Implementar la comunicación en el idioma inglés, usar tecnologías en las aulas no como un juego sino como una herramienta para hacer clases más interactivas, cambiar el enfoque de la enseñanza del inglés, con objetivos claros de comunicación en su área activa de escucha y escritura, metodologías más adaptadas a las formas de aprendizaje de los estudiantes y a sus necesidades.

A todo esto, se le agrega la facilidad a intercambios globales donde se debe implementar la necesidad e importancia de comunicación en un segundo idioma y dejar de verse el aprendizaje del idioma inglés como una materia académica más, sino una como herramienta para el desenvolvimiento personal y profesional. Hoy sin importar cual oficio se desempeñe o cual profesión, es una prioridad contar con el segundo idioma en inglés. Cada día aumenta la inversión extranjera, la jubilación y la residencia, la educación en la sostenibilidad ambiental y turismo. Todos estos factores ayudando a Costa Rica a convertirse en un destino atractivo para personas de todo el mundo y al mismo tiempo generando oportunidades de empleo. Donde la comunicación en el idioma inglés abre puertas para diferentes oficios, profesiones y negocios.

Al final lo deseable es que nuestros bachilleres de secundaria puedan tener la oportunidad de lograr comunicarse en inglés, sin sufrir la frustración de muchos de no poder acceder a un puesto laboral por su incapacidad de comunicarse en un segundo idioma, el cual debió haberse adquirido en sus primeros 6 años de escolaridad, perfeccionado en secundaria y especializado en un nivel universitario.