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Etiqueta: COVID-19

UCR: La salud mental es prioridad en periodo de post-pandemia

Durante la pandemia de la COVID-19, padecimientos como la depresión y la ansiedad aumentaron un 25% durante el primer año de la misma, sumándose a los casi 1000 millones de personas que ya lo sufrían, lo que vino a colapsar los ya frágiles sistemas de salud en todos los países del mundo. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

Día Mundial de la Salud Mental

Cada 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental para remarcar los desafíos de la humanidad en esta materia

A diferencia de un malestar físico que puede ser detectado a simple vista o mediante exámenes médicos, la salud mental de las personas es una condición que muchas veces no es diagnosticada y cuando existe algún síntoma se le atribuye a otros padecimientos como el cansancio, el estrés familiar o laboral e incluso al “corre-corre” de la cotidianidad.

Pero la realidad es que millones de personas, en este mismo momento en que se leen estas líneas, sufren en silencio diversidad de trastornos asociados a su salud mental, y quienes se atreven a expresar estos malestares sufren señalamientos sociales y discriminación en sus entornos familiares, laborales e incluso por parte de profesionales del sistema de salud que no los refieren a una consulta de especialidad, por lo que millones no reciben la adecuada atención.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su informe Transformando la Salud Mental para Todos, afirma que “la mayoría de las sociedades y la mayoría de los sistemas sociales y de salud descuidan la salud mental y no le prestan la atención y el apoyo que las personas necesitan y merecen. El resultado es que millones de personas en todo el mundo sufren en silencio, son víctimas de violaciones de los derechos humanos o se ven afectadas negativamente en su vida cotidiana”.

Concordantemente, en Costa Rica un estudio realizado entre setiembre y diciembre del 2020 por el Instituto de Investigaciones Psicológicas de la Universidad de Costa Rica (IIP-UCR) en coordinación con el Centro de Investigación en Biología Celular y Molecular (CIBCM), y la colaboración del Centro de Investigación y Estudios Políticos, la Escuela de Psicología y la Escuela de Sociología, determinó que la pandemia sanitaria provocada por la COVID-19 incrementó los casos de personas que acudieron a servicios de salud con problemas relacionados con su salud mental.

Al igual que sucedió en otras regiones del mundo, las mujeres y los jóvenes están entre los grupos más afectados en su salud mental con expresiones de tristeza, ansiedad, enojo, cansancio, fatiga, trastornos del sueño, inquietud, temor a la soledad. Y entre las posibles consecuencias de la pandemia es que al menos un 15% de la población quedaría con una afectación crónica.

Tras la aparición de la pandemia sanitaria, el Hospital Nacional Psiquiátrico incrementó un 10% las consultas de emergencias, especialmente por mujeres, y en los entornos académicos de la población estudiantil el estrés hizo lo mismo. Según datos de la Oficina de Bienestar y Salud de la Universidad de Costa Rica (UCR), en el primer semestre del año 2021 se registró un aumento del 12% con respecto al mismo periodo en el año 2020, con trastornos relacionados con ansiedad, depresión o los mixtos de ansiedad-depresión.

En suma, los casos de costarricenses con estos padecimientos se suman a los casi mil millones de personas que viven con algún trastorno de salud mental, que según el citado informe global de la OMS en el transcurso de la pandemia sanitaria mundial se incrementó la prevalencia de la ansiedad y la depresión más de un 25%.

Aporte de la Acción Social a la salud mental

En términos generales los sistemas sanitarios del mundo destinan apenas el 1% del personal a la atención de la salud mental. Y en el caso costarricense, en el Hospital Nacional Psiquiátrico Manuel Antonio Chapuí y Torres “ha venido aumentando la atención e igualmente en otros centros médicos, aunque éstos otros no tienen consultas de especialidades para el abordaje de la salud mental”, aseguró la Dra. Marisol Jara Madrigal, coordinadora del proyecto “Estrategias para la promoción del mejoramiento de la salud mental desde un enfoque de derechos humanos” (TC-505).

El TC-505 es un proyecto de la Vicerrectoría de Acción Social (VAS), ejecutado desde la Escuela de Psicología, de la Universidad de Costa Rica (UCR), que desde el año 2003 ha diseñado una serie de estrategias de atención preventiva para la promoción de estilos de vida saludable y autonomía emocional de las personas.

Aunque al inicio el proyecto se enfocó hacia personas institucionalizadas en el hospital Chapuí y Torres, con el crecimiento de esta propuesta se incluyeron otras instituciones como la Asociación Unidad de Cuidados Paliativos, el Centro Diurno de San Isidro de Heredia y el centro hospitalario Dr. Roberto Chacón Paut, en Tres Ríos, Cartago, entre otras.

No obstante, es importante recalcar que para la Dra. Jara la salud mental debe ser abordada desde la teoría de los derechos humanos, ya que es un elemento clave para mejorar las condiciones ambientales, emocionales, cognitivas, ocupaciones, sociales y físicas.

Con la pandemia de la COVID-19 “el proyecto se adaptó a la población con la que se venía trabajando y con otras instituciones que hicieron enlaces con las personas interesadas en participar en actividades virtuales”.

Entre las adaptaciones logradas fue la creación de un canal de contenidos en Youtube, en el que las personas estudiantes abordan una serie de talleres, foros, conversatorios sobre autocuidados y una amplia diversidad de temas relacionados con la salud mental.

La virtualidad representó una ventaja ya que permitió llegar a personas de todo el país que tenían conectividad, pero sin duda, recalcó Jara, algunas otras quedaron por fuera debido a la carencia de conectividad a Internet o la mala calidad de la señal. “Al día de hoy, la población que se incorporó a la virtualidad se ha mantenido, pero con talleres de un día a la semana”, aclaró.

Durante la pandemia se logró trabajar con grupos específicos gracias a enlaces establecidos con el Programa Institucional de la Persona Adulta y Adulta Mayor (PIAM), y los ministerios de Educación Pública (MEP) y de Salud (MinSalud); e incluso, se apoyó al departamento de salud mental de la Contraloría General de la República.

“El primer semestre del 2022 permitió el regreso a la presencialidad en el mencionado Centro de Cuidados Paliativos, donde se imparten talleres los días miércoles sobre salud mental y otros más artísticos enfocados en la estimulación cognitiva para el desarrollo de personas adultas mayores. El próximo año esperamos trabajar con población más joven”, detalló la Dra. Jara.

La mayoría de personas viven en silencio los diversos trastornos que afectan su salud mental, y cuando se discute sobre la misma no se aborda como un derecho fundamental esencial para el pleno desarrollo personal, comunitario y social. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

Retos post-pandemia

De acuerdo a la Dra. Jara, durante la pandemia uno de los grupos más afectados fue el de las personas adultas mayores que manifestaban mucha soledad y abandono familiar. “A esta población al igual que la juventud, les afectó la ausencia de interacción y el aislamiento, ya que pasaron en soledad en sus casas, e incluso se dieron dinámicas donde cada persona vivía en sus habitaciones en aislamiento de otros integrantes del núcleo familiar. Entre jóvenes se detectaron conductas autolesivas e ideas suicidas, pero tienen que ver con la vinculación y el apoyo que tienen dentro de su entorno, hay que recordar que estamos para socializar y no para estar encerrados”.

Jara recordó que los espacios presenciales permitían conocerse con otras personas, por lo que el encierro es poco beneficioso. A eso hay que sumarle los procesos de duelo que no pudieron resolverse, no solamente de aquellos seres queridos que quedaron en el camino, sino de otras conclusiones como la pérdida del trabajo, la casa y otros aspectos que conformaron la cotidianidad prepandemia.

En cuanto a la juventud, enfatizó la Dra. Jara, “las estrategias de afrontamiento hay que trabajarlas más, y ver el manejo que los padres podrían darle a estos jóvenes. Hemos asumido como políticas, y cierta cultura, que todo se desecha o de tirar todo por la borda, dejando muchas cosas pendientes sin resolver. Por ejemplo, aunque el MEP tiene un protocolo para contener a estudiantes con ideas suicidas o conductas autolesivas, la mayoría terminan como una delegación de otra institución, pero no le estamos dando herramientas de habilidades para la vida, hasta podría pensarse en el diseño de un curso en los colegios”.

Pese a que en periodo de post-pandemia se sigue registrando un aumento de casos vinculados a la salud mental, la Dra. Jara afirmó que no podría afirmarse una situación irreversible en cuanto al incremento de padecimientos crónicos. Más bien, a su criterio es necesario que el país tome el tema como prioridad nacional y que el regreso a la presencialidad paulatina esté acompañada de estrategias de apoyo para las personas que vivieron cambios significativos durante la pandemia recién vivida.

¿Qué es la salud mental?

La salud mental no se refiere a la ausencia de trastornos tradicionalmente asociados a enfermedades como la esquizofrenia, alzheimer y depresión, entre otras. Es un concepto más amplio vinculado con la capacidad para tomar decisiones y establecer interrelaciones saludables. Es decir, es un estado de bienestar que le permite a las personas enfrentar el estrés, alcanzar el pleno desarrollo de sus habilidades sociales y profesionales, superar las demandas académicas y laborales; así como contribuir a sus comunidades.

En la actualidad, se considera que la salud mental es un derecho humano fundamental que repercute en el bienestar físico y emocional. En Costa Rica, en el periodo legislativo 2018-2022, la diputada Paola Vega Rodríguez presentó el proyecto de Ley Nacional de Salud Mental, con el fin de fortalecer el sistema de salud mental, de la mano con los derechos humanos, expediente que está en la Comisión Permanente Especial de Derechos Humanos que ya lo dictaminó afirmativamente y de manera unánime, pese a que se han señalado deficiencias en cuanto al abordaje conceptual de la salud mental.

 

Eduardo Muñoz Sequeira
Periodista, Vicerrectoría de Acción Social, UCR

Recobrar la paz espiritual

José Luis Pacheco Murillo

La situación que hemos vivido desde hace dos años y 7 meses nos ha cambiado para siempre. No somos los mismos. La pandemia, cruel y brutal para unos, no necesariamente por ser en sí misma una enfermedad terminal o de máxima gravedad, sino por aparecer de la nada y causar estragos en la salud principalmente por la falta de conocimiento sobre todos sus elementos y sobre cómo tratarla.

Poco a poco se han ido descubriendo muchas más cosas y se saben más tratamientos para combatir el COVID-19 o al menos para que no sea tan agresivo.

Pero, además, la pandemia y por lo anteriormente dicho, ha divido incluso a la ciencia. Médicos y salubridad no se ponen de acuerdo sobre de qué se trata y cómo enfrentar el virus.

Pero además ha ocasionado algo que aparte de la salud física nos ha afectado la salud mental y emocional. Nos separó y nos encerró. Eso fue terrible, especialmente para adultos mayores, algunos murieron de tristeza, por no soportar la soledad, de angustia por no ver ni saber sobre sus seres amados. Otros en un terrible abandono y sin la atención debida en cuanto a medicamentos y alimentación. Muy lamentable.

Ni se diga el tema de las vacunas y su forma de venir a hacer más grande esa división entre los que sí y los que no las aceptan. Aún hoy seguimos en esa disyuntiva.

Las autoridades han determinado que no es necesario usar mascarillas en sitios abiertos y han hecho lo necesario para que volvamos a la normalidad. No se dan muchas estadísticas sobre casos de COVID-19 y no se nos indica nada sobre infectados y muertos y a pesar de que los puede haber, lo cierto del caso es que al no estarse dando datos un día sí y otro también, se ha recobrado la calma y se ha dejado de lado la obsesión por estar inmersos en esas noticias lamentables.

Considero que las cosas han cambiado para bien y debe seguir así y debemos de ir haciendo lo necesario para calmarnos emocional y psíquicamente y recobrar nuestra paz espiritual. La normalidad ahora debe ser una diferencia entre lo que teníamos y lo que tenemos ahora y no necesariamente me refiero a lo material. Dios quiera lo logremos.

Proyecto de Acción Social de la UCR promueve el turismo sostenible en el Caribe

El TCU “Turismo Sostenible en el Caribe” de la Sede del Caribe UCR vincula su labor con escuelas del Caribe Sur de Costa Rica. Foto por TC-623, UCR.

27 de setiembre Día Mundial del Turismo

El turismo sufrió serias consecuencias producto de la Pandemia por COVID-19

El proyecto de Acción Social de la Universidad de Costa Rica (UCR) ‘’Turismo Sostenible en el Caribe” (TC-623) busca identificar y promover el turismo con prácticas de sostenibilidad ambiental en las comunidades del Caribe de Costa Rica, fortaleciendo la vinculación de las diferentes organizaciones e instituciones de esta zona caribeña.

Este TCU nació producto de las acciones del Observatorio del Turismo para la región del Caribe que creó la UCR en el año 2010, con la participación de diferentes actores comunitarios, entre ellos: colegios públicos y profesionales, instituciones públicas, empresa privada y universidades públicas.

El proyecto fortalece a grupos comunales e institucionales como gestores de la conservación de sus recursos naturales y con esto potenciar el desarrollo no sólo del turismo, si no de todas las actividades socioeconómicas que giran alrededor de la concientización y conservación de los recursos presentes en las comunidades. La provincia de Limón como destino turístico, posee una serie de atractivos (naturales, culturales y sociales) que la diferencian de otras zonas del país, y los cuales dependen de su conservación y especial protección, no sólo por su valor turístico, si no por el valor histórico patrimonial inherente de la zona” explicó Bladimiro Argueta Corella, coordinador del TC-623.

Para lograr cumplir con estos objetivos, la labor estudiantil resulta indispensable. Algunas labores que desempeñan las personas estudiantes son la realización de talleres y tutorías para educar sobre el tema ambiental con el apoyo de organizaciones no gubernamentales (ONG) y centros educativos.

María Cabrera Sánchez, representante de la Organización Coral Conservation, comentó sobre cómo las y los estudiantes inscritos en el trabajo comunal aportaron al proyecto ‘Viernes por los corales’. “Este es un espacio de colaboración entre otras ONG’s de la zona y la comunidad junto con los alumnos del TCU para impulsar un movimiento de limpieza de playas, y así, visibilizar la problemática de residuos y concientización que se está viviendo en el caribe. Se trata no sólo de limpiar, sino de dar un ejemplo a seguir y compartir con los turistas”.

Una mirada estudiantil en pro del turismo

Argueta, coordinador de este proyecto, indica que se han integrado estudiantes de todas las carreras de la Sede del Caribe, inclusive de otras Sedes Universitarias. “Los y las estudiantes han logrado desde sus campos de estudio aportar nuevos conocimientos al proyecto, además, contar con variedad de campos de estudio ha permitido un aprendizaje conjunto”, declaró.

“El TCU me ayuda a identificarme más con las comunidades y a buscar maneras en las que pueda aportar un poco de lo que he aprendido en la universidad y que he visto el mismo efecto en los estudiantes que cooperan en el proyecto. Por eso, el TCU pasa de ser un requisito para graduarse, a formación que nos ayuda a crecer personal y profesionalmente y nos permite además disfrutar de la ayuda que brindamos en las comunidades” afirmó Eimy González, egresada de la UCR y asistente del TCU.

Para la estudiante, es muy gratificante comprobar que luego de los talleres que realizan, las personas participantes ponen en práctica lo aprendido y lo vuelven parte de su cotidianidad. “Una señora nos contaba que después de los talleres se pusieron la meta de separar los residuos semanalmente y que todos los miembros de su familia participaban, bien fuera reutilizando algunos recipientes para depositar residuos allí, otros decidiendo qué era valorizable y qué no y el resto preparando los residuos para su recolección”, comentó Gonzalez.

Por otra parte, en los centros educativos se trabaja con las personas estudiantes, buscando formas creativas y dinámicas para lograr mantener su atención y a la vez, entrelazar conocimientos en el tema ambiental. Uno de estos institutos es el Centro Educativo Boston.

“Desde que se trabajó con los chicos, se sembró la semilla del reciclable y darle usos a material que consideramos basura. Además que se incentivó la importancia de ahorrar. Los estudiantes quedaron muy satisfechos con el trabajo realizado”, indicó Katherine Brenes Araya, docente del Centro Educativo Boston.

El turismo es la fuente generadora de divisas más cuantiosa del país. El Caribe es una de las zonas más turísticas del territorio nacional. En el 2021 recibió un poco más de 1.3 millones de turistas. Previo al COVID, esta cifra superaba los 3 millones de visitantes anuales, generando para el país casi $4 millones en ingresos. Sin embargo, producto de la pandemia el turismo se redujo sustancialmente y el año pasado el monto apenas superó los $1.5 millones. A pesar de que se puede ver un aumento y recuperación progresiva, aún queda mucho camino por recorrer, y el TC-623 espera contribuir en el proceso.

 

Priscilla Corrales Barquero
Asistente de comunicación de la VAS, UCR

Lillianne Sánchez Angulo
Unidad de comunicación de la VAS, UCR

Los retos de las universidades públicas latinoamericanas

José María Gutiérrez
Profesor emérito, Universidad de Costa Rica

Las universidades públicas son instituciones esenciales del estado social de derecho en nuestra América Latina. Las universidades han jugado y juegan papeles fundamentales en la región, como vías de movilidad social generadoras de oportunidades, centros productores de nuevo conocimiento y promotoras de desarrollo inclusivo y democrático mediante múltiples vínculos con la sociedad. Además, constituyen centros de reflexión crítica permanente, aportando a los debates sobre el devenir de nuestros pueblos y atisbando nuevas avenidas solidarias por las que transiten nuestras comunidades.

Pese a su importancia y significado, las universidades públicas de América Latina sufren un acoso sin precedentes por parte de los sectores políticos y económicos hegemónicos, acoso que se refleja en una creciente reducción de sus presupuestos, en el cuestionamiento de su carácter público y en los continuos embates contra su autonomía. La reciente negociación de los presupuestos de las universidades públicas en Costa Rica es un claro reflejo de estas tendencias, al violentarse preceptos constitucionales básicos, en el contexto de una política abiertamente hostil por parte de autoridades de gobierno.

El escenario actual de las universidades públicas latinoamericanas plantea enormes retos para estas instituciones. Por un lado, se requiere defender y fortalecer la autonomía y el carácter público de las mismas, renovando los principios de excelencia académica y procura del bien común como ejes centrales. Por otra parte, las universidades deben efectuar las transformaciones que los tiempos demandan, para depurar su funcionamiento, incrementar su trabajo académico y social y atender las urgentes necesidades de los más amplios sectores sociales de nuestros países.

Esta tesitura debe servir para desarrollar procesos de análisis y reflexión crítica y autocrítica en el seno de las universidades y mediante diálogos permanentes con diversos sectores de la sociedad. La revista UNIVERSIDADES, de la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL), ha publicado un número especial sobre el futuro de las universidades públicas en la región. En dicha publicación se incluye el artículo que se adjunta, que ofrece reflexiones sobre estos temas, centrados en la experiencia de Costa Rica.

El número completo en el que se publica esta contribución está accesible en el siguiente enlace: http://udualerreu.org/index.php/universidades

Nota editorial.
SURCOS comparte además el documento en formato PDF:

Los presupuestos de salud post pandemia, el problema actual de Costa Rica

Juan Jaramillo Antillón.

La epidemia mundial viral causada por la covid-19, un coronavirus que puso patas para arriba a los sistemas de salud y a la economía mundial, dejó ver claramente, que ningún país, incluso los desarrollados tenía una organización o capacidad para combatir una epidemia de esa magnitud. 

La necesidad de tener que usar en forma masiva los servicios de emergencias de los hospitales, los internamientos hospitalarios que se requirieron y sobre todos los de las UCI (unidades de cuidados intensivos), dejaron ver que, ni siquiera los sistemas de salud o los seguros sociales universales de los países desarrollados pudieron hacer frente adecuadamente a la avalancha de enfermos que se produjo y ni que decir la situación en los países en vías de desarrollo o pobres, donde la situación fue caótica. 

El número de casos registrados mundialmente hasta agosto del 2022 del coronavirus que produjo esta pandemia es de 604 millones (no se incluyen China por falta de datos) se supone que por lo menos hay otros 600 o más millones de casos no registrados. Las muertes suman más de 6,5 millones. Se cree que, por lo menos la cantidad de fallecidos es el doble de los reportados.

Los Estados Unidos, donde existe la mejor y más sofisticada medicina del mundo (para quién pueda pagarla) se vio afectado por un número muy elevado de casos y muertes. Las estadísticas de India y Brasil parecieran por los problemas de su población pobre, ser menos confiables que las otras ahí señaladas de países ricos.

País

Casos

Estados Unidos

95.000.000

India

45.000.000

Francia

34.000.000

Brasil

34.000.000

Alemania

32.000.000

Corea del Sur

23.000.000

Costa Rica

1.099.000

Los Estados Unidos hasta agosto 2022 reportaban 1.000.000.00 muertes. Costa Rica 9.000 fallecidos. 

Lo que impresionó fue el papel que algunos países como los Estados Unidos y, incluso la OMS tuvieron en cuanto a fallar en no darse cuenta de la magnitud del problema que se les venía. 

China, donde en una ciudad Wuhan, comenzó el brote desconocido de neumonías y que luego se extendió muy rápidamente desde noviembre del 2019, no notificó como debió ser de esta situación a la OMS (Organización Mundial de la Salud) de las Naciones Unidas, para que esta se pusiera alerta y avisara al mundo hasta febrero del 2020. Pese a lo anterior, desde enero del 2020 en vista de los rumores de una nueva enfermedad respiratoria en la misma China, además de Hong Kong, Taiwán, Corea del Sur y Japón, comenzaron a usar la mascarilla nasal, y a evitar viajes a ese país. En febrero era claro que había una epidemia seria de una infección respiratoria trasmitida por un virus y sin embargo no fue sino a mediados de marzo que la OMS declaró que nos enfrentábamos a una epidemia mundial provocada por un virus desconocido. Lamentablemente la OMS falló en considerar la diseminación área del virus (que afectaba claramente las vías respiratorias aparte de otros órganos) y no recomendó inicialmente el uso de mascarillas a la población mundial. En Costa Rica se dio esta falla en ese tiempo y aún continua a nivel general a pesar de que no se ha acabado la actividad del virus.

La rápida trasmisión de China a otros países se dio por vía aérea y esta forma de transporte continuó siendo la causa de diseminación de dicho virus entre países. 

Debido a todo lo anterior, por lo menos en los países desarrollados hay la intención de reforzar preventivamente sus sistemas de salud. 

En Costa Rica la prensa nos informa que envista de que el Gobierno tiene problemas económicos, ha decidido recortar los presupuestos de sus Ministerios y oficinas. Lamentablemente nos muestra que Salud es el ministerio con el recorte más alto de todos de -9,0 eso sin restar el 4.9% de menos por la inflación, lo que elevaría el déficit a -13.9 y entre los más afectados por estos recortes, está el Programa de los CEN-CINAI que atiende a los niños pequeños pobres de madres que trabajan, y en cambio el Poder Judicial y el Ministerio de la presidencia son intocables, lo mismo las Universidades estatales y otros. 

Todos sabemos que los presupuestos para atender la Salud no deben ser considerados un gasto, sino una inversión, en el capital humano, el insumo más valioso que tiene una nación. Sin salud un ser humano o un país no producen, solo generan pérdidas, por ello junto con educación son los pilares sobre los que se produce el crecimiento y desarrollo económico y social de las personas o del país. 

Debido a la hecatombe económica que causó esta epidemia, en todo el mundo se puso en evidencia la necesidad de reforzar los presupuestos de salud, con el fin de lograr establecer un buen sistema de vigilancia epidemiológica y proporcionar más recursos para actuar ante una emergencia futura, ya que a corto o largo plazo se espera una nueva pandemia viral o bacteriana pues aún persiste a nivel mundial las deficiencias sanitarias y ambientales que causaron que este virus mutara de su hábitat natural silvestre y de sus hospederos los murciélagos a los animales domésticos y a los seres humanos. Lo anterior sin haber finalizado la pandemia actual ya que se siguen reportando nuevos casos y variantes en todo el mundo.

En Costa Rica, se debería proceder igual, ya que aparte de mejorar el sistema de vigilancia epidemiológica, es urgente mejorar los servicios de emergencia de los hospitales públicos en cuanto a una adecuada oportunidad de la atención, mejorando su calidad y para eso urge aumentar el número de camas hospitalarias, dotándolas del respectivo personal, en especial para las UCI, donde los encargados, desde el médico al personal de la limpieza están agotados física y emocionalmente. 

Las autoridades del gobierno actual al parecer han hecho caso omiso de esta situación y continuaremos desarmados esperando la próxima pandemia lo que nos causará problemas sanitarios económicos y sociales peores que la actual. 

No olvidar que el déficit de número de camas de la Caja Costarricense de Seguro Social es de los más serios en Latinoamérica. 

Camas disponibles en hospitales por 1000 habitantes. Según datos de la OMS. 

Japón 13.0, Alemania 8.0, Francia 5.9. Italia 3.1, España 3, Dinamarca 2.6, Israel 3, en América tenemos: Cuba 5.3, Argentina 5, Los Estados Unidos 2.9, Uruguay 2.8, Canadá 2.5, Chile 2.1, Brasil 2.1, Colombia 2.1, Jamaica 1.7, México 1.5, Bolivia 1.3, El Salvador 1.2, Costa Rica 1.1, Belice 1.0, Nicaragua 0,9.

Otro factor que se debe tener en cuenta para mejorar todos los servicios de salud es que, durante los años 2021 y 2022, se dejó de atender a los enfermos habituales (crónicos) y muchos nuevos no agudos del Seguro Social (no a las emergencias), acumulándose entonces un mayor déficit en los tiempos de atención de los pacientes del Seguro Social que de por sí ya estaban escandalosamente largos de meses a años para: 1- ser atendido primero por el médico general. 2. Para ser atendido por los especialistas si era necesario. 3- Para que se hicieran en un tiempo normal, los exámenes y estudios de gabinete que ordenaran los médicos. 4- que se reportaran los resultados y, 5- Años para ser internado y operado de ciertas patologías. La oportunidad de una adecuada atención del enfermo está fallando muy seriamente en su conjunto. Además, hay que atender las secuelas físicas que la infección del coronavirus dejó entre los enfermos recuperados, y, a ello se agregan los cuadros de depresión, ansiedad y ataques de pánico que afectan a las personas en todo el mundo, incluyendo nuestro país, donde la salud mental de nuestra población pareciera estar muy afectada, sobre todo si aceptamos lo señalado por el V Foro de Salud Mental de agosto de este año (Angela Avalos, La Nación 5 de agosto 2022) el cual como conclusión señaló que: 1.3 millones de costarricenses mayores de 15 años viven con cuadros graves de ansiedad, depresión y estrés como resultado de los casi tres años de convivir con los efectos de la pandemia, que causaron los confinamientos domiciliarios, la perdida de fuentes de trabajo, la inestabilidad laboral y la falta de sociabilidad entre otros. 

Todo lo anterior pone en peligro la salud y la vida de los pacientes, ocasionando que nuestro Seguro Social en cierta forma se le considere brindando atención de tercer mundo, debido a las deficiencias señaladas, aunque reconocemos que una vez internado se recibe casi atención de primer mundo, siendo esto toda una paradoja de la salud costarricense. 

Ahora bien, soy muy pesimista de que podamos mejorar en este campo, las acciones hasta ahora del gobierno dejan a ver que se minimalizan los problemas, como las de la vacunación obligatoria, el uso de mascarillas, e incluso no se cumple con la simple promesa de fortalecer el CENARE donde hay una clara falta de personal y equipo, compromiso que la CCSS había dichos se subsanaría después de usar dicho hospital para enfermos de la Covid-19.

Finalmente, señalar, que, arrastramos aún la enorme dificultad de siempre, el Estado como tal debe a la Caja Costarricense de Seguro Social solamente en el Seguro de Salud (SEM) la suma de 2.7 billones y 508.000. millones al de IVM. Si se hubiera cancelado la deuda de Salud, no tendríamos el menor problema de dar puntuales y adecuados servicios médicos y prevención de enfermedades a la población y tendríamos así una medicina del primer mundo. Todo lo anterior sin tener en cuenta que existe un juicio donde la Caja señala que el Estado en realidad le está debiendo ¢8.7 billones de colones. Si lo anterior se hubiera cancelado a tiempo daríamos la mejor medicina del mundo. 

Finalmente, la prensa hoy 13/9/2022, señala que la Junta Directiva de la CCSS, pese a advertencia en contrario de la Dirección Actuarial, decidió hacer un aumento de unos ¢8,000.00 este año a los 63 mil empleados, y además, pago retroactivo de cada año desde el 2020. El total del costo de ese aumento saldrá en ¢29.000 millones. Lástima que la Junta Directiva no propuso a los trabajadores, no hacer el aumento y emplear esa gigantesca suma en mejorar los servicios de todo tipo de la institución, a fin de cuentas, dar buenos servicios a los pacientes debería ser el fin de los trabajadores y de la Institución. Todo lo anterior, mientras quebraron miles de pequeños negocios, y, miles de personas perdieron su empleo o les ha sido rebajado su salario debido a la crisis económica ocasionada por más de dos años de la pandemia viral.

Imagen de la UCR con fines ilustrativos.

Carrera: ¡CORRAMOS POR LA SALUD!

SURCOS comparte la siguiente información:

El Sindicato Nacional de Enfermería lo invita a inscribirse a la Carrera SINAE AFINES 2022, “Por una Salud de Alto Desempeño” y rinde homenaje a los trabajadores de la CCSS, que han combatido por más de 2 años y tres meses la pandemia por COVID-19. La carrera será de 5 y 10 km y es apto para cualquier persona que quiera practicar deporte y se tomarán todas las medidas de seguridad, la carrera contará con múltiples estaciones de hidratación en todo su recorrido

Con tu asistencia también brindas ayuda a las personas en situación de calle mediante la obra social que lleva a cabo el Hogar San José.

¿CÓMO ME INSCRIBO?

¡Muy sencillo! Debes ingresar a la página de Sport Wens (adjuntamos link) y seguir los pasos…

https://www.wens.pro/evento/?id=458&nombreCarrera=SINAE%20AFINES%202022

INVERSIÓN:

  • General: ¢16.000
  • Afiliados SINAE AFINES: ¢8.000

Fecha: 23 de octubre, 6:00 a.m. frente al Ministerio de Salud, San José

«Brujo que no cree en su brujería es mal brujo»

Freddy Pacheco León

En la Asamblea Legislativa, los que no creen en los beneficios de las vacunas anti-Covid, pero por alguna razón se han vacunado (por ejemplo para subir a un avión) «juegan» de no ser antivacunas pero repitieron información tendenciosa propia del grupito antivacunas nacional, como lo hizo Fabricio Alvarado.

Pilar no se atrevió pero no olvidamos aquél «son experimentales». Lo hicieron así ante la ministra de Salud, quien al sentirse acuerpada por los diputados evangélicos y oficialistas, se olvidó de su investidura y del lugar donde estaba, para acusar al señor diputado Óscar Izquierdo de ser machista y contrario a ella por ser joven y estar haciendo las cosas bien.

Lo cierto es que esperábamos ver y oir a la jerarca del sector Salud, resaltando información científica necesaria y, más importante, mostrando una clara disposición a proteger por todos los medios a los niños, a esos seres vulnerables que tenemos el deber de defender frente a ese fatal virus. Pero no fue así; la señora ministra Chacón Madrigal obvió hablar con la vehemencia necesaria a favor de las urgentes campañas de vacunación que extrañamos, y que no dependen de unos colones más o menos, sino de aprovechar los formidables medios de propaganda que tiene la Casa Presidencial, para algo tan fundamental como lo es la guerra contra el Sars-Cov-2.

Su actitud hizo recordar aquel adagio de que «el brujo que no cree en su brujería es mal brujo».

Y es que si antes estábamos preocupados por ver cómo se había bajado la guardia frente a la pandemia, que se puede medir en las 140 personas que lamentablemente fallecen mensualmente, ahora nos dejó profundamente frustrados, pues se percibe que los criterios políticos han desbancado a los criterios científicos.

¿Vacunar o no vacunar? ¿Política o ciencia?

«Triste del país que no tome a las ciencias por guía en sus empresas y trabajos.

Se quedará postergado, vendrá a ser tributario de los demás y su ruina será infalible, porque en la situación actual de las sociedades modernas, la que emplea más sagacidad y saber, debe obtener ventajas seguras sobre las otras».

Esas sabias y visionarias palabras fueron pronunciadas por el Dr. José María Castro Madriz (último Jefe de Estado y primer Presidente de la República de Costa Rica en 1843, cuando siendo Ministro de Gobierno inauguró la Universidad de Santo Tomás. Este pensamiento sigue siendo válido 179 años después. Los premios Nobel de las áreas de las ciencias (medicina incluida) provienen de los países en los que más empuje se le ha dado a las ciencias, casualmente los más desarrollados del planeta.

Costa Rica ha sido líder mundial en programas de vacunación desde mediados del siglo pasado, permitiendo la eliminación de enfermedades que provocaron mucho dolor en las familias costarricenses como: poliomielitis, difteria, viruela, sarampión, etc. Otras enfermedades han disminuido su prevalencia en Costa Rica y van en camino de desaparecer gracias al Programa de Vacunación de nuestro país, uno de los más completos del mundo (no solo por la cantidad de vacunas aplicadas, sino por la calidad de las mismas y el porcentaje de cobertura a nivel nacional), tal como lo han reconocido organismos internacionales como La Organización Mundial de la Salud.

La Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología (CNVE) es un ente científico creado por Ley de la República, adscrita al Ministerio de Salud y se creó en el marco de la Ley Nacional de Vacunación 8111 y está integrada de acuerdo a esa ley por profesionales científicos expertos en el área de vacunación y Epidemiología cuya finalidad, entre otras es coordinar los programas nacionales de vacunación. Es un ente eminentemente técnico/científico, no político, que vela por la seguridad de todos los habitantes de nuestro país anteponiendo intereses de orden político, personales, gremiales o comerciales. Es un grupo de trabajo que discute, analiza y toma decisiones al amparo de la evidencia derivada de publicaciones científicas de calidad. Los acuerdos tomados por la CNVE han sido parte de estrategias fundamentales de Salud Pública, que han llevado a bienestar, salud e igualdad en la población costarricense. Existe una fortaleza legal en su creación y varias leyes delimitan y protegen sus funciones (Ley General de Salud, Código de la Niñez y la Adolescencia, etc.). La CNVE es un bien que se debe fortalecer y su independencia se debe defender ya que sus acuerdos han sido fundamentales en el control de las enfermedades prevenibles por vacunación, en la reducción de la mortalidad infantil, y han sido un factor de nivelación social. En relación con la Pandemia de COVID-19, su trabajo garantizó la selección de las vacunas de la mejor calidad con los mejores estándares de seguridad y con los mejores estudios clínicos de eficacia y efectividad. Esto se ha visto reflejado en el impacto positivo que han producido estas vacunas en el control de la pandemia.

La politización de la CNVE lleva al riesgo de politizar los acuerdos, lo cual produce, entre otros, una apertura para los grupos antivacunas que tanto daño hacen con sus falsas afirmaciones. La CNVE no debe utilizarse como un instrumento político para que los gobernantes de turno puedan fijar el rumbo con base en intereses personales o partidistas.

La Academia Nacional de Medicina de Costa Rica lanza un ferviente llamado para que todas las fuerzas científicas del país apoyen y defiendan la autonomía de la CNVE, y que más bien se generen acciones que la fortalezcan.

Dr. Aristides Baltodano A.

Presidente

 

Compartido con Surcos por Karen Esquivel Bolaños.

Pandemia, logros y desagravio

Freddy Pacheco León

Se reconoce internacionalmente a Costa Rica como parte del grupo selecto de naciones con más del 85% de su población total, vacunada contra el virus del Covid-19 con al menos una dosis, permitiéndonos tener uno de los menores índices de muertes por millón de habitantes. Pese a las duras consecuencias económicas y sociales inherentes a la pandemia, el sector público respondió eficientemente y el país entero se unió en esa batalla, por lo que renombrados países ricos ¡y Costa Rica!, comparten similares logros. Como pocas veces antes, se puso a prueba el talento humano, la fortaleza de la seguridad social y una población que se mostró, primero ansiosa y luego solidaria, para que las medidas sanitarias funcionaran como un bien cultural adquirido, especialmente ANTES de que se crearan las primeras vacunas, con las cuales los jerarcas del Ministerio de Salud y la CCSS, lograron colocarnos a la vanguardia de muchas naciones en el proceso de vacunación.

Durante los dos primeros años en que la pandemia del Covid-19 tuvo un inmenso impacto en Costa Rica y el mundo, fueron grandes los sacrificios pero igualmente grande fue la confianza depositada en los doctores Daniel Salas y Román Macaya, que indudablemente contribuyó en evitar el que lamentáramos miles de muertes gracias a la intensa vacunación que se dio en todo el territorio nacional, con la “complicidad” de la actitud solidaria y comprensible que mostró la inmensa mayoría de los habitantes, hacia los ruegos de las autoridades porque nos protegiéramos.

Fue el 6 de marzo del 2020 cuando se confirmó el primer caso positivo, y desde ese momento las sirenas y luces rojas virtuales se extendieron por las siete provincias. Se pusieron en acción los mecanismos que ya eran parte de una oportuna planificación, tomándose las decisiones sustentadas en el mejor conocimiento científico, técnico, económico y sanitario. ¡Nunca se hizo un trato “político” pues en todo momento se evitó esa contaminación de matiz populista, como la que, por ejemplo, padeció los EUA con Donald Trump! Populismo que, dolorosamente, costó muchas vidas en la gran potencia del norte.

En Costa Rica, al haberse colocado la ciencia por encima de la política, el virus del Covid-19 tuvo y tiene ante sí, a un pueblo excepcional, informado, que pese a grupitos de antivacunas, se unió, resistió y se mostró cual singular ejército en una batalla por la salud de todos. El uso de la mascarilla, el lavado de manos, el distanciamiento físico, la restricción vehicular sanitaria, los protocolos en actividades y locales comerciales, los aforos reducidos…, fueron sacrificios acogidos con voluntad y comprensión, conscientes de que la salud, y hasta la vida de nuestros semejantes, y muy especialmente de nuestras familias, dependía (y depende… pues la pandemia continúa) del cumplimiento de la vacunación y las medidas sanitarias, que nuestras muy calificadas autoridades de salud nos pedían cumplir. Un virus pandémico, desconocido hasta entonces, con una fuerza solo vivida cien años antes, avanzaba por todos los continentes. Países ricos y pobres, desarrollados, camino al desarrollo y subdesarrollados, acudieron a los científicos para determinar qué hacer y esperar de ellos la formulación de vacunas que fueren los instrumentos para su combate. En los Estados Unidos, Alemania, Cuba, Inglaterra, China y Rusia, principalmente, de los laboratorios especializados fueron saliendo las respuestas a esas casi desesperadas peticiones, a partir de innovadores procedimientos como fue el uso exitoso del ARN mensajero, vislumbrado por la bioquímica húngara Kati Kariko años antes, y por otros medios convencionales. En Costa Rica, imposibilitados todavía de poder participar en la formulación de vacunas, nuestras autoridades sanitarias, como el bioquímico Dr. Román Macaya, presidente ejecutivo de la Caja Costarricense del Seguro Social, y el médico especialista en epidemiología Dr. Daniel Salas, ministro de Salud, se dedicaron con especial atención a estudiar y compartir información con especialistas de la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud, premiado organismo de la ONU que cuenta con más de 7.000 funcionarios dedicados a su trabajo en pro de la salud mundial en 195 naciones, donde se coordina y se actúa a partir del flujo de información que se genera en el planeta. Fue, sin duda alguna, una muy feliz coincidencia, que ambos jerarcas de las instituciones más importantes en velar por la salud pública tuvieran las especialidades anotadas y, la inmensa disposición a trabajar sin descanso en pro de los habitantes del país.

Papel trascendental, muy ampliamente reconocido, juega también la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología y la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias (CNE), como ejecutores de las orientaciones del Poder Ejecutivo, quienes, además, siempre contaron con la comprensión y disposición de los otros Poderes de la República, el Judicial y el Legislativo. Así, en conjunto, se logró en diciembre del 2020, ser el séptimo país del mundo en recibir las vacunas recientemente autorizadas internacionalmente, ante la gran expectativa y esperanza, de un pueblo temeroso que para entonces ya sufría por el ataque del Sars-Cov-2, y que veía indefenso, cómo se enfermaban gravemente hasta morir, las personas contagiadas por ese minúsculo asesino. Eran diarias las noticias del fallecimiento de queridísimos compatriotas, y muy grande el dolor que, imposible ocultar, siguen experimentando hoy casi diariamente, principalmente porque una minoría cercana al 14% de los costarricenses, algunos por prejuicios, no han querido vacunarse, pese a la disposición de los funcionarios de clínicas y hospitales por atenderlos.

En fin, gracias a esa actitud sólida, patriótica, plena de bondad y solidaridad, mostrada por los trabajadores de la salud, se ha evitado la muerte de varios miles de compatriotas que sí respondieron masiva y responsablemente, al llamado de las autoridades sanitarias. Y lo hicieron y hacen, no solo porque la vacunación en Costa Rica es obligatoria desde 1887, sino porque comprenden que es esencial no solo para su protección personal, sino también para proteger a sus más cercanos seres queridos y al resto de los habitantes, expuestos a contagiarse por una persona que interactúa con ellos sin haberse vacunado y sin protegerse, porque alega que está ejerciendo una “libertad” mal entendida por ser poco solidaria.

Nos propusimos hacer este comentario motivados por la ingrata noticia de que un señor XXX, ha prestado su oculto nombre, para presentar una, claramente injustificada e indigna demanda penal con tinte politiquero, contra los doctores Salas y Macaya por el “delito” insólito de habernos protegido contra la acción del virus Sars-Cov-2; contra ese criminal que muta constantemente y que, como antes, requiere ser enfrentado con similar dedicación a la mostrada por esos dos ejemplares costarricenses. Sabemos que una multitud de costarricenses de bien, se unen a este desagravio público, y por eso lo escribimos.

Mantengamos la esperanza de lograr lo que esperábamos de este siglo

José Luis Pacheco Murillo

Se suponía que el siglo 21 sería un siglo que depararía un desarrollo social y económico como nunca antes se había tenido. Se suponía que todos los adelantos tecnológicos harían que nuestra vida fuera de una mayor calidad y que esos avances nos depararían condiciones para que no hubiera tantas enfermedades y que más bien ya se iban a controlar muchas más, por ejemplo, el cáncer. Se suponía que a estas alturas los hidrocarburos se utilizarían casi nada y que las fuentes renovables serían las que ocuparían el primer lugar.

Se suponía que la civilización avanzaría a pasos agigantados a una mayor y mejor organización sobre temas como la alimentación, el trabajo, la seguridad pública, las migraciones y en general un disfrute mayor de nuestra vida.

Ya estamos llegando casi al cuarto de este siglo 21 y las cosas no andan nada bien. En lo económico el tema inflacionario tiene al mundo de cabeza, las enfermedades han venido a afectarnos más que los últimos cien años, con una pandemia que no acaba el COVID-19 y otra en ciernes, la viruela del mono. La seguridad es cada vez más débil y son innumerables las acciones violentas que se suceden cada día. El petróleo sigue reinando y más bien se ha sentido en el mundo esa dependencia ante las decisiones que se han tomado por la situación de guerra entre Rusia y Ucrania. Otra cosa que se suponía obtendríamos: jamás guerras.

Es definitivo, la humanidad no avanza por los caminos que habíamos imaginado. Los liderazgos, políticos y sociales, a nivel mundial, han sido débiles y poco preparados para enfrentar y desarrollar lo que el siglo 21 nos deparaba con sueños y esperanzas.

Y es definitivo que la decisión de la inmensa mayoría de sacar a Dios de nuestras vidas y actividades tiene mucho que ver con esta calamidad de desarrollo del siglo 21. Ese sacar a Dios para en su lugar promover abortos, eutanasias, educación de pésima calidad que desarrolla y genera pobreza, una riqueza para muy pocos y una pobreza para la gran mayoría, un mundo cada vez menos equitativo y en donde en muchísimos países la decisión de sus habitantes es abandonar su tierra para emigrar, sin saber ni su destino y sin tener planificado el futuro. Mejor sacar a DIOS para que no interfiera en los actos de corrupción que han generado como práctica común esos líderes y gobernantes que se dedicaron a servirse ellos en lugar de servir a los demás. A esos, Dios es una molestia y una traba para sus intereses.

Aún queda muchos años de este siglo 21, tan prometedor, pero tan poco real ante lo que esperábamos.

Precisamente Dios quiera que quienes nos gobiernan y nos gobernarán, cambien sus actitudes y cambien sus decisiones para que con la ayuda de Dios se humanicen más y se encaminen por ese rumbo que todos esperábamos tener. Sigo manteniendo la esperanza de que se podrá lograr.