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Etiqueta: cultura

¿Seremos capaces de defender nuestro Estado Social de Derecho, la Cultura y la Educación para garantizar el Bien Común, la Democracia y la verdadera Libertad?

SURCOS comparte al final de este texto la reflexión de Laura Vargas, la cual introduce con este escrito tomado del espacio en Facebook de Diversidad Literaria.

“El 18 de agosto de 1936, fusilaron debajo de un olivo, en Granada a las 4:45 de la madrugada, al gran poeta español Federico García Lorca.

Discurso de Federico García Lorca al inaugurar la biblioteca de su pueblo: Fuente de Vaqueros (Granada). Septiembre 1931.

Medio pan y un libro

«Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre’, piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión. Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.

No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?

¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor’, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!’. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.

Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: ‘Cultura’. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz.»

Laura Vargas se pregunta:

¿Seremos capaces de defender nuestro Estado Social de Derecho?

¿Seremos capaces de defender nuestra República, basada en la Cultura y la Educación para garantizar el Bien Común, la democracia y la verdadera libertad?

En la imagen de aprecia a Federico García Lorca leyéndole a su hermana Isabel.

Carlos Escalante Macaya: “lo mejor que puede hacer el Estado por los artistas es crear un ambiente artístico sano”

Carlos Escalante Macaya, compositor y docente de la Escuela de Artes Musicales, fue galardonado con el Premio Naciona de Música Carlos Enrique Vargas 2022, en la categoría de composición, por su obra «Obscur». Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR

Premio Nacional de Música Carlos Enrique Vargas 2022 en la categoría de composición

El compositor es docente de la Escuela de Artes Musicales

Mucha de su experiencia se ha centrado en componer música para teatro, danza y cine, por lo que su proceso creativo no parte de cero, por lo general hay algún tema detrás que sustenta sus composiciones, pues siempre le ha gustado hacer referencia a la literatura, a la poesía o a otras cosas.

En el caso de su obra “Obscur”, recurre al film noir o cine negro, para crear personajes musicales, la estructura de su creación, así como contrastes musicales e instrumentales. De esta manera, utilizar esos personajes fue una manera más práctica de lograr esos contrastes que buscaba plasmar en la composición.

La pieza la desarrolló a solicitud de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Costa Rica, que se estrenó durante el concierto de aniversario de la institución, en agosto del 2022.

Es con esta obra que Carlos Escalante Macaya, obtuvo el Premio Nacional de Música Carlos Enrique Vargas 2022, en la categoría de composición.

El jurado consideró que “es una obra muy bien lograda, con una adecuada instrumentación. Hay gran coherencia en el discurso musical. Su manejo del timbre y textura proporcionan un color que denota con claridad el estilo musical del cine negro sobre el cual se inspiró. Es, además, una obra bien equilibrada y compleja que presenta elementos contrastantes que capturan la atención del oyente”.

Según señaló el artista, quien obtiene el galardón por primera vez, todavía está procesando el significado que tiene para él recibir este reconocimiento.

“Yo te diría que durante estas semanas, después de haber ganado del premio y haciendo una reflexión sobre cómo me siento al respecto, sí me parece que las dotaciones económicas deberían ser para compositores jóvenes, que el Ministerio (de Cultura) y el Estado en general deberían orientar los premios y las dotaciones económicas hacia los artistas jóvenes, sobre todo y no tanto como se hace ahora, que los premios y las dotaciones más grandes se le dan a los artistas más viejos, con más trayectoria. Ahí es donde no sé si estoy de acuerdo con cómo funcionan los premios”.

De igual manera, reflexionó acerca del papel del Estado en apoyo a los artistas nacionales.

“Me parece que está bien que el Estado premie o reconozca la labor de los artistas y eso se puede hacer a través de premios y dotaciones económicas también. Ahora bien, yo creo que lo mejor que puede hacer el Estado por los artistas es crear un ambiente artístico sano, en dónde haya espacios para expresarse artísticamente. Y tristemente parece que nos alejamos de eso, ya los teatros en Costa Rica, como el Teatro Nacional, el Teatro Melico Salazar o el Teatro de la Danza ya no son espacios para los artistas, sino son salas de alquiler”.

También enfatizó en la necesidad de reforzar esos espacios para que por ejemplo, los compositores puedan dar a conocer su trabajo, lo que significa temporadas de música costarricense con la Orquesta Sinfónica Nacional o con otros ensambles de cámara, así como llevar esta música a todas las provincias del país.

En este sentido, expresó que se deben fortalecer las alianzas con las instituciones autónomas, como las universidades públicas y que éstas continúen poniendo al servicio de la comunidad artística sus espacios y proyectos que lleven a un crecimiento cultural de la población, no solo del Valle Central sino también de las áreas rurales.

También destacó la labor que desempeñan otras instituciones estatales como la Orquesta Sinfónica Nacional o la Orquesta Sinfónica Juvenil, que hacen un formidable trabajo muchas veces pese a las disposiciones del Ministerio de Cultura y Juventud.

Para Carlos Escalante el trabajo no termina. Acaba de concluir la banda sonora para la película Frankenstein, un proyecto de la Universidad de Texas, que se presentará en varios lugares de Estados Unidos. Además, está colaborando en un largometraje del director Andrés Heindenreich y en un cortometraje de Antonio Bolandi.

 

Andrea Marín Castro

Periodista, Oficina de Divulgación e Información, UCR

El Dr. Gutiérrez: el brillante científico que con el arte de la ciencia fortaleció a todo un país

Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR

Premio Nacional de Cultura Magón 2022

El científico fue enfático al indicar que la ciencia es parte de la cultura. Lamentablemente, no se les está dando la importancia debida, afirmó.

Don José María Gutíerrez Gutiérrez o “Chema”. Así le dicen sus conocidos, y hasta los no tan conocidos, por el aire de cercanía y humildad que inspira. Las razones sobran. A Chema, una de las mentes más brillantes de la ciencia costarricense y destacadas en el mundo, nunca le interesó tener un carro y, mucho menos, un celular.

Para él, un celular reduciría notoriamente sus espacios de pausa, reflexión, lectura y escritura que tanto ama. “Así que, por el momento, me sigo resistiendo”, manifestó firmemente.

Sin ninguna de esas ataduras móviles, no es extraño ver al Dr. Gutiérrez caminar, disfrutar de sus recorridos diarios al aire libre con su perrita o bajar de un bus para llegar al Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (ICP-UCR), su segundo hogar por casi 50 años desde que inició como estudiante asistente y que hoy sigue frecuentando aunque está jubilado.

En el ICP-UCR, el Dr. Gutiérrez cultivó todas sus pasiones científicas las cuales empezaron a gestarse muy joven. Primero, se graduó de la UCR en la carrera de Microbiología en 1977 y luego, en 1984, obtuvo su doctorado en Ciencias Fisiológicas en la Universidad Estatal de Oklahoma, Estados Unidos.

Desde entonces, don José María lleva más de 40 años desarrollando su carrera científica en la docencia, acción social y, por supuesto, en la investigación. Especialmente, en la comprensión de cómo actúan los venenos, así como en el desarrollo y mejora de sueros antiofídicos, mismos que cada año ayudan a salvar la vida de casi 600 costarricenses que sufren de envenenamiento por la mordedura de una serpiente venenosa.

Su pasión, trabajo y amor por la ciencia son palpables y están respaldados por la gran cantidad de premios nacionales e internacionales que ha ganado de manera continua. Actualmente, la cifra supera las 20 menciones. ¡Claro! Él no los ve como un logro personal, sino colectivo. Sin las personas que lo han rodeado, jamás lo hubiera logrado, recita en cada presentación o agradecimiento que realiza.

¿Los impactos de cada premio? Muchos. Cada reconocimiento que él recibió enalteció a todo un país, ayudó a abrir camino y a posicionar a Costa Rica como una nación que, si bien está en vías de desarrollo y no posee abundantes riquezas económicas, tiene grandes talentos científicos listos para germinar. Don José María es tan solo un ejemplo de una larga fila de mentes ticas listas para brillar y hoy lo sabe el mundo.

¿El reconocimiento más reciente? Tal vez usted ya lo sabe: el Premio Nacional de Cultura Magón 2022, galardón que solo reciben las personalidades ticas más destacadas que decidieron dedicar toda su vida al crecimiento de la cultura costarricense. Sí, porque aunque usted no lo crea, la ciencia, la innovación y la cultura no están separadas. Ellas se necesitan entre sí para desarrollarse, crecer y germinar.

“Para mí representa un gran honor recibir el Premio Nacional de Cultura Magón. Al otorgársele a una persona del ámbito de la ciencia se está reforzando la idea de que la ciencia, como actividad creativa que es, forma parte del amplio mundo de la cultura, lo cual es muy importante. Debemos tender puentes dialógicos y de mutuo aprendizaje entre la ciencia y otros espacios de la creación cultural”, afirmó el científico.

En efecto. La ciencia procura aumentar el acervo de conocimientos que posee la humanidad para el beneficio colectivo y esto solo se logra con una gran creatividad para identificar, estudiar, proponer y resolver los desafíos que presenta el mundo. Quien no es artista, no es científico y esto don José María lo sabe muy bien. Por eso su carrera, en sí misma, es un arte.

Un arte que le ha permitido ser disruptor y valiente, porque solo con esa fuerza se puede lograr superar obstáculos, unir todo un equipo científico del ICP-UCR y desarrollar un antídoto para algunas de las serpientes venenosas más peligrosas del África sub-Sahariana.

Los países más desarrollados del mundo no consolidaron ese antídoto por sí mismos y Costa Rica, con sus limitaciones presupuestarias, lo hizo posible para ofrecer una opción de vida a personas en alta vulnerabilidad social, muy por encima de intereses mercantiles o de ganancias económicas.

Otras veces Chema deja sin aliento porque, como si se tratara de una puesta en escena que cautiva a la audiencia al percibir un giro inesperado en la obra, él realiza acciones inesperadas. Por ejemplo, incentivar ante la Organización Mundial de la Salud (OMS), de la mano con muchos colaboradores costarricenses, que los accidentes ofídicos fueran parte de la lista de Enfermedades Tropicales Desatendidas en categoría A; es decir, entre los padecimientos de mayor impacto para la salud mundial.

Lo anterior generó un precedente sin igual y permitió que la decisión emitida diera la posibilidad de que la OMS, junto con otros países, abrieran nuevas oportunidades de trabajo e investigación internacional. ¿El objetivo? Fortalecer y desarrollar mejores programas de control dirigidos a la prevención y al adecuado manejo terapéutico de esta patología en sus respectivos países.

Sí. El Dr. José María Gutiérrez es un científico, pero ante todo un creativo. El arte creativo edifica, construye, enaltece e inspira a generar una mejor sociedad y el Dr. Gutiérrez lo hace todos los días.

A una persona esforzada, optimista, preocupada y solidaria, siempre interesado en causas sociales, políticas y económicas, no se le podía dejar ir sin un proceso reflexivo en varios aspectos relacionados con su vida, con la cultura desde la mirada creativa y los desafíos de las instituciones públicas ante un modelo neoliberal que pareciera privilegiar el libre mercado antes que el aspecto humanista y cultural. Este hecho se hizo visible en las últimas noticias cuando se comunicó un posible recorte presupuestario a la cultura.

De manera muy gentil, el Dr. Gutiérrez decidió contestar cada una de las siguientes preguntas desde una mirada muy crítica, profundizar algunos aspectos de su libro “Reflexiones desde la academia, universidad, ciencia y sociedad” y, como siempre ha sido su esencia, brindar propuestas para cada reto que vive la institucionalidad pública y el país.

El premio

—Don José María, más adelante vamos a profundizar en los aspectos más reflexivos relacionados con su libro “Reflexiones desde la academia, universidad, ciencia y sociedad”. En esta primera parte empezaremos despacio.

Primero, quiero que me cuente su experiencia con el premio. Usted recibió este 2023 el Premio Nacional de Cultura Magón 2022, que solo se le da a personalidades cuyo quehacer contribuye significativamente en la construcción del conocimiento. Para usted, ¿qué representa y refleja el premio después de invertir, prácticamente, toda su vida en la ciencia?

—José María Gutiérrez Gutiérrez (JMGG): “Para mí representa un gran honor recibir el Premio Nacional de Cultura Magón. Al otorgársele a una persona del ámbito de la ciencia se está reforzando la idea de que la ciencia, como actividad creativa que es, forma parte del amplio mundo de la cultura, lo cual es muy importante. Debemos tender puentes dialógicos y de mutuo aprendizaje entre la ciencia y otros espacios de la creación cultural.

Por otra parte, pienso que este premio reconoce un inmenso esfuerzo país que ha realizado Costa Rica para estudiar, comprender y buscar soluciones al problema de los envenenamientos por mordeduras de serpiente. El premio valora el trabajo de cientos de personas quienes, desde inicios del siglo XX, han dedicado su esfuerzo a este tema. Esto incluye al Instituto Clodomiro Picado, a la Universidad de Costa Rica como un todo, a las instituciones de salud pública (CCSS y Ministerio de Salud) y a muchas otras personas que han contribuido a que Costa Rica tenga una posición de liderazgo internacional en este tema. Así que, más allá del reconocimiento a mi persona, el cual valoro mucho, pienso que se está reconociendo un esfuerzo colectivo de larga data”.

—¿Esperaba recibir el premio o fue totalmente imprevisto?

—JMGG: “Sabía que un grupo de colegas, de forma muy generosa, habían postulado mi nombre para este premio. Pero también era consciente de que en Costa Rica hay muchas personas que han dado aportes muy valiosos en el plano de la cultura y que también merecen este reconocimiento. Entonces, aunque sabía que mi nombre había sido propuesto para el premio, sí fue una grata sorpresa recibir la noticia”.

—Al recibir este premio, ¿qué mensaje cree que transmite al mundo de la ciencia y de la cultura nacional? Principalmente, para todos esas mentes jóvenes que apenas están dando sus primeros pasos en áreas con muchos desafíos económicos, políticos y burocráticos.

—JMGG: “Este reconocimiento me ha permitido enviar varios mensajes a la comunidad nacional. Por un lado, reforzar la idea de que la ciencia es un componente de la cultura, porque la concepción científica de la realidad forma parte del patrimonio cultural de la sociedad. Pero, además, este premio debe hacernos reflexionar, como sociedad, sobre si le estamos dando a la ciencia en particular, y a la cultura en general, la importancia que deben tener en el contexto de una sociedad democrática; y creo que, lamentablemente, no es así.

Somos testigos de un cercenamiento importante de los presupuestos asignados a la cultura y a la investigación científica, al tiempo que vivimos un hostigamiento a las universidades públicas, que son el principal reservorio científico del país. Costa Rica dedica menos del 0,4 % del PIB a actividades de investigación y estos días se han anunciado fuertes recortes al presupuesto de cultura. En este entorno adverso es importante cobrar conciencia de que debemos, como sociedad, procurar que la ciencia y otros ámbitos de la cultura reciban un apoyo creciente y entender que, lejos de ser aspectos prescindibles en la vida del país, constituyen elementos esenciales para edificar entornos colectivos marcados por el bien común, el bienestar y la equidad.

Dicho esto, necesitamos muchas más personas que se interesen por la ciencia, personas jóvenes en quienes recaerá la responsabilidad de desarrollar la ciencia en nuestro país. Estas personas deben ser estimuladas para que puedan desarrollar sus proyectos de vida y el país tiene la responsabilidad de ofrecerles espacios que les permitan desarrollar dichos proyectos. A las personas jóvenes interesadas en la ciencia yo les digo que no renuncien a sus pasiones y que luchen por desarrollar sus potencialidades en este campo. Pero, a la vez, esto debe acompañarse de apoyo por parte de las instituciones educativas y de ciencia y tecnología. Tenemos, como país, la tarea política de abrir espacios para estas nuevas generaciones”.

Sin cultura, no hay desarrollo

—Con la respuesta de esa última pregunta, usted introdujo mi próxima pregunta relacionada con su libro “Reflexiones desde la academia, universidad, ciencia y sociedad”. Usted aborda una visión muy crítica sobre diferentes aspectos relacionados con las instituciones públicas.

Uno de esos aspectos es la preocupación actual hacia los procesos que tienden a minar el estatus público de las instituciones y a cuestionar la misión que han tenido históricamente. Una misión que se vincula a la cultura de una u otra forma. ¿Por qué cree que se da ese intento por socavar el estatus público de las instituciones? ¿Se debe solo a una visión mercantilista producto de un modelo neoliberal que fomenta el libre mercado?

—JMGG: “Desde la década de 1980 se ha impuesto a nivel global un modelo político-económico hegemónico marcado por las políticas neoliberales, modelo que ha tenido una amplia influencia en Costa Rica y el resto de América Latina.

Ese modelo tiende a debilitar el papel de las instituciones públicas en la vida de los países y le otorga al mercado un papel preponderante en la regulación de las actividades económicas y sociales. Estas tendencias, impulsadas a nivel internacional por organismos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, han llevado a una reducción enorme del papel de los estados y las instituciones públicas y a una creciente privatización de bienes y servicios públicos, así como a un acelerado proceso de degradación ambiental producto de políticas extractivistas.

Todo ello ha conducido a una creciente separación entre los sectores beneficiados por este modelo y la gran mayoría de sectores de la sociedad, que se han visto claramente perjudicados. Se ha generado mucha inequidad, con múltiples consecuencias sociales.

A nivel cultural, este modelo hegemónico ha privilegiado el individualismo, el mercantilismo y la banalidad, lo cual nos aleja como comunidad de prácticas de carácter solidario. Actualmente estamos viendo políticas de austeridad fiscal, lo que algunos han llamado ‘austericidio’, que afectan de manera drástica a las instituciones públicas. Estos procesos debilitan los pactos sociales que ha logrado construir Costa Rica a lo largo de décadas. Es necesario cuestionar fuertemente este modelo y mostrar, de diversas formas, sobre todo mediante movilización social, que hay otras formas de generar política pública, que otro mundo es posible”.

—Ese intento por minar el estatus público de las instituciones no es algo que solo pasa en Costa Rica, sino que está presente a lo largo de la región latinoamericana, como usted detalla en su libro. En el texto, usted explica que muchas universidades de la región han vivido intentos orientados a debilitar sus actividades académicas en disciplinas de ciencias básicas, sociales, humanidades, arte, por considerarlas de “baja rentabilidad y, además, por ser fuente de pensamiento crítico”.

¿Cómo deben responder las universidades e instituciones públicas ante esto?¿Deben responder al modelo económico y priorizar las carreras de más alta rentabilidad? ¿Qué consecuencias podría traer una decisión así?

—JMGG: “Sí, este modelo hegemónico invade todos los espacios de la sociedad, incluyendo los ámbitos institucionales. Al privilegiar una visión mercantilista-reduccionista de la vida colectiva, este modelo propone principalmente políticas que impactan en el ámbito económico y somete a los países a pautas fiscales que deterioran sensiblemente los espacios colectivos y las instituciones públicas.

Estas visiones cuestionan que las universidades sean integrales y privilegien el respeto y el desarrollo de todos los campos del conocimiento, más allá del impacto económico y de mercado que puedan tener. Ese es un aspecto esencial de la universidad pública, el cual está siendo cuestionado fuertemente por estos sectores políticos y económicos hegemónicos.

Si se asumen esos puntos de vista, la universidad pública perdería su esencia integral y humanista, que forma personas con visión amplia y compromiso social, y genera pensamiento para una ciudadanía responsable y democrática y no solo profesionales para llenar las necesidades de determinados sectores del mercado. Afortunadamente, nuestra constitución política respalda la autonomía universitaria, lo cual nos permite defender y sostener nuestro modelo de universidad pública.

Pero debemos estar muy atentos porque hay fuerzas que pretenden minar dicha autonomía, lo cual sería desastroso para nuestras universidades y para el país en general. Las universidades públicas y la sociedad debemos defender a ultranza los valores en los que se cimenta el concepto de universidad pública integral y humanista. Debe quedar claro que las universidades somos conscientes de nuestro papel en el desarrollo económico del país, pero esto debe concebirse en el contexto más amplio de una institución integral y, además, debe basarse en una concepción de desarrollo económico que sea inclusivo y beneficie a muchos sectores de la sociedad y no solo a unos pocos”.

—Eso sí, Don José María, no se puede ocultar el hecho de que Costa Rica ha experimentado una profunda transformación social. Por ejemplo, la Universidad de Costa Rica que se fundó en 1940 se basó en principios que respondían a un entorno sociocultural, político y económico específico. En ese momento histórico se generaron grandes avances en dos pilares que hoy sostienen el país: educación y salud.

Pero, ¿qué pasa hoy? Si bien no hay que priorizar las carreras de más alta rentabilidad y abandonar las otras, ¿cree que las universidades públicas han logrado adaptarse a los cambios en el tiempo y responder adecuadamente a las nuevas necesidades sociales que demanda el país?

—JMGG: “Todas las instituciones públicas debemos tener una actitud autocrítica permanente, la cual nos lleve a procesos continuos de evaluación de lo que hacemos y dejamos de hacer. Esto vale también para las universidades públicas.

En ocasiones esta actitud crítica y de renovación continua no se da producto de la existencia de zonas de confort y de resistencia a cambios que es necesario efectuar. Las universidades públicas deben ser instituciones que ejerciten permanentemente la autocrítica y la reflexión, deben estar en contacto continuo con la sociedad que las financia y a la cual se deben.

Por un lado, debemos tener una actitud de escucha y diálogo con amplios sectores de la sociedad, para conocer sus necesidades y responder a ellas, y también seguir muy de cerca el desarrollo vertiginoso de los campos del conocimiento, para actualizar nuestros planes de estudio y nuestra oferta académica. Pero todo esto debe hacerse manteniendo el ethos de excelencia académica y procura del bien común que establece nuestro estatuto orgánico. O sea, debemos transformarnos permanentemente en tanto mantenemos nuestra esencia”.

—¿Y cómo mantenemos esa esencia que plantea en una dinámica de mercado tan desafiante? Incluso, homólogo a la teoría de Darwin “el más fuerte sobrevive”.

—JMGG: “Lo principal es tener claro cuáles son los valores y la filosofía que debe guiar una institución de educación superior integral y humanista. Esto incluye el respeto epistémico, el respeto al desarrollo integral de todos los campos del conocimiento. Incluye también la noción de que la formación de profesionales debe garantizar una excelente formación especializada en las disciplinas de cada carrera, pero también debe proveer una formación amplia, humanista y de compromiso social, para que las personas graduadas no solo desarrollen sus proyectos de vida individuales, sino que también estén comprometidas con una visión de sociedad en la que prive el bien común, la equidad y el respeto a la diversidad.

Las universidades deben fortalecer su papel como entes de reflexión crítica permanente, hacia adentro y hacia afuera, de manera que le ofrezcan a la sociedad insumos de análisis que permitan avanzar en la construcción de entornos marcados por el bienestar, la solidaridad y la equidad.

En otras palabras, y pese a los embates de diverso tipo, las universidades públicas tenemos la responsabilidad de mantener el ethos esencial que ha marcado nuestro desarrollo, lo cual incluye también una permanente actitud autocrítica con lo que hacemos y dejamos de hacer. Todo esto invita a promover y fortalecer procesos internos de reflexión y discusión en nuestras instituciones sobre cómo podemos mantener ese ethos y, a la vez, mejorar nuestro aporte a la sociedad”.

—Lo anterior también se acompaña de un enorme desafío sobre la visión del sector público, que suele verse como “uno naturalmente ineficiente”. ¿Ha influido esa creencia de ineficiencia del sector público en cómo hoy se percibe la educación superior pública nacional?

—JMGG: “Desde hace tiempo vivimos una campaña concertada de desprestigio del sector público, campaña en la que participan sectores mediáticos, dirigencias políticas y sectores económicos que apuestan por el debilitamiento de lo público. Estas campañas procuran hacer ver lo público como naturalmente corrupto e ineficiente y lo privado como eficiente.

Este tipo de falacias deben ser cuestionadas y desmentidas en lo que tienen de falsas. Costa Rica ha construido a lo largo de décadas una institucionalidad pública que, en medio de defectos, ha logrado generar un estado social de derecho y ha gestado una serie de consensos sociales que han permitido fortalecer el tejido social y el bienestar colectivo. Me refiero a las instituciones de educación pública, de salud pública, de energía y telecomunicaciones, etc.

Esta institucionalidad debe ser defendida y fortalecida a toda costa, pero lamentablemente lo que estamos viendo es un debilitamiento de dicha institucionalidad. Por supuesto que estas instituciones tienen defectos y estos deben ser corregidos con visión autocrítica y propuestas de mejoramiento. Pero esto no significa que no funcionen o que deban ser reducidas para abrir paso a la oferta privada de estos servicios.

La historia reciente nos muestra el impacto terrible que han tenido el debilitamiento del sector público en muchos países de nuestra región, lo cual debemos evitar en Costa Rica. Es curioso que, a nivel global, y luego del fracaso de las políticas neoliberales de desmembramiento del sector público, muchos países se estén ahora planteando un fortalecimiento de ese sector, en tanto en Costa Rica seguimos recitando recetas privatizantes que han mostrado ser muy lesivas en muchos contextos. La defensa de las instituciones públicas demanda procesos de concientización y movilización social e institucional. Que sean los amplios sectores sociales que se benefician de estas instituciones los que alcen la voz en su defensa y fortalecimiento”.

¿Nuevos tiempos?

—Ese último punto que acaba de mencionar es especialmente importante. En su libro usted puntualiza que es vital fortalecer y renovar la relación entre la universidad y diversos sectores de la sociedad no solo en formación, sino en acción social e investigación. Cuando usted habla de fortalecer, se puede inferir que en la actualidad esa relación está debilitada. ¿Estoy en lo correcto?

—JMGG: “Yo no creo que la relación de la UCR con la sociedad se haya debilitado. Por el contrario, pienso que la UCR tiene un fuerte vínculo con múltiples sectores de la sociedad y aporta al bienestar colectivo de múltiples maneras.

No es casual que la UCR obtenga altas puntuaciones en las encuestas de opinión que evalúan la percepción que tiene la sociedad sobre las instituciones. Eso es importante hacerlo ver y darlo a conocer. Sin embargo, eso no significa que nos debamos sentir satisfechos, todo lo contrario. Es necesario desarrollar espacios de reflexión permanente para preguntarnos cómo podemos hacer mejor nuestro trabajo en docencia, en investigación y en acción social, cómo podemos elevar nuestros niveles de exigencia, cómo podemos responder a necesidades urgentes de los conglomerados sociales a los que nos debemos. Y ello exige acciones renovadas en este plano de relación con la sociedad.

Se ha comentado que la UCR participa mucho menos en los grandes debates nacionales. Por un lado, ello debe motivar reflexión sobre cómo podría nuestra institución tener una mayor incidencia en estos espacios. Pero debe también tenerse presente que los mismos sectores hegemónicos que han conducido y conducen las agendas políticas y económicas del país se encargan de desvalorizar las opiniones y los planteamientos que se generan desde la universidad. Debemos ser más proactivos en la búsqueda de interlocutores en la sociedad, no solo entre los sectores políticos, sino también entre amplios sectores sociales, comunitarios e institucionales. Pero el hecho de que haya mucho por mejorar en este aspecto no debe desmerecer lo que esta institución hace por el bien del país.

—¿Esa menor participación se podría relacionar con lo que usted luego menciona sobre el predominio de las agendas individuales sobre las colectivas? ¿Cómo influye esa “mezquindad” que usted menciona varias veces en su libro en ese debilitamiento institucional?

—JMGG: “La UCR es una institución heterogénea, en la que coexisten una amplia diversidad de visiones y perspectivas. Pienso que en nuestra institución se vive permanentemente una tensión entre lo que podríamos llamar, por un lado, agendas individuales y sectoriales y, por otro, agendas colectivas.

No cabe duda de que algunos valores entronizados por el pensamiento hegemónico, centrados en visiones de corte individualista, sectorial y mercantil, tienen asidero en determinados espacios de la universidad. Y se refleja, entre otras manifestaciones, en un desinterés por los temas generales de la institución y del país.

Al mismo tiempo, se gestan permanentemente espacios de exigencia académica y de compromiso social renovados, que procuran responder de manera solidaria a las necesidades de los sectores más vulnerables de la población. Debemos estar claros de que estos planos de tensión existen, para debatir sobre ellos e impulsar aquellas agendas de corte colectivo que buscan el mejoramiento continuo de nuestra contribución al país”.

—¿Y cómo lograrlo, Dr. Gutiérrez? Un aspecto que me llamó poderosamente la atención fue leer que la forma tradicional sobre cómo la academia se acerca a los sectores sociales “ha estado predominantemente marcada por el prurito de la superioridad y la verticalidad”. ¿Sería, entonces, empezar a ser más humildes?

—JMGG: “El fortalecimiento de los vínculos que las universidades tenemos con la sociedad representa un reto permanente, para buscar formas renovadas de interlocución con amplios sectores sociales, comunitarios, institucionales, empresariales, ambientalistas, cooperativos y de otro tipo.

En el meollo de esta interlocución con la sociedad debe estar la visión de que dicha interlocución debe ser dialógica, horizontal, mediante la cual los saberes generados en la universidad dialoguen con la multiplicidad de saberes y necesidades que surgen cotidianamente en la sociedad.

Tenemos mucho que aprender de nuestros contactos con el conglomerado social costarricense. Esta perspectiva dialógica busca superar las visiones de corte jerarquizante y asimétrico que impiden estos ricos intercambios. Por otra parte, esta interlocución debe estar centrada en una perspectiva solidaria, la cual se refleje en el compromiso de la institución con los sectores más desfavorecidos y vulnerables, aquellos que han sufrido las consecuencias de un modelo de desarrollo cargado de inequidad”.

—Hasta aquí queda claro que el intento por minar el estatus público de las instituciones ya sorprende por sí mismo. No obstante, hay un elemento todavía más impresionante que se destaca en su libro y es la actitud de indiferencia que se muestra en las comunidades universitarias. Para usted, ¿cómo se hace visible esa indiferencia y por qué se genera, don José María? ¿Qué se podría hacer para cambiarla? ¿Nos falta identidad hacia lo público?

—JMGG: “Esto es algo que nos debe preocupar y mucho. Al interior de nuestras universidades hay diversas reacciones ante estos embates contra la educación superior pública y la institucionalidad pública en general. Hay sectores en la universidad que no reaccionan ante este escenario adverso y actúan como si no fuera con ellos; pero también hay sectores que se preocupan y movilizan de diversas maneras.

Sin embargo, pienso que hay mucho menos debate y movilización de lo que se necesita en una coyuntura tan complicada como la actual; y me refiero no solo a las personas docentes, sino también a las y los estudiantes y a las personas del sector administrativo.

Creo que tanto las autoridades universitarias, las superiores y las de unidades académicas, así como la base misma universitaria, deberíamos estar gestando espacios de reflexión, análisis y movilización. Las asambleas de facultad y de escuela deberían ser foros de análisis permanente de la coyuntura actual, algo que no veo que ocurra. Esto debe cambiar. Y, como comunidad universitaria, deberíamos también estar muy atentos a los ataques que están sufriendo otros ámbitos de la institucionalidad pública, como la Caja Costarricense de Seguro Social, el Instituto Costarricense de Electricidad y otros. Las universidades debemos gestar frentes comunes con estas instituciones en la defensa de lo público”.

Un entorno creativo

—Para ir cerrando, voy a pasar de página para preguntarle sobre los espacios de creatividad que usted menciona en su libro. ¿Por qué es importante que se empiecen a generar esos espacios de creatividad? ¿Cómo la UCR podría potenciar estos entornos y qué debe hacer?

—JMGG: “La universidad, como centro permanente de creación y de investigación, debe ser un espacio en el cual la creatividad sea un ingrediente fundamental, algo que permee todos los ámbitos de trabajo en docencia, investigación y acción social, así como en administración y vida estudiantil. Pero se percibe, en el devenir universitario, que los espacios de creación tienden a ser estrujados por dinámicas más de corte procedimental y administrativista.

La creatividad en el trabajo académico con frecuencia se ve frenada por una enorme cantidad de procedimientos y procesos de carácter administrativo que, lejos de favorecer lo académico, más bien lo inhiben. Lo procedimental tiende a ocupar espacios y tiempos que deberían ser llenados con trabajo creativo académico.

Esta tendencia hacia la burocratización debe ser combatida a todo nivel. Lo administrativo debe coadyuvar para que crezca la creatividad y los aspectos esenciales de una institución académica. Este problema debe ser discutido y enfrentado con políticas claras”.

—Con esto que plantea me recuerda lo que usted desde hace muchos años ha estado pensando. Específicamente, sobre cómo amalgamar el trabajo académico en la ciencia natural y biomédica con la participación en procesos de carácter social, político y creativo de manera que estas no sean dos esferas independientes. ¿Ya tiene una respuesta a esa inquietud? ¿Son esos espacios de creatividad una de las propuestas?

—JMGG: “La creatividad es un componente que debe abarcar todos los ámbitos del trabajo universitario, en la docencia, la investigación y la acción social. En todos estos espacios se requiere creatividad.

Ahora bien, esta creatividad debe también incluir esfuerzos por integrar de mejor manera estos tres ámbitos de acción académica universitaria. La docencia, la investigación y la acción social no deben transitar por caminos separados. Esto, lamentablemente, es muy frecuente, tanto en la administración superior como en las unidades académicas. Esta tendencia debe ser revertida mediante procesos que lleven a una integración genuina de estos tres pilares de acción.

La investigación debe alimentar tanto la docencia como la acción social. Esta, a su vez, debe proveer insumos que enriquezcan la investigación y la docencia. Y la docencia, especialmente a nivel de tesis de grado y posgrado, debe estar íntimamente vinculada con la generación de conocimiento mediante la investigación.

Por otra parte, ya en el ámbito de la investigación, debemos romper los compartimentos estancos en que muchas veces nos desenvolvemos para abrir espacios de acción inter- y trans-disciplinar, que permitan abordar temas de gran complejidad desde la perspectiva de un genuino respeto epistémico. Esto involucra un mayor acercamiento entre las ciencias naturales, las sociales, las tecnologías, las humanidades y el arte”.

—Finalmente, don José María, ¿cómo ve el futuro de las universidades públicas? ¿Serán universidades cooptadas por la lógica mercantil o, por el contrario, logrará preservar y enriquecer su misión y acción? ¿Qué elemento definirá su futuro?

—JMGG: “El futuro de las universidades públicas, tanto en Costa Rica como en el resto de América Latina, dependerá de las decisiones que tomemos como sociedades y como instituciones de educación superior. El futuro no está escrito, lo debemos escribir con nuestras acciones conscientes y concertadas.

De lo que se trata es de enriquecer el ethos que ha marcado a estas instituciones, centrado en la excelencia académica y la procura del bien común, en la formación de profesionales que sean, a la vez, competentes en sus disciplinas y personas con formación amplia, sentido crítico y compromiso social.

Debemos defender la autonomía universitaria y lo que esto representa, así como fortalecer entornos institucionales caracterizados por la creatividad, el compromiso, la exigencia permanente y la reflexión. Y debemos sumarnos a la multiplicidad de sectores que procuran construir entornos colectivos marcados por la equidad, la solidaridad y la dignidad para todas y todos. Lo que ocurra en nuestras sociedades y en nuestras universidades va a depender de los esfuerzos colectivos que podamos hacer en las décadas por venir”.

 

Jenniffer Jiménez Córdoba
Periodista Oficina de Comunicación Institucional, UCR

El menosprecio a la cultura

Alberto Salom Echeverría

“La cultura es un componente decisivo para la consolidación

de una sociedad tolerante y capaz de vivir en armonía”.

Dr. Ramón Rivas.

“Quiero escribir para aquéllos que quieren tener una relación

viva con su cultura. Muchas veces el conocimiento se ha visto

encorsetado por fórmulas y barreras, y se ha alejado de su labor más útil,

que es enriquecer nuestras vidas y ayudar a conocernos mejor”.

“Parafraseo al escritor Dietrich Schwanitz.”

En el tercer gobierno del Benemérito José Figueres Ferrer (1970-1974), merced al protagonismo, entre otros, de un gran hombre de las letras Patrias y de la cultura nacional, Alberto Cañas Escalante, se fundó el Ministerio de Cultura Juventud y Deportes. Además, Alberto Cañas se convertiría en el primer ministro de esta nueva cartera. Aquel fue un enorme estímulo para impulsar verdaderas políticas públicas nacionales de cultura. De esta manera, se llenó un gran vacío, porque, aunque Costa Rica ya por entonces se caracterizaba por tener un importante bagaje cultural, con la creación del Ministerio de Cultura se produjo un salto cualitativo, haciendo que la obra cultural no fuera solamente la ocurrencia de algunas personas, sino que se creó el marco apropiado para un desarrollo institucional que involucrara a todo el Estado.

No obstante, los muchos éxitos plasmados desde entonces, como son: la fundación del Archivo Nacional, de la Compañía Nacional de Teatro, de la Compañía Nacional de Danza, la creación de la Orquesta Sinfónica Nacional, el enorme realce que adquirió la política de premios nacionales, todavía la cultura sigue viéndose como un “adendum”, una coletilla en el entramado institucional del país.

Ese punto alto que se alcanzó con la creación del Ministerio de Cultura, pese a sus hazañas, se fue desmoronando de a poco, por esa manía de la élite política de ver la realidad en parcelas: por aquí Hacienda, reputada por ser lo más importante, por aquello de que ciertamente ‘no se puede hacer chocolate sin cacao’ (aunque es muy frecuente que, habiendo cacao no aparezca el chocolate por ningún resquicio de la Costa Rica); por allá, ahora parece que muy allá, educación que aunque le ha dado tanto brillo a este país, resulta que alguien apagó la luz del cuarto, hará un cuarto de siglo y algunos no se habían dado ni cuenta de que eso hubiera ocurrido; por acullá seguridad pública, que don Pepe en alguna ocasión llamó Ministerio de Inseguridad Pública, delante del propio ministro que, algunos decían que le serruchaba el piso (de ese cuarto), y, después de eso se nos fue metiendo como por la cocina de la desvencijada casa, algo que estaba cantado con suficiente antelación que ocurriría, porque andaba rondando por todo el vecindario, el narco con tráfico incluido para que no lo pudieran parar que, creó enseguida y sin dilación una cadena de distribución de la droga a granel dentro del país, mientras se organizó debidamente para encadenarse con la sarta de delincuentes, asesinos de toda laya, que tenían muy claro el destino final del gran negocio, el norte-norte, adonde los esperaba y los espera todavía, la gran mafia de todas las mafias de la droga, parcialmente protegida por parte del Ministerio de Injusticia del ‘más allá’, porque desde ahí, hace mucho, haciendo alarde justamente de la injusticia consumada se logró que, las miradas y el dedo acusador estratégicamente apunten al sur, donde ‘la maligna’ se produce y de donde sale en tropel, pero para que se consuma en abundancia en la ‘Tierra del más allá’ y ‘allende los mares’, porque en toda esa extensión es donde está el gran negocio. ¿Habrá por ventura una visión parcelada más fragmentaria de la realidad?

Imaginemos ahora ¿en qué sitio está alojada la cultura dentro de esta imaginación elitista, e inclusive en cuál recóndito lugar del cerebro del pueblo se encuentra, puesto que la ideología popular está permeada como por ‘arte de birlibirloque’ por la dominación que las mismas élites ejercen sobre las masas? Vistas las cosas así, la cultura nacional, en lugar de ser entendida como una expresión de nuestra existencia, de la convivencia de las clases, segmentos y capas que interactúan y conforman el gran todo social, es concebida como algo residual y prescindible.

Esta visión del mundo en parcelas fragmentadas que es parte de la ideología dominante nos ha ocasionado un enorme daño, y lo sigue causando. Nuestra identidad está desintegrada por lo que no hemos podido hasta ahora diseñar una estrategia de desarrollo comprensiva de la realidad.

En este contexto, el presidente Chaves, ha querido sacar ventaja casualmente de la pobre visión dominante que él comparte, de esa realidad fragmentada y fragmentaria, en la que la concepción de cultura es menospreciada y relegada, por lo que termina de sellar una propuesta de desarrollo decadente destinada al fracaso. Ante la necesidad de recaudar recursos por todas partes, se ha sacado de la manga un argumento típicamente economicista como es que: “Hay programas que el año pasado dejaron un montón de plata sin usar.” Y agregó: “…Costa Rica debe continuar por la senda de la disciplina fiscal, a la vez que no se justifica presupuestar dinero que no se utiliza.” (Cfr. Arrieta, Esteban. “Rodrigo Chaves sobre recorte de 4.000 millones (de colones) en Cultura…” La República.net, martes 16 de mayo, 2023).

Si bien es justo tener una visión de disciplina fiscal y eficiencia en la ejecución de los recursos públicos, en primer lugar, esa disciplina fiscal debe aplicarse a todos los sectores por igual. En segundo lugar, como dicen los abogados, ‘nadie puede pretender sacar provecho de su propio dolo’. Han sido sus propios funcionarios, comenzando por la ministra Nayuribe Guadamuz, quienes siguiendo errores que vienen del pasado, administran los recursos con ligereza y falta de voluntad para ejecutarlos. En la jerga popular se dice, es el ‘perro mordiéndose la cola’. Se le quitan los recursos porque los ejecutan mal, pero la mala ejecución proviene a la vez de funcionarios que carecen de una visión integral e integradora del papel que debe jugar la cultura en el desarrollo de una sociedad y en el bienestar y buen vivir de las personas. Más grave aún es que el presidente adolece de esa misma carencia, por lo tanto, es inútil pensar que la presidencia de la República pueda ser el promotor de un cambio en la visión y concepción de la cultura. Más bien parece ser el que promueve el empobrecimiento cultural.

¿Cómo acometer desde esa postura, el rescate y la plena integración de la cultura de los pueblos originarios en el conjunto de la sociedad costarricense? ¿Cómo desde esa perspectiva se podrá acometer una tarea que es compleja como la de enfrentar el racismo que padece una buena parte de la sociedad, suficiente como para decir que en realidad lo padece la sociedad? ¿Cómo enfrentar la desigualdad de géneros, que constantemente se manifiesta en distintas facetas de la cotidianidad, y el machismo, y la violencia contra la mujer? ¿De qué manera se puede realzar el papel de las regiones de la periferia tan disminuidas frente a la preeminente acción cultural de las poblaciones de la región central del país? Valga decir, ¿cómo llevar adelante un proceso de descentralización y de integración de las regiones, para que se valoren en toda su dimensión como parte de un todo social? ¿Y en qué forma, sin una visión humanista de la cultura se podrá enfrentar la odiosa e ilegal discriminación de las minorías por razones de orientación sexual? ¿Cómo dar más relevancia a las personas con discapacidad ante las innegables barreras arquitectónicas, los prejuicios que les impiden integrarse a los mercados laborales y hasta a la misma educación? ¿Será posible en estas pobres visiones impulsar un plan humanitario que permita integrar a las poblaciones migrantes? Finalmente ¿Cómo lograr la dignificación de los artistas?

Todas estas son tareas propias de un verdadero Ministerio de Cultura en el país, donde la cultura sea considerada tal como lo pregona el Dr. Ramón Rivas, especialista en antropología cultural y ex ministro de Cultura del Salvador, como: “…la fuerza viva, creativa y colectiva del país; [que] aporta sentido y contenido a las prácticas sociales y a las obras materiales y simbólicas que se construyen, y ofrece un amplio abanico de posibilidades y capacidades para impulsar la transformación integral de la sociedad. Esta política del Gobierno busca, entre otras cosas, que la población asuma la cultura como un derecho, como un factor inherente y un pilar fundamental del buen vivir”. -Y, luego continúa diciendo el Dr. Rivas- “Nos referimos a algo más amplio: a la cultura como acción viva y participativa; a la construcción de valores en contraposición de los antivalores que tanto daño hacen al buen vivir. La cultura es un componente decisivo para la consolidación de una sociedad tolerante y capaz de convivir en armonía.” (Cfr. Rivas, Ramón. “La Cultura Factor Determinante del Desarrollo Humano.” Revista Entorno, abril, 2015, número 58. San Salvador, El Salvador.)

Esta visión de la cultura y las tareas señaladas para un Ministerio de Cultura contrasta abismalmente tanto con la teoría como con las prácticas principalmente del gobierno actual. Por lo consiguiente estamos todos impelidos no solo a defender el Ministerio de Cultura tal cual es hoy, sino a emprender una lucha en todos los sectores de la sociedad, una gran batalla cultural, que nos permita un rediseño de las políticas públicas del sector, para generar nuevas políticas públicas y prácticas sociales que posibiliten un segundo salto de calidad en la cultura nacional, acorde con las tareas del desarrollo integral y sostenible que nuestro país requiere.

Debemos descolonizar la cultura

Guadalupe Urbina:

…Sabio relato, sabio análisis, nos recuerda observar el contexto y las conexiones, el recorrido del olvido y de la destrucción de una institucionalidad, la cual, además, debemos descolonizar para que permita espacios de crecimiento y vínculo entre generaciones y conocimientos.

La-s cultura-s musicales, agrícolas, literarias, plásticas, corporales, que no se encuentran en «los individuos» que quiere este sistema social, son las que se viven en «las personas» y las colectividades en una totalidad de experiencia.

No podemos seguir pensando en una Cultura, con mayúscula, que sea clasista y racista.

Ingrese al siguiente enlace para escuchar el mensaje: https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=pfbid02H4H5eRqrd9GeagcZ9GqNE67fd6DCMsuGcNqfT58okKSxQ4hWqxFWCsAi1Qc7xMHvl&id=100070056836303&mibextid=Nif5oz

 

Imagen ilustrativa, UCR.

Sobre el acceso a la cultura y al arte

Alejandro Ferlini Cartín

Amanece. El río que parece calmo en el último momento azul, comienza a reflejar el primer rayo del sol. Las garzas se postran sobre los troncos caídos, mientras el martín pescador vuela rápido cruzando desde el manglar hasta el centro del río para recoger peces. Los insectos se han callado un poco para dar paso al canto de algunos pájaros y los aullidos de los congos. El agua comienza a vibrar y a lo lejos se escucha el sonido de un motor, algunos peces se espantan y una nutria se esconde. El sonido viene de una lancha pequeña conducida por Carlos (40 años), quien lleva al lado un bulto y una pequeña red de pesca artesanal. En la lancha también viaja Marlon (7 años) con uniforme de escuela.Marlon se va tomando un jugo de frutas en un tetra brick mientras Carlos ve hacia el bosque, siempre queriendo enseñarle algún animal a Marlon quien juega un poco con el agua. Al doblar una “esquina” Carlos ve hacia el otro costado y desacelera. Agudiza su mirada, Marlon también mira y Carlos señala con su dedo, una danta y su bebé terminan de cruzar el río y se suben a tierra para ir a descansar. Después de esa secuencia casi cotidiana, Carlos le sonríe a Marlon y siguen su camino por el humedal.

Al acercarse al pueblo, Carlos saluda a varias personas desde la lancha, a algunos les dice que más tarde les visita y con otros se ponen rápidamente de acuerdo para cerrar trueques, ventas y demás. Carlos deja su lancha en el embarcadero y baja a Marlon quien lleva aún su jugo y lo bota en el primer basurero para reciclaje cercano. Llegan hasta la escuela y Carlos le da un beso en el cachete y se dan un abrazo de despedida. Carlos le hace saber a Marlon que llega en la tarde a recogerlo y Marlon se va a jugar con algunos compañeros.

Carlos vuelve al humedal y pesca por un rato. Logra atrapar algunos peces y los mete en un balde. Contempla un rato la selva en soledad y logra ver un gran cocodrilo tomando sol en el playón. Se seca su sudor con el brazo, su ceño fruncido y su postura algo cabizbaja, se le siente con angustia. De igual forma intenta relajarse en una pequeña sombra del humedal en su lancha, escucha un sonido que proviene del bosque, se levanta a ver, observa un momento pero no logra divisar nada.

Carlos vuelve al pueblo, compra un par de empanadas a una señora y se sienta en un poyo cerca del embarcadero. Saca su celular algo viejo y responde una llamada. Es Yocelyn, su hija. Carlos le responde entusiasmado, se escucha la voz de ella algo tensa, Carlos le pregunta qué le pasa. Ella le cuenta que no le aprobaron el proyecto, que la otra semana se devuelve para la casa. Carlos pregunta qué fue lo que pasó. Yocelyn responde que el ministerio se quedó sin recursos y que ya este año no va a haber más dinero para cultura. Carlos saluda a alguien que pasa y le dice a Yocelyn que le avise cuando llega, que él la esperará.

Carlos va a la escuela y espera a Marlon. Tiene un pescado expuesto con hielo esperando a ver quién se lo compra. Finalmente llega Marlon, Carlos guarda el pescado, abraza al niño y este le muestra una hoja con un dibujo de una lancha y a la par una danta y su cría. Marlon le dice a Carlos que le gustaría ser pintor. Carlos contempla el dibujo, sonríe, lo toma de la mano y comienzan a caminar.

———

A veces pareciera como si la cultura y el arte, tanto en su concepción-formación, como en su acceso y disfrute forma parte de la lógica exclusivista que se nos ha impuesto desde los gobiernos empresariales. Yo cineasta, creador audiovisual, productor, docente, quiero tener acceso a ellas, al igual que Carlos, Marlon y Yocelyn. Los recursos son escasos, son recortados y son reservados para unos pocos. Además, son mal administrados y quien está actualmente al frente del Ministerio (el ente con mayor responsabilidad de la crisis cultural-artística actual) carece de una visión integral, una que garantice el acceso a la cultura y el arte para todas las personas. Se hace necesaria una política que involucre al sector cultura, ahora y en el futuro.

Por último,  se hace necesario también que nuestras exigencias como personas trabajadoras (en su mayoría desempleadas) del sector cultura, sean más directas, que las acciones desde “el gremio” (hablo como trabajador del sector cine y audiovisual) vengan desde una organización que sea autónoma y de una vez por todas haga cumplir sus exigencias tanto para con lo público como para con lo privado. 

Exijamos la renuncia de la ministra, exijamos otra política en cultura, ¡nos la merecemos! ¡Exijamos cultura, exijamos trabajo digno y acceso al arte!

Alejandro Ferlini Cartín
Realizador Integral de Cine y TV

Invitación de UCR Coral para este domingo 28

Acompáñenos este próximo domingo 28 de mayo a las 5pm en el Teatro Eugene O´Neill a nuestro primer recital del año:

«Quetzal: Música Coral Contemporánea de México y Costa Rica»

El recital estará a cargo de UCR Coral, Ensamble de Percusión EAM UCR y Klio Coral.

Se estarán presentando los estrenos mundiales de las obras: «Se duermen los dedos» de Gustavo Servín, «El Tiempo Inexorable» de Fernando Cano, «Policromía del Tiempo» de Álvaro Ruiz y «Quetzal» de Armando Ramírez, dirigidas por el Maestro Didier Mora y con Sharon Villegas al piano.

También se tendrá el honor de interpretar obras del reconocido compositor nacional el señor Marvin Camacho Villegas.

Entrada general: ¢5100

Artistas invitadas:

Marcela Alfaro-Mezzosoprano

Klio Coral: Berverlyn Mora, directora

Más información: 8317-8869 / 7059-1111 / 8879-3666 / 8848-7200

#SomosCultura -video

SURCOS le invita a ver y compartir el video #SomosCultura

Esta es una producción de Quince-UCR en el cual, un grupo de artistas y personas trabajadoras de la cultura le ofrecen un importante mensaje.

Pronunciamiento del Nodo Diversidad Cultural e Identidades – UNED

El Nodo Diversidad Cultural e Identidades de la Dirección de Extensión (UNED) externa su preocupación y rechazo al recorte anunciado de 4 mil millones de colones al Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ); asimismo, apoya las palabras, acciones y decisiones tomadas desde las distintas organizaciones y colectivos del sector cultural.

Numerosas sedes universitarias, escuelas, programas e institutos de la UNED llevan adelante acciones afirmativas en pro de la salvaguarda, promoción, difusión, producción y gestión de la cultura en sus diversas manifestaciones. Muchos de estos procesos no serían posibles sin la vinculación con instancias adscritas al MCJ. Por ejemplo, la Capacitación en Gestión Sociocultural (articulada con la Dirección de Gestión Sociocultural-MCJ, la Universidad de Costa Rica y el Programa de Promoción Cultural-UNED), la cual brinda un proceso formativo a personas dedicadas a la gestión cultural comunitaria en todo el territorio nacional.

Otro ejemplo significativo de estos vínculos es el convenio suscrito en 1997 entre la UNED y el Instituto Nacional de Música (INM), mediante el cual se constituyó la Escuela de Música de la UNED, gracias a la cual se abre la carrera de música con énfasis en ejecución instrumental a nivel de Bachillerato y Licenciatura.

Cuestionamos que el criterio para la toma de decisión con respecto a los recortes presupuestarios en el MCJ tenga como base un argumento de subejecución, criterio que el Ejecutivo viene aplicando de igual manera en otros organismos estatales, generando un grave debilitamiento del Estado y afectación a la ciudadanía.

Consideramos necesaria una reflexión en torno a las variables que impiden, tanto al MCJ como a otras instancias estatales (como la misma UNED), ejecutar oportunamente los presupuestos, entre ellas: cierre y congelamiento de plazas (mediante la Ley de Presupuesto y Control de Gasto Público), el ajuste de normas de ejecución presupuestaria a lo interno, la Ley de Fortalecimiento de Finanzas Públicas (que obliga a la institucionalidad a apegarse a la Regla Fiscal) y, en los últimos meses, la Ley de Empleo Público. Estas variables han generado una serie de trabas y limitantes para la ejecución presupuestaria en los territorios.

En este marco, rechazamos la forma en que el Ejecutivo ha minimizado la opinión crítica de la ciudadanía frente a decisiones unilaterales, mediante criterios tergiversados sin un análisis profundo y sin abrir canales de comunicación ni negociación; tampoco hemos observado voluntad en generar acciones de mejora para la eficaz gestión presupuestaria. Estas formas dañan notoriamente el Estado de Derecho y las bases democráticas de nuestro país.

Hacemos un llamado a las autoridades del MCJ y del Poder Ejecutivo a escuchar las voces y atender las demandas del sector cultural, brindando una información pronta y real, así como abriendo un canal de comunicación fluido con los diversos grupos organizados que representan el sector.

Atentamente,

Nodo Diversidad Cultural e Identidades
Dirección de Extensión Universitaria
Universidad Estatal a Distancia
Jueves 18 de mayo de 2023

El valor político de una espalda

Por Memo Acuña (sociólogo y escritor costarricense)

El cuerpo como reducto, recurso, representación social. El cuerpo como arma, signo, símbolo. Donde se inscriben las marcas de la desigualdad, al mismo tiempo que la respuesta.

El cuerpo, poner el cuerpo, es quizá de los enunciados más claros a nivel político en los últimos tiempos.

La primera línea de personas jóvenes en los hechos del Chile de finales de la última década pagó prácticamente con sus ojos la acción cruenta y salvaje de personas entrenadas para matar.

Las 40 personas migrantes centroamericanas y de otros orígenes asesinadas en un centro de detención incendiado en Ciudad Juárez, pusieron su cuerpo para tratar de salvarse.

Los dos dirigentes indígenas costarricenses asesinados por defender sus territorios y sus familias marcadas con fierros calientes, estuvieron allí con sus cuerpos como dispositivo de resistencia.

Nunca como ahora el valor del cuerpo mecanismo de protesta y resistencia. Nunca como en estos tiempos de regresión neoliberal, el significado de un acto en el mismo corazón de la hegemonía cultural en Costa Rica.

Dar la espalda significa no reconocer, desconocer, resignificar, dignificar el trabajo del artista. Dar la espalda al poder es simbólicamente resistir a su funcionamiento. No verle la cara. Apelar a otros lenguajes corporales para decir, gritar.

En la reciente ceremonia de entrega de los premios nacionales de cultura, el acto fue justamente resignificado por un grupo de mujeres artistas en el campo visual, que bajo la consigna del hartazgo (qué más harta puede estar una mujer que un día sí y otro también experimenta violencia, acoso, discurso de poder y discriminación) expresó su profundo enojo contra los intentos de las elites dominantes por aniquilar la cultura, el arte y la educación del escenario nacional.

Lo hicieron allí, en ese otro escenario dispuesto para la alta cultura, las “bellas artes”. Son Las Hartas. Así se llaman. Así actúan. Así confrontan.

“Las artes, ni bellas ni apolíticas: críticas y combativas” rezaba uno de los carteles en la protesta convocada por personas trabajadoras del sector mientras adentro la espalda de Las Hartas enseñaba, implicaba, decía.

Dar la espalda como valor político. En otros momentos ha sido el puño en alto, el valor simbólico de una boca cosida, la inscripción de discursos de protesta y respuesta en todo el cuerpo.

El cuerpo como posibilidad y activación de una forma, otra, en la que lo político emerja desde la pulsión, desde adentro.