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Etiqueta: democracia participativa

Reforma fiscal a examen de constitucionalidad

José Manuel Arroyo Gutiérrez, ex magistrado y catedrático UCR

La Constitución Política de Costa Rica opta por una organización republicana y un ordenamiento jurídico propio del Estado Social de Derecho. Lo primero establece con claridad la división de poderes, los ámbitos de competencia, los controles recíprocos en orden a que ninguna autoridad de la República se sienta libre de hacer lo que le parezca y abuse de sus atribuciones. Lo segundo, en lo fundamental, opta por el respeto a la dignidad humana –que no es otra cosa que el respeto a los derechos de las personas sin ningún tipo de discriminación-, así como la enunciación de derechos y garantías individuales y sociales y el diseño de un andamiaje institucional complejo y diverso.

            La Constitución Política, hace distinciones que no pueden atropellarse sin poner en riesgo el futuro mismo de la convivencia democrática dentro de un régimen de derecho. La Sala IV, a propósito del Art. 188 C.P. ha establecido que las instituciones autónomas tienen independencia administrativa, mas no de gobierno, ámbito en el que éstas deben atenerse a las leyes dictadas por la Asamblea Legislativa (Voto No 3309-94). No obstante, esta misma resolución explicita cómo, la Corte Suprema, en cambio, conserva el gobierno y la administración de tribunales, funcionarios y empleados de la rama judicial, es decir, conserva un ámbito de independencia mayor, tanto de gobierno como de administración (art. 156 C.P.), que la diferencia del que disfrutan las instituciones autónomas en sentido estricto (188 y 189 C.P.). La lectura de estas dos últimas normas evidencia que se refieren a instituciones autónomas como los bancos y aseguradoras estatales, y las que a futuro cree la Asamblea Legislativa.

            Pero evidentemente el constituyente, de manera directa, quiso tutelar algunos valores fundamentales como la justicia, la salud, la educación superior pública, entre otros, para lo cual creó instituciones con encomiendas específicas y las dotó de autonomías reforzadas, frente al Poder Ejecutivo de turno y frente a la misma Asamblea Legislativa. Estoy convencido que tal es el caso de la Universidad de Costa Rica y de todas los centros de educación superior pública del país. Véase cómo, esta autonomía reforzada se evidencia cuando la Constitución crea “…una institución de cultura –ojo, algo más que de educación- que goza de independencia para el desempeño de sus funciones, y de plena capacidad jurídica para adquirir derechos y contraer obligaciones, así como para darse su organización y gobierno propios…”. Tales atributos y competencias se hacen extensivas a los otros centros de educación superior públicos, y el Estado queda obligado no sólo a otorgarles un patrimonio propio, sino a colaborar en su financiamiento (Art. 84 y 85 C.P.).

            He aquí la importancia trascendental de que el examen de constitucionalidad al que está siendo sometida la Ley No. 9635, “Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas”, no pase atropelladamente por las distinciones y precisiones que hace la Constitución Política. El problema es que esta legislación, con su buque insignia la “Regla Fiscal”, pretende meter a todos los poderes e instituciones, funcionarios y empleados públicos, en una especie de camisa de fuerza, olvidándose de que las vías impuestas siempre tienen sus días contados, y es imposible hacer sostenible a largo plazo medidas que asfixian o ahogan a amplios sectores de la población.

            Esto es así en la medida en que aún para las instituciones autónomas en sentido estricto, como la C.C.S.S. o I.C.E., -para mencionar sólo dos sobre las que ha recaído buena parte de la paz social disfrutada en el país por décadas-, no se les puede imponer, sin más, cómo y con qué recursos van a poder atender servicios de emergencia o extraordinarios, o bien qué régimen de incentivos salariales, o reconocimientos por prohibiciones o dedicaciones exclusivas pueden promoverse. Tampoco es posible que las nuevas reglas para los trabajadores de primer ingreso pasen por alto que existen otros principios constitucionales en materia laboral, que expresamente erigen el principio de igualdad (Art. 57) o el de no-discriminación para ningún sector de los trabajadores (Art. 68).  Mucho menos se puede tratar de esta manera a quienes laboran en otros poderes republicanos o en las universidades, cuyas misiones institucionales, -como la justicia o educación superior-, el constituyente quiso protegerlas de gobiernos y tendencias coyunturales emanadas de otros poderes en ejercicio.

Una democracia raquí-tica

Rosaura Chinchilla-Calderón Abogada y docente universitaria Rosaura.chinchilla@gmail.com

El sueño de la razón produce monstruos (Goya)

Costa Rica se encamina a vivir un aniversario más de la independencia de España y lo hará, muy probablemente, de la misma forma en que recibió la noticia: en un ambiente polarizado, dubitativo y a la espera de mágicos vientos que despejen los cargados nubarrones de un día que ya casi lleva doscientos años, pero que hoy, a diferencia de ayer, amenaza con la inminente furia de su vendaval.

            Polarización. La división no es, ya, entre monárquicos y separatistas; colonialistas y anticolonialistas o republicanos e imperialistas, sino entre “progres” y “ramashecos” o “PAC-lovers” y “FabriPLUSCianos”. Unos —insuflados con las oportunidades y hasta con los privilegios obtenidos gracias al Estado de Bienestar en la Gran Área Metropolitana— tildan, a quienes carecieron de ellas, de ignorantes-retrógrados; niegan la sola posibilidad de contextualizar, en coordenadas supra-individuales, los síntomas o comportamientos percibidos; defienden algunos derechos humanos liberales al tiempo que ridiculizan expresiones de fe y reniegan de los derechos económico-sociales…en fin, traicionan la esperanza y el mandato popular, acrecentando el descontento social. Otros (atrincherados en un dios-creado-a-su-medida) imponen su visión de mundo como la única posible, y le niegan dignidad a amplios segmentos de la población que no se ajusten a la moral que predican (y que no siempre practican). Unos y otros conducen, a este pequeño país, muchas veces a golpe de fake news, hacia el despeñadero.

Desigualdad. Pero el anterior es solo un signo epidérmico o superficial que, sin embargo, oculta la enfermedad terminal que internamente carcome nuestro tejido social: la desigualdad crece y se evidencia ya como desempleo abierto y miseria rampante; la institucionalidad democrática y republicana cae derruida tanto por la avidez como por la corrupción de quienes mueven y enredan los hilos, y pretenden desmantelar cualquier dique normativo que les impida obtener el mayor lucro, para el menor número, durante el mayor tiempo posible.

Debilidad institucional. Así, con procedimientos que han de permanecer fuera de foco, ocultos al escrutinio ciudadano, se hacen pactos, se nombran funcionarios que coopten las instituciones públicas y, desde ahí, cumplan con la consigna de eliminar las normas de protección claves en el diseño del Estado Republicano, Democrático y Social de Derecho de la Segunda República: un sistema de pesos y contrapesos; de división de funciones; de independencia de las instituciones contraloras; de procedimientos y garantías para el adecuado gobierno de la cosa pública; de respeto a la dignidad inmanente a todo ser humano y de protección a la educación, el medio-ambiente y la salud como claves del desarrollo. En ese contexto se legisla y hasta se juzga.

Modernidad. La promesa de la modernidad, del avance de la razón y del humanismo en el mundo, ciertamente explotó durante la II Guerra Mundial frente a la evidencia del Holocausto y la barbarie de la que, como seres humanos, somos capaces. Empero, paradójicamente, fue en los años 40 en donde, en este pequeño territorio, también nació la esperanza de que la solidaridad era posible: de que podíamos vivir sin ejército; nacionalizar la banca y las instituciones energéticas para que el bienestar de todos no dependiera del lucro de unos; universalizar los seguros sociales; extender la gratuidad y cobertura de la educación; confiar en la pureza del sufragio; en la formación y equidad de la judicatura; mantener la Naturaleza y apostar por una convivencia en armonía y tolerancia, respetando nuestra diversidad.

El sueño de la razón. Ese sueño, paulatinamente, se ha ido derrumbando. Parafraseando a Goya: se durmió la razón y nacen los monstruos. El fascismo campea por doquier reivindicando múltiples ropajes: nacionalismos, visiones mágicas y acientíficas del mundo, religiosidad individualista y egoísmos extremos y a Costa Rica la vacuna (formada por aquellos componentes) se le venció. Esta democracia del bicentenario es raquí-tica, de simples formas, por lo demás porosas y débiles, que se están rompiendo ante nuestros ojos. Si nos descuidamos, seremos testigos de su colapso definitivo.

Lucha cívica. Pese a todo “¿quién dijo que todo está perdido?” Todavía tenemos una educación gratuita y generalizada que, pese al modelo de negocios por el que unos apuestan, permite que el hijo del obrero y la hija de la indígena obtengan una profesión u oficio; podemos velar por nuestra salud sin empeñar el patrimonio de las futuras generaciones o vender órganos para ello; seguimos accediendo a las fuentes de agua, de energía y a la infraestructura de comunicaciones a módicos costos; aún tenemos variedad de ecosistemas; todavía hay fiscales, jueces y juezas probos; docentes con mística y personal de salud que responde al juramento hipocrático…aún hay quienes entienden que la dignidad humana, única e indivisible, impide escoger (algunos) derechos humanos (de unos) a conveniencia…en fin, aún hay personas que alimentan su espiritualidad o su ética en las fuentes del Amor, que es servicio, entrega e inclusión.

Porque aún queda “algo”, que es mucho, ¡no podemos seguir impasibles! ¡Interesémonos en el manejo de los asuntos públicos, que son los nuestros! ¡Exijamos procesos públicos, motivados y transparentes en la toma de las decisiones! ¡Usemos los recursos que el Derecho nos da para vigilar, impugnar y hasta sancionar a quienes se desvíen del fin común! ¡Ejerzamos nuestra responsabilidad de educarnos cívicamente, de elegir cuidadosamente, y de organizarnos! ¡Seamos solidarios y tolerantes! No sigamos atrincherados en nuestras cosmovisiones, que nos impiden visualizar la humanidad que hay en el otro. Trascendamos diferencias. Construyamos un proyecto común en que todas las personas quepamos. Sí, sé que no es solo voluntarismo…pero por algo se empieza.

“Hablo de cambiar esta nuestra casa (…) ¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón…” (Fito Páez/Mercedes Sossa).

Alianza por una Vida Digna

Presentación

Vivimos tiempos difíciles en Costa Rica. Amplios sectores a lo largo y ancho del país muestran un malestar creciente y una insatisfacción con las propuestas que dominan las agendas política, económica, cultural y social. Las posibilidades de encuentro, diálogo y entendimiento se debilitan por posiciones intolerantes y excluyentes. Desde hace varias décadas se nos viene imponiendo un modelo de desarrollo y un proyecto de país que, lejos de forjar cohesión y consensos y de buscar el bienestar colectivo, ha fomentado un grave proceso de fragmentación social, cargado de inequidad, con un fuerte deterioro ambiental. Las propuestas dominantes han beneficiado a algunos sectores, pero han afectado la calidad de vida y la dignidad de muchas más personas; el crecimiento económico no ha sido inclusivo.

Pese a la evidencia de la disfuncionalidad social y ecológica de estas propuestas, los sectores económicos, políticos y mediáticos que llevan adelante esta agenda no parecen cesar en su empeño de empujar al país hacia un sendero muy arriesgado que está poniendo en peligro la posibilidad de una convivencia armoniosa entre las personas y entre éstas y el ambiente. La correlación de fuerzas políticas en este momento favorece estas tendencias, y se promueven proyectos e iniciativas que tienden a minar espacios democráticos y nos alejan de una distribución justa de la riqueza, debilitando elementos claves del estado social de derecho y estrujando las posibilidades de forjar una colectividad marcada por el bien común.

Un grupo amplio de organizaciones y personas, de muy diversos sectores, tenemos la convicción de que Costa Rica necesita encontrar nuevos senderos por los cuales transitemos con esperanza y sentido colectivo, en procesos marcados por una amplia participación social, institucional y comunitaria. Senderos que nos permitan soñar y crear escenarios distintos, más inclusivos, y también respetuosos con el ambiente, en los que la prioridad sea el desarrollo de las potencialidades de todas las personas, en un marco de respeto a la diversidad. Por ello hemos decidido integrar la Alianza por una Vida Digna, con la confianza de que entre todas y todos podemos plasmar reflexiones, propuestas, y acciones en procura del bien común. Queremos contribuir a gestar otros mundos posibles.

Este suplemento recoge puntos de vista de cuatro personas sobre algunos temas medulares de la realidad nacional actual. Continuaremos presentando, por diversos medios, otros tópicos en ámbitos variados de la vida nacional, que fomenten reflexión y acción en comunidades, instituciones y colectivos varios. Pretendemos que la Alianza por una Vida Digna sea una fuente de pensamiento diverso y un acicate para la participación democrática alrededor de aspectos esenciales de nuestra convivencia.

Con la idea de impulsar esta Alianza, se realizó el lunes 29 de julio una reunión a la que asistieron cuarenta personas de los sectores comunitario, estudiantil, ambientalista, profesional, educación popular, comunicación popular y alternativa, Buen Vivir, y universitario.

Alberto Rojas Rojas, Andrea Alvarado Vargas, Héctor Ferlini-Salazar, José María Gutiérrez Gutiérrez

Correo-e: alianza.por.una.vida.digna@gmail.com

Surge alianza social para fomentar espacios democráticos

El Semanario Universidad publicó este miércoles 21 de agosto en la edición impresa un conjunto de textos con la firma de la Alianza por una Vida Digna. Puede leerlos aqui:

Suplemento Semanario Universidad

Este agrupamiento señala en su presentación:

Vivimos tiempos difíciles en Costa Rica. Amplios sectores a lo largo y ancho del país muestran un malestar creciente y una insatisfacción con las propuestas que dominan las agendas política, económica, cultural y social. Las posibilidades de encuentro, diálogo y entendimiento se debilitan por posiciones intolerantes y excluyentes.

Le invitamos a terminar de leer la presentación:

Presentación Alianza por una Vida Digna

Uno de los textos incluidos en la edición se titula “Una democracia raquí-tica”, escrito por la abogada y docente Rosaura Chinchilla-Calderón.

Puede leerlo aquí:

Una democracia raquí-tica

El exmagistrado José Manuel Arroyo Gutiérrez aporta en la compilación un análisis que titula “Reforma fiscal a examen de constitucionalidad”. Asimismo, se incluye un artículo periodístico relacionado con un estudio de la UCR sobre el proyecto de empleo público que impulsa el gobierno y otros sectores políticos y económicos. Lea aquí ambos textos:

Reforma fiscal a examen de constitucionalidad

Privatizar las riquezas, socializar las pérdidas

La colección divulgada por el Semanario Universidad y enviada por la Alianza por una Vida Digna se completa con este artículo de la diputada del PLN Paola Valladares Rosado:

La huelga es un derecho humano

SURCOS le invita a propiciar la reflexión y compartir este material generado desde la Alianza por una Vida Digna.

Correo-e: alianza.por.una.vida.digna@gmail.com

Foto alusiva a la participación ciudadana con fines ilustrativos.

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Costa Rica necesita ayuda, las comunidades también

El mundo actual experimenta cambios profundos en el quehacer humano. Hay dos ejes transversales que afectan la vida cotidiana de los pueblos, los cuales han tenido poca atención, me refiero al cambio climático y al aumento veloz de la tecnología.

El primero, está poniendo en evidencia y pasando factura, de lo que ya se conocía mundialmente y en forma amenazante, desde hace más de ciento cincuenta años y que se agudiza en Costa Rica a partir de los años 60´s. Las necesidades de las mayorías, van en aumento por cambio climático y lo están expresando a la sociedad costarricense, con desesperanza.

Por otro lado, la tecnología inserta en el panorama de la discusión social, a un sector inmensamente grande de la población, que desde siempre, había sido objeto receptor de nuestra sociedad. Estas grandes masas, han descubierto su poder y lo están aplicando sobre el esqueleto, en el cual se asientan las estructuras del país, siendo el aspecto político partidista, el objetivo más notorio.

Los partidos políticos no han hecho una lectura correcta del devenir de los tiempos y por tanto, no existen mecanismos ni infraestructura ideológica adecuada para este fenómeno social que se desborda, siendo el objetivo inmediato de combate, el gobierno y los poderes del Estado, los cuales, han mostrado actuaciones deficitarias, que exacerban a la ciudadanía.

Hemos visto como la beligerancia entre los grupos sociales tradicionales y el aparato estatal, todavía no logran acuerdos y la armonía se pierde. Es innegable que se requiere una participación del Pueblo en las decisiones del Estado, más allá de los espacios representativos existentes. Las razones fundamentales se relacionan con: 1) la capacidad de denuncia del pueblo, 2) la afectación negativa de cambio climático, que no ha sido adecuadamente atendida en la cotidianidad del pueblo, 3) el conocimiento ya no es exclusivo de grupos de poder, 4) se respira por doquier los vientos de participación directa del pueblo. Haciendo una lectura social, la democracia participativa directa busca espacio.

Estamos llegando al momento de hacer una propuesta de mecanismos directos de inserción comunitaria en los gobiernos. Mientras esto ocurre, podríamos hacer una contribución al desarrollo, como escenario ex ante, para lo cual propongo:

Un grupo de personas con disciplinas académicas y conocimiento consolidado, que pueda ayudar a los gobiernos a dinamizar sistemas para las necesidades del pueblo, en la zona rural y la ciudad. El grupo deberá tener las características siguientes:

  1. No tendrá ninguna filiación político partidista, ni religiosa.
  2. Ofrecerá trabajo especializado de enfoque comunitario a entidades de los gobiernos, ad honoren. Todo esfuerzo es bienvenido, cada cual dará lo que pueda.

Las personas que sientan esa vocación pueden comunicarse con mi persona, para iniciar el proceso de formación de este foro y si hay una aceptación importante, convocar a una reunión general de definición de la estructura formal. Si le nace participar, favor enviarme la siguiente información:

Nombre, teléfono móvil, correo electrónico, disciplina, área de experiencia, lugar de residencia. Mi correo electrónico es: quesada_rodolfo@yahoo.com Mi teléfono para mensajes únicamente 8705 5822. Yo vivo en Jicaral Lepanto, Región Sur, Península de Nicoya. Mis disciplinas biología marina, acuacultura desarrollo rural con una experiencia comunitaria amplia en zona rural, tengo 65 años.

Rodolfo Quesada Quesada.

 

Imagen con fines ilustrativos.

Enviado a SURCOS por el autor.

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Así trabaja el Movimiento de Ciudadanía que Construye Territorios Seguros

Puerto Viejo, sede del proyecto piloto del Plan Nacional de Transparencia y Rendición de Cuentas

 

Puerto Viejo de Talamanca se ha convertido, junto con Liberia, en uno de los sitios donde se lleva a cabo el proyecto piloto del Área de Transparencia y Rendición de Cuentas de la Fiscalía Adjunta de Probidad, Transparencia y Anticorrupción del Ministerio Público, junto con el movimiento ciudadano de Territorios Seguros.

Al respecto Jesús Gallo Zeledón, presidente de Territorios Seguros de Puerto Viejo-Talamanca, nos manifiesta:

Es muy importante visualizar quiénes somos constitucionalmente, y qué es lo que nos compete a nosotros como dueños de una Costa Rica y como las personas que debemos hacer el cambio en la Costa Rica participativa que queremos que exista. Creo que tenemos que tomar en nuestras manos la responsabilidad y dejar ese paternalismo que hemos tenido durante muchos años de creer que los gobiernos tienen que hacer todo por nosotros y comenzar nosotros con políticas, pero no políticas partidarias, para que no se nos terminen en 4 años (…), sino desde el ámbito ciudadano, para que podamos nosotros estar siempre en una lucha frontal contra todas las situaciones que nos aquejan y que tiene que ser reparadas y nadie mejor que la comunidad para reparar estas situaciones, porque somos los que las vivimos comúnmente”.

 

Si va a visualizar el video en su celular, recomendamos que lo coloque en posición horizontal.

 

Enviado por Carlos Campos.

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Ser joven y la ruta costarricense con las elecciones como crisol

Héctor Ferlini-Salazar

Imágenes de jóvenes recorriendo calles y comunidades costarricenses para llevar el mensaje casa por casa y persona por persona, cuando el país se alista para votar en segunda ronda el 1 de abril inundan las redes digitales. Evidentemente esa no es una muestra de conciencia simple, sino de compromiso, la fase superior de la conciencia. Y es la juventud, gente de menos de cuatro décadas de vida quienes asumieron la tarea creando Coalición Costa Rica y sus agrupaciones en cada localidad; son decenas de grupos en todo el país que suman miles de personas. ¿Es un hecho sin trascendencia o algo pasajero? Creo que no; veamos:

  1. La conformación

Por iniciativa de gente joven, Coalición Costa Rica incluye a personas provenientes de distintas agrupaciones electorales y mucha gente independiente, que confluye en el objetivo de evitar el triunfo de una propuesta de partido-iglesia que pretende gobernar desde los preceptos del movimiento neopentecostal, esto es, desde una visión que habla de “guerra espiritual” contra quienes tienen otras creencias o cosmovisión, que utiliza una supuesta “teología de la prosperidad” para justificar el enriquecimiento de quienes lideran las congregaciones mediante el cobro del diezmo incluso por adelantado y la venta de “milagros”, donde sus líderes se auto-proclaman apóstoles y profetas, y recurren a cultos cargados de fuerza discursiva y notoriedad mediante la tecnología de la información especialmente la televisiva. Al rechazar esta propuesta, la Coalición Costa Rica adhiere la candidatura de Carlos Alvarado Quesada, cuya propuesta se centra en el respeto a los derechos humanos; la inclusión social, económica y cultural; la administración transparente; y especialmente, la idea de un gobierno nacional que incluya a personas de distintas tradiciones o militancia electoral.

  1. Las tareas realizadas

Después del 4 de febrero esta fuerza mayoritariamente joven ha visitado casas y personas, ha llevado el debate respetuoso y los argumentos a cada rincón del país, ha creado espacios digitales, ha impreso y distribuido volantes, ha propuesto estrategias, apoyado a su candidato en presentaciones públicas… y un sin fin de expresiones de la creatividad de que es capaz la gente joven.

  1. La base histórica que puede sustentar la preferencia electoral

Cuando desarrollamos el movimiento ciudadano La CCSS Que Queremos (2011-2014), en una de tantas reuniones comunitarias en todo el país, se puso de pie la recordada Myriam Zamora Solera (QEPD) y con su octogenaria sabiduría y compromiso, esta maestra de la lucha social costarricense dijo: “En Costa Rica tenemos escuelas para aprender a manejar carro o para aprender muchas otras cosas, pero también tenemos una escuela de solidaridad que es la Caja Costarricense de Seguro Social y no debemos dejar que nos la destruyan”. Esas palabras de la querida maestra social nos explican el rechazo que un importante sector del país expresa hacia una propuesta electoral del partido Restauración Nacional, que se basa en lo contrario a la inclusión y la solidaridad y apuesta por favorecer a las personas “elegidas” y las que “no viven en pecado” según su estrecho entendimiento. Este sector del electorado incluye a personas que no son de la dirigencia y que con sinceridad abrazan los postulados de la socialdemocracia y del socialcristianismo. Esa escuela de solidaridad mencionada por doña Myriam, la podemos ampliar a todo el sistema de seguridad social alentado por los movimientos sociales, especialmente de perfil laboral, y que desde el siglo diecinueve y especialmente en la primera parte del veinte dieron aliento a la alianza Mora-Sanabria-Calderón y sus fuerzas que lograron las garantías sociales, y así mismo, dieron la base para su continuidad con la Segunda República de Figueres Ferrer, Rodrigo Facio, Benjamín Núñez y otros pensadores socialdemócratas. A esa “escuela de solidaridad” que es nuestro sistema de seguridad social se suma, -y es parte del mismo entramado-, el modelo educativo costarricense (que con sus limitaciones) es universal. Esta conjunción es la tierra fértil para el trabajo que Coalición Costa Rica y toda persona comprometida hace para asegurar el triunfo electoral. Así, encontramos en esa “escuela de solidaridad” el elemento constructor de una sensibilidad especial del pueblo costarricense que hoy debemos levantar para convertir, -esta coyuntura electoral-, en el cuenco o crisol en el que se podrían fusionar los elementos para un camino costarricense que debemos re-construir.

  1. El nuevo pacto socio-político

Esta coyuntura ha provocado un espacio para el reacomodo político, pues ante la posibilidad de caer en una teocracia teñida además de incapacidad programática, distintas personas y fuerzas se han agrupado de uno y otro lado de las candidaturas presidenciales. Este fenómeno, que incluye a medios de información, representantes de los partidos políticos que formaron parte del bipartidismo, importantes sectores críticos dentro del catolicismo y de las otras iglesias históricas de un lado y el neopentecostalismo de otro, y más expresiones sociales, culturales, empresariales, académicas y políticas, podrían abrir el espacio para el desarrollo de un nuevo pacto socio-político que nos permita pensar la Costa Rica que queremos y acordar un programa para lograrla. Ciertamente para ello, es necesario dejar de lado dogmas, rencores, e intereses mezquinos.

  1. Las tareas del futuro y la permanencia de la Coalición

Uno de los valores principales de la Coalición Costa Rica es que no es un partido político, sino una alianza social con posibilidades de convertirse en movimiento, esto es, contar con objetivos de largo plazo, cohesión en torno a ellos y permanencia. Por ejemplo, ¿no podría esta Coalición impulsar una reforma mediante referendo u otra vía para lograr un mecanismo de elección legislativa que si haga honor a una democracia en su sentido de gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo? Este ejemplo propone abrir la posibilidad de pensar en otras luchas o procesos más allá del 1 de abril.

  1. El sentido de ser joven

Si bien es cierto Coalición Costa Rica tiene la agradable y conveniente marca de las juventudes, también es cierto que probablemente se cuentan por miles las personas que ya no clasificaríamos en ese concepto etario, pero si, como escribí en otro texto, en la propuesta de que ser joven es tener hoy metas nuevas para cumplir mañana. El elemento clave entonces es el compromiso, la fase superior de la conciencia que nos mostró doña Myriam. Y con base en ese compromiso, no importa la edad para asumir la tarea de contribuir en la construcción, o re-construcción, del camino costarricense hacia el respeto pleno a los derechos de todas las personas.

  1. La urgencia de un resultado electoral y el estrechamiento del espacio político

Más allá de concentraciones, encuestas o mediciones de fuerza, el resultado de la segunda vuelta electoral costarricense tiene una connotación política clave: el riesgo de un estrechamiento del espacio político. Igual que como ocurre en las sociedades dominadas por el ejército, con un gobierno basado en principios religiosos o sectarios el espacio político, -es decir, la posibilidad de disentir, proponer públicamente sin peligro de discriminación o condena, de organizarse para promover luchas sociales, y en general, para impulsar propuestas distintas a las del gobierno-, se vería limitado. El solo hecho de que la propuesta neopentecostal gane una elección, enviaría a toda la sociedad el mensaje de que existe por definición y con validación electoral lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, lo aceptable y lo inaceptable. Eso no lo podemos permitir y por ello la abstención no es una opción válida. Por esto, lo expuesto en el punto 3 en torno a la base histórica que puede sustentar la preferencia electoral, resulta clave. Para ejemplificar lo que esto significa, recordemos la idea propuesta desde el Partido Restauración Nacional de que “es necesario restaurar la universidad pública”, o bien, lo dicho por Arnoldo Castillo, representante de esa misma agrupación en entrevista con La Nación el 8 de marzo: » Yo esperaría que no coartemos la libertad cultural, yo esperaría que eso no lo hagamos, que no tengamos que llegar a eso».

  1. La construcción de ciudadanía y la ruta hacia la democracia participativa

La reforma del 2003 al Artículo 9 de la Constitución Política de Costa Rica que establece el “gobierno participativo” es una ruta a seguir. El gobierno participativo, como elemento administrativo, requiere de la construcción de una democracia participativa, esto es, que los distintos sectores aceptemos que ese es el modelo político en el cual deseamos vivir y que debemos construirlo. Lograr la democracia participativa como elemento que rige la sociedad junto al modelo representativo que hace viable el gobierno, implica desarrollar la capacidad de proponer desde la ciudadanía políticas públicas, participar en su ejecución, controlarlas y re-formularlas cuando sea necesario, es decir, desarrollar una cultura de ciudadanía, de compromiso con la comunidad, el cantón, la provincia, el país. Será un reto del movimiento social hacerse presente para impulsar este proceso. Será un reto también para un gobierno de Carlos Alvarado aceptar y promover esto en suma a las alianzas que ha hecho con otras fuerzas políticas.

Como vemos, el papel de esta Coalición Costa Rica no es algo de poca importancia, todo lo contrario, puede tomar mayor fuerza e influencia nacional si logra conservar su autonomía y alcanzar permanencia. Las tareas que vienen son de gran importancia estratégica, especialmente si se toma en cuenta que este proceso electoral ha servido para abrir a la luz pública algo que estaba semioculto a la conciencia: la existencia de un movimiento con alta estructuración y cobertura, basado en una lectura ahistórica de la Biblia, con evidentes móviles financieros y de poder político, que opera con base en la obediencia, y se alimenta de la desigualdad socio-económica y la urgencia de soluciones, reconocimiento y apoyo para la población marginada o que es presa de la injusticia social. En adelante, la vida de quienes lideran estas congregaciones, -ahora expuestas a la luz-, y sus alianzas de oportunidad podría no ser la misma; pero ello depende de que el compromiso del gobierno, de los movimientos sociales y de las personas conscientes se haga presente con base en ese camino que puede surgir de la confluencia de quienes no solo queremos votar y trabajar en contra de, sino, por una Costa Rica transparente, inclusiva y solidaria.

 

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La profunda crisis en la que navegamos

(“Que no se diga que no se dijo…”)

La gente se percibe menos representada y lleva una vida precaria con trabajos cada vez peores. El resultado es una mezcla de enfado, miedo y escapismo. Ya no se fía ni de los mismos hechos. Hay quienes le llaman populismo pero en realidad es descrédito de las instituciones”.

Noam Chomsky

 

Hace años, demasiados, navegamos en una crisis profunda. Tantos que parece que nos hemos acostumbrado a ella. No me refiero al saqueo de las arcas públicas, ni al tráfico de influencias, que están con nosotros desde tiempos inmemoriales, aunque se han hecho más notorios últimamente. Tampoco al anunciado colapso fiscal que es, más bien, una de las consecuencias de aquella.

En realidad, todo eso, y más, es síntoma de una crisis que subyace en el fondo, cuyas causas se hunden en las falencias de nuestra cultura política y cuyas consecuencias se extenderán más allá de los próximos cuatro años. Me refiero a la crisis de la democracia representativa; la que hace más de 40 años fue vislumbrada por Rodolfo Cerdas en términos de una crisis de la democracia liberal. A la que, hace unos 13 años, fue explícitamente advertida por Jorge Vargas Cullel, en términos de un riesgo de colapso democrático por dificultades de eficacia, representación y polarización.

UN TORTUOSO CAMINO HACIA EL ABISMO

Si la representatividad democrática falla, si los gobernantes electos no representan a todos, sino que sólo a la mayoría, una y otra vez; sin rendir cuentas y sin más consecuencia que perder las siguientes elecciones, entonces, el grupo de los inconformes, de los indignados, de los incrédulos, de los que se abstienen, de los excluidos, crece y crece como la espuma, como un mal presagio.

Pero si, peor aún, los presuntos representantes deciden sólo a favor de una pequeña élite, si gobiernan sólo para su pequeño grupo, después de haber prometido lo contrario para alcanzar los votos necesarios, entonces, la democracia representativa se corrompe y el pueblo soberano cae en la apatía y la anomia más evidente y peligrosa. La política misma se convierte en una estafa para los representados, frustración que se torna en furia, la que puede dar lugar a cualquier otro tipo de aberración.

Toda vez que el representante no representa al representado y que éste no puede exigirle que cumpla, el sistema de representación y la democracia electoral, que es su mecanismo, entran en crisis, naufragan en su propia contradicción. La democracia se niega a si misma.

UN TRISTE Y LAMENTABLE EJEMPLO

Tenemos ahora un ejemplo en esta elección, porque, tras el cuento de un gobierno de “unidad nacional”, un grupo de expertos del PLN, del PUSC y hasta del PAC, se aprestan para capitalizar un posible triunfo del PRN, o por lo menos eso quieren creer. Sin hablar de los objetivos, sin un acuerdo público, sin programa que quieran debatir. El partido Restauración parece ahora un cascarón vacío, una franquicia sin dueño que se pone en manos del mejor postor. Sin duda otra falsa promesa, una trampa para oportunistas. Pero, entonces ¿por quién, por qué y para qué votarán sus adeptos? Antes de la elección ya se ha burlado así el sistema de representación, siempre confiando en la ingenuidad del prójimo.

En tales circunstancias, los mercaderes de la publicidad también sucumben, porque sólo logran responder con lemas vacíos, golpes efectistas y encuestas dudosas y fallidas. La política desfallece en brazos del más descarado oportunismo, disfrazado de pragmatismo, en manos de la mercadotecnia y el show mediático.

EL FACTOR PRINCIPAL

En ese sentido, una serie de causas y efectos convergen y se acumulan en forma de espiral, con resultados cada vez más alarmantes. Podemos insistir por ejemplo, para sólo aludirlas, en las ilusiones propias de los procesos electorales que redundan una y otra vez en las mismas decepciones. Podemos señalar la eficacia coyuntural de la demagogia que pareciera pervivir, hasta hoy en día, sin aparente consecuencia. Podemos referir a la complejidad creciente de la gestión pública que dificulta la obtención de logros, o tan siquiera su simple divulgación. Etcétera.

Pero hay un factor central y crítico, en medio de esa tendencia caótica, que se llama partido político. En una democracia representativa, como la

nuestra, los partidos políticos juegan un papel indispensable, ya que son los llamados a cumplir con una serie de funciones clave. Voy a mencionar solamente cuatro, pero hay más.

La principal es la educación política. La política no se puede aprender en las aulas, sólo se la aprende haciéndola, por tanto, a partir de la práctica los partidos tienen que convertir las experiencias de las personas en reflexión y doctrina para mejorar continuamente la acción colectiva y conducir así a que la gente enriquezca su propia cultura. Ejercer el poder con responsabilidad es para esto indispensable. Un pueblo políticamente mal educado y mal informado, ya se sabe, puede elegir de cualquier manera y errar repetidas veces.

El partido debe ser también el mayor elaborador de ideas, es decir, debe proponer estrategias y programas a partir de lo que la gente dice y opina; debe desarrollar la habilidad de plantear problemas y ofrecer soluciones realistas pero ambiciosas. Otra función estratégica sería la generación, captación y selección de líderes. Cada integrante de partido debe actuar con ética, visión, estrategia y método para movilizar a otros hacia metas superiores. Nadie duda, hoy en día, del importante papel del liderazgo en las organizaciones sociales modernas. Por eso es tan importante elegir bien, quien no elige al mejor se traiciona a sí mismo; elegir por conveniencia, con mezquino interés, es la forma más eficaz de defraudar a la democracia. Asimismo, nada más corrupto que aceptar un puesto para el que no se está preparado.

Los partidos debieran ser también los principales fiscalizadores de la acción gubernamental, tanto si ganan las elecciones como si las pierden. Si las ganaron tendrían que ser los primeros en exigir cuentas a sus propios representantes electos popularmente.

Partidos así serían, entonces, organizaciones permanentes, articuladoras de la acción política organizada y de los mejores líderes de nuestra sociedad, serían nuestra principal instancia educativa, nuestra más contundente herramienta civilizadora.

¿DÓNDE ESTÁ EL PILOTO?

Ahora bien ¿han estado nuestros partidos políticos a la altura? Desdichadamente, no. Daniel Oduber dijo, hace muchos años, que el PLN era poco menos que un partido y poco más que una maquinaria electoral. Hacía entonces una profunda autocrítica. Cuando uno lee, hoy en día, que el Directorio político de ese importante e histórico partido considera que su labor terminó el pasado 4 de febrero, confirma que ha quedado reducido a algo menos que una maquinaria electoral; puesto que el proceso electoral ni siquiera ha terminado (tanto que se criticó a Jhonny Araya)

Cuando se lava las manos, como Poncio Pilato, y se inclina por no tomar partido en la presente elección (al decir también del Comité ejecutivo del PUSC) a la vez que llama a sus votantes a votar según su conciencia, se confirma que ya es un cascarón ideológicamente hueco, sin principios que defender, sin responsabilidades que asumir ¿Qué pasaría si todos su votantes asumieran la misma actitud? Esto sin sospechar que esto favorece, por debajo, a uno de los dos contendientes; aunque sin dar la cara, sin jugársela; en apariencia, sin correr riesgos. Pero, si la política no es correr riesgos entonces quién sabe qué será.

En paralelo, un grupo del PUSC declara su adhesión a ese mismo partido que no tiene nada que ver con su programa, ni con su supuesta ideología y trayectoria; al margen y en contra del líder que hace todo lo posible por hacerlo renacer de las cenizas. Asimismo, hace un grupo del PAC, el cual no es otra cosa que otra plataforma electoral (ver el artículo de Carlos Cruz Meléndez, “Ni chicha ni limonada”) porque si no lo fuera esas cosas no pasarían con tanta facilidad; pareciera bastante difícil, para una organización así, sostener una ética sólida. Para mi tengo, y para nadie más, que Carlos Alvarado sólo ha declarado dos tonterías en esta segunda ronda; una es que esto lo tiene sin cuidado. La otra es que las pintas en las iglesias no son de recibo; más allá de lo reprochable que pueda ser su acto ¿cómo no va a ser de recibo que nuestros jóvenes, nuestros hijos, se sientan tan desesperados e indignados? La respuesta de Fabricio al respecto, como se dice en fútbol, es para el olvido; aunque una vez más nos revela el autoritarismo que intenta disimular. Patética la intervención de otro candidato que parece que no ha entendido que lo queremos fuera de las elecciones.

En realidad, el PAC ha usufructado, para bien y para mal, de la cara búsqueda del pueblo costarricense de una tercera alternativa frente al PLUSC (coalición de hecho que ahora intenta gobernar otra vez por interpósita persona, después de un rechazo contundente el pasado febrero) Ya no importa que sea, cada día más evidente, que el candidato del PRN no sabe ni lo que dice; aunque parece haber aprendido muy rápido lo peor de los políticos tradicionales.

Ni qué hablar de otros partidos que se alquilan, que se inventan para obstaculizar a alguien, o que sustentan las ambiciones de una persona o una familia. La crisis de los partidos ha quedado al desnudo con el triunfo de un movimiento religioso que se convierte, a conveniencia, de la noche a la mañana, en una teocracia electoral. Un partido que, como sabemos, no tenía programa para gobernar, no tenía equipo, ni un candidato preparado para ser presidente. Ahora tampoco los tiene, pero hace su mejor esfuerzo por engañarnos al respecto ¿Lo logrará?

Con partidos así, que no educan, que no lideran ni generan liderazgos, que se arman y desarman cada cuatro años, que no generan ideologías ni actúan en consecuencia, las catástrofes de la democracia representativa sólo son cuestión de coyuntura y detonante. De ahí lo que se ha llamado elecciones volátiles y “vuelos de gallina”, entre otros curiosos fenómenos. La pregunta es más bien ¿cómo es que las cosas no están peor?

SÓLO TENEMOS UNA SOLUCIÓN

Esta crisis en la que navegamos sólo tiene una solución, una que es tan honda como sus efectos, tan larga como su formación, tan necesaria como su inevitabilidad: la democracia participativa. A los representados, después de delegar su poder a cuántos se han presentado a engañarlos, no les está quedando más que un remedio: tomar la escena política con su presencia activa. Hubiera sido hermoso poder decirlo con el PAC: no les queda más que el camino de la participación y la acción ciudadana. Pero, en este terreno, más que en ningún otro, su nombre le ha quedado demasiado grande.

El próximo 1 de abril, se abre una gran oportunidad para empezar, porque los votantes de todos los partidos tendrán la oportunidad de votar incluso contra sus propios dirigentes. Sólo uno de los cuáles tomó el toro por los cuernos y se atrevió a firmar un acuerdo público y transparente, bien por Rodolfo Piza. Aunque, ciertamente, es por lo menos extraño todo esto de la “unidad nacional” antes del resultado del 1 de abril, pues huele a truco electoral. Más extraño en el caso del PRN, que se ha convertido en el gran divisor de la familia costarricense pero pretende que le creamos que ha venido a unirnos y a defender la familia.

LA SOLUCIÓN ESTÁ EN NUESTRA CONSTITUCIÓN

Pero no todo está perdido. En el 2003 se abrió una esperanza, una puerta enorme por la que pueden pasar muchas y nuevas soluciones, se reformó el artículo 9 que ahora reza así: “El Gobierno de la República es popular, representativo, participativo, alternativo y responsable (…)” (Así reformado por el artículo único de la ley N° 8364 de 01 de julio de 2003)

A simple vista, parece que la reforma consistió sólo en agregar la palabra “participativo”. Pero es mucho más que eso, porque ningún gobierno puede ser popular sin participación de los gobernados; ninguno puede ser responsable sin tener que rendirles cuenta; ninguno puede ser representativo sin que los ciudadanos puedan intervenir en sus decisiones, incluso sin que puedan removerlo, más allá de elegirlo; ni hay gobiernos que puedan ser alternativos si la participación no genera nuevos liderazgos, cada vez mejores. Esa quinta característica es, por tanto, lo que le da sentido a todas las demás.

¿HACIA DÓNDE VAMOS?

Ahora bien, ¿estamos caminando en esa dirección? A duras penas, tímidamente, con participaciones manipuladas y espurias, demasiado despacio, con retrocesos. Avanzamos, pero todavía sin la cultura y sin las capacidades que tal revolución democrática demanda y, sobre todo, sin partidos que se hayan reformado y reestructurado para responder al gran desafío estratégico, programático y metodológico que implica la democracia participativa. Siete años después de la más importante reforma política de la historia del país, ninguno ha mostrado consecuencia alguna, que sea visible y se pueda evaluar. Esto si que no es de recibo. Como se diría en pachuco: manda…

A veces, me parece que ni siquiera estamos en el punto de partida; que estamos más atrás, ni siquiera en la fase de debate; porque no se puede iniciar el camino de la democracia participativa sino en la fase de diálogo, que implica estar más allá del debate franco y sincero. Pero uno no ve que exista la condición básica, que es la voluntad de dialogar, pues los que gobiernan y dominan son los que ganan en río revuelto y a ellos les conviene que todo siga igual o peor; ya lo había dicho hace años el “Sup”: para el neoliberalismo la crisis es un modus operandi. Los privilegiados no dialogarán mientras tengan otra alternativa. Ni siquiera debaten, si creen que van a ganar.

Encima, el odio y la intolerancia que ha introducido el PRN en esta campaña, al capitalizar, electoralmente, la que ya se venía fraguando contra ese invento diabólico llamado por sus propios gestores “ideología de género”, nos ha puesto ya varios años atrás de ese punto. Desdichadamente, el daño ya está hecho, la confianza se ha perdido, y ahora sólo cabe tratar de mitigarlo. Esto ha sido así porque el odio causa odio, como el fuego causa fuego, aquí y en la China.

EN SUMA

Esta elección no nos sacará de la profunda crisis de la democracia representativa, pero uno de los candidatos sólo la empeoraría, ya que ni siquiera sospecha que existe y su política perversa no puede ser más ajena a esa perspectiva. El otro tal vez nos ayudaría a buscar el camino, porque es el único de los dos que por lo menos comprende el tema y puede crear las condiciones para que volvamos a debatir, aunque sea sólo debatir.

Para mi es obvio que sólo Carlos Alvarado podría ser un interlocutor válido y preparado para discutir este asunto, por lo demás ignorado por todos los medios y sus periodistas. Al otro Alvarado no le interesa, ni siquiera entiende de qué se trata, porque su partido-iglesia ni siquiera es democrático, es teocrático. Hasta ahora, este candidato no ha hecho más que mentir y desdecirse sin pudor alguno, con tal de llegar al poder ejecutivo, porque entiende, como todo político tradicional, que después gobernará según su antojo. Total ¿no es también una enorme mentira que Dios quiera que sus profetas, apóstoles y pastores concentren riqueza y poder en este mundo? Por ejemplo, él dice estar en contra del aborto, pero al mismo tiempo está en contra de la educación sexual, quizá porque no sabe, o se hace el ignorante, que es en los países donde hay mejor educación sexual donde la tasa de abortos es más baja, en buena medida porque se reducen los embarazos indeseados. Entonces, una vez más ¿en qué quedamos, está favor o en contra del aborto? Vaya usted a saber.

Lo que está ocurriendo en estas elecciones es el mejor (peor) ejemplo, o quizá un punto culminante de la crisis de la democracia representativa. El candidato del PRN está donde está no por sus propios seguidores ni por sus propios méritos. No está por esos que pagan el diezmo (impuesto que no paga impuestos y hace crecer el negocio y los bolsillos privados de los vendedores de milagros; para mi, una simple y antiquísima estafa imperial, que se da a vista y paciencia de todo el mundo, contra los más necesitados de atención) sino que está de primero gracias a votantes católicos confundidos por su jerarquía, esa que ya ha sido condenada por nuestro tibio TSE. Esos votantes hicieron que ganara la primera ronda y serían los responsables de que gane la segunda.

Solo que, en tal caso, lograrían así, irónicamente, poner de presidente a su peor enemigo (que no es el estado laico, como bien sabe el Papa Francisco) porque el “neopentecostalismo” que profesa Fabricio, hay que decirlo sin ambages, es todo lo contrario del catolicismo; de hecho, le ha declarado la guerra a lo que considera la idolatría católica, nada menos que a la Virgen de Los Ángeles. Incluso es todo lo contrario del cristianismo, porque la “teología de la prosperidad” se basa en sustraer dinero a los más desamparados, o sea, todo lo contrario del mensaje y la práctica de Jesús de Nazaret y de Francisco de Asís. La revancha de los mercaderes del templo podría consumarse ahora en este país, para escándalo del mundo entero y con el silencio cómplice de nuestra Conferencia Episcopal ¡Qué vergüenza!

Si esto llegara a pasar, veríamos en la silla presidencial al menos representativo de todos los políticos que se presentaron a esta campaña, uno que habría engañado a todos los incautos y oportunistas necesarios para iniciar aquí, nada menos que en Costa Rica, el reino (¿o infierno?) de “Dios” en la tierra, es decir, el reinado de los más recientes falsos profetas, quienes combinan, en su propio beneficio, el poder de la palabra con el poder del dinero; contarían, además, con los impuestos de todos nosotros (ellos que no pagan impuestos) La democracia representativa costarricense conocería, así, su mayor naufragio, tal como se está viendo desde los medios internacionales.

Pero, nadie pierda la esperanza, queda todavía mucho por ver, aún no ha sonado el final del partido; sobre todo, queda por ver qué tan sabio o ingenuo es este pueblo laborioso y sencillo y qué tanto nuestra gente sigue amando los valores solidarios que heredamos de nuestros abuelos, frente a los valores egoístas que hoy reúnen a los nuevos fariseos religiosos con los trasnochados neoliberales fanáticos del mercado, alrededor de un negocio redondo que es solo para unos cuantos, para unos pocos elegidos, precisamente elegidos por ese dios que autoriza el comercio de lo espiritual, mediante el reinado triunfante del dios Dinero.

Entre ellos, puede tenerlo por seguro, no estaríamos ni usted ni yo, ni el pueblo trabajador; en particular, tampoco el más abandonado de todos los tiempos: el que vive fuera de la Gran Área Metropolitana, en este país que presenta unas fronteras y costas con gente cada vez más vulnerada, excluida y desesperada. Costa Rica, costa pobre ¡oh paradoja de paradojas!

 

Hernán Alvarado.

 

Enviado por el autor y compartido con SURCOS por Rogelio Cedeño Castro y Carlos Sáenz.

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Los datos y cálculos electorales… y la conciencia

Héctor Ferlini-Salazar

 

Desde cualquier punto de vista que se mire, el proceso electoral 2018 en Costa Rica ha significado un socollón político. El ascenso de una opción de gobierno con marca religiosa no estaba contemplada. En mi artículo “Cuatro claves para una elección”, publicada en SURCOS el 26 de enero, comenté que los temas de la corrupción y de los derechos humanos habían disparado las candidaturas de Juan Diego Castro y Fabricio Alvarado respectivamente; a la postre este último resultó ganador de la primera vuelta.

Los datos obtenidos, las declaraciones que provienen de representantes de las opciones electorales descartadas para la segunda ronda, y especialmente, el renacimiento de un compromiso ciudadano que se expresa en redes digitales con la creación de múltiples grupos con tono pluralista y en el activismo palpable que busca evitar un gobierno dirigido por una religión altamente conservadora, augura un gane amplio de Carlos Alvarado para otorgar cuatro años nuevos de gobierno al PAC.

Será, muy probablemente (si ese compromiso ciudadano se mantiene y aumenta conforme se acerque el 1 de abril), un triunfo contundente de Carlos Alvarado que enviará al país al menos dos mensajes: a) las opciones fundamentalistas no tienen hoy viabilidad política para llegar al Poder Ejecutivo en Costa Rica, b) las bancadas del PLN y del PUSC tendrán que tener mucho cuidado con las alianzas que hagan con Restauración Nacional en la Asamblea Legislativa si desean renacer como opciones electorales, pues habrá una ciudadanía que ya no estará atada a sus partidos. Tendrán que asumir con responsabilidad los grandes temas como el problema fiscal, el sistema de seguridad social (incluye educación, salud, recreación y otros), la protección de los derechos humanos, el agua, para citar los más apremiantes y que concentran la mirada ciudadana.

¿Pero qué ocurrirá si este compromiso ciudadano que hoy observamos en redes digitales se acaba el 1 de abril? Para responder quiero comentar tres experiencias vividas recientemente en mis constantes actividades en comunidades para trabajar el tema de la construcción de cultura de ciudadanía y democracia participativa. En la Zona Sur, durante un taller en setiembre, un participante dirigente sindical del sector de pequeña agricultura, aprovechó su comentario sobre el tema del encuentro para arremeter contra “la ideología de género y las guías de educación sexual”. En la Zona Norte, en octubre, en otra actividad, una compañera de larga lucha y compromiso con los derechos de las mujeres campesinas habló también contra las guías para promover la afectividad y la sexualidad integral. En Limón, en las semanas finales de 2017, otro participante de las actividades que promuevo en torno al tema de  construcción de cultura de ciudadanía y democracia participativa, dirigente comunal de larga trayectoria y participante de muchas organizaciones comunitarias, igualmente se pronunció en contra de los temas relacionados con la sexualidad. En esas fechas no se conocía el pronunciamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos acerca del matrimonio igualitario. Como vemos, todas son personas comprometidas con su gente y sus comunidades, ninguna tenía una argumentación consistente para sus discursos, pero los asumen plenamente y los defienden a viva voz porque los mensajes difundidos desde fuerzas políticas y medios de persuasión no son inocentes y están diseñados para ser incorporados. El compromiso social no siempre implica conciencia política.

¿Es suficiente entonces si se gana esta elección de Carlos Alvarado? ¿Se rendirán las fuerzas que impulsan esos temas y otras ideas como que el problema del déficit fiscal está en los programas sociales que gastan mucho y no en la evasión, la elusión y un sistema tributario injusto? ¿Qué vendrá después? Como lo propuse en el texto “La fuerza nace desde las comunidades” (2011), la construcción de una fuerza social transformadora que oriente al país por una ruta de justicia social, implica dos ingredientes claves: – Elevar la conciencia del pueblo, esto es, desarrollar un proceso educativo para lograr una clara comprensión de los problemas, sus causas profundas, y las soluciones. – Elevar la calidad organizacional, lo cual implica, más gente participando conscientemente en las organizaciones sociales y comunitarias con ánimo plural, y mejor articulación entre los grupos.

Esta tarea, que es la tarea de construir una sociedad nueva basada en la justicia y el respeto a los derechos de cada persona, no se hace desde las redes digitales que si son útiles como medios de difusión, pero la construcción de conciencia política implica un cara a cara, una comunicación directa para palpar la realidad de cada comunidad y de cada persona, desentrañar ideas, percepciones y vibraciones para comprender por qué una persona acepta y divulga determinadas ideas y estar en capacidad de construir una respuesta inteligente a partir de la credibilidad que provee la cercanía humana. Esas ideas, percepciones y vibraciones solo se comprenden en la vivencia concreta, no por la vía digital, y en esa vivencia concreta, se descubre los elementos que pueden generar rupturas culturales y construir, primero, conciencia social, y luego, conciencia política, es decir, reconocimiento del rol o papel que se tiene en la dinámica de poder y definir si se desea seguir con ese papel o se quiere transformar en unión con las personas cercanas. Por eso la fuerza nace desde las comunidades. No hay que ver esta frase con dramatismo y argumentar que “no tengo tiempo”, pues todas las personas tenemos una o varias comunidades: habitacional, laboral, familiar, deportiva, artística, estudiantil… donde podemos sembrar con inteligencia la semilla de la conciencia y cuidar que germine y se multiplique.

Hay que ganar esta elección porque se reconoce la calidad del candidato, porque se siente identificación con el programa, o porque se quiere evitar el triunfo del fundamentalismo religioso, pero luego la tarea sigue… desde las comunidades.

 

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Junta de Salud de Montes de Oca presentó Informe Final de Labores periodo 2014-2015

Los miembros de la Junta de Salud de Montes Oca, realizaron el pasado jueves 10 de diciembre del 2015 en las instalaciones del ICER (Instituto Costarricense de Enseñanza Radiofónica) la rendición de cuentas del período 2014-2015. La misma se llevó a cabo 50 metros Norte de la Escuela de Lourdes, San Pedro de Montes de Oca.

Fundamentados en la participación ciudadana fue que los miembros de la junta invitaron a la población a ser partícipe de la presentación del Informe Final de las Labores del periodo 2014-2015, durante el cual se procuró el desarrollo local y la democracia participativa, por medio de la integración de la comunidad al quehacer político, fundamentada en mecanismos que hacen que la población tenga acceso a las decisiones gubernamentales de manera independiente, sin necesidad de formar parte de la administración pública o de un partido político y la participación social que es el proceso de interacción, negociación y concertación, que se establece entre la población, las organizaciones y la Caja Costarricense del Seguro Social; esto mediante acciones de organización, contribución y toma de decisiones para la construcción de la salud general.

*Para mayor información comuníquese al correo: juntasaludmontesdeoca@gmail.com o al sitio web: http://juntasaludmontesdeoca.blogspot.com/

 

*Imagen tomada de Junta de Salud de Montes de Oca-Página

Enviado a SURCOS Digital por Junta de Salud de Montes de Oca.

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