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Etiqueta: fe

Encuesta: Percepción de la población costarricense sobre valores y prácticas religiosas 2024

Este es un esfuerzo académico de la Comunidad Epistémica de Estudios Socioreligiosos integrada por personas académicas de la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión y el Instituto de Estudios de Población (IDESPO) de la UNA; la Escuela de Sociología, la Escuela de Psicología y la Escuela de Estudios Generales de la UCR y del CIDE. Fue producida y financiada por la Escuela Ecuménica y organizada y ejecutada por el IDESPO.

Resumen

Percepción de la población costarricense sobre valores y prácticas religiosas, 2024

La encuesta “Percepción de la población costarricense sobre valores y prácticas religiosas, 2024”. Este estudio, realizado entre el 18 y el 31 de octubre de 2024 realizó por vía telefónica a una muestra de 1,302 personas mayores de 18 años en todo el territorio nacional, cuenta con un margen de error de ±2.8% y un nivel de confianza del 95%. El propósito del estudio es ofrecer una mirada actualizada sobre las creencias, prácticas y valores religiosos en Costa Rica.

Entre sus principales resultados se destaca que la mayoría de las personas encuestadas (96%) cree en Dios, una deidad o una fuerza superior. De ellas, el 50% se identifica como católica, el 31% como evangélica y el 16% como creyente sin afiliación a una religión específica. Aunque el 73% de la población fue criada en la religión católica, solo el 67% mantiene esta afiliación en la actualidad, mientras que un 16% se ha convertido al cristianismo evangélico y un 14% se considera creyente sin religión.

En cuanto a la participación en actividades religiosas, el 34% de las personas católicas asiste a misa semanalmente, mientras que el 48% de las personas evangélicas participa en cultos cada semana. Las prácticas religiosas más comunes incluyen la oración personal (75%) y la lectura de la Biblia (31%). Por otro lado, actividades como visitar curanderos o leer el tarot son poco frecuentes, con un 97% y 95% de las personas encuestadas indicando que nunca las realizan.

En el ámbito de los valores, el 85% de las personas encuestadas está de acuerdo con que las vacunas hacen la vida más saludable, mientras que el 71% considera que las redes sociales provocan pérdida de valores. Además, el 73% opina que hoy en día se depende demasiado de la ciencia y poco de la fe.

En el ámbito político, el 56% de las personas encuestadas cree que el Estado debe ser laico y no guiarse por creencias religiosas. Además, el 90% rechaza votar por un político corrupto, incluso si comparte su religión, y el 76% prefiere votar por políticos honestos, aunque no tengan afiliación religiosa.

Finalmente, el 80% de las personas encuestadas apoya la enseñanza de religión en escuelas y colegios públicos, y el 63% considera que esta educación debe incluir diversas creencias, tanto cristianas como no cristianas.

Le invitamos a descargar y compartir el PDF con el informe de la encuesta.

En la imagen se aprecia a algunas personas del equipo académico de la Comunidad Epistémica de Estudios Socioreligiosos.

Onvrez de fe y el derecho a decidir o de cómo la psicosis se disfraza de neurosis política

Escrito por Roberto Acuña

Inicialmente, pensaba utilizar el sustantivo Hombre, en mayúscula, porque de esta forma se representan, en sus cabezas, aquellos preocupados por la calidad vital del mundo, la reproducción del H. sapiens y, ciertamente, el mantenimiento de las costumbres más valiosas para la sociedad… patriarcal. Tal vez así, cediéndoles ese tratamiento artificioso, quienes se sintieran Hombres podrían siquiera entender que este artículo intenta entablar una conversación con ellos. Sin embargo, probablemente, del titular no pasen, así que, utilizaré esa categoría que los movimientos feministas han elaborado para referirse a ese colectivo abstracto, con límites difusos y a veces con alcance universal, es decir, la de onvre. Esta categoría, cuya intención es desvelar/satirizar la realidad del mundo imaginario que los contingentes de alfas y omegas han ideado para sí mismos, y han plasmado en las Leyes y las Culturas, no es para nada gratuita. Desde este entendido, en todos los estratos institucionales y en todas las estructuras de poder hay onvrez, redes de onvrez, incapaces de ceder a la construcción imaginaria y material que les ha asegurado, históricamente, el poder y la reproducción de sus delusiones.

Ahora bien, no es mi intención aquí profundizar en la tipología de masculinidades y, por ende, por asociación, en los significantes masculinos asociados, generalmente, a los hombres en su pluralidad, porque primero (1) la categoría de ‘hombre’ en la actualidad presenta muchas encarnaciones que no se pueden reducir a un sujeto con pene y (2) el ‘ser hombre’ es por sí mismo una abstracción del poder que en la práctica puede revertirse o potenciarse. Así, mi interés es hablar de un perfil peligroso de Hombre que ha ido tomando fuerza geopolíticamente en las Américas, y, donde Costa Rica, por más excepcionalista que sea, no es una excepción: el onvre de fe. Esto enmarcado, también, en un debate que, si por la víspera se saca el día, los partidos neopentecostales y fundamentalistas utilizarán para ganar almas y votos en las próximas elecciones nacionales: la iniciativa popular del aborto legal, seguro y gratuito.

Los onvrez de fe, criados Hombres, y consolidados como tales por su hegemonía totalizante, son aquellos que presentan las siguientes características agentivas: (1) instrumentalizan las creencias de las personas para inmiscuir sus ideales eugenésicos y biopolíticos; (2) creen oportunistamente en el modelo tradicional de la familia, donde la mujer es una incubadora y reproductora de la simiente, y el Hombre es un baluarte de la sostenibilidad institucional; (3) vehiculizan la palabra del Dios Padre y la interpretan según una hermenéutica que favorezca la multiplicación del capital material y simbólico adueñado, naturalmente, por quien porta pene y tiene el “don” seminal de las gentes; (4) encubren, perspicazmente, delitos y corrupciones de sus redes espirituales porque, a la larga, no son tan espirituales ni tan perspicaces, más bien cínicos y fascistas; y  (5), aunque se podrían enumerar tantas características como falacias en sus discursos y acciones, tienen como objetivo, estratégico y final, asegurar, por todos los medios y niveles, que el útero continúe siendo un lugar donde la Iglesia y el Estado, compenetrados, tengan la última palabra, es decir, la prohibición.

El onvre de fe concibe el género como una ideología postmodernista —para él esto es de calidad risible, pues no puede dimensionar el desplazamiento del Hombre como molde de toda la estructura existencial— organizada por ‘feminazis’; o, en sus propios términos burlescos, porque de discusiones argumentativas y horizontales no conoce, pues solo utiliza la invectiva y la parodia misógina para elucubrar, como una invención de las agendas LGBT y ‘comunistas’ para asegurar la no reproducción de hombrecitos y mujercitas para sus proyectos tradicionales. Esta es la concepción más sofisticada. Sin embargo, concepciones hay muchas, y no necesariamente son planificadas y estructuradas, otras son discretas, mentales e inerciales, histórica y culturalmente; tal como, por ejemplo, el onvre que en redes sociales afirma que el aborto no es un derecho y que quienes promueven tal abominación son grupos de ‘aborteras’, o también quien afirma, vehementemente, que ojalá que Dios reprenda al Diablo, quien posiciona estos temas. Por su parte, no debemos olvidar que la jerarquía de los onvrez opera a partir de la dominación y la subordinación de otros onvrez, incapaces de vislumbrar las tácticas de dominación de las cuales son operarios pero al mismo tiempo víctimas. Probablemente, estos últimos sean onvrez de fe que suscriben las características anteriormente prescritas, pero: ¿por qué los onvrez de fe se resisten a perder o favorecer la pérdida del poder sobre la capacidad reproductiva de las mujeres o los cuerpos con útero?

Ciertamente, y esto ha sido formalmente estudiado e investigado por las investigadoras feministas[1], el Onvre ha construido históricamente en el útero un sistema biopolítico y eugenésico para la reproducción de la simiente y el derecho del Padre sobre su descendencia; y esto último no se agota en temas de paternidad o corresponsabilidad paterna, sino, más bien, atraviesa el patrimonio y el poder en las comunidades humanas, principalmente aquellas confesas y clericales. Paralelamente, sobre estas estructuras, también, ha arreglado un conjunto de códigos morales para asegurar que las costumbres también recaigan sobre el útero de las mujeres y los cuerpos matriciales; de manera que, toda mujer o persona gestante que quiera ejercer poder en su propio cuerpo para decidir sobre su vida sea atrapada en un acto contra la moral, las buenas costumbres y, ciertamente, contra el Estado y la familia. Para el Onvre, el derecho del esperma se antepone ante la valoración de la vida de las mujeres y quienes tengan matriz, no es casualidad que un feto, signo victorioso de la fecundación del esperma sobre ese territorio político que es el óvulo, sea tan importante para los grupos pro-aborto clandestino, potencialmente pro-femicidas y fascistas.

En este marco, los Onvrez han hecho de una psicosis política, actual e históricamente, una política y discusión de Estado. Desean, obsesivamente, que entendamos esa psicosis como una neurosis por el bienestar anímico de la ciudadanía (que en realidad es el bienestar patrimonial de los Hombres); se devanan los sesos pensando cómo comunicar evasivamente esa finalidad de sus palabras y acciones: inventan artificios discursivos, partidos políticos, canciones, oraciones, datos estadísticos, marchas, películas, muñecos, performances, publicaciones en redes sociales, anuncios, y hasta son capaces de representar una intermediación divina, gradualmente heredera del absolutismo monárquico, de los intereses de ese Dios tan lejano y egoísta que hasta ellos mismos burlan. Ciertamente, los onvrez son peligrosos, pero al mismo tiempo son muy evidentes en sus construcciones imaginarias; su único interés es asegurarse poder político y económico, de la forma más efectiva e incandescente: manipulando la fe de las personas.

En ellos, la psicosis de la realidad y su apalabramiento está motivada en estructuras institucionales y mentales que permean y movilizan a muchas personas. Los onvrez de fe son potenciales promotores de máximas coloniales; no es casualidad que quienes sean pro-aborto clandestino también tengan una agenda muy delimitada en cuanto a las discusiones étnicas o en relación con la realidad etnodemográfica de las tasas de natalidad y adopción en Costa Rica. No es el interés de los onvrez el bienestar superior de la niñez ni su cuidado, es en cambio la extensión de sus paradojas institucionales y de la concepción del Estado como un Padre que cobija a quien lo merezca por obediencia y alineación. El Estado hermanado, ciertamente, de los intereses corporativos y transnacionales: ahora, ya no importa el desempleo o el hambre, la realización de las personas y su futuro, lo que interesa es estratificar bien a las personas, darles un valor y estatus según su procedencia y nivel de adherencia a sus lugares en la pirámide social. El Estado de los Onvrez es un enigma que solo se fragua con la globalización, la transnacionalización y la adueñación de la vida y el cuerpo de las personas, pero también de la dominación de sus creencias y sus espiritualidades.

En fin, los onvrez de fe seguirán consolidando redes de estrategia, formación y producción política. Asegurarán bases que resuenen y repitan memorísticamente ideologías psicóticas con dosis de neurosis política para evidenciar una preocupación que nunca ha sido auténtica ni real: el bienestar social. La única y siempre presente majadería es la manutención del poder sobre el cuerpo de las mujeres, los cuerpos con úteros, y de toda aquella persona que represente una afrenta contra el fundamentalismo neopentecostal, pero también cristiano. Todos los onvrez son antiderechos, pero no todos los antiderechos son onvrez: también hay mujeres y hombres que desde sus disidencias no aportan a los debates feministas ni tampoco favorecen atmósferas de movilización.

Para aquellos hombres que quieran renunciar y desligarse de estas prácticas, o personas con significantes masculinos, a continuación, una posible orientación para navegar estos tiempos venideros:

  • Investigue de teoría feminista de calidad, es decir, toda aquella que se desprenda de las vivencias de quienes producen desde ese lugar. Lea, pero también escuche y tome nota.
  • Infórmese sobre colectivas que tengan por consigna los derechos de las mujeres. Informarse pasa por un proceso de concientización, no es algo aislado, debe encontrar motivación para empatizar y entender. Por ejemplo, puede leer contenido de Aborto Legal Costa Rica (@abortolegalcostarica) en Facebook, y firmar la iniciativa popular para que sea proyecto de ley en la Asamblea Legislativa.
  • Concientice a sus redes más próximas, de iguales, sobre la importancia de priorizar políticamente el derecho a decidir.
  • No emita comentarios o críticas que desplacen o deslegitimen la vivencia de quienes tienen útero ni sus luchas, por más informado o consciente que sea usted de la situación, desde su lugar de privilegio.
  • Comprenda que el aborto es un tema que pasa por el cuerpo de las mujeres y de quienes tengan útero; si usted no tiene útero, por tanto, no tiene autoridad para establecer el hacer, el pensar, el saber o el vivir de quienes sí lo tienen; dicho esto, su tarea es respaldar en calidad ciudadana una lucha civil por un derecho humano.
  • ¡Renuncie a sus privilegios!

Bien podríamos decir, en tono beauvoriano: “No se nace onvre, se deviene”, y, de tal forma, se debe evitar. Una amiga transfeminista, segura de su pensamiento, al mostrarle este escrito me dijo que, a pesar de que el uso de la categoría onvre le da un giro a la forma en la que los hombres han desplazado, nombrado y desnombrado a las feministas y sus luchas desde la mismidad, es importante no utilizarla en sustitución de la categoría de hombre, pues su consecuencia sería naturalizar esencialmente un destino biológico y político que, de por sí, en la actualidad, está cada vez más en crisis por las demandas y las exigencias que los sectores feministas hacen al contingente de hombres. En todo caso, la pregunta siempre es la misma: ¿cómo construir una forma de ser y vivir con cuerpo sexuado masculino que renuncie a los privilegios históricos de su constitución cultural y jurídica?

[1] Léase fundamentalmente a Gayle Rubin, Gerda Lerner, Mithu Sanyal, Kate Millet, Rita Segato, entre otras.  

Imagen: https://malvestida.com/2020/08/onvre-significado-que-es/

Curso: Dios y la espiritualidad ante los hallazgos arqueológicos bíblicos

Curso breve del CEDI

 

Según CEDI, estamos acostumbrados a leer la Biblia como una historia secuencial de grandes acontecimientos: los Patriarcas, Bajada a Egipto y Éxodo, Alianza en el desierto, Conquista de la tierra prometida… La arqueología científica de los últimos treinta años, no ha encontrado pruebas arqueológicas de varios de estos hechos. El horizonte histórico real, el tiempo y la geografía en que la Biblia se mueve, realmente se reducen, resultan más recientes de lo que se pensaba.

Aunque en este contexto el valor de su mensaje ético y religioso resulta más impresionante, ¿cómo leerlo en adelante? Se trata de una pregunta no sólo importante para el cristianismo como religión, sino también para el pueblo de Israel, como lo han mostrado destacados intelectuales israelíes contemporáneos.

Es por esto que el Equipo CEDI estará realizando el curso breve: “Dios y la espiritualidad ante los hallazgos arqueológicos bíblicos”, con el profesor José María Vigil.

En la actividad se tratarán los siguientes temas:

  1. En el marco de los conflictos entre la Fe y la Ciencia.
  2. Hallazgos arqueológicos sobre la religiosidad humana
  3. Hallazgos arqueologicos sobre la Biblia
  4. También Yavé bajo la lupa arqueológica
  5. Dios: ¿y teísmo?
  6. Espiritualidad: ¿y religion?
  7. Conclusiones: desafíos, pistas, recomendaciones…

 

Costo del curso: 10 mil colones

CEDI: Los Ángeles, San Rafael de Heredia. Teléfono: 2267 6008

*Nota:

Las personas interesadas en contar anticipadamente con referencias a algunos materiales del expositor y de otros autores relacionados, por favor solicitarlo al correo: contactenos@cedi.cr

 

Imagen con fines ilustrativos tomada de dezpierta.es

Enviado a SURCOS Digital por Amigos CEDI.

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Sanabria, Romero, Bergoglio

Arnoldo Mora

Arnoldo Mora
Arnoldo Mora

Desde 1980 la Semana Santa reviste en Nuestra América un significado particular que ahora, entre otras causas, gracias al Papa Francisco adquiere resonancia planetaria. Un 24 de Marzo de 1980 fue asesinado por militares, armados y entrenados por el gobierno de los Estados Unidos, el Arzobispo de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero, mientras celebraba misa a las 5 de la tarde, hora en que, 20 siglos atrás, murió Jesucristo. Monseñor Romero ha llegado a ser en la actualidad el centroamericano más conocido y venerado en el mundo entero. Su vida, su palabra y, sobre todo, su martirio, se han convertido en el paradigma de la fe llevada hasta sus últimas consecuencias. Como él mismo lo dijera: ” Si me matan resucitaré en mi pueblo”. Sus proféticas palabras se han hecho realidad más pronto de lo que sus perseguidores, dentro y fuera de la jerarquía católica, temieron. En efecto, desde hace dos años fue elegido papa, en histórico cónclave, Jorge Bergoglio, jesuita y arzobispo de Buenos Aires. Contrario a sus antecesores inmediatos, el Papa Francisco es un confeso admirador de Monseñor Romero.

Por eso no nos ha de extrañar que, enfrentando a la obstinada oposición de la burocracia vaticana y de no pocos jerarcas y movimientos religiosos de tendencia conservadora, el actual pontífice haya decidido beatificar el próximo 23 de Mayo a Oscar Arnulfo Romero, declarando que, para hacerlo y a tenor de lo dispuesto por el derecho canónico, no es necesario verificar que a Monseñor Romero se le haya atribuido un milagro bajo su intercesión, sino que la declaratoria de “beato”, paso previo a su canonización (declararlo ”santo” y objeto de veneración universal y oficial) se debe a su muerte martirial. Lo cual es particularmente significativo, pues sus reaccionarios “cohermanos” (¿?) y sus adversarios políticos, han alegado que la sangrienta muerte de Monseñor Romero se debió a su militancia dentro de las filas de la oposición política de izquierda y no a consecuencia de su fidelidad al mensaje de Cristo. Al igual que Jesús en su época, Oscar Arnulfo Romero es, como dice el Evangelio, “piedra de escándalo”. Porque su fe no fue solo de palabras, sino la expresión práctica de convicciones que provienen de una dramática conversión, que lo hicieron asumir la defensa inclaudicable de los oprimidos. Romero se convirtió, gracias a sus homilías trasmitidas a todo el Continente, en un grito liberador, que superó el terror impuesto por el despótico régimen sostenido por la oligarquía criolla y el Imperio. No otra cosa han hecho quienes profesan la teología latinoamericana de la liberación.

No otra cosa hizo el más connotado líder religioso de Costa Rica, otro Arzobispo. Monseñor Víctor M. Sanabria hizo un pacto con el Secretario General del Partido Comunista, D. Manuel Mora, con el fin de promover la más importante reforma social de nuestra historia, junto al Dr. Calderón Guardia. Para justificar su actuación, Monseñor Sanabria dijo en su célebre alocucíón al clero (1945): “Se acusa a la Iglesia de ser de izquierda. Pero la Iglesia no es de derecha ni de izquierda. ¡Sursum! (hacia arriba). La Iglesia siempre ha estado con la justicia. Pero como la mayoría de las veces la justicia está del lado de los pobres, la mayoría de las veces la Iglesia está con los pobres”. Romero ayer, en el insurrecto El Salvador de hace 35 años, y Bergoglio en la Roma de hoy, siguen los pasos de nuestro Sanabria. Por eso ahora se debe emprender la causa de beatificación de Monseñor Sanabria.

 

Enviado a SURCOS Digital por el autor.

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