Skip to main content

Etiqueta: Icomvis-UNA

Mortalidad y atropellos diezman la vida silvestre en el país

Monos son los más afectados: sufren serias lesiones en sus extremidades, o daños internos que los llevan a la muerte, crías quedan huérfanas en carretera.

Año a año, mueren decenas de ranas, aves, monos y otros anfibios, reptiles y mamíferos que fracasan en su lucha por buscar alimento o refugio para ellos y sus crías, pues son electrocutados o atropellados en carretera.

Durante años, el Instituto Internacional de Conservación y Manejo de Vida Silvestre de la Universidad Nacional (Icomvis-UNA), realizó investigaciones en torno a las muertes en carretera, la mayor mortalidad de acuerdo con Joel Sáenz, director del Instituto Internacional de Conservación y Manejo de Vida Silvestre (Icomvis-UNA), se produce en reptiles, aves y mamíferos como los monos y las martillas. “Muchas otras especies no mueren en el camino, pero quedan con serias quemaduras o extremidades rotas que les provocan una agonía dolorosa”.

En enero pasado, se logró la firma por parte del Gobierno de la República, del decreto que permite disminuir el impacto del tendido eléctrico en la fauna silvestre. “Esto es algo muy positivo porque al año mueren cientos de animales o quedan en malas condiciones por causa de una electrocución. Este es un tema en el que el Icomvis trabajó y dio asesoría técnica científica para lograr avances en este sentido”. El decreto dicta que es deber de las empresas implementar todas las acciones necesarias para prevenir la fragmentación de los ecosistemas por la red eléctrica, y para nuevos tendidos, realizar la valoración técnica, ambiental y económica, con el fin de prevenir la pérdida de conectividad y biodiversidad, valorando el uso de líneas de tipo subterráneo, cambios en los trazados o aislamiento completo de la red de distribución.

Llamado

Este 3 de marzo, Día Mundial de la Vida Silvestre, el Icomvis-UNA hizo un llamado para que usted, desde su casa, sea parte de la solución: si tiene árboles en su propiedad mantenga las ramas lejos del tendido eléctrico; reporte al 1192 las electrocuciones con la dirección exacta, incluso si el animal ha muerto o si ya no se encuentra en el sitio; y si observa sitios donde en reiteradas ocasiones hay animales lastimados por electrocución, solicite a la compañía eléctrica que aísle los cables y transformadores.

Según Sáenz, el Icomvis también participó con su criterio técnico científico en la normativa que se impulsa desde la Asamblea Legislativa para la creación de los pasos de fauna. Ranas, serpientes, monos y aves son víctimas diarias de atropellos en carretera. Con esta iniciativa, todas las obras de infraestructura deben considerar la conectividad. “Esto no elimina las muertes, pero las disminuye; esperamos que este decreto salga este mismo año”.

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica

Avances y retrocesos: el ir y venir de la conservación en el país

El último año estuvo marcado por mejoras para la conservación de la biodiversidad y grandes retos para el sector forestal.

Por años, Costa Rica se ha posicionado como un país líder en materia ambiental. La exuberancia de sus bosques, el acceso a las áreas protegidas y el resguardo a la vida silvestre, han sido, entre otros, piezas fundamentales para la atracción de turismo, su principal fuente de divisas.

El año anterior, según Joel Sáenz, director del Instituto Internacional de Conservación y Manejo de Vida Silvestre de la Universidad Nacional (Icomvis-UNA), se dieron dos hechos relevantes en cuanto a protección hacia la vida silvestre. El primero está relacionado con la capacidad de turistas que visitan el Parque Nacional Manuel Antonio, y el segundo es un cambio en la legislación para disminuir el impacto del tendido eléctrico en la fauna.

“De manera antojadiza, el Gobierno quiso echar abajo un decreto que determina la capacidad de carga del parque, e incluso que se debe cerrar un día a la semana. Este se hizo a principios de los 90 con el apoyo técnico de los investigadores del Instituto. Ahora las colegas Grace Wong y Laura Porras tuvieron que acudir a la Asamblea Legislativa, e incluso a una reunión con el ministro de Ambiente para exponer los estudios que se han realizado por décadas y que justifican la protección a la vida silvestre por encima de los intereses monetarios.”

Según Sáenz, este seguimiento dio frutos, ya que se logró revertir la medida de aumento de visitantes, aunque no acorde con el decreto existente, y se generaron espacios de consulta por parte del Ministerio de Ambiente con el objetivo de conocer en detalle las investigaciones y procurar medidas de mitigación al impacto de los visitantes en los hábitos de algunas especies como monos y mapaches, entre otras.

Las carreteras y la red eléctrica a lo largo y ancho del territorio nacional han sido fuente para el desarrollo del país; sin embargo, también representan una amenaza para la vida silvestre. Año a año, mueren decenas de ranas, aves, monos y otros anfibios, reptiles y mamíferos que fracasan en su lucha por buscar alimento o refugio para ellos y sus crías, pues mueren electrocutados o atropellados en carretera.

En diciembre pasado, se firmó, por parte del Gobierno, el decreto que permite disminuir el impacto del tendido eléctrico en la fauna silvestre. “Esto es algo muy positivo porque al año mueren cientos de animales o quedan en malas condiciones por causa de una electrocución. Este es un tema en el que el Icomvis trabajó y brindó asesoría técnica científica para lograr avances en este sentido.” El decreto dicta que es deber de las empresas implementar todas las acciones necesarias para prevenir la fragmentación de los ecosistemas por la red eléctrica, y para nuevos tendidos, realizar la valoración técnica, ambiental y económica, con el fin de prevenir la pérdida de conectividad y biodiversidad, valorando el uso de líneas de tipo subterráneo, cambios en los trazados o aislamiento completo de la red de distribución.

Según Sáenz, el Icomvis también participó con su criterio técnico científico en la normativa que se impulsa desde la Asamblea Legislativa para la creación de los pasos de fauna. Ranas, serpientes, monos y aves son víctimas diarias de atropellos en carretera. Con esta iniciativa, todas las obras de infraestructura deben considerar la conectividad. “Esto no elimina las muertes, pero las disminuye; esperamos que este decreto salga este mismo año.”

Melissa Blandón, directora de la Escuela de Ciencias Ambientales (Edeca-UNA), destacó que el año pasado también se atendió un mayor número de consultas técnicas de diferentes instituciones como los ministerios de Ambiente, Salud y la Asamblea Legislativa sobre cambio climático y recurso hídrico, bioeconomía y producción sostenible, entre otros.

Sector olvidado

El sector forestal en Costa Rica ha experimentado una disminución en la participación de la actividad, especialmente en reforestación, con una tendencia negativa en los últimos 5 a 7 años. A pesar de la necesidad de reforestar alrededor de 5,000 hectáreas anuales, solo se reforestan aproximadamente el 15% de esa cantidad, lo que ha llevado a un desequilibrio comercial y la necesidad de importar madera.

Según Víctor Meza, investigador del Instituto de Investigación y Servicios Forestales de la Universidad Nacional (Inisefor-UNA), existen distintos factores para esa disminución. “Incluye la falta de incentivos gubernamentales, la percepción de que la actividad no es rentable y el desinterés en el manejo forestal sostenible. La política que ha habido en los últimos años es la de restringir el manejo forestal priorizando el tema de la conservación, pero a nivel internacional este es una alternativa para mitigar el cambio climático.”

A pesar de que se han presentado iniciativas y propuestas positivas de distintos sectores, la falta de consenso y la toma de decisiones centralizada han impedido la implementación de soluciones efectivas para un enfoque integral. Prueba de ello es la falta de un Plan Nacional de Desarrollo Forestal, donde se marque una ruta para valorizar los servicios ambientales asociados a la reforestación.

“No se le está reconociendo a quien realmente hace la conservación, que es el dueño, entonces no es rentable ni realmente atractivo para los productores. Tampoco es atractivo para quienes tienen bosque dentro de una reserva, por ejemplo, porque hay restricciones en el uso de tierra como si fueran patrimonio del Estado. Es gente que vive en la línea de pobreza y serán pobres toda la vida porque se les limita el uso de esa tierra. El tema de la conservación como tal no genera un valor real para el propietario; son otros sectores los que están recibiendo los réditos de esa conservación, como es el caso del turismo, por ejemplo,” destacó Meza

El investigador también destaca que la falta de reforestación genera presión sobre el recurso forestal. “Deforestar es hacer un cambio en el uso del suelo, talar un bosque y poner una plantación de piña. Se hace, pero tal vez es menos evidente; lo que sí ocurre es la tala ilegal. El 90% de las denuncias ambientales tienen que ver con este tema. Pero, por ejemplo, si se quiere cortar un árbol enfermo dentro de un área de protección; se hace de forma ilegal porque no hay un incentivo para hacerlo legalmente. Es tanta la tramitología y tan distinta en cada región del país, que se hace de manera ilegal”.

Para más información:
Oficina de Comunicación

Universidad Nacional, Costa Rica

Intrusos: ¿quién invade a quién?

En la década de los 80, el Instituto Internacional de Conservación y Manejo de Vida Silvestre de la Universidad Nacional (Icomvis-UNA), fue pionero en platear al gobierno, el uso de los planes de manejo como herramienta científica para la gestión de las áreas silvestres del país.

Su creación surge por iniciativa del Servicio de Pesca de los Estados Unidos (FWS por sus siglas en inglés), para crear el Programa Regional en Manejo de Vida Silvestre para Mesoamérica y el Caribe, con el objetivo de formar a profesionales capaces de ejercer un liderazgo que les permita interactuar con otros actores nacionales e internacionales en la búsqueda de los nuevos cambios que requiere adoptar la sociedad actual para lograr el desarrollo humano sostenible en armonía con la naturaleza. 20 años después debido a su propio desarrollo académico y a las nuevas demandas, el programa se convierte en el Instituto Internacional en Conservación y Manejo de Vida Silvestre (ICOMVIS-UNA).

Como parte de las celebraciones del 40 aniversario de su creación, el Icomvis con el apoyo de la Vicerrectoría de Investigación presenta «Intrusos: colisión de mundos», de la artista Deirdre Hyde.

La artista combina su interés en el hábitat que se ha construido y su preocupación perenne sobre la sobrevivencia de la vida silvestre. “Aquellos animales que consideramos superfluos para nuestros propósitos, han estado tradicionalmente relegados a los espacios donde los humanos no quieren habitar, y los animales considerados peligrosos para las personas, son eliminados apenas salen de sus escondites, cada vez más limitados. Gracias a nuestra eficiencia en arrasar con la naturaleza, ahora es más probable ver animales silvestres perdidos entre hábitats humanos que oír noticias de gente perdida en el bosque.

Esta exposición explora el fenómeno que presenciamos durante la pandemia cuando los animales silvestres podían andar sueltos en las calles. Tristemente, cuando una especie silvestre invade espacios humanos los resultados generalmente terminan mal”.

La exposición se inaugura el próximo 29 de febrero, y estará disponible hasta el 29 de marzo en la Biblioteca Joaquín García Monde de la Universidad Nacional.

Hyde es una pintora ingresa radica en Costa Rica, por más de 35 años, se ha dedicado a establecer una crónica de las amenazas en contra de la naturaleza en América Central, y en múltiples ocasiones ha colaborado con el Icomvis-UNA.

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica

Estudios dan claves para conservación de saínos en el país

Investigaciones realizadas en la Estación Biológica La Selva revelan pistas para la conservación del pecarí de collar, destacando su dieta y preferencia por áreas antropizadas como refugio. Se destaca la importancia de la protección de su hábitat y la necesidad de monitoreo continuo.

Recientemente, los investigadores Marco Osorto Núñez quien cursó la maestría en el Instituto Internacional de Conservaciòn y Manejo de Vida Silvestre de la Universidad Nacional (Icomvis-UNA) y Luis Diego Alfaro, académico tutor de Escuela de Ciencias Ambientales (EDECA-UNA) publican investigaciones sobre la dieta del pecarí de collar (Dicotyles tajacu) conocido como saíno y el uso de espacios naturales en la Estación Biológica La Selva (EBLS)

El primer estudio recolectó datos entre julio y diciembre de 2021 en recorridos de 30 kilómetros mensuales por los senderos de la Estación. Mediante el método de observación directa se realizó un listado de especies de plantas y frutos colectados.

“Se determinó que la dieta estuvo conformada por 38 especies, pertenecientes a 18 familias. Las especies de la familia Arecaceae fueron las de mayor consumo, seguidas de Socratea exorrhiza, Ficus colubrinae, Dussia macroprophyllata, Sacoglottis trichogyna, Iriartea deltoidea y Dipteryx panamensis. El componente de mayor importancia fueron los frutos”.

El estudio recomienda que las acciones de conservación deben considerar la protección de los bosques primarios como fuentes de alimento para el pecarí de collar, además de proyectos de restauración de ecosistemas tropicales para promover especies de árboles que proporcionan frutos atractivos para los pecaríes.

También se destaca que el 53% de las especies de plantas consumidas por los pecaríes no tienen información sobre su estado de conservación en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, por lo que se sugiere la necesidad de investigaciones adicionales para evaluar el estado de conservación de estas especies.

Por otra parte también se estudió el uso de los espacios naturales y antropizados por parte del pecarí de collar para comprender la relación entre la distribución y la abundancia de sus poblaciones. “El estudio realizado en la Estación Biológica La Selva encontró que los pecaríes utilizan en proporción más alta las áreas con mayor densidad de infraestructura e intensidad de uso público, con respecto a otras categorías”.

Además, explica Osorto, “estas áreas constituyen zonas de alimentación y descanso para esta especie, debido a que la administración de la estación modifica el paisaje incorporando áreas de pastos y privilegiando especies de árboles con frutos apreciados por la fauna silvestre. Además, los pecaríes encuentran refugio ante la amenaza por predadores y cacería, en comparación con espacios naturales como el bosque primario de la EBLS. Por lo tanto, se puede inferir que la intensidad de uso público en las áreas de alimentación, refugio y descanso puede afectar positivamente el comportamiento de los pecaríes al proporcionarles un ambiente más seguro y con mayores recursos alimenticios”.

La investigación recomienda establecer una estrategia de monitoreo para el estudio de la dinámica poblacional del pecarí de collar; registrar indicios de cacería en la estación que documenten la distribución espacial, frecuencia y efectos en el comportamiento de los pecaríes; promover acciones de control y protección en las áreas aledañas a la EBLS con el objetivo de disminuir los delitos ambientales como cacería o tala ilegal, que afectan de manera directa o indirecta a los pecaríes y sus hábitats naturales.

Sitio de estudio

La EBLS es un área protegida que funciona como corredor biológico que conecta diferentes fragmentos de bosque, lo que es importante para la conservación de la biodiversidad en la región. Este sitio de investigación ha permitido el aumento en la abundancia de pecaríes de collar desde la década de los 80, ya que disminuye las posibilidades de depredación o cacería.

El artículo Aportes al conocimiento sobre la dieta del pecarí de collar en la Estación Biológica La Selva, se publicó en la revista científica THERYA NOTES, volumen 4, mientras que el uso de espacios naturales y antropizados lo puede encontrar en la Revista Mexicana de Mastozoología volumen 13.

Para más información:
Oficina de Comunicación

Universidad Nacional, Costa Rica

Investigadoras UNA habían alertado al MINAE sobre visitantes en Manuel Antonio

En marzo anterior, la Comisión de Turismo de la Asamblea Legislativa invitó a las académicas Laura Porras Murillo y Grace Wong Reyes, académicas e investigadoras del Instituto Internacional en Conservación y Manejo de Vida Silvestre de la Universidad Nacional, (Icomvis-UNA), a dar su opinión sobre el proyecto de ley “Reforma de los párrafos primero y segundo del artículo tercero de la ley 9885, de 24 de agosto 2020, ley que reforma la ley 5100, de 15 de noviembre de 1972, y sus reformas, Parque Recreativo Playas de Manuel Antonio, Expediente N.° 22.734”, ya que ellas realizan investigación en el parque en mención.

Debido a su preocupación por esta propuesta de ley y otros aspectos relacionados a la conservación de los recursos naturales en el parque, también se reunieron el 14 de marzo de 2023 con el señor Franz Tattenbach Capra, ministro de Ambiente y Energía (Minae) para expresar sus preocupaciones tanto en forma verbal como escriba, sobre estos aspectos. A continuación, el oficio enviado a Tattenbach:

14 de marzo de 2023
UNA-EXT-ICOMVIS-OFIC-036-2023

Señor
Franz Tattenbach Capra
Ministro de Ambiente y Energía

Estimado señor:

Reciban un cordial saludo. Este oficio tiene como propósito expresarle nuestra preocupación por las presiones a las que está sometido o potencialmente pueden darse en el Parque Nacional Manuel Antonio (PNMA): a nivel externo el proyecto de ley que pretende modificar dos artículos de la ley de creación del parque y a nivel incluye interno, aspectos relacionados con el estado de conservación de los recursos naturales que se resguardan en esa área protegida, ambos niveles están relacionados. A la vez planteamos algunas sugerencias para abordar estos temas.

En primera instancia, nos preocupa las consecuencias que potencialmente pueda causar en el parque la aprobación del proyecto de ley “Reforma de los párrafos primero y segundo del artículo tercero de la ley 9885, de 24 de agosto 2020, ley que reforma la ley 5100, de 15 de noviembre de 1972, y sus reformas, Parque Recreativo Playas de Manuel Antonio, Expediente N.° 22.734”. Leímos el proyecto de ley y es alarmante que el mismo parte de la premisa de que no existe sustento técnico que respalde algunas decisiones que se han tomado sobre la gestión del parque, específicamente: en cuanto a los días habilitados para ingreso de los visitantes y el horario. La aseveración de que no existe sustento técnico se aleja de la verdad, ya que en el Instituto Internacional en Conservación y Manejo de Vida Silvestre de la Universidad Nacional, hemos generado investigación sobre las especies de fauna silvestre que tienen interacciones con los humanos y turistas en el Parque Nacional Manuel Antonio desde el año 1990 y más permanentemente desde el 2012 y los resultados de esas investigaciones han sido circulados a nivel de MINAE, SINAC, ACOPAC y administración del parque.

Hemos logrado identificar que, a mayor visitación mayor número de interacciones negativas se presentan entre el ser humano y fauna en el parque, ya que los visitantes ingresan con alimentos para su consumo y hasta finales del 2022, la comida que podían adquirir en la soda que estaba concesionada dentro del parque. Ahora y hasta que se asigna la concesión de la soda, habrá más conflictos porque los turistas pueden llevar sus alimentos al parque. En los primeros meses de este año, ya se han reportado un incremento en los conflictos por la comida que llevan los turistas. Nos preguntamos, ¿Qué va a suceder si se aprueba la ley y el sistema de flujo de visitantes (sale uno ingresa otro) deje sin límite el ingreso de turistas? Ese escenario no solo predice una situación difícil de manejar para la administración del parque, por la cantidad de afectaciones que va a sufrir la fauna silvestre, sino que también por la capacidad física de los mismos senderos y de la infraestructura turística.

El proyecto de ley menciona erróneamente la falta de sustento técnico para restringir la cantidad de visitantes y el cierre de un día a la semana, pero tampoco presenta un estudio o un sustento técnico que justifique el incremento en el número de visitantes al parque. Cabe recordar que el parque pasó de recibir máximo 800 visitantes por día hace diez años y actualmente recibe 3000 diariamente.

Somos conscientes que los ingresos que se generan en esa área protegida son de suma importancia para el SINAC, así como para el sector turismo y para el país. Sin embargo, consideramos que este último componente no debería de sobreponerse al objetivo de conservación de la vida silvestre que habita en el PNMA y que a fin de cuentas es el recurso que promueve toda la actividad turística que se genera en el parque y en la zona de Quepos.

Los resultados obtenidos han servido como justificación científica para algunas de las decisiones de manejo que han sido tomado por la administración del parque, incluyendo la prohibición para acampar dentro del parque, el cierre de un día a la semana (actualmente martes), la restricción en el ingreso de alimentos, y el no aumento de la capacidad de carga. Todas estas medidas con el propósito de resguardar los recursos naturales que deben protegerse en un área silvestre protegida como lo es el Parque nacional Manuel Antonio.

Los otros temas preocupantes y problemáticos en el Parque Nacional Manuel Antonio son varios, y algunos de los de mayor relevancia relacionados con la conservación de la fauna de esta área protegida son:

  1. Interacciones fauna silvestre-visitantes.

Desde el año 2012 el Instituto Internacional en Conservación y Manejo de Vida Silvestre de la Universidad Nacional (ICOMVIS-UNA) realiza proyectos de investigación tanto dentro del parque como en el área aledaña, con el fin de conocer sobre las interacciones entre humanos y fauna y el estado de la fauna tanto a nivel ecológico como de salud.

Como parte de los resultados obtenidos en estos 10 años de investigación, hemos logrado identificar las principales presiones a las que están siendo sometidas algunas. Las interacciones entre algunas especies de fauna y turistas se han convertido en un problema que afecta tanto a los animales como a la administración de parque, ya que se tienen que dirigir los pocos recursos humanos con lo que cuentan a la vigilancia de turistas, más que a la educación y protección vigilancia de la fauna.

Como lo señalamos anteriormente, la problemática de las interacciones entre fauna silvestre y visitantes se centra en la disponibilidad de alimentos que los animales encuentran en las zonas de mayor concentración de visitantes. Por años ha habido reportes de turistas mordidos por mapaches, monos y garrobos en el área de uso público del parque, esta situación se produce porque los turistas les ofrecen comida a los animales y con el tiempo los animales se han acostumbrado a aprovechar este recurso, inclusive las crías han aprendido a tomar comida de los salveques de los turistas o a sacar del basurero restos de alimentos. Por suerte, ninguna de esas interacciones entre la fauna y los turistas ha pasado a más de un mordisco o un rasguño, ni ha pasado a la transmisión de una enfermedad, pero potencialmente si puede producirse una situación peligrosa, y podría pasar también que algún turista tome acciones legales contra el área por un incidente de este tipo.

De las múltiples interacciones identificadas mediante nuestra investigación, las que tienen relación con la comida son las que se presentan con mayor frecuencia e intensidad, y han causado problemas sobre las poblaciones de mono carablanca y mapache principalmente, quienes han cambiado su comportamiento natural debido a la presencia de alimento de origen humano en su dieta y a la insistencia de los turistas por alimentarlos de forma directa o indirecta.

En repetidas ocasiones le hemos hecho saber a la administración del parque, a las autoridades de ACOPAC, de SINAC, e incluso de los señores ministros de Ambiente que lo han precedido a usted, sobre el problema que genera el ingreso de alimentos al parque, que se ve agravado por el aumento en el ingreso de turistas que se estableció en 2019, en 1700 personas y ahora a partir de este mes incrementaron en 3000 personas por día. Más turistas significa más comida disponible dentro del parque, mayor concentración de personas en áreas específicas del parque (entrada, playas, sendero perezoso) y por ende más interacciones negativas con la fauna.

La prohibición de ingreso de alimentos y la apertura de la soda dentro del parque parecía una buena opción para disminuir el problema que genera la relación turista-comida-fauna. Sin embargo, el hecho de que la soda sea un sitio abierto, totalmente expuesto a la fauna, genera un problema: un punto de concentración de comida y turistas al cual los animales llegan y tratan de ingresar a la soda, inclusive a la cocina, pudiendo generar un problema mayor de salud.

Hace algunos años, cuando se planteó la opción de abrir la soda dentro del parque, hicimos la sugerencia a la administración del parque de construirla dentro de una “gran jaula”, o algo similar, con la idea de que los turistas ingresaran a esa “jaula” a consumir alimentos y salieran sin comida, y de esa forma los animales no tuviesen la oportunidad de entrar al recinto y, por ende, no tuviesen acceso a los alimentos ni a los turistas al momento de comer. Esta idea cobra nuevamente relevancia, ya que el problema ahora es real: los monos carablanca, principalmente, llegan a la soda atraídos por la comida, los turistas continúan ofreciéndoles comida y en los últimos meses hemos podido observar cómo los monos intentan ingresar a la cocina de la soda. Para reducir ese foco de interacciones entre visitantes y fauna silvestre, fuertemente sugerimos que un requisito para la concesión de la soda se incluya el cierre de los alrededores de la soda, como una jaula, y establecer como medida regulatoria, que los turistas consuman los alimentos solo dentro de ese espacio.

Está documentado mediante investigación científica, que el consumo de alimentos de origen humano les puede provocar a los animales silvestres: diabetes, hígado graso, caries, parásitos zoonóticos que pueden transmitirse al ser humano o viceversa, además de provocarles cambios en el comportamiento.

  1. Cierre de la visitación al parque por un día a la semana y ampliación de horarios de visitación.

Volviendo a las interacciones entre fauna y visitante, creemos que se debe mantener el decreto de cierre del parque un día a la semana y no se debe de ampliar el horario de acceso a visitantes. Y por ende creemos que el SINAC debe de procurar que no se apruebe el proyecto de ley que pretende cambiar dos de los artículos de la ley de creación del PNMA. Los animales que habitan en el parque, principalmente los que se mueven en el sector de uso público están sometidos a mucha presión por la cantidad de visitantes que llegan al parque, algunas especies que no tienen la capacidad de ajustarse a esas condiciones pueden sufrir estrés y otras, están “aprovechando” recursos extras (alimentos de los visitantes), no obstante, a fin de cuentas, esta situación les está deteriorando su estado de salud, además de la integridad del ecosistema. Tomando en cuenta que la fauna silvestre es un atractivo de gran importancia, el parque debería de mantener un horario que permita el disfrute del recurso por parte de los visitantes, pero que a la vez permita el mayor tiempo posible en “condiciones naturales” o sin visitantes a la fauna silvestre, eso implica mantener como mínimo un día cerrado a la semana para que los animales silvestres “descansen” y se “recuperen” de la presión de los visitantes y a la vez pueda contribuir al mantenimiento de los recursos en el área en el mediano plazo. El monitoreo de la fauna durante el cierre del parque por motivo de la pandemia del COVID-19, demostró que los animales vuelven a sus hábitos naturales cuando están sin presión por la visitación, dejaron de movilizarse en las áreas de mayor concentración de turistas, y su actividad dejó de concentrar su actividad en los horarios de alimentación de los turistas (hacia el mediodía).

  1. No incremento de la visitación del parque.

Como lo hemos planteado con anterioridad, es necesario que el conflicto entre la fauna silvestre y los visitantes se aborde desde varios ángulos y deben participar no solo el SINAC sino también el ente que dicta las directrices del sector turismo a nivel nacional, o sea el Instituto Costarricense de Turismo. No se debe perder de vista que no es lo mismo incentivar la actividad turística en cualquier sitio del país que en un área silvestre protegida. Originalmente las áreas silvestres protegidas fueron creadas para salvaguardar un recurso silvestre valioso y posteriormente se incorporó la parte de turismo. Creemos que en el escenario actual es factible un desarrollo turístico en las áreas silvestres protegidas, pero antes de la generación de fondos por turismo, es prioritario salvaguardar el recurso silvestre a largo plazo, que es el elemento generador de divisas económicas, y en segunda instancia el disfrute del visitante. Con un ingreso diario de 3000 personas o más al Parque Nacional Manuel Antonio, sin contabilizar en esa cantidad a niños y adultos mayores, se producirá un impacto negativo continuo y constante sobre el área protegida y un deterioro en todos los recursos a corto o mediano plazo, a la vez que se compromete el disfrute de área silvestre por parte del visitante y a largo plazo probablemente también afectará los

ingresos económicos, ¿quién querrá visitar un parque nacional deteriorado?

Según la página web del MINAE, el viceministerio de Ambiente “es el responsable de velar y promover el desarrollo de estrategias, políticas y planes que procuren la conservación de la diversidad biológica, in situ y ex situ, …”, creemos que una medida como incrementar el número de visitantes en un área físicamente limitada como es el Parque Nacional Manuel Antonio no se está promoviendo el propósito señalado en el sitio web. El ministerio debería apoyar la toma de decisiones en bases científicas y no decisiones políticas.

Es entendible que el ICT, las cámaras de turismo locales y nacionales hagan presión para que el ingreso de visitantes al parque sea ilimitado, ellos defienden su objetivo. No obstante, el MINAE es el ente responsable de salvaguardar y procurar la conservación de la diversidad biológica, por lo tanto, debe enfocar sus esfuerzos en lograrlo y no ceder ante la presión de otros entes. Es necesario que como país tengamos una visión a largo plazo para garantizar la existencia en buena forma de los recursos naturales y no ceder a las visiones corto plasistas que solo les interesa la inmediatez. En este caso el MINAE es el ente estatal que debe ser el guardián de nuestras áreas protegidas.

La importancia del Parque Nacional Manuel Antonio va en aumento, los datos que hemos recopilado el último año con cámaras trampa, muestran la presencia en el parque de especies de mamíferos medianos y grandes, tanto depredadores como presas, como pumas, coyotes, saínos, entre otros. No es sólo un parque con playas, es un ecosistema complejo que contribuye con la conservación de la biodiversidad del país.

  1. El área de uso público del PNMA es un área finita.

En varias ocasiones y también en el proyecto de ley de modificación a dos artículos de creación del PNMA se menciona que solo la afluencia de visitantes se concentra en 41 hectáreas, que es una extensión muy pequeña y por eso no hay efecto negativo, porque hay mucho terreno libre de turistas, No obstante creemos que esa forma de análisis del área de uso público del parque está errada, ya que no se está contemplando el sobre uso que se dá en un área tan pequeña, ya que un muy alto porcentaje de los turistas se concentran en el sendero Perezoso, el Paralelo, el que va a playa Espadilla y en las playas Manuel Antonio y Espadilla Sur. La presión sobre esa superficie es alta y está provocando su compactación y deterioro. Eso sin contar la capacidad logística del parque en servicios sanitarios para los visitantes.

Repetidamente hemos mencionado que ese sector de uso público del parque debería de bajársele la presión y una forma es que las diferentes instituciones públicas y privadas traten de desarrollar otros polos de desarrollo turísticos en el pacífico central. De esa forma la región tendría otras posibilidades de ingreso por turismo y el PNMA aseguraría la conservación de sus recursos naturales.

Para concluir queremos ser enfáticas y respetuosamente le solicitamos que en su calidad de ministro interponga sus capacidades para que no se apruebe el proyecto de ley que modifica dos artículos de la ley de creación del parque. En otro orden de temas, creemos que es necesario buscar alternativas para reducir la interacción entre el consumo de alimentos por parte de los visitantes y la fauna silvestre del parque, y ante ese escenario, la instalación de una estructura que aísle la soda y excluya a los animales es una excelente opción. Es primordial para la fauna silvestre y los recursos naturales del parque se les permita “descansar”, mediante el cierre del parque por un día a la semana y no incrementar el horario de visitación ni la visitación al parque. Según información difundida por la prensa nacional e internacional el año pasado, el Parque Nacional Manuel Antonio fue incluido en el documental titulado “Our Great National Parks”, y se menciona como un sitio turístico infaltable por su naturaleza. Muy respetuosamente, le solicitamos que el MINAE, como ente rector de la biodiversidad de este país siga defendiendo las áreas silvestres protegidas y sus recursos para asegurar su existencia a largo plazo.

Cordialmente,

Laura Porras Murillo, Dra
Grace Wong Reyes, Ph.D.

Cc. Señor Rafael Gutiérrez, Viceministro de Ambiente y Director SINAC
Señor Luis Sánchez, Director ACOPAC
Señor, Francisco Jiménez, Administrador PNMA

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica

 

Imagen ilustrativa.

UNA: Respetar vida silvestre prevendría una nueva pandemia

Desde años anteriores numerosos estudios científicos a nivel internacional, alertaban sobre las consecuencias que podría traer el tráfico ilegal de vida silvestre, y el mal manejo sanitario de la carne para consumo. Algunos, catalogan la llegada del SARS-CoV-2 como la venganza de la vida silvestre, sin embargo, para Víctor Montalvo, investigador del Instituto Internacional de Conservación y Manejo de Vida Silvestre (Icomvis-UNA), este virus es la consecuencia de las actividades agresivas e invasivas que el ser humano ha realizado en contra de la biodiversidad.

El pasado 24 de julio Namá Conservation en colaboración con el Icomvis-UNA organizó la charla “Vida silvestre en tiempos de pandemia”, donde participaron Shirley Ramírez, del Ministerio de Ambiente y Energía, Juan Carlos Cruz, investigador de Namá Conservation, Isabel Hagnauer, médico Veterinario del Zooave y Pablo Vásquez, encargado de Vida Silvestre del Área de Conservación Central del Sistema Nacional de áreas Protegidas (Sinac).

“Nuestra normativa sí ha previsto estas interacciones, y por eso tenemos un marco legal riguroso basado en la ciencia, que protege a la biodiversidad y a las personas. Nuestro objetivo es buscar un balance entre las actividades humanas y la vida silvestre, donde está establecido que el contacto directo está prohibido, y esto es precisamente para evitar que alguna enfermedad zoonótica pueda afectar a los animales o a las personas”, dijo Ramírez.

Un estudio realizado por World Animal Protection (WAP) de 2017 situó a Costa Rica como el país número 7 del mundo en fotografías y selfies inadecuados con la vida silvestre. Bajo este contexto, se impulsa desde el año anterior la campaña #stopanimalselfies, que pretende eliminar la incidencia de selfies crueles o inadecuados con animales silvestres, así como sus efectos negativos y los riesgos que implican. Sin embargo, la interacción con la vida silvestre no está solo en las áreas protegidas.

“La fauna silvestre habita en todo el territorio nacional. El Sinac no tiene un protocolo para las interacciones urbanas porque hay que evaluar muchos elementos como la situación, el lugar, la especie, no es lo mismo ver un puma en un área silvestre protegida a verlo en Tibás. Nosotros recibimos un promedio de cuatro llamadas diarias en la oficina de San José, y el 80% son interacciones de convivencia, de una queja de que el animal está ahí, aunque no haga nada, pero ese es su hábitat, lo que hace falta es información”, dijo Vásquez.

No todos los animales necesitan rescate

Hagnauer, es veterinaria en el Centro de Rescate Zooave, ella afirma que en tiempos de pandemia ha incrementado la cantidad de mamíferos neonatos, como mapaches y zarigüeyas, que llegan al Centro.

En el 2019, dijo la especialista, Zooave recibió 2790 animales, en su mayoría aves. En lo que va de esta pandemia ha recibido 1270, con un pequeño aumento de los mamíferos. “La percepción de las personas ha cambiado y ya no quieren tener un animal silvestre como mascota, pero sí quieren rescatarlos a todos y no todos necesitan ser rescatados”.

¿Cuándo rescatar un animal?

  • Cuando quedan huérfanos o heridos.
  • Cuando están en peligro inminente.
  • Incursiones en ambientes urbanos como un puma en la ciudad.

¿Cuándo no rescatar?

  • Pichones emplumados en época de crianza.
  • Cachorros de mamíferos en madrigueras.
  • Perezosos cruzando la calle.
  • Cuando se trata de animales en parques nacionales.

“Podemos evitar otra pandemia si tenemos un trato ético y respetuoso de la vida silvestre, no rescatamos por rescatar, eliminamos la tenencia ilegal, evitamos el contacto estrecho de animales domésticos con animales silvestres y no consumimos carne sin conocer su estado sanitario”.

Virus entre nosotros

De acuerdo con Cruz los virus siempre han estado presentes en el ambiente. “Tenemos más de 5 mil virus presentes en todos los ecosistemas de la Tierra, gracias a ellos ha habido una transferencia horizontal de genes que impulsa la evolución genética de muchos organismos, al virus no le sirve que su huésped muera, lo necesita para reproducirse, el problema es cuando el virus infecta a organismos que no son sus huéspedes naturales, y esa es la naturaleza de esta pandemia”.

Para el investigador, somos los humanos los que propiciamos esta transferencia. “La deforestación y la pérdida de hábitat en general, ocasiona que muchas especies entren en contacto con otras especies y compitan por recursos, se aproximan a zonas de actividad humana e incluso llegan a interactuar con animales domésticos, especialmente el ganado. Dice un estudio que en los últimos 80 años el 75% de las enfermedades infecciosas tuvieron como origen animales salvajes, que usaron como puentes animales domésticos como pollos, cerdos y ganado para consumo humano”.

La explotación a través de la cacería menciona Cruz, hace posible el contacto con otros patógenos. “Con la cacería las personas están en contacto con sangre, heces y orina, ahí van patógenos que nos podrían enfermar también”.