Acercándose un nuevo abril, repito cual consigna: «Costarricense, no interrumpas tus nobles faenas, pero prepara tu Juanito Mora”
Compartido por Erika Henchoz Castro.
De Antidio Cabal González (1925-2012):
«Abril de Juanito Mora», 1 ed. Heredia, C.R.: Oro y Barro, 1986.
Antidio lo dedica a don Néstor Zeledón Guzmán
Ahora está en el Mesón en la Asamblea Legislativa
Y Juan Santamaría es una estatua,
con laurel y mentira.
En la hacienda Santa Rosa hay turismo, y todo Costa Rica es Santa Rosa.
Ahora William Walker se disfraza de diplomático
y bandidizan en Forth Gulick a tus policías campesinos.
Ahora William Walker colecciona diputados,
Y se llama Woodrow Wilson la autopista del Coco,
Woodrow Wilson, presidente norteamericano, que no quería a Costa Rica,
o la quería para asaltarla.
Y no nos mandan a Archibald McLeist ni a Sándburg
ni a los otros poetas de los seres humanos
sino al General en Jefe del Comando Sur
al Comandante en Jefe del Canal de Panamá.
Y con las exportaciones nos estafan
y con las importaciones nos estafan,
y también con Jesucristo nos estafan.
Quieren barata nuestra alma,
y quieren barata nuestra mano de obra.
Les molesta que seamos dueños de nuestra hambre.
Costa Rica,
un país subdesarrollado en vías de subdesarrollo.
Porque Juanito Mora está enterrado,
Los historiadores ocultándoselo al pueblo
y los gobiernos ocultándoselo a Hispanoamérica,
lo mismo que su pensamiento acerca de las armas, que el pueblo tuviese las armas
y las guardase entre las herramientas agrícolas,
o Juanito Mora desafiando a los ricos, que quería, después de todo,
un Estado Libre Asociado con William Walker
para ir por los dólares, no a la guerra, y Juanito Mora diciendo No.
Él tenía un Dios Hispanoamericano
y el Obispo de Costa Rica, Vicente Llorente y Lafuente, no lo tenía.
Vicente Llorente y Lafuente tenía Sumo Pontífice.
La situación era difícil, de un lado estaban los ricos, los norteamericanos y el Obispo,
y del otro, de parte de Costa Rica, el pueblo y Dios.
El Obispo se conformaba únicamente con los ricos
y los ricos se conformaban únicamente con el dinero
y los norteamericanos se conformaban únicamente con Costa Rica.
Entonces fue cuando Juanito Mora se hizo costarricense,
pues hasta ese momento sólo era terrateniente.
Ya Costa Rica había sido dividida en lotes por los norteamericanos
y el ejército norteamericano estaba en la frontera,
y el ejército entraba a Costa Rica.
“No le tengamos miedo a la verdad”, le dijo al Congreso
ahora está enterrado, podrido, en el Ministerio de Educación,
en el Ministerio de Educación, enterrado, podrido,
en el Ministerio de Educación de la Cultura del Café.
“Los terrenos de Costa Rica se podrán adjudicar”, dijo.
en el Poder Ejecutivo no está Juanito Mora
en el Poder Legislativo no está Juanito Mora
en el Poder Judicial no está Juanito Mora
“cuando haya muerto el último costarricense.”
Y era verdad. Cuando él murió, junto con varios de sus compañeros,
empezaron a ser adjudicados los terrenos de Costa Rica, gratis,
sin impuestos, por 99 años,
aspergiados de jurisprudencia.
Desde entonces vivimos en la era de Yunái.
Costa Rica está al Sur, al Norte, al Este, al Oeste de la Yunái, pero por dentro.
Todo es Yunái: diputados, educación, periódicos, poemas.
Constitución y Contrato con la Yunái la misma cosa.
Analfabetos en lo propio y cultos en lo ajeno.
Pero Juanito Mora resucita en los huelguistas de la Compañía Bananera,
sale a limpiar su verde tierra,
Juanito Mora dirigiendo la gran huelga del 34
sin nombre, anónimo, multitudinario, con su tropa social
o con otro nombre, los nombres de los trabajadores sin paga o en la lista negra o despedidos
o amenazados o enfermos o envejeciendo muertos,
solos los trabajadores frente a los medios de comunicación de masas,
frente a la ley y los tiros,
solos los trabajadores frente al Gobierno, como Juanito Mora en Puntarenas,
y el Gobierno: un pelotón de fusilamiento costarricense.
Juanito Mora es la masa
mientras no lo conozcamos no nos conoceremos,
no sabremos de dónde venimos ni adónde vamos
Él es nuestro sociólogo
“Permanezcamos armados, para avanzar con denuedo al porvenir”, decía.
“Trocad el fusil por vuestro arado, pero conservadlo siempre”, decía.
Que el pueblo los conservara siempre, los fusiles, que el pueblo fuera
la única fuerza armada, porque si no, no,
y hablaba de ese “ejército de labradores y artesanos” que él tenía,
que lo tenía a él,
una muralla popular de arados y de armas.
“Lo que no se ha podido con las armas se podrá con los dólares”,
escribió William Walker.
Y llegó Míster Keith
y recibió sin costo alguno, regalado, el 8% del territorio nacional
con todas las riquezas naturales que contuviera – y eran
las mejores tierras del país – y contenían una cantidad infinita de madera preciosa
y millones de animales variados, y ninguna especie estaba extinguida,
con ríos grandes y pequeños y la estación de flores todo el año
y noches de luna, que también cuentan, con sonidos en la atmósfera
y diferentes climas y montañas y valles y llanuras, que fueron regalados,
una inmensa extensión de territorio atravesado por un ferrocarril
para la producción y exportación de banano, sin pagarle a Costa Rica,
y la importación de bienes y servicios, sin pagarle a Costa Rica,
y todo libre de impuesto por un siglo,
y los trabajadores de Costa Rica abandonando la agricultura de Costa Rica
para ir a trabajar la agricultura de Norteamérica en Costa Rica,
y muchos de ellos habían combatido contra William Walker, y lo habían vencido,
y ahora combatían contra Costa Rica sin saberlo,
todos ellos entregados, junto con 324.000 hectáreas,
por la Presidencia de la República y la Asamblea Legislativa
y 30.000 hectáreas más en Guanacaste, para la extracción del oro
con guanacastecos para la extracción del oro,
y lotes para míster Keith en la ciudad de Limón para la construcción de muelles y bodegas
y para la estación del ferrocarril y las casas de los norteamericanos de míster Keith
y en el tren al Atlántico, míster Keith tenía un vagón que decía
VAGÓN PRESIDENCIAL, reservado al Presidente de Costa Rica, para que el Presidente de Costa Rica viajara por Costa Rica sin costo alguno durante un siglo.
Dónde está Juanito Mora
“Como usted sabe, míster Keith es dueño de Costa Rica”,
Decía Víctor Cámors, gerente de una empresa bananera.
O lo que es lo mismo,
Que veinte años después de haber sido derrotado el Ejército norteamericano por Costa Rica,
estaba entregado legalmente el futuro de Costa Rica
a las fuerzas sociales que entregaron sociales que apoyaron a Walker.
Nuestro pensamiento pertenece a la economía norteamericana
junto con nuestra economía.
Ellos son Roma, dijo un Presidente costarricense, ellos son Roma y Occidente – alabándolos –.
Pero después de Freud, ¿quién habla así impunemente?
Si lo dice como señor lo piensa como esclavo,
si lo dice como esclavo lo piensa como su señor.
De qué sirve que el Ejército esté prohibido en Costa Rica
si el Ejército no está prohibido en Norteamérica.
Dónde está Juanito Mora
Él nunca dijo Yes en la Casa Presidencial
y nunca dijo sí a los cafetócratas
y le dijo que no a Buchanan cuando Buchanan quería darle la Presidencia de Centroamérica
para que él le diera Centroamérica a Buchanan.
El valor de las armas está en él
el valor de las palabras está en él
el valor de la palabra Basta.
Hace cien años él sabía más que cualquiera de nosotros
sin radio sin teléfono sin morse
porque quien quiere saber sabe
sin radio sin teléfono sin morse
Saber a veces es nada más
Que un grito: ¡A las armas!
y él dio ese grito.
Su idioma era un idioma directo y elegante, con alma y claridad:
“Ha llegado el momento que os anuncié. Coged las armas.”
Y cogió las armas frente a Walker
como un griego frente a Jerjes,
porque él también había salido de una pequeña ciudad
a defender a Sudamérica,
defendiéndola en Guanacaste
dándole tiempo a Sandino para que se organizara.
Y estaba solo en su país solo y maravilloso
lleno de paz, lleno de vacas, lleno de árboles
y se fue a pelear por la libertad de otro país
no para ensanchar su país
sino porque el otro país fuera libre como su país.
Cazador de cazadores, vio venir a William Walker,
el sucio negrero de azulados ojos, vio venir a Wílliam Walker,
el superhombre del Sur esclavista y trampero,
lo vio venir, mosca oscura del Destino Manifiesto,
y lo cazó en el reino del aguacate,
como una araña astuta lo enredó en el trópico,
como se le quita el sombrero a Perico de los Palotes
él le quitó el río a William Walker y le quitó Nicaragua
y lo derrotó en Santa Rosa y en Rivas y lo hubiera matado
con su machete cafetero
como a la coral o la toboba.
Durante toda la guerra en la ciudad y en la selva
el machete de Juanito Mora voló sobre William Walker.
Nunca tuvo la muerte más cultura.
A veces la historia es un hombre a tiempo
con un pueblo a tiempo.
Aún vivimos de su mezcla de vate y de peón,
rápido y exacto en la práctica de las armas,
bueno para la profecía,
analizando sin error al gringo.
Pensaba siempre a partir de los hechos
y siguiendo esta premisa él invadió al invasor.
Juanito Mora al frente de la tropa
Compartiendo el derramamiento de la sangre,
y su guerra un programa de liberación humana,
viendo la realidad,
poniéndola a disposición del porvenir.
“Marchemos a combatir por la libertad de nuestros hermanos.
Ellos os esperan para alzarse contra sus tiranos.
Su causa es nuestra causa. No vamos a lidiar por un pedazo de tierra.”
Y los labradores abandonaron sus tierras húmedas, de sol blanco,
salieron de sus haciendas frescas, de su país frío de arados y de flores
y pelearon en la frontera, cuarenta grados a la sombra,
y no tenían “profundos tácticos ni capitanes eminentes”
sino una tendencia “en conjunto con la libertad.”
Esa fue la guerra de Juanito Mora contra los Estados Unidos,
en que él condujo al pueblo contra los Estados Unidos,
y el pueblo lo asesoró contra los Estados Unidos,
y fue la primera guerra perdida por los Estados Unidos.
Costarricense, no interrumpas tus nobles faenas,
pero prepara tu Juanito Mora.