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Etiqueta: Juanito Mora

La batalla de Sardinal y nuestra soberanía

Dos vistas de la celebración del 169 aniversario del triunfo en la batalla de Sardinal, realizada este jueves en Sarapiquí. Foto: Luko Hilje

Luko Hilje (luko@ice.co.cr)

Alocución, en la celebración del 169 aniversario del triunfo costarricense en la batalla de Sardinal, que permitió expulsar del territorio nacional a los filibusteros invasores, el 10 de abril de 1856

Era febrero de 1856. Costa Rica vivía en un estado de zozobra y tirantez, ante la presencia en Nicaragua del ejército filibustero liderado por William Walker, que no era un simple y ocurrente aventurero, sino médico, abogado y periodista, quien tenía muy claro lo que quería.

Para sus aviesos fines, contaba con el sólido apoyo político y económico de grandes terratenientes, dueños de latifundios de algodón, caña de azúcar y tabaco, imposibles de cultivar sin la mano de obra de los esclavos negros. Por tanto, en su afán expansionista y sus fines comerciales, ellos y Walker coincidían en el objetivo de tomar el poder en los cinco países centroamericanos, implantar la oprobiosa esclavitud, y anexarlos a lo que, a partir de 1861, serían los Estados Confederados de América, o la confederación de estados sureños.

Atento a las ambiciones de Walker, el presidente don Juan Rafael (Juanito) Mora llamó a nuestro pueblo a las armas y, nomás empezando marzo, 4000 hombres y mujeres habían marchado hacia Puntarenas y Guanacaste para defender la integridad territorial, ante la amenaza de invasión de las fuerzas filibusteras.

Antes de continuar, debe recordarse que Walker tenía su cuartel general en la ciudad de Granada, a orillas del lago de Nicaragua. Y, desde ahí, contaba con unos 10 vapores, que en febrero le había incautado al magnate Cornelius Vanderbilt, otrora dueño de la Compañía Accesoria del Tránsito, empresa muy próspera durante la llamada “fiebre del oro”, cuando miles de aventureros cruzaban Nicaragua por el río San Juan y el citado lago, para llegar a California. Dicha flota le permitía a Walker el dominio pleno del río, donde había establecido cuatro posiciones estratégicas: el fuerte de San Carlos, el Castillo Viejo, Punta Hipp —frente a La Trinidad— y San Juan del Norte, en la costa del Caribe.

Para retornar a la marcha de nuestro ejército, consciente de que, mientras el grueso de las tropas estaba cerca de la costa del Pacífico, los filibusteros podrían invadir el Valle Central, don Juanito tomó una oportuna decisión.

En efecto, mandó a llamar a San Ramón al botero Francisco Martínez, para que se reunieran en Atenas, donde le otorgó el grado de capitán y le asignó una misión especial: dirigirse con un batallón al río San Juan, a través de la región de San Carlos, que él conocía muy bien. Martínez se dio a la tarea de organizar su tropa, y ya el 21 de marzo salía de la capital hacia San Ramón, para desde ahí llegar al río San Carlos y navegar hacia el San Juan. No obstante, por razones que sería muy extenso relatar, permanecieron en Muelle de San Carlos, y nunca se enfrentaron a los filibusteros.

Con el país en vilo, sobrevino una situación urgente, a la que había que hacerle frente. Ocurrió que cinco días antes, el 16 de marzo, el cartero Manuel Gutiérrez, quien traía consigo los fardos del correo oficial que habían llegado a San Juan del Norte desde Inglaterra, fue retenido en La Trinidad por una tropa de 25 hombres, a cargo del teniente John M. Baldwin. Este grave hecho activó las alarmas, pues se temía una invasión por Sarapiquí a ciudades clave, como Alajuela, Heredia y San José. Además, como esa era la Semana Santa, la gente estaba distraída, dedicada a los cultos religiosos propios de esas festividades católicas.

Antes de proseguir, es importante indicar que, al revisar con cuidado la documentación existente, no está tan claro que se temiera una invasión hasta el Valle Central. Más bien, se percibe que la intención de nuestro batallón no era enfrentarse a los filibusteros, sino tan solo acercárseles, para atisbar sus movimientos. Es decir, tenía carácter preventivo. Eso sí, si éstos penetraban a Costa Rica por el río Sarapiquí, sí habría confrontación armada, lógicamente.

Como era urgente actuar, se optó por un plan expedito. Por entonces se contaba con dos destacamentos de 25 soldados, que estaban en los puestos aduanales de Muelle y Cariblanco —establecidos para evitar el contrabando desde San Juan del Norte—, a cargo de los capitanes Pedro Porras Bolandi y Francisco González Brenes, respectivamente.

Fue así como, para conformar el batallón necesario, se decidió que a ellos se les sumarían otros 50 hombres, provenientes de Alajuela; éstos venían al mando del general Florentino Alfaro Zamora y del teniente coronel Rafael Orozco Rojas. La escogencia de alajuelenses se basó en que se consideraba que eran quienes estaban más familiarizados con dicha región, tan montañosa y colmada de peligros. Y fue así, poco a poco, pero rápido, que se fueron congregando en Muelle todos los soldados.

Ahora bien, de Muelle a La Trinidad —que era el punto a vigilar, tomado por los filibusteros—, hay una distancia de unos 45 kilómetros. Y, aunque ese trecho se podía navegar en pocas horas en balsas y botes, era muy riesgoso hacerlo pues, al aproximarse a la desembocadura en el San Juan, la tropa nuestra podía ser detectada y atacada de inmediato. Fue por ello que se eligió avanzar a pie por la ribera izquierda del río Sarapiquí, machete en mano, para abrir una picada o trocha en la tupida montaña.

En la mañana del 10 de abril, nuestra corajuda tropa ya había avanzado unos 18 kilómetros, hasta la desembocadura del pequeño río Sardinal. Sin embargo, es posible que alguien delatara la presencia de nuestra tropa ahí, por lo que Baldwin vino a toparla y enfrentarla, al mando de unos 100 mercenarios, en seis embarcaciones; ellos dicen que eran apenas 20 hombres y dos lanchas.

Desembocadura del río Sardinal, en cuyo estero —hoy inexistente—, se libró la batalla contra los filibusteros. Foto: Luko Hilje

Eran cerca de las ocho de la mañana. Al notar que desde el pequeño estero que había en la boca del río —hoy eliminado por la erosión— se elevaba el humo de una fogata de nuestros combatientes, Baldwin decidió atacarlos.

Estaban desprevenidos y confiados, pues mientras una cuadrilla trabajaba en la continuación de la trocha, la mayoría reponía fuerzas en un playón del estero que estaba aguas arriba.

De súbito, desde un recodo de la ribera, sobre un playón del estero localizado aguas abajo, de manera sorpresiva desembarcaron los filibusteros y de una vez empezaron a disparar sus fusiles. Nomás iniciada la refriega, el general Alfaro fue herido en el brazo derecho, por lo que debió retirarse del combate, al punto de que ni siquiera pudo dirigir su batallón.

Ante tal escenario bélico, había razones de sobra para estar pesimistas. Aún más, en un parte de dicha batalla, el jefe militar Orozco expresaba su impotencia al ver a los soldados enemigos desembarcando con soltura, “porque desgraciadamente el Estero de Sardinal, que nos separaba de una parte de ellos, nos impedía entablar lucha con otra arma”. Con esto, él quería decir que el hondo caño que corría en medio de los dos playones del estero los distanciaba de los filibusteros, lo cual anulaba la posibilidad de acometer luchas cuerpo a cuerpo y matarlos con sus filosas bayonetas y machetes, técnica en la cual los costarricenses eran muy diestros, como lo atestiguaron las batallas de Santa Rosa, Rivas y La Trinidad.

Además, una vez iniciada la escaramuza, los nuestros escucharon el silbido de disparos desde la ribera del río donde ellos estaban, pues Baldwin ordenó a una columna que avanzara por tierra, hacia el estero. O sea, los filibusteros los estaban atacando por dos flancos.

Ante tales adversidades, el fervor patrio se convirtió en llamarada, y de los pechos de nuestros héroes brotó la bravura necesaria para defender la patria agredida. Al percatarse de esto, sacando fuerzas de flaqueza, los soldados de la cuadrilla que trabajaban abriendo trocha aguas abajo regresaron hacia el estero y empezaron a disparar, protegidos por la densa vegetación de la ribera.

En pocos minutos se suscitó el fuego cruzado entre las dos tropas, de manera intensa e incesante. Y, tras una hora de enfrentamiento, los filibusteros recularon hacia La Trinidad, dejando abandonados cuatro muertos en tierra, entre ellos el teniente William Rakestraw, además de que —según lo dicen algunos informes—, unos 25 se ahogaron, pues la piragua en la que estaban se hundió.

Aunque, según Walker, en su libro La guerra en Nicaragua (1860), en nuestras filas murieron más de 20 hombres, eso es absolutamente falso, pues perdimos apenas tres: Salvador Alvarado, Salvador Sibaja y Joaquín Solís, por desaparición los dos últimos. Además, hubo tan solo seis heridos, aparte del general Alfaro: Manuel Arias, Manuel María Rojas, Manuel Cabezas, Manuel Morera, Joaquín Arley y Desiderio Quesada; todos eran alajuelenses, excepto Cabezas y Arley, de San José y Cartago, respectivamente.

Después de trasladar los heridos a Muelle, para que los curara el médico Lucas Alvarado Quesada, en las semanas subsiguientes el batallón permaneció en Muelle y Cariblanco, por si sobrevenía un contraataque filibustero, el cual nunca ocurrió.

De esta manera, al igual que en Santa Rosa el 20 de marzo anterior, en Sardinal los filibusteros fueron expulsados del territorio nacional el 10 de abril, y se les derrotaría al día siguiente en la memorable batalla de Rivas, en Nicaragua. Y ocho meses después, el 22 de diciembre, se les expulsaría por tercera vez, en la batalla de La Trinidad—, la cual marcó el principio del fin de Walker, hasta su rendición en Rivas, el 1° de mayo de 1857.

Es decir, la batalla de Sardinal —acaecida hace 169 años aquí—, marcó un hito indeleble en la senda que, rubricada con la generosa sangre de sus heroicos hijos, nos permitió recuperar la libertad y la soberanía nacional cuando estuvieron amenazadas por los ominosos sueños imperiales de Walker.

Y confío en que este ejemplo represente un inextinguible faro, que nos ilumine y aliente siempre para emularlos, y defender nuestra patria cuando haya que hacerlo.

Tributo por parte de miembros de nuestra Fuerza Pública a la bandera izada en el hito de la Ruta de los Héroes, en Sardinal, Sarapiquí. Foto: Luko Hilje

Honor a los héroes de Santa Rosa

Freddy Pacheco León

Freddy Pacheco León

La gran CAMPAÑA NACIONAL, inspirada, promovida, justificada, por don Juanito Mora, es valorada por los costarricenses patriotas, como la que nos heredó la libertad e independencia, que estuvimos a punto de perder, ante la invasión de militares esclavistas, comandados por el indeseable William Walker.

Como parte de esa gesta heroica, La GRAN BATALLA DE SANTA ROSA, es, sin duda, el hecho más significativo, de todos los sucedidos. Se trata de un acontecimiento histórico, inmenso, de trascendencia nacional, por supuesto, pero, de dimensión latinoamericana, e incluso, universal, que ha de valorarse justamente.

Las botas militares de los inmundos soldados extranjeros, que ya estaban manchando el sagrado suelo costarricense, avanzaban sin resistencia, confiados en la supuesta incapacidad militar defensiva, de unos campesinos, que seguramente, saldrían corriendo ante el primer disparo.

Venidos del sur de los Estados Unidos, estaban listos para seguir su invasión, sin imaginar siquiera, que Costa Rica, para entonces, tenía un Presidente inteligente, honrado, valiente, dispuesto a dar su vida, en defensa de la Patria, como cabeza de un pueblo humilde, mayormente analfabeto, pero capaz de entender el mensaje, de su admirado líder. Pueblo que, igualmente, estaba dispuesto a derramar su sangre, para proteger a sus seres queridos, de las bestias invasoras, que traían perros de guerra en sus filas.

Fueron solo unos 15 minutos que, a la postre, se hicieron eternos. Minutos que enmarcan, con sangre de héroes, una página patriótica, que sustenta los cimientos del alma nacional. Decididos soldados, con escasa formación militar, pero inspirados por las convincentes y muy sentidas proclamas de su gran Presidente, que marcharon sin vacilación, en defensa de nuestra independencia, y la de los países hermanos centroamericanos.

Así. todos los 20 de marzo, tenemos el deber de honrar a los hombres que triunfaron en la Batalla de Santa Rosa. La memorable, la de mayor trascendencia histórica, la que permitió expulsar del país, a los militares invasores, que con su mugrosa presencia, ensuciaban el sagrado suelo Patrio. Soldadesca despreciable, cobarde, que pretendía inútilmente, arrebatarnos la preciada paz, la libertad. Mercenarios que sucumbieron ante el patriotismo de buenos costarricenses, para quienes la independencia, declarada tan solo unos 35 años antes, sí era valorada como un tesoro, que difícilmente nos arrebatarían.

Preguntémonos, sobre ¿cuál habría sido nuestro destino, si no se hubiese derrotado a las huestes filibusteras, en la hacienda Santa Rosa? Y, asimismo, sobre lo que habría sucedido en 1856, ¿si la silla presidencial, hubiera sido ocupada entonces, por un «colaborador» de los invasores?

20.3.2025.

Acercándose un nuevo abril, repito cual consigna: «Costarricense, no interrumpas tus nobles faenas, pero prepara tu Juanito Mora”

Compartido por Erika Henchoz Castro.

De Antidio Cabal González (1925-2012):
«Abril de Juanito Mora», 1 ed. Heredia, C.R.: Oro y Barro, 1986.

Antidio lo dedica a don Néstor Zeledón Guzmán

Ahora está en el Mesón en la Asamblea Legislativa
Y Juan Santamaría es una estatua,
                                                      con laurel y mentira.
En la hacienda Santa Rosa hay turismo, y todo Costa Rica es Santa Rosa.

Ahora William Walker se disfraza de diplomático
y bandidizan en Forth Gulick a tus policías campesinos.
Ahora William Walker colecciona diputados,

Y se llama Woodrow Wilson la autopista del Coco,
Woodrow Wilson, presidente norteamericano, que no quería a Costa Rica,
o la quería para asaltarla.

Y no nos mandan a Archibald McLeist ni a Sándburg
ni a los otros poetas de los seres humanos
sino al General en Jefe del Comando Sur
al Comandante en Jefe del Canal de Panamá.

Y con las exportaciones nos estafan
y con las importaciones nos estafan,
y también con Jesucristo nos estafan.

Quieren barata nuestra alma,
y quieren barata nuestra mano de obra.
Les molesta que seamos dueños de nuestra hambre.

Costa Rica,
                  un país subdesarrollado en vías de subdesarrollo.

Porque Juanito Mora está enterrado,
Los historiadores ocultándoselo al pueblo
y los gobiernos ocultándoselo a Hispanoamérica,
lo mismo que su pensamiento acerca de las armas, que el pueblo tuviese las armas
y las guardase entre las herramientas agrícolas,
o Juanito Mora desafiando a los ricos, que quería, después de todo,
un Estado Libre Asociado con William Walker
para ir por los dólares, no a la guerra, y Juanito Mora diciendo No.

Él tenía un Dios Hispanoamericano
y el Obispo de Costa Rica, Vicente Llorente y Lafuente, no lo tenía.
Vicente Llorente y Lafuente tenía Sumo Pontífice.
La situación era difícil, de un lado estaban los ricos, los norteamericanos y el Obispo,
y del otro, de parte de Costa Rica, el pueblo y Dios.
El Obispo se conformaba únicamente con los ricos
y los ricos se conformaban únicamente con el dinero
y los norteamericanos se conformaban únicamente con Costa Rica.
Entonces fue cuando Juanito Mora se hizo costarricense,
pues hasta ese momento sólo era terrateniente.

Ya Costa Rica había sido dividida en lotes por los norteamericanos
y el ejército norteamericano estaba en la frontera,
y el ejército entraba a Costa Rica.

“No le tengamos miedo a la verdad”, le dijo al Congreso
ahora está enterrado, podrido, en el Ministerio de Educación,
en el Ministerio de Educación, enterrado, podrido,
en el Ministerio de Educación de la Cultura del Café.

“Los terrenos de Costa Rica se podrán adjudicar”, dijo.

en el Poder Ejecutivo no está Juanito Mora
en el Poder Legislativo no está Juanito Mora
en el Poder Judicial no está Juanito Mora

“cuando haya muerto el último costarricense.”

Y era verdad. Cuando él murió, junto con varios de sus compañeros,
empezaron a ser adjudicados los terrenos de Costa Rica, gratis,
sin impuestos, por 99 años,
aspergiados de jurisprudencia.

Desde entonces vivimos en la era de Yunái.
Costa Rica está al Sur, al Norte, al Este, al Oeste de la Yunái, pero por dentro.
Todo es Yunái: diputados, educación, periódicos, poemas.
Constitución y Contrato con la Yunái la misma cosa.
Analfabetos en lo propio y cultos en lo ajeno.

Pero Juanito Mora resucita en los huelguistas de la Compañía Bananera,
sale a limpiar su verde tierra,
Juanito Mora dirigiendo la gran huelga del 34
sin nombre, anónimo, multitudinario, con su tropa social
o con otro nombre, los nombres de los trabajadores sin paga o en la lista negra o despedidos
o amenazados o enfermos o envejeciendo muertos,
solos los trabajadores frente a los medios de comunicación de masas,
frente a la ley y los tiros,
solos los trabajadores frente al Gobierno, como Juanito Mora en Puntarenas,
y el Gobierno: un pelotón de fusilamiento costarricense.

Juanito Mora es la masa
mientras no lo conozcamos no nos conoceremos,
no sabremos de dónde venimos ni adónde vamos

Él es nuestro sociólogo

“Permanezcamos armados, para avanzar con denuedo al porvenir”, decía.

“Trocad el fusil por vuestro arado, pero conservadlo siempre”, decía.
Que el pueblo los conservara siempre, los fusiles, que el pueblo fuera
la única fuerza armada, porque si no, no,
y hablaba de ese “ejército de labradores y artesanos” que él tenía,
que lo tenía a él,
una muralla popular de arados y de armas.

“Lo que no se ha podido con las armas se podrá con los dólares”,
escribió William Walker.

Y llegó Míster Keith
y recibió sin costo alguno, regalado, el 8% del territorio nacional
con todas las riquezas naturales que contuviera – y eran
las mejores tierras del país – y contenían una cantidad infinita de madera preciosa
y millones de animales variados, y ninguna especie estaba extinguida,
con ríos grandes y pequeños y la estación de flores todo el año
y noches de luna, que también cuentan, con sonidos en la atmósfera
y diferentes climas y montañas y valles y llanuras, que fueron regalados,
una inmensa extensión de territorio atravesado por un ferrocarril
para la producción y exportación de banano, sin pagarle a Costa Rica,
y la importación de bienes y servicios, sin pagarle a Costa Rica,

y todo libre de impuesto por un siglo,
y los trabajadores de Costa Rica abandonando la agricultura de Costa Rica
para ir a trabajar la agricultura de Norteamérica en Costa Rica,
y muchos de ellos habían combatido contra William Walker, y lo habían vencido,
y ahora combatían contra Costa Rica sin saberlo,

todos ellos entregados, junto con 324.000 hectáreas,
por la Presidencia de la República y la Asamblea Legislativa

y 30.000 hectáreas más en Guanacaste, para la extracción del oro
con guanacastecos para la extracción del oro,

y lotes para míster Keith en la ciudad de Limón para la construcción de muelles y bodegas
y para la estación del ferrocarril y las casas de los norteamericanos de míster Keith
y en el tren al Atlántico, míster Keith tenía un vagón que decía
VAGÓN PRESIDENCIAL, reservado al Presidente de Costa Rica, para que el Presidente de Costa Rica viajara por Costa Rica sin costo alguno durante un siglo.

Dónde está Juanito Mora

“Como usted sabe, míster Keith es dueño de Costa Rica”,
Decía Víctor Cámors, gerente de una empresa bananera.

O lo que es lo mismo,
Que veinte años después de haber sido derrotado el Ejército norteamericano por Costa Rica,
estaba entregado legalmente el futuro de Costa Rica
a las fuerzas sociales que entregaron sociales que apoyaron a Walker.

Nuestro pensamiento pertenece a la economía norteamericana
junto con nuestra economía.
Ellos son Roma, dijo un Presidente costarricense, ellos son Roma y Occidente – alabándolos –.
Pero después de Freud, ¿quién habla así impunemente?
Si lo dice como señor lo piensa como esclavo,
si lo dice como esclavo lo piensa como su señor.

De qué sirve que el Ejército esté prohibido en Costa Rica
si el Ejército no está prohibido en Norteamérica.

Dónde está Juanito Mora

Él nunca dijo Yes en la Casa Presidencial
y nunca dijo sí a los cafetócratas
y le dijo que no a Buchanan cuando Buchanan quería darle la Presidencia de Centroamérica
para que él le diera Centroamérica a Buchanan.

El valor de las armas está en él
el valor de las palabras está en él
el valor de la palabra Basta.

Hace cien años él sabía más que cualquiera de nosotros
sin radio sin teléfono sin morse
porque quien quiere saber sabe
sin radio sin teléfono sin morse

Saber a veces es nada más
Que un grito: ¡A las armas!
y él dio ese grito.

Su idioma era un idioma directo y elegante, con alma y claridad:
“Ha llegado el momento que os anuncié. Coged las armas.”

Y cogió las armas frente a Walker
como un griego frente a Jerjes,
porque él también había salido de una pequeña ciudad
a defender a Sudamérica,
defendiéndola en Guanacaste
dándole tiempo a Sandino para que se organizara.
Y estaba solo en su país solo y maravilloso
lleno de paz, lleno de vacas, lleno de árboles
y se fue a pelear por la libertad de otro país
no para ensanchar su país
sino porque el otro país fuera libre como su país.

Cazador de cazadores, vio venir a William Walker,
el sucio negrero de azulados ojos, vio venir a Wílliam Walker,
el superhombre del Sur esclavista y trampero,
lo vio venir, mosca oscura del Destino Manifiesto,
y lo cazó en el reino del aguacate,
como una araña astuta lo enredó en el trópico,
como se le quita el sombrero a Perico de los Palotes
él le quitó el río a William Walker y le quitó Nicaragua
y lo derrotó en Santa Rosa y en Rivas y lo hubiera matado
con su machete cafetero
como a la coral o la toboba.

Durante toda la guerra en la ciudad y en la selva
el machete de Juanito Mora voló sobre William Walker.
Nunca tuvo la muerte más cultura.

A veces la historia es un hombre a tiempo
con un pueblo a tiempo.
Aún vivimos de su mezcla de vate y de peón,
rápido y exacto en la práctica de las armas,
bueno para la profecía,
analizando sin error al gringo.
Pensaba siempre a partir de los hechos
y siguiendo esta premisa él invadió al invasor.

Juanito Mora al frente de la tropa
Compartiendo el derramamiento de la sangre,
y su guerra un programa de liberación humana,
viendo la realidad,
poniéndola a disposición del porvenir.

“Marchemos a combatir por la libertad de nuestros hermanos.
Ellos os esperan para alzarse contra sus tiranos.

Su causa es nuestra causa. No vamos a lidiar por un pedazo de tierra.”
Y los labradores abandonaron sus tierras húmedas, de sol blanco,
salieron de sus haciendas frescas, de su país frío de arados y de flores
y pelearon en la frontera, cuarenta grados a la sombra,
y no tenían “profundos tácticos ni capitanes eminentes”
sino una tendencia “en conjunto con la libertad.”

Esa fue la guerra de Juanito Mora contra los Estados Unidos,
en que él condujo al pueblo contra los Estados Unidos,
y el pueblo lo asesoró contra los Estados Unidos,
y fue la primera guerra perdida por los Estados Unidos.

Costarricense, no interrumpas tus nobles faenas,
pero prepara tu Juanito Mora.

ANEP rindió homenaje a Juanito Mora

Este martes 11 de abril, en la conmemoración de los 167 años de la Batalla de Rivas, la ANEP brindó un pequeño, pero emotivo homenaje a Juan Rafael Mora Porras, al pie de su tumba, ubicada en el cementerio General. 

Para la ANEP el legado de Juanito Mora es innegable y su invisibilización es un ataque a la memoria histórica de la idiosincrasia costarricense.

Compartimos el video del homenaje realizado:

Sin Palabras, de César Olivares

Lo más valioso de nosotros los humanos son las palabras. Somos humanos porque tenemos palabras.

Entre las palabras más preciadas de todas las palabras están las palabras que nos identifican, nuestro nombre.

El crimen más grande que se ha narrado es el diluvio universal en el que, con unas poquísimas excepciones, todos los animales, incluyendo a los humanos, fueron arrastrados a la muerte por asfixia. Pero el crimen mayor no fue la matanza generalizada, que incluyó recién nacidos y ancianos, lo peor de todo es que de aquel episodio horrendo solo quedaron los nombres de Noé y de su familia, mientras los nombres de las víctimas fueron arrancados de raíz como fueron arrancadas sus vidas. Nombres sepultados en el olvido, vidas sepultadas bajo el agua.

Ahora los grandes poderes económicos están secuestrando palabras que hemos cultivado durante milenios. El caso más destacado es cómo se han venido apoderando de la palabra emprendimiento y sus derivados.

El emprendimiento más importante de toda la historia de Costa Rica fue la Campaña Nacional de 1856 y los emprendedores más conspicuos fueron Juanito Mora, el General Cañas y Juan Santamaría.

Grandes emprendimientos fueron la reforma social de 1943 y la reforma del estado de 1948. Grandes emprendedores fueron Calderón Guardia, Manuel Mora, Monseñor Sanabria, José Figueres.

Algunos de los grandes emprendedores de 1856 y de 1943 tuvieron también negocios, pero sus emprendimientos importantes no fueron los negocios, fueron la conformación de Costa Rica.

Tenemos emprendimientos extraordinarios en los campos de la ciencia, el arte, la literatura, el deporte y las actividades comunales y políticas. Una buena novela, una poesía impactante, una escultura son emprendimientos admirables. También son emprendedores los que suben al cucurucho del Chirripó, los que movilizan al pueblo, los que investigan y escudriñan la ciencia para conocer más y más de los movimientos sísmicos o para producir nuevos medicamentos. Y son muy emprendedores quienes se empeñan en organizar mejor los sistemas de salud y otros servicios públicos.

Pero quieren robarnos la palabra emprendimiento, redefinirla para mutilarla, para dejársela solo a quienes se dedican a los negocios. Hasta la han convertido en un sinónimo. Antes se decía que una persona creaba un negocio o una empresa, ahora crea un emprendimiento. Y han tenido éxito.

El éxito que han tenido los grandes poderes económicos en la redefinición de la palabra emprendimiento se debe en buena parte al mimetismo de los humanos. Ese mimetismo lo descubrí yo hace muchos años, no en ningún libro sino repartiendo volantes. En aquellos años nos plantábamos a las cinco de la mañana a repartir volantes en las paradas de buses. Las personas cogían el papelito, una tras otra, pero en algún momento alguien lo rechazaba de manera ostensible. Cuando eso ocurría todos los que seguían continuaban rechazando el papel que intentábamos entregarle. Fórmula mágica: tras un rechazo, dos pasos atrás, pausa, y continuar cuando seguían en la fila quienes no habían observado el rechazo.

Ese mimetismo humano ha sido aprovechado para poner a dos o tres personas influyentes a utilizar emprendimiento como sinónimo de negocio para que la multitud repita y repita.

¡Qué no nos roben las palabras! ¡Que sigan siendo los más grandes emprendedores aquellos que se empeñan en lograr objetivos para el bien común sin esperar ganancias personales!

Publicado por el autor en su espacio de Facebook y compartido con SURCOS por Juan Carlos Cruz Barrientos.

Imagen ilustrativa.

Contexto histórico: revoluciones hispanoamericanas por la independencia: 1821-2022

Imagen tomada de Wikipedia

Por Trino Barrantes Araya
Correo-e:
camilosantamaria775@gmail.com
Partido Vanguardia Popular – Costa Rica
Fundado: 16 de junio de 1931

El núcleo básico de contradicciones, los aspectos tempo/espaciales que dan lugar a los procesos independentistas de las provincias del Istmo Centroamericano, comparten situaciones endógenas (internas) y exógenas (externas) muy parecidas para cada una de estas formaciones económico-sociales.

La crisis política/económica que vive Europa, la revolución independentista, las ideas de la ilustración, la revolución industrial y, a lo interno de nuestro continente, la afirmación de la nación y el surgimiento de los estados, formaran así, los elementos que tuvieron lugar en la construcción de Centro América.

En nuestro país, el proceso en la definición de la Tercera Independencia ha sido constante. El 29 de octubre de 1821, se firmó el Acta de Independencia. Treinta y cinco años después el General José María Cañas, José Joaquín Mora y Juanito Mora Porras, afirmaban la segunda independencia, infringiendo una gran derrota al imperialismo yankee que, bajo los designios de la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto querían hacer de nuestros territorios, colonias esclavistas adheridas al proyecto expansionista e imperialista de los Estados Unidos.

Pero seamos claros, el marco de desarrollo que culmine con una gran lucha por la liberación nacional nos sitúa en la hoja de ruta por la Tercera Independencia. El debilitamiento monárquico, la ilustración, las grandes revoluciones, la de las Trece Colonias y la Revolución Francesa, amén de la invasión napoleónica a España, definitivamente maduraron las condiciones y dieron lugar a que la chispa independentista, encendiera la pradera de América Latina-.

Dos grandes ejes se toman la agenda de nuestro continente. La revolución industrial y la ampliación de nuevos mercados, les ofrecía a nuestros países una dinámica muy importante; en segundo lugar, el reemplazo del poder monárquico, por una nueva correlación de fuerzas, abría una amplia alameda a la libertad, la soberanía y la independencia.

Obviamente que, la ideología liberal que impregna el ideario de estas revoluciones hispanoamericanas de independencia pone a las nuevas clases dominantes a la puerta para el desarrollo de un comercio de libre mercado. Pero a la vez, este elemento fijó también el mecanismo de las grandes asimetrías entre la periferia y las colonias recién liberadas del yugo español.

Estos 201 años de lucha constante de los pueblos latinoamericanos, por alcanzar la última y definitiva independencia, son hoy más que una urgencia. Hace solamente un año, con toda la parafernalia de los Estados neoliberales en nuestro continente, se festejó el bicentenario de la independencia de España, de México. Fiestas que se desarrollaron en el marco de una profunda crisis sistémica del capitalismo a nivel mundial, que demuestran el fracaso de las políticas neoliberales.

Ese proceso de lucha, por la tercera independencia, que señalamos en el párrafo anterior, puede graficarse en grandes acontecimientos contemporáneos: El triunfo de la revolución cubana en 1959; la derrota a la dictadura de Somoza a través del triunfo de la revolución sandinista de Nicaragua, en 1979. Los grandes triunfos de procesos alternativos con la revolución bolivariana de Venezuela, en 1999. Afirmación de Estados plurinacionales con el triunfo de Bolivia, 2006. Otros grandes saltos de calidad histórica, también los vivimos hoy con el ascenso de, Andrés Manuel López Obrador en México, Gabriel Boric en Chile y recientemente el Triunfo del Pacto Histórico, con Gustavo Petro y Francia Márquez en Colombia. El caso de Perú con Pedro Castillo también debe sumarse a esta nueva oleada de afirmaciones de los proyectos alternativos y contestatarios.

Las revoluciones de independencia en nuestro continente, en nuestro país, no pueden ser explicadas sin tener a la base el papel fundamental que jugaron las mujeres en la resistencia histórica y la construcción de la matrias latinoamericanas. No son pues, 201 años de independencia, son 530 años de resistencia.

“… Los iroqueses, los guaraníes y otros indios de las Américas elegían a sus jefes en asambleas, donde las mujeres participaban a la par de los hombres, y los destituían si se volvían mandones…”, (citado en Las venas abiertas y sus banderas: El tigre azul y nuestra tierra prometida, Galeano,2001:90).

¡¡¡ Juanito Mora, José Joaquín Mora y José María Cañas viven, la lucha por nuestra tercera independencia sigue!!!

Don Juanito Mora: impulsor de las ciencias naturales de Costa Rica

La Academia Morista Costarricense y la Benemérita Biblioteca Nacional se complacen en invitarle a la conferencia “Don Juanito Mora: impulsor de las ciencias naturales de Costa Rica”, por el Dr. Luko Hilje Quirós.

La actividad será el lunes 4 de julio a las 4:00 p.m. y se transmitirá por los Facebook:

 Biblioteca Nacional Costa Rica https://www.facebook.com/bibliotecanacional.mcj.cr/ 

Academia Morista Costarricense https://www.facebook.com/academiamorista/ 

La decisión de la Academia Morista

Manuel Delgado

La invitación al presidente de la República y la orden concedida a su ministro de transportes por parte de la Academia Morista me parecen, para decir lo mismo, una falta de tacto.
No solo por su fondo, por el carácter marcadamente político de ambos actos, sino también por la oportunidad. Este gobierno está entregando la soberanía nacional al FMI y las transnacionales en contra del espíritu libertador de Juanito Mora, está enterrando el Estado Social de Derecho creado e inspirado por don Juanito, está empobreciendo más que ninguno al pueblo trabajador que don Juanito defendía y está arremetiendo salvajemente, por acción y por comisión, contra nuestros pueblos originarios, en contra del sentido de Patria defendido por el Libertador. Un desacierto que deja mucho que desear de esa academia a la que tanto hemos admirado.
Los que nos llamamos moristas defendemos un concepto de país totalmente contrario al que impulsan estos mandatarios, y ese acto de la academia ofende el nombre y la memoria de nuestro Libertador.

205 aniversario del natalicio Juanito Mora

Hoy 8 de febrero, en el 205 aniversario del natalicio de nuestro Héroe Mayor, Luko Hilje nos comparte este artículo, basado en una conferencia que dio hace un año en el Club Unión, organizada por el grupo cívico La Tertulia del 56, al cual pertenece.

Revista Comunicación. Volumen 27, año 39, núm. 2, julio-diciembre, 2018 (pp. 69-82):

 

Imagen tomada de Wikipedia

Enviado por Luko Hilje.

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Charla “Don Juanito Mora en sus tiempos finales”

Este jueves 19 de abril a las 6 p.m. en la biblioteca pública de Heredia Dr. Marco Tulio Salazar, se estará llevando a cabo la charla “Don Juanito Mora en sus tiempos finales”, impartida por Luko Hilje Quirós, Investigador en temas históricos, miembro del grupo cívico La Tertulia del 56.

Charla Don Juanito Mora en sus tiempos finales

Enviado por Luko Hijle Quirós.

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