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Etiqueta: luchas de las mujeres

Marzo mes de la historia de la mujer y de sus luchas

Alberto Salom Echeverría

Introducción

En el año 1975 la ONU celebró por primera vez honrar a la mujer. En 1996 acordó -dice la crónica- un lema: “Celebrar el pasado, planificar el futuro”. El lema escogido entonces por las Naciones Unidas no me deja para nada satisfecho. Tengo que escribirlo en primera persona, obviamente porque es mi parecer. Lo razono de la siguiente manera: uno celebra a las mujeres y sus luchas siempre, en el pasado, en el presente y en el futuro. En el pasado lejano pude no haber estado, en el futuro puede que ya no esté. Por eso, lo crucial es el presente.

Si en verdad deseamos honrar a la mujer y hacer nuestras sus luchas, el lema debería transformarse para que se convierta en un “leitmotiv” para toda la especie humana en todo momento. En este sentido, personalmente quedaría más conforme si el lema dijera algo como “Conmemorar las luchas de las mujeres. Compartir sus preocupaciones hoy y siempre, luchar junto a ellas y para ellas”.

Un poco de historia

Fue a inicios del siglo XX, en plena sociedad capitalista industrial, cuando la mujer se había incorporado a los talleres textiles y fábricas, que se comenzó a formar más conciencia en primer lugar en muchas de ellas y entre determinados luchadores sociales, tanto mujeres como hombres, acerca de las enormes desigualdades sociales y laborales que subsistían y afectaban de una manera singular a la mujer trabajadora.

La incorporación al trabajo remunerado de carácter salarial no impidió que la mujer continuara soportando las tareas del hogar sumadas al cuido y la educación de los hijos en la casa. Se conformó así para ellas, una doble o triple carga de trabajo, pero, reitero, únicamente para las mujeres. Fue la primera vez en la historia, que semejante carga de trabajo recayó sobre las féminas; a partir de entonces fue menester hablar de que tales mujeres tenían una jornada de ocho horas o más de trabajo “remunerado” y otra no remunerada de dos o más labores especializadas que fueron denominadas trabajo doméstico, no pago. Por mucho tiempo, esta doble o triple jornada de las que hablamos para las féminas, se mantuvo invisibilizada para el resto de la sociedad.

En cuanto al trabajo remunerado, considero necesario puntualizar que, en la inmensa mayoría de los casos, la mujer recibía y, en numerosas ocasiones recibe todavía, una paga inferior a la del hombre, aun cuando el tiempo dedicado al trabajo fuera y hoy siga siendo el mismo. Quiere decir que la explotación -en términos de extracción de plusvalía- es mayor en la mujer. Esto constituye una inmensa deuda social que, las sociedades capitalistas han acumulado con las mujeres. Otra deuda no reconocida, es la que se ha dado en llamar el trabajo doméstico no remunerado. La mujer fue la responsable en la sociedad antigua y lo sigue siendo en la moderna, de acarrear con gran parte del mérito de formar, educar y disciplinar la futura fuerza laboral de la sociedad, constituida por los hijos e hijas que asisten a la educación preescolar, a la escuela, al colegio y en numerosas ocasiones a las universidades, no es poco el mérito; pero, no obstante, se mantienen sin realizar un trabajo remunerado. Hay que reconocer que algunos hombres hoy comparten tareas domésticas con sus esposas o compañeras, pero no son ni por mucho la mayoría; el machismo se interpone todavía e impide que el hombre como género, esté dispuesto a compartir a plenitud las tareas domésticas con la mujer, como el cuido de los hijos. Es una realidad. Adicionalmente, no existe ninguna ley o norma que obligue a los hombres a apoyar el trabajo extra, de tiempo no pagado, que se efectúa en el ámbito doméstico. De ahí que, lo realiza exclusivamente aquél que se haya enfrentado con valentía a la ideología del machismo y que entienda que el amor a su pareja implica el mutuo apoyo y respeto en todo. Hasta entonces podemos hablar de igualdad real.

La violencia contra las mujeres

Las mujeres luchadoras sociales, jamás podrán olvidar que la celebración del 8 de marzo como el día internacional de la mujer, está jalonado de hechos de violencia social contra el género femenino, que hoy está vigente. Uno de los acontecimientos más espeluznantes y abominables, fue el que se dio justamente el 8 de marzo de 1908, cuando murieron 129 mujeres en la fábrica Cotton de New York; las mujeres murieron calcinadas, porque frente a la huelga que ellas declararon, para conseguir la jornada de trabajo de 10 horas, y que se les pagara el mismo salario que los hombres por el mismo tiempo laborado, el dueño ordenó que se cerrara la fábrica para conseguir su rendición. La fábrica ardió, ocasionándose una de las tragedias más grandes que recuerde la historia de las luchas sociales y laborales. En 1909, fue la primera vez que se conmemoró el día de la mujer en honor de las trabajadoras que perdieron la vida en aquella tragedia. El año de 1910, marcaría un nuevo hito en la lucha de las mujeres por sus derechos, porque se celebró en la ciudad de Copenhague, la Segunda Conferencia Internacional de las mujeres socialistas, bajo la conducción de la gran líderesa Clara Zetkin, quien propuso declarar el 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer, para conmemorar el macabro acontecimiento ocurrido en la fábrica Cotton de New York.

En los tiempos actuales las mujeres continúan siendo objeto de la violencia machista intrafamiliar y en otros espacios. La violencia contra la mujer sigue imperando, a pesar de que se ha avanzado bastante en la aprobación de leyes que castigan a los responsables de la agresión contra las mujeres.

Por fin, el 8 de marzo de 1975, en la ONU quedó oficializado el Día Internacional de la Mujer. Hay razones para festejar ese día, porque son muchas las conquistas alcanzadas, tales como, la incorporación cada vez en forma más abundante de la mujer al trabajo; se han producido conquistas importantes en la reducción de la jornada laboral a 8 horas, de los trabajadores en general, mujeres y hombres; además, algunos hombres han adquirido consciencia de lo relevante que es colocarse a la par de sus compañeras en las reivindicaciones sociales y laborales que están pendientes y un sinfín de otras conquistas. Sin embargo, es mucho el terreno que aún queda por recorrer; en cuanto a los derechos de representación, la ONU ha informado que, a escala mundial, las mujeres ocupan solamente el 24,9% de los escaños en los parlamentos, en el mismo sentido, únicamente 22 países en todo el mundo tienen a una mujer como jefa de Estado o de gobierno. (Cfr. Redacción Sociedad. “Día de la Mujer 2025: Por qué el 8 de marzo no se celebra, sino que se conmemora.” Losandes.co.ar/sociedad/día-la-mujer-2025…)

Epílogo

La vida de la mujer ha sido fatigosa y durante mucho tiempo hasta cruel sobre esta tierra, sufrió y sufre maltratos de parte del hombre en el seno de su propia casa. Sobre todo, durante el período de la esclavitud. La gran pensadora Hanna Arendt demuestra que, entre los esclavos y las mujeres acometían las tareas de la producción, aunque, debemos recordarlo, sin remuneración alguna. Los “libres” eran exclusivamente los hombres no esclavos; eran los ciudadanos que asistían en Atenas al Ágora, a discutir sobre los problemas de la ciudad. Nadie más tenía derechos en la sociedad antigua. Han debido pasar siglos antes de que la mujer pudiese salir de la esclavitud del hogar para lograr incorporarse al trabajo remunerado. Cuando lo hizo fue en condiciones de inferioridad respecto del hombre, percibiendo salarios inferiores, casi sin derechos y con jornadas extenuantes, en el principio de la época industrial y en condiciones vejatorias de las que hubo de librarse merced a luchas indecibles y heroicas.

Hoy la mujer ha adquirido la ciudadanía en la mayoría de las sociedades occidentales, y cuenta con derechos civiles y laborales adquiridos mediante la lucha social. Sin embargo, está lejos todavía de vivir despojada de la esclavitud del hogar, del maltrato a manos de sus esposos o amantes, de sus patronos o jefes, quienes todavía no guardan el respeto que es debido, porque carecen de consciencia de que hombres y mujeres hemos de vivir en igualdad real de condiciones y no solo lo que dictan las leyes y otras normas.

Está bien que conmemoremos cada 8 de marzo el día de la mujer, y hasta que celebremos las conquistas alcanzadas por ellas y para ellas. Pero, de nuevo hay que reiterarlo, falta mucho camino para que vivamos en sociedades donde la convivencia sea de verdad civilizada y en igualdad real entre mujeres y hombres. El escollo principal lo constituye la sociedad de consumo, la lucha voraz por la subsistencia, la pobreza que no ceja y que la padecen sobre todo las mujeres solas cabeza de familia, así como la creciente desigualdad social, laboral y política; en circunstancias en las que las mujeres, nuestras madres y abuelas, esposas, compañeras, hermanas, amigas siguen teniendo un papel subordinado y como lo dejamos narrado, hasta de maltrato en esta sociedad contemporánea.

8M Nuestras luchas

Macarena Barahona Riera

Teniendo por mejor en mis verdades consumir vanidades de la vida que consumir la vida en vanidades” Juana Inés de la Cruz

La huelga de trabajadoras de Nueva York en 1857 por mejores condiciones de trabajo, por disminuir la jornada laboral en la fábrica Cotton y donde mueren 129 mujeres, por un incendio provocado, del cual no pudieron escapar.

El tributo a ellas y la memoria de más de siglo y medio de luchas de las mujeres por mejorar la vida en toda sus dimensiones, fue el inicio levantado en su momento por Alexandra Kolontai en la Rusia revolucionaria, por Rosa Luxemburgo en la Internacional Socialista / víctima también de la violencia patriarcal fascista/, y es desde el año de 1975 que la Asamblea de las Naciones Unidas decide incluir esta fecha en las conmemoraciones mundiales.

Celebremos estos 50 años de Conmemoraciones del 8M, que ha ido creciendo en todo el mundo.

Revisemos su significado histórico y político, y a la vez, construyamos el reconocimiento mundial a las mujeres que pertenecen a la clase trabajadora, a las campesinas, las operarias, las burócratas, las de los diferentes gremios profesionales, técnicos, las asalariadas, a las mujeres migrantes que sobreviven a las guerras y a los desastres naturales y políticos.

Hace 168 años que estas mujeres, probablemente migrantes europeas (Nueva York es fundado por migrantes) pobres, valientes, como son las mujeres cuando emigran, ellas se organizan, ellas deciden luchar, se defienden de la voracidad del capitalismo, se reconocen portadoras y creadoras de riqueza, se dignifican ante nuestro presente donde las mujeres no se perciben a sí mismas como creadoras de capital, generadoras de la riqueza que nuestra clase oligarca guarda en paraísos fiscales, evadiendo los impuestos, para no compartir con la sociedad esa riqueza producto del trabajo de hombres y mujeres.

Empleo, salario, trabajo, producción, educación, arte, ciencia, de la mano de mujeres poderosas y débiles. De la mano de las trabajadoras que luchan por mejores condiciones de trabajo, de las maestras, de las docentes, de las trabajadoras del sector público que luchan por defender nuestro código de trabajo y garantías sociales de la voracidad de políticos y empresarios.

Reconocer y revalorar el trabajo de la campesina, de la obrera agrícola que corta la piña, empaca la yuca, lava el banano, planta las flores, ¿Tendrán todas seguro social?, ¿Tendrán salario mínimo? ¿Tendrán los meses de maternidad? ¿Tendrán sindicato?

¿Sabemos desde la academia y la cultura política, las condiciones de vida de la clase trabajadora, de las mujeres responsables de sus familias, cuidadoras del presente y el futuro, conocemos sus necesidades, sus esperanzas?

Los derechos humanos de las mujeres son el derecho a la educación, el derecho a la salud, el derecho al desarrollo, el derecho al trabajo, derecho a la participación política, derecho a una vida libre de violencia, derechos sexuales y derechos reproductivos.

Nuestro mayor reto es el derecho a la no violencia, a la paz en la sociedad y en cada familia costarricense para erradicar las muertes y agresiones.

Luchar en contra de la violencia, es defender la democracia, es luchar por La Paz, es construir desarrollo, es el futuro para que las mujeres puedan ser libres. Y en menor desigualdad en todos sus derechos.

Las luchas son también por un pensamiento feminista, que incorpore los aportes de las mujeres, que sea descolonizado, donde la sabiduría de los pueblos originarios y afrodescendientes sea conocimiento y ciencia, donde la naturaleza y el agua tenga derechos, donde las academias e instituciones de salud y de educación eliminen desigualdades.

Las mujeres debemos crear nuestro propio algoritmo, ser solidarias, sororarias, cocuidarnos, sabias de nosotras, Macarena Barahona Riera

8M luchas de las mujeres 50 años de Conmemoraciones del 8M Día Internacional de la Mujer mujeres derechos violencia coeducarnos y reconstruirnos democráticamente, horizontalmente en la libertad y el valor de las obreras de Nueva York de hace 168 años que recordamos cada 8M desde hace cincuenta años!

¡Ni una menos!

Imagen: Invitación al conversatorio acerca de los 50 años de reconocimiento del día por los derechos de las mujeres. Puede ver la nota aquí.

Alternativas: Conmemoración del Día Internacional de las Mujeres, historia, análisis y avances en materia de género

En conmemoración del Día Internacional de la Mujer, el pasado viernes 04 de marzo en el programa radial Alternativas, se desarrolló la “Conmemoración del Día Internacional de las Mujeres, historia, análisis y avances en materia de género”. Se contó con la participación de:

  • Chenna Lobo
  • Albena Muñoz
  • María Fernanda Chávez
  • Priscilla Vindas
  • Luis Álvaro Calderón

Les invitamos a seguir la discusión de este tema accediendo al siguiente enlace https://www.facebook.com/AlternativasGrecia/live_videos/?ref=page_internal

Las alertas que no duelen / 8M Costa Rica

Allison Quintanilla Hernández
Planificadora Económica y Social
Colectiva Voces Violeta y Me Pasó En La UNA

En Costa Rica hemos entrado en la fase de alertas. Por un lado, en el espacio político del Estado, y otra de salud pública, las dos responden a hechos que constituyen una coyuntura compleja para los últimos acontecimientos en la región, hablamos de una crisis democrática y la poca transparencia política que viene desde los principales poderes de la república, hasta la praxis de manipulación en los titulares de medios de difusión que venden a conveniencia de los poderes fácticos.

Por otro lado, se activaron todas las alertas de salud pública en el país luego de que las autoridades de salud confirmaran los primeros casos de coronavirus en el país, estas dos últimas alertas han sido noticia rápidamente, generando no solo una gran expectativa en la sociedad costarricense, sino que plantea cambios en la coyuntura y las dinámicas cotidianas. Por supuesto, parece bastante vendible en los medios y hasta traumatizante para esta sociedad, ver una casa presidencial allanada o una persona que permanece delicada por COVID-19.

Sin embargo, parece que hay unas alertas que duelen menos, trauman menos y generan menos expectativa que estas últimas, y es que pese a que desde el 2007 al 19 de febrero de este año llevamos contabilizados 353 femicidios en Costa Rica, las alertas rojas no calzan en la constante guerra contra los cuerpos feminizados. Con esto, es preciso apuntar que ninguna de las alarmas anteriores es comparable o que son menos importantes, por el contrario, las alarmas que se encienden para atender una crisis política o de salud pública son totalmente necesarias, y por lo tanto no hay excusa en no plantear como urgente una alerta roja contra los femicidios en este país.

Recientemente, las redes sociales se llenaron de denuncias públicas sobre intentos de secuestros o agresiones sexuales hacia mujeres, hoy 9 de marzo seguimos a la expectativa de encontrar con vida a una joven de Cartago desaparecida la noche del miércoles anterior, y pese a esto las respuestas del Estado, y del Ministerio Público siguen siendo insuficientes y complacientes con la violencia, esto último les convierte en cómplices de cada uno de los femicidios que hemos registrado como país, donde solo el 26% de los casos son sentenciados.

Estas alertas parecen no doler en la sociedad, no remuerden, mucho menos responsabilizan, y la impunidad pareciera ser la respuesta de facto que muchas mujeres cargan ante la falta de justicia de género transversalizada a las políticas públicas del país. Una sociedad altamente machista y conservadora, que responde con violencia estructural, no nos deja más arma que la organización con nuestros cuerpos, y es por eso que las alertas que nos duelen a nosotras son las 353 compañeras que no están con nosotras, las alarmas de las mujeres trabajadoras de una empresa textil en 1857 iniciando la huelga de mujeres que hoy nos conmemora como el Día Internacional de la Mujer.

Seguimos luchando por las mismas desigualdades, unas más acentuadas que otras, donde hemos alcanzado algunos derechos políticos, sociales y económicos, pero no hemos alcanzado la plena libertad sobre nuestros cuerpos, pues aún sigue siendo satanizado el discurso que defiende nuestros derechos sexuales y reproductivos, es la violencia a nuestros cuerpos lo que declara una guerra de género. Ante esto, muchas mujeres en el mundo siguen construyendo desde la resistencia, la organización y la autonomía de los cuerpos feminizados, pero la guerra no ha terminado, no se detiene.

Por eso, nosotras acordamos nuestras propias alertas, esas que alertan sobre las violencias que pasan por nuestros cuerpos, es nuestra organización y denuncia la que tiene que estar dentro de la discusión coyuntural del país, nuestras agendas también son importantes. Las mujeres somos la mitad de la población mundial, y por lo tanto, no vamos a permitir que nuestras agendas sigan quedando en segundo plano, ni mucho menos que se conviertan en monedas de cambio. Somos una alerta morada, una alerta verde, y con o sin permiso del Estado vamos a seguir alertando que nos están matando.

Fuente: Observatorio de Género Poder Judicial