El martes 2 de julio al ser las 6:00 p.m. se llevará a cabo el foro “Retos de Costa Rica como país de acogida del exilio nicaragüense”, mismo que contará con la participación en la mesa principal las organizaciones: Red de Mujeres Pinoleras, Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, Servicio Jesuita para Migrantes “Costa Rica” y el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional – CEJIL.
Esta actividad se desarrollará en Paraninfo UNED, ubicada en Sabanilla. Y contará con transmisión por Onda UNED.
El cupo es limitado, necesita confirmar la asistencia en el formulario en línea.
Por Memo Acuña. (Sociólogo y escritor costarricense)
A inicios de la semana que concluye el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, emitió una nueva orden ejecutiva relacionada con el tema migratorio. En esta disposición, se restringe el ingreso de migrantes indocumentados y se limita la posibilidad de obtención de la figura de asilo.
Nada nuevo en el marco de una retórica de continuidad en la política migratoria estadounidense que pareciera no establecer diferencias entre Republicanos y Demócratas cuando se trata de este tema.
Justamente, las voces de esperanza en que Biden realmente lograra adecentar la política migratoria de Estados Unidos con un corte absolutamente securitario, no repararon en que detrás de una aparente humanización y adecentamiento de las acciones en materia de migración, seguridad fronteriza, integración, se posicionaba el enfoque real con el cual Estados Unidos como país ha abordado el tema en los últimos 25 años.
Esta Orden Ejecutiva firmada el 3 de junio, llega en un momento político aderezado por la campaña electoral estadounidense. En este sentido, bien es conocida la postura racista, xenófoba y antiinmigratoria de Donald Trump, el seguro candidato republicano, con la cual se ha granjeado millones de votos sustentados en una combinación entre enojos y un nacionalismo exacerbado.
Tomando posturas de esta naturaleza, Biden apuesta también por obtener apoyos para su estrategia política, en medio de un contexto en el que las movilidades humanas no cesan a nivel global. En lo que se escriben estas notas, se conoce del drama de cientos de personas migrantes africanas en Islas Canarias, en España. Es que las movilidades humanas poco entienden de cercas, vallas fronterizas, políticas duras y agresivas.
El presidente estadounidense ha dicho que con la firma de esta acción se recuperará el control de las fronteras, desbordadas como están por la necesidad incesante de cientos de miles de personas. La pregunta, que no es retórica, que debemos hacernos es quién firmará de una vez por todas una acción global contra la violencia, el hambre, la miseria, la desigualdad, el racismo, la pobreza. Aguardemos entonces.
Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)
Dos semanas después que el primer grupo de hondureños y hondureñas se dieran cita en una estación de autobús en San Pedro Sula para iniciar un recorrido vía terrestre por fronteras centroamericanas con rumbo a Estados Unidos, fui invitado a un encuentro de escritores centroamericanos en la ciudad de Comayagua.
Allí, el coordinador del encuentro Fabio Castillo, me solicitaría el desarrollo de un taller de escritura al que accedí gustoso. Preparé una actividad orientada a desarrollar con ciertas palabras clave, una serie de imágenes que pudieran ser ensambladas en un texto poético.
Pronto entendí que había un contexto, el de la salida de personas de sus lugares de origen, que estaba traslapándose con la actividad y empezaron a salir imágenes muy fuertes sobre el dolor, la despedida y la ausencia.
Este taller desarrollado en noviembre de 2018 fue el punto de inicio de un proceso en transcurso que nos ha llevado a acompañar grupos de estudiantes, artistas, profesionales en psicología, sociología y otras disciplinas en Colombia, Guatemala, El Salvador y Costa Rica.
Conscientes de la necesidad de activar mecanismos de sensibilidad que pasen por el cuerpo, hemos entendido que no es posible la comprensión de un fenómeno tan complejo solamente desde el dato y la estadística.
Por eso, aún con mucho por aprender luego de 4 años y medio de implementación, pensamos que es desde la palabra, el sonido y la voz, que las personas participantes pueden darse una idea sobre estos procesos de movilidad que nos cruzan como región.
Continuamos afinando la metodología, revisando más material, afinando el sentido del corazón para buscar entender más estas dinámicas y construir empatías.Ese es nuestro proyecto.Esa es nuestra política del yo migrante que deseamos impulsar.A eso estamos abocados.
Taller realizado el miércoles 17 de abril del 2024 con estudiantes de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional.
Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)
Minutos antes de lo inevitable, una funcionaria de los servicios de migración del gobierno mexicano ordenaría no abrir las compuertas de un lugar donde permanecían hacinadas, cansadas y asustadas, más de 40 personas migrantes provenientes de varios países de Centro y Suramérica.
Ocurrió el 27 de marzo de 2023 en una estación migratoria ubicada en Ciudad Juárez, fronteriza entre México y Estados Unidos.
Lo verdaderamente insólito del hecho es que las imágenes reveladas de las cámaras de seguridad del lugar mostraron la pasividad, aún más, la lesividad con que varios funcionarios del centro abordaron la tragedia.
Ante los gritos desesperados de personas que ya sentían el calor y la asfixia de un incendio provocado por la quema de unos colchones en protesta ante las condiciones inhumanas de detención (sin agua, sin alimentación y con un grado de hacinamiento sumo), las personas encargadas mostraron desidia, omisión, desinterés.
Luego se conocería, en los pocos datos que va arrojando la investigación en curso, que la actitud de los funcionarios respondía a una supuesta orden emanada por la encargada de la estación migratoria, en respuesta a las actitudes de protesta de las mismas personas migrantes.
En tiempos en que la necropolítica se superpone a cualquier forma de gestiónde la esperanza, es necesaria una rápida acción de la empatía y el abrazo como políticas afirmativas. Esto empieza por nombrar, desde la memoria, lo ocurrido.
Este 27 de marzo prendamos luz por esas almas que no tuvieron escapatoria y murieron en medio del humo que les abrazó sin tregua. Mientras más gente siga terminando sus vidas de esta manera habremos fracasado como civilización.
La Embajada de Colombia invita al conversatorio “Narrativas de mujeres migrantes colombianas: relatos desde Costa Rica”, a cargo de la doctora colombiana Luisa Ochoa Chaves, docente del Centro de Investigación en Comunicación de la Universidad de Costa Rica y Ana Belén Calderón Elizondo, estudiante de la carrera Ciencias de la Comunicación Colectiva (ECCC) con Énfasis en Relaciones Públicas de la Universidad de Costa Rica.
Finalizado el conversatorio, presentación musical *Tocá el Tambó*.
Auditorio del Museo Rafael Ángel Calderón Guardia, barrio Escalante
Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)
Esta vez la reunión no fue en el propio Tapón del Darién. La parafernalia diplomática sucedió más bien en zona de frontera entre Costa Rica Y Panamá, justificada por la apertura de un centro aduanero y migratorio que respondiera a las necesidades fronterizas de ambos países.
Los presidentes de Costa Rica y Panamá inauguraron en una reciente reunión celebrada del lado costarricense, un Centro de Control Integrado de Migrantes, para la atención de los flujos en tránsito que aumentaron dramáticamente en 2023.
En lo que llevamos de 2024 cerca de 70.000 personas han cruzado la zona fronteriza entre Panamá y Colombia, constituyendo desde ya una expresión de un fenómeno sin vías de solucionarse.
Se estima que el paso por Costa Rica tenderá a duplicar las cifras alcanzadas el año anterior, en el que cerca de 450.000 personas cruzaron la frontera con Panamá, provenientes de ese otro paso peligroso.
Volviendo a la reunión presidencial para aperturar el centro mencionado, llamada la atención la continuación de un perfilafincado en los esquemas de seguridad (control y administración migratoria) como medida paliatoria.De nuevo el enfoque de los derechos humanos pareciera haber desaparecido.
Mientras se sigan maquillando bajo la “contención de la crisis”, las verdaderas causas estructurales que motivan la migración y el funcionamiento de industrias migratorias cuyas ganancias a costas de la corporalidad de las personas no haya sido realmente atendido, este tipo de respuestas estatales solamente aumentarán el drama y el riego para cientos de personas que se movilizan a nivel internacional, buscando mejores oportunidades para sus vidas.
Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)
Enfundados con banderas republicanas del candidato Donald Trump y bajo el lema “Recuperemos nuestra frontera”, un grupo de personas autodenominadas “El ejército de Dios” llegó en los últimos días a las inmediaciones de Río Bravo, fronterizo entre México y Estados Unidos, uno de los principales puntos de ingreso de personas migrantes provenientes de Centro y Sur América.
Autoconvovados bajo la idea de servir de muro de contención humana al ingreso de cientos de personas a su país (EEUU), llegaron a la zona fronteriza en caravanas identificadas con consignas religiosas, en defensa de la vida, las armas, el país y en contra de lo que consideran la amenaza migrante.
Dueños de un enfoque restrictivo, buscan posicionar desde ya las ideas antiinmigrantes impulsadas por Donald Trump de cara a las elecciones nacionales de noviembre próximo. Con este enfoque, se identifica una inmensa mayoría de votantes, a los cuales las ideas populistas de la amenaza migrante les han calado profundamente.
“El ejército de Dios”, como se hacen llamar, está listo para actuar de oficio “cazando” migrantes en la frontera y defender así su territorio de “gente mala”, concepto que han logrado socializar de forma amplia.
Se llaman así mismos “Nosotros el pueblo”, frase con que inicia la Constitución de Estados Unidos.Uno se pregunta entonces cual idea de pueblo es la que subyace tras estos esquemas excluyentes y discriminatorios.
Arrogarse el derecho de decidir quién entra a un país bajo conceptos racializados, habla de cuán distintantes estamos de construir sociedades inclusivas y solidarias. No quisiera pertenecer a ningún “nosotros” ni ningún pueblo con estas ideas despectivas.
Hay otras formas de construirnos como experiencia colectiva.Seamos ese otro pueblo incluyente y amplio.Seamos nosotros ese otro pueblo levantado desde la inclusión y la convivencia.
Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)
Probablemente usted leerá esta columna horas antes o después del cambio de año. Una transición simbólica que al menos en mi caso implica considerar lo andado y plantearme nuevas expectativas ante lo que está por venir.
Estará por pasar o habrá pasado ya la declaratoria de cierre de año y la apertura de otro que comienza, todo en el marco de la solemnidad, la simbología o el silencio del momento. A cada quien su conteo. A cada quien su historia. La que importa.
Al cierre de las reflexiones que he compartido en este espacio en 2023 no puedo dejar de lado el rigor de las cifras, el valor del dato, pese a que por años es el enfoque cualitativo el que he preferido impulsar para mis estudios y escritos.
Terminamos este año 2023 con tres cifras que, pese a su aparente desconexión, revelan en su base la desigualdad y la inequidad existente en nuestras sociedades.
La primera cifra es de carácter doméstico. Al iniciar este año, en Costa Rica tuvimos uno de los meses de enero más violentos que se recuerden en la historia reciente con 73 homicidios solo en ese mes. Ese hecho hizo que las proyecciones y las prospectivas indicaran un número aterrador al finalizar el 2023: se decía que la cifra de homicidios podría alcanzar la devastadora cantidad de 900.
Y los cálculos no fallaron.
En lo que me senté a escribir este texto ya el conteo frenético llevaba 903 personas asesinadas en la Costa Rica excepcional y pacífica. Una estadística que quedará para siempre reflejada en la historia, como la más vergonzosa constatación de que el contrato social costarricense ha llegado a su término.
Pasada la pólvora y la borrachera de fin y principio de año y de cara a los comicios municipales, allí donde se teje territorialmente la red de la violencia homicida, el país debería entrar en un diálogo profundo y serio para detener este problema, que ya debería considerarse como el principal tema de salud pública a nivel nacional.
El segundo dato es realmente preocupante. Este año vio el aumento exponencial de personas migrantes por el mítico y peligroso paso del Tapón del Darién, un sitio inexpugnable, peligroso y riesgoso por el que han pasado cerca de 500.000 personas solo en 2023. Ni por asomo, parecido a la ya preocupante cantidad de 150.000 en 2022. El aumento de redes de tráfico de personas y la comercialización de este paso, ha provocado una severa coyuntura migratoria que está lejos de acabarse.
El tercer número es demoledor. Debe considerarse la última de las megacaravanas que hace unos días salió del sur de México con destino a la frontera norte. Formada por cerca de 10.000 personas, la colectividad migrante ha puesto a correr a las autoridades mexicanas y estadounidenses, para tratar de resolver con más seguridad y clausura de fronteras, una problemática a todas luces estructural.
Cabría aquí la sugerencia (respetuosa dirían algunos) de pensar en estos datos mientras hace su conteo para el cierre del año o su lista de metas para el 2024. No se puede estar completo en un mundo, en una sociedad que genera estos números.
Trabajo con mujeres en la comunidad de San José de Upala forma parte de las actividades del proyecto. Foto cortesía del proyecto: ED-3441.
En el Día Internacional del Migrante
Costa Rica es un país nutrido por múltiples poblaciones migrantes, desde tiempos antiguos hasta la actualidad.
De acuerdo con el Censo Nacional de Población y Vivienda de 2011, realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la población extranjera residente en Costa Rica es el 10% de la población del país (385,899 personas). El 74.6% proviene de Nicaragua (287,766 personas), seguido por Colombia (4.3%), Estados Unidos de América (4.1%), Panamá (2.9%), El Salvador (2.4%), y la República Bolivariana de Venezuela (1%).
En el cantón de Upala, en la frontera norte de Costa Rica con Nicaragua, se ha configurado una población transfronteriza que se caracteriza por tener nexos culturales, sociales y económicos en territorios entre ambas naciones. Además, es uno de los 10 cantones con los índices de desarrollo humano más bajos del país, padece de muy poca presencia estatal y alta exclusión social, desregulación migratoria e informalidad. Es por eso que la Universidad de Costa Rica (UCR) desarrolla el proyecto de acción social ED-3441 «Fortalecimiento de espacios para la promoción, defensa y exigibilidad de derechos en Upala», con el objetivo de fortalecer procesos organizativos y construir ciudadanías sólidas. Así lo describe Eugenia Boza, coordinadora del proyecto.
El empoderamiento de los derechos es fundamental en la transformación social de las comunidades. Foto cortesía del proyecto: ED-3441
En otras palabras, el proyecto brinda herramientas para que las comunidades y organizaciones trabajen en identificar y satisfacer sus necesidades, desarrollar habilidades de organización e incidir en las instituciones para demandar atención estatal en las áreas que les competen, agregó Boza.
Desde el año 2019, las acciones del proyecto se han concentrado en el distrito de San José de Upala, especialmente en las comunidades de Los Ledezma, Valle Bonito y Pueblo Nuevo, donde se trabaja con los líderes y lideresas de grupos organizados, personas involucradas en procesos de trabajo con niños, niñas y jóvenes locales, así como mujeres promotoras contra la violencia. Aborda la capacitación y el acompañamiento en procesos organizativos en comunidades, promoción de derechos y el desarrollo de habilidades blandas, como comunicación asertiva, trabajo en equipo y resolución de conflictos, fundamentales para el fortalecimiento de la cohesión comunitaria.
Iniciativas Comunitarias
En la comunidad de San José de Upala, se han desarrollado procesos concretos como la fundación de una asociación de desarrollo local para, posteriormente, establecer una feria de agricultores en las áreas comunes para el intercambio de productos.
Estudiantes durante la preparación del espacio para realizar una dinámica de visualización. Foto cortesía del proyecto: ED-3441
Boza destaca cómo en Valle Bonito asesoraron en la conformación de una Asociación de Desarrollo y cómo sortearon un inconveniente legal ya que dependían administrativamente de la asociación de Cuatro Bocas. «El fin no es solo estabilizar legalmente las organizaciones sino tener elementos, herramientas y habilidades para reconocer sus necesidades, priorizar aquello que les toca atender; determinar qué le toca a las instituciones del estado y cómo se puede atender esa situación para que justamente este proceso de promoción, defensa y exigibilidad de derechos no sea realizado por la Universidad de Costa Rica, sino como universidad brindar herramientas para que sea la gente la que lo haga», concluyó Boza.
Por su parte, Inés Estrella Wilson de nacionalidad nicaragüense, dirigente comunal de Valle Bonito de San José de Upala, asegura que el proyecto en el que ha participado durante cinco años, le ha brindado una serie de herramientas tanto personales, como la comunicación asertiva y gestión emocional; como colectivas, como liderazgo, empoderamiento de los derechos, elaboración de documentos, trámites y roles para cada persona dentro de una organización.
Las mujeres son una de las poblaciones en las que el proyecto se enfoca para contribuir con el mejoramiento social de las comunidades. Foto cortesía del proyecto: ED-3441
Fuera de la Universidad se han realizado acciones con organizaciones como Senderos, y la Red de Mujeres contra la Violencia, que está integrada por mujeres que se capacitan en el centro de Upala y se forman como voceras contra la violencia y posteriormente van a las localidades a desarrollar nuevas actividades.
Actividades artísticas con niños y niñas de la comunidad. Foto cortesía del proyecto: ED-3441
Para Boza el papel esencial del proyecto es ser un puente entre las comunidades y las instituciones, asegurando la presencia y participación de aquellas entidades que deben tener una presencia activa en Upala. En ese sentido, Wilson destaca el factor movilizador que trajeron los conocimientos y nexos compartidos en el proyecto: “El proyecto ha logrado transformar mi comunidad porque somos más unidos, participamos más en el empoderamiento de las mujeres, en visualizar una nueva comunidad en la valoración de nuestras costumbres y raíces” concluyó.
Antecedentes
El proyecto inició en el año 2016 como respuesta a la afectación dejada por el paso del Huracán Otto en la zona norte.
En 2018, el estallido social en Nicaragua aumentó los flujos migratorios, afectando directamente a Upala y ejerciendo presión sobre las condiciones de esa población transfronteriza.
En 2019, el trabajo del proyecto se concentró en 3 comunidades de San José de Upala: Los Ledezma, Valle Bonito y Pueblo Nuevo.
La pandemia puso énfasis en el cuidado de los lazos, así como en el monitoreo de necesidades y la activación de medidas para garantizar la seguridad alimentaria.
Te invitamos a unirte a la concentración para exigir justicia por la muerte de Carmelita Julio Peachy, mujer indígena miskita que murió porque en el Hospital de Limón Dr. Tony Facio le negaron el acceso a la salud.
Fecha: miércoles 06 de diciembre 2023.
Hora: 02:00PM.
Lugar: Frente a la Asamblea Legislativa de Costa Rica.
A ella se le negó la atención pese a que iba “chineada” y sin poder moverse por sí sola, todo por no tener papeles migratorios ni seguro. ¿Es justo eso?
Demandemos a las autoridades de la DGME ser más beligerantes con la entrega de documentos ID tomando en cuenta todas las necesidades a las cuales se enfrentan la población migrante al no contar con un documento que le permita reintegrarse a la sociedad civil costarricense.
Instemos al Estado de Costa Rica a definir políticas más humanistas con la población migrante.