Incendiar las almas: A un año de la tragedia en Ciudad Juárez

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Minutos antes de lo inevitable, una funcionaria de los servicios de migración del gobierno mexicano ordenaría no abrir las compuertas de un lugar donde permanecían hacinadas, cansadas y asustadas, más de 40 personas migrantes provenientes de varios países de Centro y Suramérica.

Ocurrió el 27 de marzo de 2023 en una estación migratoria ubicada en Ciudad Juárez, fronteriza entre México y Estados Unidos.

Lo verdaderamente insólito del hecho es que las imágenes reveladas de las cámaras de seguridad del lugar mostraron la pasividad, aún más, la lesividad con que varios funcionarios del centro abordaron la tragedia.

Ante los gritos desesperados de personas que ya sentían el calor y la asfixia de un incendio provocado por la quema de unos colchones en protesta ante las condiciones inhumanas de detención (sin agua, sin alimentación y con un grado de hacinamiento sumo), las personas encargadas mostraron desidia, omisión, desinterés.

Luego se conocería, en los pocos datos que va arrojando la investigación en curso, que la actitud de los funcionarios respondía a una supuesta orden emanada por la encargada de la estación migratoria, en respuesta a las actitudes de protesta de las mismas personas migrantes.

En tiempos en que la necropolítica se superpone a cualquier forma de gestión de la esperanza, es necesaria una rápida acción de la empatía y el abrazo como políticas afirmativas. Esto empieza por nombrar, desde la memoria, lo ocurrido.

Este 27 de marzo prendamos luz por esas almas que no tuvieron escapatoria y murieron en medio del humo que les abrazó sin tregua. Mientras más gente siga terminando sus vidas de esta manera habremos fracasado como civilización.