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Etiqueta: neoliberalismo

El sentido común neoliberal también conquistó votos para regidores

Abelardo Morales Gamboa

Abelardo Morales Gamboa

Los concejos municipales, como en el caso de las alcaldías, continuarán siendo feudos dominados en la mayor parte de los cantones del país por el bipartidismo, pero el ascenso de neoliberales y conservadores, junto a la caída de los partidos progresistas y de izquierda, y a la par sin duda de la barrida hecha por el abstencionismo, nos debe alertar sobre algo muy peligroso que comienza a pasar en esta democracia tropical.

La regla del bipartidismo se rompió en aquellos cantones en que otros partidos nacionales, provinciales o locales les disputaron a Liberación Nacional (PLN) y a la Unidad Socialcristiana (PUSC) esa hegemonía. Todo eso matizado o más bien empañado por el elevado abstencionismo que fue de 68,2% lo que convierte a cualquier triunfo en un pírrico resultado con más daño a la democracia que a los adversarios.

La geografía electoral continúa mostrando la reproducción de redes de poder locales, tanto en las zonas urbanas como rurales, basadas en el clientelismo, en relaciones de lealtad y de protección propias de contextos feudales y de servidumbre, y eso fue lo que le permitió a una serie de caciques y apostadores locales lograr una regiduría.

Aunque ganó la mayor cantidad de alcaldías, el PLN sacó casi 60 mil votos menos pare regidores que en 2020, una caída del 23% o de casi una cuarta parte de sus votos. Aunque el PUSC ganó una cantidad mayor de alcaldías también respecto de la elección anterior, perdió casi 7 mil votos para regidores, no le fue tan mal, pero eso no es para alegrarnos porque la versión del PUSC que se levanta de sus cenizas es la más neoliberal de toda su historia.

Los vacíos de poder local están siendo llenados por el neoliberalismo y el conservadurismo, la versión light del viejo Movimiento Libertario, Unidos Podemos, fue la que más avanzó, gracias eso si al derroche de recursos y al manejo de una campaña convertida en el negocio del clientelismo. El Liberal Progresista fue el que más creció pues pasó de casi 5000 votos a más de 67500 en estas elecciones y colocó una buena cantidad de regidores y concejales.

En los virajes de estas elecciones, con menos votos se colaron los evangélicos de Nueva República que perdió casi 15 mil votos y Nueva Generación que reclutó de todo no solo en términos generacionales y recibió unos 10.500 votos menos. Pero no es para nada un dato sin cuidado que dos partidos vinculados o exvinculados al chavismo, como el Social Democrático y Aquí Costa Rica Manda, sacaran cada uno respectivamente 50 297 y 38 258. Por separado juntaron 88 555 votos, más que la cantidad lograda por Unidos Podemos. La crisis de Liberación le está abriendo las puertas al fortalecimiento de las derechas.

Los peores resultados de un partido nacional de reconocida trayectoria se reflejan en el desempeño del Frente Amplio. Si bien logró obtener una simbólica alcaldía en León Cortés Castro, un antiguo bastión liberacionista, el panorama a nivel nacional muestra que, aunque no perdió demasiados votos, tampoco creció según las expectativas que despertaba la imagen pública de su bancada en la Asamblea Legislativa. El contexto político ideológico no es el más favorable a las opciones progresistas, quien crea lo contrario está viviendo otra realidad. Eso requiere entonces revisar muy seriamente la conducción de cualquier propuesta política.

Por eso es importante valorar las estrategias políticas mediante las cuales esa organización y otras fuerzas progresistas encararon estas elecciones. El Frente Amplio no tuvo participación en una gran cantidad de cantones, en otros lo hizo en coalición, pero en algunos se produjeron fracturas en las coaliciones en las que había participado esta organización. Al parecer la política parlamentaria no parece ser el espacio suficiente y necesario para impulsar un proyecto progresista.

Estas elecciones parecen demostrar que el sentido común neoliberal le ha dado frutos a las derechas, mientras que para las alternativas progresistas las cosas podrían haber sido o podrían ser peor en el futuro si no hay un cambio de actitud, de acciones y no nos dejamos de tanta narrativas seudo-renovadoras.

El SINART toca a su fin

Por Dr. Óscar Aguilar Bulgarelli

Desde que me tocó la enorme responsabilidad y honor de fundar el Sistema Nacional de Radio y Televisión Cultural (SINART) aquel ya lejano 15 de setiembre de 1978, la institución ha pasado momentos de angustia para poder sobrevivir. Los gobiernos de Monge, Calderón, Figueres tuvieron entre sus huestes enemigos mortales que quisieron destruirla desde adentro, pero encontraron fuerzas institucionales y ciudadanos conscientes que dimos una fiera lucha y lo impedimos. También tuvimos que enfrentar a los plumarios que escribieron en La NaziOn, o los Nachos y Pilares que atacaban desde los medios electrónicos a los que servían, y así en otros frentes.

Aquella institución de medios de comunicación creada con el fin de formar una sociedad libre, de pensamiento amplio, que resaltara los valores y cultura costarricense, no le servía a la clase dominante; poníamos en peligro su proyecto neoliberal de dominación a través del pensamiento único y la eliminación de la inteligencia, por eso atacaban a mansalva a la institución.

Cuando a finales de la Administración de don Miguel Ángel Rodríguez, quien al igual que don Rodrigo Carazo dio su apoyo incondicional al SINART, se conoció el proyecto de ley que le diera el tan ansiado marco jurídico. Tanto en ese periodo como en el siguiente, en la Asamblea Legislativa se combinaron la ambición personal de unos asesores de poco calado, la visión obstruccionista y destructiva de diputados como Otto Guevara y otros de su misma calaña, o accionistas de medios de comunicación o servidores incondicionales como Mario Arredondo, Joyce Zurcher, o políticos que la veían como instrumento para la manipulación política como Laura Chinchilla, Bernal Jiménez Monge o Carlos Ricardo Benavidez, para citar solo algunos; esa Asamblea Legislativa destrozó el proyecto.

Introdujeron cambios tan graves como convertirlo en una sociedad anónima del Estado, cuya junta de accionistas es el Consejo de Gobierno que nombra a sus directores, le quitaron el concepto “cultural” y, de remache, crearon una agencia de publicidad absolutamente innecesaria. Hubo otros cambios, “errores”, y hasta persecuciones políticas que no vale la pena ampliar, pues el cáncer que matará al SINART está en lo arriba apuntado.

Desde la incompetencia demostrada en la administración Pacheco, y la escalada cada vez peor de TODOS los que ocuparon la silla presidencial en Zapote, se puede demostrar como en cada uno como de ellos, quisieron manipular al SINART aprovechando que el Consejo de Gobierno, órgano político por excelencia, nombraba sus directores y los ministros de la Presidencia dictaban las normas y lineamientos de trabajo, especialmente durante las gestiones de Luis Guillermo Solís y Carlos Alvarado. Hubo alguna excepción, si, los muy pocos meses de la Presidencia Ejecutiva de don Boris Ramírez, pero no tuvo tiempo parta salvar el SINART.

Pero lo peor, y por mucho, fue la llegada de la administración Chaves Robles y su ejército de trogloditas que invadieron la administración pública y el SINART (CANAL 13 Y RADIO NACIONAL) en particular. Las ilegales y corruptas formas utilizadas para pasar presupuestos de instituciones públicas y del BCIE a empresas privadas de producción y pauta publicitaria, resulta tan aberrante como querer ver a un zopilote con ínfulas de ave fénix.

Democratizar la pauta fue una frase salida de la nada en una reunión de la presidencia, como está demostrado, que sonó bonita para ocultar una aberración, que puedo resumir diciendo: es la forma de desfinanciar a la prensa canalla para financiar a la prensa vasalla. Eso solo en las dictaduras y los regímenes autocráticos se ha visto.

Para esto creyeron encontrar una vía, el SINART y su agencia de publicidad. Solo en las cabezas vacías de conocimiento de lo que es la administración pública y sin importar un carajo los objetivos fundamentales de la institución, como fue esa comisión ministerial y “diputadil”, se pudo concebir esta “ideota”, que no podía tener otro final más que un “doloroso aborto”.

Pero en ese proceso abortivo, se llevaron en banda a la madre institucional…mataron al SINART. La institución NO recibió los miles de millones que se dijo le iban a trasladar, lo impidieron las normales LEGALES y los lógicos temores de los funcionarios, aunque rechinaran todas las quijadas en la presidencia. Pero el poco prestigio que le quedaba al SINART entre los ciudadanos, después de tantos años de manipulación y alejado de sus objetivos de producción, también se perdió; ya no encontramos eco en organizaciones sociales, intelectuales o ciudadanos para defenderlo, ¿cómo?, ¿para qué?, ¿Con qué? Me preguntan muchos.

Ante el desprestigio, la Contraloría le asestó golpes mortales. No solo rechazó los presupuestos para finales el año 23, sino que el del presente año tampoco fue aprobado y, de remache, advierte que el 10% de los presupuestos de publicidad de los entes del Estado que dice la ley deberán ser girados al SINART, los mismos solo pueden utilizarse una vez que las instituciones cumplan con engorrosos procedimientos de compra a través del SICOP y elaboren el plan de medios correspondiente; pero además, señala que no es obligatorio para las instituciones girar ese porcentaje. Es decir, se quedaron sin ingresos, salvo la miseria establecida en el presupuesto nacional y que tampoco se los aprobaron en la Contraloría.

Y como postre, el actual súbdito presidencial o presidente Ejecutivo, envió una carta al personal ofreciendo una especie de movilidad laboral o trámite de mutuo acuerdo; para ello si le han aprobado trescientos millones de colones, además, espera poder conseguir otra suma parecida para seguir con los despidos.

A eso llevaron al SINART, al borde del abismo; sus enemigos duraron veinte años empujándolo con la complacencia de quienes, internamente, sumergidos en una zona de confort, no supieron defenderlo. Ahora, sin prestigio, políticamente destrozado, sin producción, sin programación que le devuelva la mejor imagen de tiempos idos, sin presupuesto, sin dinero, con equipos en mucho obsoletos… ¿Qué queda?

Si un grupo lo creamos y lo revivimos una vez, por qué no otro, más joven y con ideas frescas ¿no lo puede hacer?, por supuesto que sí, pero sugiero que antes de emprender la tarea, se den una vuelta por Pipasa, porque el espíritu de lucha en este país quedo perdido en las manos de tanto troglodita.

Tengo un enorme pesar en el corazón, porque al SINART lo cree con tantas bellas ilusiones para este país, que hoy al verlo postrado me produce un amargo desaliento. Aquella institución, que era como un león dando la batalla para hacer tantas y tantas cosas, hoy es una fiera herida, agonizante, en medio de la sabana…esperando que algún malhadado cazador le dé el tiro de gracia… para luego vender la piel, en buen estilo libertario.

«THE BANKER», ¡buenos para «dorar la píldora»!

Freddy Pacheco León

Los dueños de la publicación «The Banker«, de inocentes no tienen nada, y por eso, sus premios, alabanzas, condecoraciones, han de ser vistos con mucha malicia y hasta con preocupación, por los que generalmente somos afectados negativamente, pues sus “reconocimientos” no están precisamente motivados por buenas intenciones. ¿Se imaginan un premio al, por ejemplo, “campeón gobernante”, otorgado a un presidente latinoamericano por la Fundación Pinochet? Si así fuese, sin duda alguna pensaríamos que ese presidente, algo deberá estar haciendo mal (para su pueblo) y muy bien, para los caballeros amantes de la dictadura militar y el neoliberalismo más rancio. Pues, más o menos así funciona la lógica que sustenta los galardones de “The Banker”, en el campo de la economía, caracterizados porque lo que es malo para las mayorías, sea presentado como «la tapa del perol».

Y es que, hemos de recordar y tomar nota de lo que se esconde tras bambalinas. Resulta que como parte de la muy poderosa organización japonesa “Nikkei Inc.”, asociada a la más grande editorial del planeta, la británica “Penguin Random House”, donde la marca “Pearson”, propietaria del 47% de sus acciones, así como del 50% del “Economist Group”, se moviliza en Londres, Nueva York y Tokio, como guía de un “muy selecto” grupo de millonarios… no necesariamente altruistas.

Para ellos, la receta neoliberal, con gigantescas posibilidades de divulgación, se difunde activamente por medio del “Financial Times”, periódico difusor de la doctrina del libre mercado y la globalización. Aunque su equipo de redactores, son formalmente independientes del consejo editorial, según alegan algunos de sus cancerberos, lo cierto es que son muy escasas las diferencias manifiestas entre ambos, pues “donde manda capitán no manda marinero”, y pocos desearían engrosar el contingente de desempleados, por ponerse a jugar de objetivos, frente al pensamiento de los severos japoneses “expatriados”, que hace nueve años adquirieron el histórico diario por US$1320 millones, que, por supuesto, hacen valer su inversión a toda costa.

Recordemos, asimismo, que, en los años 80, tanto Margaret Thatcher como Ronald Reagan, competían por ser reconocidos como los campeones del “capitalismo salvaje”, denunciado por el papa Juan Pablo II, por reconocerlo muy alejado de la doctrina social de la Iglesia, que su Santidad veía como la mejor alternativa frente a ese salvajismo. En esos años, principalmente, tanto Washington como Nueva York y Londres, acogían nidos de fieles seguidores fanáticos de Milton Friedman y los “Chicago Boys”, que, como chefs de alta sociedad, elaboraban recetas económicas como parte de sus entretenimientos cotidianos. Recetas amargas, que no se han agotado con el tiempo y que encuentran permanentemente en las páginas de la revista mensual “The Banker” y el diario, “Financial Times”, su medio más efectivo de divulgación entre ejecutivos bancarios y similares, alrededor del mundo, tanto en el campo privado como en el estatal.

No fue extraño pues, que tales caballeros, no hubiesen dudado en impulsar en forma entusiasta, las desgarradoras políticas monetaristas ejecutadas por despiadados políticos, que, con su mirada en los índices macroeconómicos, se despreocupan de la gente, de los pobres que las sufren. De los sin techo y comida, solo acatan a ver cómo, frecuentemente, aparecen en el horizonte político de nuestros Estados subdesarrollados, personajillos, que, para quedar bien con sus superiores, con los que les proveen préstamos dirigidos a engrosar una deuda externa traicionera, que trae consigo pesados eslabones que les dificultan a sus naciones, ejercer una promocionada libertad, que, les dicen, se fortalecería con los procesos de desarrollo sustentados en una mayor deuda externa. O “deuda eterna”, como la describía don Pepe Figueres.

Pero como esos señorones sí saben jugar el papel de expertos en el superior mundo de las finanzas mundiales, generalmente los vemos ubicándose del lado de los que les garanticen fidelidad a los procesos de privatización, y disminución de aparatos estatales. Lo estatal, para ellos, es por definición malo, pues, no es correcto que los Estados impulsen políticas dirigidas hacia lograr el bienestar de los más desposeídos, con procesos efectivos de asistencia social y económica. “¡No hay que regalarles el pescado, hay que enseñarles a pescar!”, repiten cual anuncio comercial, que encuentra eco en los criollos, escasos de ideas e inteligencia. Para ellos, no hay nada malo con el desempleo y los bajos salarios (y el hambre, agregamos), mientras se va llenando la copa de las ganancias, para después derramarse cual maná del Cielo. Medicinas que podrían causar dolor, pero que son necesarias, inevitables, de acuerdo con su visión de desarrollo económico. Píldoras amargas quizá, pero que, con un poquitico de azúcar, son tragables. Un ejemplo lo vivimos en el Chile de Pinochet: «es un atleta en lo económico«, se leía en el “Financial Times”. Así, los desmanes de esa dictadura militar de corte fascista neoliberal, eran tolerables, en vista de los resultados financieros, que como índices macroeconómicos sirvieron para disimular la miseria imperante en las callampas.

En resumen, eso mueve al «Financial Times«, y a su útil instrumento, «The Banker«, que últimamente se ha vuelto muy “popular” como repartidor de condecoraciones, como la que nos provoca este comentario.

El «reconocimiento» otorgado por «The Banker” hace unas semanas, a nuestro Banco Nacional, viniendo de donde viene y por lo resumido, más que motivo de satisfacción, ha de ser visto con suma preocupación. Tal premio, según la misión de esos súper poderosos especuladores del capital, parece ser un «empujoncito» dirigido a los responsables de la banca estatal costarricense, para que se animen, con mayor decisión, a dar más pasos hacia el cumplimiento de las recetas neoliberales. Un ejemplo que tenemos a mano y por el cual insiste el Presidente Rodrigo Chaves (con el ADN del Banco Mundial, como se dice ahora en el mundillo futbolístico) es la transformación del Banco de Costa Rica, el que mayores ganancias le produce al sistema bancario estatal, en un banco propiedad de banqueros privados, al que, obviamente «le llevan ganas», como gran negocio que les ofrece, sin desparpajo alguno, el gobierno de Costa Rica.

Con ese interesado “premio” al Banco Nacional, otorgado no necesariamente por sus cada vez más firmes políticas de bien social (eso no lo premiarían), esos “amigos” lo que buscan es que en unos años, el banco más grande de Centroamérica, pase a ser parte del selecto grupo de entes bancarios premiados por «The Banker«, en cuya lista encontramos, entre otros, el Banco Bolivariano, el Banco de Santander, Scotiabank, BBVA, CaixaBank, BANGE – Guinea Ecuatorial, Banesco Banco Universal, Deutsche Bank, Banreservas, BAC Credomatic, MoraBanc, el BROU Uruguay, Banco Popular PR, Banorte, Banco Industrial, HSBC Holding, Credit Agricole, BNP Paribas, Barclays, etcétera, no necesariamente caracterizados por sus políticas en pro del desarrollo justo de los pueblos en sus jurisdicciones. Y es que de tener éxito con la compra-venta del Banco de Costa Rica, el siguiente en la mira será, sin duda, el Banco Nacional, pues, piensan los criollos falderos de los grupos citados, con ello se paga totalmente la deuda externa, que ya dejaría de ser eterna.

Igualmente, hay que considerar, que los expertos que trabajan para esos verdaderos monstruos financieros, saben muy bien que existen funcionarios gubernamentales muy dispuestos, a que les inflen sus egos, para salir a pavonearse como en concurso de belleza. ¡Eso, para ellos, es lo máximo!, y, por supuesto, tales actitudes facilitan la tarea de los funcionarios encargados de ejecutar su misión neoliberal.

Por otro lado, aunque sin desviarnos del tema, resulta que, para poder dar abasto con tanta demanda de eventuales condecorados en el mercado, los que se mueven alrededor de “The Banker”, aumentaron la oferta. ¡Se Inventaron varios premios! Además de los premios al Banco del Año, «The Banker» también otorga premios a las Ofertas del Año, la Innovación en Banca Digital, la Banca de Transacciones, la Banca de Inversión, el Ministro de Finanzas del Año, el Gobernador del Banco Central del Año, la Banca Privada y el Banco Islámico del año, y la lista seguirá ampliándose, pues los rendimientos son muy altos, considerando la pequeña inversión que se hace inflando egos.

Dentro de esos premiados encontramos a personajes no necesariamente brillantes en sus países, muchos ilustres desconocidos. Entre ellos, Mauricio Cárdenas Santamaría de Colombia, Ignacio Briones de Chile, Luis Videgaray de México, Gustavo Fernández de Paraguay, Julio Velarde Flores de Perú, Marcelo Montenegro de Bolivia, Felipe Larraín de España, así como ministros de hacienda de Francia, Vietnam, Qatar, y Marruecos. No importa de dónde son ni de quiénes se trata; lo que importa es su determinación por llevar adelante políticas privatizadoras en sus países, que sean del agrado de los generosos en otorgar premios. ¡Así de sencillo!

Hasta ahora, a Costa Rica solo la habían tomado en cuenta para el premio del Banco del Año al Banco Nacional, por su trayectoria y solidez en la industria financiera, que, hemos de reconocer, se recibió de parte de la Junta Directiva del Banco, discretamente, como sabiendo quién estaba otorgándolo y con qué intenciones, por lo que no sonaron las trompetas.

Pero como no hay primera sin segunda, nos cayó casi simultáneamente otro premio. Esta vez a nuestro regularcito ministro de Hacienda, tan enredado en casos hijos de su torpeza, que no es del caso puntualizar aquí. Premio al señor ministro Nogui Acosta Jaén, quien, cabe recordar, fuese viceministro de la administración anterior de Carlos Alvarado, de la que hubo de renunciar por formar parte de una sociedad familiar que adeudaba varios millones de colones en impuestos al Estado, así como cuotas obrero-patronales a la Caja Costarricense del Seguro Social. Pues amigos, a Acosta se le ha premiado en la categoría de mejor ministro de finanzas del año. Aunque la Casa Presidencial lo anunció a inicios del año, como el mejor ministro del año 2024, obviamente no se le podría haber premiado por un par de días de labor (ha de ser, obviamente, del 2023). ¡Otro tropezón presidencial! Al anunciar con cimarrona virtual incluida, el muy orgulloso Nogui Acosta, manifiesta que “la administración Chaves Robles va por buen camino en la tarea de sanear las finanzas públicas”. Al menos esa es su apreciación, mientras se pavonea con su ego inflado…, en la pasarela que le montó “The Banker”.

La Democracia no liberal de Milei

Germán Gorraiz López – Analista

La nueva estrella del firmamento neoliberal argentino, Javier Milei se habría convertido en el vivo reflejo de la incongruencia trumpiana y habría conseguido suplir su bisoñez en la gestión pública con el impacto mediático de sus intervenciones públicas al tiempo que se habría convertido en una “rara avis» que consigue desarbolar cualquier estrategia opositora que sea mínimamente racional. Asimismo, Milei sería portador de un peligroso virus político que podría arrasar con los principios de la democracia argentina al poseer un ADN dotado de la triple enzima DXH (dictadura blanda, xenofobia y heteropatriarcalidad) y cuyo primer efecto visible fue el finiquito de lo “políticamente correcto».

Milei y el populismo

El ideario de Milei tendría la paternidad del anterior asesor de Trump, Steve Bannon que consiste en «crear un mundo virtual y paralelo aderezado de mentiras y medias verdades que consigue desarbolar cualquier estrategia opositora que sea mínimamente racional».

Igualmente, Bannon le transmitió los puntos esenciales del ideario populista: mensajes cortos y xenófobos en las redes sociales, culto al líder y utilización de las fake news para sumir a la población en la duda existencial. Así, el pensamiento de Milei no tiene en cuenta las razones contrarias, sólo recoge datos o signos que le confirmen el prejuicio para convertirlo en convicción e incluiría los puntos esenciales del ideario populista: maniqueísmo (Comunismo o libertad), culto al líder y finiquito de lo “políticamente correcto”.

Asimismo, Milei sufre de un delirio de grandeza que provoca que “el individuo se crea dotado de un talento y un poder extraordinarios debido a que las deidades le han elegido para una alta misión” (Salvación de Argentina). En consecuencia, la propaganda de Milei estuvo dirigida «no al sujeto individual sino al Grupo en el que la personalidad del individuo unidimensional se diluye y queda envuelta en retazos de falsas expectativas creadas y anhelos comunes que lo sustenta».

La Democracia no liberal de Milei

El puzzle inconexo del caos ordenado puede esbozarse mediante la llamada “Teoría de las Catástrofes” del científico francés René Thom y se basaría en dos conceptos antinómicos para intentar “comprender el orden jerárquico de la complejidad biológica”. Así, el concepto de estabilidad o equilibrio se refiere a un sistema que permanece estable aunque registre un cambio.

En la orilla antónima, encontramos el concepto de cambio cualitativo o discontinuidad que se produce cuando simples cambios cuantitativos pasan a ser otra cosa diferente y el sistema se transforma internamente de modo radical en una nueva realidad que modifica su situación de equilibro interno y se crea una situación nueva (Democracia no liberal), tesis defendida por Milei y que consiste en la implementación de una democracia no liberal, siguiendo la estela del húngaro Viktor Orbán.

Dicho régimen bebería de las fuentes del paternalismo de las dictaduras blandas y de las tesis económicas neoliberales y devendrá indefectiblemente en un régimen autocrático, forma de gobierno ejercida por una sola persona, especie de parásito endógeno de otros sistemas de gobierno (incluida la llamada democracia formal). Así, partiendo de la crisálida de una propuesta partidista elegida mediante elecciones libres, llegado al poder se metamorfosea en líder Presidencialista con claros tintes totalitarios (xenófobo, neoliberal y autoritario), lo que confirma el aforismo de Lord Acton “El Poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”.

Milei: el dogmatismo y la borrachera ideológica

Luis Paulino Vargas Solís

El neoliberalismo es una ideología dogmática y, por lo tanto, invulnerable frente a los datos de la realidad. La evidencia se amontona para mostrar que su proyecto es fallido, pero esa evidencia invariablemente quedará invalidada por una respuesta-machote, repetida al infinito: “faltó más”. O sea: faltó liberalizar más, desregular más, que los megaricos sean aún más ricos, que el gobierno sea más pequeño, etc. etc.

Es una ideología que se proyecta al infinito, en el sentido de que su programa político jamás termina de completarse: siempre tiene algo pendiente por ser realizado, y eso permite echarles las culpas a otros: a la socialdemocracia, al socialismo, a las izquierdas, al Estado, a las burocracias públicas, a los sindicatos. Es un blindaje irrompible, que les permite afirmar que la equivocada es siempre la realidad, nunca su teoría.

Creo que esto ayuda a entender que, después de 40 años de hegemonía neoliberal, esta ideología vire hacia la peor versión de sí misma: radicalizada, recalcitrante, profundamente reaccionaria e intransigente. Matriculada con las más alucinadas tesis conspiranoicas, renuncia al legado de la Ilustración, y se declara enemiga de la ciencia y de la racionalidad, enemistada a muerte con el pluralismo de las ideas, los derechos humanos y la democracia.

Es la respuesta a su propia crisis, al fallo de su modelo. Y es, asimismo, una respuesta coherente con su posicionamiento dogmático: puesto que siempre falta algo, lo que sigue pasa por desechar a sus antecesores -no suficientemente furibundos y radicalizados- para forzar a que -ahora sí- su proyecto avance hacia donde esos antecesores no pudieron, o no se atrevieron, a llegar, moviéndose, pues, a lo largo de una asíntota que se aproxima al infinito, pero que jamás lo alcanza.

De ahí los Trump, los Bolsonaro… los Milei. Del neoliberalismo posmoderno al neoliberalismo de las cavernas: barbárico y estridente. Los trajes de diseñador y los modales refinados del primero, ceden su lugar al garrote y la mueca de furia del segundo.

Hoy, en una bacanal orgiástica, las derechas del mundo celebran el gane de Milei. Como si un redentor hubiese bajado del cielo para salvar su fracasado proyecto político-ideológico y levantarlo de las cenizas.

Es una apuesta arriesgadísima: si Milei efectivamente hace lo que dijo que haría, Argentina será empujada al abismo.

Pero, para el neoliberalismo, nada de eso importará: volverá sobre su dogma para repetir la cancioncita: “Milei no hizo todo lo que debía hacerse, todavía falta algo”.

(Publicado originalmente en la página de Facebook del autor: https://www.facebook.com/6defebrero58).

Origen y desarrollo del neoliberalismo en Costa Rica – presentación del libro

Nancy Piedra Guillén. Sergio Reuben Soto. [Editores/as]
Nancy Piedra Guillén. [Coordinadores/as]
David Díaz Arias. Roberto Ayala Saavedra. María Flórez-Estrada Pimentel. Esteban Arias Chavarría. Velia Govaere Vicarioli. Sofía Guillén Pérez. Henry Mora Jiménez. Laura Rivera Alfaro. Sergio Reuben Soto. [Autores/as de Capítulo]

Los artículos compilados en este libro son producto de diversas actividades organizadas por el Posgrado Centroamericano en Sociología de la Universidad de Costa Rica para reflexionar en torno a distintas aristas del desarrollo del neoliberalismo en este país. Sus capítulos constituyen un aporte para reflexionar sobre factores socioeconómicos que afectan a diversos sectores de la sociedad. En sus páginas se tratan aspectos diversos como el desarrollo del neoliberalismo, las desigualdades generadas, las políticas en sectores productivos del país, los planes fiscales que se han propuesto a lo largo de varios años, el proceso de precarización en el trabajo y la lógica misma del sistema capitalista, con las implicaciones que conlleva esta última en términos de la acumulación implicita. La perspectiva desde la que se observa el problema nos cuestiona y nos invita a pensar en la necesidad de resolver las crecientes desigualdades que genera el neoliberalismo y, con ello, el malestar que produce en millones de personas excluidas de los procesos socioproductivos.

Fuente: https://libreria.clacso.org/publicacion.php?p=2860&c=1

Puede descargar el libro en ese enlace de la librería de CLACSO o bien utilizando el código QR que aparece en la imagen de abajo en esta página.

Nos distraen, mientras tanto…

Oscar Madrigal

Los señores de la foto están sonrientes, muy contentos. No se podía esperar nada menos. Son los representantes de una de las Cámaras Patronales que ayer celebraron que la Asamblea Legislativa les regalara más de 30 mil millones de colones y muchísimo más en el futuro. ¡Quién no estaría feliz con semejante obsequio!

Algunas veces pienso que los bandos que gobiernan el país, Chaves y Liberación Nacional, nos llevan de escándalo en escándalo mientras nos hacen transitar por la senda del mayor entreguismo y por la etapa más brutal del neoliberalismo.

Mientras las redes sociales y los grupos discutían y hacían mofa del sistema solar de la ministra de Educación, los diputados discutían y aprobaban una reforma al impuesto de renta que beneficia a las grandes empresas nacionales y extranjeras.

Mientras se embarca al país en una discusión sobre traiciones, en un recinto acostumbrado a ellas, pasamos por alto y no exigimos responsabilidad al Partido Liberación Nacional por su continuado entreguismo al gran capital.

Mientras hacemos un escándalo de la vestimenta de la ministra de Educación, sobre si la Ruta de la Educación existe o no existe y de un informe con un error ortográfico adrede, las propuestas serias y necesarias para reformar profundamente a la educación son inexistentes.

Mientras nos escandalizamos con los financiamientos ilegales a los partidos políticos, Rodrigo Arias Sánchez intenta desde la Asamblea Legislativa nombrar magistrados, una también forma de mediatizar la separación de poderes.

Como que nos vamos acostumbrando a vivir de show en show, de escándalo en escándalo.

Mientras se hace otro alrededor de la fiesta en un yate de un diputado puntarenense amigo de un cuestionado actor de cine indio, el país se desangra en homicidios ya de escándalo, sin ninguna solución.

Mientras un periódico mejicano publica un posible acuerdo de autoridades del gobierno con los carteles mejicanos de la droga, asunto que puede ser muy discutible, la realidad es que somos el primer exportador de cocaína del mundo y la embajada gringa interviene cada vez más abiertamente en la discusión de este problema.

La política como que se ha convertido en una charanga, por lo demás bastante jocosa. Y nadie, es lo más grave, parece abstraerse de ello.

Sin embargo, el país no va al despeñadero. No.

Mientras vivimos de escándalo en escándalo, la política neoliberal se abre paso destruyendo instituciones, empobreciendo a los trabajadores y acabando con el Estado de Bienestar. Y, tal vez, con nuestra participación, aunque sea indirecta.

Cámaras aplauden el resello para salir de la lista gris en la UE…

Tras la acción legislativa.

¿Vamos a Seguir Poniendo los Muertos?

Álvaro Vega

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo

En tiempo de guerra y en tiempo de paz seguimos poniendo los muertos, mientras las potencias y países ricos recogen las ganancias, tanto del negocio de las armas como del narcotráfico. Lo que es una ganancia para esos países se revierte en pérdida en vidas humanas para los nuestros.

Urge cambiar radicalmente esta lógica neocolonial, propiciada por los poderes fácticos del capitalismo salvaje de un neoliberalismo que se vende como el ideal de prosperidad para los pueblos empobrecidos, mientras son sometidos a patrones financieros, sistemas productivos y estilos de consumo que profundizan la pobreza, la desigualdad y la violencia. Hay que erradicar este neocolonialismo, que se viste de buena vecindad, protector del libre comercio y hasta de los derechos humanos: un contrasentido a todas luces, que campea a fuerza de una propaganda mediática engañosa y desvergonzada.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, una vez más, ha levantado la voz en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para proponer que se eleve a la categoría de crimen internacional toda invasión militar de un país contra otro. Esta, entre otras acciones globales anticolonialistas contribuirían, sin duda, a una convivencia global más digna, afectiva y pacífica. Y permitiría contener los tambores que reiteradamente llaman a la guerra, para redefinir fronteras de influencia geopolítica entre las potencias y naciones más poderosas.

Hay que asumir el desafío de un nuevo pacto global con compromisos vinculantes que contribuyan a erradicar, de una vez por todas, el neocolonialismo guerrerista, antiecológico y homicida. No debemos permitir que se continúe profundizando el modelo de globalización dual: donde unos disfrutan los oasis de riqueza y otros perecen en la más escandalosa miseria, unos ponen los muertos y otros recogen el botín, unos conservan y cuidan la naturaleza y el ambiente y otros lo depredan y explotan para amasar capitales, unos son víctimas de enfermedades y pandemias y otros acumulan ganancias con el negocio de las medicinas y las vacunas…

Lamentablemente, un conjunto de nuevas fuerzas sociales, políticas y religiosas de corte populista y neoconservador están contribuyendo a desviar la atención sobre las causas estructurales de estos álgidos problemas. Por ejemplo, se utiliza el discurso de la anticorrupción, refiriéndolo de manera reduccionista a los comportamientos individuales o de grupos de interés que utilizan recursos públicos y privados para enriquecerse. De esta manera, se exime al modelo mismo, que genera y propicia esos comportamientos. Y las alternativas propuestas, van en la misma dirección, a saber, corregir esos comportamientos, como si se trata de simple voluntarismo personal o grupal. De esta manera, los correctivos son simples paliativos, porque se dejan intactas las estructuras socio-económicas, jurídico-políticas y culturales.

Construir los cimientos de un proyecto global alternativo postneoliberal sigue siendo la consigna necesaria para recoger y hacer viables esos esfuerzos e ideales que permitan heredar un mundo mejor a las nuevas generaciones. Acciones desde los ámbitos personales, locales y comunales son tan necesarios como las acciones globales. Y en esta tarea, son precisamente los países que hoy ponen la peor parte: los muertos, quienes deben aunar acciones y esfuerzos para decir ¡basta Ya! Y avanzar hacia un nuevo modelo descolonizador y humana, social y ecológicamente viable, para “vivir bien, juntos”.

Ser radical

Adriano Corrales Arias*

            ¿En qué consiste o qué significa ser radical? Según la RAE (del latín tardío radicalis, derivado también del latín radisicis: “raíces”), es lo “perteneciente o relativo a la raíz”, mejor dicho, lo “perteneciente o relativo a las raíces” (de las palabras). En botánica es lo “dicho de cualquier parte de una planta que nace inmediatamente de la raíz: hoja, tallo radical”, en el campo de la química sería el “agrupamiento de átomos que interviene como una unidad en un compuesto químico y pasa inalterado de unas combinaciones a otras” y en matemática la “raíz cuadrada”. Posee también otros significados como “fundamental o esencial, “total o completo” (cambio radical) e, incluso –y, según mi criterio, forzado o sesgado– “extremoso, tajante, intransigente”, o “partidario de reformas extremas” (nótese la contradicción o paradoja: ¡o son reformas o son extremas!; no hay reformas radicales).

            De tal modo que ser “radical”, o actuar radicalmente, es ir a la raíz de las cosas, de los hechos y, naturalmente, de las palabras, de los conceptos. “A la raíz del cacho”, diría nuestra gente. Dicho de otro modo, implica no quedarse en la superficie, en lo aparente, sino bajar a lo que no se ve, a lo oculto, pero que, –como en el caso de las plantas– es lo nutricio para la existencia de la naturaleza, del cosmos y de todo fenómeno sociocultural e, incluso, “sobrenatural”. Ello conlleva una alta dosis de curiosidad humana y conduce a la búsqueda de saberes (conocer lo que se oculta, indagar en el enigma; de allí tal vez se derive el mito del árbol del conocimiento en el paraíso perdido), que son los acicates de la investigación científica y de la incesante actividad artístico/literaria y filosófica.

            En la época de la globalización bajo esquema neoliberal y de la contrarreforma que la misma impulsa para acabar con el Estado Social de Derecho (iniciada en nuestro país en los años ochenta del siglo pasado y extremada en la actual administración), asistimos al borrado histórico y sociocultural dado que, a la misma globalización (internacional) y a la contrarreforma (local, aunque también aplicada en otros lares, Europa, por ejemplo) no le conviene. Para acabar con las reformas sociales e institucionales de los años cuarenta del siglo pasado –luego de una corta pero cruenta guerra civil–, mismas que permitieron la erección del “Estado Benefactor”, es necesario desaparecer su historia. Pero, además, evitar que se hurgue en la misma –así como en la que hizo posible esto que conocemos como Costa Rica o América– y se divulgue. Es decir, obstaculizar la investigación y la enseñanza –extensión– de la misma y de todos los saberes que se agrupan a su alrededor: ciencia, literatura, arte, filosofía; humanidades en general. En radical: acabar con el conocimiento auténtico para que prolifere lo superficial, lo liviano, lo estrictamente necesario para la contrarreforma. En una palabra: acabar con el sistema educativo público (básico, secundario y superior) para privatizarlo y posibilitar el negocio con una formación básica destinada únicamente a la producción y al consumo.

            Quiero insistir en la naturaleza de la universidad, especialmente pública. La misma nace en Europa como expresión del desarrollo intelectual –iniciado en el siglo XI alrededor de la filosofía y la teología– y se desarrolla en la edad media europea como un conglomerado de profesores y estudiantes (universitās magistrōrum et scholārium) que muy pronto cuentan con el apoyo y el fuero de diferentes estados en Italia, España, Inglaterra y Francia, particularmente. Ya en siglo XVIII se van a decantar dos modelos: la napoleónica en Francia y la humboldtiana en Alemania. La primera subrayaba la docencia para graduar cuadros técnicos y profesionales al servicio del estado y la segunda la investigación científica como búsqueda de nuevos conocimientos. La universidad contemporánea conjuga ambos modelos agregando un tercero: la extensión universitaria, conocida también como acción social. Así la universidad debe investigar (producir conocimiento) para una docencia de calidad a la altura de los tiempos y de los nuevos saberes y tecnologías, pero, además, debe vincularse con la sociedad que la hace posible para compartir esos saberes en tanto aprende también de la comunidad donde se aloja. Así, la educación superior pública es una inversión social, cultural y científica integral y dialógica al servicio de la sociedad que la hace posible, para ello debe contar con un fuero especial –la autonomía– de tal modo que su quehacer y presupuesto no dependan de avatares y caprichos políticos, tal y como acontece en el presente. A cambio, la universidad privada lo que busca en esencia es el lucro, la ganancia; por eso privilegia la docencia y, salvo serias excepciones, sobre todo en países “desarrollados”, no realiza investigación ni extensión. De allí sus serias carencias académicas.

            Así entendemos, de mejor manera, los ataques desmedidos, arteros y cínicos al conocimiento, a la acción sociocultural, al arte y al pensamiento representados por la institucionalidad que los genera y promueve: la universidad pública y el sistema educativo (MEP), cuya cristalización ha conllevado un ingente esfuerzo nacional o, como dice nuestro pueblo, “ha costado un ojo de la cara”. Dichos ataques –que no son nuevos ni mucho menos– no se quedan allí, se extienden a la seguridad social y a la salud, a la banca nacional, a las telecomunicaciones, el comercio exterior y a otros ámbitos de acción estatal, en fin, a las actividades estratégicas del quehacer y ahorro nacionales; lo dicho: al Estado Social de Derecho construido con sangre sudor y lágrimas y el cual permitió, hasta hace poco, el ascenso social y la promoción de oportunidades socioeconómicas, educativas y culturales para miles de hogares costarricenses.

            Lo peor: además de ocultar, confundir, desprestigiar y poner en contra a una masa intoxicada ideológicamente por el discurso único de una “prensa canalla”, o lo que podríamos denominar como “dictadura en democracia” (término acuñado por quien sacudiera la institucionalidad con un “bazoocazo constitucional” –según uno de sus ex compañeros ya ido– para perpetuarse en el poder y profundizar la contrarreforma iniciada –vaya paradoja– en el gobierno del ex compa que lo acusaba de golpe de estado técnico), la cual ha logrado invertir los términos: los culpables del deterioro del país y sus finanzas son los educadores, profesores universitarios, estudiantes, funcionarios y trabajadores públicos, no sus mecenas políticos –creadores de franquicias y turecas electoreras según sus necesidades–, es decir, los evasores y elusores, esos grandes empresarios nacionales y trans-nacionales (tránsfugas), verdaderos culpables de la crisis actual inducida por la misma contrarreforma que impulsan a favor de sus grandes negocios corporativos y off shore –¡oh belleza!– con el apoyo del estado cooptado por ellos mismos a pesar de su vilipendio y desmantelamiento.

            Ser radical entonces es buscar la luz del conocimiento (Lucem Aspicio reza el logo de la Universidad de Costa Rica) para enfrentar las diversas y complejas problemáticas humanas y de la naturaleza. Ir a la raíz de los asuntos para comprender nuestro mundo con sus pluriversos y así tratar de develar y dilucidar los enigmas existenciales y cósmicos que nos rodean y nos implican. He allí la actitud de toda persona que aspire a la transparencia y a la honestidad intelectual con ánimo solidario. Ojalá que nuestro inteligente pueblo, hoy confundido y embaucado por el discurso único y los cantos de sirena neoliberales, se radicalice para que logre comprender lo que le están birlando desde hace mucho rato: su razón de ser; el Estado Social de Derecho que hizo la diferencia en un país pequeño cobijado por la reforma social y por las garantías sociales gracias a sus luchas, a su sangre vertida en el campo de batalla, mismas que hoy sus enemigos de siempre intentan, sin oposición alguna, arrebatarle.

            Seamos radicales pues. Vayamos hasta la raíz para conocer en profundidad el generoso, pero intrincado, árbol de la vida y así conseguir las herramientas necesarias para que la luz del saber, de la justicia social y de la auténtica democracia, brille para todos sin distingos de ninguna clase.

*Escritor