¿Qué fantasma recorre el país?
Óscar Madrigal
Evidentemente no es el fantasma del comunismo.
Es el fantasma de la derecha extrema, de la incertidumbre y de la fragmentación.
Esa es en mi opinión es la perspectiva política que se abre para Costa Rica en los próximos años y para las próximas elecciones presidenciales, después del resultado de las elecciones municipales.
La derecha extrema, agrupada en el PUSC, Liberal, Nueva República, Unidos Podemos y otros partidos afines, lograron ocupar la mayoría de los gobiernos locales. La extrema derecha pretende impulsar en los próximos años un neoliberalismo más radical, desmantelando la democracia, las instituciones sociales más importantes, la venta de activos, aumentando la desigualdad y el entreguismo al capital extranjero.
La incertidumbre también navega no solo porque la izquierda y las fuerzas progresistas no encuentran una clara plataforma programática y política, sino porque el mundo está muy complejo y enredado. Aunque las elecciones municipales son algo distintas a las presidenciales, parece existir una tendencia hacia la derecha, aupadas por la conducta y posiciones del presidente Chaves. La participación de Chaves y sus seguidores en la próxima campaña electoral es un misterio, dada su ausencia en esas municipales, aunque tuvo poca presencia en cantones, su votación no es desdeñable.
La fragmentación es evidente por la existencia de gobiernos locales dirigidos por partidos cantonales o minoritarios. No es cierto que la sociedad costarricense esté polarizada; al contrario, lo que se deduce de estas elecciones es una multiplicación de partidos, que pueden indicar cierto hartazgo con los grandes partidos.
Las elecciones municipales dejaron de manifiesto a un decadente Partido Liberación Nacional que en las pasadas municipales no alcanzó el 25% de los votos, sea que de cada 5 electores solo 1 votó por ellos, lo cual debe ser motivo de preocupación sobre la deriva ideológica y política que tiene ese partido.
Rodrigo Chaves ha sido para la izquierda el foco principal en estos dos últimos años, como debía ser por todo lo que representa y hace.
Los próximos dos años deben centrarse en lo que vendrá y, especialmente, en lo que ofrecerá la izquierda en las próximas elecciones. El gran reto será algo muy difícil como es conformar un frente electoral que logre disputar el gobierno y las diputaciones.
Para ello es fundamental elaborar una propuesta programática y un audaz plan de alianzas políticas.
El Frente Amplio logró el apoyo del Partido de los Trabajadores, uno de los partidos trotskistas, lo cual fue bueno. Miró a la izquierda, pero ahora deberá mirar a su derecha.
La izquierda está en buena medida desarmada en cuanto a ofrecer una propuesta de cambio, de transformación económica, social y cultural realista; un programa que ilusione y entusiasme al pueblo.
Esa es la responsabilidad de todos, formar un bloque político e ideológico que aleje los fantasmas que recorren el país.
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