«THE BANKER», ¡buenos para «dorar la píldora»!

Freddy Pacheco León

Los dueños de la publicación «The Banker«, de inocentes no tienen nada, y por eso, sus premios, alabanzas, condecoraciones, han de ser vistos con mucha malicia y hasta con preocupación, por los que generalmente somos afectados negativamente, pues sus “reconocimientos” no están precisamente motivados por buenas intenciones. ¿Se imaginan un premio al, por ejemplo, “campeón gobernante”, otorgado a un presidente latinoamericano por la Fundación Pinochet? Si así fuese, sin duda alguna pensaríamos que ese presidente, algo deberá estar haciendo mal (para su pueblo) y muy bien, para los caballeros amantes de la dictadura militar y el neoliberalismo más rancio. Pues, más o menos así funciona la lógica que sustenta los galardones de “The Banker”, en el campo de la economía, caracterizados porque lo que es malo para las mayorías, sea presentado como «la tapa del perol».

Y es que, hemos de recordar y tomar nota de lo que se esconde tras bambalinas. Resulta que como parte de la muy poderosa organización japonesa “Nikkei Inc.”, asociada a la más grande editorial del planeta, la británica “Penguin Random House”, donde la marca “Pearson”, propietaria del 47% de sus acciones, así como del 50% del “Economist Group”, se moviliza en Londres, Nueva York y Tokio, como guía de un “muy selecto” grupo de millonarios… no necesariamente altruistas.

Para ellos, la receta neoliberal, con gigantescas posibilidades de divulgación, se difunde activamente por medio del “Financial Times”, periódico difusor de la doctrina del libre mercado y la globalización. Aunque su equipo de redactores, son formalmente independientes del consejo editorial, según alegan algunos de sus cancerberos, lo cierto es que son muy escasas las diferencias manifiestas entre ambos, pues “donde manda capitán no manda marinero”, y pocos desearían engrosar el contingente de desempleados, por ponerse a jugar de objetivos, frente al pensamiento de los severos japoneses “expatriados”, que hace nueve años adquirieron el histórico diario por US$1320 millones, que, por supuesto, hacen valer su inversión a toda costa.

Recordemos, asimismo, que, en los años 80, tanto Margaret Thatcher como Ronald Reagan, competían por ser reconocidos como los campeones del “capitalismo salvaje”, denunciado por el papa Juan Pablo II, por reconocerlo muy alejado de la doctrina social de la Iglesia, que su Santidad veía como la mejor alternativa frente a ese salvajismo. En esos años, principalmente, tanto Washington como Nueva York y Londres, acogían nidos de fieles seguidores fanáticos de Milton Friedman y los “Chicago Boys”, que, como chefs de alta sociedad, elaboraban recetas económicas como parte de sus entretenimientos cotidianos. Recetas amargas, que no se han agotado con el tiempo y que encuentran permanentemente en las páginas de la revista mensual “The Banker” y el diario, “Financial Times”, su medio más efectivo de divulgación entre ejecutivos bancarios y similares, alrededor del mundo, tanto en el campo privado como en el estatal.

No fue extraño pues, que tales caballeros, no hubiesen dudado en impulsar en forma entusiasta, las desgarradoras políticas monetaristas ejecutadas por despiadados políticos, que, con su mirada en los índices macroeconómicos, se despreocupan de la gente, de los pobres que las sufren. De los sin techo y comida, solo acatan a ver cómo, frecuentemente, aparecen en el horizonte político de nuestros Estados subdesarrollados, personajillos, que, para quedar bien con sus superiores, con los que les proveen préstamos dirigidos a engrosar una deuda externa traicionera, que trae consigo pesados eslabones que les dificultan a sus naciones, ejercer una promocionada libertad, que, les dicen, se fortalecería con los procesos de desarrollo sustentados en una mayor deuda externa. O “deuda eterna”, como la describía don Pepe Figueres.

Pero como esos señorones sí saben jugar el papel de expertos en el superior mundo de las finanzas mundiales, generalmente los vemos ubicándose del lado de los que les garanticen fidelidad a los procesos de privatización, y disminución de aparatos estatales. Lo estatal, para ellos, es por definición malo, pues, no es correcto que los Estados impulsen políticas dirigidas hacia lograr el bienestar de los más desposeídos, con procesos efectivos de asistencia social y económica. “¡No hay que regalarles el pescado, hay que enseñarles a pescar!”, repiten cual anuncio comercial, que encuentra eco en los criollos, escasos de ideas e inteligencia. Para ellos, no hay nada malo con el desempleo y los bajos salarios (y el hambre, agregamos), mientras se va llenando la copa de las ganancias, para después derramarse cual maná del Cielo. Medicinas que podrían causar dolor, pero que son necesarias, inevitables, de acuerdo con su visión de desarrollo económico. Píldoras amargas quizá, pero que, con un poquitico de azúcar, son tragables. Un ejemplo lo vivimos en el Chile de Pinochet: «es un atleta en lo económico«, se leía en el “Financial Times”. Así, los desmanes de esa dictadura militar de corte fascista neoliberal, eran tolerables, en vista de los resultados financieros, que como índices macroeconómicos sirvieron para disimular la miseria imperante en las callampas.

En resumen, eso mueve al «Financial Times«, y a su útil instrumento, «The Banker«, que últimamente se ha vuelto muy “popular” como repartidor de condecoraciones, como la que nos provoca este comentario.

El «reconocimiento» otorgado por «The Banker” hace unas semanas, a nuestro Banco Nacional, viniendo de donde viene y por lo resumido, más que motivo de satisfacción, ha de ser visto con suma preocupación. Tal premio, según la misión de esos súper poderosos especuladores del capital, parece ser un «empujoncito» dirigido a los responsables de la banca estatal costarricense, para que se animen, con mayor decisión, a dar más pasos hacia el cumplimiento de las recetas neoliberales. Un ejemplo que tenemos a mano y por el cual insiste el Presidente Rodrigo Chaves (con el ADN del Banco Mundial, como se dice ahora en el mundillo futbolístico) es la transformación del Banco de Costa Rica, el que mayores ganancias le produce al sistema bancario estatal, en un banco propiedad de banqueros privados, al que, obviamente «le llevan ganas», como gran negocio que les ofrece, sin desparpajo alguno, el gobierno de Costa Rica.

Con ese interesado “premio” al Banco Nacional, otorgado no necesariamente por sus cada vez más firmes políticas de bien social (eso no lo premiarían), esos “amigos” lo que buscan es que en unos años, el banco más grande de Centroamérica, pase a ser parte del selecto grupo de entes bancarios premiados por «The Banker«, en cuya lista encontramos, entre otros, el Banco Bolivariano, el Banco de Santander, Scotiabank, BBVA, CaixaBank, BANGE – Guinea Ecuatorial, Banesco Banco Universal, Deutsche Bank, Banreservas, BAC Credomatic, MoraBanc, el BROU Uruguay, Banco Popular PR, Banorte, Banco Industrial, HSBC Holding, Credit Agricole, BNP Paribas, Barclays, etcétera, no necesariamente caracterizados por sus políticas en pro del desarrollo justo de los pueblos en sus jurisdicciones. Y es que de tener éxito con la compra-venta del Banco de Costa Rica, el siguiente en la mira será, sin duda, el Banco Nacional, pues, piensan los criollos falderos de los grupos citados, con ello se paga totalmente la deuda externa, que ya dejaría de ser eterna.

Igualmente, hay que considerar, que los expertos que trabajan para esos verdaderos monstruos financieros, saben muy bien que existen funcionarios gubernamentales muy dispuestos, a que les inflen sus egos, para salir a pavonearse como en concurso de belleza. ¡Eso, para ellos, es lo máximo!, y, por supuesto, tales actitudes facilitan la tarea de los funcionarios encargados de ejecutar su misión neoliberal.

Por otro lado, aunque sin desviarnos del tema, resulta que, para poder dar abasto con tanta demanda de eventuales condecorados en el mercado, los que se mueven alrededor de “The Banker”, aumentaron la oferta. ¡Se Inventaron varios premios! Además de los premios al Banco del Año, «The Banker» también otorga premios a las Ofertas del Año, la Innovación en Banca Digital, la Banca de Transacciones, la Banca de Inversión, el Ministro de Finanzas del Año, el Gobernador del Banco Central del Año, la Banca Privada y el Banco Islámico del año, y la lista seguirá ampliándose, pues los rendimientos son muy altos, considerando la pequeña inversión que se hace inflando egos.

Dentro de esos premiados encontramos a personajes no necesariamente brillantes en sus países, muchos ilustres desconocidos. Entre ellos, Mauricio Cárdenas Santamaría de Colombia, Ignacio Briones de Chile, Luis Videgaray de México, Gustavo Fernández de Paraguay, Julio Velarde Flores de Perú, Marcelo Montenegro de Bolivia, Felipe Larraín de España, así como ministros de hacienda de Francia, Vietnam, Qatar, y Marruecos. No importa de dónde son ni de quiénes se trata; lo que importa es su determinación por llevar adelante políticas privatizadoras en sus países, que sean del agrado de los generosos en otorgar premios. ¡Así de sencillo!

Hasta ahora, a Costa Rica solo la habían tomado en cuenta para el premio del Banco del Año al Banco Nacional, por su trayectoria y solidez en la industria financiera, que, hemos de reconocer, se recibió de parte de la Junta Directiva del Banco, discretamente, como sabiendo quién estaba otorgándolo y con qué intenciones, por lo que no sonaron las trompetas.

Pero como no hay primera sin segunda, nos cayó casi simultáneamente otro premio. Esta vez a nuestro regularcito ministro de Hacienda, tan enredado en casos hijos de su torpeza, que no es del caso puntualizar aquí. Premio al señor ministro Nogui Acosta Jaén, quien, cabe recordar, fuese viceministro de la administración anterior de Carlos Alvarado, de la que hubo de renunciar por formar parte de una sociedad familiar que adeudaba varios millones de colones en impuestos al Estado, así como cuotas obrero-patronales a la Caja Costarricense del Seguro Social. Pues amigos, a Acosta se le ha premiado en la categoría de mejor ministro de finanzas del año. Aunque la Casa Presidencial lo anunció a inicios del año, como el mejor ministro del año 2024, obviamente no se le podría haber premiado por un par de días de labor (ha de ser, obviamente, del 2023). ¡Otro tropezón presidencial! Al anunciar con cimarrona virtual incluida, el muy orgulloso Nogui Acosta, manifiesta que “la administración Chaves Robles va por buen camino en la tarea de sanear las finanzas públicas”. Al menos esa es su apreciación, mientras se pavonea con su ego inflado…, en la pasarela que le montó “The Banker”.