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Etiqueta: sistema educativo

Democratizar la educación para reconstruir la democracia

Álvaro Vega Sánchez

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo

El régimen democrático costarricense, que celebró índices de desarrollo humano y de paz social ejemplares en América Latina, se ha deteriorado cualitativamente. El creciente empobrecimiento, desigualdad e inseguridad social junto con la avanzada del autoritarismo político y el fundamentalismo religioso-cultural son los factores que explican, en buena medida, ese deterioro. El mismo se manifiesta en un debilitamiento sustantivo de nuestra institucionalidad social pública, así como en la pérdida de protagonismo del país en la defensa de los derechos humanos y de la naturaleza a nivel mundial.

Todo ello también ha contribuido a profundizar la polarización social, acicateada por los elevados decibles de las voces del odio y la intolerancia que campean hoy en las redes sociales y algunos medios de comunicación. Asimismo, una gestión gubernamental que no da indicios de contribuir al tan necesario diálogo social para encarar los álgidos problemas del país. Acudir a las vieja prácticas de componendas interpartidarias solo abonan el terreno de la polarización y el desencanto ciudadano.

Reconstruir el régimen democrático del país es una tarea tan urgente como importante. Para ello necesitamos una ciudadanía con mejores niveles educativos, particularmente, como se recomienda en esta era de la inteligencia artificial, poniendo especial atención a la formación en “capacidades blandas” para humanizar el desempeño técnico-profesional e incentivar la creatividad y el trabajo colaborativo. Por lo tanto, se requiere ampliar la cobertura del sistema educativo en todos sus niveles, es decir, democratizarlo fortaleciendo la institucionalidad pública y convocando a la privada a un mayor compromiso solidario. Asimismo, redefinir la estrategia curricular atendiendo a las nuevas condiciones de disponibilidad y acceso a la información.

Una verdadera democratización de la educación es aquella que garantice que todo joven costarricense a la edad de 18 años haya culminado la educación secundaria y esté preparado para acceder a una carrera técnica o académica del mejor nivel. De esta manera, se crean las condiciones que eviten seguir reproduciendo la “generación perdida” de jóvenes que ni estudian ni trabajan. Un país que se precia de tener un “ejército de maestros” no debe estar tirando a las calles a jóvenes en edad productiva, para que se conviertan en delincuentes, sicarios, consumidores y traficantes de drogas, contribuyendo a reproducir los círculos de la pobreza y la violencia.

Si bien es cierto, la educación no es la única solución a los graves problemas de la pobreza, la desigualdad y la violencia social (cultural, simbólica y política) y criminal, sin educación no hay posibilidad de avanzar significativamente en la solución de los mismos. Como se dice, es una condición necesaria pero no suficiente. Sin embargo, en las condiciones actuales, si el país pretende rescatar su viejo protagonismo en desarrollo humano y reconstruir su régimen democrático la democratización de la educación tiene que convertirse en una prioridad de la política pública.

En esta dirección se requiere afinar la planificación y regulación de todo el sistema educativo, tanto público como privado, con un norte claro y definido: garantizar la conclusión de los estudios secundarios para todos los jóvenes que habitan este país. Es la gran deuda social que arrastramos desde hace décadas, como bien lo han reiterado los Informes sobre el Estado de la Educación. Para ello, se requiere un seguimiento personalizado del avance educativo de los jóvenes y, por consiguiente, una estrategia de cooperación por parte de las familias, las organizaciones de la sociedad civil que trabajan con jóvenes y el Estado.

Si no queremos una sociedad con más cárceles que escuelas y colegios, tenemos que actuar ya. Hay que superar el actual modelo de “oligarquización de la educación” y dar el salto cualitativo hacia la democratización de la educación, la vía por la cual el país cosechó sus mejores logros y los puede seguir cosechando.

Hay que volver a encender los motores de la educación del siglo XXI

Alberto Salom Echeverría

Introducción.

Los costarricenses nos hemos ufanado, desde finales del siglo XIX por ser un país próspero, por haber contado con un sistema educativo que ha contribuido a apuntalar el desarrollo socio económico en diferentes períodos. La declaratoria de la gratuidad de la enseñanza primaria, se produjo durante la administración de Jesús Jiménez, 1869. A su vez, la primera institución pública de secundaria se fundó en Cartago, en el año 1842, durante el mandato del Dr. Francisco Morazán (sin embargo, bajo la Orden de los Jesuitas el colegio funcionó desde 1748); el primer Liceo de Niñas se crea en la administración del Dr. José María Castro Madriz, decreto N.14 del 19 de mayo de 1847. Con posterioridad, a finales de esa misma centuria, se crearon otros colegios públicos, como el Liceo de Costa Rica, fundado en la administración de Bernardo Soto Alfaro y siendo secretario del ramo de educación don Mauro Fernández Acuña, en 1887; apenas un año después, es decir, en 1888, se funda el Colegio Superior de Señoritas en la misma administración. Este sistema ha sido un pilar para crear bases importantes que, han dado sustento a la democracia. Quizás hemos sido demasiado jactanciosos, porque ni el desarrollo socio económico ha sido siempre tan frondoso, ni el sistema democrático tan sólido, justiciero y equitativo como lo hemos pregonado. Pero, todas estas instituciones educativas resultaron emblemáticas, esencialmente porque abrieron camino.

Lo que sí es cierto es que, Costa Rica le tomó la delantera a los países centroamericanos y a la mayoría de los latinoamericanos, principalmente a partir de la segunda mitad de la centuria pasada, en cuanto a la extensión del sistema educativo y la alfabetización de nuestra población. Según datos del 2017, la tasa de alfabetización llegó al 96.1% de la población mayor de 15 años. No obstante, en adelante veremos que, ya no podemos seguir alardeando con ello, ni nos podemos contentar con darle una mirada superficial al sistema educativo, puesto que sometido a un análisis más riguroso e integral, como los que se han efectuado recientemente, por el Estado de la Nación y la misma evaluación efectuada por la OCDE en el 2017 que, aunque adolece esta última, de sesgos ideológicos que no puedo compartir, hizo acopio de una gran cantidad de datos que muestran el rezago que el país ha experimentado en materia educativa, denominado “apagón educativo”.

A pesar del descontento que ha emergido en la población en general, respecto al estado de la educación, todo indica que los motores y el impulso que se le dio a la educación en el pasado reciente se ha detenido, los motores se apagaron y nos vemos sumidos en un desconcierto en cuanto al rumbo que debemos imprimirle al sistema educativo, para salir del atascadero. Hay datos extremadamente preocupantes de este gobierno en particular, que revelan falta de acometividad, desorientación y ausencia general de criterio acerca de cómo consolidar un sistema educativo, que funcione entrelazado, o sea de manera armónica y eficaz. Adelanto únicamente un dato que da muestras palmarias de lo expresado: dice el académico de la UNA, Pablo Chaverri Chaves que el gobierno actual hace una exposición en la que “habla de mejorar las ayudas y que van a universalizar comedores y dar dos tiempos de comida, pero -aquí viene lo central- la Contraloría acaba de reportar que el gobierno está aplicando la reducción más grande al presupuesto educativo de los últimos nueve años. -Remata diciendo- Programas como becas, transportes y transferencias a centros educativos están en grave peligro, en perjuicio -obviamente agrego- de miles de estudiantes. -Termina inquiriendo- ¿Cómo, por tanto, lo van a hacer?” Me referiré a esto en breve. (Cfr. Chaverri Chaves, Pablo. “¿Hay Ruta en Educación?” Periódico La Nación, página quince. 19.03.23)

No existe una política pública clara, que le confiera a la educación la prioridad que es requerida para que sea el ariete que necesitamos a fin de dar aliento a un desarrollo sostenible, con equidad y justicia social.

Declarar la educación como prioridad y crear un verdadero eficiente y eficaz sistema educativo.

Algunos gobiernos, el actual bajo la conducción de Rodrigo Chaves como el que más, se han dado a la tarea de supeditar cualquier objetivo de política pública, si es que lo tienen, a que le cierren los números en la propuesta presupuestaria entre las entradas y las salidas. O sea, cero aumento del déficit fiscal. Me apresuro a señalar que es evidente que debe haber una conjugación entre los objetivos de la política y el estado de las finanzas públicas, especialmente cuando estamos en períodos de crisis, como es el caso. Se impone una gran disciplina fiscal, lo que significa control del gasto público y obligación de prestar más atención a las prioridades gubernamentales. Pero esto es una cosa, y otra muy distinta es lo que está haciendo el actual gobierno, a saber, no solo no asignar recursos frescos a educación para atender sus necesidades urgentes, sino, como quedó dicho, “…aplicar la reducción más más grande al presupuesto educativo de los últimos nueve años.” Según datos de la Contraloría General de la República. (citado por Chaverri). Aquí solo caben dos posibilidades, o el gobierno de Chaves aplicó aumento al presupuesto cero, generalizado a la totalidad de los ministerios y en algunos casos hasta reducciones, o la educación no está dentro de las prioridades de la actual administración. Cualquiera de las dos opciones es grave para el país.

Si lo cierto es lo primero (ofrezco disculpas por ignorar el dato), la administración Chaves está aplicando una política super restrictiva de las finanzas públicas, contrapuesta a cualquier objetivo de desarrollo. Hasta donde he investigado, no existe en el mundo un país desde la crisis de 1929 hasta el presente que, ante una crisis contractiva de la economía, haya deprimido todas las variables de esta (lo que equivale a aumento cero en los ministerios), y, aun así haya salido indemne en las tareas del desarrollo. Se produce todo lo contrario, los países que han adoptado esa política neoconservadora se han estancado o han retrocedido gravemente, habiendo debido pagar un precio muy alto en lo social. Si lo ocurrido es la segunda opción, el poder ejecutivo se está contradiciendo con sus propuestas de campaña, y estaría incurriendo en un gran engaño a la ciudadanía y al mismo tiempo, ha incurrido en un grave error estratégico, trasladando la educación a un segundo o tercer plano. En tal caso, el “apagón educativo”, se prolongará indefinidamente.

Al país le urge, ante el caos prevaleciente en el sistema educativo, una declaratoria de política pública para la educación, que la haga prioritaria; se debe instalar un fuerte control del poder legislativo sobre el ejecutivo, a fin de que respete sus propias prioridades establecidas en el programa de gobierno y además ejecute las inversiones que se establezcan en el presupuesto, con extrema eficiencia, eficacia y rindiendo cuentas al centavo.

Por otra parte, hay que crear, porque en la vida real no existe, un verdadero sistema educativo nacional, desde la etapa preescolar, pasando por la primaria y la secundaria, hasta la universitaria. El sistema existe, pero en el papel. Se habla de cuatro sectores, preescolar, educación básica, educación diversificada y la enseñanza superior o universitaria. Si tal es el sistema, para comenzar, está desintegrado. Con lo anterior quiero decir que, se trata de cuatro sectores cada uno de ellos con sus propios problemas y necesidades insatisfechas; o sea, constituyen un bloque inorgánico por partes desiguales, inconexas entre sí; inclusive las primeras tres, por más que existe un ente rector como es el ministerio de educación, no se mantiene una conectividad que le de sentido a cada sector en función de la totalidad. Por otra parte, en la educación nacional hoy, ante la aparición de la revolución científico-tecnológica, se convierte en un tema imprescindible contar con la educación universitaria pública, cuyos componentes las universidades, sí han logrado crear su propio sistema en CONARE y son las que están preparadas para brindar un aporte de calidad, en asesoría al resto de las instituciones educativas de los niveles anteriores. Se plantea que este aporte de los universitarios repercuta tanto en los constante cambios que se producen en los conocimientos, merced a la revolución científico-tecnológica, como en apoyo pedagógico a los docentes. El aporte a los docentes debe ser constante, por la incesante transformación del conocimiento en todos los campos del saber. Dicho aporte, a pesar de que las universidades están dispuestas a darlo y hay constancia de ello en proyectos particulares, carece de la debida planificación y organicidad.

En la organicidad de este sistema de educación nacional, la autonomía universitaria no solo no es un impedimento, sino que, la independencia que ello supone en el acceso al saber científico por parte de los profesores universitarios, constituye más bien un requisito para la calidad. Por ende, debe concebirse como un sistema que respeta la autonomía de las universidades, así como también la relativa independencia de las partes para que cada una cumpla con su misión en inextricable interrelación con el resto del conjunto. Hay más. El sistema debe contar también, como muy bien lo acaba de sugerir en un interesante artículo el catedrático universitario Juan Carlos Mora Montero, con otros espacios familiares, y otros entes de la sociedad civil como son los colegios profesionales, las organizaciones sociales y comunales. Y -agrego yo- organizaciones gremiales de empresarios, de cooperativistas, asociaciones solidaristas y sindicatos, todos ellos especialmente del sector de la educación. (Cfr. Mora Montero, Juan Carlos. “¿Por qué fallan los intentos por mejorar la educación”? Periódico La Nación, página quince, 23/03/2023.)

Se trataría entonces de un sistema complejo, no por eso ineficiente e ineficaz como es ahora, sino ágil y flexible en el que las interacciones no se den exclusivamente por la vía institucional. Una de las premisas del sistema consiste en que, para alentar una educación moderna, eficiente y eficaz, que haga frente a los problemas que hoy acogotan a la educación en sus diferentes partes y en sus ligámenes, debe existir participación, en lugar de que las soluciones vengan únicamente de ‘arriba para abajo’. Otra de las premisas es que el sistema en su conjunto y cada parte deberán estar sometidos a evaluación constante, exhaustiva para que pueda haber mejora. También debe haber rendición de cuentas ante los organismos de evaluación, ante los destinatarios de los servicios de la educación y para con los organismos legales institucionales y constitucionales que corresponda a cada sector.

Algunos de los problemas centrales con los que habrá que lidiar.

Hay problemas persistentes en la educación, mientras otros forman parte de ciertas coyunturas, económicas, políticas o sociales. No me referiré de nuevo a la ausencia real de un sistema de educación, ni tampoco a la falta de conectividad de que adolece toda la institucionalidad educativa; ya quedó expresado supra.

Entre los más persistentes citamos los siguientes:

La desigualdad social y la pobreza que padece la sociedad costarricense repercute de manera consistente, profunda y sistemática en la institucionalidad educativa. No haré en esta ocasión un examen minucioso de ello, porque los datos están contenidos de una manera profusa tanto en el informe estadístico de la PEN, CONARE, “Estado de la Nación” 2016, como por el Centro de Datos del Instituto para Estadística de la UNESCO, así como por varios documentos de la OCDE, entre ellos “Panorama Económica de Latino América” (sic), (2015), “Educación de un Vistazo” (2016), “Excelencia y Equidad en Educación”, PISA, Editores OCDE (2016); entre otros. Pero sí es preciso señalar que, uno de los sectores que de acuerdo con los aportes más recientes sobre educación deben alcanzar solidez, es aquél en el que Costa Rica tiene más debilidades, como es la educación preescolar. Es allí, en la pura “puerta de entrada” del sistema como la denomino, donde menos acceso tienen los estudiantes de escasos recursos económicos. Por lo consiguiente, ya entra a la educación general básica con serias desventajas respecto del resto de los educandos.

Únicamente, muestra el informe de la OCDE (2016), el 63% de los niños asisten a dos años de preescolar y menos del 10% de los menores de 4 años se benefician de los servicios de atención. También se reconoce en dicho informe una deficiencia para inculcar habilidades cognitivas, críticas, emocionales y sociales; por lo que se acentúan las desventajas de los niños menos favorecidos.

En el caso de la educación general básica, el 33% de los estudiantes, al concluir carecen de habilidades centrales y el 30 % ya ha desertado. En la educación diversificada, alrededor del 51% de los estudiantes que se encontraban en el 2011 entre los 25 y 34 años, no había siquiera llegado a la educación diversificada. Esto implica, que esos jóvenes deberán intentar insertarse en un mercado laboral cada vez más competitivo con graves rezagos. Por lo tanto, el sistema puede describirse como un embudo, que se va haciendo cada vez más angosto conforme se va ascendiendo en cada nivel escolar. En las universidades públicas, aunque los sistemas de becas han mejorado sustancialmente, abriendo oportunidades claras para los más pobres, los jóvenes que provienen de los hogares más pobres, ya se habían desmontado del sistema educativo desde antes. Si lo vemos por zonas rural-urbanas, la desigualdad se nos presenta magnificada. A corto plazo, las oportunidades para jóvenes de más escasos recursos económicos, sociales y culturales se tornan desalentadoras.

Otro de los problemas serios con el que habrá de vérselas el sistema, es el del trabajo infantil, concatenado con el anterior. Los estudiantes se ven obligados o son conminados por sus padres a abandonar la escuela o el colegio, para integrarse a algún trabajo. Hasta el momento no ha habido forma de contrarrestar esa circunstancia de muchos en la niñez o adolescencia. El resultado para el sistema educativo es el de una deserción temprana de estudiantes.

Por otra parte, muchos padres de familia tienen muy poco que ver con sus hijos ya sea en la escuela, en la secundaria y aún en la universidad. Algunos porque sus escasos recursos cognitivos y culturales los inhabilitan para involucrarse con sus hijos, otros por su ingente dedicación a sus responsabilidades laborales, o bien, sobre todo en el caso de las mujeres, por su ocupación en las domésticas, o en ambas.

Una enorme cantidad de estudiantes confronta serios problemas de rendimiento académico, y es una de las razones, junto a los apremios económicos que inducen la deserción escolar. En muchos otros casos los mismos docentes son los que experimentan una desactualización y rezagos en sus habilidades y conocimientos, para lo que existe insuficiente atención. Está flaqueando el sistema de educación permanente.

No obstante, los esfuerzos de las universidades en la concreción de nuevas carreras, todavía tenemos una propuesta educativa limitada, especialmente en lo que se denominan las carreras STEM (Ciencias, Tecnologías, Ingenierías y Matemáticas por sus siglas en inglés). En este aspecto he advertido que no se debe caer en la trampa de bifurcar la oferta académica entre las carreras STEM y las que pertenecen al campo de la educación, las ciencias sociales, las letras y las artes, porque he expresado que lo primero que requerimos es la formación de profesionales conscientes, humanistas, solidarios, dotados de excelente preparación científica, artística o técnica; pero no compro la moneda de que nuestro sistema educativo se deslice a la formación de “técnicos o tecnólogos” en cualquier campo que sea, con prescindencia de una sólida formación en el humanismo.

Las bases y objetivos de un sistema educativo integral.

Considero que debe haber ciertas bases, propósitos y valores que deben estar presentes transversalmente, a lo largo de todo el camino de la educación ciudadana, pero es menester comenzar desde la fase preescolar:

1. Una educación para formar una ciudadanía consciente de sus responsabilidades consigo mismo y con todos los seres humanos, sin distingos de clase social, de ciudadanía, de sexo y género; con respeto irrestricto a las personas independientemente de la etnia a la que pertenezcan, independiente también de sus creencias religiosas o políticas, así como de su orientación sexual.

2. Una educación que mantenga la perspectiva de una formación integral e integradora, multi, inter y transdisciplinaria particularmente en la formación universitaria; que inculque el amor por la naturaleza, puesto que somos hijos de ella y no sus dueños, como antes se creía. El ser humano debe ser educado para defender la naturaleza, lo que significa defender la vida de todo el reino animal y vegetal.

3. La educación debe tener como eje la estricta igualdad de la dignidad entre la mujer y el hombre, y entre los géneros; las actitudes discriminatorias y violentas no deben tener lugar en la especie humana. Hay que educar para una vida consciente, un ser humano justo y solidario, que ame la libertad propia en correspondencia con la de los demás.

4. La educación debe fomentar los valores humanistas e igualmente el amor por el conocimiento científico, lo mismo que por la cultura universal, el arte, la música, la filosofía, el deporte.

5. Una educación que vele concienzudamente por la formación teniendo en cuenta las necesidades especiales de todas las personas y abra oportunidades para todas ellas, haciendo las adecuaciones curriculares que sean necesarias.

6. Una educación para la formación de seres humanos amantes de la paz y la civilidad.

7. Una educación para una convivencia civilizada, respetuosa del otro y de la otra.

 

Compartido con SURCOS por el autor.

¿Generación de Cristal?

Por Sergio Ortiz Pérez

Desde hace algunas décadas, se vienen categorizando a los seres humanos en Generaciones, pero no para fines despectivos o insultantes, sino para que en términos sociológicos se puedan identificar, analizar y relacionar distintos comportamientos de la humanidad actual con sucesos a nivel social, geográficos, religiosos, ideológicos, tecnológicos, gobierno, política y entornos económicos que vivieron o viven las personas durante sus etapas de crecimiento y desarrollo.

Contrario a eso, muchas personas ignorantes, vienen utilizando el término «Generación de Cristal» para llamar de forma despectiva a la Generación Z que son las personas nacidas después del año 2000, y que son nuestro futuro como país y como planeta, sin darse cuenta o sin aceptar, que toda generación tiene una razón de ser y que nace bajo condiciones predefinidas por una generación anterior o anteriores, es decir, que quienes se burlan de la supuesta Generación de Cristal, son responsables de las condiciones que han obligado a esa generación a exigir cambios y ser como son.

Pero no solo por ignorancia existe ese trato despectivo a nuestros jóvenes, sino también para justificar falencias propias y trasladar la responsabilidad de quienes se meten a liderar torpemente un país y encuentran muy fácil justificarse diciendo que «a la generación de cristal no se le puede decir nada».

Que estas palabras vengan de cualquier persona, es entendible desde la ignorancia, pero que vengan de parte de la ministra de Educación Pública de Costa Rica es inaceptable, porque ella está llamada a entender que los niños, niñas y jóvenes de nuestro país cobijados bajo la educación pública, están si acaso, raspando la olla a un sistema educativo debilitado por acciones irresponsables de este y otros gobiernos. Y muchos de los que se burlan de esta generación, sí pudieron disfrutar de un estado solidario que la corrupción e intereses particulares de generaciones anteriores, tiraron a la basura.

El profesional que lidera la cartera de educación de un país, no puede hablar ligeramente de una generación como generación de cristal para dar a entender que es una generación difícil para establecer límites y valores, primero porque «Generación de Cristal» no existe como termino técnico o científico, además porque es peyorativo, alimenta la discriminación adulto centrista, busca minimizar la opinión de la niñez y la adolescencia (que son sujetos de derechos) y también porque deja de lado la responsabilidad de padres, madres, cuidadores, de criar a los niños y jóvenes y prepararlos para la vida, fortalecer su autoestima, brindarles seguridad, potencializar sus habilidades y competencias, y establecer los límites desde el amor y el diálogo.

Una generación que no tolere más la violencia, el acoso sexual, la contaminación ambiental, las humillaciones, la homofobia, el machismo y el racismo, no es una generación de cristal, es una generación de cambios que incomodan a muchos, especialmente a quienes no quieren que se cuestione algo que está por encima de todo y que es el responsable de muchas de las desigualdades y debilitamiento del Estado y su institucionalidad, y es el sistema económico capitalista vigente, basado en el uso irracional de recursos, en la explotación del hombre por el hombre y el consumismo. Jamás podrá ser una generación igual a otra, no es lo mismo haberse criado sin radio y televisión a haberse criado bajo un entorno tecnológico como en el que vivimos, y ese cuento de que antes era mejor es muy relativo.

Sin embargo, siempre se comete el error de que toda generación, tuvo otra anterior que le criticó, y  a los de mí generación, que rompimos muchos paradigmas y constructos sociales de nuestra generación anterior (como históricamente pasa), se nos señaló de rebeldes, satánicos o inadaptados, por ello debemos ser empáticos y entender que somos corresponsables de las condiciones actuales que moldean el futuro de nuestros hijos y nietos, y ni que decir de los Gobierno y políticos improvisadores que elegimos, pues en materia de seguridad, narcotráfico, tecnología, calidad de la educación, becas, infraestructura y medio ambiente, dejan mucho que desear y esto sí impacta en negativo directamente a nuestras nuevas generaciones.

Entonces, ¿Generación de cristal? No, lo que existe es irresponsabilidad en quienes se dejan decir eso a la ligera y supuestamente asumieron un puesto para asegurar un mejor futuro a nuestro país, pero no han sido capaces, en un año, de establecer una ruta clara para la educación costarricense.

Reflexión acerca de la Ley N°9999 para prevenir la revictimización y garantizar los derechos de las personas menores de edad en el sistema educativo costarricense

Anais Patricia Quirós Fernández.

MSc. Anais Patricia Quirós Fernández
Académica Universitaria, Escritora
Carrera de Idioma Inglés y Programa Institucional Ingles para el Trabajo PIT
Secretaría de la Mujer, Genero, Equidad y Movimiento LGTBQI
Seccional Sindical Nacional ANEP-UTN
Sede del Pacifico, Sede Central 

apquiros@utn.ac.cr / www.utn.ac.cr

Es un hecho, EN LAS AULAS DE LA UNIVERSIDAD TECNICA NACIONAL, TENEMOS ADOLESCENTES QUE AUN NO SON MAYORES DE 18 AÑOS.

LA ASAMBLEA LEGISLATIVA DE LA REPÚBLICA DE COSTA RICA DECRETO: LEY PARA PREVENIR LA REVICTIMIZACIÓN Y GARANTIZAR LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS MENORES DE EDAD EN EL SISTEMA EDUCATIVO COSTARRICENSE

En su contenido, expongo algunos capítulos importantes de análisis en nuestra alma mater. El Artículo 1- Establece Principios rectores. La presente ley se fundamenta en los principios del interés superior, igualdad y no discriminación, supervivencia y desarrollo, participación y el de autonomía progresiva.

La Ley #9999 tiene como objetivo proteger y reconocer los derechos de las personas menores de edad, prevenir su revictimización y evitar la impunidad en los procedimientos del régimen disciplinario docente y administrativo. Esta ley tiene como objeto determinar eventuales responsabilidades derivadas de denuncia de maltrato físico, emocional, abuso sexual o trato corruptor, que involucre a una persona menor de edad o a un grupo de personas menores de edad, como víctimas. (Artículo 2)

El Artículo 3:

Establece Definiciones. Para efectos de la presente ley se entiende lo siguiente: a) Víctima: toda persona menor de edad estudiante que sufre un daño o perjuicio a su propiedad o integridad física, emocional o sexual por culpa de una persona funcionaria docente, docente administrativa o administrativa. b) Persona menor de edad: toda persona menor de dieciocho años. c) Adolescente: toda persona mayor de doce y menor de dieciocho años. d) Hostigamiento y acoso sexual: toda conducta con contenido o connotación sexuales realizada por un funcionario o funcionaria docente, docente administrativo, técnico-docente y administrativo contra una persona menor de edad estudiante.

¿Qué debemos entender por acoso u hostigamiento sexual?

Todas aquellos manifestaciones o comportamientos de los cuales mencionare algunos: (Artículo 3):

i) La solicitud de favores sexuales.

ii) Promesas de un trato preferencial o de ventaja como condición en la formación o proceso educativo, amenazas sugeridas o expresa, física o moral, o de daños o castigos de la persona hostigada, como condición para la formación o el proceso educativo, para que la persona estudiante realice conductas sexuales con la persona docente.

iii) Las insinuaciones o proposiciones y el uso de lenguaje verbal, no verbal o escrito, de gestos, símbolos o imágenes de naturaleza o contenido sexual.

  1. iv) Los acercamientos corporales, los tocamientos u otras conductas físicas de naturaleza sexual.
  2. v) Cualquier trato discriminatorio hacia la persona hostigada, que resulte de la negativa de un requerimiento de contenido sexual.

En conclusión, la UNIVERSIDAD TECNICA NACIONAL INICIA AÑO LECTIVO 2023- I CUATRIMESTRE, con una minoría importante de estudiantes de nuevo ingreso que siguen en condición de adolescente ya que son aún menores de 18 años, que están bajo la protección de la Ley # 9999 a los y las cuales debemos proteger, informar, asesorar, y dar a conocer sus derechos.

El personal docente, administrativo docente, técnico-docente o administrativo, que preste sus servicios en la UTN, tiene el deber de conocer, la ley citada como también denunciar los casos de maltrato físico, emocional, abuso sexual o trato corruptor en perjuicio de una persona menor de edad estudiante.

Así también, la responsabilidad de vigilar por la seguridad de esta pequeña población que hoy están en nuestros salones de clases compartiendo con adultos.

Permitamos como institución pública formadora de profesionales que estas personales aun en calidad de adolescentes menores de edad lleguen a cumplir su mayoría de edad en un entorno sano sin acoso u hostigamiento.


Fuente de consulta;

Ley para prevenir la revictimización y garantizar los derechos de las personas menores de edad en el Sistema Educativo Costarricense N° 9999 ASAMBLEA LEGISLATIVA DE LA REPÚBLICA DE COSTA RICA

El desfalco más grande en la historia de Costa Rica (parte 4)

En esta cuarta entrega, se insta a reflexionar acerca de la calidad de la educación futura con el respeto y la estabilidad jurídica necesaria para garantizar los derechos de las personas docentes.

Es necesario ver hacia el futuro y entender que Costa Rica se ha distinguido por factores importantes que dan sustento a lo que se conoce como ciudadanía, uno de los más significativos es el acceso a un sistema educativo progresivamente incluyente, donde se creó un capital humano que transformó la economía y permitió una mejor distribución del ingreso, esto en parte al apoyo de gobernantes visionarios que fortalecieron la educación.

Mantener un liderazgo regional exige una visión que incorpore la innovación, nuevas prácticas que se interrelacionen con los mejores países a nivel pedagógico y otras medidas sistemáticas que permitan un mejor proceso de formación personal, mejores salarios y condiciones para atraer a las personas más capacitadas en pedagogía.

Para un seguimiento de las entregas anteriores le invitamos a ingresar a los siguientes enlaces:

1 Nota: https://wp.me/p6rfbZ-gCs 

Segundo vídeo: https://youtube.com/watch?v=DaBQVRLiOdo&feature=share

Tercer vídeo: https://youtube.com/watch?v=Lc0k7NubYwU&feature=share 

Cuarto vídeo: 

 

Imagen ilustrativa: UCR.

Educación en Costa Rica: una propuesta necesaria

  • Grupo de reconocidos académicos de la UNA hacen análisis y recomendaciones en materia educativa

  • Propuesta ocurre en coyuntura política de cambio de administración

La situación de la educación en Costa Rica es apremiante. Es necesario analizar y discernir sus aspectos fundamentales, con todas sus aristas, para repensarlas y potenciar su alcance liberador y encaminar las opciones que enfrenten las situaciones de desigualdad estructural e inspiren acciones para la convivencia pacífica, inclusiva y respetuosa de la dignidad.

En este primer análisis sobre las reformas y transformaciones curriculares se reseñan las condiciones reales en las que se desarrollan los procesos de enseñanza-aprendizaje; también sobre los fundamentos que engranan el sistema educativo, las narrativas curriculares y las nuevas condiciones de los procesos educativos, como vía para visualizar una propuesta que abarque el contexto real de la educación en Costa Rica.

I. La educación es un derecho

La educación es un derecho fundamental para el desarrollo integral de toda persona y una necesidad social, en la cual confluyen la formación intelectual, instrumental y ética. Esto incluye las distintas formas de aprender, investigar y reconocer los diferentes saberes -conceptuales, prácticos y estéticos- que se desarrollan en las sociedades.

El derecho a la educación ha sido, desde la creación de la República, un eje central para el desarrollo general del país, tanto en su acepción material, sometida a la actividad productiva, como en su acepción sociocultural, de ejercicio de la libertad, del pensamiento, del diálogo y de la vida.

Sin embargo, el contexto socioeconómico del país -subsumido a la pandemia- ha evidenciado las brechas económicas y de acceso a bienes y servicios básicos de manera explícita, como el caso de la educación de lo que dan cuenta, entre otros, los estudios del Estado de la Educación.

II. Acerca de la educación, la “escuela” y el sistema educativo

Es oportuno hacer una distinción necesaria y útil entre educación y escuela. En particular, debemos remirar algunos conceptos clásicos de educación, como el de formación, que es más amplio y ambicioso que la idea de instrucción, propia de la escuela. La educación es una dinámica generadora de conocimiento, promotora del cambio social y potenciadora del despliegue de capacidades de los seres humanos.

La visión y acción educativa trasciende las organizaciones institucionales (v.g., escuela) y disciplinarias de los saberes (ciencia, técnica, arte, espiritualidad). La educación articula o integra los diversos saberes y los inserta en una conciencia planetaria, que va más allá de la mera racionalidad instrumental. Por tanto, se trata de una educación que educa y no solo instruye; que libera más y condiciona menos, y que ayuda a los aprendientes a aprender por sí mismos y entre sí, convirtiendo el aprendizaje en una experiencia feliz y relevante para la vida.

Por otra parte, en la formación de la institución escolar, en Costa Rica, desde el siglo XIX, han operado varios factores, como la tendencia humanista en la formación de los futuros maestros y maestras, y la consciencia social y política que estos tenían respecto de su labor. Esto se hizo más evidente con la constitución de la Escuela Normal de Costa Rica (1913), que diera paso luego a la Escuela Normal Superior (1967) y con ello a la “profesionalización” de la persona docente. En la formación normalista el énfasis estaba en aspectos educacionales y métodos pedagógicos, así como en el carácter social de la escuela y de la función de las personas educadoras. Pero, a partir de los años sesenta, antes de ser Normal Superior, aquella se había convertido en un ente formador muy instrumental, donde las didácticas específicas se trabajaban con libros de texto y los cursos radicaban en cómo aplicar el libro de texto.

La escuela, por su lado, se ha alejado de la formación de la sensibilidad y el despliegue de capacidades y la educación política para la convivencia democrática, y hoy se encuentra entrampada en la dinámica del “aprendizaje de destrezas técnicas” y las tendencias técnico-instrumentales, cuantitativistas, de control y sancionador de las conductas fuera de la norma, lo cual queda plasmado, por ejemplo, en el Reglamento de Evaluación de los Aprendizajes, de 2009.

A su vez, el sistema educativo, entendido como el conglomerado de instituciones, normas, recursos, valores, aspiraciones y un contingente de personas que lo sustentan y realizan cotidianamente, recibe, de forma constante, las demandas de eficiencia (en el uso de los recursos, en la eficiencia terminal o cantidad de titulaciones, según cada nivel, en el aceleramiento de los procesos, etc.) y los reclamos por su obsolescencia (reducción de contenidos, desaprovechamiento de los tiempos, carácter expulsor, retraso tecnológico, mediocridad docente, burocratización, etc.).

III. El currículo nacional: sus límites y posibilidades

La relación de los sistemas educativos con el mundo del trabajo no implica un acto negativo en sí mismo, es una función que le ha sido conferida mediante el desarrollo de los sistemas escolarizados, tanto en economías de mercado como de otro tipo, pero esa función no debe ser la única. El sistema educativo debe generar la humanización de la persona y fomentar su capacidad creativa de mundos más justos y equitativos, con conciencia de la fragilidad propia y la del planeta, y un sentido para crear, comprender y admirar los productos culturales de la humanidad.

En las últimas administraciones gubernamentales, el Ministerio de Educación Pública (MEP) ha propuesto diferentes cambios pedagógicos en los tres niveles de acción pedagógica: aspectos filosóficos (ontológicos, epistemológicos y axiológicos), curriculares y metodológicos. Dentro de las reformas y cambios más destacados, desde el 2016 con la Política Curricular en el Marco de la visión Educar para una Nueva Ciudadanía, es posible mencionar:

  1. El cambio de los programas de diferentes asignaturas del currículo nacional dentro del marco de la política curricular de la Ética, la Estética y la Ciudadanía, del año 2013.
  2. Los cambios en los enfoques metodológicos y curriculares en diferentes asignaturas, tales como Matemática, Español, Estudios Sociales y Ciencias, los cuales buscan integrar los conocimientos teóricos con aspectos propios de la vida cotidiana y de la actualidad del país.

Sin embargo, según los Informes del Estado de la Educación, estos cambios pedagógicos no se ven reflejados en la práctica de las escuelas y colegios del país, de ahí surgen preguntas sobre los factores que impiden que las nuevas propuestas logren impactar o desarrollarse en el nivel de ejecución, en una lógica discontinua entre el currículo preescrito y el currículo real.

3.1 La capacidad de la persona educadora para la lectura, la comprensión y el análisis de las narrativas curriculares

Las narrativas de la teoría curricular y de evaluación poseen un marco filosófico, sociológico, antropológico, histórico, psicológico. Estas suponen un andamiaje de teorías referidas a los diferentes espacios pedagógicos desplegados por las personas docentes en adecuados procesos de mediación pedagógica y con un dominio de la teoría curricular, de sus formas de operacionalización y evaluación. Además, implican un profundo dominio de las disciplinas que integren la propuesta curricular, llámense Matemáticas, Estudios Sociales, Español, Ciencias, Música, Inglés como segunda lengua, entre otras.

Si la persona educadora no logra comprender estas narrativas no se producirá ninguna acción innovadora. Se requiere de altas capacidades que impliquen el desarrollo de procesos de diseño y evaluación curricular pertinentes a las realidades comunales y escolares. A esto se suman las competencias para lograr convertir la narrativa curricular en diseños curriculares, en la forma de propuestas innovadoras, contextualizadas y pertinentes para el trabajo diario con las personas aprendientes.

3.2 Los procesos educativos en las nuevas condiciones de aprendizaje

Es un hecho aceptado que, desde hace varios años, numerosas personas estudiantes no han podido completar plenamente los planes de educación previstos y se han generado algunos vacíos formativos innegables en distintas áreas temáticas.

No obstante, la forma en que nuestro sistema educativo y las directrices políticas han determinado cómo enfrentar esta problemática nos lleva a la necesidad de plantear una primera crítica de carácter general: no es posible recuperar el tiempo y los procesos educativos no realizados, ampliando el tiempo de horas contacto y de estudio, tal y como se ha hecho en el pasado.

Contrario a esa tendencia, podríamos dar un salto cualitativo efectuando una subsunción real en las nuevas condiciones y procesos de aprendizaje, al tenor del desarrollo tecnológico actual y de los nuevos procesos educativos, basados en la capacidad potencial de la persona a aprender con su propia dinámica, la cual se ve acrecentada por procesos orientadores que le permitan acceder en forma más rápida y contundente al proceso de aprendizaje significativo.

3.3   La experiencia de aprendizaje o la imposibilidad de cumplir con el currículo

La política pública que centraliza su argumentación en la gestión de la calidad asume como eje fundamental la evaluación como etapa filtro de los procesos; así, el cambio en la evaluación en la propuesta curricular actual, “Educar para una nueva ciudadanía”, se ha basado en la experiencia curricular y las líneas globales de la UNESCO, es decir, el análisis del sistema se basa en su propio funcionamiento, subsumiendo el proceso pedagógico vivencial de los espacios de aprendizaje.

La educación impartida a la población se despliega en correspondencia con el marco categorial del capital nacional costarricense, sus áreas productivas y demandas para su manutención; en consecuencia, el estrecho estado de confort en el que se vislumbran las alternativas de mejora de la educación se basa en paradigmas que se orientan a la conservación y legitimación del sistema dominante antes que a la construcción de formas alternativas de las ciencias y las artes.

De forma alternativa, la experiencia funda o enraíza el aprendizaje y debe ser reconocida en las estrategias de mediación. Por experiencia de aprendizaje se comprende el proceso consciente y progresivo -constante- de precisar y cuestionar la instrucción inicial -el acervo conceptual- mediante el desarrollo de habilidades en la práctica cotidiana. Toda experiencia es conexa con nuestro desarrollo cognitivo e impulsa el aprendizaje, de ahí que la tarea es compaginar la estrategia pedagógica formal, en el aula, y la incitación a crear y vivenciar experiencias que afecten nuestra toma de decisiones y aporten para el mejor criterio.

Colofón

Una versión amplia de estos temas está disponible. En un próximo avance disertaremos sobre la exclusión educativa, acentuada con mayor dureza en las escuelas y colegios nocturnos, y de la infraestructura educativa, con diferencias significativas en los territorios rurales, periurbanos y urbanos. Este recorrido será necesario como parte del proceso para generar una propuesta para la educación necesaria en Costa Rica.

***Más información. Oficina de Comunicación. UNA. Tel 2277-3027***

 

Compartido con SURCOS por los siguientes autores:

  • Dr. Ronald Rivera Alfaro, División de Educación Básica, UNA
  • Dr. Ángel Porras Solís, Sede Brunca, UNA
  • Dr. Norman Solórzano Alfaro, IDESPO, UNA.
  • M.Sc José Carlos Chinchilla Coto, Sociología, UNA
  • Dr. Rafael Jiménez Corrales, División de Educación Básica, UNA

Retorno a la virtualidad en contexto de mayor emergencia de pandemia en Costa Rica

SURCOS comparte la siguiente información:

ASOCIACIÓN COSTARRICENSE DE DERECHOS HUMANOS
ASOCIACIÓN NACIONAL DE EDUCADORES Y EDUCADORAS

Señor Carlos Alvarado
Presidente de la República
Sr. Daniel Salas
Ministro de Salud
Sra. Guiselle Cruz
Ministra de Educación

APOYAMOS EL RETORNO A LA VIRTUALIDAD EN LOS CENTROS EDUCATIVOS DEL PAÍS
San José, 11 de mayo, 2021

Estimadas autoridades del gobierno:

La Asociación Costarricense de Derechos Humanos (ACODEHU) y la Asociación Nacional de Educadoras y Educadores (ANDE) les saluda y manifiesta lo siguiente:

Bajo la disposición del Ministerio de Educación Pública, a partir del inicio del curso lectivo 2021, el gobierno establece la modalidad combinada para todo el sistema educativo, en la segunda quincena de abril Costa Rica comenzó a registrarse números de contagios que superó la cifra de 1.000 casos por día, hasta alcanzar picos superiores a 2.434 personas en las últimas dos semanas del presente mes, la cifra más alta desde que inició la pandemia. Las repercusiones de lo anteriormente señalado, tan solo a 9 días de lo que va del mes de mayo, llevan a la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) y a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) a manifestar públicamente la posibilidad de decretar una Alerta Roja, atendiendo al ordenamiento sanitario y jurídico, ante la saturación de las unidades de cuidados intensivos, incluyendo las del Hospital Nacional de Niños donde no existe espacio para atender a niñas, niños y jóvenes infectados/as.

No obstante, las clases presenciales en los centros de estudio de la educación primaria y secundaria, se mantienen pese a las fuertes restricciones anunciadas por el gobierno en este escenario tan grave. El MEP y el Ministerio de Salud bajo una premisa falsa, insisten en que los centros educativos no son focos de contagio y que cuando se dan casos en alguno de esos lugares educativos, son muy dispersos, incluso no representan ni el 6% de los 5 mil centros educativos del país. Afirmación que deslegitima el dolor y angustia que viven todas las familias del Sector de Educación, expuestas diariamente al contagio, cada día que regresa la persona funcionaria a su hogar.

El proceso de vacunación avanza de manera lenta. Por lo que el Sector de Educación labora sin esa cobertura y garantía a ese derecho. Hasta la presente fecha la COVID-19 ha provocado el fallecimiento de trabajadoras y trabajadores del Sector de Educación, de familiares contagiadas/os, así como comunidades educativas.

Al respecto, la Ministra de Educación Guiselle Cruz hace mención a protocolos institucionales para la prevención y atención de casos; sin embargo, un alto porcentaje de docentes del país se han visto obligados a cubrir los costos por concepto de artículos e implementos que se requieren en esta emergencia nacional.

Pese a los indicadores y alza de casos de COVID-19 en el país y a la decisión de la Administración de Carlos Alvarado Quesada para que el sector público trabaje de manera remota; lo cierto es que docentes y estudiantes se mantienen en lecciones presenciales. Así, vemos con suma preocupación estas y otras inconsistencias tan graves, donde el gobierno mantiene en firme su posición, lanzando diariamente al contagio COVID-19 a cada niña, cada niño, joven y sus familias, a docentes y personal administrativo, trasgrediendo sus Derechos Humanos en materia laboral, de educación pública, salud mental y la vida.

La ACODEHU reconoce algunos centros educativos que han hecho significativos esfuerzos por cerrar sus instituciones, siguiendo las normativas sanitarias y administrativas amparadas en el respeto a los Derechos Humanos de sus comunidades educativas. A la vez, manifestamos nuestro respaldo a diferentes acciones en favor de proteger la vida del estudiantado, sus familias y el personal docente y administrativo de los centros educativos, por parte de la Asociación Nacional de Educadores y Educadoras (ANDE), la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE), el Sindicato de Trabajadoras y Trabajadores de la Educación Costarricense (SEC), la Unión Médica Nacional, la Defensoría de los Habitantes, organizaciones magisteriales, sindicales y sociales que exigen al gobierno suspender las clases presenciales.

EN HOMENAJE A TODAS LAS VÍCTIMAS DEL SECTOR DE EDUCACIÓN, HASTA EL DÍA DE HOY 50 EDUCADORES HAN MUERTO POR EL COVID-19 (Diario Extra, 11 de mayo 2021, P.15), ADEMÁS DE UN NÚMERO CONSIDERABLE DE CONTAGIADAS. A CADA ESTUDIANTE Y SUS FAMILIAS EXPUESTAS DIARIAMENTE A CONTRAER EL VIRUS, A CADA FUNCIONARIA Y FUNCIONARIO DE LOS CENTROS EDUCATIVOS QUE EL GOBIERNO ESTÁ OBLIGANDO A MANTENER ABIERTOS, EXHORTAMOS A LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA, AL MINISTERIO DE SALUD, Y AL MINISTERIO DE EDUCACIÓN PARA QUE ASUMAN, COMO TAREAS INMEDIATAS, LAS SIGUIENTES ACCIONES:

  • Atender las exigencias del movimiento social y sindical ante la urgencia de la suspensión de las clases presenciales y retornar a la modalidad virtual y a distancia en la educación pública, por el periodo que sea necesario.
  • Incluir al sector magisterial como población en alto riesgo, para que obtengan el derecho a la vacunación, de manera inmediata.
  • Impulsar nuevas medidas sanitarias a fin de contrarrestar los efectos de la pandemia de la COVID-19.
  • Respetar la normativa nacional e internacional sobre la información, para que la ciudadanía y organizaciones sindicales y sociales se mantengan actualizadas en el manejo de los datos precisos sobre el comportamiento del COVID-19 a nivel nacional. Asimismo, solicitamos al Estado costarricense todas las condiciones para que la población adscrita a la educación RECIBA CLASES VIRTUALES; aunque llamamos la atención en que el primer deber es preservar la vida del estudiantado, del profesorado y sus familias.

Asociación Costarricense de Derechos Humanos- ACODEHU
Asociación Nacional de Educadores Y Educadoras – ANDE
www.acodehu-ddhh.org
derechos.humanos@acodehu-ddhh.org

Imagen tomada de https://tn.com.ar

Volver al mito ¿y a la comunidad?

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

No es posible aún dimensionar si ese regresar progresivamente a la presencialidad en la educación costarricense forme parte de una necesaria excepcionalidad, que ya poco se sostiene entre tanta desigualdad, violencia, exclusión y descrédito de su sistema político.

El mito fundante de una sociedad igualitaria, “igualitica” (Sojo, 2011) que sustituye soldados por maestros, ejércitos por estudiantes, armas por lápices, volvió a ser reestablecido con urgencia pero también con fines instrumentales bien definidos.

La forma mediante la cual el sistema educativo costarricense tanto público como privado (tan desiguales entre ellos) fue levantado de la raíz de su propio confinamiento para regresar a la “normalidad”, motiva algunas reflexiones sobre ese regreso, ese volver a una experiencia colectiva que daba muestras de deterioro, de distanciamiento sociocultural aun antes de la pandemia.

Durante este disruptivo 2020 aprendimos a tonificar la distancia, modular las gotas de saliva, casi que a pronunciarlas en un nuevo alfabeto dibujado por el miedo, pero no pudimos entender como sociedad que los desarreglos que mostramos a lo largo de los meses y que hicieron aumentar exponencialmente los casos positivos venían de adentro y no de los cuerpos extraños que tanto señalaron aquellos para quienes la otredad sigue siendo un misterio.

Cuando en Costa Rica los casos positivos empezaron a tener expresión pobre y excluida, los discursos y las prácticas elevaron a concilio militar el blindaje de las fronteras. Había que contener a toda costa ese cuerpo extraño, mantenerlo fuera de nuestra casa para que permaneciera protegida, higiénica, saludable, blanca.

En medio de estas elucubraciones de una excepcionalidad desgastada, los medios de comunicación hegemónicos costarricenses, la institucionalidad y la sociedad en general se percataron sorprendidas que los 900 millones de dólares anuales que le genera la piña a Costa Rica se deben en mucho a la explotación intensiva de una fuerza de trabajo migrante proveniente de Nicaragua.

También se percataron con asombro primerizo que en la capital existían dispositivos de sobrevivencia llamados cuarterías donde si, vivían personas migrantes y si, también eran mayoritariamente nicaragüenses.

Este año que se fue ha sido el año de la graduación para las discriminaciones, dada la racializacion de la pandemia: clase, nacionalidad y espacialidad se conjugaron como argumentos para desplegar una peligrosa maquinaria de rechazo que aún hoy continúa moviendo sus engranajes. Mientras se escriben estas reflexiones se da a conocer qué un grupo de turistas franceses que arribaron a Costa Rica fueron diagnosticados positivamente con el virus. Para ellos la ecuación clave, nacionalidad y espacialidad no fue aplicada ni en medios ni en redes sociales.

En este contexto, el regreso progresivo a la presencialidad en escuelas y colegios no sólo ha mostrado la profunda desigualdad entre el sistema público y privado en sus condiciones materiales. También ha encendido las luces de precaución ante un funcionamiento simbólico de la educación costarricense. Una vez más, como tantas veces, este sector se vuelve a accionar como un sobrio aparato ideológico desde el cual despunta nuevamente esa construcción de sentido colectivo, tan conveniente para los intereses hegemónicos.

Sobre este rol del sistema educativo costarricense se sugieren algunas interrogantes.

¿Podrá este poderoso aparato ideológico restituir desde el campo de lo pedagogico, el gran vacío creado en el afecto social por la idea profunda de que el distanciamiento físico es en realidad la conformación de un distanciamiento social que siempre se ha construido alrededor de ciertas poblaciones migrantes?

¿Cómo volver a la socialización y la convivencia sin el rubor de la sospecha?

¿Será posible un nuevo pacto sociocultural que deje atrás las décadas de temor y exclusión que fueron construyendo un otro social hasta el día de hoy?

Si era tan urgente mostrar normalidad con el regreso a la presencialidad, es aún más necesario que ese poderoso aparato ideológico trabaje en una pronta refundación sociocultural con sus estudiantes, en la que el afecto y el reconocimiento sean materias obligadas en los procesos didácticos y sociales durante y en la postpandemia.

 

Foto: https://eurosocial.eu

Honduras en llamas

Marlin Oscar Ávila

Cuando al menos la mitad de la institucionalidad catracha ha sido destruida y corrompida, todo el país se desploma y cae en pedazos. Nada funciona adecuadamente.

Los servicios básicos al público, incluyendo los privatizados, son sumamente ineficientes. Hospitales y clínicas privadas están cobrando hasta diez veces los precios, porque el gobierno no les controla, al contrario, funcionarios públicos se asocian a ellos. Frecuentemente la energía eléctrica, privatizada, no funciona, por ende, el internet, los celulares, todo esto privatizado, mantiene un deficiente servicio. En mucho, la industria y comercio apenas funciona horas si tienen instalada plantas generadoras privadas. El sistema educativo, ahora más dependiente (a distancia) de la energía eléctrica, consecuentemente, tampoco funciona casi en un 50 por ciento.

El sistema de salud, como el peor del continente, termina en un mar de lágrimas y un funeral inagotable, sin dejar un minuto de respiro. No se logra un manejo confiable del Coronavirus, aunque esta población de 9 millones acepte casa por cárcel para el resto del año y más allá. Se dan instrucciones desde comisiones políticas, más que técnicas, pero no se dice por cuánto tiempo, dada la inexistencia de una estrategia viable, apegada a la realidad. El gremio médico, quien a través de su colegio ha hecho propuestas adecuadas a las circunstancias, no ha sido escuchado por los políticos en el poder, aun cuando sigue luchando contra decisiones descabelladas, siendo otra víctima al frente de esa guerra global contra el Covid-19, pero sin herramientas de combate. Honduras dispone de escasa investigación científica, su recurso humano intelectual ha carecido de apoyo oficial en toda la historia y menos ahora.

Los partidos políticos, están entusiasmados haciendo campañas políticas para tomar el poder, pero sí lo ganan no sabrían qué hacer, pues su objetivo llega hasta allí: tomar el poder. Que Dios nos guarde, después, con los pleitos que se darán por beneficios a la clase política que gane.

La sabiduría popular no está lejos de saber esto. Sí lo deseado por más del 80 por ciento de la población en cuanto a que desde EUA saquen, extraditen, expulsen, les corten las ayudas externas, a la cúpula gobernante, sencillamente es porque no creen que la oposición nacional lo haga. Por eso, un significativo porcentaje de trabajadores y juventud emigra, aun sabiendo los altos riesgos que conlleva irse hacia el norte. Sí la oposición ha tenido 11 años sin lograr hacer un cambio estructural, ahora que han visto que Bolivia lo hizo en 11 meses, saben que ha habido más que un error o desinterés en la dirigencia de la oposición local para concretar el cambio a fondo exigido.

Decir esto, molesta a los que dicen ser de izquierda, pero el cuestionamiento lo dan los hechos y no las palabras. Desde luego, hay escasas excepciones en este asunto. Quién se atreve a levantar su voz crítica dentro de la oposición, se arriesga a ser linchado por sus correligionarios.

La gran pena es ese pueblo trabajador, marginado del sistema de salud pública, al cual le siguen robando hasta lo más elemental para su salud. Cuando fallece un ciudadano humilde, simplemente lo entierran en una fosa común.

Ya no podemos hablar de un «sistema de educación» puesto que hasta esto se le ha sobrecargado a los padres y madres de familia. A adultos con un promedio de educación formal de cuarto grado de primaria, sino es menor, con los efectos del año 2020. Sin acceso a medios electrónicos y sin internet, no digamos a una computadora que les cuesta más de un año de salario. La señal electrónica cubre un tercio de la zona rural, si hay fluido eléctrico. Una proporción elevada de municipios de tercera categoría viven a oscuras la mayoría del tiempo.

No existe duda alguna que este gobierno está manejado por una mafia de narcos, que el poder fáctico se ha beneficiado a lo grande, por lo que un cambio de poder a manos de una izquierda democrática popular (quien ganó las dos últimas elecciones, pero perdió por fraude), será muy difícil que obtenga el beneplácito del nuevo gobierno de EUA y de la banca, comercio e industria nacional con mayor influencia política actualmente.

Muchos analistas ven nuevamente la preparación de un nuevo fraude para noviembre del presente año.

Así que el futuro inmediato es incierto, tanto para los partidos progresistas. Irónicamente, el mismo gobernante, quien ahora solamente parece sostenerse en el poder de la cúpula militar y financiera nacional tiene seguro su futuro inmediato. Algunos analistas piensan que, al solo concluir su mandato, será extraditado por la Corte Suprema estadounidense.

 Este pueblo quiere ver, ansiosamente, lo que Joe Biden hará con el presidente Juan Orlando Hernández, líder de un cartel de drogas, según datos de la Corte de Nueva York.

Este pueblo ha resistido más de lo imaginable y aunque le sigan cerrando rutas de salida, seguirá tratando de escaparse, pues su barco está en llamas.

FEUNA propone estrategia para combatir la exclusión educativa a nivel nacional

– Según el Ministerio de Educación Pública (MEP), la exclusión educativa se ubica en una cifra entre 54.000 y 91.000 estudiantes fuera del sistema educativo.
– Federación de Estudiantes de la Universidad Nacional (FEUNA), propone una estrategia conjunta para combatir la exclusión educativa, y así apoyar al MEP desde las universidades públicas, el Estado de la Educación y otras entidades que puedan sumarse.

Ante la alarmante cifra de entre 54 mil y 91 mil estudiantes a quienes el MEP les perdió el rastro desde mediados de año, la FEUNA propone una ambiciosa estrategia para combatir la exclusión educativa a nivel nacional. Consiste en una propuesta conjunta para localizar y reincorporar a las personas estudiantes que se han visto forzadas a interrumpir sus estudios, específicamente en los ciclos de primera infancia, básico y diversificado.

Esta propuesta, presentada a las autoridades del MEP y a la propia ministra Guiselle Cruz el pasado 15 de noviembre, busca establecer un equipo de trabajo integrado por especialistas del Ministerio, las universidades públicas, el Estado de la Educación y otras organizaciones competentes, el cual sea responsable de planificar, ejecutar y dar seguimiento a una estrategia conjunta para combatir la exclusión educativa.

La estrategia ofrece recurrir al voluntariado estudiantil universitario, así como los proyectos comunitarios que ya desarrollan las universidades públicas en todos los territorios del país, como un pilar para lograr realizar visitas casa a casa y así promover la reincorporación de estudiantes al sistema educativo. Además, se contempla una activa participación de las comunidades y sus organizaciones de base, por ejemplo, las Juntas de Educación.

La propuesta, parte de la campaña de la FEUNA llamada La educación también salva vidas, cuenta con el respaldo del Consejo Nacional de Rectores (CONARE), y busca invitar a diferentes sectores, tales como entidades privadas, sindicatos, gobiernos locales, cooperación internacional, instituciones públicas, partidos políticos y la sociedad en su conjunto, para unir esfuerzos frente a esta grave problemática. De lo contrario, se corre el riesgo de ocasionar una nueva generación perdida como sucedió en la década de 1980; es decir, hipotecar el futuro del país y especialmente el de las poblaciones y territorios en mayor vulnerabilidad.

“Estamos a la espera de una reunión con el presidente de la República para conversar sobre el detalle de la propuesta. Agradecemos profundamente el apoyo manifestado por la señora Ministra de Educación, las cinco universidades públicas y el Estado de la Educación a esta propuesta. Como país no podemos permitirnos una nueva generación perdida que hipoteque nuestro futuro”, señaló Noel Cruz, presidente de la FEUNA.