En Homenaje y Reconocimiento al camarada y profesor Carlos Lanz Rodríguez, artífice de la Formación Sociopolítica, conjuntamente con un equipo interdisciplinario, quienes nos dimos a la tarea de Facilitar los Talleres de Formación Sociopolítica, por todo el territorio venezolano, compuesta por varios Ejes Temáticos, y continuamos este recorrido por ellos con el de Enfoque de Género.
Presentación
Es necesario aclarar que el enfoque de género referido en el presente cuaderno, está enmarcado específicamente en el plan de formación sociopolítica, haciendo importante el desarrollo del tema desde su trasfondo ideológico. Su propósito fundamental es develar desde un enfoque crítico emancipador, las relaciones de poder y dominación entre los seres humanos que integran la sociedad capitalista que queremos superar en la Venezuela bolivariana.
Si hacemos un recorrido por la cotidianidad, podemos comprobar que desde la primera etapa de vida, a todos los seres humanos se nos imponen roles condicionados única y exclusivamente por la naturaleza biológica y anatómica, entonces se nos habla de una cierta manera, se nos trata distinto y se depositan sobre nosotros y nosotras expectativas y deseos diferentes, siendo la base a partir de la cual se construyen las características de nuestras relaciones sociales. Así, en el transcurso de nuestras vidas se van creando una serie de convencionalismos que son parte de la sociedad en la que estamos inmersos e inmersas.
De esta manera, los viejos modelos sociales definen el accionar y las funciones de hombres y mujeres, estableciendo las relaciones existentes entre nosotros y nosotras, así como los espacios propios de cada rol según su identidad sexual. Históricamente se relaciona lo femenino con lo “delicado, frágil, sensible, pasivo, sumiso”, ubicando a la mujer en el espacio doméstico con tareas bien definidas como por ejemplo la crianza de los hijos e hijas. Tradicionalmente se asocia lo masculino con lo “fuerte, lo activo, lo dinámico o lo agresivo”, adjudicándole el espacio público o laboral, con tareas bien definidas como la manutención del hogar y el rol de autoridad, cuyos aspectos le permitieron al hombre en las distintas civilizaciones, ostentar el poder dentro del contexto social y asociar el poder con masculinidad. Por tal motivo, desde el mismo momento que la sociedad define dichos roles y marca trascendentalmente las características de las relaciones sociales, define también una relación de dominación que prevalece durante el transcurso de la historia entre hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos, ancianas y adolescentes.
Esta relación de dominación considerada como “normal”, se encuentra inmersa en nuestro comportamiento y generalmente no percibimos en ella la existencia de injusticia social, de este modo, todos los seres humanos que nos vamos formando en esta sociedad, continuamos reproduciendo estas contradicciones y perpetuando dicha relación social de dominación. En el nuevo modelo de sociedad que estamos impulsando, tratamos de complementar las distintas capacidades de todos y todas, con el objetivo estratégico de lograr la acumulación de fuerza social consciente y unirnos con el propósito de cambiar el modelo hegemónico (dominante) capitalista existente y la cultura que lo ha mantenido. Desde el presente programa de formación sociopolítica queremos destacar que es necesario estudiar desde el enfoque de género y la teoria crítica emancipadora, las relaciones entre hombres y mujeres para afectar las relaciones de dominación capitalista e impulsar la construcción de una nueva sociedad en el marco del socialismo del siglo xxi.
Contenidos
Para facilitar la mayor comprensión del eje temático enfoque de género lo hemos estructurado de la siguiente manera: partimos de clarificar la diferenciación entre género y sexo, pues ambos términos generan confusión, con estos términos básicos claros, explicaremos brevemente de donde se originó el enfoque de género para luego develar las relaciones de dominación y de poder que se encuentran inmersas en nuestro quehacer desde la dinámica social de las luchas de clases. Posteriormente indagamos nuestra realidad, para presentar una propuesta de cambio desde un enfoque crítico emancipador, donde hombres y mujeres luchen juntos y juntas en pro de la superación de las condiciones de explotación y opresión que todavía existen. Esta propuesta se encuentra enmarcada dentro de las bases jurídicas que nos da la constitución de la república bolivariana de Venezuela para aportar a La Construcción del socialismo del Siglo xxi.
Género y Sexo
Esta definición toma forma en un conjunto de prácticas, ideas, discursos y representaciones sociales, que dan atribuciones a la conducta de las personas en función de su sexo y que a partir de los saberes, prácticas, valores y costumbres son trasmitidos durante el proceso de socialización. Así, desde esta visión de género, el modelo capitalista fabrica las ideas de lo que deben ser los hombres y las mujeres, según lo que es “propio” de cada sexo. El género es diferente al sexo: cuando se habla del primero la diferenciación de mujer y hombre, niño o niña, anciana o anciano, se establece en base a su comportamiento y desenvolvimiento dentro de un contexto y por un proceso cultural; en cambio cuando nos referimos al sexo hacemos la diferencia en base a la conformación biológica que distingue anatómicamente a un macho de una hembra, por un proceso genético. Según andrea d’atri (1997), el género es una categoría histórica y relacional. No se trata de un atributo filosófico sino instrumental. Es decir, el género comprende al conjunto de las conductas que se construyen socialmente sobre la diferencia sexual y que hacen que mujeres y hombres se comporten femenina o masculinamente.
Las funciones y características que se asocian generalmente al sexo identifican el género femenino y/o masculino. Esta diferenciación encierra asimismo la trampa de una jerarquización, es decir una valoración positiva y/o negativa asociada a tales propiedades o conductas. En este sentido, “… el género no es una categoría descriptiva sino una normativa que determina la posición social de las mujeres y de los hombres”. coincidimos con J. Scott, cuando plantea que el género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales, basado en las diferencias que se perciben entre los sexos y es una manera primaria de significar las relaciones de poder que se aprehenden en la vida familiar y que se experimentan asimismo, por ejemplo en diferentes instituciones.
Origen del Enfoque de Género
En el transcurso de la historia de la humanidad las mujeres han luchado por lograr la igualdad de oportunidades, la no discriminación y la justicia social y de género, participando junto a los hombres en insurrecciones, revueltas y alzamientos de las que se conocen sólo algunas de ellas, ya que la gran mayoría de estas luchadoras fueron condenadas al olvido, como consecuencia de las relaciones de género de la época, en las que la esfera política y la labor intelectual de contar la historia también era dominada exclusivamente por los hombres. Es necesario dejar claro que esta lucha por la justicia de género no es de ahora, sino que ha tenido una trayectoria histórica que surgió a partir de mujeres que emprendieron desde sus propias realidades, caminos para impulsar el nacimiento de las primeras organizaciones de mujeres y estos fueron los que generaron el movimiento feminista, que luchaba por los derechos y el lugar de la mujer en la sociedad y que tuvo tanto auge en el pasado. Sin embargo, el movimiento feminista luchó desde un planteamiento de superioridad de la mujer a partir de la exaltación de sus potencialidades, después de revisar esta corriente, surgió lo que hoy llamamos enfoque de género, que a diferencia de los planteamientos feministas postula: la equidad, la complementariedad y la lucha en conjunto de hombres y mujeres por la superación de la exclusión social. El enfoque de género, se basa en la teoría de género y se inscribe en tres modelos o paradigmas: el paradigma teórico histórico-crítico, el paradigma cultural del feminismo y el paradigma del desarrollo humano. El enfoque de género tiene sus raíces en el materialismo histórico, la antropología, la teoría crítica y el psicoanálisis. Su desarrollo continúa hoy en los mismos terrenos, enlazándose con el estudio de la sociología, visto no con un interés técnico o interpretativo para solamente comprender la realidad, sino más bien con un interés crítico emancipador que busca transformar las relaciones sociales de producción capitalista.
Género y Lucha de Clases
En la lucha por lograr la justicia social y la igualdad de oportunidades que siguen desempeñando las mujeres en la actualidad, es necesario develar las causas fundamentales que nos oprimen a todos y todas como sujetos políticos, porque la base actual de esta desproporción y diferenciación cultural entre hombres y mujeres está en el modelo capitalista, por ello la lucha va dirigida contra el sistema capitalista y contra sus valores de dominación y opresión, estos valores hegemónicos desde el enfoque de género, incluyen:
El manejo del poder en pocas manos, la verticalidad y la exclusión de las clases desposeídas a detentar el poder y la doble exclusión de la mujer por la discriminación sexual a la que ha sido sometida históricamente. La mayor cantidad de ganancia económica a partir de la explotación de la mujer.
La comercialización de su imagen como mercancía y como elemento propagandístico, sobre el cual el capitalismo ha logrado grandes riquezas.
La banalización de la violencia hacia la mujer como un trato normal y cotidiano a través de los medios de comunicación masivos.
La desarticulación de la sociedad, expresada en el individualismo, en pequeños grupos parcelados y la competencia entre sexos que busca enfrentar a hombres y a mujeres para dividir sus intereses de clase “divide y vencerás” y debilitar así, las posibles luchas populares en pro de una nueva sociedad.
Estos valores propios del capitalismo de los que está impregnada esta sociedad de dominación, son los que debemos confrontar y construir otros en el marco de una sociedad más equilibrada y con justicia social, a favor de concretar la premisa:
“una civilización que entre a competir con el capitalismo a partir de los valores de este, está condenada al fracaso… solamente a partir de valores distintos y metas distintas sería posible salir de la presencia todopoderosa del universo desvalorizado del capitalismo globalizador… a la globalización del chantaje militar y financiero deberá enfrentarse la internacionalización alterna de las luchas y los proyectos de los oprimidos, los endeudados, los atrasados”. Pedro Duno
Desde nuestra concepción de luchadores y luchadoras sociales, abordaremos el Enfoque de Género en el marco de la lucha de clases como eje dinamizador de la historia, en este devenir se establecen relaciones de dominación, explotación, opresión donde las mujeres forman parte de las diferentes clases sociales en pugna. En este sentido, las mujeres no constituirían una clase diferenciable. Según Andrea D’Atri (1997), la explotación puede definirse como: “aquella relación entre clases sociales que hace referencia a la apropiación del producto del trabajo excedente de las masas trabajadoras por parte de la clase poseedora de los medios de producción. Se trataría, en este caso, de una categoría que hunde sus raíces en los aspectos estructurales económicos”. De allí que el imperio no distingue sexo ni edad para lograr sus fines, que no es otro, que la acumulación de riquezas a expensas de los sacrificios de mujeres y hombres que pueblan los países sometidos de nuestro planeta.
Este enfoque persigue la lucha por la equidad y la justicia, solo que ninguna lucha debe abordarse desde lo individual o lo grupal, las luchas históricas que han derrotado al poder hegemónico y la opresión han sido las luchas de la unidad de los pueblos, donde se unifican todos los sectores oprimidos, hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos, ancianas, sin distinción étnica, religiosa y sexual, por lo que consideramos que cualquier intención aislada o parcelada no tendría la fuerza suficiente para derrotar al poderoso imperio explotador.
Nuestra Realidad
Debido a las prácticas de discriminación social, a las que han estado sometidas las mujeres frente a las condiciones de explotación que nos impone el capitalismo, la situación de estas se ha complejizado, como lo evidencian los índices de feminización de la pobreza, que expresan que: “entre todos los pobres, las más pobres son las mujeres”. Dicha situación se agudiza aún más en los países en vías de desarrollo que enfrentan depresión en sus condiciones socioeconómicas. Dentro del contexto explicado anteriormente, las mujeres han hecho frente a las contingencias económicas, mediante la asunción de una triple jornada de trabajo, (la remunerada, la doméstica y la comunitaria) poniendo en práctica todo un conjunto de estrategias de sobrevivencia para resguardar a su familia y así mejorar sus condiciones de vida.
En la esfera del trabajo remunerado, en algunos casos dentro de la empresa privada, las mujeres también enfrentan formas de explotación propias de género, expresadas en la violación de sus derechos reproductivos, al ser objeto de abusivos condicionamientos patronales, como el estar esterilizada para poder ser empleadas, ya que para el empresario el tiempo legalmente establecido para el pre y post-parto no resulta rentable para sus intereses de acumulación del capital, lo que trae como consecuencia que el mayor porcentaje de la fuerza de trabajo en labores de mayor explotación como las “maquilas” termino árabe que significa ensamblar, trabajo en serie fábricas… colocar a quienes incluye, donde las mujeres ven en estas la única alternativa de trabajo. Todo esto, sin citar los índices de maltrato y acoso físico, psicológico y moral al que son objeto las mujeres, tanto en la esfera doméstica como laboral.
Dentro del capitalismo, se institucionaliza la ideología de la dominación y la división social del trabajo, se parcela el conocimiento y se fragmentan los saberes, además se mantiene la división entre teoría y práctica, entre trabajo intelectual y trabajo manual, como elementos para la explotación del hombre y la mujer. De aquí se potencia la división sexual del trabajo, (la división entre trabajo femenino y masculino) como herramienta de explotación y exclusión de la mujer. Según los estereotipos sociales, existen una serie de trabajos o profesiones exclusivamente asociadas a los hombres tales como: la ingeniería, la construcción, la medicina, la milicia, entre otras, pero visiblemente se aprecian roles que implican poder o cargos de dirección, aunque hoy se encuentren mujeres ejerciendo este tipo de cargos, esto no significa que es consecuencia de un cambio en las condiciones de opresión de la sociedad.
De igual manera, se institucionalizan una serie de oficios y profesiones asociadas a las mujeres tales como: la pedagogía, la enfermería, los oficios domésticos, el secretariado, la confección, entre otras, las cuales en su mayoría corresponden a roles o labores de subordinación. Pese a que esta realidad, contradice nuestra amplia capacidad humana para realizar cualquier tarea sin distingo de sexo, en la sociedad esta división se aprecia con gran “normalidad”, ya que para la mayoría de las personas es difícil detectar dicha contradicción.
Propuesta de Cambio
El enfoque de género es fundamental para entender el origen de nuestras posiciones ideológicas. Es un enfoque de vida que nos da herramientas para entender nuestra realidad y así poder transformarla. Por ello resulta prioritario analizar la lógica capitalista desde este enfoque, para visualizar propuestas alternativas que involucren cambios de actitud desde la autodeterminación conciente, que se fundamenten en la equidad y la justicia social, en donde se practiquen los principios y valores bolivarianos de la solidaridad, la corresponsabilidad, la cooperación y la transparencia, para avanzar hacia la construcción de nuevas formas de organización social y el logro de la afectación de las estructuras de dominación, para ello proponemos el método Invedecor:
En lo investigativo, pasa por un proceso constante de indagación reflexión y a partir de un diagnóstico participativo, junto con los otros y otras, para avanzar en el análisis de la forma como la sociedad nos construye y la forma como todos y todas respondemos y reproducimos esta forma de socialización. Es necesario internalizar que los cambios sociales propuestos, comienzan con la transformación individual y colectiva de nuestras prácticas e ideas en la cotidianidad y revisar, desde un punto de vista crítico las estructuras mentales instauradas por la sociedad, para impulsar coherentemente la construcción de la “patria buena”.
En lo educativo, revisamos críticamente los roles que asumimos los hombres y las mujeres que interactuamos, tomando en cuenta los principios de justicia social, en nuestras familias, en nuestro trabajo, otros. Reflexionar sobre nuestra labor como padres y madres en la crianza de nuestros hijos e hijas, asumida como responsabilidad compartida y no exclusiva de la mujer, implica un cambio en el concepto de familia, vida y sexualidad, una nueva forma de ver al ser humano, una nueva perspectiva desde la cual se redimensionan los conceptos de hombre y mujer dentro de la sociedad, asumida ya como una dinámica social en la que cada ser aporta la riqueza de su identidad masculina y femenina, sin condicionamientos ni preceptos.
En lo comunicacional, un potencial elemento generador del enfoque de género es la incorporación del lenguaje inclusivo dentro de nuestros modos de comunicación, que deben ser horizontales e incluyentes donde todos y todas estemos reflejados y reflejadas, que permita seguir nutriendo ideológicamente nuestras prácticas y luchas, desde la forma como escribimos, hablamos, leemos, otros, que incorpore permanentemente elementos de igualdad y equidad en el lenguaje, visibilizando el hacer y el conocer de la mujer al igual que el hombre en nuestro hacer, conocer, ser y convivir.
En lo organizativo es vital entender que para poder impulsar el nuevo modelo de desarrollo, tenemos que construir espacios de articulación en base al respeto, la inclusión y la cooperación para ir tejiendo redes sociales, asumiendo que hombres y mujeres somos diferentes, mutuamente complementarios y que tenemos los mismos intereses de clase que son: construir juntos espacios de justicia y transformar las estructuras del sistema capitalista que nos oprime.
Bases Jurídicas del Enfoque de Género
Desde las premisas históricas queremos presentar algunos hechos que han valorado la lucha de la mujer por alcanzar sus reivindicaciones humanas de clase, al igual que la participación de hombres que han abogado por el derecho de las mujeres, como es el ejemplo de Francisco de Miranda, quien en 1792 se dirigió a la asamblea nacional de Francia en estos términos: «¿cómo es posible que constituyendo la mujer la mitad del género humano no se la tome en cuenta para participar de la elaboración de las leyes.. Pero sí tiene que cumplirlas?».
Las mujeres han desencadenado innumerables luchas en pro de sus reivindicaciones entre las que figuran: la conquista del voto en 1948 que viene a favorecer su participación política, la reforma del código civil en 1982 que equipara los derechos y deberes en la comunidad conyugal y en el compartir de los bienes, la ley orgánica del trabajo promulgada en 1997 en la cual la mujer adquirió inamovilidad laboral durante el embarazo y el periodo pre y post natal. Hoy con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, se establecen contribuciones sin precedentes entre las que destacan: la redacción desde su preámbulo hasta las disposiciones finales, con un lenguaje inclusivo que hace visible la presencia de las mujeres en todas las áreas del desarrollo y la valoración del trabajo doméstico. De igual forma, en esta se reconoce la equidad y la igualdad de hombres y mujeres al ejercicio y acceso al trabajo, además se validan los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y se les reconoce a las amas de casa su seguridad social. Por tal motivo invitamos a la revisión de algunos artículos que favorecen condiciones de justicia social:
De la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela:
Disposiciones generales: artículo 21. De los derechos sociales y de las familias: artículos 75, 76, 77, 78, 80 y 88.
En el Código Civil:
De los deberes y derechos de los cónyuges: artículos 137, 138 y 140. De la comunidad de los bienes: artículos 148 y 149. De los bienes propios de los cónyuges: artículos 151,152, 156 y 168. Del divorcio: artículo 187. De la comunidad concubinaria: artículo 767.
Enfoque de Género hacia la Construcción del Socialismo del Siglo XXI
Nuestra condición de pueblo explotado nos exige compromiso, lucha y conciencia para asumir el momento histórico y revolucionario que vive nuestro país, donde aún coexiste el modelo capitalista hegemónico, que queremos desmontar, con el nuevo modelo democrático, participativo y protagónico que reivindica la condición humana y los valores bolivarianos, en esta transición, es importante tomar parte activa en la construcción del desarrollo endógeno, enmarcado en una sociedad de justicia social que construya contrahegemonía. En esta oportunidad somos la concreción de muchos de los caminos andados por innumerables movimientos de lucha social en nuestro país. En esta lucha, es vital reconocer que aun cuando históricamente las mujeres han sido relegadas y sometidas a permanecer ocultas como protagonistas en el proceso transformador, durante siglos han luchado por su liberación, trascendiendo la fatiga del espacio doméstico e incorporándose decididamente junto a sus compatriotas de clase al espacio político, en la tarea emancipadora por la defensa de la soberanía de su patria y en la defensa de su pueblo.
Por ello la lucha es del hombre y la mujer contra este sistema de dominación y no de la mujer contra el hombre y viceversa, por lo que se trata de desmontar esta lógica capitalista para construir una nueva sociedad, la de los valores bolivarianos y la justicia social. Esta es una lucha de todos los sectores excluidos, pero no será posible, si dichos sectores abordan aisladamente la lucha por la emancipación, de allí que la lucha de la mujer tampoco es sola o aislada por la reivindicación de sus derechos como ser humano, sino que su lucha va de manos de sus compatriotas excluidos y es contra la opresión, esta debe ser la lucha de los pueblos por su emancipación del dominio capitalista.
Intervención de Vladimir de la Cruz en el funeral de Manuel Mora Valverde, quien falleció el 29 de diciembre de 1994. La transcripción del discurso fue publicada en febrero de 1995 en la Revista Reflexiones, de la Facultad de Ciencia Sociales de la Universidad de Cota Rica, Nº 31. SURCOS comparte el texto enviado a nuestra redacción por el autor.
Vladimir de la Cruz
La vida de Manuel Mora está íntimamente ligada a la historia nacional de los últimos setenta años. Su obra, su lucha revolucionaria, fue la Revolución Social, la lucha por transformar este país, por desarrollarlo hacia una sociedad más justa, más próspera, más democrática, más igualitaria.
La actividad política Manuel la inicia siendo un joven estudiante en la década del 20, década en la cual hereda las mejores tradiciones antiimperialistas, obreras y nacionales de lucha del pueblo costarricense.
En cuanto a las luchas antiimperialistas, desarrolladas desde principios de siglo, la segunda mitad de esta década fue rica. La Sección costarricense del APRA, en la cual estaba Carmen Lira, Luisa González y Gonzalo González; La Liga Cívica Juan Rafael Mora, en la que participaban Alejandro Alvarado Quirós y Ricardo Fournier crearon una conciencia sobre la defensa de los recursos y de la soberanía nacionales. Así Manuel impulsa también la Sección costarricense de la Liga Antiimperialista de las Américas, organización que se suma a esas tradiciones haciéndola un instrumento importante de lucha orientada a salvaguardar la identidad nacional de América Latina, cuando el continente era presa de constantes intervenciones norteamericanas, como la que sufría entonces Nicaragua que dio origen a la gesta heroica de Augusto César Sandino, en 1927.
Su activismo estudiantil lo continuó aún ya fundado su Partido Comunista, cuando en 1933, en San José, encabezó la delegación costarricense del II Congreso Iberoamericano de Estudiantes.
En cuanto a las luchas populares y la experiencia organizativa del movimiento obrero, hereda la lucha que se remonta al movimiento popular de Félix Arcadio Montero, a finales del siglo pasado; a las luchas políticas de Dr. Aniceto Montero, organizador y divulgador del pensamiento socialista en el país a principios de los veintes, a las luchas populares del General Volio y su Partido Reformista, a la presencia y luchas de la organizaciones sindicales que desde 1901 llegan constituir la Confederación General de Trabajadores de 1913 y, al disolverse ésta para dar origen al Partido Reformista, a la Confederación Obrera Costarricense o Nacional, desde 1923 hasta 1928. En 1928, se constituye la Unión General de Trabajadores la más importante organización obrera de esos años y de la década del 30, en la cual había dirigentes obreros como Gonzalo Montero Berry, Fabián Soto, Abel Dobles. Igualmente hereda una tradición de luchas huelguísticas impulsadas desde el siglo pasado.
Hereda también una rica tradición de organización política, partidos de la clase trabajadora, el partido de Obreros y Artesanos (1886), el Independiente Demócrata (1893-98), los Partidos Obreros de Limón, San José y Grecia (1913), el Partido Socialista de Costa Rica (1919-20), el Partido Reformista (del período 1923-28), el Partido Alianza de Obreros y Campesinos (1930).
Se ligó a la creación de la Asociación Revolucionaria de Cultura Obrera y poco tiempo después, en junio de 1931, fundó el Partido Comunista de Costa Rica, destacándose Manuel, desde entonces, no solo como organizador y luchador político. Desde entonces su Partido Comunista es la institución de mayor trayectoria política que tiene el país, apenas seguido en edad por el Partido Liberación Nacional que se acerca a los 45 años.
En su lucha política impulsó la organización de periódicos, entre ellos La Revolución (1929-31), Trabajo (1931-48), Adelante (1953-1961) y Libertad (1961-1993), en los cuales tuvo presencia constante. Fue articulista en otros medios, incluso durante el período de lucha clandestina en el que utilizaba seudónimos para escribir como Eladio Jara. El periódico para Manuel era un vehículo de educación política, de agitación y debate, de organización y movilización de lucha social.
Los acontecimientos internos como la situación internacional de la década del 30 permitieron el desarrollo político de Manuel y su Partido. Fueron años de grandes huelgas como las del 34, la bananera, la de zapateros y la de cogedores de café, de movilizaciones de desocupados de la crisis del 30, de las primeras luchas políticas por la legalidad electoral de su Partido, años de desarrollo de las luchas campesinas, donde fue asesinado Herminio Alfaro en Barba de Heredia y gran cantidad de luchas que permitieron desarrollar más la organización de obreros, trabajadores y campesinos. Fueron los años que realzaron la figura parlamentaria y la oratoria política de Manuel, diputado continuo desde 1934 hasta 1948.
Fueron años también en que se vinculó a tareas se solidaridad internacional en la lucha contra la posibilidad de la segunda guerra mundial, contra el ascenso del fascismo y nazismo en Europa, por la República Española (1930-1936) y en defensa de ella durante la guerra civil española (1936-1939). Fueron años de duras dictaduras centroamericanas lo que lo llevó a las luchas por la democratización de centroamericana apoyando las luchas contra los dictadores Hernández Martínez, Ubico, Carías, también de solidaridad contra la dictadura de Juan Vicente Gómez en Venezuela y otras más.
Fortaleció en esta década la organización obrera y campesina en el Valle Central provocando que en 1938 se impulsara bajo la dirección de su partido el Comité Sindical de Enlace (1938-1942) y la Unión Nacional Campesina (1938-1942), instituciones que dieron las principales luchas por la consecución de las garantías sociales y el Código de Trabajo, unidas en 1942-43 bajo el nombre de Comité Nacional Sindical de Enlace, que en 1943 se disolvió para dar paso a la Confederación de Trabajadores de Costa Rica (CTCR 1943-1948), organización que inicialmente representó a los trabajadores en la Junta Directiva de la CCSS. Más tarde, en 1945, se incorporó a dicha Junta la Confederación Costarricense de Trabajadores Rerum Novarum con el padre Benjamín Núñez. A la CTCR le tocó desarrollar las grandes movilizaciones para consolidar las reformas sociales.
En este período, dio importantes luchas por la legalidad electoral de su Partido, que tuvo que participar en los procesos electorales con el nombre de Bloque de Obreros y Campesinos (1934-1942), porque con el nombre de Partido Comunista, no se le permitía. Durante el gobierno de León Cortés (1936-40) su organización fue bastante reprimida y hasta le anularon el nombramiento de diputado del poeta Carlos Luis Sáenz. En estos años fue recibido con honores por el Congreso de la República de México.
Desde 1934 hasta 1948 fue diputado ininterrumpidamente, destacándose como gran parlamentario y orador político. En 1937 se graduó de abogado, profesión que desempeñó junto a su actividad política. Otros parlamentarios de su Partido fueron Efraín Jiménez Guerrero, Alfredo Picado Saénz, Jaime Cerdas Mora, Luis Carballo Corrales, Carlos Luis Fallas, Víctor Cordero. La actividad político-parlamentaria Manuel la convirtió en escuela de educación obrera y de lucha social. Sus proyectos de ley estuvieron siempre asociados a la movilización de sectores sociales en su apoyo y a la organización para lograrlos. El parlamento lo convirtió también en una tribuna de agitación, de movilización y de organización, en una escuela de acción revolucionaria.
Durante la década del 30 la lucha contra el ascenso del fascismo y el nazismo en Europa, por la República Española y durante la Guerra Civil de España, Manuel y su gente estuvieron ligados no solo en actos de solidaridad y creando organizaciones como Socorro Rojo Internacional, especie de Cruz Roja de los comunistas, desde Costa Rica, sino en los propios campos de batalla con la presencia de Adolfo Braña y Rafael Ángel Llubere, militantes de su organización que habían sido expulsados del país y que se integraron al combate por la República Española y contra el fascismo y el nazismo en tierras europeas. En esta lucha también estuvo Vicente Sáenz, extraordinario costarricense, quien fue luego guía espiritual de don Pepe Figueres en su exilio en México del año 42 y 43.
En 1935 su partido se hizo representar en el VII Congreso de la Internacional Comunista, celebrado en Moscú con el dirigente obrero Rodolfo Guzmán, año en que también participaron con Arnoldo Ferreto en la Conferencia de la Habana de partidos comunistas de América Latina.
En el 39, ante la amenaza de derogar las leyes liberales se produce la primera alianza táctico electoral importante del Partido Comunista y de Manuel con otros sectores políticos nacionales encabezados por don Ricardo Jiménez, que dio origen al Partido Alianza Democrática Nacional, del que era su Secretario de Organización. Fue un cambio de táctica de don Manuel, pero no de principios porque Manuel Mora Valverde nunca dejó sus principios ni nunca renunció a sus ideas. La violenta campaña electoral hizo que don Ricardo se retirara y a las elecciones del 39 solo se presentaran tres partidos, entre ellos el de Manuel postulándolo como candidato a la Presidencia, elección que ganó el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, inicialmente combatido por el movimiento obrero y popular y por los comunistas por el apoyo de la oligarquía conservadora que tenía.
La guerra mundial avanzó. Las condiciones internacionales también empezaron a modificarse. La crisis económico social se cernía sobre gran cantidad de países del mundo y de aquellos que como el nuestro dependían del comercio con Europa. Así desarrolló un Plan para salir de la crisis de guerra, que contenía en esencia, los elementos básicos de las garantías sociales y de la legislación social. Pero también empezó a definir con inteligencia las relaciones de nuestro país en el contexto de la guerra mundial y de las relaciones con Estados Unidos en ese período.
La década del 40 inició así con la Guerra Mundial, en el campo internacional; con el ascenso del Dr. Calderón Guardia a la presidencia de la República y de Monseñor Sanabria, a la jefatura de la Iglesia, ambos hombres sensibles y talentosos que en el plano nacional, como Manuel, representaban fuerzas sociales importantes.
Fue en la segunda parte de la Administración Calderón Guardia, luego del ataque japonés a Pearl Harbor y la incorporación de los Estados Unidos a la guerra mundial, que se crearon las condiciones internacionales favorables para se produjera una nueva alianza política y social a partir de 1942 y 43 que culmina con la promulgación de la Garantías Sociales y el Código de Trabajo, sumándose a las reformas de seguridad social y educativas del país, ya planteadas e iniciadas en la administración Calderón Guardia.
Como resultado de esta alianza el Partido Comunista cambió de nombre a Vanguardia Popular, Manuel reconoció que la reforma social que se impulsaba bajo esta alianza tenía fundamentos socialcristianos y la Iglesia Católica en boca de su Arzobispo manifestó que los católicos podían ingresar a la organización Vanguardia Popular “sin cargo de conciencia alguna”.
La guerra permitió también a Manuel fortalecer su lucha contra el fascismo mundial. Junto con costarricenses como Fernando Valverde Vega, Francisco Orlich Bolmarcich, Manuel Picado Chacón impulsó el Comité Antinazi de Costa Rica, que importante papel desempeñó en esos años complejos, de profunda agudización de las contradicciones sociales.
A nivel latinoamericano, durante este período, su partido participó en la gestación de la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL), por medio de Arnoldo Ferreto, quien junto a Jaime Cerdas desarrollaban importantes luchas con el campesinado y los trabajadores nacionales y de colonización agrícola en la periferia del Valle Central.
Los años de la alianza con Calderón y Sanabria, con el gobierno y la Iglesia, permitieron la promulgación de la legislación social y la materialización de las principales instituciones sociales del país. Fueron años de lucha también por la ley de inquilinato, por la llamada ley de parásitos o precaristas, por las casas baratas, por protección a los campesinos, por la seguridad social, por comida barata etc.
El país ya ha rendido homenaje a dos de esos costarricenses, al llevar sus nombres dos instituciones hospitalarias, el Hospital Calderón Guardia y el Hospital Monseñor Sanabria. El nombre de Manuel Mora debe ligarse igualmente a una de las dos instituciones hospitalarias que están por crearse, el Hospital de trasplantes o el Hospital oncológico. En la administración Calderón Fournier (1990-94) importante monumento se hizo para conmemorar el 50 aniversario de la aprobación de las Garantías Sociales. El gobierno de don Jose María Figueres (1994-98) ha elaborado el proyecto para que a ese conjunto escultórico, de la rotonda del Zapote, se le agreguen las figuras de Manuel Mora y de Monseñor Sanabria.
Los años que siguieron a la reforma social, fueron tensos, agitados, violentos. A favor de la legislación social y en contra de ella, a favor de la defensa del sufragio y de la pureza electoral se enmarcaron las luchas políticas de la población costarricense, de los años siguientes, polarizándose cada vez más hasta culminar en los acontecimientos que todos, de distinta forma conocemos, en la guerra civil o el movimiento armado de marzo y abril de 1948, el enfrentamiento entre costarricenses que abanderados de reforma social, de defensa del Código de Trabajo, de la seguridad social y las garantías sociales o de pureza electoral se enfrentaron.
Fueron años de intensa actividad opositora al gobierno de Calderón Guardia, que en su segunda mitad tuvo el apoyo de los comunistas. Fueron los años contra los intentos del gobierno de impulsar una ley electoral orientada a favorecer el fraude, ley contra la que el propio Manuel Mora estuvo en contra. Y fueron los años en que la alianza política con el calderonismo culminó en la creación del bloque electoral denominado Bloque de la Victoria, que llevó a Teodoro Picado a la Presidencia y a Manuel a ser jefe ocasional de la bancada de diputados no solo de su partido sino también del gobierno.
Durante estos años, de la segunda guerra mundial, el Partido Comunista con Manuel al frente estuvieron de acuerdo en dejar de lado, tácticamente, la lucha por la dictadura del proletariado y la lucha de clases, convocando a la colaboración de clases y de los distintos sectores sociales del país para enfrentar patriótica y unitariamente los principales problemas nacionales. Pasada la guerra mundial se desarrolló internacionalmente la guerra fría cuyos elementos esenciales los introdujo en Costa Rica Otilio Ulate en ese mismo tiempo, desde las páginas de su periódico El Diario de Costa Rica.
Bajo el gobierno de Picado la tensión aumentó y la violencia contra los comunistas y el propio Manuel se exacerbó. Atentados contra él, contra su partido, contra la Confederación de trabajadores, contra el periódico del gobierno. Violencia ejercitada también por la propia policía encabezada por el tenebroso Tavío contra la oposición y los propios comunistas hicieron que el partido de Manuel desarrollara las llamadas Brigadas de Choque, para su autodefensa, que constituyeron un elemento más en esta escalada de violencia que sufría la sociedad costarricense.
Murió León Cortés en 1946. La jefatura de la oposición disputada por Figueres y Ulate la asumió don Otilio, quien propiciaba una salida política en las elecciones del 48, bajo la condición de que si hubiera fraude se pasaría a la insurrección, que era la tesis de Figueres. En 1947, con los ánimos exaltados, después de la huelga de los brazos caídos de finales de julio, el gobierno entregó a la oposición el control del aparato electoral. Calderón insistía en ser postulado nuevamente a la presidencia. No contaba inicialmente con el apoyo de los comunistas, quienes inscribieron sus propios candidatos. Las circunstancias de la violencia que vivía el país y la supuesta amenaza contra las reformas logradas hicieron que los comunistas votaran por Calderón, sin haber materializado pacto alguno con él. El resultado favorable de esas votaciones a Ulate, el voto salvado de Max Koberg Bolandi en el Consejo Electoral por el supuesto de fraude e irregularidades electorales hicieron que el Congreso, que debía ratificar el proceso lo anulara y Figueres consecuentemente con ello se levantó en armas para garantizar dicho resultado.
Importante es señalar que Manuel Mora, Jaime Lobo, Jaime Cerdas, entre otros dentro del Partido Comunista, se opusieron a la nulidad de las elecciones y por respetar su resultado. Ello explica, entre otras razones porqué el discurso en el Congreso, por la bancada comunista, la hizo el diputado Luis Carballo Corrales, por lo demás redactor del Código Electoral de 1946.
Un mes de guerra, con saldo de 3000 muertos, con amenaza de intervención extranjera de Nicaragua por el norte, y de los Estados Unidos por el sur, hicieron que Manuel Mora, sin renunciar a los principios renunciara a las armas en interés de la patria y buscara un pacto con Figueres para evitar y el dolor y la humillación de la intervención militar extranjera en Costa Rica. Esta ha sido la única renuncia en interés de la patria que ha hecho Manuel, la renuncia de las armas, pero no de los principios. Así se firmó el Pacto de Ochomogo por Figueres y Núñez, del Ejército de Liberación Nacional, por Carlos Luis Fallas (Calufa) y Manuel Mora por el Partido Vanguardia Popular, sin presencia de elementos del gobierno y con el apoyo de Monseñor Sanabria.
En este Pacto se comprometieron los comunistas a entregar las armas, lo que hizo Manuel Mora en discurso en el Parque España, frente al local de la CTCR, y Figueres a respetar la legalidad de los partidos y organizaciones y las reformas sociales. En lo esencial del pacto se cumplió todo excepto la legalidad de los comunistas que fueron proscritos. En la Junta de Gobierno Benjamín Núñez, Francisco Orlich y José Figueres estuvieron de acuerdo en respetar esa legalidad.
Siguieron los años difíciles del 48 y del 49; los años de la represión y del exilio de Manuel y de Carmen Lira, quien murió en el extranjero, pero también años de exilio de muchos costarricenses. Regresó nuevamente Manuel a principios de la década del 50. El ambiente nacional era difícil para sus partidarios y para los calderonistas. Su Partido se reconstruyó con apenas 50 militantes en 1951, que actuaban en la clandestinidad, en años de represión, de aislamiento social, de persecución. Los sucesos del 48 culminaron trágica y dolorosamente cuando Calderón intentó en diciembre de ese año invadir Costa Rica y elementos de la Junta de gobierno dispusieron asesinar a algunos dirigentes comunistas presos llevando a cabo el asesinato del Codo del Diablo. Esa aventura de Calderón no contaba con el apoyo de los comunistas ni de Manuel Mora.
Fueron años de persecución, de clandestinaje para muchos costarricenses, de difícil situación social en el país, pero años en que Manuel y su gente, reducida a menos de 100 personas, lograron nuevamente impulsar la organización no solo de su Partido sino también de trabajadores y de sindicatos, de trabajadores urbanos y campesinos, y nuevamente iniciar el camino de la lucha por el fortalecimiento democrático de Costa Rica, porque el camino del socialismo costarricense de Manuel es el camino de la democracia; para Manuel al socialismo solo se podría llegar con mayor democracia, no solo política, sino también social y económica.
Los sucesos de 1955, la intentona de otra guerra civil por la intervención armada desde Nicaragua por parte de calderonistas y llamados los coyotepes, tampoco contó con el apoyo de Manuel ni de su Partido, que procuraban dentro del espacio político nacional abrir cauces democráticos de participación y de recuperar las libertades políticas restringidas.
Fueron años de intensa lucha por la organización de los trabajadores urbanos y rurales. Cantidad enorme de huelgas se empezaron a desarrollar con la participación de los comunistas desde la clandestinidad.
Nuevamente fue reconstruida su organización sindical, la Confederación General de Trabajadores Costarricenses. Fueron años de lucha por la paz mundial a propósito de la Guerra de Korea, de la guerra en Indochina contra los franceses, de gran solidaridad internacional con la lucha nacional libertadora de gran cantidad de pueblos que durante estos años derrotaron el colonialismo en distintas regiones del mundo.
Estos años permitieron que ese extraordinario costarricense Joaquín García Monge facilitara con su compromiso por la justicia su nombre y su prestigio, para organizar primero un periódico llamado Adelante, para darle voz a los que después de la guerra no la tenían, y luego una organización política, el partido Progresista Independiente, para intentar la participación ciudadana de los que habían perdido en la guerra. El periódico Adelante lo cerraron en 1961 pero inmediatamente Manuel impulsó otro llamado Libertad, al que se vinculó hasta su muerte.
Durante el gobierno de don Mario Echandi, bajo las circunstancias del proceso integracionista centroamericano y de industrialización, amenazante para ciertos sectores tradicionales, se crearon condiciones para un acercamiento de Manuel y su Partido con el Gobierno, que se tradujo en tolerancia para su organización y oportunidad para abrir locales, los Centros Obreros de Estudios Sociales, y volver a ocupar espacios radiales para referirse a problemas del país. Pero también fueron de enfrentamiento con ese gobierno por la ruptura de las relaciones diplomáticas con la recién triunfante Revolución Cubana, para lo cual se creó la Sociedad de Amigos de la Revolución Cubana. Oportunidad hubo también de inscribir el Partido Acción Democrática Popular, con participación de los comunistas que llevó a la Asamblea Legislativa a Julio Suñol Leal.
A pesar de la tensa, represión y persecución, de estos años, se abrieron importantes compuertas para la lucha democrática en el país. A finales de los sesentas la crisis que atravesaban importantes sectores de cafetaleros y económicos nacionales hicieron que el propio gobierno del Presidente Trejos Fernández le otorgara pasaporte diplomático para gestionar ventas de café en los entonces países socialistas. Así Manuel sirvió también a la Patria, al país y a sus grupos económicos más poderosos, haciendo de agente comercial internacional, cuando el país le demandó esta colaboración, aun cuando en el plano político interno le tenían limitaciones de participación electoral.
En estos años Manuel no solo era una personalidad política nacional sino también lo era en el plano internacional, a nivel del llamado movimiento comunista internacional y en los movimientos revolucionarios centroamericanos. Manuel está ligado a la fundación y desarrollo de organizaciones revolucionarias en Centroamérica, desde la década del 30 y en los 50s a la fundación del llamado Segundo Partido Comunista de Honduras. Las conferencias de Partidos Comunistas centroamericanos tenían mucha influencia del Partido de Manuel y de su talento e inteligencia. Cuando en 1961 se realizó la llamada Conferencia de los 81 Partidos comunistas del mundo, que valoró la situación internacional y enfrentó las posiciones que entonces enarbolaba el Partido Comunista de China, Manuel fue escogido, en una comisión de 5 miembros, para hablar a nombre de todos los Partidos de dicha conferencia con el Partido Comunista de China y con Mao Tse Tung. De los dirigentes comunistas de América Latina era de los de mayor trayectoria de lucha y de mayor prestigio reconocido.
Vino la década del 70, intensa de luchas nacionales, obreras y populares, y centroamericanas. Volvió Manuel al Congreso en el gobierno de Figueres a luchar por la derogación del segundo párrafo del Art. 98 de la Constitución Política que se aplicaba únicamente a los ciudadanos que eran o aparentaban ser comunistas para proscribirlos de su actuación electoral. En esta lucha, como en otras importantes, coincidió con Figueres, quien como Presidente se empeñó en superar los odios y las pasiones del 48. A Figueres se le deben los monumentos unitarios a los caídos de los dos bandos, sus mensajes a volver a reunir la familia costarricense superando las pasiones del 48. Figueres como parte de esta nueva situación también se empeñó, con el apoyo de Manuel, contra viento y marea, contra las presiones internacionales de los Estados Unidos, por restablecer relaciones con la entonces Unión Soviética y algunos países socialistas y crear condiciones para la superación de la guerra fría en nuestro país.
Fueron también años de grandes huelgas de trabajadores y de universitarios en el país y de la insurgencia centroamericana, especialmente de la lucha en Nicaragua y el Salvador. El aporte de Manuel a la caída de Somoza es innegable si consideramos la presencia en esa lucha de la Brigada Fallas y de la Brigada Mora y Cañas, que con costarricenses de su partido y de otras fuerzas de izquierda, se sumaron a aportar su grano de combate en la caída del dictador, en el triunfo de la revolución sandinista y del ascenso revolucionario en Centroamérica. En esta lucha murieron costarricenses y miembros del Partido de Manuel.
En el plano político partidario desde la década del sesenta empezaron a desarrollarse otros grupos y fuerzas de izquierda en Costa Rica, que tuvieron siempre abiertas las puertas de Manuel, para su consejo, la discusión de las divergencias y sobre todo para encontrar los puntos de convergencia. Esta década culminó en este aspecto con el desarrollo de la organización electoral más grande de la izquierda desde 1948, que fue Pueblo Unido.
En el campo sindical enormes e importantes luchas se llevaron a cabo pero especialmente culminó ello en el Comité Unitario Sindical, que buscaba con la presencia del Partido de Manuel, la unidad de todos los trabajadores del país.
La lucha por la defensa del proceso de la revolución sandinista llevó a Manuel, hace diez años, con setenta y cinco años de edad, al propio frente de combate, al río Coco, en Honduras, a enfrentar la llamada Contra nicaragüense. Allí llegó Manuel Mora enarbolando la bandera de su lucha y de su obra la revolución social en Centroamérica. Estos méritos, entre otros, le valieron por parte del Gobierno cubano el reconocimiento de la Medalla Playa Girón, por su aporte a la causa de la revolución.
El tiempo que siguió es poco conocido aún en detalles. En este período Manuel ha jugado un papel extraordinario en la lucha por la pacificación y la búsqueda de una solución política al conflicto centroamericano. Múltiples reuniones nacionales e internacionales con don Pepe, Fidel Castro y otras personalidades del país y del área llevó a cabo con este propósito. En este sentido, el Dr. Luis Burstin también sirvió de intermediario de Fidel, don Pepe y Manuel ante el Departamento de Estado, en búsqueda de esta solución política y pacífica para el problema militar en Centroamérica. Por ello no se ha dicho todo sobre la paz en Centroamérica.
Manuel Mora siempre tuvo presente el desarrollo institucional de Costa Rica. El socialismo en Manuel era la búsqueda constante de la democracia más plena, de manera que la lucha por la democracia era para Manuel la lucha por el socialismo, la lucha por el desarrollo institucional y democrático de Costa Rica era un camino para lograr esa sociedad mejor a la que aspiraba Manuel Mora. En este sentido su patria no se reducía a Costa Rica, alcanzaba Centroamérica, América Latina y el Mundo, porque su Patria no tenía las fronteras administrativas de Costa Rica, como bien dijo el Señor Presidente en la Iglesia de La Soledad el día de sus honras fúnebres, sino que su Patria alcanzaba las tierras donde hubiera una gota de injusticia social. Allí plantaba Manuel sus banderas de la redención social lo que lo hacía un hombre profundamente humanista e internacionalista.
Manuel Mora puede estar tranquilo de que sus ideas no cayeron al vacío. Mientras haya una gota de injusticia social, de pobreza, de miseria o de opresión; mientras haya el deseo de tener una Costa Rica más justa, más próspera, más democrática allí estaremos todos los que como Manuel creemos en una Costa Rica más democrática.
La Revolución, en Manuel, se reducía una palabra: SUMAR, no restar, no dividir. SUMAR, esa era la consigna y motivación política de Manuel, sumar conciencias, sumar voluntades para transformar democráticamente a Costa Rica. Y sumar democracia, como un camino necesario al socialismo.
Sin ninguna duda Manuel Mora estará permanente y cotidianamente incrustado en la historia nacional y en la vida de todos los costarricense aun cuando ellos mismos lo ignoren. En cada huelga, en cada organización sindical que se forme, en cada lucha campesina, en la lucha por el derecho a la Tierra, al Trabajo y al Techo, las tres T que preocupaban permanentemente a Manuel, en la lucha por desarrollar las libertades públicas y electorales, en las cuestiones inquilinarias, en la lucha por defensa de la soberanía e independencia nacional siempre estará presente la firma MANUEL MORA VALVERDE.
Hoy todo demuestra que estamos ante una crisis sistémica. Crisis sistémicas hemos visto ya en la Antigüedad, con el Imperio Romano, la vimos con la descomposición de la Unión Soviética hace treinta años y la vemos también hoy ante nuestros ojos en Estados Unidos. Observamos, que rara vez se percibe el borde del acantilado, o incluso el fondo del abismo, antes de que éste se haya tragado un imperio entero y, aun así, tampoco se ve hoy. El ascenso y la caída de las civilizaciones es una tesis clásica que con la Gran Depresión del Siglo XXI toma nuevamente vigencia. Durante la depresión, los tres momentos: las relaciones sociales de producción, las fuerzas productivas y la conciencia de éstas pueden bien entrar en fuerte contradicción al interior de sí mismas. Este sistema de contradicciones se manifiesta a través del carácter crecientemente improductivo del capital financiero y la enorme dificultad de un retorno al trabajo productivo en el mundo en general, en primer lugar en los centros del poder.
Con la Gran Depresión del Siglo XXI se revelará, en otras palabras, un momento particularmente crítico del capitalismo. El capital financiero especulativo, basado en trabajo improductivo, se impone hoy más que nunca al trabajo productivo y aparentemente puja por llegar a los límites más extremos. En estos días estalló otra burbuja especulativa en la bolsa de valores y todo hace prever que podría ser la última. La pregunta central es si el capital podrá o no invertir, una vez más, esta relación y retornar al ámbito productivo con ganancias justo cuando el mundo entra en una Gran Depresión.
Este retorno, lo consideramos muy complejo y difícil. Por lo tanto, al no poder regresar y reconectarse al ámbito productivo, nos encontraremos no solo ante una crisis del modelo neoliberal sino ante la crisis sistémica del capitalismo mismo. Entonces, como podemos observar, la continuidad del capitalismo como sistema dependerá de sus posibilidades de retorno de las inversiones al ámbito productivo. Dicho de otra manera, a partir de una imposición dominante de la inversión financiera improductiva y especulativa por sobre la productiva sin una clara posibilidad de retorno, la racionalidad misma del capitalismo se encuentra en crisis. Incluso podríamos estar ante la inversión misma de esta racionalidad, basada en el crecimiento perpetuo, hacia otra civilización donde se reafirme tanto la vida humana como la de la naturaleza.
Crisis y transición en la historia a vuelo de pájaro
El ascenso y la caída de las grandes culturas en la historia se encuentran estrechamente vinculados con el tema del trabajo productivo e improductivo, sucede así también para el capitalismo. Una visión histórica nos permite una mejor mirada hacia nuestro futuro. El enunciado de que las relaciones existentes de producción se tornan en su desarrollo en una traba para el propio desarrollo de las fuerzas productivas, se manifiesta precisamente por el carácter improductivo del trabajo que pasa a predominar sobre el productivo en cada fase final de una civilización.
Los conceptos de trabajo productivo y trabajo improductivo trascienden entonces al propio capitalismo. Se presenta en todas las culturas de la humanidad, pero en el capitalismo adquiere una modalidad específica. El hecho que en el capitalismo podrá definirse el trabajo productivo específicamente para el capital, puede entrar en contradicción con lo que es productivo a nivel más general, es decir, más allá de las relaciones sociales de producción dominantes actuales. En otras palabras, aunque exista el concepto de trabajo productivo para el capital, lo anterior no quita que en el capitalismo continúe existiendo trabajo productivo en general. Esta concepción de trabajo productivo en general mejor se entiende a través de la historia, o sea, allende el capitalismo. La concepción de trabajo productivo en general es fundamental para entender la brecha creciente entre el capital improductivo y productivo.
A través de toda la historia, el trabajo productivo en general se asocia con el ascenso de las culturas, y el improductivo con su declive. El ascenso y el declive estratégico de las élites en el poder están en función de su propio carácter productivo en la historia, esto también es válido para esta etapa en el 2020. En cada crisis de un modo de producción, la élitese vuelve superflua por el carácter improductivo de su presencia, que adquiere y muestra en esa fase final. Hagamos a vuelo de pájaro un recorrido por la historia para entender mejor el concepto de trabajo productivo e improductivo más allá de las relaciones sociales existentes. Esta visión nos prepara mejor para analizar la Gran Depresión del Siglo XXI y sus posibles consecuencias.
Las grandes civilizaciones de la Mesopotamia, Egipto y la China antigua, así como las culturas precolombinas, todas ellas ven surgir y resurgir una dinastía tras otra a partir de la aparición de grandes obras de culto, que encuentran su base económica en las grandes obras productivas que las anteceden. Cada expansión de las obras hidráulicas significa un gran trabajo productivo con un fuerte ascenso en las fuerzas productivas sociales particularmente por la división de trabajo entre las comunidades de base y la comunidad dirigente en las obras productivas. Esta base productiva da pie a una expansión de obras de tipo ‘cultural’. Estas últimas, al distanciarse-y-perder la dimensión en relación con la base productiva, impactan contrayendo a esta última. Las obras (re)productivas reafirman el Bien Común y legitiman la división del trabajo entre las comunidades de base y la comunidad dirigente. Las hambrunas resultado de una desproporcional inversión en suntuarias obras de culto, deslegitiman esa división de trabajo, evidencian y potencian los choques de intereses y, por ende, suelen producir e impulsar las rebeliones de las comunidades de base contra las élites en el poder y en el gobierno.
Cuanto más suntuarias sean las obras de culto, más tienden a desarrollarse a costa de la base productiva y hacen manifiesto el carácter improductivo de la élite dominante. En una coyuntura semejante, la permanencia de la comunidad “superior” pone en peligro la base productiva de las comunidades. Sin embargo, la ausencia de la comunidad superior implica una ausencia también de la clase dirigente de las obras de infraestructura productiva. La desaparición de una dinastía improductiva es sucedida por otra productiva. La misma crisis de un centro de poder demanda uno nuevo, para restaurar y/o reiniciar las obras productivas ya existentes o iniciar otras nuevas. La consecuencia es una crisis cíclica del sistema imperante. La conquista de otros pueblos y su tributo, en trabajo (como comunidad subyugada) y/o especie, a la comunidad superior conquistadora pueda ampliar el espacio y el tiempo de la dominación, pero cuanto más alejados del centro de poder se encuentren éstos, más fácil será su rebelión, fenómeno muy bien estudiado para la era del esclavismo.
El trabajo improductivo es inherente e imprescindible en el modo de producción esclavista. En el régimen esclavista no existe ningún mecanismo natural para la reproducción de la fuerza de trabajo. Aunque haya existido la esclavitud por deudas, esta misma encuentra sus límites inmediatamente. La esclavitud por deudas, que sufren históricamente los propios civiles, tiene su límite objetivo: la amenaza de la reproducción futura de la mano de obra esclava. Para garantizarle a los amos la reproducción de los esclavos, existe la necesidad de una tercera clase social: los ciudadanos libres. La reducción a la esclavitud de pueblos conquistados es la única modalidad efectiva para mantener su ‘oferta’. Al no reproducirse biológicamente los esclavos, la demanda adquiere carácter permanente y con ello la guerra. La guerra en sí constituye un trabajo improductivo. La guerra resulta productiva a los ojos e intereses de los conquistadores, mientras sus costos son compensados con holgura por el botín de guerra y el reclutamiento de mano de obra esclava. Cuando se invierte la relación, el gasto de defensa manifiesta su carácter improductivo para el imperio.
Conforme el imperio esclavista se expande, la demanda de esclavos crece a escala ampliada. El costo de la guerra aumenta entonces, sin cesar. Una esclavitud a escala ampliada aumenta la base productiva y la prosperidad pero a la vez exige un proceso de conquistas en escala igualmente ampliada. Al acortarse la vida media de los esclavos por efectos de trato brutal, el retorno al campo de batalla se acelera. En medio de ello surge la necesidad objetiva de ampliar la tercera clase, ya que muchos suelen morir en los campos de batalla. En Roma, la ciudadanía se reproducía de manera artificial al otorgársele la ciudadanía a los pueblos conquistados que brindaron escasa o ninguna resistencia. La reproducción ampliada de la ciudadanía es vital para recaudar los impuestos y reclutar guerreros necesarios para la perpetuación de la guerra.
Conforme el imperio se expande en el espacio, las derrotas en el campo de batalla suelen ser más frecuentes, la afluencia de esclavos disminuye de cara a la demanda existente y su precio va en alza. Cuando el costo de la guerra supera crónicamente su beneficio, se manifiesta una crisis de reproducción de la relación esclavista. La única salida es promover la propia reproducción biológica de los esclavos. Para ello, sin embargo, se requiere que el propio esclavo tenga acceso a condiciones objetivas de reproducción de su vida: por lo general la tierra. Para eso hay que concederles libertad como personas. Aparecen así el liberto y el colono, y el esclavo tiende a desaparecer. De esa forma cambia en su esencia la racionalidad económica, lo mismo que la relación de explotación.
Durante el Feudalismo la mayoría de los siervos disponían de una parcela. En sus orígenes, se paga al señor una renta en trabajo. Con el crecimiento de la fuerza productiva más elemental, es decir, con la reproducción de la propia población, hay necesidad de crear pueblos nuevos. Bajo la conducción de los señores se realizan esas obras productivas en lugares más lejanos y menos accesibles. El paso de la renta en trabajo a la renta en especie está vinculado al desarrollo de estos pueblos nuevos más lejanos del burgo del señor. La renta en especie se da entonces a partir de la ampliación de la base productiva. Los señores cobran la renta en productos de fácil venta en otros lugares más lejanos. Los siervos más especializados en tareas de transporte obtienen mayor libertad del señor para moverse para la venta de productos especializados. Estos nuevos comerciantes se instalan fuera de los grandes burgos medievales, transformados con el tiempo en ciudades.
Los señores ya no suelen tener artesanos (siervos de la gleba) en su burgo para sus ropas y artefactos rústicos, sino los mismos artesanos se especializan libremente en los burgos más grandes. Nace la burguesía con su propia economía de artesanos (guildas) y pronto con su propio gobierno político. Con el desarrollo del comercio, los siervos en el campo se ven obligados de entregar cada vez más el tributo en forma de dinero, dejando el riesgo de una mala venta o cosecha en manos de los mismos. A partir de entonces son campesinos libres como persona para vender su producto al mejor postor.
Al pasar de la renta en especie a la renta en dinero, el rol de los señores feudales se torna cada vez más improductivo. La pequeña nobleza que vive de rentas más o menos fijas sufre las consecuencias de alzas inflacionarias a partir de la entrada masiva de oro latinoamericano en la economía de mercado. La venta masiva de tierras por parte de la pequeña nobleza se convierte en fenómeno común. Puede surgir así la gran explotación agrícola destinada al mercado y cuya producción se basa en la fuerza de trabajo asalariado. La nobleza que vive de rentas improductivas se encuentra cada vez más reducida y desconectada de la economía viviendo como rentistas improductivos. Como clase, en esencia, ya pasaron a la historia.
El gasto improductivo y militar en el capitalismo y el socialismo
Si la guerra es una actividad improductiva por su contenido lo es en el pasado, presente y futuro. En los tiempos nuestros, no solo la guerra sino también las armas producidas y empleadas en la misma lo son. Las armas producidas en un ciclo económico aparecen como producto y riqueza material pero no encadenan con el próximo ciclo productivo, y en el mejor de los casos no son utilizadas. El uso de las mismas más bien es un trabajo destructivo. En lugar de alentar el crecimiento de la economía civil, el gasto de defensa tiende más bien a limitar la expansión de la economía. La exportación de armas podrá beneficiar a su productor pero el comprador asumirá el gasto improductivo, en otras palabras y visto para las economías en su conjunto, sigue siendo un gasto improductivo.
Si el gasto militar, visto por su contenido, constituye un gasto improductivo, lo anterior será válido sin importar las relaciones de producción, ya sean pre-capitalistas (Imperio Romano), socialistas (URSS) o capitalistas (EEUU). En vez de alentar el crecimiento de la economía civil, el gasto de defensa tiende a la reproducción limitada. La capacidad distributiva interna del gasto militar mediante impuestos significa restar dinámica a los sectores de la economía civil. La transferencia de este gasto improductivo a terceras naciones mediante la exportación de armas o la obtención de pagos por la ‘protección militar’ ofrecida (OTAN), significa transferir el costo improductivo y una consecuente reproducción más limitada a terceras naciones en beneficio del país productor de armas y su complejo industrial y militar.
Ahora bien, EEUU y sus “aliados” europeos organizados en la OTAN contaban en los años ochenta, con más o menos 600 millones de habitantes, mientras la URSS bajo el Pacto de Varsovia no llegaba a 400 millones. El PIB de EEUU era el doble del de la URSS. EEUU pudo transferir sus gastos de defensa a terceras naciones, incluso más allá de sus socios del Pacto Atlántico, como fue el caso del tercer mundo latinoamericano. Mientras que Rusia que exportaba menos, a menudo ni siquiera cobraba a los suyos. Si EEUU invertía, por ejemplo, el 5% del PBI en la carrera armamentista, la URSS tendría que invertir el 10% y esto solo era posible al costo de debilitar más la economía civil, con austeridad y un consumo contraído. En el período de Reagan (1981-1989), el gasto de defensa norteamericano sube con respecto a 1980 (5% del PBI), llegando a 6,3% en 1986. En otras palabras si los EEUU gastaban más de 6% de su PBI en gasto de defensa, la URSS debería haber gastado más o menos 12%.
Para la URSS, la carrera armamentista, hasta cierto punto respondió a la necesidad de defender la reproducción de las relaciones socialistas de producción. La carrera armamentista en la Guerra Fría, sin embargo, también era una competencia sistémica, pero significó cada vez más una carrera de la URSS hacia una reproducción limitada en el campo civil de la economía. La asociación de China (1967-76) al Bloque capitalista y la guerra desplegada desde Irán-Pakistán-Afganistán sobre Rusia y cómo esto impacta incrementando los esfuerzos de la URSS para equilibrar el poder, no hizo más que agravar la situación. Desde 1967-73 ya no es contra EEUU solamente, sino con el Tri-continentalismo, también contra Europa, Japón, China, etc.
Las necesidades populares quedaron desatendidas y el proceso deslegitimado al interior. La Guerra Fría significaba para la URSS, la imposibilidad de un desarrollo sostenible y fue una importante causa de su decadencia estructural económica, social y política. Debido a la crisis económica y política, la Perestroika hizo su entrada y la nación se volcó hacia adentro para poder sobrevivir, que es cuando emergen las contradicciones internas con las repúblicas que habían quedado subordinadas al poder centralizado.
El complejo estratégico industrial-militar era el eje medular de la planificación centralizada. Con la Perestroika (o Reestructuración integral), la atención debería poder ser dirigida a incrementar la (re)producción civil y a adecuar a ella las relaciones sociales necesarias. Re-organizar la economía civil en función del crecimiento de la economía en su conjunto implicó descentralizar la toma de decisiones en materia de economía política en las Repúblicas. Al delegar así mayor autonomía a las repúblicas soviéticas, la Perestroika tuvo, como efecto no esperado, el fomento de sentimientos nacionalistas que fortalecieron los poderes locales en las repúblicas y con ello las empujaron hacia la separación del poder central. El rechazo a la planificación centralizada en torno al complejo industrial-militar condujo a la independencia de las repúblicas. La “caída” del Muro de Berlín simbolizó la desintegración del Bloque Socialista y con ello se sella la caída del socialismo real.
Con la caída del socialismo real, “todo” parecía indicar que el capitalismo era el único sistema posible para la humanidad, que por naturaleza parecía ser eterno. Esta perspectiva, impulsada por el estado profundo y expresado a través de un pensador reaccionario de Washington (Francis Fukuyama), significaba que se cerraba cualquier alternativa de desarrollo para los países del Sur. Teniendo como consecuencia su virtual subordinación al EEUU tri-continentalista, a sus corporaciones y a la OTAN. En este marco, es que el Consenso de Washington dio marco a la era de globalización neoliberal (1991) que hizo entonces su entrada con fuerza. EEUU se presentó como el glorioso triunfador de la Guerra Fría, pero en realidad ya el Consenso de Washington mostraba la poderosa fractura interna en EEUU, fruto de la puja entre grandes capitales por dominar el mundo, tema que abordaremos a continuación.
El imperio norteamericano
La dominación estadounidense de la economía mundial desde 1920 hasta 1960 se basó en su posición de gran productor, exportador y acreedor reflejado por su superávit en la balanza comercial con el mundo. Con superávit comercial en ese periodo y con sus grandes reservas en oro, Estados Unidos podía comprar y reconstruir las grandes industrias de Europa (Alemania) y Japón derrotados en las guerras, y de la América Latina periférica y dependiente subordinada a fuerza de golpes de estado y asesinatos de sus presidentes nacionales. En el periodo entre el final de la Segunda Guerra Mundial 1944 y 1950, cuando estalló la Guerra de Corea, EEUU acumuló más del 75 por ciento del oro monetario del mundo. Ese oro fue el respaldo para el dólar como moneda internacional de reserva desde Bretton Woods en 1944.
A partir de la década de 1960, su dominación provino de su posición deudora, es decir EEUU vivió más de medio siglo debiéndole al mundo. Su influencia como principal economía deudora del mundo fue tan fuerte como la que antes reflejaba su posición de acreedor neto. A partir de 1958, cuando el sistema de Bretton Woods se hizo realmente operativo, los países liquidaban sus operaciones de comercio internacional en dólares al mismo tiempo que esos dólares eran convertibles por oro para los bancos centrales participantes del sistema. Los países acordaron mantener tipos de cambio fijos, pero ajustables en circunstancias excepcionales, en el cual el dólar y el oro podían intercambiarse entre sí a un tipo fijo de 35,20 dólares por onza.
En los años sesenta las exportaciones sobre todo desde Alemania y Japón, que incluían las de las corporaciones multinacionales norteamericanas radicadas en Europa y Japón, sobrepasaban sus importaciones desde EEUU, lo cual hizo que disminuyeran su demanda de dólares, que más bien cambiaban por oro. La orden de presidente Nixon en agosto de 1971 fue cerrar la ventana de cambio de oro por dólares de los bancos centrales del mundo. En ese momento el Sistema Monetario Internacional se convirtió en un sistema de dinero fiduciario(o sea dinero sin respaldo en un bien tangible como el oro).
En 1974 el precio del petróleo se disparó por acuerdos entre los países de la OPEP. En ese momento, EEUU obtuvo un acuerdo con Arabia Saudita (principal productor de petróleo) que podía cobrar lo que quisiera por su petróleo, pero tenía que reciclar prácticamente todas sus ganancias netas en dólares, ya sea bajo la modalidad de compra de armas o mediante la compra de bonos del tesoro de EEUU. Luego, EEUU determinó que el precio del petróleo se define y paga exclusivamente en dólares. Los países que dependían de las importaciones de petróleo tenían que disponer de reservas en dólares (a menudo Bonos del Tesoro de EEUU) y los países con superávit comercial con EEUU se vieron obligados a aceptar bonos del tesoro (una especie de pagarés) de EEUU. Impusieron, en otras palabras, que el resto del mundo mantuviera sus superávits y ahorros en forma de préstamos a los Estados Unidos. Esta es una posición de rentista improductiva.
El país consume bienes de trabajo productivo de otras naciones a cambio de promesas de pago a futuro. Para mantener ese orden de las cosas EEUU, como verdadero imperio pudo incluso, a base de crédito externo, instalar bases militares (hoy en día 800) en 40 países. Los dólares que este gasto militar implicaba se los “prestan”, en buena medida, los países del mundo sin saberlo. Los países que no cumplen con el requisito de comprar dólares para el pago de petróleo corren el riesgo concreto de una invasión, como hemos visto en Irak y Libia por ejemplo.
Crédito Privado y privatización del Sistema Monetario Internacional
La expansión de la banca privada, a partir del crédito, se desarrolla después de 1965. Hasta esa fecha, el origen principal de los préstamos y créditos internacionales provino de organismos multilaterales (Banco Mundial, BID, etc.) o bilaterales. El dinero no es externo a la reproducción del capital y así como tampoco lo es el crédito. El crédito, sin embargo, permite la reproducción temporal de la ganancia sin que se reproduzca el capital productivo. En este sentido, el acto de préstamo en dinero se distingue del crédito. El préstamo es el empleo de un capital monetario previamente reunido a partir de riqueza creada en el pasado y atesorada, y a menudo depositada en un banco (Banco Comercial), para poder crear mayor riqueza en el futuro. El crédito, en cambio, es un título o derecho sobre la propiedad de mercancías futuras a generar con trabajo futuro.
La expansión del crédito sin ahorro previo y sobre la base de deuda, significa creación de dinero que no garantiza una inversión productiva a futuro. El surgimiento de la Banca de Inversión privada fue clave para este desarrollo. La banca privada de inversiones se especializa en (crédito para) fusiones y adquisiciones, y en obtener dinero para que las empresas privadas puedan realizar todo tipo de inversiones, productivas o no. El carácter improductivo (ficticio) de la acumulación sustentada por el crédito llega a primer plano, cuando la cuasi-validación de la ‘plusvalía’ se afirma en una acumulación de títulos o derechos sobre el trabajo futuro como, por ejemplo, en seguros contra oscilaciones en tipos de cambio en la compra y venta a futuro o en cambios de tipos de interés sobre deudas a plazo.
Las acciones de una empresa son títulos que en principio reflejan el capital (valor de equipo y maquinaria en libros contables) realmente invertido en una empresa. El capital accionario es ficticio, ya que no se puede contar dos veces el capital, al contabilizar también el capital real (maquinaria, edificios, etc.) de una empresa con su valor en libros. La recompra de sus propias acciones por las grandes corporaciones aumenta el precio de las mismas en la Bolsa de Valores pero no así el capital realmente invertido con su valor en libros. Las acciones constituyen más que todo un derecho a participar en las ganancias futuras de la empresa. Si es invertido en expansión y desarrollo de la economía real es respaldado por capital real. La emisión de bonos del Tesoro para financiar desarrollo de infraestructura es una inversión productiva, pero para ir a la guerra dicho trabajo no crea riqueza a futuro. Por lo tanto, es capital ficticio.
Recién a partir de 1965, la Banca Internacional Privada comienza a operar realmente en el mercado internacional con una notable expansión del crédito no controlado por los gobiernos y tuvo su desarrollo precisamente cuando la tasa de ganancia tendía a la baja en la economía real. En un primer momento esta expansión surge a partir de las inversiones extranjeras directas (IDE) en la esfera productiva. El desarrollo de las IDE productivas genera un creciente flujo financiero privado más allá de las fronteras. En 1964, tales créditos no representaban más del 20% de las reservas internacionales, magnitud todavía perfectamente controlable por la banca central nacional. En 1970, estos créditos representaban ya el 70% de las reservas internacionales y la especulación aumentó con ello.
Al perder los bancos centrales el control sobre los créditos privados internacionales, observamos una creciente inestabilidad monetaria que culmina a partir de 1971, cuando se impone la no-convertibilidad del dólar en oro. En 1975, los créditos internacionales superaban ya las reservas internacionales, y en 1980 más que duplicaba el nivel de esas reservas. En los años noventa, las reservas de los especuladores resultaban ilimitadas frente a las reservas internacionales oficiales. A mediados de los noventa, la economía financiera en su conjunto manejaba 50 veces más dinero que la economía real. A partir de entonces, podemos decir que la banca privada transnacional de hecho gobierna en el mundo.
En el periodo que va de 1970 a 1990, el volumen de las deudas de la banca privada internacional se multiplicó por doce (12) y el de los créditos bancarios transnacionales a destinatarios no bancarios por treinta y dos (32) veces. Las reservas internacionales se han vuelto ridículas a la par de la fuerza alcanzada por el “dinero privado” en manos de banca transnacional. Las autoridades monetarias de los países (Bancos Centrales) ya no tienen ningún poder para defender su tipo de cambio frente al “libre juego” del mercado y la especulación. El sistema monetario internacional se ha tornado transnacional privado, especulativo e inestable. En este sistema monetario privado (de la banca transnacional) domina el imperio del dólar (petro-dolar) ya que la especulación se efectúa en dólares.
Del Crédito Norte-Norte en la Triada al Crédito Norte-Sur
En la disputa por el mercado mundial, las IDE (Inversiones Extranjeras Directas) originan tejidos de propiedad más allá de las fronteras. A partir de ello se reestructura la producción y distribución de bienes y servicios cada vez más entre Corporaciones e Instituciones Financieras Privados transnacionales y cada vez menos entre naciones.
Del flujo de las IDE que tuvo lugar hasta 1990, el 75% tuvo lugar en la triada tricontinental de EEUU, UE y Japón, y solo un 20% fluyó hacia los países periféricos. En cada país, el 1% de los consorcios-corporaciones de origen local detentaba el 50% del stock de las IDE de ese país en el exterior, que se dirigieron sobre todo a fusiones y adquisiciones, o sea, hacia actividades improductivas pero muy rentables. A raíz de las fuertes inversiones extranjeras directas (IDE) en los diferentes polos de la Triada se desarrolló progresivamente un comercio intra-corporativo, revelando cada vez más una cadena de producción (cadenas de valor) con planificación privada a nivel planetario. Las corporaciones se transforman en grandes Multinacionales Tricontinentales con múltiples filiales distribuidas en todo el mundo.
La disputa por el reparto del mercado mundial restante comenzó en los años ochenta dentro de la Triada. A finales de la década, Japón emergió como la potencia victoriosa en Asia Oriental a costas de Estados Unidos sobre todo, hecho que generó fricciones entre ambas naciones no solo a nivel de comercio sino también para la inversión extranjera. En la primera mitad de los años noventa comienza el neoproteccionismo al interior de la Triada. Se constituyen los bloques económicos regionales (la Unión Europea y el NAFTA) y disminuyen las IDE entre los bloques de la Triada. Comienza el flujo de las IDE Norte-Sur. La desintegración (Perestroika) de Unión Soviética permitió, sin mayores reparos políticos, llegar a un nuevo reparto del mundo entre las Transnacionales de los Bloques Económicos centrales. La expansión de la IDE se reorienta hacia la periferia, en cuyo proceso EEUU toma el liderazgo. A partir de este momento se observa un doble movimiento, neoproteccionismo en el Norte, los países centrales “van” dejando lugar a las transnacionales globales que los relegan, y la apertura simultánea y forzada del Sur, la periferia emergente.
La subordinación del mundo entero al Capital Transnacional Global
El traslado deliberado de capacidades productivas hacia China se inició en la década de los ochenta del siglo XX, cuando Japón realizó un firme proceso de reconversión industrial. Esta iniciativa comenzó con la subcontratación en países de bajos salarios, básicamente en el Este de Asia, de actividades manufactureras intensivas en fuerza de trabajo y tecnológicamente estandarizadas. El primer grupo de países que se benefició de este proceso fueron las nuevas economías industrializadas del Este de Asia (NEIS): Hong Kong, Singapur, Corea y Taiwán; más tarde, también Indonesia, Filipinas, Tailandia y Malasia; y luego en China y Vietnam.
La causa de la ’sorpresiva’ crisis especulativa en el sudeste asiático de 1997, no reside en Asia ni en algunos especuladores sin escrúpulos, sino en la guerra económica mundial que estalló entre las grandes corporaciones multinacionales y transnacionales globales. La crisis monetaria comenzó un tiempo antes de Hong Kong, con un ataque aparentemente aislado contra la moneda tailandesa. Los especuladores desestabilizaron su moneda, y la misma situación se dio en Malasia y la podemos observar obviamente también en América Latina. La explicación es que a EEUU le convenía la crisis en esta región asiática para subordinarla al Fondo Monetario Internacional. El objetivo fue poder luego penetrar con las transnacionales globales de origen norteamericano sus mercados, desplazando a las multinacionales japonesas sobre todo. Es el final del milagro económico japonés 1997-1999. Es este el momento en que entró en escena un capital global, que empieza a hacer de todos los países del Sur “neo-colonias emergentes”.
Finalizada la Guerra Fría, era de suponer que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) perdiera su función y que desapareciera. Sucedió todo lo contrario. En 1999, la OTAN inició una intervención militar contra la ex república de Yugoslavia, sin consulta previa del Consejo de Seguridad de la ONU. Este hecho inauguró una nueva etapa en la historia de las relaciones internacionales y fue el principio de un nuevo orden internacional. La OTAN acompañará el proceso de globalización económica de las transnacionales globales. Porque requería ser completada con un proyecto estratégico global en materia “geopolítica” para “limitar” estructuralmente las soberanías nacionales de todos los países. La guerra de Kósovo fue la oportunidad para ello y la OTAN fue esencial en esa tarea. A partir de entonces los gobiernos del mundo, incluyendo a EEUU, se subordinarán a la voluntad impuesta por las Transnacionales Globalistas.
En la primera mitad de los años noventa, se observa un creciente flujo de las IDE productivas hacia la “periferia”, a la par que se da un freno brusco al flujo Norte-Norte. Las IDE en Asia se concentran, aunque no exclusivamente, en la industria orientada a la exportación y constituye en este aspecto, un complemento de la inversión a partir del ahorro interno en el sector industrial, especialmente en China. Ambas inversiones juntas permitieron hacer crecer al sector entre un 10% (Corea del Sur) y un 20% (China) al año. Esta tasa de crecimiento sin igual revela que el ascenso de la economía china no dependía en alto grado de las Inversiones Directas Extranjeras, como a menudo se interpreta en Occidente, sino que tenía también un fuerte desarrollo interno previo desde la década de 1970, como ya hemos señalado (Dierckxsens y Piqueras, 2008). Este empuje de la inversión a la economía real desarrolló una nueva locomotora de la economía mundial, que acrecentó de manera excepcional sus exportaciones baratas en el periodo 1979-1992, especialmente hacia Estados Unidos. Y luego se tornarán en conglomerados cada vez más avanzados tecnológicamente.
La batalla entre grandes capitales globalistas y continentalistas
El capital financiero global opera ya por sobre las naciones, las centrales e incluso por encima de EEUU. Y en concreto lo hace desde los centros financieros de Wall Street, el de la City de Londres para la región europea y la City de Hong Kong para Asia Oriental, China en particular. El banco central, y la City Financiera en cada país, emergen como la nueva institución y como el poder paralelo a los históricos gobiernos nacionales democráticamente electos, así como los golpes de mercado financiero ocupan el lugar de los golpes de estado militares. Al manejar esta escala global transnacional, dicha fracción del gran capital financiero disputa su espacio a costa del capital financiero multinacional en los diferentes Bloques Económicos (Unión Europea, 1993 y NAFTA, 1992). La proyección defensiva de la gran banca multinacional se da desde EEUU y Alemania delimitándolos como Continentalismos.
Cuando Clinton deroga la Ley Glass Steagal en 1998, o sea, cuando se fusionan la Banca Comercial (sobre todo continentalista) con la banca financiera (sobre todo globalista), el continentalismo recibe un golpe duro e inicia su fase de declive estratégico. La derogación dio lugar a un período de mega-fusiones. Los nuevos seis bancos de mayor importancia (sobre todo globalistas) aumentaron sus activos del 20% del PIB en 1997, a más del 60% del PIB en 2008. A partir de ello, la gran banca global transnacional abre el enfrentamiento desigual contra la gran banca multinacional continentalista de EEUU como país central.
La banca global transnacional (Citygroup, HSBS, Barclays, Lloyd’s, ING Bahrings, Santander, etc.) proyecta instaurar poder global desde la red de cities financieras transnacionales como forma dominante y a costa de los megabancos multinacionales continentalistas (JPMorgan-Chase, Bank of América, Goldman Sachs, entre otros) con sus corporaciones multinacionales relacionadas sobre todo con el gran complejo industrial militar, el Pentágono, y el poder político en Washington. En 2001, esta fracción responde con un ataque defensivo con la demolición de las Torres Gemelas en Nueva York, en tanto asiento del World Trade Center (centro del comercio financiero global). La confrontación es seguida en 2008 por otra ‘caída provocada’, la del Lehman Brothers banco de inversiones que era controlado por Citygroup globalista.
A pesar de ello, el globalismo avanzaba y el continentalismo seguía replegándose a la defensiva, lo cual se observará sobre todo con el presidente Globalista Obama en la presidencia de EEUU y con Hillary Clinton como Secretaria de Estado desde enero de 2009. Es desde entonces que la Reserva Federal (globalista) comienza con sus iniciativas de legitimar la política de “emisión de dólares sin respaldo en la economía real”, desplegadas por la Gran Banca globalista desde el Reserva Federal (Fed) para rescatar a sus propias bancas.
Los globalistas se enfrentan a una Nueva Formación Social multipolar
En el nuevo milenio, se observa el ascenso constante de la participación de EEUU, y en menor medida también de la Unión Europea, en la inversión extranjera directa (IDE) en China a costa de Hong Kong, Taiwán y Japón. Microsoft ya entró en el mercado chino en 1992 y luego entraron otros gigantes, particularmente aunque no exclusivamente, las corporaciones tecnológicas de la información y comunicación como Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft (GAFAM), juntos con Netflix, Intel, Oracle, IBM, Qualcomm, PayPal, Cisco, entre otros. A la par de las transnacionales globales, se desarrollan también los gigantes conglomerados nacionales de China (Pekín).
Hace años que China compite en casi todos los sectores de alta tecnología con las empresas globales procedentes de Estados Unidos. A principios de este milenio, Estados Unidos exportaba tres veces más que China en productos tecnológicos a los mercados mundiales. Con el tiempo, sin embargo, Estados Unidos se convirtió en un importador masivo de productos tecnológicos hechos en China que antes producía en su país, generando una balanza comercial cada vez más negativa.
Desde 2010, Pekín asumió el liderazgo de las exportaciones, superando a las transnacionales ‘norteamericanas’ en renglones como información y comunicación. Asimismo, acaba de igualar las ventas de instrumentación científica y está cerca de emparejar las ventas de plantas de generación de energía. Hoy Pekín es uno de los fabricantes más grandes del mundo de productos de alta tecnología como robots industriales, chips y máquinas herramienta. Los titanes estadounidenses ven cada vez más complicada la competencia con los gigantes chinos.
Durante la última década, la IDE de Occidente muestra una tendencia al estancamiento en el ámbito productivo que se atribuye a la baja de la tasa de ganancia de la IDE en la economía real. A partir de 2008, las IDE de las Transnacionales globalistas se dedican cada vez más a la recompra de acciones propias. Después de la crisis global de 2007-08, más bien hay una aceleración de los volúmenes de las IDE (Inversiones Extranjeras Directas) de China hacia el mundo que revela la decisión de la internacionalización de empresas chinas, el aumento de la inversión china en la economía de otros países como decisión estratégica. Lo anterior mucho tiene que ver con el desarrollo de un sistema de instituciones financieras diferentes al de Bretton Woods y la denominada Nueva Ruta de la Seda –NRS-.
Fuente: UNCTAD, Informe sobre las Inversiones en el Mundo 2019
Gráfico:
Entradas de inversión extranjera directa y tendencia subyacente, 1990-2018 (Índice 2010 = 100)
Esta iniciativa de la NRS está asociada a las políticas de inversión regional de “Ir al Oeste”, en el propio territorio chino, y ha evolucionado hasta incluir acuerdos y proyectos de conectividad por construcción de infraestructura con Europa, Asia, África y América Latina, principalmente en energía, alimentos, minerales y transporte comercial. La NRS incluye acuerdos con organizaciones ya establecidos entre China y otros países hacia un mundo multipolar. El proyecto de inversión es de enorme magnitud de recursos en más de 60 países, así como acuerdos bilaterales y multilaterales de inversión y cooperación. Lo anterior mucho tiene que ver con el desarrollo de un sistema de instituciones financieras diferentes al de Bretton Woods como el Banco Asiático de Desarrollo (BAD), una moneda de reserva internacional (el Petro-Yuan-Oro) y una Cripto-Moneda.
Hacia una Perestroika en EEUU
En el cuadro geopolítico reciente, tenemos que las fuerzas del capital financiero globalizado procuran imponer un Nuevo Orden Económico con un Estado global sin fronteras ni ciudadanos, con otro sistema monetario internacional basado en la cripto-moneda, Libra, de Facebook (GAFAM Globalistas). Este proyecto implicaría el desplazamiento del petro-dólar como moneda internacional de referencia, “reduciéndola” a la categoría de moneda nacional, lo que significaría el fin del imperio norteamericano continental y tricontinental. Sería un Estado global con una fuerza militar propia basada en la OTAN-Globalista. Sin embargo, para poder imponerlo mundialmente tendrían que poder subordinar primero a China y Rusia a su esquema, hecho que no sería posible sin un conflicto militar.
No solo las fuerzas globalistas quieren otro sistema monetario internacional, también lo quiere el proyecto multipolar de China-Rusia-India-Sudáfrica-Sudamérica. China es el principal acreedor de EEUU que se manifiesta en el enorme déficit en la balanza comercial y de pagos de esta última nación. Desde 2013, China ha parado de acumular bonos del Tesoro norteamericano e incluso ya empezó a disminuir su tenencia. Para China (y Japón) está claro ya que EEUU no va a poder pagarles su inmensa deuda. Para reasegurarse contra esa pérdida, China desde hace años está comprando oro con Bonos del Tesoro, al igual que Rusia y otros países de la Nueva Ruta de la Seda. El dólar pierde cada vez más su papel de moneda de reserva y de intercambio internacional. Cuando sucede, el precio del oro se dispara en términos de dólares. Lo que China pierde por los bonos devaluados lo gana con el aumento de precio del oro.
China y Rusia junto con otros países de la Nueva Ruta de la Seda, apuestan por un sistema monetario internacional multipolar con naciones soberanas, donde opere el dólar pero ya como una moneda más a la par del Yuan con soberanía, es decir sin subordinación.
La fracción conservadora de los Republicanos, continentalistas, se ha aferrado al dólar como moneda internacional de cambio y reserva a la fuerza para poder sostener su proyecto de ´Otro Siglo Norteamericano´. Halcones como Tillerson y Bolton, han tenido que dejar el gobierno por tratar de imponerse por la fuerza bruta. Procuraban mantener el precio de petróleo alto para así mantener elevada la demanda de petrodólares. Para lograrlo han estado asfixiando a grandes productores de petróleo como Venezuela e Irán. Han asfixiado a estos países mediante el bloqueo de transferencias interbancarias internacionales (vía el sistema SWIFT). Fueron también estos dos países los que más claramente se alinearon con Rusia y China a favor de la desdolarización en el pago del petróleo.
Rusia, finalmente dio un golpe de gracia al petrodólar al romper el acuerdo de la OPEC+1, con el objetivo empujar la oferta de petróleo hacia arriba y el precio hacia abajo, lo que fue un golpe duro y tal vez terminal a la explotación costoso de petróleo de esquisto en EEUU, que ya está en situación de bancarrota. Más importante fue el golpe de gracia que dio al propio petrodólar como moneda internacional de cambio. Hasta Arabia Saudita dejo de vender su petróleo en dólares mientras Rusia y Alemania aseguran su posición común para que el Gas Natural de petróleo de Rusia alimente a la Unión Europea. China, Rusia y los países de la Nueva Ruta de Seda, avanzan des-dolarizándose. El Yuan-multipolar aparece cada vez más como moneda de intercambio internacional. China y Japón también intercambian sus productos y servicios por fuera del dólar. Está cada vez más claro que la era del dólar está en sus últimos momentos antes de pasar a ser historia.
Cuando el dólar ya no juega como moneda de intercambio general, los países importadores de petróleo ya no se preocupan por tener dólares (bonos del Tesoro) en reserva para tal fin. La demanda de dólares se reduce y cada vez más países se están deshaciéndose de dólares y con ello acaba una fuente de crédito importante para EEUU. Sin este crédito, no hay posibilidad de mantener tantas bases militares (800 en 40 países) en el mundo, ni tampoco motivos de quedarse en Medio Oriente para defender el petrodólar. Las bases militares ya no tienen mucho por hacer en el Medio Oriente y el gobierno de Trump considera el desmantelamiento de las mismas. Se ha tornado un gasto improductivo para EEUU ya que no genera beneficios indirectos.
Al perder espacio el petrodólar como moneda de intercambio y al disminuir la tenencia de Bonos del Tesoro en manos de extranjeros se acaba el crédito externo, no solo para el complejo industrial y militar. Estados Unidos, sin embargo, no depende totalmente de entradas de capital extranjero para cubrir sus déficits. Cuando los rendimientos de los bonos estadounidenses y globales colapsaron durante el pánico bursátil en marzo de 2020, la Reserva federal realizó una “expansión monetaria sin límites”, lo que significa un paso más que lo acerca al colapso del precio del dólar y de las monedas fiduciarias en general. Aquí comienza la aparición de las cripto-monedas como alternativa como veremos
La Guerra de ´Big Data´ en 2020
Las tecnologías 5G, con híper-velocidad e interconectividad de dispositivos y sus datos en tiempo real, cobran una importancia medular en el Capitalismo de ‘Big Data’ de las corporaciones transnacionales como Facebook, Apple, Microsoft, Amazon y Google (Big Five: GAFAM) con otras empresas globalistas como Netflix, Paypal, IBM, etc. Las ´Big Five´, en conjunto, representaban, a principios de 2017 el 11.5% del valor de las acciones de Standard & Poors (SPX), finales de 2019 ya un 17,4% y en abril de 2020 incluso el 25% y con ello pueden ejercer una influencia muy grande en la manipulación del mercado bursátil. En 2019, el top 34 en la Bolsa de Nueva York (Standard & Poors) obtuvo una ganancia media de 26.8% y las ´Big Five´ obtuvieron en promedio 47.6%. Son las corporaciones que más se han beneficiado de los programas de expansión monetaria de la Reserva Federal en estos años.
Con todo, las Big-Five no han podido alcanzar el liderazgo en 5G frente a China. La pugna por el liderazgo en el 5G es una pugna por la dominación en el terreno del Grandes-Datos (Big-Data), estos son los verdaderos motivos que subyacen en la guerra comercial que Washington mantiene con Pekín, porque quién controle la red 5G controlará la producción de los Grandes-Datos (Big-Data) y luego, el proceso de la producción social, económico, político e ideológico-cultural. Y la empresa china Huawei ha tomado la delantera en el desarrollo 5G y el ´Big Data´. De consolidar su posición actual, Pekín (Beijing) bien podría “direccionar” el futuro de la humanidad, al contar con el poder para impulsar y sostener una transición hacia el multipolarismo. Que implicaría un diálogo pluriversal de naciones soberanas unidas. Presupondría un poscapitalismo financiero, objetivo que se contrapone particularmente a los intereses globalistas financieros que plantean una coordinación de Cities-Financieras con centro en una oligarquía financiera global a partir del banco central de los bancos centrales –Banco de Basilea (BIS)-.
Los actores financieros globalistas con sus políticas vinieron construyendo desde 2018-19, desde la Reserva Federal de EEUU, el escenario de una crisis de “recesión con depresión” en la economía norteamericana y más allá. Fue Apple quien primero encendió la alarma, al decir que sus ganancias esperadas estaban en caída, y muy probablemente fue quién tomó la iniciativa de poner en venta sus acciones en coordinación con las ´Big Five´. Con ello inició la caída en la bolsa de valores, justo en el momento que la crisis por “terror al coronavirus” ya “estaba iniciada”.
Los grandes medios de comunicación globalistas (CNN, BBC, Deutsche Welle, Washington Post, New York Times, AP, UPI, etc.) responsabilizaron de la crisis bursátil al Coronavirus –Covid19- (aunque la crisis bursátil se haya iniciado antes) y han logrado que la OMS declare el estado de pandemia mundial. Todo parece indicar que aquí hay intencionalidad de provocar un ambiente de pánico y crisis total ´cerrando la economía´ no solo en torno al virus, sino atribuyendo la misma al Coronavirus. Se consideró al Covid-19 como la causa de la crisis bursátil y de la consecuente depresión económica.
Luego de la mayor caída en el valor de las acciones de las GAFAM a sus mínimos históricos, la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos anunció, junto con la Secretaria del Tesoro (Min-Economía), que adquiriría de forma ilimitada bonos del Tesoro para sustentar los mercados financieros, como respuesta a la crisis sistémica. Continuaron los estímulos, pero la toma de decisiones ya no se circunscribiría solo a la Fed sino también debería incluir a la Secretaría del Tesoro (Mnuchin con vínculos históricos con Goldman Sachs), y la influencia directa del presidente mismo. Solo las muy grandes corporaciones (Too-Big-To-Fail), las GAFAM principalmente, se beneficiaron y sus acciones subieron un 10%. Mientras muchas empresas que cotizan en Standard & Poors 500 (S&PX) no recibieron nada, por ello sus acciones bajaron un 13%, como puede verse en el gráfico siguiente.
GAFAM al alza y las demás empresas de S&P a la baja en S&P500
¿Por qué sólo las GAFAM? Porque las GAFAM conforman el complejo de Inteligencia Artificial capaz de organizar y motorizar la guerra económica comercial y monetaria, política, cultural, técnico-militar y estratégica a nivel mundial desde las transnacionales capitalistas y disputar con la IA del complejo BRICS multipolar pluriversal que llevan la delantera.
Hacia una situación pre-revolucionaria
El año 2020 inaugura una nueva Gran Depresión económica más amplia y más profunda a nivel mundial como nunca antes. Si no existen condiciones para volver a estimular la inversión ´productiva´ para el capital (al no invertir sin expectativa de ganancia), no habrá salida de la crisis, sin cambio de sistema económico. En otras palabras estamos ante una crisis sistémica. La inversión en el ámbito especulativo, redistributivo e improductivo (como la re-compra de las acciones propias con crédito prácticamente gratuito) fomenta la concentración de capital en cada vez menos Corporaciones. Todas estas inversiones improductivas no generan nueva riqueza, ni amplían el mercado total, ni fomentan el crecimiento, sino que fomentan solo la progresiva concentración de capital e ingreso en cada vez menos manos.
Durante el período de posguerra, la inversión estaba muy amarrada al proceso productivo mediante todo un arsenal de regulaciones económicas. La tasa de ganancia descendente en la esfera productiva hacia finales de los años sesenta, hizo surgir el neoliberalismo que liberó los flujos de capital de esas trabas. En década del ‘70, el capital financiero podía deshacerse de los amarres en la inversión productiva y se hizo cada vez más improductivo. La concentración de capital hacia actividades improductivas (fusiones, adquisiciones, etc.) restaba fuerza al crecimiento económico. La única forma de acumular, cuando la riqueza total no crece es desarrollar una batalla por el reparto de la misma y con ello se desarrolla el conflicto entre grandes capitales, no solo entre países sino también al interior de ellos e incluso al interior de EEUU. Seguir con la acumulación a partir de este mismo esquema en forma cada vez más agresiva, provoca una espiral de decrecimiento económico, hacia la recesión mundial, o sea, provocando una reproducción limitada.
La paradoja de una crisis de productividad a partir de la innovación tecnológica, no tiene otra solución que regular en forma planificada la vida media de la tecnología, reduciendo la velocidad de la sustitución de la misma en los países centrales y declarar a la vez, la propiedad intelectual como patrimonio mundial. En vez de recurrir a ello se desarrolla una gran guerra entre capitales cada vez más grandes y la batalla central se desarrolla al interior de EEUU.
En esta batalla por el mercado mundial, la participación de las 200 empresas transnacionales (TN) en el Producto Mundial Bruto pasó del 17% en 1965 a más del 35% en el año 2000, en tanto que el conjunto de las TN habían acaparado al final de ese período más del 50% de dicho producto. En mayo de 2020, las BIG FIVE (Apple, Google, Microsoft, Amazon y Facebook) tenían un capital conjunto de 25 billones de dólares, o sea, el 12% del PIB mundial de 2019. También tenían para mayo de 2020, el 25% del capital accionario de la bolsa de valores de Nueva York (S&P500). El triunfalismo de los capitales más poderosos en un mundo donde la mayoría eran perdedores, hace aumentar la cotización de las acciones en la bolsa de los triunfadores y los mismos se dedican a la re-compra de sus propias acciones, en medio de una caída bursátil, a partir de acceder al crédito sin límite que reciben de la Banca Central -Fed- a intereses hasta negativos, en términos reales.
La guerra por el mercado mundial se ha tornado total, principalmente en EEUU. Aquí observamos a las diferentes fracciones de gran capital en disputa: el capital financiero unipolar globalista enfrentado a “muerte” contra el capital financiero unipolar continentalista. Ya habíamos visto situaciones similares en las llamadas: “caída” de las Torres financieras Gemelas en setiembre de 2001 y “caída” del Lehman Brothers en septiembre de 2008. Las bancarrotas se provocan entre los grandes capitales en disputa, ni hablar en las empresas nacionales pequeñas, medianas y grandes. El colapso de la madre de todas las burbujas (de hipotecas, de préstamos de autos, de tarjetas de crédito, de deudas empresariales y gubernamentales, etc.) si no estalla antes de las elecciones en noviembre de 2020, será a principios de 2021.
Existía la expectativa que al otorgar crédito, mediante la expansión monetaria sin límite coordinada entre la Fed y el Tesoro (gobierno de Trump), la articulación entre el gran capital no-globalista (JPMorgan, Goldman Sachs, Bank-of-America, Warren Buffet, entre otros), la Secretaria del Tesoro y el Gobierno de EEUU podrían forzar la situación y consolidar un reposicionamiento como dominantes en el Complejo Estratégico de Inteligencia Artificial[1] -IA- angloamericano. Esto lo harían “comprando” las acciones GAFAM[2], a través de la expansión monetaria ilimitada.
En el último trimestre del 2019, los bancos centrales se estaban quedando sin ´municiones´ para controlar la oferta monetaria y la economía. La hora histórica exigía que el banco central abandonase su independencia y que se reuniera la política monetaria de la Fed con la política fiscal de la Tesorería. Se le otorgó, sin comunicación alguna en los grandes medios globalistas, a BlackRock un contrato sin licitación en virtud de la Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica de Coronavirus (Ley CARES) para desplegar un fondo provisional de $ 4 billones en crédito de la Reserva Federal y casi medio billón del Tesoro, para convertirse en la «cuarta rama del gobierno». Administrando, a solicitud del banco central y la Tesorería, los controles del dinero creado a través de la expansión monetaria (Ellen Brown, Global Research, junio de 2020). Es preciso saber que BlackRock es una empresa globalista de gestión de inversiones estadounidense cuya sede central se encuentra en Nueva York (con lazos originarios en la City de Londres). Es considerada como la mayor empresa de gestión de activos (fondos de pensiones, etc.) del mundo, con activos bajo gestión valorados en más de 5,1 billones de dólares. Cuatro ejecutivos de BlackRock, liderados por el ex director del Banco Nacional Suizo, presentaron una propuesta para un restablecimiento económico puesto en práctica el 23 de marzo de 2020. Que en sentido estricto, lo convirtió en la «cuarta rama del gobierno», como señala Ellen Brown. Por el momento podemos considerar este hecho como un golpe de estado del Globalismo (BlackRock) que lo fortalece y reposiciona frente al Continentalismo (JPMorgan- Goldman Sachs,-Bank-of-America-Warren Buffet) y a los nacionalistas (Trump).
En este entorno se presenta la convocatoria hecha por Putin a reunirse con motivo de los 75 años de resolución de la Segunda Guerra Mundial, que empieza en la crisis financiera sistémica de 1929-44 y concluye con la derrota del Nazismo. Entonces los líderes mundiales del capitalismo financiero (Estados Unidos e Inglaterra) dejaron abiertos todos los “márgenes” para que el Nazismo “avanzara militarmente”. Por ello, Putin remarca con la convocatoria a Trump, y a los líderes de las otras grandes potencias nucleares (China, Gran Bretaña y Francia), que significa una reunión de no-globalistas y no es un hecho casual que remarque que si se actúa de buena fe y comprometidos con la Paz. Las salidas vía la guerra militar o financiera no tendrán márgenes para avanzar. Seguramente, en las próximas semanas o meses podremos observar cómo sigue la trama de este conflicto en Estados Unidos entre las grandes facciones de capital, en las calles y en político-institucional.
Bajo la expansión monetaria sin límite, era de esperar una inyección programada de liquidez (expansión monetaria –EQ-), que hiciese subir las “acciones de las corporaciones de punta” (GAFAM) de tal manera que éstas alcancen de pronto un 40% del total del capital accionario del panel de S&P. Si tenemos en cuenta que éstas tenían apenas el 11% hace solo tres años atrás, queda clara la batalla por el “control accionario” sobre el Complejo Estratégico de IA se hace observable concretamente en el terreno de la economía. El hecho que hacia finales de junio hayamos observado una política de contracción monetaria de la Fed en vez de su expansión, implica que hay bancarrotas y un nuevo colapso bursátil. Los activos de mayor riesgo en la Bolsa de Valores continúen bajando durante el período que va de junio en adelante. Y su caída implicaría un colapso del sistema bancario.
Ya se anuncia que no habrá una recuperación económica con forma V. En la última semana de junio, Apple anunció cerrar muchas de sus ´tiendas´ debido a la segunda ola del Covid-19 (primordialmente en estados con gobiernos Demócratas, donde las tasas de desempleo y las de mortalidad por Covid-19 son las más altas). Inmediatamente cayó el precio de sus acciones, al igual que las de Facebook. Observaremos si se presenta, en medio de la profundización de la Gran Depresión, la coyuntura en la cual el gobierno de Trump, ante el Estado de Emergencia de la Nación y la urgencia de una nueva expansión monetaria monumental para salvar la banca, logre avanzar en comprar directamente acciones de las corporaciones, particularmente las GANFAM (N de Netflix) de la IA, con o sin autorización del Congreso. Cada vez menos corporaciones y bancos tendrán acceso a los dólares de la expansión cuantitativa sin límites. Una situación de concentración de capital en tan pocas corporaciones acentuará la situación pre-revolucionaria.
Lo que está sucediendo ante nuestros ojos es una de las mayores transferencias de riqueza de la historia a unas cuantas corporaciones bien identificadas y que se cuentan con los dedos de las dos manos. Mientras las pequeñas, medianas y grandes empresas nacionales entran masivamente en bancarrota al tiempo que más de 47 millones de trabajadores estadounidenses han presentado ya solicitudes por desempleo. Parecen existir las condiciones objetivas para que los movimientos e izquierdas radicalizados “pudieran impulsar” la reivindicación “por la nacionalización de los Big Five del complejo globalista de Inteligencia Artificial” en Estados Unidos[3], exigiendo un control democrático ciudadano-popular, es decir su base política histórica. El silencio de la “izquierda” (en el Partido Demócrata: Sanders, etc.), así como de los grandes complejos comunicacionales, sobre las actuales «transferencias abismales de riquezas» de Wall Street no parecería ser un accidente.
Las fuerzas globalistas en el Partido Demócrata (los Neoliberales Clintons & Obamas) saben de esta tendencia y han producido, a través de sus múltiples-plataformas-de-comunicación, toda una gran publicidad para la lucha “contra el racismo”. Es, sin duda, un hecho de lo más importante combatir la brutalidad policial (provocada y filmada) y la discriminación racial en Estados Unidos y en el mundo entero. En un momento de situación pre-revolucionaria político-democráticaen general en que nos encontramos, esta lucha contra el“racismo” sin embargo parece profundizar la división de la clase trabajadora, del Pueblo, como bien señala Thierry Meyssan. Porque particularmente reorienta la atención, el discurso comunicacional-cultural con objetivos de profundizar las diferencias en el pueblo norteamericano: “violencia” entre afroamericanos e hispanoamericanos, entre angloamericanos pobres y afroamericanos, entre jóvenes y adultos mayores (con Covid-19), entre mujeres y hombres, y así. Diferencias que son “operadas” por estructuras estatales y particularmente teniendo muy activos a los distintos gobernadores Demócratas, de vínculos estrechos con el poder global.
Por otro lado, se suma el hecho que con la expansión monetaria sin límite se desvaloriza el dólar, lo que podría conllevar en un futuro cercano a su colapso y con ello el de todas las monedas fiduciarias. El dólar tal como le conocíamos como moneda de reserva y de intercambio internacional dejará de existir y perderá mucho de su valor. Habrá una nueva cripto-moneda que la reemplazará y ese sería el momento crucial cuando se manifieste el punto-de-precipitación en la ´Perestroika´ norteamericana, que bien podría implicar que Estados Unidos inicie su desintegración en varias regiones a partir de noviembre, gane quien gane en las elecciones. Esta tendencia podría arrastrar tras de sí a la Unión Europea en su conjunto probablemente. Lo cual llevaría la situación-pre-revolucionaria a una escala ampliada, creando condiciones para abrir toda una brecha en las relaciones sociales de producción dominadas por el capital financiero transnacional desde 1973.
En otro aspecto, el probable colapso del dólar nos plantearía un momento de crisis similar al de la República Weimar[4] de fines de los años veinte del siglo XX, situación pre-revolucionaria que históricamente no lograron conducir y aprovechar los movimientos de la “izquierda” alemana. Esto nos permite observar que es el turno de los movimientos progresistas y revolucionarios de hoy, en primer lugar el estadounidense, de ver si puede aportar a conducir esta situación o de lo contrario podría llegar a ser el nacionalismo oligárquico industrialista con arrastre popular, partidarios de Trump, quienes podrían encabezarla reivindicándola.
La caída del centro financiero de Hong Kong
Occidente, especialmente los Estados Unidos, ya está sumergiéndose cada vez más en la Gran Depresión del siglo XXI, mientras la República Popular China está a un paso de lograr reactivar su economía. El centro de gravedad del poder económico sigue moviéndose, inexorablemente, hacia el oriente y hacia el sur, hacia al Asia-África-Sudamérica y hacia el mundo multipolar emergente.
El Congreso Nacional del Pueblo (APN), que en junio abrió sus sesiones en China, ha visto al primer ministro Li Keqiang admitir que: “No hemos establecido un objetivo específico para el crecimiento económico este año. China enfrentará algunos factores que son difíciles de predecir en su desarrollo, debido a la gran incertidumbre con respecto a la pandemia de Covid-19 y el “entorno económico y comercial mundial”. El hecho que China se vuelva hacia lo nacional, hacia adentro, significa que desarrollará y potenciara la demanda interna (profundizara el consumo popular nacional) para reemplazar y reducir al mínimo la dependencia del consumo del mercado externo, particularmente de EEUU.
Es justo en esta coyuntura, en que Pekín (Beijing) avanza e impone directamente una ley draconiana de seguridad nacional en Hong Kong (HK), “evitando” por completo la legislatura municipal de HK. Un golpe contundente a la “independencia” relativa del centro financiero de Hong Kong, dominado por las transnacionales financieras globalistas desde 1999. Al mismo tiempo, la administración Trump anuncia que derogará la ley que permite un trato preferencial a la antigua colonia británica de HK[5], lo cual permitió que la City Financiera creciera y se consolidara. La combinación de estas dos acciones, harán muy difícil que la HK continúe “operando” como centro financiero (City).
Al mismo tiempo, esta decisión de hecho es un ataque directo del presidente de EEUU a los intereses de las fuerzas globalistas que ya no tendrán a HK y deberán abandonar, “salir”, este centro financiero. Algo similar, pero no igual, a lo que les sucede en la City de Londres, con el Brexit. Y que podría también sucederle a la City de Nueva York, aunque observamos que BlackRock se ha posicionado con fuerza. Una vez más se revela que el enemigo principal hoy, para el proyecto nacional Neo-Rooseveltiano de Trump, no es China sino las fuerzas Transnacionales Globalistas de las cuales Pekín también procura protegerse y por ello las confronta donde puede.
En síntesis, estamos presenciando todo el despliegue de múltiples crisis (Sanitaria-energética-comercial-de moneda-de Big Data e IA-Militar-Estratégica), que es propio de la estructural puja estratégica de intereses que juegan en la interna del poder oligárquico norteamericano: globalismo oligárquico vs continentalismo y nacionalismo oligárquico. Esto es lo que hemos conceptualizado como la Perestroika en EEUU.
¿Hacia otra racionalidad económica en China?
Desde los años noventa, académicos e investigadores como Paul Cockshott y Allin Cottrell, han contestado solventemente todas las críticas procedentes de la economía ´capitalista´ de mercado, particularmente de la marginalista y la escuela austriaca[6]. Asegurando y demostrando que el nivel tecnológico del 5G, que existe actualmente consolidado en el complejo de Inteligencia Artificial -IA- en China, elimina cualquier tipo de impedimento técnico para planificar una economía desde abajo. China renuncia al crecimiento económico cuantitativo, porque a partir de la Inteligencia Artificial y la robotización existe la capacidad de planificar con los más complejos sistemas de ecuaciones simultáneas.
La revolución de la Inteligencia Artificial -IA- tiene además la potencialidad de crear las circunstancias para dar el salto en la planificación, que permitiría poder avanzar aún más en democratizar las relaciones sociales de participación. El componente “subjetivo” de la demanda comunitaria y multicultural de servicios y valores de uso (más que mercancías), ahora puede ser identificado e incorporado con la Inteligencia Artificial a la planificación mediante información no enajenada, obtenida en torno a necesidades y preferencias comunitarias con toda su diversidad.
Con la Inteligencia Artificial desarrollada, el plan para implementar la supremacía del valor de uso (la utilidad del producto, bien o servicio) por sobre el valor de cambio (el precio monetario) podría ser definido ya no desde arriba y desde fuera, sino desde el Sujeto colectivo mismo, la comunidad organizada. Esta transición no tiene posibilidad de ser viabilizada por el unipolarismo del capitalismo occidental por su interés de minorías oligárquicas y por estar en decadencia (por su subordinación al valor de cambio o ganancia). En tanto que, sí tiene mayor grado de posibilidades de darse en un mundo multipolar y pluriversal como el proyecto de la Nueva Ruta de Seda, con China como una de las grandes locomotoras, no la única ni excluyente, de Estados Unidos, Rusia, Alemania, India, Brasil, Argentina, México, Sudáfrica, Egipto, Irán, etc.
Ya existe en China una práctica de economía nacional de lo necesario, que bien podrá complementarse con una economía de lo suficiente a nivel nacional, regional y finalmente con miras a lo mundial-pluriversal. Que ponga límites al consumo por el consumo mismo (consumismo compulsivo-superfluo), analizando satisfacer cuáles necesidades individuales y colectivas son las estructurales y priorizando sobre todo las comunitarias y pluriculturales. Las dos economías juntas apuntan a la vida misma de la Humanidad, en coexistencia e igualdad con la Naturaleza. La nueva “racionalidad” economía sería síntesis de la negación de los dos sistemas de relaciones sociales contradictorias: el capitalismo y el socialismo realmente existentes.
La posibilidad de dicha transición se torna una necesidad, en medio de la Gran Depresión del Siglo XXI, que está mostrando niveles de desempleo nunca vistos antes en la historia del capitalismo y sin las posibilidades de migración que existían en los años treinta hasta el 2008. Y por la posibilidad, que muestra el multipolarismo poliédrico pluriversal real existente a partir de la Nueva Ruta de la Seda y del Dialogo Poliédrico de Civilizaciones.
En la crisis del Covid-19 se impuso ya la prioridad de aquellos productos y servicios que satisfacen necesidades vitales. Se dejaron, y dejarán de lado, las ´necesidades´ creadas por el capital con el fin casi exclusivo de realizar ganancias (incluso las financieras que excluyen a la economía real) que incluyó artículos superfluos como valores de uso. En la crisis, la práctica económica tendrá que aumentar necesariamente la vida útil y duradera de los bienes de consumo, no las “modas de lo superfluo” y, primero que todo la vida de los medios de producción que siguen aún siendo útiles para producir valores de uso, productos. En esta crisis existe la posibilidad y necesidad de orientar la producción por las necesidades y posibilidades concretas de vida de un Sujeto Colectivo y Diverso. Mundialmente se abre una coyuntura para la reivindicación y lucha por una economía que reafirme la Vida integral misma.
28 de Junio 2020
Bibliografía
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Dierckxsens, Wim y Formento, Walter, 2019, De la Caída Soviética a la de Washington, Observatorio Internacional de la Crisis.
Dierckxsens, Wim y Piqueras, Andrés (eds.), 2019, 200 Years of Marx, Capitalism in Decline, Global University, Hong Kong
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Herrera, Rémy, Dierckxsens, Wim y Nakatani, Paulo (eds.), 2014, Beyond the Systemic and Capital-Led Crisis, Theoretical and Applied Studies, PIE Peter Lang , Brussels
Piqueras, Andrés, 2017, La tragedia de nuestro tiempo. La destrucción de la sociedad y la naturaleza por el capital, Anthropos. Barcelona
Piqueras, Andrés, 2018, Las sociedades de las personas sin valor. El Viejo Topo. Barcelona.
[1] Este Complejo Estratégico es conocido también como Big Data o IA –Inteligencia Artificial-.
[3] Estados Unidos es la referencia histórica para los Big Five (GAFAM) de la IA unipolar financiera, porque nacieron, se desarrollaron y financiaron por el complejo militar industrial-científico-tecnológico norteamericano en el Valle del Silicon Valley. Claro que a partir de 2017, cuando jugaron claramente a favor de Trump y del Brexit, y en contra el Globalismo expresado en H. Clinton, son parte de una batalla donde el globalismo batallo para hacerse de su control y lo ha logrado con BlackRock.
[6] La Escuela austríaca, también denominada Escuela de Viena, es una escuela de pensamiento económico que defiende un enfoque individualista metodológico para la economía denominado praxeología. La Escuela Austríaca se originó en Viena en 1871 con la publicación de Principios de Economía de Carl Menger. Se trata de una posición heterodoxa basada principalmente en el individualismo metodológico y en el subjetivismo. Sus recomendaciones de política económica suelen ser anti-intervencionistas.
… las únicas medidas políticas que van a funcionar, tanto económica como políticamente, son bastante más socialistas que cualquier cosa que pudiera proponer Bernie Sanders…
David Harvey (*)
David Harvey, profesor de Antropología y Geografía en el Graduate Center de la City University of New York (CUNY) analiza la pandemia del COVID-19 en el contexto del capitalismo.
El documento fue publicado por la revista Sin Permiso (*). Harvey, autor de numerosos libros, revisa el comportamiento de distintos países frente a la pandemia, refiere a episodios de crisis anteriores, visualiza el comportamiento del consumismo en distintos escenarios y comenta el impacto de la crisis actual en el capitalismo.
La crisis de la pandemia del coronavirus no debe descansar en los hombros de los trabajadores, ni en sus salarios ni en sus pensiones. Algunas reflexiones.
La crisis ocasionada por la pandemia del coronavirus, que ha desembocado en una paralización parcial de muchas actividades y procesos productivos, a nivel mundial, regional y nacional es evidente. Nadie sensato puede negarla ni ocultarla.
El sistema mundial de la economía globalizada, y super encadenada a nivel internacional, ha entrado en un laberinto de relaciones comerciales y productivas internacionales y globales, donde incluso se aprecia la prepotencia de algunos países, superpotencias que lo son, que compran al contado instrumentos médicos, que se necesitan en estos momentos, evitando que se vendan a crédito a otros países, que anticipadamente los habían contratado, en una nueva forma de piratería comercial internacional, como está haciendo Estados Unidos, que fragmentaliza y debilita más a los países pequeños y a los que dependen de las tradicionales compras internacionales contra facturas de pago, contra pagos diferidos, y no por compras al contado, de pago inmediato.
Esta pandemia incluso ha provocado teorías y discusiones sobre la crisis actual del capitalismo mundial, en esta fase económica en que se desenvuelve desde 1990, y hasta discusiones sobre su crisis, su falla y su posible muerte, sin que alternativamente se ofrezca un sistema diferente y mejor. Hay quienes quisieran ver al coronavirus como una enfermedad típica del capitalismo.
Antes de 1990 al menos había el escenario de Socialismo versus Capitalismo. Hoy ese escenario no existe en planteamientos políticos, ni político electorales.
También se discute sobre un nuevo escenario de relaciones geopolíticas internacionales, donde siguen destacando como cabezas hegemónicas la República Popular China, Rusia y Estados Unidos. La Unión Europea está relegada a un segundo lugar.
En las sociedades y países capitalistas que vivimos, por su estructura social, por sus graves y bien marcadas diferencias sociales, por la exclusión social, por la marginación social de grandes conglomerados, por las malas condiciones de vivienda, de mala infraestructura, de malas condiciones higiénicas en general, falta de agua, electricidad, letrinas y manejos de aguas negras, por los malos accesos a la salud pública, por la carencia de seguridad social, parecida a la de Costa Rica, el impacto de la pandemia puede ser catastrófico para algunos países más que para otros.
De esta situación no escapan grandes países y modelos capitalistas como el de Estados Unidos, hoy el epicentro de expansión de la pandemia. Y no deja de afectar a ricos y a altos funcionarios políticos, como es el caso del Primer Ministro Inglés, que tendría más posibilidades de vivir si estuviera en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital San Juan de Dios, que del hospital inglés en que se encuentra, con todos los cuidados del caso por su investidura política.
Muchos sectores, especialmente, los sociales, sindicales y de ubicación en la izquierda política, se quedan en su ataque en la estructura capitalista económica y política, sin ofrecer alternativas ante la misma crisis, cuando son decisiones que se deben tomar desde las estructuras de Gobierno, Poder Ejecutivo y Asamblea Legislativa principalmente. Esto es obvio porque no están allí, en esas estructuras políticas, de toma de decisiones, y porque tienen pocos márgenes de acción política directa. Su posición en ese sentido es débil, lo que envalentona a quienes sí tienen capacidad de decidir, y lo están haciendo a expensas de los sectores asalariados y pensionados.
En esta crisis pandémica no es suficiente el ataque al capitalismo como sistema. Este es el sistema dominante en casi todo el mundo. Pocos países tienen sistemas económicos y políticos diferentes, la República Popular China, Vietnam, la República Popular Democrática de Corea y Cuba. En América Latina solo Cuba destaca con un sistema diferente, especialmente en salud, en este momento, sin superar a Costa Rica. Venezuela, Nicaragua y Argentina no tienen un sistema económico y político socialista, tan solo gobiernos que se dicen de izquierda. Esa discusión se abrirá, y quizá será muy necesaria, después de superada la pandemia, y faltan muchos meses.
Países suramericanos que estuvieron hasta hace poco tiempo gobernados por sectores progresistas y de izquierda están pésimos en su infraestructura hospitalaria y sanitaria, frente a la pandemia. El caso más dramático es Ecuador, con Rafael Correa que gobernó desde el 2007 hasta el 2017, que con su Revolución Ciudadana no logró desarrollar una base sanitaria y de seguridad social importante, que ha estallado en este momento. En Venezuela, lo que se tiene en salud es lo logrado hasta el 2009, todavía bajo Hugo Chávez y el apoyo de los médicos cubanos, en la Misión Barrio Adentro. En Brasil, desde el 2003 hasta el 2016 con Lula da Silva y con Dilma Rousseff, y con el socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso, desde 1995 hasta el 2002, poco se hizo en infraestructura de salud y sanitaria, exhibiendo hoy a Brasil con graves problemas de atención a esta pandemia. En Argentina, bajo el gobierno de los Kirchner, de Néstor y de Cristina, desde el 2003 hasta el 2015 tampoco se hizo mucho. En Bolivia, con Evo Morales, y su Revolución Multiétnica y Pluricultural, desde el 2006 hasta el 2019, tampoco se hizo mucho en lo hospitalario y sanitario. Bolivia y Ecuador nacionalizaron recursos minerales y naturales cuyos beneficios no se proyectaron en esos campos. El carácter de la pandemia ha afectado a todos los países. Nadie está exento del coronavirus, ni ninguna clase social tampoco.
La pandemia ha obligado a desarrollar soluciones médicas, sanitarias y epidemiológicas para enfrentarla, tanto a nivel mundial, internacional, como locales o nacionales. En esto Costa Rica está, en términos generales, muy bien. Las medidas que se han venido tomando, en este sentido, impulsando y obligando a acatar, por el Gobierno, el Ministerio de Salud, la Caja Costarricense del Seguro Social y el Ministerio de Seguridad están provocando los resultados esperados, con aceptación general de la población en gran medida.
En lo que está mal, me parece, es en hacer descansar el peso de la crisis, y de la situación económica que ella provoca, en los sectores trabajadores de asalariados, y de los pensionados, tanto del sector público como privado.
En esta crisis, hasta hoy, en ningún país del mundo, se ha hecho cargar, con medidas contra los salarios y las pensiones, el peso de la crisis sobre los hombros de los trabajadores.
Solo en Costa Rica se han aprovechado los zopilotes que rondan, permanentemente, sobre las condiciones de vida y del bienestar laboral, y de los derechos sociales, para atacar con virulencia, más fuerte que la del coronavirus, contra los salarios y pensiones de los trabajadores, y debilitar por carambola los derechos sociales y laborales. Algunos de estos zopilotes desearían el marco de las relaciones laborales, y de trabajo, del siglo XIX, o las del feudalismo o el esclavismo.
Históricamente, desde el siglo XIX, ha habido una lucha permanente, válida moralmente, por subir salarios y rebajar jornadas de trabajo. Hasta la Iglesia Católica, con la Encíclica Rerum Novarum se sumó en esta lucha y defensa de los trabajadores.
La historia social y de la seguridad social, en general, está asociada al impulso de los trabajadores por impedir que les aumenten sus jornadas de trabajo y por impedir que les rebajen sus salarios. La lucha ha sido por rebajar jornadas de trabajo, que se ha establecido a escala internacional en ocho horas de trabajo diario, algunos países tienen menos, y por aumentar el salario. Por su parte los patronos o empleadores tratan de luchar por rebajar los salarios y aumentar las jornadas de trabajo, e intensificar de esa manera la extracción de la plusvalía. La vida bajo los sistemas capitalistas ha hecho que esta relación se establezca bajo la modalidad de que los salarios suben en escalera mientras los precios de los productos suben en ascensor, agobiando las condiciones de vida, de trabajo y empobreciendo las condiciones de reproducción de la fuerza de trabajo.
Los patronos y empleadores actuales, ayunos de la filosofía de las políticas públicas sociales y de la seguridad social, y del Estado Social y Benefactor, que ha marcado el desarrollo del país, en los últimos 100 años, y especialmente a partir de 1943 y 1949, se han tirado bravamente, y de manera perversa, aprovechando esta situación de la pandemia, contra todo el engranaje de estas políticas públicas, de salud y seguridad social, del Estado Social de Derecho, y contra los Derechos Sociales y Laborales desarrollados y consolidados en el país, con el ánimo de acabar con ellos o con lo que se puedan reducir.
Como el Can Cerbero del Hades, con sus tres cabezas y su cola de serpiente, procuran, los representantes del capital, en el Gobierno, en la Asamblea Legislativa y fuera del gobierno, que los trabajadores se mantengan en el infierno, que como muertos no salgan de su infierno, y no puedan entrar al mundo de los vivos, de las mejores condiciones de vida y de trabajo. Igual que en el ser mitológico de sus colmillos, de su lenguaje, se desprende un veneno negro y mortal, un mensaje de que la culpa de la situación económica es la de los salarios y las pensiones de los trabajadores.
El Can Cerbero es fiero y agresivo, sobre todo al momento de cuidar su puerta encomendada, la de la culpa de los trabajadores con sus salarios y pensiones. Como en la leyenda mitológica a todo Can Cerbero le llega su Orfeo y su Hércules. Ellos lo hicieron con la música de su lira y su fuerza. Ya habrá tiempo para la reorganización social.
Falta el mensaje alternativo, realista y posible, de parte de los sectores sociales que contribuya a desarrollar salidas posibles a la crisis de empleo, de desempleo y de pobreza que está provocando el coronavirus. La fuerza de Hércules, del movimiento social organizado, quedará para el momento en que se supere la crisis epidemiológica y pandémica que nos afecta.
Por ahora insisto. No hay país en el mundo, un solo país, excepto Costa Rica, que haya hecho descansar, en el discurso y en la realidad, el enfrentamiento de la pandemia congelando aumento de salarios, rebajando salarios y pensiones.
Los salarios y las pensiones no debieron, ni deben tocarse, en este período de crisis. Los salarios de los trabajadores y las pensiones de los trabajadores jubilados son sagrados, son sus medios de vida. Las pensiones, salvo un pequeño grupo de ellas, son reducidas respecto al salario que las provocó.
Los salarios y las pensiones de los trabajadores, en su inmensa mayoría, están comprometidos con las deducciones de ley, con préstamos, con rebaja de pensiones alimenticias, con hipotecas, con embargos. En el caso de las pensiones del magisterio, de la JUPEMA, independientemente de si son altas o no, se les rebaja casi el 60% de su asignación nominal para establecerlas entre un 40% y 55% de recibo efectivo. Y con las leyes que se aprobaron tributariamente se amenaza de reducirlas casi en un 75%.
Los trabajadores, y las personas que, de buena fe, hablan contra las pensiones altas, las “pensiones de lujo”, como las han estigmatizado, no entienden que son resultado de los salarios que devengaban esas personas. Tampoco entienden que luchando contra las altas pensiones, luchan contra las bajas pensiones, para ponerles techo a las bajas pensiones, para reducirles su techo. Cuando se rebajan las altas pensiones se les ponen techos más bajos a las bajas pensiones. Cuando luchan contra los altos salarios, luchan en el fondo por mantener bajos los salarios. Esta es la lógica del engatusamiento en que meten, con cantos de sirena, a quienes levantan estas banderas.
Ciertamente hay empresas que deben reducir su caudal productivo, paralizar ciertas funciones, suspender ciertas tareas. Ello supone que los trabajadores de esos trabajos no teniendo nada que hacer pueden ser despedidos, suspendidos de sus trabajos, con los respectivos ceses de salarios y rebajos salariales, si bajan sus jornadas. Esta es la realidad. Para ello no se necesitaba modificar leyes, ni establecer leyes especiales que no les garantizan nada a los trabajadores víctimas de esta situación.
La paralización que se ha impuesto, en todo el país, es resultado de una situación que sobrepasa los intereses nacionales del Estado y del sector empresarial. La paralización institucional y empresarial impuesta por la pandemia, es ajena a la responsabilidad de los trabajadores. La incapacidad de trabajo de los trabajadores no es voluntaria. Es involuntaria, impuesta a los trabajadores como si les sucediera un accidente, por la fuerza de la naturaleza que les incapacita para trabajar, no porque no quieran trabajar, sino porque tienen un riesgo profesional del que deben cuidarse para mantenerse luego en el trabajo, con las mejores condiciones de salud posibles.
A todos los “suspendidos” de sus trabajos, en este momento de la pandemia, a todos “los despedidos”, mientras dure su condición en tanto esos trabajos no vuelvan a ser activados, se les debe considerar discapacitados, incapacitados, como si hubieran sufrido un accidente laboral que les imposibilita trabajar, y recibir el seguro de incapacitado, que cubre el Estado, la Seguridad Social, o el Instituto Nacional de Seguros, que les permita recibir mientras dure la pandemia, y su “incapacidad” para trabajar, un ingreso mínimo, que está garantizado por ley. Que no se obligue a pagar al patrono lo que le corresponde en casos de estas incapacidades laborales puede ser una medida de emergencia a favor de ellos, pero debe garantizárseles a los trabajadores ese mínimo de ingreso que resulta de su incapacidad laboral a cargo de los sistemas estatales que los cubren. Hay que cambiar la idea de los despidos por la de incapacidades laborales. Así sí contribuimos mejor a atender las necesidades básicas de los trabajadores afectados con las suspensiones de sus trabajos.
En otro escenario están los más de $4000 MILLONES de dólares que han ingresado al país, al Ministerio de Hacienda principalmente, que forman parte de la Deuda Externa, resultado de préstamos de varios organismos internacionales, que en este momento no está claro dónde se están destinando, y se podría estar dando o festinando una danza de millones…
Esos $4000 millones de dólares deben vigilarse muy bien, por los organismos del Estado, por las Defensorías Públicas, para que se destinen a quienes realmente deban ir, si se orientan a ayudar sectores laborales y económicos en este período de crisis, para mantener sus actividades productivas, o para estimular PYMES y MICROPIMES en este período de emergencia nacional, y a productores nacionales, especialmente de alimentos vinculados a la canasta básica.
Ni un cinco de estos $4000 millones debe destinarse a apoyar empresarios que ante la Tributación Directa y el Ministerio de Hacienda no son agentes tributarios, no contribuyen anualmente pagando impuestos, son evasores, de la lista que el Ministerio conoce, y que públicamente se ha denunciado desde hace meses, igualmente con los que son elusores de pagos y de cargas tributarias.
Tampoco pueden destinarse fondos a patronos o empresas que son deudoras de la Seguridad Social, que no pagan lo que deben a la CCSS. Los que no pagan a la Caja son además ladrones de las cuotas de sus trabajadores, que rebajándolas no las entregan a la CCSS, con el doble perjuicio que ocasionan a los trabajadores, de dejarlos fuera de la seguridad social y de perjudicarles hacia el futuro con su pensión, y de cometer el delito de retención continua de salarios, que es como un robo continuado.
También se han hecho denuncias muy importantes, de grandes empresarios, y líderes empresariales, que tienen deudas millonarias con la CCSS, de decenas y centenas de millones de colones, perdiendo ellos, como personas o como representares de cámaras empresariales, toda su capacidad moral de exigir sacrificios, de salarios y pensiones a los trabajadores, cuando ellos retienen, se dejan, o se roban, las obligaciones que tienen con el Estado y la Seguridad Social.
En un momento como el que vive el país, es importante que haya un control de movimiento de divisas internacionales.
Que se estudie y verifique que cualquier “ayuda” que se le dé a empresarios no se desvíe en transacciones internacionales para sacar divisas del país, especialmente de las que están destinadas a ayudar para salir de la crisis, que no deben usarse para incrementar capitales, sobre todo capitales especulativos.
Debe estudiarse el movimiento de divisas hacia los bancos off shore, hacia los bancos en las islas del Caribe y de aquellos destinos que se sabe son para ocultar y amasar capitales.
Que una crisis como esta no produzca otro Panamá Papers, caso que no se ha querido investigar a fondo en el país.
Hay que decir que en una situación como ésta hay quienes, con los fondos públicos que se manejan, por la situación de emergencia que los cobija, con la facilidad que se podrían manejar ciertos fondos y dineros, quieran hacer clavos de oro. Las contrataciones del Estado, de la CCSS, de la Comisión Nacional de Emergencias, por citar estas instancias, no deben hacerse con empresas ni empresarios que hayan quedado mal en el pasado en negocios con el Estado, que hayan estafado al Estado, que hayan hecho malos trabajos o hayan incumplido sus obras. Tampoco contratar con empresarios que han cambiado sus empresas deudoras, o estafadoras, por otras nuevas y limpias, ante el Estado, para seguir chupando de los fondos y préstamos públicos.
El movimiento económico para enfrentar la crisis de la pandemia no debe servir para hacer surgir nuevos ricos de la pandemia.
Si se quieren sacrificios que sean parejos. Los ricos y los asalariados, pero en forma proporcional.
Los salarios y los ingresos de los ricos, de dirigentes empresariales, son una discusión. Muchos de ellos no tienen ingresos en el país, no son agentes tributarios como personas, ni pagan la CCSS. Muchos de ellos reciben salarios parciales en colones y otra parte en dólares depositados en el extranjero o con bonificaciones, que no se declaran en el país. Pero son personas que por sus movimientos bancarios puede saberse muy bien cómo viven y cómo gastan. Por esta razón es que se han opuesto, y con bastante éxito, a las medidas de control que el Ministro de Hacienda ha querido impulsar en ese sentido.
Las empresas de zonas francas no pagan impuestos en Costa Rica. Su régimen de establecimiento les permite pagar sus impuestos en los países de origen. Sin embargo, el mismo régimen de impuestos de esas empresas les permite pagar impuestos en Costa Rica, que ellas pueden deducir de sus impuestos en el extranjero. Este es un buen momento para negociar este pago de impuestos de esas empresas en Costa Rica, en la que todos ganamos. Ellos pagan sus impuestos aquí, cumplen con el pago de impuestos y nosotros nos beneficiamos de ellos. Se puede llegar incluso a un acuerdo que mientras dure esta situación ese pago de impuestos se realiza aquí.
Una medida urgente es eliminar todo pago de usura en intereses bancarios y comerciales, que resulte de pago de tarjetas de crédito y similares, o de ventas a plazo, donde los intereses llegan hasta el 55% o más. Las medidas que se han venido impulsando en este sentido son un plato de babas. En una situación como la que se vive en el país, con desempleo forzado creciente, con jornadas de trabajo disminuidas y con ingresos salariales y de pensiones disminuidos, el ordeño organizado sobre casi toda la población, especialmente sobre los trabajadores y asalariados y pensionados, que se hace por medio de los intereses usureros en este momento es criminal.
En esta crisis las tasas de interés no deberían estar más altas de un 5% en todos los órdenes. Cuando los bancos, públicos y privados, dijeron que bajarían sus intereses de los préstamos, nunca dijeron que bajarían los de sus tarjetas. La tasa de intereses de sus tarjetas, de manera especulativa, es la que les produce sus enormes y multimillonarias ganancias. Pueden bajar otros intereses, pero esos no son lo que hay que bajar. Los que urge eliminar en este período de crisis son los de las tarjetas de crédito o débito, cualquiera que ellas sean.
Hay que congelar los incrementos de alquileres que por ley se permiten anualmente. Y, hay que procurar que, en vivienda social, si a un trabajador se le ha reducido su salario, se le reduzca el pago de alquiler o de abono al banco en la misma proporción.
Hay que congelar los incrementos mensuales, que automáticamente se realizan, por el ICE, la Compañía Nacional de Fuerza y Luz, y por el Servicio de Acueductos y Alcantarillados.
Hay que asegurar que en las Zonas de Tugurios y de viviendas sociales, el agua llegue gratuitamente si es del caso.
Lo que no debe ocurrir y hay que rectificar es que la crisis no debe descansar en los hombros de la clase trabajadora y de los pensionados.
Alfredo González Flores, en su gobierno, intentó impulsar medidas tributarias, frente a los efectos de la crisis económica de la I Guerra Mundial, de manera que los ricos pagaran o sostuvieran la crisis, y no los sectores pobres o asalariados de aquellos años, 1914-1917.
A José Figueres Ferrer, no le tembló la mano, en 1948, para establecer un impuesto del 10% al capital, para contribuir a pagar los gastos ocasionados por la Guerra Civil.
Tampoco le tembló la mano para nacionalizar la Banca privada, e impulsar la Banca nacionalizada, que mucho éxito tuvo para el desarrollo del país, del sector empresarial y de desarrollo de los sectores medios productores y de la clase media costarricense. Si la banca se mantiene especulativa y usurera es un buen momento para replantear la nacionalización bancaria.
Desde finales del siglo pasado, en América Latina experimentamos un proceso por el cual varios partidos o liderazgos de izquierda han llegado al gobierno por medios electorales. Esto abrió un panorama de originales oportunidades políticas y socioeconómicas de carácter democrático, pese a las restricciones que los sistemas políticos y electorales vigentes en cada país tenían establecidas para asegurar el mantenimiento del régimen ya instalado por la clase dominante.
Como era de prever, la emersión de este proceso despertó el fenómeno opuesto: la contraofensiva regional de la derecha en los planos político, mediático, sociocultural y económico, que ha explorado varias modalidades. Aunque algunos de esos gobiernos más tarde fueron defenestrados o han sufrido reveses electorales, nada impide que los movimientos que los impulsaron se rehagan, ni que en otras naciones latinoamericanas afloren opciones de izquierda que también ganen elecciones. Pese a los afanes de algunos “críticos” que pretenden que dichos reveses ya significan la aniquilación de ese proceso, este todavía es un fenómeno en desarrollo: sus causas no han cesado, ni tampoco las expectativas y nuevos escenarios que ellas movilizan.
Precisamente por esto, transcurridos tres lustros el conjunto de esa experiencia debe ser evaluado. No solo por sus valiosas aportaciones, sino porque ello contribuirá a superar la multiforme contraofensiva de las derechas que, pese a haberse advertido a tiempo, pilló impreparados a muchos liderazgos de izquierda. Por ello, esa evaluación demanda tanto honestas autocríticas como conclusiones dirigidas no sólo a revertir dicha contraofensiva, sino a elevar los objetivos del proceso.
La demora en hacerlo favorece la proliferación irresponsable o maliciosa de cierto periodismo sensacionalista que recicla “teorías” como las del péndulo y el “fin de la historia”. Su pertinacia busca negar legitimidad y hasta subsistencia a las izquierdas que militan en los respectivos países, en paralelo con la contraofensiva de las derechas.
El nombre
Antes de abordar algunos aspectos del asunto conviene recordar algunos antecedentes del actual “progresismo” y los alcances que la palabra ha tenido. Discutir el nombre ayuda a acordar cómo ocuparnos del fenómeno.
Me parece inapropiado referirse a la diversidad de formas nacionales de ese proceso con el nombre de “socialismo del siglo XXI”. Más que proponer un proyecto articulado, esa noción expresa el anhelo asignado a una gesta nacional, pero difícilmente puede caracterizar a las emprendidas en otros países. En estricto sentido, el país donde hoy se construye y debate un proyecto socialista para el siglo XXI es Cuba.
Para abarcar ese variado conjunto de experiencias prefiero el veterano calificativo de “progresistas”, comodín lingüístico de larga historia latinoamericana. En los años 60 y 70 incluyó a corrientes, líderes y gobiernos que fueron desde Lázaro Cárdenas y Jacobo Árbenz hasta la revolución boliviana, Jango Goulart y Salvador Allende, sin omitir a Torres, Velasco y Torrijos, entre tantos otros. Esto es, designó a movimientos patrióticos y populares con los cuales la izquierda podía colaborar, que aportaron justicia social, impulsaron la producción nacional, fueron solidarios y procuraron rescatar la soberanía y autodeterminación conculcadas por el imperialismo.
Ese vocablo no requirió definición doctrinaria pero brindó un ancho alero para juntar a esa rica gama de corrientes efectivas en nuestras ciudades y campos, para compartir demandas y metas sin desconocer las diferencias que coloreaban sus respectivas identidades.
En aquellos años se emplearon otros términos afines, como los de movimientos o gobiernos de liberación nacional, nacional-populares, democrático-revolucionarios, etc. Pero la noción de “progresistas” conserva la ventaja de ser más indeterminada que otras con las cuales se intenta sustituirla pero son menos flexibles ante el heterogéneo panorama regional. Por ejemplo, la de “pos neoliberales”, que sugiere que el neoliberalismo pereció, o los gobiernos progresistas pudieron ignorar todas sus imposiciones. Como tampoco las de gobiernos de “centroizquierda”, reformistas o socialdemócratas, cascaron es cuyo sentido el oportunismo europeo vació al entregarse al neoliberalismo, y que en Latinoamérica omiten las controversias que cada día animan la vida interna del progresismo.
Sus antecedentes
Pese a la represión macartista al movimiento democrático de la posguerra, durante los años 60, en significativos sectores populares y medios tomó cuerpo una cultura política afín a las aspiraciones emancipadoras, latinoamericanistas y reformadoras. Además de sus propias reivindicaciones, esa cultura asumió repercusiones de la quiebra del estalinismo, las realizaciones de la Revolución cubana, las revoluciones del 68, los movimientos anticolonialistas afroasiáticos y la lucha del pueblo norteamericano por los derechos civiles y contra la guerra de Vietnam. El progresismo que maduró en aquellos años, tuvo la virtud de compaginar toda esa gama de experiencias.
En menos de 30 años, en América Latina esa cultura política alcanzó un auge significativo, sobre todo en sectores urbanos populares y medios. El brío que el acontecer sociopolítico regional le imprimió a la misma se plasmó en una aceleración significativamente reflejada en dos hitos: entre el momento en que Fidel Castro enunció el Programa del Moncada[1]y aquel cuando proclamó La II Declaración de La Habana mediaron apenas 10 años[2].
No obstante, en el fragor de los siguientes años más de una vez el vanguardismo idealista de algunos de sus líderes excedió los términos de esos hitos, al postular como punto de partida al segundo ‑‑la revolución socialista continental‑‑ a poblaciones que aún no habían llegado a reclamar aspiraciones como las planteadas en La Historia me absolverá. Su fervor sobre pasó los alcances temporales de lo que el grueso de la columna de millares de potenciales rebeldes latinoamericanos ya estaban listos a hacer suyos.
Después, al cabo de su tiempo aquel robusto fenómeno padeció el desgaste de la demora del éxito de los proyectos revolucionarios emprendidos, de la frustración de las esperanzas inicialmente cifradas en la renovación del “socialismo real” ‑‑y a la postre su desaparición‑‑, así como la “apertura” de China y el cambio de su política internacional. Por añadidura, de los efectos del “periodo especial” cubano, que retrajeron temporalmente las esperanzas latinoamericanas en la posibilidad de repeler al imperialismo y de acceder al socialismo, y que motivó dudas y controversias sobre la naturaleza y las posibilidades del propio socialismo.
Expansión y crisis
Esa cultura política latinoamericana tuvo un repliegue. Así, cuando en tiempos de la señora Tatcher y el presidente Reagan el imperialismo desató la contraofensiva neoliberal, en el campo revolucionario las fuerzas ideológicas requeridas para enfrentarla no estaban en su mejor momento. Eso le facilitó a la derecha imperial y sus cómplices locales no solo lograr una rápida implantación de sus “reajustes estructurales” en los ámbitos institucionales y económicos, sino también en el campo ideológico, moral y cultural.
El ímpetu contrarrevolucionario de la ofensiva neoliberal reformuló las normas e instituciones económicas internacionales en beneficio de la gran burguesía financiera y la privatización des nacionalizadora de los recursos y empresas públicas. En términos generales, pese a que la pesadilla de las dictaduras militares quedó atrás, se reorganizó el ejercicio de la política y las prácticas electorales a favor de los liderazgos dispuestos a justificar e implementar los correspondientes “reajustes” institucionales y normativos. Aunque se menciona con menor frecuencia, esa ofensiva igualmente invadió el campo ético, cultural y educacional. Alineó los grandes medios periodísticos, restringió las universidades públicas y multiplicó las privadas, eliminó los subsidios a múltiples centros de investigación, cooptó a intelectuales y formadores de opinión, etc.
Aquella ofensiva fue adonde sabemos: achicar el Estado y sus atribuciones, desproteger las empresas y la producción nacional es, precarizar el trabajo y el salario, marginar las organizaciones laborales y sociales, insolidaridad, consumismo, etc. Pero a la postre eso provocó irritaciones sociales que remataron en insurrecciones urbanas y pérdidas de gobernabilidad. Al cabo, la política y los procesos electorales reordenados por las agencias neoliberales perdieron legitimidad y eficacia, y la supervivencia del sistema requirió rehacerse.
Aun así, incluso tras la crisis económica que afloró en 2008, es excesivo pretender que el neoliberalismo colapsó. Aun teóricamente desacreditado, sigue asociado al gran capital y continúan vigentes sus reglas, que regulan el comercio y las finanzas internacionales, y gran parte del funcionamiento institucional de la mayoría de los organismos internacionales y países, así como las formas de pensar de millares de funcionarios públicos y privados. A esto contribuye el hecho de que el neoliberalismo es blanco de múltiples críticas, pero aún no ha tenido que enfrentarse a una contrapropuesta ideológica sistematizada.
Al gobierno, pero no al poder
Como sabemos, en ese escenario de rechazo social a las política neoliberales, varias candidaturas procedentes de la izquierda mejoraron sus posibilidades al coincidir con el crecimiento del voto de castigo contra quienes las sustentaron. Con diferencias según las particularidades de cada país, algunas izquierdas mejoraron su representación municipal y/o parlamentaria, o directamente ganaron elecciones presidenciales aún sin haber logrado significativas victorias locales y legislativas.[3]
El análisis y comparación de procesos nacionales deberá ser parte de la evaluación que tenemos pendiente hacer y compartir. No obstante, sabemos que estas victorias fueron viables gracias a la combinación de unas promesas de campaña deliberadamente poco radicales, con la votación de repudio a la políticas y los gobiernos precedentes. En otras palabras, gran parte de esos votos no reflejó una identificación ideológica de la mayoría ciudadana con un proyecto enfilado a emprender la Revolución, ni con el supuesto de que sus candidatos realizarían un gobierno más revolucionario que el prometido en su oferta electoral.
Por lo tanto, mutatis mutandis, esas izquierdas obtuvieron una oportunidad de gobernar asociada a una mayoría electoral que reclama mejorar sus condiciones de vida, pero que no por ello ya está dispuesta a asumir ‑‑al menos todavía‑‑ las tensiones y riesgos de emprender un salto revolucionario. En otras palabras, de gobernar para cumplir determinadas promesas electorales, no para sobrepasarlas. Además, para hacerlo respetando la institucionalidad prestablecida, sin modificarla por medios distintos de los que ella misma dejaba establecidos. Esto es, para llegar al gobierno, pero no al poder.
Solo donde grandes insurrecciones urbanas habían abierto la posibilidad de cambios mayores, algunos de esos gobiernos pudieron realizar reformas constitucionales que ampliaran su campo de acción aunque, aun así, esas reformas más tarde resultarían insuficientes.[4]
Cuánto ya se pudo
La devastación del Estado por el tsunami neoliberal y sus dolorosas consecuencias en cada población y soberanía nacionales, hizo indispensable emprender rectificaciones, a riesgo de llevar países y economías al caos. La aparición de gobiernos progresistas se insertó en ese contexto, cuando urgieron políticas correctivas pos neoliberales, sin que aún fuera viable sostener alternativas pos capitalistas. Pero eso permitió reconstruir un sistema socioeconómico con el cual reparar muchos de los daños sociales infligidos por los “ajustes” neoliberales, y restablecer las funciones sociales del Estado, lo que también implicó avanzar en la construcción de una comunidad latinoamericana de naciones.
Pese a la diversidad de los procesos políticos que los caracterizan, estos gobiernos coinciden en varios rasgos que originaron importantes efectos regionales: restablecieron la responsabilidad del Estado antela economía, el mercado y la redistribución del ingreso; reorganizaron servicios públicos para atender las funciones sociales del Estado, principalmente las de acceso a la salud y la educación; crearon programas de lucha contra la pobreza y el hambre, y por la alfabetización y la ciudadanización; y, además, ampliaron las inversiones en infraestructura para el desarrollo y para la solución de problemas sociales.
A la par, desarrollaron importantes proyectos de solidaridad e integración latinoamericana e incluso caribeña, que rediseñaron y fortalecieron, o crearon, organismos como el Mercosur, la Unasur, el Alba y finalmente la Celac. Eso incrementó notablemente el peso político y diplomático de Latinoamérica frente al mundo, y su capacidad de negociación. Ni siquiera los críticos más biliares de este progresismo desconocen tales adelantos de la integración regional.
Un buen aprovechamiento del período de alza de los precios internacionales de las materias primas en varios países facilitó financiar los programas de asistencia social sin castigar impositivamente a la clase adinerada. Sin embargo, esa opción apaciguadora no se aprovechó para ampliar y diversificar la capacidad productiva de esos países, y fortalecer sus reservas financieras, para cuando volvieran las vacas flacas, como ocurre tras la crisis mundial emergida en 2008.Además, por efecto del carácter correctivo y asistencialista pero no revolucionario –pos neoliberal pero no pos capitalista‑‑ de estos gobiernos, algunas acciones necesarias, como reformas agrarias y tributarias de mucho mayor aliento, dejaron de acometerse.
En la mayor parte de los casos, tampoco se realizó la indispensable reforma política, ni la debida reforma del campo de las comunicaciones sociales. Estas inconsecuencias, que cabe computar como falta de coraje político y de confianza en el potencial de las organizaciones populares, pueden registrarse como victorias de los grandes medios de comunicación que ahora implementan la contraofensiva de derecha.
Con todo, en estos quince años los gobiernos progresistas ampliaron extraordinariamente el campo de la ciudadanía y la participación popular en el debate de los asuntos de interés público, además de mejorar las condiciones de vida y concretar derechos civiles de decenas de millones de ciudadanos. Por muchas reconquistas que ahora las derechas puedan lograr, ese patrimonio cívico no será fácilmente arrebatado a los sectores populares. De allí en adelante, ahora hay una masa crítica más robusta con la cual discutir y movilizar mejores proyectos de futuro, opción que las organizaciones de izquierda deberán saber ganarle a las derechas.
Pero, tras la el surgimiento de los gobiernos progresistas las realidades y expectativas latinoamericanas quedaron cambiadas. No cabe suponer que toda esta experiencia ha sido un fiasco, ni dejó de legar relevantes consecuencias. Cualquier propuesta latinoamericana de mejor futuro sostenible deberá alzarse a partir de sus resultados, porque el punto al que hemos arribado no es de agotamiento sino de evaluación y relanzamiento
La siguiente disyuntiva
Luego de que los proyectos revolucionarios de los años 60 y 70 del siglo XX ‑‑ ya fueran proyectos guerrilleros, del nacionalismo militar o el socialismo allendista ‑‑dejaron de lograr los objetivos previstos o concluyeron en reformas negociadas con el gobierno existente, y de que Latinoamérica fue blanco de la ofensiva neoliberal, no ha vuelto a darse otro auge ideológico de esa talla. El movimiento político e ideológico que posibilitó las victorias electorales progresistas de los albores del siglo XXI fue expresión de mayorías sociales más resabiosas, que deseaban revertir los efectos del tsunami neoliberal pero temían recaer en luchas civiles o dictaduras militares, o sufrir nuevas tribulaciones económicas.
Ninguno de estos accesos de liderazgos de izquierda al gobierno fue producto de una revolución y, en consecuencia, ellos asumieron gobiernos previamente estructurados y normados por la clase dominante, en las formas dispuestas por el sistema político preestablecido. Con lo cual los progresistas pasaron a ser parte del grupo gobernante, pero sin desplazar a la clase dominante.
En teoría, para superar esta situación hay dos medios: uno consciente de que en tales condiciones solo se puede ir más allá si el proceso es capaz de formar bases políticas que lo exijan, que ayuden a implementarlo y que defiendan las iniciativas gubernamentales que sobrepasa en las restricciones iniciales. Impulsar el proceso exige formar nuevos destacamentos de cuadros y movilizar organizaciones populares ‑‑transformar indignaciones sociales en movimientos políticos‑‑, misiones que por su carácter corresponden principalmente a los partidos y organizaciones de izquierda, más que al aparato gubernamental, que constitucionalmente debe servir a toda la sociedad.
Y un segundo medio, según el cual para ir más allá será necesario lograr sucesivas reelecciones del gobierno progresista, a cada una de las cuales acudir con un programa más avanzado, con base en la simpatía y confianza políticas idealmente obtenidas a través de una buena gestión gubernamental y la satisfacción de importantes demandas y necesidades sociales. Este supuesto es más engañoso de lo que parece, pues generalmente esos gobiernos no compiten por la reelección proponiendo desarrollos más radicales, sino opciones reculadas a la defensiva.
Del revés a la contraofensiva
Ese supuesto ha conllevado repetidos autoengaños, al subestimarlas reacciones que las derechas enseguida de su derrota electoral pasan a impulsar. Aunque pierdan uno o más comicios, ellas conservan su poder económico, su red de articulaciones y auspicios internacionales, el control de sus grandes medios de comunicación y su influencia cultural. La perplejidad inicial de su primer revés puede desconcertar a las derechas temporalmente, pero antes de acudir a la siguiente campaña ellas realinearán sus recursos y medios, e invertirán en renovar su imagen y eficacia.
Desde hace algunos años varias fundaciones y universidades privadas estadounidenses pasaron a ofrecer cursos de organización, encuesta, publicidad y marketing políticos para capacitar jóvenes cuadros de derecha. A su vez, algunas fundaciones españolas se han dedicado a surtir giras y charlas de veteranos dirigentes de la reacción hispanoamericana.
Con estos respaldos y otros más inconfesables, las derechas han remozado su capacidad de cambiar estilos, lenguajes y liderazgos visibles. Como también de apropiarse de algunas de las temáticas suscitadas por las izquierdas, y de culpar al gobierno progresista de los problemas sensitivos que sus antecesores de derecha dejaron en el terreno y las izquierdas hayan demorado en resolver. Sobre todo eso ya he escrito en extenso en estos años y me sacaría de tema repetirlo aquí.[5]
Las enajenaciones del electoralismo 1
Cuando un gobierno progresista vuelve a elecciones, por muchos que hayan sido sus méritos eso ocurrirá sobre un campo sistemáticamente asolado por la oposición económica y los medios periodísticos de mayor audiencia. Esto es, los logros del progresismo habrán sido omitidos o demeritados, sus deficiencias habrán sido sobre dimensionadas y muchos de sus recién pasados votantes estarán desorientados.
En ese contexto, ante cada período electoral el progresismo volverá a encarar una de las aberraciones propias de la democracia capitalista: cada campaña será cada vez más publicitaria y costosa, y los modos de sufragarlas serán más esquivos. Si, como es probable, el sistema electoral no ha podido ser reformado por el proceso progresista, las campañas estarán cada día más sujetas al marketing y más permeadas por la cultura y las prácticas del consumismo y el mercado.
Ante cada reto electoral la primera será que los recursos económicos no alcanzan. Salen los candidatos y dirigentes a buscar donaciones ‑‑a subastarse al mercado, diría Brecht‑‑ y no falta quien incurra en desviación de fondos públicos, lo que, aparte de sus implicaciones legales, bajo el sigilo también puede triturarla moral de algún involucrado. Por mucha buena fe que haya de por medio, inevitablemente la plata de los donantes implica reciprocidades que enajenan a dirigentes, candidatos y partidos, aunque las justifique un “realismo” del que después no hay escapatoria.
A la par suele admitirse el supuesto de que ser de izquierda es un inconveniente electoral; se acepta el prejuicio de que vale “correrse al centro” para suavizar imagen, tranquilizar donantes y buscar una incierta reserva de votantes moderados. Abandonas las posiciones que antes permitieron reconocerte y ser electo como quien eres, pero a los ojos de quienes antes te creyeron irás dejando de serlo. Al cabo, los votos que allá tal vez consigas podrán dejarte lejos de compensar los que pierdes en el campo que dejaste al agotarse la credibilidad que te restaba.
Izquierda y moral
Cuando estos vaivenes se aceptan en una agrupación comprometida con transformar al país, lo que empieza como una falla ética circunstancial se convierte en daño mayor: la confianza perdida se vuelve escepticismo y la credibilidad se esfuma la suspicacia popular concluye que “estos ya son iguales que los otros”, voz que los medios “objetivos” enseguida entran a festinar.
Este fenómeno es asimétrico. Si en un partido conservador se cometen triquiñuelas el público lo cree “natural”, considerando que su moralidad es funcional al capitalismo salvaje. Pero si eso ocurre en un partido que promete otro horizonte ético, asumir comportamientos del repertorio moral capitalista es una aberración.
Para la militancia revolucionaria la calidad de cierta ética, por cuyos principios se está dispuesto a perder la libertad y hasta a dar la vida, es definitoria. Porque en última instancia se va a la contienda política por una de dos razones: porque el sistema es miserable y hay sobradas razones para luchar por transformarlo; o porque se busca disfrutar de las mieles de ese sistema miserable aunque sea a expensas de los demás.
Las enajenaciones del electoralismo 2
Cuando la obsesión electoral se toma la vida partidaria, sus demás soportes lo resienten: si, por ejemplo, el partido merma la formación de líderes comunitarios, pierde dinámica de inserción y liderazgo locales, pierde el liderazgo político que se construye al luchar por las reivindicaciones diarias del ciudadano, que no son parte del escenario electoral. Es decir, al convertirse prioritariamente en grandes máquinas electorales, partidos de reconocidos méritos pueden perder influencia sociocultural porque las energías invertidas en campaña se sustraen a las demás actividades de construcción de contra hegemonía.
Por lo tanto, vale preguntarse: si en las campañas electorales es inevitable competir sin los recursos financieros necesarios, ¿solo podemos participar en desventaja? Si nos dejamos seducir por las campañas a la norteamericana, embriagadas por la estética del consumismo, siempre estaremos en desventaja, aunque tengamos recursos. Pero así como en la guerra revolucionaria solo el ejército de la clase dominante puede alinear el armamento más costoso, mientras las fuerzas populares deben apelar a la inventiva guerrillera, en las contiendas electorales la izquierda debe crear sus propias alternativas, desplegando las capacidades comunicativas de la creatividad popular y juvenil, cónsona con la condición social y moral que sustenta su credibilidad. En ambos casos la capacidad de sorprender con iniciativas inesperadas será decisiva.
Partido permanente vs partido coyuntural
Eso exige volver a preguntarse: ¿cuáles son las misiones esenciales de un partido de izquierda? Decimos que impulsar a los sectores populares a organizarse y formar cuadros políticos, asumir un programa de transformación social, movilizar a las organizaciones y masas sociales para enfrentar los retos políticos por superar, para crear contra hegemonía popular y convertir masas en fuerza política. En ese marco, la participación en campañas electorales para darles mejor contenido es una parte de dichas misiones, más ahora cuando esto puede incluir hasta la posibilidad de llegar al gobierno.
No obstante, debemos distinguir entre el partido permanente y el coyuntural. Cuando la posibilidad de ganar elecciones se hace efectiva, esa parte de las misiones puede tomarse la mayoría de las previsiones, energías y recursos de la vida partidaria, incluso en detrimento de las demás actividades. Pero solo se gana mayor fuerza y poder para vencer los demás retos cuando se han cumplido las misiones del partido permanente. En especial, las de enraizamiento comunitario, organización participativa y formación ideológica arraigada en la vida y memoria nacionales, para recatar a los millares de compatriotas que el reinado neoliberal sumió en el consumismo y la banalidad culturales.
Para darnos mejor futuro toca construir otro apogeo de la propuesta ideológica y la cultura política comparables al alcanzado en los años 70.
Objetivos y medios no electorales
Para la oligarquía el objetivo es recuperar al gobierno como instrumento de poder; las elecciones son un medio para ese fin y si por este medio no lo consigue hay otros a los cuales apelar. En cada campaña, más que ganar las siguientes elecciones, para la derecha la prioridad es desacreditar y deslegitimar la gestión de cualquier izquierda en el gobierno, para darle sustentación social al propósito de remplazarla lo más pronto posible.
En tanto logre debilitara sus principales adversarios progresistas, la clase dominante querrá ganar comicios, pero a condición de que eso no limite el poder que ella requiere para obtener sus fines. El objetivo principal de la derecha no es volver a Palacio, sino encauzar un proceso contrarrevolucionario de gran alcance. Su propósito es revertir las conquistas populares acumuladas durante las últimas décadas y tomarse otras adicionales. Si eso puede asegurarse por medios no electorales como los llamados golpes “blandos”, la cuestión medular es la de las formas de deslegitimar al gobierno progresista y legitimar al que lo remplace. Ya sea esto mediante unas elecciones auténticas, espurias o reñidas, o de una operación extra electoral.
En estos años, la contraofensiva de las derechas ha introducido novedosas formas de seleccionar y presentar candidatos, discursos y promesas programáticas, para darles mayor charm mediante el marketing y las técnicas de pesquisa y manejo de la opinión ciudadana, y de las llamadas campañas sucias. Pero lo esencial no son sus estilos rutilantes, sino su capacidad ‑‑principalmente mediática‑‑ para degradar la imagen moral y política de las opciones progresistas, no apenas para justificar su defenestración, sino para crear una supuesta urgencia de remplazarlas y fomentar una demanda de cambios que tenga este sentido.
En la práctica, los medios sustituyen a los partidos una vez que las derechas, a través de los suyos, fijan su agenda para un gobierno contrarrevolucionario. Este se enfilará tanto a revertir las conquistas sociales logradas durante más de un siglo como a reinstalar las políticas neoliberales de privatizar recursos nacionales, incrementar capacidad de financiamiento y endeudamiento externos, reducir los avances en materia de integración a meros acuerdos de liberalización comercial, eliminar capacidad de negociación a las organizaciones laborales y comunitarias, judicializar las controversias con los dirigentes progresistas y sacarlos del escenario político orquestándoles procesos legales.
Para las derechas, usar el sistema electoral para recuperar el gobierno como instrumento de estas políticas tiene sentido si permite tomarse la facultad de ejecutarlas. Darse cierta imagen de legitimidad para justificar el atropello a las normas de la institucionalidad democrática en tanto eso convenga a su objetivo final.
Ahondar el proceso democrático
Así las cosas, ante la presente contraofensiva reaccionaria, quienes hoy son los defensores reales de las instituciones democráticas y del proceso democratizador son la izquierda y los sectores progresistas. Pero esta condición no debe distraernos de tres cosas:
La primera, que la institucionalidad que estamos defendiendo es aquella misma que antes fue estructurada por los gobiernos de la derecha tradicional para restringir el juego democrático, mediante una coexistencia política norma da para mantener las cosas como están, no para cambiarlas. Por lo tanto, la cuestión es salva guardar una institucionalidad que al propio tiempo es imperativo democratizar erradicando los arcaísmos y privilegios que benefician a los partidos y candidatos de la oligarquía, y que encarecen el juego político a favor de los grandes financiadores de campañas. A la vez, para ensancharle el campo a la participación popular. Defender la institucionalidad no tiene sentido si no es impulsando un nuevo proceso democratizador.
La segunda, que es preciso tener presente en nuestra vida política cotidiana, en el análisis del acontecer diario y en la producción teórica, que es un imperativo de la misión de las izquierdas y los sectores progresistas, desarrollar su capacidad de convertir la inconformidad e indignación sociales en conciencia y militancia organizada para derrotar a la contrarrevolución para transformar al país.
Y la tercera, que para materializar esta misión es indispensable una permanente formación y acumulación de fuerzas en los ámbitos del trabajo material, de la vida comunitaria y de las diversas expresiones de la convivencia humana. Que es indispensable compartir ideas, proyectos y expectativas que los distintos sectores progresistas puedan hacer suyos, puesto que solo al arraigar en masas organizadas las ideas se convierten en fuerza material.
Sin embargo, lo más importante es que estas tres cosas no son solo exigencias a las organizaciones que luchan en la oposición, sino sobre todo para las fuerzas progresistas que llegan al gobierno. Porque no solo se trata de generar mayores fuerzas para desenmascarar y derrotar la contraofensiva reaccionaria, sino también para sacar de la modorra a los cuadros y funcionarios adocenados dentro de los gobiernos progresistas. Los partidos y movimientos progresistas que van al gobierno no deben hacerlo para servir como sus justificadores, sino para exigirle a sus integrantes cumplir sus deberes políticos y morales.
Tener mejores gobiernos progresistas no es el fin de esta historia, sino una oportunidad de completar condiciones que faltan para emprender la siguiente. Entre ellas, rejuvenecer y fortalecer nuestras capacidades para derrotar a la contrarrevolución en el campo de la cultura política, la confrontación ideológica y la comunicación persuasiva porque, como apuntó José Martí, “de pensamiento es la guerra mayor que se nos hace, ganémosla a pensamiento”.
Panamá, abril de 2016.
[1]. La Historia me absolverá, de 1953, donde se plantea el objetivo de lograr un régimen democrático progresista, sin mencionar al socialismo.
[2].En 1962, en la cual pasó de reafirmar al socialismo cubano a convocar a la diversidad de las fuerzas que podían emprender la revolución latinoamericana.
[3]. Obviamente, tales procesos han sido diferentes donde una fuerza de izquierda llegó a Palacio sin obtener mayoría parlamentaria, lo que mediatizó los alcances de su victoria (como Lula), o donde triunfó en ambos cotejos (como Chávez). Y tampoco es igual cuando previamente unas insurrecciones urbanas defenestraron al anterior gobierno complaciente con el neoliberalismo (Correa), que donde triunfó ganándole a la derecha unas elecciones reñidas (Rousseff), o cuando la izquierda triunfó pero su victoria le fue robada (Cárdenas).
[5].Ver “Una coyuntura liberadora… ¿y después?” en Rebelión 23 de julio de 2009, “Una liberación por completar” en Alai del 17 de agosto de 2009 y, particularmente, “¿Quién es la “nueva” derecha?” en Alai del 14 de abril de 2010 y Rebelión del 15 de abril del mismo año.
Líder boliviano dejó grata impresión en quienes le escucharon
Rommel Vargas Fernández (izq.) y Emmanuel Buitrago Páez, indígenas de Talamanca, abogaron por crear un espacio para los representantes de sus pueblos en la política nacional, con el fin de que en Costa Rica se tome en cuenta la sabiduría que han logrado sumar a lo largo de los siglos (foto Rafael León).
El presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales Ayma, se presentó en el auditorio Alberto Brenes Córdoba de la Facultad de Derecho el miércoles 28 de febrero, para exponer ante un numeroso y diverso público proveniente de todo el país, sobre el desarrollo del cambio político, económico y social que ha experimentado esta nación sudamericana desde que está en el poder.
Las instalaciones estuvieron repletas e igualmente se habilitó por parte de los organizadores de la visita presidencial, un espacio con pantallas gigantes en la Facultad de Ciencias Económicas para alojar a quienes no pudieron ingresar al auditorio.
Fueron centenares de personas quienes se hicieron presentes en la Universidad de Costa Rica (UCR) para ver y escuchar al Mandatario boliviano, precisamente el estudiante de la Escuela de Artes Musicales, Oscar Jiménez Fernández, fue incluido dentro del espacio cultural previo al inicio de la conferencia para que tocara la guitarra, “de las cosas que más me interesaron fueron la importancia del sentido de servicio que tiene que tener quien se hace de un cargo público, así como la integración plurinacional que tienen actualmente en Bolivia, que busca la integración pero respetando la identidad de cada pueblo. Me gustó mucho la humildad y no demuestra prepotencia o que se le haya subido el poder a la cabeza; se le nota una vocación de servicio y dijo que en un inicio no quería aceptar entrar en la política porque consideraba a los políticos una familia de delincuentes y uno mismo ha tenido ese recelo también”, manifestó Jiménez Fernández.
El Dr. Henning Jensen Pennington resaltó a la Universidad de Costa Rica como el sitio perfecto para compartir y debatir ideas que tengan como tema principal mejorar el futuro de todas y todos (foto Rafael León).
Venciendo la distancia
Al evento asistieron personas provenientes de comunidades alejadas de la Sede Central Rodrigo Facio, como Ana Cecilia Umaña Vargas, vecina del cantón de Corredores y seguidora del presidente Evo Morales, “le destaco la unidad latinoamericana que trasmite y trata de abrirnos los ojos ante los intentos de las grandes potencias que nos quieren robar los recursos naturales y la riqueza que tenemos”, advirtió Umaña Vargas.
Rommel Vargas Fernández es indígena costarricense y vive en Talamanca, pero aseguró que no se perdería por nada la visita del Presidente de Bolivia, “nos sentimos orgullosos de ver que un representante de los grupos ancestrales gobierna un país y eso es una gran lección, pues aunque a veces nos consideran un pueblo sin pensamiento, queda claro que sí podemos ser líderes. Costa Rica debe enfocar la mirada hacia las raíces porque el bien está en nuestra gente, pues hemos sobrevivido a través de los años de la mano con la naturaleza y todo lo que Sibú nos dejó, de ahí que los indígenas tenemos que tener un espacio en la política del país”, ahondó Vargas Fernández.
Jordan Vargas Solano, presidente de la Federación de Estudiantes de la UCR, señaló que la pobreza y la desigualdad social son dos de los principales males que aquejan a nuestro país (foto Rafael León).
“Se ha comentado mucho sobre el sistema neoliberal que ha extraído la riqueza de las naciones de Latinoamérica y el mejor de los pueblos que ha enfrentado esa crisis es el modelo colectivo de los pueblos indígenas. Costa Rica tiene un enorme reto como lo es integrar todos los elementos culturales y tomar en cuenta los aportes que podemos hacer”, expresó por su parte Emmanuel Buitrago Páez, indígena bribri residente en Talamanca.
Conciencia social
Uno de los testigos más cercanos de la presentación de Evo Morales fue el rector, Dr. Henning Jensen Pennington, quien destacó la visión humanista de sus ideas y además recalcó que el campus universitario siempre será un espacio abierto para la discusión de ideas.
Ana Cecilia Umaña Vargas viajó desde Corredores, cantón situado al sur de Costa Rica cerca de la frontera con Panamá, para estar presente en la actividad del Presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma (foto Rafael León).
“Se acentúa la naturaleza humana de todo su discurso y de todas las transformaciones que han llevado a cabo en Bolivia, en donde lo que interesa es el ser humano y antes de cualquier reflexión de la salud de la macroeconomía lo que prevalece es el bienestar de las personas. Este es un mensaje que nos llega de una manera muy especial, sobretodo porque llevamos tres décadas escuchando discursos más cercanos a los números y alejado de las personas, y esa recuperación de la dimensión humana es decisiva en el destino de nuestros pueblos latinoamericanos”, comentó Jensen Pennington.
Finalmente, el presidente de la Federación de Estudiantes de la UCR (FEUCR), Jordan Vargas Solano, estudiante de las carreras de Administración Pública y Economía, hizo un llamado a la unión latinoamericana para afrontar y resolver los retos que tenemos por delante, como por ejemplo ser la región más desigual del mundo.
“Esta actividad sirve para el debate, la discusión y el diálogo sobre el modelo de desarrollo que seguimos en Costa Rica, en donde debemos reducir la pobreza y Evo Morales nos plantea las herramientas básicas que utilizaron, las cuales podemos analizar y tropicalizar según nuestras particularidades y diferencias. El Estado siempre debe tener como prioridad el buen vivir de todos, con paz y justicia social, además de socializar la riqueza y no las pérdidas como ha venido ocurriendo”, acotó Vargas Solano.
El presidente Evo Morales aprovechó su participación en la III Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que concluyó el jueves 29 de enero en Costa Rica, para poder acudir a impartir la conferencia en la UCR.
Mientras Honduras sigue hundiéndose sin saber cuándo vamos a tocar fondo; mientras seguimos contando los homicidios cotidianos, el aumento de las deudas externas e internas; mientras esperamos otro caso escandaloso de corrupción sin lograr recuperarnos del daño causado, excepto por la catarsis social lograda con ver hasta tres cuellos blancos en celdas especiales; mientras el femicidio crece y el tráfico humano aumenta; mientras nuestra niñez y juventud en lugar de morir de hambre o encontrarse involucrada en el crimen organizado, emigra por el túnel de la muerte hacia el sueño americano; mientras los medios de comunicación y desinformación nos llenan la cabeza de sus mentiras y basura comercial; mientras la cooperación internacional sigue reduciendo y condicionando más su ayuda a las organizaciones sociales; mientras subimos 4 puntos más en nuestra pobreza; y, mientras se siguen debilitando las organizaciones de la sociedad civil progresistas, que no presentan programas alternativos, más al sur del país se libran batallas campales por seguir mejorando su calidad de vida.
Este domingo se dieron elecciones generales en la séptima potencia económica mundial, miembro activa de BRICS, la gigante de América Latina, Brasil. Desde que gobierna el Partido de los Trabajadores con Lula da Silva y Dilma Rousseff, se ha logrado que 20 millones de familias dejen de ser pobres. Los éxitos en salud, educación, y de recuperación económica general han llevado a esa nación a ser una líder en el nuevo escenario que perfila a un mundo multipolar. La campaña contra el PT por los principales medios de desinformación ha sido constante y se agudiza más a partir de este momento en que se inicia la campaña electoral por la segunda vuelta donde el PT y sus otros partidos aliados, van a luchar por la elección de Dilma Rousseff. Su contrincante del Partido Social Demócrata, Aécio Neves, representante del gran empresariado y la clase privilegiada, enfila sus baterías para ganarle y re-establecer un modelo de mercado libre o neo liberal. Desde luego, con el apoyo internacional de las grandes financieras y corporaciones trasnacionales. Así es que, sin lugar a dudas, en Brasil se seguirá en una lucha campal hasta llegar a la segunda vuelta, o balotaje, el 26 de octubre.
Mientras nos seguimos hundiendo y, mientras llega la segunda vuelta en Brasil, en Sur América ocurren otras luchas políticas muy significativas para los latinoamericanos. En Bolivia se realizará elecciones el 12 del presente mes. Un país donde se ha reconocido internacionalmente los grandes logros del Movimiento Al Socialismo (MAS), partido constituido en 1987 y refundado en 1997 en fusión con otros partidos de izquierda, con que gobierna Evo Morales. Un nativo educado en las ciencias sociales quien, a diferencia de su par abogado constitucionalista de raza negra, pregona la paz y ha elevado los índices de calidad de vida de toda su nación, así como ha renegociado con las grandes compañías extractoras los convenios logrando que el 82% de los ingresos queden dentro del país. No cabe duda que allí como en Brasil, las grandes cadenas de comunicación y desinformación del mundo, entre ellas CNN, FOX y otras, tienen fuertes campañas con sus allegadas locales para desprestigiar los gobiernos que no han querido apegarse a los dictados de Washington.
A la vez que tengamos las elecciones en Brasil con la segunda vuelta, el mismo día, en Uruguay se celebrará elecciones generales. El Frente Amplio, que además de tener el poder ejecutivo, mantiene mayoría parlamentaria en ambas cámaras, es el favorito. El Frente Amplio inició sus actividades en 1971, Actualmente, el Frente Amplio integra una coalición de partidos como la Asamblea Uruguay, el Partido Socialista, el Movimiento de Participación Popular, la Alianza Progresista y otros partidos de izquierda. El actual presidente del país, miembro fundador, José Mujica, de gran prestigio mundial como estadista, dejará la silla presidencial a inicios del 2015.
Lo que se ha logrado en los primeros años del presente siglo, al cambiar el mapa geopolítico internacional, estos países mencionados, junto al Ecuador y Venezuela, un poco Chile y Perú, que anteriormente giraba sobre el eje del imperio estadounidense, para colocarse en una posición de auto definición soberana, podría irse a la borda con si se perdieran las elecciones para caer nuevamente en el sistema neo liberal. Así que las baterías desde los medios oficiales de Washington estarán enfiladas hacia los países que van a elecciones para desacreditar a sus actuales gobernantes. Esa preocupación no está en Honduras, puesto que para no desprestigiarnos más, mejor no nos mencionan en sus programas.