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Etiqueta: Turrialba

La Feria del Café de Aquiares: en una comunidad rural y una finca cafetalera centenarias

German Masís Morales

Este fin de semana se realizó la IV Feria del Café de Aquiares (3 presenciales y una virtual en el 2021), en una comunidad rural perteneciente al distrito de Santa Rosa de Turrialba, ubicada al norte de ese cantón cartaginés.

Aquiares, que significa “tierra entre ríos” en el idioma huetar, es una comunidad de 2 mil habitantes, fundada en 1890, que se encuentra entre los ríos Aquiares y Turrialba y se ubica en medio de la finca Aquiares adquirida a principios del siglo XX por la familia Lindo de origen inglés y dedicada a la producción de café, en suelos volcánicos y profundamente fértiles.

La feria que se realiza tanto en el parquecito de la comunidad, como en el beneficio de la empresa Aquiares, que se encuentra frente a la iglesia del pueblo, reúnen en el primer espacio a gran cantidad de microempresarios que venden artículos diversos como alimentos procesados, artesanías en madera, vidrio, arcilla, lana y cuero, plantas ornamentales, maquinaria agrícola y una zona amplia de comidas tradicionales y rápidas. Ahí se ubica también el escenario dedicado a la música y a las actividades culturales que animan la feria.

En las instalaciones del beneficio, se concentran la mayoría de actividades ligadas a la producción de café y a la actividad agrícola, como la venta y degustación de diferentes marcas y tipos de café, las charlas sobre la producción, procesamiento y catación del café, la muestra y venta de equipos para la elaboración de la bebida del café, como prensas, bandolas y cafeteras y productos asociados a la producción del café como sacos, sombreros y ropa alusiva a la actividad.

Entre las marcas y tipos de café, además de la marca principal el café Aquiares y sus tipos de café la Esperanza, Entre Ríos y Centroamericano, en los procesos lavado, natural y honey, se encontraban otros cafés de la zona de Turrialba, como la Misión, Siwabra, Java (producido por el CATIE) y 3 X.  Junto a los cafés turrialbeños, se mostraban y vendían cafés de otras regiones del país, como el Encinal de Tarrazú, Sombra Verde de Sarchí, Coffea Diversa de Biolley de Buenos Aires y el café Monteverde.

A la par de las diferentes marcas y tipos de café, se ofrecían y vendían productos de la zona, como el cacao de las marcas Siwabra, Nórtico y Lola (producido por el CATIE), los quesos de finca Valle Verde y Le Chaudrón, granola y almendras de Turri Nuts, mermeladas y conservas de Productos Alimenticios las Delicias, sangría de maracuya y reposterías de empresas familiares.

En la Feria del Café de Aquiares, se podía disfrutar de otras actividades como el tour del café tanto por la planta del beneficio como por la finca Aquiares, la visita a la finca orgánica las Nubes y a una granja de animales al frente del parquecito, además de la invitación de la Cámara de Turismo de Turrialba, para adquirir los tours por el río Pacuare, el monumento Guayabo y el volcán Turrialba, bajo la marca “Turrialba: ruralmente auténtico”.

En fin que la feria del café de Aquiares, es más que una feria de café, es visitar una comunidad rural, ubicada entre dos ríos y una catarata en las estribaciones de las montañas del norte de Turrialba, inmersa en una hacienda cafetalera, una de las más grandes del Valle Central y con uno de los beneficios de café más antiguos y en donde existe una de las iglesias más bellas del país, una iglesia metálica importada de Bélgica en el año 1925; es toda una experiencia.

Pronunciamiento por la quema en Turrialba

El martes 14 de junio se dio la noticia de una familia indígena Cabécar que acudió a un centro médico en Turrialba, un niño fue diagnosticado con Covid-19 y tres adultos, su madre incluida, fueron aislados en un albergue acondicionado donde esperan los resultados de las pruebas que les hicieron. Desde horas de la tarde medios de comunicación señalaban que un grupo de vecinos del lugar donde se encuentra el albergue, estaban exigiendo que las personas aisladas fueran sacadas del lugar. La situación continuó hasta que en horas de la madruga realizaron una quema frente al albergue.

Esta acción es una expresión de ignorancia y racismo, primero por el desconocimiento respecto a las formas de transmisión del virus y también por ser un acto de intimidación que puso en peligro la integridad de las personas indígenas que se encontraban dentro del albergue.

Esta situación es injustificable y pone en evidencia el racismo estructural que persiste en la sociedad. El trato inhumano contra las personas indígenas por parte de las personas que las estaban instigando debe ser condenado. El hostigamiento no se produce únicamente por la sospecha de la transmisión del virus, es la evidencia de un trato discriminatorio en contra de la población indígena, esta discriminación es cotidiana en una sociedad que siempre nos han visto como “los otros” y lamentablemente sale a relucir en momentos donde deberían estar presentes la empatía y la solidaridad.

Por otra parte, señalamos la exclusión y la invisibilización histórica que el Estado costarricense ha realizado en contra de los pueblos indígenas, que encadenado al racismo y la discriminación generan una enorme amenaza para los pueblos indígenas en la actual pandemia. Los pueblos son afectados de diversas maneras, en primer lugar por el peligro de contagiarse con el virus, a esto también se suma el poco acceso a centros de salud para la atención médica, por ejemplo, la población indígena cercana a Turrialba debe movilizarse por horas y días completos para acceder a un centro de salud y lugares para abastecerse de comida. Esta situación hace más vulnerable a los pueblos indígenas. Si a lo anterior se agrega las acciones de discriminación de parte de la sociedad que les impide acceder a los centros de salud y elementos básicos como el alimento, se genera una situación crítica para los indígenas, que vulnerabiliza sus derechos más elementales.

Denunciamos los actos de racismo y discriminación sucedidos, pedimos a las autoridades su accionar para evitar estas situaciones a futuro, garantizando el derecho pleno a la salud que tenemos todos como personas. Además, pedimos que las poblaciones indígenas reciban servicios de salud que no los obligue a movilizarse fuera de su territorio y sea pertinente culturalmente, esto incluye que sea dado en un idioma propio, respetando los tiempos de las comunidades y respetando las formas propias de medicina de los pueblos indígenas.

Publicado en la página de Facebook del Movimiento Indígena Interuniversitario de Costa Rica.

 

Compartido con SURCOS por Jorge Arturo Chaves Ortiz.

Comunidades de Turrialba rechazan hidroeléctricas de H. Solís

El pasado 20 de julio de 2019, miembros de diversas organizaciones sociales y comunales del cantón de Turrialba, en conjunto con un grupo de estudiantes, profesionales, ciudadanos y ciudadanas de diferentes partes del país, nos reunimos en la comunidad de Torito, con el fin de discutir sobre la amenaza que representa la construcción de nuevas represas hidroeléctricas en este cantón, así como definir acciones para enfrentar dicha amenaza en defensa de nuestros ríos y nuestras comunidades.

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“Ni una represa más” en Turrialba

Realizar un plebiscito para liberar por siempre el cantón Turrialba de nuevas represas hidroeléctricas, es el objetivo de un vigoroso movimiento social que agrupa personas, organizaciones y comunidades, incluidas del territorio indígena cabécar de los ríos Jäküii/Pacuare y Duchï/Chirripó Caribe.

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UCR: Estudiantes usan sus capacidades para impulsar el empoderamiento de las mujeres turrialbeñas

Daniela Muñoz Solano

Periodista Vicerrectoría de Acción Social

El proyecto facilita espacios de aprendizaje de distintas disciplinas y saberes, que se aprovechan para reflexionar sobre temas de género. Foto cortesía del proyecto.

Una clase de inglés, un taller de hidroponía o una clase de cardio baile puede ser el espacio perfecto para fomentar el empoderamiento femenino, y así lo demuestra el proyecto TC- 672 “Empodero: Experiencias que posibiliten empoderamiento, dirigidas a mujeres trabajadoras del hogar de la comunidad de Nochebuena ubicada en el distrito de Turrialba».

En este proyecto, estudiantes universitarios de todas las carreras que se imparten en la Sede del Atlántico de la Universidad de Costa Rica (UCR), ofrecen cursos y talleres con distintas temáticas a las mujeres de la comunidad, con el fin de facilitar espacios de reunión, de construcción colectiva y de empoderamiento, al tiempo que en clase o en charlas se abordan problemáticas como estereotipos de género, autoestima, violencia, conciencia corporal y liderazgo femenino.

“Si convocamos a las mujeres a charlas sobre estos temas, no van, pero a un curso de computación o de inglés, sí van y allí aprovechamos para trabajar estos otros temas que son fundamentales”, cuenta Blanca Luz Sojo, coordinadora del proyecto.

Ana Graciel Ortiz, estudiante de inglés y enseñanza de la música, da clases de inglés básico en Las Colinas, una comunidad de reciente fundación. La estudiante se empeña en dar al grupo de mujeres, no solamente nociones básicas del idioma, sino que aborda durante la clase temas como trabajo doméstico, salud, nutrición y autocuidado.

Espacios para ejercitarse son parte importante del proyecto pues construyen relaciones entre las mujeres y promueven autocuido. Foto cortesía del proyecto.

“A veces ellas sienten que solo estan en casa haciendo nada, aunque están trabajando en casa y cuidando a los hijos que es super importante, ahí en clases nos ponemos a hablar del valor del cuido, de educar niños, de limpiar la casa no sólo para sí mismas, sino para otras personas, de que estudiar o trabajar fuera es importante, pero ser ama de casa no es “no hacer nada”, metemos esos temas transversales durante la clase para que abran la perspectiva a lo valiosas que son y lo mucho que aportan a sus familias y a la sociedad”, cuenta la estudiante.

Viviana Fallas es estudiante del curso de inglés y asiste al de cardio baile (que también imparte el proyecto), es ama de casa, madre de tres y estudiante de informática educativa en la UNED. Según dice, los cursos que ha recibido son excelentes porque todos los días aprende algo nuevo “ya sea para ponerlo en práctica ayudándole a los hijos o en el estudio o más adelante en el trabajo”.

Otra de las beneficiadas con este proyecto es Melissa Mora, vecina de Los Ángeles. Ella ha llevado cursos de diseño, papel y telas, pintura y acondicionamiento físico. “Gracias a ese curso de pintura me di cuenta que tengo esa habilidad, la semana pasada fui a una reunión de los artesanos de Turrialba y me llamaron el fin de semana para decirme que aceptaban mi arte, entonces ahora soy parte de la asociación y eso gracias a los cursos de Empodero. Me siento muy contenta y como mujer me siento realizada y empoderada con respecto a mis habilidades”, afirma con orgullo.

Las mujeres de comunidad de Las Colinas, en Turrialba, participan en diversos cursos que organiza el TCU. Foto: Daniela Muñoz

Doña Gerardina Dittel, vive en Las Brisas en Nochebuena desde hace más de 30 años. Es ama de casa, mamá de 4, abuela de 12 y bisabuela de 4. Relata que asistió el curso de hidroponía y ahora asiste al de inglés, al de manualidades a partir de material de desecho y al de cardio baile. “Los cursos son muy buenos y me sirven para no estar solo en la casa. Yo vengo y me desentiendo un rato de la casa y aprendo, además estoy haciendo algo por mi salud”.

Lorena Gutiérrez es de Barrio Los Ángeles y cuenta que no sabe leer ni escribir, pero que “se las ingenia” y aprovecha los espacios al máximo. Terminó el curso de computación, dos cursos de pintura, otro de manualidades y ahora está aprendiendo primeros auxilios. “A mí me gusta mucho, porque como nunca fui a la escuela, mi mayor logro es apearme del bus y que me vean entrar a la universidad. Ni qué decir cuando he recibido un diploma, aunque no sepa leer ni escribir, yo puedo y por eso aquí estoy”.

 

Información generada desde la Vicerrectoría de Acción Social.

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Los puentes en Angostura, Turrialba

El entomólogo Luko Hilje compartió con SURCOS un artículo reciente de su autoria que invitamos a leer.

Resumen: En Costa Rica, uno de los anhelos de varios gobernantes y en particular de Braulio Carrillo, fue construir un buen camino entre el Valle Central y la costa del Caribe, para favorecer tanto la exportación como la importación de bienes y mercaderías. El camino a Matina, que databa de la época colonial, era inadecuado y, además, obligaba a cruzar el río Reventazón en un paraje inseguro, en las cercanías del actual Siquirres. Por tanto, en el gobierno de Juan Rafael Mora se decidió desechar esa ruta y buscar un mejor sitio para atravesar el río, y fue cuando se localizó Angostura, en Turrialba. En este artículo se documenta de manera detallada, con base en expedientes disponibles en el Archivo Nacional y periódicos existentes en la Biblioteca Nacional, cómo fue que ese punto fue descubierto, así como las iniciativas y las personas que hicieron posible la construcción de los cuatro puentes erigidos ahí a lo largo de 110 años: uno de troncos y calicanto, uno de madera y techado, uno de hierro y el actual puente de acero, levantados durante los gobiernos de Mora (1852), Jesús Jiménez Zamora (1865), Julio Acosta García (1923) y Mario Echandi Jiménez (1962).

Para leer el texto completo puede ingresar en el siguiente enlace:

Angostura-Puentes-Luko Hilje

 

 

Enviado por Luko Hilje.

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Cinco comunidades turrialbeñas recuperan su historia junto a estudiantes de la UCR

  • Proyecto de Acción Social busca rescatar las historias de la comunidad

Cinco comunidades turrialbenas recuperan su historia junto a estudiantes de la UCR
Como parte del proyecto, se organizan «museos comunitarios», en los cuales los vecinos participan con objetos, fotos y vídeos. – foto cortesía del proyecto.

Si bien mucho se conoce del cantón central de Turrialba: su historia, sus artistas y sus aportes al desarrollo nacional, el pasado de muchas de las comunidades aledañas es desconocido aun para las personas que habitan sus calles.

A raíz de la inquietud de que con cada ciudadano o ciudadana que fallece, fallece una parte de la historia de un barrio, es que surge el proyecto de Acción Social “Escribimos la historia de las comunidades de Turrialba”(TC-688), a través del cual las comunidades turrialbeñas de Santa Cruz, San Antonio, El Carmen, Santa Rosa y Aquiares, en conjunto con estudiantes universitarios redescubren colectivamente la historia de sus barrios y antepasados, forjando vínculos que explican su pasado y dilucidan su futuro.

Leonardo Pereira es el docente a cargo y creador del proyecto. Profesor de comunicación y lenguaje, coordinador de extensión cultural de la Sede del Atlántico y, sobre todo, turrialbeño, Pereira relata que fue su experiencia personal la que le hizo entender la importancia de inmortalizar la historia de las comunidades.

Yo soy de un pueblo de Turrialba, de San Antonio, del lado de Santa Cruz. Me gustaba sentarme en el patio de la casa con mi abuelo a escuchar de su vida, sus historias, de cómo surgió el pueblo, de los esfuerzos que tuvieron que hacer para llevar electricidad, tener escuela, construir una iglesia y otro montón de cosas. Cuando murió mi abuelo me di cuenta que con él se fueron sus historias. Hablando con otros colegas y personas nos dimos cuenta que esa era la realidad de muchos pueblos, porque de Turrialba hay mucho escrito, sobre el cantón central, pero comunidades como Santa Cruz, Guayabo, La Suiza, Santa Teresa están ahí con una gran riqueza histórica. Entonces me di a la tarea de formular un proyecto que se preocupara por acercarse a la gente para conocer su vida, su historia”, cuenta Pereira.

Según el docente, la historia de estas comunidades, marcadas por la llegada del ferrocarril o de la caña, o por su propio desarrollo cultural y social, “está pero no está”, pues se encuentra en la memoria oral de las personas, pero nadie la ha escrito o visibilizado. “Ese es el trabajo que los muchachos [matriculados en el proyecto] hacen, en una serie de actividades de trabajo directamente con la comunidad, para conocer la historia y para difundirla”.

Cinco comunidades turrialbenas recuperan su historia junto a estudiantes de la UCR2
Los estudiantes entrevistan a los vecinos de las comunidades en sus casas o lugares de trabajo para recoger sus historias. – foto cortesía del proyecto.

Es por eso que el proyecto no se enfoca en el conocimiento escrito que pueda existir, sino en el trabajo directo con la comunidad, en la historia viva de la gente, lo que las mismas personas quieran contar de su pueblo, su historia, su vida, sus familias. Así, las y los estudiantes se acercan a todas las casas que les sea posible para que las personas les compartan sus vivencias y las de sus familias. “Le damos mucha importancia a los adultos mayores, pero también los niños son importantes, pues hacemos mucho trabajo con escuelas, ya que uno de los objetivos es que las nuevas generaciones conozcan su identidad, sus raíces, todo lo que construye lo que son y lo que costó construirlo”.

Museos comunitarios

Las historias se sistematizan y agregando los objetos, documentos fotográficos o audiovisuales que se recojan,se construyen museos comunitarios en gimnasios o escuelas, donde las personas participan con objetos, fotos o videos, llevan platillos propios de la comunidad, los adultos mayores recuerdan anécdotas y se reúnen a compartir. También se llevan a cabo talleres de memoria histórica en escuelas y colegios.

Según el docente, el proyecto no solamente es provechoso para las comunidades, que recuperan y ponen en común sus memorias, sino para los estudiantes, pues se llegan a convertir en “uno más de la comunidad”. “Es tal el grado de identificación con la comunidad que no solo se quedan en ir y conocer la historia, sino que ven un espacio para aportar y colaborar con los grupos organizados de la comunidad: asociaciones de desarrollo, escuelas, iglesias, ASADAs. Es una experiencia bastante interesante, donde la comunidad nos da, pero también se sienten parte y aportan. No se limita al rescate histórico sino que llegan a sensibilizarse al punto de que se convierten en uno más de la comunidad donde están”.

Pereira cuenta que el año pasado trabajaron en Santa Cruz, San Antonio y El Carmen, donde el proyecto tuvo muy buena acogida, y este año trabajarán con las comunidades de Santa Rosa y Aquiares.

 

Daniela Muñoz Solano

Periodista Vicerrectoría de Acción Social

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR documenta historia de la migración afrocaribeña para enseñanza en escuelas, colegios y universidades

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«Construyendo nuestra nación: el aporte de las migraciones afrocaribeñas en Costa Rica» es el nombre del seriado documental producido por la Cátedra de Estudios de África y el Caribe (CEAC) de la Universidad de Costa Rica (UCR) para visibilizar la migración y los aportes de la población afrocaribeña.

La iniciativa consta de cuatro documentales de 30 minutos, elaborados a partir de investigación histórica, testimoniales y archivos fotográficos, facilitados en su mayoría por descendientes de las familias que llegaron a Costa Rica desde 1870 procedentes de diversas regiones del Caribe.

A partir de un amplio proceso de entrevistas, el proyecto registró las experiencias de vida de costarricenses afrocaribeños, hijos y nietos de migrantes de las Islas de las Antillas, quienes establecieron su vida en Costa Rica en regiones como el Caribe Sur, Limón Centro, Turrialba y San José.

Por medio de las voces y anécdotas de los entrevistados, todos mayores de 70 años, los documentales retratan los procesos sociales, políticos y económicos que acompañaron la migración afrocaribeña al país y visibilizan su aporte en la consolidación de la sociedad actual costarricense.

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Según la Dra. Rina Cáceres, directora de la CEAC, este proyecto se suma a los diversos esfuerzos impulsados por la UCR durante los últimos 12 años, como un “acto de reparación” frente a la invisibilización que ha tenido la población afrodescendiente en la historia nacional, centroamericana, latinoamericana y mundial.

“Esos vacíos, silencios y ausencias en la memoria histórica no son inocuos, todo lo contrario, fueron llenados con estereotipos. La ausencia de información sobre el pasado fue sustituida por un conjunto de valoraciones en las que el racismo encontró un espacio para germinar y crecer”, enfatizó Cáceres.

El compilado de entrevistas consolidadas con este proyecto será entregado al Archivo Nacional, mientras que los cuatro documentales serán distribuidos por el Ministerio de Educación Pública (MEP) en las escuelas, colegios y universidades del país.

A partir del próximo año, los documentales serán utilizados como insumo académico en la formación de los estudiantes costarricenses, proceso para el cual, el MEP ofrecerá guías pedagógicas que orientarán el trabajo en clase de los docentes que implementarán esta iniciativa.

“Los estudiantes costarricenses desconocen que de las Antillas llegaron trabajadores, técnicos escolarizados y profesionales que hicieron de Limón una ciudad cosmopolita, con edificios de una sofisticada una arquitectura, sitio de obras de teatro y una activa prensa que puso al país entre Nueva York y Londres. Siendo la puerta de entrada para el Valle Central de ideas, modas y comidas hoy tan cotidianas como el Queque de Navidad”, señaló Cáceres.

Jóvenes centroamericanos también conocerán su herencia africana

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Al igual que los jóvenes costarricenses, a partir del primer ciclo lectivo del 2018 los estudiantes de todos los centros de educación primaria y secundaria pública de Centroamérica empezarán a estudiar la historia de la migración de origen africana en sus países.

Esta incorporación a los planes de estudio se consolida luego de que los Ministros de Educación Pública de la región reconocieran la importancia de subsanar el ausente conocimiento de las sociedades centroamericanas respecto a la historia y la contribución de las poblaciones afrodescendientes.

La necesidad de incorporar estas temáticas fue planteada a los jerarcas regionales por Pilar Alavarez Lazo, directora de la Oficina multipaís de la las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Dra. Rina Cáceres, directora de la CEAC.

La reflexión fue realizada en el marco de la 38° Reunión Ordinaria del Consejo de Ministros de Educación y de Cultura de Centroamérica celebrada en Panamá en octubre anterior y ahora, serán la UNESCO y la CEAC de la UCR las entidades encargadas de poner en marcha este compromiso regional.

“Los Ministros de Educación se comprometieron a impulsar la inclusión de las contribuciones de las poblaciones afro-descendientes en el curriculum educativo y coincidieron en que se debe reparar esta omisión histórica en los programas y textos con los que se forma a los estudiantes”, explico Cáceres.

La formación docente y la disposición de materiales adecuados para el desarrollo de las clases se perfilan actualmente como los principales retos que plantea la consolidación de este importante cambio curricular en la educación centroamericana.

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La académica explicó que se hará una recopilación y selección de las producciones audiovisuales existentes que abordan los procesos migratorios africanos y caribeños hacia las naciones centroamericanas; todo el material se colocará en plataforma digital para uso de los docentes.

Dichos recursos audiovisuales se complementarán con infografías que sistematicen el contenido de la colección “Del olvido a la memoria”, una producción de cinco fascículos editados por la UNESCO y la UCR entre los años 2008 y 2011, en los que se recapitulan las migraciones afro descendiente durante el periodo colonial y el Siglo XIX.

Así mismo, la Cátedra de Estudios de África y el Caribe realizará gestiones para traducir al español un seriado documental elaborado por la cadena internacional BBC de Londres sobre la Historia General de África, que podría fungir como un insumo trascendental en este proceso de formación.

De forma paralela a la consolidación de estos materiales académicos, se realizará un proceso de capacitación regional, por medio del que se pretende que los docentes puedan actualizarse en esta materia e interiorizar estos procesos de aprendizaje, que más tarde llevarán a las aulas.

“Sabemos que este proceso va a implicar cambios y choques conceptuales, porque representa comprender una parte de la historia que nunca nos fue enseñada; pero mientras que en países como Alemania, Francia o Inglaterra podría ser imposible imaginar un cambio curricular de este tipo y esta magnitud, aquí tenemos posibilidad de hacerlo e incidir en la formación de nuestra sociedad”, concluyó la directora de la Cátedra.

Para más información puede comunicarse con la Dra. Rina Cáceres a los teléfonos 2511-8371/ 8379-2343 o al correo rina.caceres@ucr.ac.cr

Sobre la migración afro-descendiente al país:

Según la investigadora Rina Cáceres, el primer grupo de herederos de la Africanía llegó a Costa Rica a finales del siglo XVI como parte del contingente migratorio procedente de España (afro-españoles) y otro en menor numero como mano de obra esclavizada de España y África para trabajar en agricultura, ganadería y construcción. Sus descendientes fueron parte del mestizaje entre indígenas, españoles y africanos.

Los primeros migrantes africanos se asentaron en Cartago, Guanacaste y Puntarenas, donde dieron origen a hijos afro-mestizos, que en la mayoría de los casos no tienen una verdadera consciencia de su pasado africano, pues el contexto político social siglo XIX les hizo “preferir” su raíz blanca y/o indígena.

Se tienen registros de que, para 1801, el 30% de la población del Pacífico costarricense, era afro-descendiente, llamada en las fuentes como negro, mulata o parda.

En 1824, dos años después de la Independencia, los nuevos Estados Centroamericanos abolieron la esclavitud que benefició a una mayoría de mestizos que eran los que se encontraban esclavizados.

La segunda migración de afro descendientes llegó a Costa Rica en 1870, procedente de las islas de las Antillas, principalmente de Jamaica, pero también de Trinidad y Tobago, Barbados, Santa Lucía y Saint Kitt, además del Caribe centroamericano.

Los miembros de este grupo pertenecían a la clase media de Jamaica, eran escolarizados y trabajadores calificados. Decidieron migrar a Costa Rica al ver los anuncios que las empresas constructoras del ferrocarril y del Canal de Panamá dieron a conocer en los periódicos de su país, el cual, atravesaba en ese momento una crisis económica.

Interesados en nuevas oportunidades laborales, llegan a Costa Rica maestros, ingenieros, técnicos y maquinistas angloparlantes, ciudadanos insertos en la revolución industrial, como resultado del importante papel que, como colonia británica, tenía Jamaica en ese contexto.

Aunque los migrantes de Saint Kitts eran francoparlantes, con el paso de los años, su idioma quedó invisibilizado ante la fuerte presencia del inglés que impulsaron los migrantes del resto de islas antillanas.

Con el paso de las décadas y en los primeros años del Siglo XX, continuaron llegando a Costa Rica migrantes del Caribe nicaragüense y panameño, como resultado de la comunicación constante que existía entre todo el Litoral Caribe de Centroamérica.

UCR documenta historia de la migracion afrocaribena

Información generada desde la ODI-UCR.

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