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Los cincuenta años de la UNA y el ethos de sus fundadores (III)

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y catedrático de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA).

A lo largo de su medio siglo de existencia ya transcurrido, la UNA se fue dotando de una importante infraestructura física, tanto en sus campus Omar Dengo y Benjamín Núñez, el primero ubicado en la ciudad de Heredia y el segundo en el sector del Barreal de Heredia, donde se concentran algunas de sus actividades más importantes de docencia, investigación y extensión, como también en los de las sedes y subsedes regionales de Pérez Zeledón, Coto, Liberia, Nicoya y Sarapiquí por lo que la nueva universidad fue consolidando la proyección nacional que siempre la caracterizó, aunque también en esto hay una gran diversidad de opiniones, si bien algunas caricaturescas como la de quienes hablaban de la “Universidad de Heredia” o simplemente “la del río Pirro”, con connotaciones también peyorativas. Sin embargo, fue el abandono gradual del proyecto académico original, con sus proyecciones sociales e interdisciplinariedad, lo que tiende a pesar desapercibido, o silenciado en la manera de evocar (o verdad oficial y oficiosa, para el caso) el inicio de la vida universitaria durante su etapa fundacional.

Los aportes de la UNA en los campos de la investigación y la extensión han sido tan valiosos como los de la docencia, y abarcan un espectro muy amplio en diversos campos de actividad científica, la acción social y de respaldo a la cogestión de comunidades y cooperativas de agricultores, pescadores y apicultores en diversos puntos de la geografía nacional. También, han sido muy importantes las contribuciones específicas del Observatorio Sismológico y Vulcanológico de la institución (OVSICORI), la Escuela de Biología Marina y sus laboratorios acerca de los problemas planteados por la pesca de arrastre, la matanza de tiburones y la pesca abusiva en el domo térmico de nuestra zona exclusiva marítima del Pacífico, las investigaciones de la Escuela de Química sobre la contaminación ambiental en los espacios urbanos entre otras actividades, el programa de investigación de plaguicidas y las implicaciones su toxicidad en el agro, el programa de análisis de la coyuntura económica y social, auspiciado por las escuelas de economía y sociología, las investigaciones del IDELA y sus constantes publicaciones sobre nuestra área continental, los del IDESPO o Instituto de Estudios de Población con sus encuestas demográficas, sociales, como también de opinión sobre temas sociales y políticos. En fin, todo un conjunto de acciones con las que UNA impacta en la comunidad nacional para beneficio de todos sus habitantes, si bien advertimos que este no pretende, de manera alguna, ser enumeración exhaustiva del inmenso aporte de esta universidad pública a nuestra nación.

La UNA acogió como estudiantes a jóvenes provenientes de los sectores populares, tanto urbanos como rurales, lo que se reflejó en las estadísticas para cuantificar los resultados y tendencias de las políticas de admisión, becas y residencias estudiantiles dentro del ethos del proyecto inicial de la UNA. Los logros se pueden apreciar también en el orden de lo cualitativo y en la medida del tiempo transcurrido se han hecho mucho más evidentes.

En los inicios mismos de la nueva institución, la creación del Instituto de Estudios Latinoamericanos (IDELA), rescatando la colección del Repertorio Americano de Joaquín García Monge (publicado en Costa Rica entre 1919 y 1958), con la ayuda de su hijo, el doctor Eugenio García Carrillo, dando lugar a un largo proceso de recuperación, análisis y divulgación de los contenidos de esa extraordinaria revista que circuló por todo el continente (Francisco Morales Hernández y Mario Oliva Medina, dixit). Por otro lado, los esfuerzos del IDELA se orientaron hacia el análisis de las tendencias que caracterizan  al conjunto de nuestra región, en el plano de lo cultural, de la integración regional y el reconocimiento de una identidad común, y la del  Instituto de Estudios del Trabajo (IESTRA), con sus pioneras investigaciones y la docencia dirigida hacia los trabajadores sindicalizados, permitieron avizorar las tendencias y orientaciones  de la UNA hacia el mundo laboral, con toda su intrincada y compleja problemática, cuando aún no soplaban los vientos fríos del pensamiento único neoliberal, los que fueron alejando a la socialdemocracia regional de sus políticas keynesianas y reformistas en el mundo laboral y empresarial, al mismo tiempo que entraban en una crisis, incluso de identidad, la casi totalidad de los diversos sectores de la izquierda socialista o comunista (¿meras etiquetas acaso?), los que durante las décadas siguientes abandonaron gradualmente las reivindicaciones obreras y campesinas en materia de legislación laboral, contrato colectivo de trabajo, salud ocupacional, sindicalización y respeto a los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).Todo este lento y sostenido proceso, que si bien no se dio en términos del discurso pero sí en el de los hechos, como resultado del arribo de la llamada posmodernidad y presunto el abandono de los “grandes relatos” del período de entreguerras y la última posguerra, caracterizada por un crecimiento económico sostenido y el despliegue del estado de bienestar. Esto explicaría, al menos en parte, el cierre o reconversión del IESTRA en los últimos años del siglo XX, un hecho al cual hicimos alusión en la segunda parte de artículo y que marcó un punto de inflexión hacia una visión tecnocrática y utilitarista de la institucionalidad universitaria, frente al que al menos uno de los fundadores de la UNA, Francisco Morales Hernández protestó vehementemente. Tendremos que seguir conversando sobre otras dimensiones de la inmensa proyección de la UNA sobre el conjunto de la sociedad costarricense.

50 Aniversario de la UNA – Ciclo de conferencias

El miércoles 8 de marzo, 2023 a las 2:00 p.m. en el Auditorio Clodomiro Picado Twight, en el Campus Omar Dengo en Heredia se dará una conferencia a cargo de Rose Marie Ruiz Bravo (exrectora de la Universidad Nacional (UNA) de 1989-1995), bajo el ciclo de conferencias 2023 de exrectores y exrectoras de la UNA. Esto en los cincuenta años de dicha Universidad.

Coopesilencio: 50 años un sendero al bienestar construido desde la exclusión social

Miguel Sobrado

El 20 de enero de 1973, se constituyó la Cooperativa de Autogestión El Silencio con 60 socios, ex obreros bananeros desempleados y campesinos sin tierra que presionados por las necesidades de sus familias invadieron las 500 has que quedaban sin vender, de la finca El Silencio de la United Fruit Company.

Fueron desalojados y encarcelados hasta tres veces, pudieron finalmente obtener las tierras, en primer lugar, por su capacidad de organización y el respaldo solidario de las organizaciones comunales; de conducción de la lucha y el peso nacional que tenían las organizaciones campesinas, de la Federación Nacional Campesina. En tercer, pero no menos importante fue el de la alianza que se estableció con el entonces gerente del ITCO, don Teodoro Quirós y el padre Alfaro Gerente del IMAS. Ellos actuaron con decisión para apoyar a los campesinos, enfrentándose a la presión de los políticos que querían comprar la tierra barata a las fincas bananeras. Cuando la Fruit Company estaba interesada en adelantar la fecha de sus acuerdos con el Estado y poder llevarse Panamá instalaciones y equipo que requerían allá. La decisión de don Teodoro de comprar la finca para la cooperativa motivó que en la Junta Directiva del ITCO, se pidiera su destitución. Se generó un conflicto muy fuerte en que don Teodoro defendió su posición diciendo que “a él lo habían puesto ahí para entregar tierras a los que no tienen y no a los que ya tienen”. En este conflicto intervino con fuerza a favor de don Teodoro doña Julieta Pinto, la escritora que fue a hablar con el entonces presidente de la república don José Figueres Ferrer, y le pidió que la nombrara en la Junta Directiva del ITCO para apoyar a Don Teodoro. Don Pepe le dijo que en ese momento no era posible, pero intervino, poniendo orden para mantenerlo como gerente. En su lugar la nombró como miembro la Junta Directiva del IMAS, desde la cual veló porque no faltaran los alimentos en etapa difícil del nacimiento de la cooperativa. Así era doña Julieta, además de buena escritora y docente, era una dama de gran belleza y señorío, que actuaba eso sí, con firmeza y autoridad personal desde posiciones de bajo perfil. Lástima que la muerte la sorprendió un mes antes de este aniversario a sus 101 años. 

Don Teodoro habría autorizado la formación de una cooperativa de autogestión, a instancias mías y por el Consejo de don Clodomiro Santos de Morais, eso sí como un experimento. Un día me llamó y me dijo que, de acuerdo con informes de sus técnicos, los cooperativistas estaban haciendo mal manejo de los fondos y que como él era el responsable de la institución, iba a cancelar el experimento. Yo le dije ´´ vea don Teodoro, si lo que sus técnicos dicen es cierto tiene toda la razón, pero yo tengo otra información que no coincide con la versión de los técnicos locales, ¿qué le parece si convoca a sus técnicos y al Consejo de Administración a su oficina y los confronta? Así lo hizo don Teodoro y como Contra el nacimiento de Coopesilencio, estaban no solo los que querían comprar la tierra barata, resultado, al oír la versión de los cooperativistas el “experimento” continuó ya como una realidad.

Más adelante con el cambio de gobierno llegó al ITCO don José Ml Salazar, quien consideraba a las cooperativas de autogestión cooperativas “comunistarias” e hizo todo lo que pudo para que se parcelaran. Las cooperativas sobrevivieron con grandes penas ya que el ITCO, a cuyo nombre se encontraban las tierras, se negaba a dar el aval para los créditos y los socios tenían que dar fianza cruzada para seguir operando. Muchas cooperativas se vieron obligadas a parcelarse, por lo difícil de obtener créditos, pero un puñado entre las cuales estaba lidereando Coopesilencio se mantuvo y creó la Federación FECOOPA, a pesar de las penurias y así  al llegar al gobierno Rodrigo Carazo , las cosas cambiaron ya que hicieron una alianza con Carlos Manuel Echeverria viceministro de Planificación, en la que intervino activamente don Gonzalo Ramírez Guier de la UNA, para crear la Comisión Permanente de Cooperativas de Autogestión y darle personería y posición dentro del movimiento cooperativo a la autogestión. De tal forma el ITCO pudo trasladar la propiedad a las cooperativas y estas operar en el mercado financiero con fluidez.

Sobre la coyuntura internacional, que favoreció el nacimiento de estas cooperativas se puede ver en internet, en la página web de la Vicerrectoría de Extensión de la UNA el libro digital “Luchas campesinas en los 70 y la participación de las universidades públicas”. También para más detalles puede verse en la EUNA, la versión digital del libro “La construcción de un sueño” publicado por Víctor Barrantes en el 25 aniversario.

Hoy quedan pocos de los fundadores de la cooperativa, pero crearon un pueblo con todos los servicios básicos de agua, electricidad, con CEN-CINAI, EBAIS, escuela, liceo, canchas de futbol, áreas recreativas e iglesias. Sus hijos estudiaron, algunos se transformaron en profesionales y sus nietos dirigen una cooperativa de 800 has que se ha convertido en foco de desarrollo local. Además de palma africana, la explotación forestal, el turismo comunitario y el supermercadito que generan ingresos en la zona, contribuyendo a personas y comunidades vecinas colocar servicios ambientales. Los socios de la cooperativa participan activamente en la vida del cantón, donde han tenido varios regidores. Fueron también fundadores del Consejo Permanente de Cooperativa de Autogestión (CPCA) uno de los pilares del movimiento cooperativo, que tiene un espacio permanente en la máxima autoridad cooperativa el Consejo Nacional de Cooperativas (CONACOOP).

De tal forma, se puso en marcha una empresa que parecía entonces imposible y que hoy es una realidad. Empresa que cumple con el artículo 50 de la Constitución política plenamente, ya que “genera bienestar estimulando la producción y un reparto adecuado de la riqueza” al mismo tiempo que protege el ambiente. Práctica con la que nos señalan un camino….

Nota editorial: la imagen y los videos corresponden a la celebración del aniversario de Coopesilencio.

Los cincuenta años de la UNA y el ethos de sus fundadores (II)

Rogelio Cedeño Castro

Sociólogo y catedrático de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA).

La nueva institución universitaria que junto con el TEC o Instituto Tecnológico de Costa Rica, con sede en la ciudad de Cartago, vino a diversificar y a innovar la enseñanza superior universitaria pública de nuestro país, al menos durante los primeros años de su existencia, razón por la que resulta pertinente seguir reflexionando sobre sus orígenes.

Desde sus inicios, dentro de un contexto de intensas y enriquecedoras polémicas, tanto hacia el interior de la incipiente universidad, como con respecto del conjunto del país, se produjeron tensiones y reacciones en el orden de lo político, lo social, lo cultural y lo ideológico (en términos doctrinarios, relativos a la asunción de posturas de fondo frente a la realidad nacional y universitaria de entonces) en el seno del Partido Liberación Nacional (PLN), la organización o partido político más importante del país, la que en esos años mantenía desplegadas sus posiciones socialdemócratas y reformistas, tanto desde el Poder Ejecutivo como en la Asamblea Legislativa, desde donde impulsaron la fundación de la UNA, Francisco Morales Hernández y otros de sus compañeros de la Fracción Parlamentaria del PLN (1970-1974), de la que viven aún sólo Manuel Carballo Quintana y Ángel Edmundo Solano Calderón, según decía Francisco en días pasados.

En la primera elección para escoger al rector de la UNA se enfrentaron-por así decirlo- Benjamín Núñez Vargas, apoyado por la izquierda de su propio partido, y un numeroso grupo de académicos y estudiantes de las demás organizaciones o partidos de ese sector del espectro político, mientras en el otro lado, el filósofo y connotado académico, Francisco Antonio Pacheco, en representación de las fuerzas conservadoras que, desde hacía algún tiempo, consideraban a la UCR algo así como un “nido de comunistas”, razón por la que habían decidido emigrar al nuevo espacio universitario, dado el clima de efervescencia revolucionaria entre los jóvenes de aquella generación de los setenta, influenciados por el mayo francés de 1968 y la rebelión del estudiantado mexicano, pidiendo democracia (Esa democracia bárbara de México, como la llamaba el escritor José Revueltas) que fue aplastada a sangre y fuego en octubre de ese mismo año en la plaza de Tlatelolco, por la maquinaria político-militar del presidente Gustavo Díaz Ordaz, aconsejado por la CIA estadounidense. Benjamín Núñez fue el primer rector de la UNA, y paradoja de paradojas, con el paso del tiempo, en honor a la verdad, considero que fue el más académico y visionario de todos los que estuvieron al frente de la institución: tenía un proyecto universitario innovador, y era un sociólogo brillante, además de un estratega político singular que supo moverse en las turbulentas aguas de la política y la vida académica universitaria de hace medio siglo, pero sobre todo corría con colores propios y en un terreno que era el suyo, en toda la extensión de ese término. Al final fueron, o fuimos otros actores de ese proceso universitario, los que no estuvieron o estuvimos a la altura de las circunstancias.

En la perspectiva del tiempo de la larga duración histórica pienso que los logros académicos, tanto en el terreno de la enseñanza universitaria como en el de la investigación en todas las disciplinas hubieran sido mucho mayores, de haberse continuado la propuesta de Núñez-Ribeiro (¿UNIVERSIDAD NECESARIA? No como consigna, sino como esencia del quehacer de la joven institución que estaba destinada a grandes logros).

Fue así, como desde el principio entraron en pugna las visiones y enfoques, que partían del modelo universitario interdisciplinario y horizontal propuesto por Darcy Ribeiro, al que hicimos alusión supra en la primera parte de este artículo, el que impulsaron Benjamín Núñez y sus compañeros más cercanos, y por otra parte, la de los que buscaban un modelo universitario orientado hacia una fábrica de graduados estandarizados y de chicos “bien portados”, funcionales al establecimiento político, que con el tiempo deberían responder a la magia de la demanda empresarial y del mercado.

Hacia finales de la década de los setenta y comienzos de los ochenta el proyecto universitario inicial de Núñez y sus compañeros se encontraba bajo el fuego sistemático de los grandes medios de comunicación social (prensa impresa, radio y televisión), en especial el diario La Nación dirigido entonces por Eduardo Ulibarri, que contaba con el concurso la acerada pluma del columnista Enrique Benavides, quien llegó hablar de la teratología o monstruosidades  de una universidad, de la que afirmaba que se había tragado y deformado a la parroquial ciudad de Heredia, con su discurso político e innovador, al parecer altisonante: el herediocomunismo (Ver Rodrigo Quesada Monge, revista ABRA de Ciencias Sociales # 19 20 II semestre 1994 p.p. 123-129), ese cuco que  tanto asustaba a los defensores del statu quo, los que ya empezaban a tranquilizarse con la llegada de la larga contrarrevolución neoliberal de Margaret Thatcher y Ronald Reagan (entre 1979 y 1981) que ha prevalecido desde entonces.

A pesar de todo, los logros en este medio siglo de la UNA han sido muchos, y hablaremos de ellos en una tercera entrega de este artículo. Lo cierto es que el proyecto de aquella universidad necesaria de los fundadores de la nueva institución de educación superior se fue abandonando gradualmente, para dar paso a la departamentalización de las disciplinas, o en escuelas que optaron por programas de estudio verticales y por materia.

El abandono del IESTRA o liquidación en su espíritu inicial del Instituto de Estudios del Trabajo es una demostración de lo que hemos venido afirmando, para acelerarse poco después luego cuando se puso fin a los cursos o estudios propedéuticos que formaban el tronco común en todas las facultades, asediados por los sectores de una derecha, cada vez más agresiva, hacia el interior de la UNA.

De ahí en adelante se apostó por ofrecer menos al país, exigir poco o no tanto a los estudiantes (que estaban en el proceso de convertirse en “clientes” del sistema preconizado por el pensamiento único neoliberal), encuadrando su formación hacia posturas tecnocráticas, de meros graduados que tanto interesaban a las élites del poder: el orden y el progreso decimonónicos han terminado reinando en los años finales del siglo pasado.

Los cincuenta años de la UNA y el ethos de sus fundadores(I)

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y catedrático de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA).

De aquella Universidad Nacional de Costa Rica (UNA), que fuera fundada hoy hace medio siglo, un 15 de febrero de 1973, durante la tercera administración de José Figueres Ferrer (1970-1974) queda, como suele suceder, la institucionalidad que se ha venido consolidando con el paso del tiempo de larga duración histórica. El riesgo de que la propia institucionalidad se haya convertido en un fin sí mismo existe, y resulta ser el producto de una encrucijada inevitable una vez que la fase carismática (Max Weber, dixit) de la “dominación” (entendida en el buen sentido del término, no en el peyorativo), propia del proceso fundacional se fue agotando, de manera gradual y casi imperceptible, durante la primera década de su existencia, para entrar en otro proceso de racionalización y burocratización creciente, como resultado de la influencia y las presiones externas a la institución, especialmente de las fuerzas conservadoras y los medios de comunicación interesados en encuadrar a la UNA, dentro de los intereses del establecimiento político imperante, e incluso de aquellos que responden a los poderes fácticos, por lo general hostiles a los procesos democráticos.

A lo anterior, se une la fragilidad de la “memoria histórica” de la gran mayoría de las gentes, como un factor que se acentúa con la llegada de nuevas generaciones de académicos, estudiantes y administradores que, por lo general, ya no vienen impregnados del ethos que quisieron imprimirle a la institución sus fundadores. Además la nueva universidad recogía la herencia del importante proyecto académico que representó la vieja Escuela Normal de Costa Rica, fundada en 1915, por Alfredo González Flores, un presidente reformista que marcó una ruptura dentro de la república liberal.

Convendría entonces, examinar o explicitar ¿cuáles fueron las visiones y las expectativas de los fundadores de la entonces nueva institución universitaria, ubicada en la ciudad de Heredia, sin que aquellos se hicieran manifiestos, como por arte de magia, para la totalidad de las gentes que intervinieron en la vida de la naciente universidad. Lo cierto que algunos de sus fundadores más importantes como el sociólogo y presbítero Benjamín Núñez Vargas y el abogado, politólogo y notorio dirigente liberacionista Francisco Morales Hernández, entre otros que no vienen por ahora a mi memoria, se inspiraron e impulsaron un modelo universitario, propuesto por el antropólogo brasileño Darcy Ribeiro (autor de obras tan importantes como EL PROCESO CIVILIZATORIO) que buscaba, entre otras cosas, una integración horizontal de los saberes y disciplinas universitarias, partiendo de una sólida base humanista y propedéutica que encontraron eco en muchos de los académicos y estudiantes de aquellas generación que dieron el punto de partida a la nueva universidad.

La existencia de los certificados integrados que se aprobaban en bloque en las distintas carreras, a diferencia de las redes curriculares de cursos, con años o niveles, por lo general verticales marcaban un nuevo paradigma educativo en la institucionalidad universitaria de Costa Rica. Todo esto, sin que el nuevo proyecto abandonara en lo esencial muchas de las premisas de lo que fuera el espíritu de la Reforma Universitaria, de 1954, promovida por Rodrigo Facio Brenes desde la Rectoría de la Universidad de Costa Rica (UCR), la que marcó un parteaguas en el fortalecimiento de los valores humanistas, al lado del conocimiento científico y los saberes disciplinarios e interdisciplinarios en las universidades públicas de Costa Rica.

No en vano, el propio Benjamín Núñez Vargas, quien fuera el primer rector de la UNA (1974-1977) había sido parte importante de la Cátedra de Fundamentos de Sociología en la UCR, y se había impregnado del espíritu de aquella Reforma Universitaria tan importante, durante la segunda mitad de los años cincuenta y los sesenta del siglo anterior. El propio Núñez nos dejó un importante opúsculo, bajo el título de LA UNIVERSIDAD NECESARIA, el que muy pocos académicos y estudiantes se preocuparon de examinar con detenimiento para asumirlo como hecho consciente, esencial para marcar los vectores más importantes del propio proceso fundacional, evitando convertirlo en una mera consigna con propósitos electorales, dentro de la toma de decisiones en la administración y la política universitaria.

UNA rechaza adhesión de Costa Rica al bloque de Alianza del Pacífico

Mediante la aprobación del acuerdo UNA-SCU-ACUE-059-2023, el Consejo Universitario de la Universidad Nacional (C.U-UNA) comunica a los diputados de la Asamblea Legislativa y a la comunidad nacional la decisión de rechazar cualquier intención de adhesión de Costa Rica a la Alianza del Pacífico, ya que representa un gran reto a nivel país y según la incertidumbre denotada, las advertencias técnicas, la falta de un modelo de desarrollo país acorde a los requerimientos de la sociedad costarricense, así como otras debilidades que se consignan en los considerandos del acuerdo, dicho órgano colegiado se opone.

Dicho pronunciamiento tiene su génesis en un oficio enviado por la diputada Sofía Guillén Pérez, a Francisco González, rector de la UNA, mediante el cual solicita el criterio de la institución de educación superior con respecto a la incorporación de Costa Rica al bloque comercial de la Alianza del Pacifico.

Adicionalmente, dicha solicitud corresponde a que el 20 de octubre de 2022, los países que integran el bloque comercial de la Alianza del Pacifico (México, Colombia, Chile y Perú) dieron el aval de ingreso a Costa Rica, en respuesta a la reactivación del proceso de ingreso a dicho bloque comercial del presidente Rodrigo Chaves Robles, el pasado 8 de julio de 2022.

Finalmente, la Comisión de Análisis de Temas Institucionales del C.U-UNA, considera imprescindible que cualquier toma de decisiones requerida, vinculada al desarrollo del modelo país, sea llevada a cabo conforme los más altos principios democráticos que rigen nuestra sociedad.

La Alianza del Pacífico es un bloque de integración económica compuesto por México, Colombia, Perú y Chile, que además mantiene tratados de comercio con territorios de Asia.

A Continuación, el acuerdo UNA-SCU-ACUE-059-2023:

TRANSCRIPCIÓN DE ACUERDO

UNA-SCU-ACUE-059-2023

16 de febrero de 2023

Diputada Sofía Guillén Pérez
Asamblea Legislativa
Señores
Comunidad Universitaria

Estimados señores:

Les transcribo el acuerdo tomado por el Consejo Universitario de la Universidad Nacional, según el artículo 4, inciso 4.1 de la sesión ordinaria celebrada el 16 de febrero de 2022, acta no 05-2023, que dice:

CRITERIO DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL CON RESPECTO AL INTERÉS DEL GOBIERNO DE LA REPÚBLICA POR ADHERIR A COSTA RICA AL BLOQUE COMERCIAL DE LA ALIANZA DEL PACÍFICO.

RESULTANDO:

  1. El oficio AL-FPFA-097-OFI-2022, del 01 de noviembre de 2022, suscrito por la Sra. Sofía Guillen Pérez, diputada de la República; dirigido al M.Ed. Francisco González Alvarado, rector; mediante el cual solicita el posicionamiento de la Universidad Nacional con respecto a la incorporación de Costa Rica al bloque comercial de la Alianza del Pacifico.
  2. El oficio UNA-R-OFIC-2180-2022, del 17 de noviembre de 2022, suscrito por el M.Ed. Francisco González Alvarado, rector; dirigido al Dr. Olman Segura Bonilla, director del CINPE; al Dr. Jorge Andrey Valenciano Salazar, director de la Escuela de Economía. Se adjunta el oficio AL-FPFA-097-OFI-2022, del 01 de noviembre de 2022, y se solicita a cada unidades académicas, elaborar una propuesta de posición, con el fin de trasladarla al Consejo Universitario.
  3. El oficio UNA-R-OFIC-2187-2022, del 17 de noviembre de 2022, suscrito por el M.Ed. Francisco González Alvarado, rector; dirigido a la Dra. Jeannette Valverde Chaves, presidenta del Consejo Universitario; mediante el cual adjunta el oficio AL-FPFA-097-OFI-2022, del 01 de noviembre de 2022, e indica a ese órgano colegiado que emita criterio sobre la materia.
  4. El oficio UNA-CATI-SCU-OFIC-258-2022, del 23 de noviembre de 2022, suscrito por el máster Steven Oreamuno Herra, coordinador de la Comisión de Análisis de Temas Institucionales; mediante el cual adjunta el oficio AL-FPFA-097-OFI-2022, del 01 de noviembre de 2022, y solicita criterio sobre la incorporación de Costa Rica al bloque comercial de la Alianza del Pacífico, a las siguientes instancias: Rectoría; el Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (Cinpe); Asesoría Jurídica; Escuela de Planificación y Promoción Social; Instituto de Estudios Sociales en población (Idespo); el Instituto de Estudios Interdisciplinarios de la Niñez y la Adolescencia (Ineina); Escuela de Sociología; Escuela de Economía; Escuela de Administración; Escuela de Relaciones Internacionales; Escuela de Ciencias Ambientales; Escuela de Ciencias Agrarias; el Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (IRET); Centro de Investigaciones Apícolas Tropicales (Cinat); Federación de Estudiantes de la Universidad Nacional (Feuna); Instituto de Estudios Latinoamericanos; Sede Interuniversitaria Alajuela; Sección Regional Huetar Norte y Caribe; Sede Regional Chorotega; y Sede Regional Brunca.
  5. El oficio UNA-IDESPO-OFIC-666-2022, del 24 de noviembre de 2022, suscrito por el Dr. Norman José Solórzano Alfaro, director del Idespo, quien en atención al oficio UNA-CATI-SCU-OFIC-258-2022, del 23 de noviembre de 2022, brinda el criterio respectivo.
  6. El oficio UNA-CINPE-OFIC-309-2022, del 1 de diciembre de 2022, suscrito por el Ph.D. Olman Segura Bonilla, director general del Cinpe; mediante el cual emite el criterio en atención al oficio UNA-R-OFIC-2180-2022, del 17 de noviembre de 2022, y en respuesta al oficio UNA-CATI-SCU-OFIC-258-2022, del 23 de noviembre de 2022.
  7. El oficio UNA-EE-OFIC-411-2022, del 1 de diciembre de 2022, suscrito por el Dr. Jorge Andrey Valenciano Salazar, director de la Escuela de Economía, quien en atención al oficio UNA-R-OFIC-2180-2022, del 17 de noviembre de 2022, brinda el criterio respectivo.
  8. El oficio UNA-SRHNC-OFIC-841-2022, del 02 de diciembre de 2022, suscrito por el Sr. Manuel Luna Angulo, en respuesta al oficio UNA-CATI-SCU-OFIC-258-2022, del 23 de noviembre de 2022, indica que no hay observaciones, adiciones o mejoras que señalar al documento.
  9. El oficio UNA-R-OFIC-2335-2022, suscrito por el M.Ed. Francisco González Alvarado, rector; dirigido a la Dra. Jeannette Valverde Chaves, presidenta del Consejo Universitario; mediante el cual adjunta los oficios UNA-CINPE-OFIC-309-2022, del 01 de diciembre de 2022, y UNA-EE-OFIC-411-2022, del 01 de diciembre de 2022, con el fin de que ese órgano colegiado dé respuesta a la diputada Sofía Guillén.
  10. El oficio UNA-FEU-OFI-186-2022, del 7 de diciembre de 2022, suscrito por el Sr. Augusto Josué Guerrero Urbina, representante estudiantil de la Feuna ante el Consejo Universitario; en atención al oficio UNA-CATI-SCU-OFIC-258-2022, del 23 de noviembre de 2022; mediante el cual brinda el criterio respectivo.
  11. El oficio UNA-ERI-OFIC-1146-2022, del 7 de diciembre de 2022, suscrito por el Dr. Marco Vinicio Méndez Coto; director de la Escuela de Relaciones Internacionales; en atención al oficio UNA-CATI-SCU-OFIC-258-2022, del 23 de noviembre de 2022; mediante el cual brinda el criterio respectivo.
  12. El oficio UNA-ECA-OFIC-398-2022, del 08 de diciembre de 2022, suscrito por el M.Sc. Andrés Alpízar Naranjo, director de la Escuela de Ciencias Agrarias; en atención al oficio UNA-CATI-SCU-OFIC-258-2022, del 23 de noviembre de 2022; mediante el cual brinda el criterio respectivo.
  13. El oficio UNA-AJ-DICT-008-2023, del 12 de enero de 2023, suscrito por el Lic. Gerardo Solís Esquivel, director de Asesoría Jurídica; en atención al oficio UNA-CATI-SCU-OFIC-258-2022, del 23 de noviembre de 2022; mediante el cual brinda el criterio respectivo.

CONSIDERANDO:

  1. El oficio AL-FPFA-097-OFI-2022, del 01 de noviembre de 2022, suscrito por la Sra. Sofía Guillén Pérez, diputada de la República; mediante el cual se dirige al M.Ed. Francisco Alvarado, rector, para solicitar el pronunciamiento de la Universidad Nacional con respecto al proceso de ingreso de Costa Rica al bloque comercial de la Alianza del Pacífico y que considere la importancia del sector académico como un protagonista en la discusión del modelo de desarrollo al que aspiramos como país.

Adicionalmente, dicha solicitud corresponde a que el 20 de octubre de 2022, los países que integran el bloque comercial de la Alianza del Pacifico (México, Colombia, Chile y Perú) dieron el aval de ingreso a Costa Rica, en respuesta a la reactivación del proceso de ingreso a dicho bloque comercial del presidente Rodrigo Chaves Robles, el pasado 8 de julio de 2022.

  1. El oficio UNA-IDESPO-OFIC-666-2022, del 24 de noviembre de 2022, suscrito por el Dr. Norman José Solórzano Alfaro, director del Idespo, del cual se extraen los siguientes aspectos de mayor relevancia:
  1. a) Indicó que los tres componentes aspiracionales de la Alianza del Pacífico, a saber: mayor crecimiento, desarrollo y competitividad, responden a “añejas” propuestas economicistas que descontextualizan los procesos productivos y las articulaciones sociales atinentes a estos.
  2. b) Señaló que la propuesta de la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas resulta altamente persuasiva, ya que los efectos prácticos de esta promesa dejan un saldo negativo. Es decir, aunque teóricamente este tipo de fórmulas presuponen una situación de igualdad de condiciones entre los países participantes y los factores en juego, en el proceso de integración, eso dista mucho de la realidad entre los países que conforman el bloque comercial, pues Costa Rica representa la parte más débil, según sus características productivas. Dicho lo anterior, señaló que las problemáticas se pueden ver reflejadas en la situación del mundo agrario y el sistema agro productivo, por ejemplo, los cuales son altamente sensibles a las volatilidades del mercado internacional y pueden limitar al productor nacional a nivel competitivo.
  3. c) A modo de conclusión, finalizó el criterio en los siguientes términos: Por consiguiente, a partir la experiencia vivida en el país, los criterios informados y la valoración del contexto internacional, de las volatilidades del mercado y las fragilidades de los pactos económicos, se desaconseja continuar por el mismo rumbo y, por ende, es nuestro criterio que la eventual incorporación de Costa Rica a la AP no corrige tal rumbo, ni puede garantizar las aspiraciones de un mayor y equitativo bienestar para la población costarricense.
  1. El oficio UNA-CINPE-OFIC-309-2022, del 1 de diciembre de 2022, suscrito por el Ph.D. Olman Segura Bonilla, director General del Cinpe; mediante el cual remite su criterio con respecto al proceso de adhesión de Costa Rica al bloque comercial Alianza del Pacífico y del cual se extraen los siguientes aspectos de mayor relevancia:
  2. a) Indicó que, con excepción del tema aduanero, se trata de un acuerdo focalizado estrictamente en lo comercial, a diferencia de otros tratados donde los temas de desarrollo y cooperación estaban incluidos. No obstante, lo anterior se mencionó que la alianza cuenta con un programa de becas para las modalidades de educación técnica y tecnológica, pregrado, doctorado, investigación y docentes.
  3. b) Con respecto a las implicaciones comerciales y sociales para Costa Rica, se menciona la investigación titulada: “Posibles resultados del ingreso de Costa Rica a la Alianza del Pacífico: simulación de la desgravación arancelaria (CEPAL, N., & Latina-Asia, F. D. C. A; 2021)”, en la cual sobresalen más los beneficios que los costos del ingreso de nuestro país a este bloque comercial. El estudio denota más sectores ganadores que perdedores; pero con un beneficio neto positivo en pequeñas magnitudes, en términos de PIB, nivel de empleo, exportaciones, importaciones, niveles de competencia y bienestar general. Por su parte, destacan que el sector perdedor o eventualmente sujeto a una contracción es el agrícola, lo cual ya ha sido manifiesto en otros Tratados de Libre Comercio (TLC) y presentan el sector agroindustrial como parte de los perdedores, dado la competencia a la que enfrentará.
  4. c) De las declaraciones del presidente Rodrigo Chaves Robles, en las que aclaró sobre los sectores potencialmente afectados, lo siguiente: “Nadie sale de la pobreza haciendo una actividad de baja productividad. Va a haber una transición que debemos manejar bien”, a lo que en el criterio se respondió que está empíricamente constatado que los procesos de migración de mano de obra de actividades afectadas por la apertura comercial hacia nuevos sectores productivos, no es automático, ni de corto plazo, sino que, por el contrario, tiende a ser de mediano y largo plazo. A razón de lo anterior, fue señalado por qué varias organizaciones agrícolas rechazan rotundamente el ingreso, pues argumentan que los sectores agrícolas no están listos para enfrentar la competencia.
  5. d) A pesar de la potencial afectación, según el punto anterior, se indicó que Costa Rica ha estado preparándose para estos procesos, pues ya cuenta con tratados bilaterales con cada uno de los países fundadores de la Alianza; sin embargo, se ha señalado que la adhesión al Acuerdo Marco implica una renegociación a lo previamente pactado.
  6. e) Con respecto a si el acuerdo es acorde con el modelo de desarrollo del país, fue citado lo siguiente:

La pregunta en realidad es: ¿cuál es el modelo de desarrollo que tenemos? y ¿A cuál aspiramos? No hay claridad sobre el modelo de desarrollo. Desde una perspectiva de ganadores y perdedores, el sector agropecuario ha sido tradicionalmente el perdedor. Desde nuestra perspectiva, no es un tema del acuerdo, es un tema de falta de políticas institucionales de apoyo a este sector agroproductivo. [Negrita agregada].

En línea con lo anterior, destacó las diferencias entre un sector económico dedicado a actividades exportadoras altamente dinámicas y el sector primario rezagado, que en el segundo caso cuenta con una institucionalidad deficitaria en recursos y políticas, y con una tendencia negativa en términos de los presupuestos asignados a las instituciones atinentes.

  1. f) El criterio finalmente señala recomendaciones, las cuales se resumen a continuación:
  2. i) Trabajar sobre la base de excepciones en sectores sensibles, aun cuando no esté en la agenda en este momento.
  3. ii) Buscar el máximo aprovechamiento para los sectores productivos.

iii) Buscar el fortalecimiento real del sector agropecuario, de la institucionalidad de apoyo correspondiente y la formación de red de estos sectores.

  1. iv) Trabajar en un plan de fortalecimiento del sector agropecuario.
  2. v) Promover la discusión en función del modelo de desarrollo que aspiramos.
  3. El oficio UNA-EE-OFIC-411-2022, del 1 de diciembre de 2022, suscrito por el Dr. Jorge Andrey Valenciano Salazar, director de la Escuela de Economía, quien brinda el criterio respectivo sobre la adhesión de Costa Rica al bloque comercial Alianza Del Pacifico. En ese sentido, el análisis fue realizado por el Dr. Henry Mora Jiménez los cuales se resumen a continuación:
  4. a) Se identificaron las siguientes consideraciones:
  5. i) La inestabilidad del mercado internacional de alimentos.
  6. ii) La grave afectación de la producción agrícola y pecuaria por el cambio climático.

iii) La crisis inflacionaria.

  1. iv) El informe interorganizacional de las Naciones Unidas: El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2022, el cual concluye que “El informe de este año debería disipar cualquier duda de que el mundo está retrocediendo en sus esfuerzos por acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en todas sus formas».
  2. v) La creciente inseguridad alimentaria en Costa Rica señalada en el último informe Estado de la Nación.
  3. vi) La oposición a este tratado de parte de todas las organizaciones del sector agropecuario.

vii) El peligro de un desmantelamiento o debilitamiento extremo de la producción agrícola en Costa Rica.

viii) Las grandes asimetrías existentes entre la agricultura nacional y la de los otros países que conforman la Alianza Pacífico.

  1. ix) Que Costa Rica ya cuenta con tratados bilaterales de comercio con los cuatro países que conforman la Alianza del Pacífico.
  2. b) Con base en las consideraciones precitadas, a continuación, se mencionan las recomendaciones correspondientes:
  3. Que el Gobierno de la República convoque cuanto antes a un diálogo franco y abierto con todas las organizaciones del sector agropecuario nacional que se oponen a la adhesión de Costa Rica a este tratado y que sus razones sean escuchadas y tomadas en cuenta en cualquier proceso de negociaciones internacionales.
  4. Impulsar una legislación y una política integral agropecuaria alimentaria para el presente y futuro de los más de cinco millones de consumidores de alimentos del país, así como para los miles de agricultores y sus familias.
  5. El impulso urgente de la producción y la inversión en agricultura resiliente al cambio climático y de la agroecología.
  6. El oficio UNA-FEU-OFI-186-2022, del 7 de diciembre de 2022, suscrito por el Sr. Augusto Josué Guerrero Urbina, indica la posición del directorio del Feuna con respecto al tema en análisis. En ese sentido, el criterio del oficio versa en los siguientes términos:
  7. a) Se indicó que las condiciones dadas en el acuerdo no favorecen a países como Costa Rica por sus características, y que los beneficios que ofrece el Bloque en términos de innovación, tecnología y desarrollo educativo son posibles de alcanzar entre acuerdos bilaterales sin que medie un nuevo tratado de libre comercio, y por tanto la justificación de valor sobre este tema carece de rigurosidad.
  8. b) Fue señalado que su posición está de lado de la producción nacional en el sector agrícola, agropecuaria y agroindustrial, debido a que diversos análisis identifican razones de peso para no adherirse a este bloque, sobre todo sin antes robustecer, proteger y atender al sector. Para solventar dicha posición, determinan las siguientes consideraciones:
  9. i) El libre tránsito de personas que pretende el bloque no considera de manera profunda, preventiva, protocolaria, reparativa y, no sancionatoria al narcotráfico, la trata y el tráfico de personas.
  10. ii) El resultado del comercio entre estos países ha mantenido una tendencia decreciente.

iii) Pendientes del Estado con el sector agro del país, entre ellos ausencia de acciones institucionales en temas de innovación y adopción de nuevas tecnologías, no implementación de incentivos/subsidios, entre otros.

  1. iv) Costa Rica no estimula la producción agropecuaria y deja el abastecimiento de granos y la seguridad alimentaria en algunos actores productivos intermediarios sin ninguna sensibilidad social.
  2. v) Diferencias entre los costos de mano de obra de los países del bloque.
  3. vi) No hay claridad con respecto al costo-beneficio.

vii) Otras afectaciones, que corresponden a la imposición de las condiciones del bloque comercial por encima de otros tratados, lo cual repercute en materia arancelaria y con ello, la actividad productiva del país.

viii) Se indicó que se prevé un desempleo de más de 234.000 personas del sector agrícola en el país, con afectaciones directas en sectores productivos de arroz, frijol, hortícola, café, flores, follajes, aceites, lácteos, avícola, porcino y bovino.

  1. El oficio UNA-ERI-OFIC-1146-2022, del 7 de diciembre de 2022, suscrito por el Dr. Marco Vinicio Méndez Coto, director de la Escuela de Relaciones Internacionales; mediante el cual brinda el criterio respectivo sobre el tema en análisis, realizado por la máster Ana Gabriela Navarro Alpízar, académica de dicha unidad. A continuación, se denota un resumen de los aspectos más relevantes:
  2. a) Fue señalado que Costa Rica cuenta actualmente con tratados de libre comercio con los cuatro países miembros de la Alianza y se encuentra negociando con Ecuador, país que también está en proceso de integración a este bloque, por lo que la inclusión de Costa Rica en esta integración implica una consolidación y mejora del acceso a mercados negociados en el marco de los respectivos acuerdos, lo que podría implicar la inclusión de productos que se quedaron excluidos de las listas de desgravación arancelaria en el proceso de negociación de los respectivos acuerdos; estos son mayoritariamente agrícolas, pero estas medidas también aplicarían recíprocamente.
  3. b) Se indicó que el acuerdo no prioriza el fortalecimiento del mercado intrarregional y más bien se plantea como una integración que busca servir de plataforma para acrecentar el acercamiento con la región Asia-Pacífico, mediante el fortalecimiento de encadenamientos productivos y cadenas de valor que permiten presentar una oferta exportable de mayor valor para esta región.
  4. c) Se destacó que los intercambios comerciales con los países del bloque han sido históricamente deficitario, ya que importamos más de lo que exportamos; pero esto es principalmente por el tipo de productos que se comercializan; por ejemplo, el cobre uno de los grandes distorsionadores, ya que es insumo para muchas industrias del país, como electrodomésticos, los cuales no cuentan con una industria extensiva en Costa Rica y se importa desde Chile.
  5. d) Fue mencionado el estudio titulado “Posibles resultados del ingreso de Costa Rica a la Alianza del Pacífico”, publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en 2020, el cual estima un aumento poco significativo en las importaciones en comparación al que actualmente se tiene, en contraparte a la oportunidad de una posible desviación de comercio; es decir, que los países empiecen a utilizar mercancías producidas por Costa Rica, como parte de esta alianza, y dejen de importar estas desde otros países, así como la oportunidad de generar nuevas exportaciones.
  6. e) Se identificó la Alianza del Pacífico como más que un TLC, ya que busca construir con el área de integración profunda para avanzar progresivamente hacia la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas, lo cual abarcaría más de lo que un acuerdo comercial tradicional incluye.
  7. f) Sobre el Acuerdo Marco, debe considerar el tema migratorio, visto como uno de los más relevantes. En ese sentido, en consonancia con los objetivos del acuerdo de promover la cooperación entre las autoridades migratorias y consulares, y facilitar el movimiento de personas y el tránsito migratorio en el territorio de las partes; ahora bien, debido a los requisitos migratorios de Costa Rica, indican que se deben valorar las posibles implicaciones para el país.
  8. g) Se indicó que ya se tiene el Protocolo Adicional al Acuerdo Marco, el cual establece la zona de libre comercio, por lo cual no se estaría incorporando algo adicional a lo que ya cuenta el país dentro de su marco jurídico de comercio exterior. No obstante, señalaron que es relevante saber cómo aprovechar estos nuevos esquemas de integración que se están desarrollando, los cuales buscan colocar al bloque y no únicamente a un país ante un mercado de gran potencial, de esta manera, lo que un país no podría satisfacer con su producción, si podría ser abarcada por la Alianza y sus países partes.
  9. h) Se destacó la vitrina que la Alianza puede representar para Costa Rica, como opción para la diversificación de mercados y la mitigación de vulnerabilidad de los países miembro frente a las crisis económicas que afecten a los socios tradicionales del país.
  10. i) Se valoró el gran interés que ha demostrado el sector industrial por la firma de este acuerdo, ya que, contempla una visión de región con miras a Asia-Pacífico; esto implica la posibilidad de manufacturar bienes con la incorporación de insumos con reducción arancelaria y con la posibilidad de entrar con preferencia a los otros mercados gracias a los avances comerciales que la Alianza como bloque ha tenido con sus países observadores.
  11. j) Se resaltó la importancia de que el país considere la protección de los sectores sensibles ante una eventual liberalización de aranceles a la importación de ciertos productos agrícolas, esto durante el proceso de negociación de adhesión, de ser posible; lo cual busca respetar las exclusiones realizadas en los actuales TLC, para mitigar el posible impacto que podría llegar a traer. Además, destaca, en línea con lo anterior, la importancia de trabajar de la mano con el sector, con el fin de prepararlos y optimizarlos en el escenario de que se lleguen a enfrentar con una mayor competencia.
  12. El oficio UNA-ECA-OFIC-398-2022, del 08 de diciembre de 2022, suscrito por el M.Sc. Andrés Alpízar Naranjo, director de la Escuela de Ciencias Agrarias; mediante el cual comunica el criterio emitido por el Dr. Leonardo Granados Rojas y el M.Sc. Keylor Villalobos Moya, académicos de la Escuela de Ciencias Agrarias. A continuación, se detallan los aspectos de mayor relevancia:
  13. a) Destacó que la decisión sobre la conveniencia de una adhesión debe ser sometida, en apego a los principios democráticos, a un proceso de consulta y decisión ampliado y riguroso, así como un extenso debate entre los diversos actores sociales.
  14. b) El análisis de la conveniencia de adhesión a una alianza o acuerdo comercial debe ser integral y superar lo macroeconómico. Es decir, considerar aspectos como su impacto en la estructura socio-productiva, la exclusión y la equidad de los sectores sociales vulnerables, lo cual es indispensable para el análisis prospectivo, objetivo y exhaustivo por parte de equipos de especialistas en los ámbitos económico, comercial, social, cultural y ambiental.
  15. c) Se señaló que no es posible sustentar esta reflexión en el contexto del “modelo de desarrollo nacional” con visión de futuro, pues simplemente el país no lo dispone. Además, incluso añaden que no existe un horizonte de futuro sobre el cual dimensionar o analizar una propuesta de acuerdo comercial internacional desde tal perspectiva e indica que: “la situación actual del país es consecuencia de las políticas de los últimos años, en sus ámbitos del desarrollo, sería probablemente, un “indicador” referencial del rumbo político e inercial que podría estar conduciendo hacia la configuración de un “modelo nacional espontáneo”.
  16. d) Se cuestionó su significancia como bloque, pues se ha comprobado que los países miembros de la Alianza del Pacífico, desde el 2012, no han demostrado un dinamismo positivo a lo interno, de hecho han tenido tendencia hacia flujos comerciales decrecientes entre países miembros, sin evidencia de mayor inversión extranjera directa, mayor diversificación de canastas exportables entre países miembros y solo el 4% de las exportaciones se dirige hacia los países miembros de la Alianza.
  17. e) Se recomendó una revisión exhaustiva tanto de los aspectos positivos como los negativos en los diferentes sectores. Uno de los aspectos señalados fue el desempleo y, al respecto, aclara que la adhesión podría tener altos impactos y problemas sociales para el país, particularmente en el sector agrícola, debido a que esta población dedicada a la agricultura no es especializada y difícilmente podrá reubicarse en otras actividades. Dicho lo anterior, añaden que la mayoría de los pequeños y medianos productores del sector agrícola primario del país no reúnen las condiciones básicas para participar exitosamente en una alianza comercial internacional, a esto se suma una extensa lista de debilidades latentes.
  18. f) Indicaron que, en un escenario optimista, el gran ganador sería la gran empresa exportadora y multinacional; por consiguiente, llaman a realizar un análisis integral para asegurar los beneficios y el bienestar de la sociedad en su conjunto.
  19. g) Se externó que la Alianza muestra un potencial algo riesgoso de acentuar la dependencia alimentaria nacional por concepto de importación de los mercados internacionales y que Costa Rica ya presenta una alarmante dependencia alimentaria externa.
  20. h) Se utilizó el caso del tratado comercial DR-CAFTA, para ejemplificar la creación de expectativas e ilusiones; pero que no logran los objetivos planteados, como por ejemplo en materia de generación de empleo, beneficios, términos de exportación, reducción de precios de los productos, entre otros.
  21. El oficio UNA-AJ-DICT-008-2023, del 12 de enero de 2023, suscrito por el Lic. Gerardo Solís Esquivel, director de Asesoría Jurídica; mediante el cual comunica el criterio con respecto al tema en análisis. A continuación, se identifican los aspectos más importantes de dicho análisis:

En el cumplimiento de estos objetivos dicha alianza a la fecha tiene áreas de trabajo enfocadas en temas como acceso a mercados, turismo, medio ambiente, género, gobierno digital, desarrollo de la industria, inclusión social, comunicación, economía digital, finanzas, contratación pública, cooperación, cultura y educación entre otros.

En este último aspecto, los temas que se trabajan se concentran en facilitar los mecanismos de reconocimiento de grados y títulos de educación superior universitaria vigentes y para la construcción de marcos nacionales de cualificaciones que forman parte de la Alianza, fortalecer la educación técnico- profesional promoviendo la articulación del sector educativo y el sector productivo, mediante campañas de comunicación banco de buenas prácticas, entre otros mecanismos. Además de promover la movilidad humana a través de un programa de pasantías, prácticas y becas profesionales de estudiantes de carreras técnicas y tecnología en educación superior.

De forma concreta, se promueve

5O Años de la Universidad Nacional: una celebración necesaria

German Masís

Ayer 15 de febrero asistí invitado por la comisión organizadora a la celebración del 50 Aniversario de la Universidad Nacional.

En un muy amplio y moderno auditorio, que lleva el nombre de Cora Ferro, a quién conocimos en la Escuela de Ciencias de la Religión y como precursora de los Estudios de la Mujer, concurrimos una buena cantidad de exestudiantes y exprofesores, estudiantes y profesores actuales, fundadores y Autoridades, a una cita con la historia, la celebración de los 50 años de la UNA, un acto que quedará marcado en el devenir de la educación superior universitaria del país.

La inauguración del evento y los discursos de las Autoridades sobre la historia de la UNA, me hicieron recordar mi vinculación a esta Universidad, primero como estudiante y luego como trabajador académico, testigo y partícipe de la construcción de un proyecto de Universidad que hoy 5 décadas después es una institución de educación superior sólida y pujante.

El recuerdo que tengo de la UNA, desde mi época de estudiante de Estudios Generales, es el del surgimiento de una nueva Universidad, en un entorno muy difícil de grandes tensiones políticas y de recursos muy limitados, establecida en las instalaciones de la antigua Normal Superior y con sus oficinas dispersas por la ciudad de Heredia.

Cuando tuve que decidir a cuál Universidad ingresar, pensé en la UNA como una universidad nueva, promovida como la Universidad Necesaria y que en mi rebeldía de joven me atrajo la posibilidad de participar en su proceso de construcción.

Me seducía la idea de luchar por una Universidad alternativa, que era rechazada por algunos sectores de la Universidad de Costa Rica, opuestos a su creación, quienes incluso manifestaban que no irían a trabajar en la nueva Universidad y a la que denominaban peyorativamente la “Universidad del Pirro”.

Cursé el programa de Estudios Generales en la UNA y el propedéutico de Ciencias Básicas, con la pretensión de ingresar a la carrera de Geografía, pero precisamente el paso por las materias de Estudios Generales, especialmente el curso de Filosofía, me cambió la inclinación disciplinaria hacia la Sociología, carrera que aunque estaba en proyecto no se impartía, por lo que debí trasladarme a la UCR, con la esperanza de regresar algún día a seguir participando en la conformación de la nueva Universidad.

A pesar de que me trasladé a la UCR, seguía atento al proyecto de la UNA y escuchaba el debate político ideológico que se efectuaba alrededor de la orientación de la nueva universidad, entre un sector político de centro de raíces socialdemócratas, muchos de los cuales incluso habían intervenido en la creación de la UNA y un sector proveniente de los partidos de izquierda, el cual se vio fortalecido por la llegada de intelectuales exiliados de los países suramericanos dominados por dictaduras militares.

La Universidad del Pueblo y la Universidad ligada a los sectores sociales de menores recursos, crecía con la creación de nuevas carreras, como Biología, Veterinaria, Economía, Agronomía y Relaciones Internacionales pero en un entorno difícil, de cuestionamientos por parte de sectores políticos y medios de comunicación, que afirmaban que la nueva Universidad repetía las carreras de la UCR y se había convertido en la Universidad comunista, pero esos calificativos lejos de desmotivarme, aumentaba mis intenciones de regresar.

Lo cual comenzó a ser posible cuando algunas carreras en su crecimiento, impulsaban a inicios de la década de los 80, actividades de investigación y extensión, que propiciaron mi acercamiento a eventos de debate sobre temas económicos y agrícolas.

Casi una década después de su creación, pude regresar a la UNA como académico, por iniciativa de un Profesor de la Escuela de Economía, que motivado por el análisis de coyuntura que se realizaba en una ONG, me propuso participar en una experiencia similar en esa Escuela.   

Llegué a la UNA como extensionista y en efecto el análisis de coyuntura económica, la relación con sectores sociales en el área urbana y rural y la elaboración de la revista Economía al Día, me parecían actividades muy ligadas a una Universidad comprometida con las grandes transformaciones del país, lo que llenaba mis aspiraciones profesionales y políticas.

En esos años 80, los debates sobre las teorías del desarrollo y el apoyo a las reivindicaciones de las organizaciones agrícolas sobretodo de la zona Atlántica, parecía ser la mejor expresión de la Universidad Necesaria, pero las tensiones internas sobre la orientación y el diseño institucional más apropiado entre las Autoridades de la nueva Universidad no cesaban y eran agudizadas por los problemas presupuestarios que cada año amenazaban su funcionamiento.

Esas luchas y movilizaciones por el presupuesto y el impulso de los proyectos académicos de las nuevas Escuelas, probablemente fueron las razones del despegue y los elementos de cohesión de la Universidad Nacional en sus primeras dos décadas, en que mantuvo su derrotero de Universidad Necesaria vinculada a la transformación social y a la formación de estudiantes de las zonas rurales y urbanas de menores ingresos.

No obstante esta orientación de la UNA, tuvo su punto de inflexión con la Administración de Rose Marie Ruíz en 1993 con motivo del II Congreso Universitario, en el que se logra un cierto consenso interno, hacia una universidad útil a la sociedad costarricense y al mercado, que debía contribuir a generar alternativas de desarrollo económico y social, crecer en sus cuadros administrativos y académicos y adoptar procesos de admisión más selectivos, en un marco institucional que lo asimilaba a las demás Universidades públicas.

A partir de entonces las carreras rediseñaron sus planes de estudio y se reestructuraron, las Facultades se articularon, el esquema administrativo se consolidó y la Universidad Nacional fue por fin aceptada y acogida por la comunidad nacional, ya no era más la Universidad de Heredia.

Esta segunda etapa de la UNA, abandona progresivamente los debates sobre el desarrollo, el análisis crítico y el papel central de la investigación, incorpora nuevas temáticas como el medio ambiente y los derechos humanos, crea centros de investigación especializados, impulsa programas de posgrado y asume plenamente su relación con el mercado laboral en la formación de los nuevos profesionales.

La década de los 90 y el nuevo milenio del 2000, representa el período de consolidación institucional de la Universidad Nacional, que se confirma con la adquisición de nueva infraestructura, representada en las nuevas instalaciones de las Facultades de Ciencias Sociales y Filosofía y Letras y posteriormente de los nuevos edificios de Administración y de las Vicerrectorías.

La Universidad Nacional hoy, es la conjunción de dos etapas: una el surgimiento y despegue como Universidad Necesaria en los 70 y 80s y otra la consolidación como la Universidad Nacional en las décadas de los 90 y 2000.

Diría que la primera etapa le confiere su identidad y su inserción en la sociedad costarricense, como un modelo alternativo de Universidad más cercano a las necesidades de los sectores sociales y a las aspiraciones de transformación social de aquellas décadas y la segunda etapa, le proporciona el status de universidad nacional sólida y reconocida, muy ligada al desarrollo de la ciencia y la tecnología y a las necesidades del mercado laboral.

Han trascurrido 5 décadas, pero es imposible no recordar con nostalgia, las viejas instalaciones de la Escuela Normal que acogieron a la UNA en sus inicios, los viejos edificios de Estudios Generales, del CIDE, de Ciencias Sociales, de Filosofía y Letras, del teatro Universitario, las aulas de “los Hatillos”, los debates acalorados en las Asambleas de Escuela, los desplazamientos a las actividades de extensión en bus y sin viáticos.

Tampoco puedo olvidar, los cursos de Métodos de Investigación, el área de Extensión, la red de Universidades Centroamericanas que estudian el agro y los proyectos de tesis de la Escuela de Economía, el proyecto Una Iniciativa Rural (UNIR) que integró a 4 facultades y 12 Escuelas, la comisión institucional de Seguridad Alimentaria y la Comisión de Regionalización.

Al observar los homenajes efectuados en esta celebración de los 50 años, a algunos académicos propuestos por las Facultades, Sedes y la Federación de Estudiantes, pensé en tantos académicos que hicieron posible la consolidación de cada una de las Escuelas, que formaron a miles de estudiantes e hicieron investigación y extensión con gran mística y compromiso.

Ni siquiera cuando me jubilé, sentí la satisfacción y el orgullo que sentí en la celebración del 50 Aniversario, por haber sido parte de la construcción de un proyecto de Universidad, por haber contribuido a su fortalecimiento y consolidación, porque aunque tal vez ya no es la Universidad Necesaria, es la Universidad Nacional autónoma y pública por la que luchamos y a la que defendimos.

Así fue el programa «Perspectivas de la Costa Rica del futuro»

La Escuela de Filosofía y el programa Praxis T.V. realizaron el pasado jueves 09 de febrero el Programa Praxis TV titulado “ Perspectivas de la Costa Rica del futuro”, con la participación de Esteban A. Aguilar Ramírez, conductor del programa Praxis TV; la Msc. Sylvia Arredondo Guevara, académica e investigadora de la Escuela de Relaciones Internacionales de la UNA y el Dr. Ángel Ortega Ortega, director de la Escuela de Planificación y Promoción Social-EPPS UNA.

El programa tuvo por objetivo difundir el quehacer de la Escuela de Filosofía de la Universidad Nacional, y de la Universidad en general a través de realización de producciones audiovisuales que permitan el diálogo entre la filosofía, otras disciplinas académicas y saberes ajenos a la academia.

Puede observar el video publicado por la Escuela de Planificación y Promoción Social-EPPS-UNA en el siguiente enlace: https://fb.watch/iA-KDLGSsx/ 

UNA reflexión necesaria

Por Memo Acuña (sociólogo y escritor costarricense)

Todos los inicios marcan épocas, decisiones, rutas a seguir. He recordado por estos días, -que se anuncian las primeras actividades relativas al 50 aniversario de la Universidad Nacional-, mi incursión en esta institución.

Para empezar este recuento, no debo obviar que, durante toda mi etapa universitaria, que realicé en la Universidad de Costa Rica, mis mañanas transcurrían en la Biblioteca Joaquín García Monge. Allí pasé largas horas de estudio antes de trasladarme hacia San Pedro.

Luego llegaría la posibilidad de trabajar como docente e investigador. En el primer caso, tuve la enorme experiencia de acompañar varios grupos de estudiantes en cursos como el de formulación de proyectos para la Cooperación Internacional de la Escuela de Relaciones Internacionales o el taller de análisis de contenido en la Escuela de Sociología, ambos de la Facultad de Ciencias Sociales.

Tuve la oportunidad de impartir otros cursos en escuelas como la de Planificación y Promoción Social, sus maestrías o el posgrado en Derechos Humanos del Instituto de Estudios Latinoamericanos (IDELA).

De esta experiencia sin embargo, el recuerdo más vivido que tengo es mi primera participación como docente ad honorem en un curso de la Escuela de Sociología, donde llegué a solicitud de mi querido y recordado Carlos Sojo, Director en aquel entonces de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y en la que desarrollaba labores de investigación. A Carlos le consultaron por un docente para un curso sobre política social en Costa Rica y no dudó en sugerir mi nombre. Sentados en la cocina de FLACSO con café en mano me animaba a asumir la experiencia, que luego sería clave en mi desarrollo profesional en la UNA. Le agradezco por siempre a él por ese gesto.

Justamente en investigación llegué a IDESPO a colaborar con su eje referido a temas migratorios. Años después tendría el honor de dirigir el Instituto por cinco años y aportar en ese momento de consolidación y expansión con que celebramos su 40 aniversario.

También en IDESPO desarrollé una de las experiencias docentes más gratificantes al reelaborar e impartir el curso optativo sobre Migraciones en Costa Rica. Aún hay personas estudiantes que me recuerdan sus contenidos, pero más importante, la sensibilidad que logramos despertar sobre ese tema tan importante en nuestro país.

En la actualidad mi labor es otra en la Universidad, con la que sigo contribuyendo a su desarrollo, pero sin despegar el dedo del renglón del ejercicio académico que es mi identidad natural.

Son muchas las etapas transcurridas en esta querida universidad, tal vez pocas comparadas con las de personas académicas de experiencia en esta institución. Este año de celebración debiera encontrarnos a quiénes trabajamos en la UNA en una reflexión profunda sobre nuestro quehacer, lo que hemos aportado y lo que la institución requiere para seguir siendo necesaria y solidaria con la sociedad costarricense en su conjunto.

50 aniversario de la Universidad Nacional

Inauguración UNA-1973 Dr-Oscar Arias Sánchez-Margarita Penón, José Figueres Ferrer Pte CR- Karen Olsen de Figueres primera Dama.

Dr. Juan Rafael Espinoza Esquivel

Catedrático jubilado de la Universidad Nacional

Asesor de la Academia Solidarista Alberto Marten Chavarría.

La Universidad Nacional (UNA) fue creada por Ley N.° 5182 de 12 de febrero de 1973. El proyecto original fue impulsado, como una universidad pedagógica, por el Poder Ejecutivo de ese entonces (1970-1974) encabezado por Don Pepe Figueres, en su tercer gobierno, como Presidente de la República y Don Uladislao Gámez Solano como Ministro de Educación Pública. No obstante, en su tramitación en la Asamblea Legislativa, una iniciativa alternativa impulsada por los diputados en aquel tiempo: Daniel Oduber Quirós y Francisco Morales Hernández, se convirtió finalmente en ley de la República.

La ley referida encargó a una Comisión ad hoc organizar la nueva institución, la redacción del Estatuto Orgánico y la elección del primer rector. La Universidad abrió sus puertas el 14 de marzo de 1973. Fueron miembros de la comisión ad hoc, entre otros: Uladislao Gámez Solano, Óscar Arias Sánchez, Francisco Morales Hernández, Benjamín Núñez Vargas, Francisco Antonio Pacheco Fernández y Rose Marie Karpinski Dodero. La comisión citada designó al Pbro. Benjamín Núñez Vargas como primer rector de la UNA, quien ejerció la rectoría de 1973 a 1977. El señor Núñez concibió a la Universidad Nacional como una “universidad del pueblo”, como una Universidad Necesaria, al servicio de los sectores sociales más vulnerables. También para el Padre Núñez: “He ahí nuestra gran concepción de nuestra Costa Rica: una patria de propietarios, de hombres que poseen, que se poseen a sí mismos, que poseen sus propias opiniones, sus ideas propias, que poseen su propio instrumento de trabajo, sus propias viviendas, que poseen su propio pedazo de tierra para cultivarlo, que poseen su propio porvenir, que poseen su propia misión social, que poseen su propio derecho a la felicidad.”

El lema de la Universidad desde su fundación es: “la verdad nos hace libres”, propuesta por el Padre Núñez y esta institución desarrolla su oferta académica en áreas de docencia, investigación y extensión (similar a la acción social de otros centros universitarios públicos).  Despliega más de 100 opciones de grado y posgrado.

La Universidad Nacional ha galardonado con el doctorado honoris causa entre otras, a las siguientes distinguidas personas, por haber alcanzado elevadas cumbres personales y profesionales, en beneficio de la sociedad: Uladislao Gámez Solano, José (Pepe) Figueres Ferrer, Franklin Chang Díaz, Óscar Arias Sánchez, Rodrigo Carazo Odio, Elizabeth Odio Benito, Benjamín Núñez Vargas, Rodrigo Zeledón Araya, Rigoberta Menchú Tum y Mario Boza Loría.

La Universidad Nacional cuenta con 5 sedes universitarias: A)  La sede en Heredia: campus Omar Dengo y campus Benjamín Núñez. B) La región Chorotega (Liberia y Nicoya). C) La región Brunca (Pérez Zeledón y Coto). D) La región Huetar Norte y el Caribe (Sarapiquí). E) Sede interuniversitaria en Alajuela.

En la actualidad la UNA tiene 11728 estudiantes, distribuidos en las 5 sedes citadas. La Universidad Nacional cuenta con un Sistema de Colegios Humanistas Costarricenses. Estos colegios son académicos, preuniversitarios y responden al plan de estudios de educación diversificada del Ministerio de Educación Pública. Se ubican en Heredia, Coto, Nicoya y Sarapiquí. Atienden con altos niveles de excelencia académica a aproximadamente 300 estudiantes destacados.

Han ocupado la rectoría de la Universidad Nacional las siguientes personas: Benjamín Núñez Vargas, Alfio Piva Mesén, Edwin León Villalobos, Carlos Araya Pochet, Rose Marie Ruiz Bravo, Jorge Mora Alfaro, Sonia Marta Mora Escalante, Olman Segura Bonilla, Sandra León Coto, Alberto Salom Echeverría y Francisco González Alvarado (período 2020-2025).

En la actualidad, la Escuela de Planificación y Promoción Social (EPPS) de la UNA recoge la herencia del padre Núñez, en lo que respecta a la búsqueda de justicia, paz social, solidaridad, desarrollo integral de las personas, consecución de mejores condiciones de vida para los trabajadores y la edificación de una patria de propietarios; para ello, ha instituido la cátedra Alberto Martén Chavarría, instancia en la que se estudian, a profundidad, temas como los mencionados y se presentan soluciones pertinentes, desde una perspectiva solidarista.

En la Universidad Nacional desarrolla, desde 1974, su gestión el Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional (SITUN). Asimismo, ejecuta labores de bienestar laboral el Fondo de Beneficio Social de los Trabajadores de la Universidad Nacional.

En la Universidad también actúa la Asociación Solidarista de Funcionarios de la Universidad Nacional (ASOUNA) que es la organización laboral más grande de la institución. Cuenta con el aporte decisivo de la UNA, lo que ha posibilitado que el auxilio se convierta en una prima de antigüedad (es decir, en un derecho adquirido), pagadera en todo caso de terminación de la relación laboral, sin límite o tope alguno. Contribuyendo así a la paz, la justicia social, desarrollo integral de los trabajadores y la armonía laboral en el seno de la Universidad.

Ahora bien, la actual coyuntura del país, caracterizada por una sociedad injusta y desigual, reclama imperiosamente líderes valientes y visionarios, como el padre Benjamín Núñez Vargas, mentor indiscutible de la Universidad Nacional, en su concepción de Universidad Necesaria.

Deseo fervientemente que la Universidad Nacional transite en el futuro, por amplias veredas de imaginación, desarrollo positivo y constructivo, en beneficio directo de las personas y regiones más vulnerables del país, plasmando así las altruistas aspiraciones de los próceres de la Patria que coadyuvaron en la creación de esta prestigiosa casa de estudios.

José Figueres Ferrer Presidente de Costa Rica, firma ley UNA 1973 con Uladislao Gámez-Ministro de Educación a su derecha.