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Etiqueta: universidades públicas

La profecía que se cumple a sí misma

Álvaro Vega Sánchez

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo

Para ejemplificar la profecía que se cumple a sí misma, Robert Merton apeló al ejemplo de la falsa noticia que se difundió de la quiebra de un banco y, efectivamente, sus clientes, inducidos por el miedo a perder su dinero, lo quebraron al retirar sus ahorros. Retomaba el teorema de Thomas que dice: “cuando una situación se define como real, es real en sus consecuencias”. De esta manera, al definirse hoy que la Caja del Seguro Social está en quiebra, aunque sea mentira, bajo ciertas circunstancias, diría Merton, puede llegar a convertirse en verdad. Precisamente, esas condiciones se están dando desde el momento en que el Estado se ha venido resistiendo a saldar la deuda billonaria con la Caja y el ejecutivo dispara un discurso incendiario contra esta institución.

El discurso populista hoy, en el país más desigual y violento de los países miembros de la OCDE, anuncia quiebras y desplomes de la institucionalidad social con la clara intención de que se cumplan sus profecías y quiebre la Caja Costarricense del Seguro Social, las universidades públicas, el Instituto Costarricense de Electricidad, entre otras, y así como en cascada se derrumbe el Estado Social.

 El estado tiene que rendirse de rodillas ante el mercado, la única institución sacrosanta que puede salvar a Costa Rica. Traslademos las funciones públicas a instituciones privadas y florecerá la Costa Rica del Siglo XXI pujante, moderna y productiva. Este es el contenido del discurso político-religioso de la nueva derecha neoliberal que se viste de pueblo, habla en lenguaje pachuco y asume porte del “Estado soy yo”.

Este tipo de profecías son parte de la ideología del miedo, que tan buenos dividendos le ha deparado a una clase política cuyo norte ha sido destruir los logros alcanzados por la clase trabajadora en sus luchas sociales históricas, que desembocaron en la gran reforma de los años 1940 por el derecho al trabajo digno, la salud y la seguridad social.

Efectivamente, el arma del miedo se ha mostrado muy eficaz para minar las bases mismas del Estado Social de Derecho, cerrarle las puertas al diálogo ciudadano y conducir al país hacia una profundización de la polarización y el conflicto social. Más allá de la violencia criminal y delincuencial en alzada, se ha venido abonando el terreno para propiciar los antagonismos entre los diversos actores sociales y políticos. La convivencia democrática está siendo socavada por parte de un liderazgo político que ha perdido la mesura y la sabiduría para conjuntar a la ciudadanía, precisamente, cuando se agudizan los problemas de mayor calado, como los son la pobreza, la desigualdad y la inseguridad.

Si los problemas han alcanzado niveles críticos y desmesurados, más allá de este tipo de profecías populistas que solo distraen y postergan la búsqueda de verdaderas soluciones a esos álgidos problemas, deberíamos abocarnos a conjuntar a todos los sectores sociales, empresariales y políticos para crear una plataforma ciudadana que impulse acciones y medidas urgentes para sacar a flote la barca de la patria.

Presentación del libro Alberto Martén Chavarría, Padre del Movimiento Solidarista

Presentación del libro

Alberto Martén Chavarría

Padre del Solidarismo en Costa Rica, en su 75 aniversario

Una reseña de la vida de don Alberto, sus ideas iniciales y la trascendencia para el país, presentándolo como un vivo ejemplo de un ser humano, dedicado a lograr el bienestar de los demás, es el libro presentado al país el lunes 27 de marzo de 2023 en las instalaciones de la UNA.

El Master Francisco González Alvarado, Rector de la UNA, hace entrega del libro al Lic. Federico Martèn Sancho, hijo de Don Alberto Martèn Chavarrìa, creador del Solidarismo Costarricense.

En un emotivo evento donde participaron familiares de Don Alberto Martén, académicos, estudiantes, autoridades universitarias y solidaristas, se presentó el libro: “Alberto Martén Chavarría, Padre del Movimiento Solidarista, 75 Aniversario de Solidarismo en Costa Rica”.

En el marco del 75 aniversario de la fundación del Solidarismo en Costa Rica, se ha escrito el libro “Alberto Martèn Chavarría, Padre del Movimiento Solidarista, 75 Aniversario de Solidarismo en Costa Rica”, a cargo de:  la Catedra Solidarista Alberto Martén Chavarría de la Escuela de Planificación y Promoción Social de la Universidad Nacional, el Ideario Costa Rica Bicentenaria Diálogo Nacional, la Academia Solidarista Alberto Martén Chavarría y la Asociación Solidarista de Funcionarios de la Universidad Nacional-ASOUNA, con el apoyo y compromiso de  la Asociación Solidarista de Empleados del Instituto Tecnológico de Costa Rica-ASETEC, la Red de Asociaciones Solidaristas de las Universidades Públicas y el Editorial Progreso.

En la mesa principal estuvieron presentes las siguientes autoridades:  Francisco González Alvarado, Rector de la Universidad Nacional, Ángel Ortega Ortega, Director de la Escuela de Planificación y Promoción Social-EPPS-UNA, Álvaro Villalobos-Presidente de la Academia Solidarista Alberto Martén Chavarría, Adrián Zamora-Presidente de la Asociación Solidarista de Funcionarios de la Universidad Nacional-ASOUNA, Carolina Martèn Loria, Integrante del Consejo Editorial y nieta de Don Alberto Marten, Efraín Cavallini Acuña, Coordinador de la Catedra Solidarista Alberto Martén Chavarría de la EPPS-UNA.

La Master Sylvia Arredondo Guevara, moderadora y coautora del libro, señaló que el 2022 las Asociaciones Solidaristas del país celebraron 75 años, de un movimiento que inició el licenciado Alberto Martén Chavarría, un 15 de setiembre de 1947, en donde planteó las primeras ideas de su Plan de Ahorro y Capitalización, conocido posteriormente como “Plan Martén”, que en sus palabras se trataba de un sistema de ahorro y educación, en procura de formar personas cultas y a la vez solventes: “La Catedra Solidarista Alberto Martèn Chavarría y la Academia Solidarista Alberto Martèn Chavarría, en alianza con otras entidades, asumieron el reto de producir esta edición intelectual y han considerado muy oportuno poner a disposición del público este libro, a modo de compendio o extracto, que contiene algunos escritos y conceptos básicos muy valiosos, cuya propiedad intelectual recae en el señor Alberto Martén Chavarría, de esta manera, dar a conocer parte de su pensamiento, en un contexto nacional complejo como el actual, que requiere de diversos enfoques y visiones para la toma de decisiones en el campo social y económico”.

El Master Francisco González Alvarado, Rector de la Universidad Nacional de Costa Rica-UNA, expresó su reconocimiento a los colectivos solidaristas que han tratado llevar la practica con dignidad el ejercicio del solidarismo costarricense a lo largo de 75 años de existencia: “ En la presente Obra encontramos las explicaciones sobre el desarrollo que ha tenido este movimiento de la economía social nacido en Costa Rica, en la cual se puntualiza la doctrina, los hechos, así como las nuevas ideas propuestas que avizoraban el crecimiento del solidarismo costarricense”.

El jerarca de la UNA añadió, que se rescata en esta producción intelectual, la forma como expuso y llevó a la practica el señor Alberto Marten, el modelo del solidarismo a partir de 1947, desde el cual siempre buscó la paz, la armonía, la cooperación, la estabilidad entre patronos y trabajadores, que genere beneficios justos para ambas partes y con ello, propiciar la asociación etico-econòmico de las empresas y organizaciones.

“Este trabajo intelectual permite sistematizar el pensamiento y las propuestas conceptuales del fundador del solidarismo costarricense, que adquieren gran utilidad en momentos de crisis que se vive en el país y en el mundo”, manifestó el Rector de la UNA.

Por su parte el Dr. Ángel Ortega Ortega, Director de la Escuela de Planificación y Promoción Social de la Universidad Nacional, comentó que ante el deterioro de las condiciones laborales del sector trabajador del país y la pasividad de estos; la Economía Social Solidaria, representa una alternativa a considerar, entendiendo a esta, como a todas aquellas formas de organización que pretenden la eficiencia económica, pero también la justicia social, pregonada mediante el reparto equitativo de los beneficios económicos generados: “La Economía Social Costarricense está conformada por diferentes organizaciones, como las empresas comunales, las cooperativas y las Asociaciones Solidaristas, las cuales desde su origen, se enfocan a fortalecer la educación, la cultura y la solidaridad económica”.

Para Ortega, las deudas más grandes pendientes de la Sociedad Costarricense, es precisamente la desigualdad en el reparto de los beneficios económicos, una condición de pobreza que afecta a cerca de 1.5 millones de costarricenses, pero, además, si consideramos los últimos lineamientos de política económica y social, en donde se ataca considerablemente a la institucionalidad pública, la educación, la salud, la cultura, la seguridad, entre otros.

Las Asociaciones Solidaristas, son organizaciones sociales que forman parte de la economía social costarricense, se enfocan a satisfacer necesidades y expectativas de trabajadores asociadas y sus familias: “Hoy, reconocemos en don Alberto Martèn sus aportes en:

  • La fundación del Movimiento Solidarista (plan de ahorro y capitalización)
  • Como integrante de la Comisión Ejecutiva del Movimiento Nacional de Defensa Civil en 1948.
  • Fundador de la Oficina de Coordinación Económica de Costa Rica.
  • Por su propuesta a la Junta Fundadora de la Segunda República, para la nacionalización de los depósitos bancarios, finalizando con el Decreto de Nacionalización Bancaria.
  • Por representar a Costa Rica en la constitución de la Organización de Estados Americanos (OEA), entre otros aportes.
  • Pero nuestro mayor reconocimiento es por haber creado el Movimiento Solidarista, que no cabe duda, representa una oportunidad de crecimiento para trabajadores y es en ese marco, que hoy se presenta la presente obra”, concluyó Ortega.

Para el Master Álvaro Villalobos Garro, presidente de la Academia Solidarista Alberto Marten Chavarría, este libro sirve como preámbulo de lo que se espera sea la presentación de la producción intelectual denominada: “Proyección del Pensamiento y Obras Selectas de Alberto Martén Chavarría”. Esta próxima publicación es sin duda, el evento de mayor significado para nuestra organización, pues implicó un proceso lento, riguroso y sistemático de identificación, revisión, selección, digitación y edición del material documental, que conllevó más de diez años de investigación para lograrlo, iniciado en CEDES ASOUNA EDUCA como proyecto de la Asociación Solidarista de Funcionarios de la Universidad Nacional-ASOUNA y retomado por la Academia Solidarista Alberto Martèn Chavarría, la Cátedra Solidarista Alberto Martèn Chavarría de la Escuela de Planificación y Promoción Social, la Rectoría UNA  y la Editorial de la UNA-EUNA.

Entre las obras selectas de don Alberto Martén podemos mencionar la “Teoría Metafísica del dinero” que publica en 1951 a los 42 años, planteando la desmaterialización del dinero en lo que hoy conocemos como las tarjetas o el dinero plástico y, a los 67 años en 1977, redacta para la Asamblea Legislativa de Costa Rica, un Capítulo de Garantías Económicas de rango constitucional y un Código Económico, que de haberse aprobado, Costa Rica habría sido el primer país en proponer un ingreso para toda la población con incidencia directa en la pobreza, contribuyendo de esa forma de manera significativa a fortalecer el Estado Social y Democrático de Derecho Costarricense. Esta última referencia se discute en el mundo y en Costa Rica bajo el término de renta básica universal: “Estos 75 años el Solidarismo Costarricense ha alcanzado niveles de desarrollo muy importantes como cobertura del 23,1% de la población asalariada del país, equivalente a 355.380 personas afiliadas a 1428 asociaciones solidaristas, así como un cúmulo de recursos que supera el 10% del Producto Interno Bruto”.

El Master Álvaro Villalobos Garro, hace entrega de un libro, al Master Guido Alberto Monge Fernández, Vicepresidente Ejecutivo de la Asociación Movimiento Solidarista de Costa Rica.

Villalobos, señaló que Don Alberto Martén Chavarría a sus 95 años, planteó en 2004 una de las principales críticas relacionada con la distorsión del modelo solidarista, que se observaba en las asociaciones solidaristas: “No pierdan de vista el origen filosófico, doctrinario del Solidarismo y no se dejen llevar por el aspecto financiero o de negocios. Las dos cosas deben llevarse juntas, cada una en colaboración de la otra”.  Sin duda, este hecho representa uno de los principales retos internos del Solidarismo Costarricense contemporáneo y que está asociado directamente a la escasa o ausente formación y educación solidarista, comentó el presidente de la Academia Solidarista Alberto Martén Chavarría.

El master Adrián Zamora Ugalde, presidente de la Asociación Solidarista de Funcionarios de la Universidad Nacional-ASOUNA, se refirió al trasfondo de estas valiosas enseñanzas, de las bases de la doctrina Solidarista, que sustentan los esfuerzos conjuntos, que muchas personas costarricenses realizamos para contribuir con el bienestar social colectivo.

Zamora puntualizó, en que las interdependencias de la existencia trascienden lo contemporáneo, abarcando e ineludiblemente uniendo pasado, presente y futuro en la creación de un patrimonio en constante enriquecimiento. Dentro de esa construcción, la sociedad evoluciona hacia complejidades cada vez mayores a medida que aumentan las interdependencias y se combinan los imperativos de interacción y acción conjunta: “Es interesante como esta concepción de interrelación e interdependencia está probablemente basado en el Holismo Aristotélico, doctrina de la que se deriva que el “todo es mayor que la suma de sus partes”, considerando la globalidad, con propiedades de sinergia.

Es por esto, por lo que en la mente de Don Alberto Martén; nace el Solidarismo como un movimiento social de carácter laboral, como resultado de la voluntad entre patronos y trabajadores y, con sustento en los principios filosóficos de la solidaridad humana. Nada de lo que pueden lograr hoy las Asociaciones Solidaristas es posible si las partes no se juntan, si no trabajan por el colectivo, pero cuando esto sucede la magia emerge”.

“¿Dónde puedo encontrar a un hombre como este, hoy? Pues acá lo tienen, lo pueden conocer a través de este libro que hoy publicamos y de las obras completas que estarán por conocerse muy pronto. ¡Porque las Ideas NO mueren!”, expresó el presidente de ASOUNA.

La señora Carolina Martén Loría, integrante del Consejo Editorial de este libro y nieta de Don Alberto Marten Chavarría, puntualizó que el mundo y nosotros estamos en constante cambio y evolución, el solidarismo no es la excepción, por eso se debe reflexionar de que Costa Rica ha cambiado y no es la Costa Rica de 1947, cuando don Alberto Marten comenzó con el solidarismo. La esencia del solidarismo se basa en la persona, es un movimiento humanista que rescata el valor del ser humano: “El solidarismo le devuelve la ilusión al trabajador asalariado y la capacidad de llegar mas allá, le ayuda al trabajador con los sistemas de ahorro para poder tener la posibilidad de tener algo propio”.

La nieta de Don Alberto Martèn expresó su emoción por llevar adelante los proyectos de recopilación de las obras completas y de la historia de la vida de Don Alberto: “Debemos de actualizarnos y reflexionar que el mundo de hoy es muy diferente a cuando Don Alberto planteó el Solidarismo en 1947. El solidarismo se basa en la persona, es un movimiento humanista, y nunca debemos olvidarlo. El solidarismo le devuelve a la persona trabajadora la ilusión y la capacidad de soñar más allá de un salario y poder construir algo más”.

En cuanto al contenido del libro presentado en esta actividad, el Master Efraín Cavallini Acuña, académico y coordinador de la Cátedra Solidarista Alberto Martèn Chavarría de EPPS-UNA dijo, que aante esa situación convulsa que vivía el país en los años 40, surge la figura de don Alberto Martén Chavarría, quien tuvo la idea de: “Trabajar por la armonía y cooperación de patronos y trabajadores dentro de un espíritu de solidaridad, para lograr el aumento de la producción y su equitativo reparto dentro de las normas de eficiencia económica y justicia social”.

Para Cavallini, este libro busca servir para ilustrar a los solidaristas y costarricenses, sobre las bases fundamentales en que se sustentan las ideas del solidarismo costarricense: “Estamos en un momento crucial en que debemos despertar a nuestros jóvenes, para que asuman su papel de liderazgo y poder enfrentar los verdaderos enemigos, empezando por el número uno: el desconocimiento”.

El coordinador de la Cátedra Solidarista, agregó que los autores consideran oportuno, a propósito de este 75 aniversario del Solidarismo Costarricense, poner a disposición del país el libro, a modo de compendio o extracto, que contiene algunos escritos y conceptos básicos relevantes, cuya propiedad intelectual recae en el señor Alberto Martén Chavarría, de esta manera, dar a conocer parte de su pensamiento, en un contexto nacional complejo como el actual, que requiere de diversos enfoques y visiones para la toma de decisiones en el campo social y económico.

Como resumen general el señor Cavallini citó algunos temas incluidos en el libro:

CAPITULO I

SEMBLANZA DE UN COSTARRICENSE EJEMPLAR

  • Es un repaso cronológico acerca de la vida ejemplar de don Alberto Martén Chavarría, su experiencia y formación a temprana edad en Europa y en diferentes disciplinas.
  • La creación de su mayor obra como lo es el Solidarismo en Costa Rica y el papel relevante que cumplió en su paso por la función pública, al formar parte de la Junta Fundadora de la Segunda República.
  • Se menciona la publicación de infinidad de artículos y libros en los que externaba sus ideas, pero, sobre todo, se muestra la disposición de don Alberto por seguir contribuyendo con el país.

CAPITULO II

ORIGENES DEL SOLIDARSMO, EL TERCER SISTEMA FRENTE A OTROS SISTEMAS Y EL SURGIMIENTO DE UN MOVIMIENTO SOCIAL OBRERO-PATRONAL

  • Don Alberto cuenta con detalles, los orígenes del Solidarismo en Costa Rica y el ambiente que vivía Costa Rica en ese momento.
  • Realiza una clara e ilustrativa exposición sobre los sistemas Capitalista y Socialista, sus orígenes, sus debilidades y la razón por la cual, ambos sistemas contribuyeron al surgimiento de un tercer sistema: El Solidarista.

CAPITULO III

LA BASE DE SUS IDEAS INCIALES Y LA EVOLUCION DE ESTAS, CON LA TEORIA DE LA CAPITALIZACION UNIVERSAL: BUSCANDO TRASCENDER HACIA EL RESTO DE LA SOCIEDAD

  • Por sus ideas en 1947, don Alberto logró contar con el apoyo de empresarios, banqueros y trabajadores, sostenidos en el máximo valor: la solidaridad humana.
  • Todo el concepto de la Solidaridad económica, llevado al plano empresarial en función de la sociedad.
  • Propuso solucionar el problema de la injustica social, instaurando el concepto moral de la empresa.
  • Se podría asegurar que los problemas empezarían a desaparecer para dar paso a una nueva época de armonía y cooperación.
  • En este capítulo se evidencia como Martèn promueve de manera permanente, un Sistema de Garantías para el país, donde lo social y lo económico deberían estar al mismo nivel, destacando el Ahorro Solidarista, como uno de sus principales pilares de sus ideas, destacó que “no hay que olvidar que el ahorro es un medio, no un fin.

CAPITULO IV

EL MODELO SIGLO XXI DEL SOLIDARISMO COSTARRICENSE, EN BUSCA DE LA GRANDEZA HUMANA Y LA OPOSICION EXISTENTE, QUE ETIQUETA DE ENTIDADES FINANCIERAS A LAS ASOCIACIONES SOLIDARISTAS

Este capítulo inicia con el que podríamos considerar, el último llamado a los solidaristas, para regresar a las raíces que dieron origen a este movimiento social, obrero-patronal y reorientar el rumbo que actualmente llevan.

  • El capítulo termina con dos temas antagónicos, por una parte, se enfatiza la visión de don Alberto para “Trabajar por la armonía y cooperación de patronos y trabajadores dentro de un espíritu de solidaridad, para lograr el aumento de la producción y su equitativo reparto dentro de las normas de eficiencia económica y justicia social”, partiendo de la vocación social que es la naturaleza de las Asociaciones Solidaristas, que promueve la cultura del ahorro.
  • El emprendedurismo, la formación de un patrimonio (fundamentalmente de su futura cesantía), para disponerlo sin tenerlo comprometido en el momento de retiro, que evite el sobreendeudamiento de consumo, que procure un país de propietarios y no de proletarios, que comprometa la disponibilidad de recursos durante el año en la atención de necesidades de la población asociada mediante ayudas y beneficios socioeconómicos en contrapeso de lo que pueda sobrar como excedente, y en general, al presentar una oferta de productos y servicios en las mejores condiciones posibles de mercado, superando algunos calificativos de “cajas de ahorro y préstamo”, lo cual va en la dirección de las ideas iniciales.
  • En contraposición,  a lo anterior, se señala que en los últimos años a nivel de instituciones del Estado, existe la equivocada calificación de las Asociaciones Solidaristas como sinónimo de entidades financieras, calificación que ha traído como consecuencia, la aplicación de impuestos que no les corresponde, pero quizás lo más grave, es afirmarle a los solidaristas que su orientación es meramente mercantil, lo cual desvirtúa en gran medida las ideas iniciales que promulgó don Alberto y fomenta una visión puramente mercantil en los dirigentes y miembros de las Asociaciones Solidaristas, lo que terminaría por ratificar la etiqueta de “entidades financieras” con la que se les ha querido etiquetar.

CAPITULO V

“ORGANIZACIONES SOLIDARISTAS EN LA ACTUALIDAD Y UNA RESEÑA SOBRE LEYES, DECRETOS Y EVENTOS AFINES”

  • Este capítulo muestra la evolución del Sector Solidarista y su relación con el medio, pero también permite actualizar al Sector, sobre la identificación y conocimiento sobre la existencia de las organizaciones solidaristas que operan en la actualidad, esclareciendo dudas e inquietudes acerca de la verdadera representación dentro del Sector según su conformación, identificando de esta manera a las organizaciones: de primer grado: las Asociaciones Solidaristas, de segundo grado: las federaciones y de tercer grado: las confederaciones, destacando la libertad que existe para que cada Asociación Solidarista actúe de forma independiente.
  • Se expone la existencia de organizaciones que brindan apoyo al Sector Solidarista, cuyo objetivo no es la representación, ya que son de bien social, como lo son: la Fundación Martén para el Desarrollo del Solidarismo, la Asociación Academia Solidarista Alberto Martén Chavarría, la Cátedra Solidarista Alberto Martén Chavarría, creada por la Escuela de Planificación y Promoción Social de la Universidad Nacional.
  • Se reseña sobre Leyes, Decretos y Eventos afines. Se detalla en este apartado, sobre el Proyecto de Ley de Fortalecimiento de las Asociaciones Solidaristas-Expediente: No. 22980 presentado a la Asamblea Legislativa.Entre otras iniciativas, se expone la Reforma (Artículo 117) de la Ley Orgánica del Banco Central de Costa Rica (N°7558, del 27 de noviembre de 1995), para eximir al solidarismo de la fiscalización de la Superintendencia y las potestades de control monetario del Banco Central y hacer efectiva la devolución a las asociaciones solidaristas de los recursos transferidos por concepto de reservas.

CAPITULO VI

HOMENAJES, RECONOCIMIENTOS Y DISTINCIONES RELEVANTES A DON ALBERTO Y EL POR QUE LA HUMANIDAD ESTA DE LUTO, PORQUE UN SABIO HA PARTIDO; HASTA SIEMPRE DON ALBERTO

  • Se anotan una serie de homenajes, reconocimientos y distinciones relevantes que don Alberto Martén Chavarría recibió a lo largo de su vida, destacando los realizados en los últimos años y aquellos posteriores a su partida.
  • Como conclusión se apela a la unidad del Sector, para enfrentar los retos que vive actualmente, empezando por clarificar y ubicar sobre conceptos fundamentales que permitan la participación y representación del sector, ante las organizaciones que lo integran, especialmente las Asociaciones Solidaristasy sus asociados.

En este acto se presentó una actividad cultural que permitió presenciar y disfrutar el estreno mundial de dos obras del compositor costarricense Mario Alfagüell.

En primer lugar, las dos hermanas, Elaine y Sandy Chang Lee, estudiantes de piano de la Fundación-ÁCUA para el Aprendizaje y la Cultura Artística, compartieron a 4 manos la pieza concertante dedicada a ellas, quienes han sido premiadas recientemente en el Concurso Internacional de Conciertos de América Proteg en Carnegie Hall-New Yord. Mario Alfagüell convierte sus nombres en notas musicales y a partir de estas, construye toda la composición. Utiliza recursos innovadores de la música contemporánea como repetición/contraste, ambigüedad rítmica y libertad melódica.

Como segunda participación artística, se presentó la obra escrita para esta ocasión: una original: “Canción sin canto”.

La obra está inspirada en el texto: “La dirección correcta” de Don Alberto Martén Chavarría, síntesis del ingente aporte del solidarismo, declamado por el joven Ennio Hayes Castillo, el cual se entrelaza y dialoga con los sonidos del violín y la guitarra, a cargo de Debora Zapata y David Angulo.  Los tres intérpretes son estudiantes Centro de Investigación, Docencia y Extensión Artística- CIDEA, de la Universidad Nacional, tanto de la Escuela de Música como de Arte Escénico.

Los coautores de este Libro:  Sylvia Arredondo Guevara, Daniel Cavallini Espinoza, Oscar Chavarría Torres, Efraín Mejía Vindas, Ángel Ortega Ortega, Álvaro Villalobos Garro y Adrián Zamora Ugalde, coinciden en que el libro, más que recopilar las ideas iniciales del Solidarismo en Costa Rica, anécdotas, datos históricos, es una guía que sirve, no solo para constituir o fortalecer las Asociaciones Solidaristas, sino para dar una dirección hacia dónde debería orientar su vida cada solidarista, cada ciudadano: la dirección correcta…

El Consejo Editorial del libro estuvo integrado por:  Oscar Aguilar Bulgarelli, Carolina Martén Loría, Nidra Rosabal Vitoria, Juan Rafael Espinoza Esquivel. El Diseño Gráfico estuvo a cargo de la estudiante María Paula Espinoza Rojas de la Escuela de Arte y Comunicación Visual de la Universidad Nacional.

Los responsables de esta producción académica, expresan su agradecimiento al apoyo del Departamento de Publicaciones e Impresiones de la Universidad Nacional, a la Asociación Solidarista del TEC- ASETEC y al Departamento de Publicaciones del Tecnológico de Costa Rica.

El Lic. Efraín Mejía Vindas, coautor de este libro y quien viene coordinando la edición de contenido de las Obras Selectas de Alberto Marten, indicó que previo acuerdo con el Consejo Editorial de la Universidad Nacional- EUNA (UNA-COEUNA-ACUE-135-2021 del 29 de setiembre de 2021), en el mes de setiembre de 2023, se estará presentando al país, la producción intelectual intitulada: “Proyección del Pensamiento y las Obras Selectas de Alberto Martén Chavarría”, que es el producto de un arduo de trabajo de académicos, profesionales e instituciones solidaristas  y académicas,  que vienen trabajando desde hace varios años: “Este libro que hoy damos a conocer, es un preámbulo o introducción de lo que serán las Obras Selectas de Alberto Martèn, que serán presentadas al país en el marco del 76 aniversario del Solidarismo Costarricense”.

Transmisión en VIVO- Presentación Libro Alberto Martén Chavarría-Padre del Solidarismo Costarricense:

https://www.youtube.com/watch?v=fkeQ28OMcx4

Descargar el libro completo:

Libro: Alberto Martén Chavarría, Padre del Solidarismo Costarricense.

http://www.escueladeplanificacion.una.ac.cr/index.php/phoca

 

Por:
Sylvia Arredondo Guevara-Académica-
Escuela de Relaciones Internacionales-RI-UNA
Efraín Cavallini Acuña- Académico-EPPS-UNA
Daniel Cavallini Espinoza- Académico-EPPS-UNA
Leni Corea Rivera-Estudiante- RI-UNA

12 de abril: celebración del Día de la Autonomía Universitaria

Dr. Carlos Araya Leandro, Profesor Catedrático Miembro del Consejo Universitario, UCR

El día 12 de abril fue declarado, institucionalmente, como Día de la Autonomía Universitaria, con motivo de la transgresión a la autonomía consagrada en la Constitución Política que sufrió la Universidad de Costa Rica (UCR) en ese mismo día en 2010. Recordemos que en aquella oportunidad, ante un supuesto delito atribuido a un funcionario de esta institución, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), por orden del Ministerio Público, desplegó un operativo técnico-pericial en el campus de la Sede Rodrigo Facio para, en principio, recabar pruebas incriminatorias.

Lamentablemente, este ingreso al campus universitario constituyó un allanamiento ilegal y propició un abuso de autoridad con “[…] decenas de agentes armados del OIJ y de la Fuerza Pública, que ingresaron en la Universidad aún después de haberse cumplido con la detención y el retiro del sospechoso del campus”, según lo señala el acuerdo de Consejo Universitario en sesión extraordinaria número 5435 del 14 de abril de 2010. Lo grave de ese evento no fue el fondo de la acción penal, es decir, la persecución del aparente delito, que en un estado democrático y de derecho, como el nuestro, compete al Ministerio Público en todo el territorio nacional, sino la forma en cómo dicha acción fue llevada a cabo. En primer lugar, la acción se dio irrespetando los mecanismos ordinarios de coordinación para ese tipo de situaciones; en segundo lugar, todo sucedió en ejercicio desproporcionado e infundado del uso de la fuerza contra miembros de la Comunidad Universitaria.

El 12 de setiembre de 2018, la Fuerza Pública intervino contra un grupo de personas que se manifestaba contra la aprobación del proyecto de Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas. Entonces, oficiales de la Fuerza Pública ingresaron en el campus universitario, en persecución del grupo que protestaba, con el lamentable saldo de un estudiante herido.

Si bien, afortunadamente, no han acaecido otros hechos similares, lo cierto es que sí han predominado decisiones de políticas públicas que han perpetuado un acecho constante hacia las Universidades Públicas. Así, por ejemplo, leyes emitidas en los últimos años como la Ley de Fortalecimiento de Finanzas Públicas o la Ley Marco de Empleo Público, o bien, proyectos de Ley como el que pretende regular el Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) y la intención de reformar el artículo 85 de la Constitución Política de la República, expediente legislativo 20 852, archivado en 2020, han pretendido desconocer y, peor aún, socavar la autonomía constitucional de la que gozan las Universidades Públicas. Todo ello, se ha dado bajo la excusa de aplicar una serie de medidas de tipo presupuestario a un vasto sector público, sin detenerse a reflexionar de forma pausada y seria si, con ello, se violenta el Estado Social de Derecho y, por lo tanto, el orden constitucional que garantizan las libertades y promueven un desarrollo equitativo.

Ante estas agresiones solapadas, camufladas por las vías formales, no queda otra opción más que acudir, con sabiduría, al texto constitucional e insistir en su defensa. Allí es en donde la independencia o la autonomía de las Universidades Públicas hallan su punto de anclaje y de salvaguarda superiores.

A la luz de la Constitución Política, es claro que el Constituyente reconoció una extensa e importante autonomía a la Universidad Pública para protegerla de las injerencias del poder político; dicha autonomía es administrativa (funcional, formal y material), de gobierno, político-organizativa, presupuestaria (financiación estatal y hacienda propia) y contractual. En particular, se sobreentiende que la autonomía se trata de una garantía institucional diseñada para permitir una actividad con una misión en el largo plazo; es decir, no se limita a periodos político- electorales, donde los gobiernos nacionales se turnan por periodos efímeros.

Para que una nación próspera como la nuestra mantenga su senda de progreso, es vital una Universidad robusta, refugio del pensamiento libre, que además cuente con recursos suficientes. Gracias a la Universidad Pública, la ciudadanía costarricense cuenta con una autoridad intelectual que se expresa con una voz que no se somete a la voluntad del poder, sino que responde a los valores superiores que trascienden la dominación y los proyectos de moda.

La celebración del Día de la Autonomía Universitaria es un extraordinario momento para reiterar que, como comunidad universitaria y como institución de cultura superior, debemos levantarnos en defensa de la autonomía universitaria.

Para cumplir con este deber, es necesario que concibamos la esencia constitucional real del orden que nos ampara; es decir, comprender cuál es la función y el fin que nos delegó el Constituyente y así mejor defender la autonomía y posicionarla en el contexto nacional. Así, no basta con florecer en autonomía, antes debemos sembrar, irrigar, abonar, pero, sobre todo, proteger lo que se nos ha confiado la sociedad costarricense.

 

Compartido con SURCOS por el autor.

Reflexiones sobre la circular R-014-2023 Orientaciones Generales Acerca del Régimen de Empleo Superior Universitario en la Universidad Técnica Nacional, UTN

Luis G. Martínez Sandoval.

MBA Lic. Bach. Luis G Martínez Sandoval
Académico Universitario,
Ex Integrante Comisión de Vinculación Institucional con los Sectores Productivos y,
Comisión de Trabajos Finales de Graduación COEX, AA
Sede Central UTN 
www.utn.ac.cr
Ex Directivo Nacional Propietario JD ANEP,
Secretaría de Organización y Conflictos, Seccional Sindical Nacional ANEP-UTN
Ex Funcionario Banco Mundial IFC Sede Ecuador y, América Latina,
Escritor, Científico Social

Con fecha 06 de marzo de 2023 el RECTOR UTN Dr. Emmanuel González Alvarado remite CIRCULAR R-014-2023 a la Comunidad Universitaria. En la misma plasma las ORIENTACIONES GENERALES ACERCA DEL RÉGIMEN DE EMPLEO SUPERIOR UNIVERSITARIO.

¿QUÉ DICE LA CIRCULAR R-104-2023?

  • Que se están haciendo esfuerzos ante la entrada de la Ley Marco de Empleo Público para preservar la autonomía, el adecuado funcionamiento institucional y los derechos de las personas trabajadoras de la UTN.
  • Que se pretende garantizar inclusión y calidad educativa al estamento estudiantil.
  • Que se convocará a foros interactivos a través de la plataforma Zoom para ampliar dudas razonables que tenga la comunidad universitaria ante la entrada en vigencia de la Ley Marco de Empleo Público.
  • Que el CONARE desde febrero de 2021 anunció el compromiso de analizar los sistemas de empleo universitario, garantizar su racionalidad sustantiva para asegurar que las universidades públicas gocen de sostenibilidad financiera a lo largo del tiempo; mediante un Régimen de Empleo Superior Universitario (RESU) para el Sistema de Educación Superior Universitario Estatal.
  • Que existe en CONARE una comisión con las personas directoras de Recursos Humanos, que diseñara un modelo de gestión del talento humano interuniversitario.
  • Que la Comisión RESU ha trabajado basándose en los principios rectores los cuales establecen:
  1. Cumplir la Ley 9635 en lo concerniente al Capítulo de Recursos Humanos, que cubre temas como anualidades, dedicación exclusiva, prohibición y la nominalización de estos incentivos.
  2. Establecer un salario global que sea competitivo en el mercado laboral costarricense.
  3. Homologar el escalafón docente o carrera académica.
  4. Homologar y simplificar las categorías del régimen administrativo universitario, de forma que todas las personas funcionarias queden bajo el resguardo de la autonomía universitaria como lo dicta nuestra Constitución Política.
  5. 5. Revisar y homologar todas las categorías de las autoridades universitarias, dirección superior y jefaturas, incluidos los pluses salariales correspondientes.
  6. Proponer un mecanismo de relevo generacional, tanto para el sector académico como para el administrativo, que incluya el tema de becas para estudios superiores y otras acciones estratégicas que garanticen la permanencia en el tiempo con una educación de calidad. Que se respeta los derechos adquiridos durante su historial como persona funcionaria. Que, en el caso del futuro personal de nuevo ingreso, existirá en un primer momento el salario global transitorio, o lo que es lo mismo, las universidades públicas podrán mantener las contrataciones de personal que ingrese por primera vez al sector público, mientras no esté consolidado el salario global. Estos funcionarios entrarían con los salarios base que están vigentes en la actualidad. Se homologan las categorías y salarios del escalafón docente (carrera académica) y el escalafón administrativo (carrera administrativa). Que se establece el compromiso dinamizador en materia de homologación de remuneraciones apunta hacia el pago de salarios competitivos, en este sentido, no se aplicará la separación entre trabajadores exclusivos o excluyentes, ni se regirán las universidades públicas bajo la rectoría del MIDEPLAN

ANÁLISIS DEL CONTENIDO DE LA CIRCULAR R-014-2023 EN EL CONTEXTO DE LA LEY MARCO DE EMPLEO PÚBLICO

PRIMERO. La UTN tendrá su propia interpretación de la LMEP.  Buscando equilibrar la autonomía administrativa.  Vamos hacia un sistema de empleo UTN guiado por un Régimen de Empleo Superior Universitario (RESU) para el Sistema de Educación Superior Universitario Estatal.  Se cumplirá con la Ley 9635.   Se buscará establecer un salario global y aquí hay un tema de cuidado dado que muchos salarios de nuevos empleados públicos están por debajo del mínimo en el sector privado al no tener ningún tipo de incentivo salarial y eso los hace inconstitucionales.  Adicional a ello los salarios de los empleados de la UTN no son iguales ni parecidos a los de UCR, UNA, ITECCR ni UNED. Por otro lado, vamos hacia un relevo generacional tanto para el sector académico como administrativo. Eso junto a un plan de movilidad con incentivos es el mejor camino.  Lo que ya habíamos expuesto en el artículo https://surcosdigital.com/utn-desafios-y-retos-2022-2024/  cuando escribimos que “Se requiere generar procesos de negociación con instituciones como la CCSS o JUPEMA para adelantar la pensión del personal docente, directores de carreras y, personal administrativo. Ya algunas instituciones gubernamentales lo han realizado y hay ambiente para hacerlo en la Asamblea Legislativa. Tenemos en planilla 1.377 Académicos y 714 Administrativos la gran mayoría Generación X (nacidos en 1960 o, 1970) – 52 o 62 años- con estudiantes de la Generación Centennials o Generación Z (Gen Z) con edades entre 18 y 22 años (66,3% población estudiantil). Estamos frente a un choque y colisión generacional intra universitaria. La Generación X debe jubilarse de manera anticipada. Lo anterior, permitirá, abrir espacios para cambios generacionales en la universidad y, el ascenso de la Generación Z a cargos de dirección y puestos de autoridades universitarias. La Generación X (1960, 1970) -una vez jubilada- pueden conformar Sociedades Anónimas Laborales en alianza con la UTN para vender servicios o subcontratos para el diseño de recursos y materiales didácticos como también desarrollo de investigación específicas según área de especialización.”

SEGUNDO.  Los sistemas de empleo universitario deben tomar en cuenta que “(…) la naturaleza del trabajo académico no es igual al que hacen otras instituciones, ya que cada sector de la administración pública tiene sus propias particularidades que deben ser consideradas.” Indudablemente, si el salario global es igual al sector privado eso debilitará la autonomía administrativa universitaria estatal. Y, “(…) sin autonomía universitaria, la libertad de cátedra, otro pilar de la integridad académica, desaparecerá. Sin libertad de cátedra, los profesores perderían la capacidad de reflexionar libre, responsable y críticamente, y más bien se llenarían de temor de disentir de los intereses en el Gobierno Central, pues esto pondría en peligro su propia continuidad laboral en un sistema centralizado. No hay voces libres sin autonomía.” Es en ese sentido que se justifica la declaración de los Consejos Universitarias de las Universidades Estatales (UCR, UNA, UNED, ITECR) – a la fecha de la escritura de este artículo falta el Consejo Universitario de la Universidad Técnica Nacional, UTN– de empleados ESENCIALES Y EXCLUYENTES de la LMEP.  Recortar los salarios no aumenta la calidad, ni la productividad, ni la innovación ni la investigación y desarrollo sino puede provocar una mayor desmotivación o, una fuga de personal. Recortar salarios genera todo lo contrario y el supuesto de dar a las universidades públicas la sostenibilidad financiera a lo largo del tiempo como argumento no tiene evidencia empírica para la UTN.

TERCERO. La sostenibilidad financiera a largo plazo específicamente de la Universidad Técnica Nacional no va por el recorte de salarios que comparativamente con la UCR, UNA, ITECCR, UNED son muy bajos en la academia y lo administrativo   –Ver:

https://www.dropbox.com/s/3uiktkr2xvx8jah/UCR.pdf?dl=0 https://www.dropbox.com/s/3uiktkr2xvx8jah/UCR.pdf?dl=0, https://www.dropbox.com/s/1slmlzij29knm73/UNA.pdf?dl=0 https://www.dropbox.com/s/xg6mafkm214apls/TEC.pdf?dl=0      https://www.dropbox.com/s/avqjk119qiw3dhk/UNED.pdf?dl=0

sino la misma viene de la venta de bienes y servicios estratégicos hacia los sectores productivos – trabajo pendiente de FUNDAUTN, VEAS y, DEAS-. De las patentes y registros de propiedad que nacen desde las distintas Comisiones de Trabajos Finales de Graduación de las Carreras STEM. De la búsqueda de recursos externos–donaciones, becas, fondos reembolsables y no reembolsables-. De la venta de Doctorados, Posgrados, Diplomados In House. Del fortalecimiento del PIT UTN y las Carreras de ILE y la creación de un Centro Nacional e Internacional de Idiomas para el Trabajo CNIIT – adscrito a la Rectoría y en coordinación en la venta de servicios con FUNDAUTN y, que cuente con recursos presupuestarios propios al convertirse en un Centro de Utilidades no un Centro de Costos. De venta de Talleres, Congresos – por ejemplo, Centro de Desarrollo Sostenible que no está generando recursos-, Servicios de laboratorios que estén certificados nacional e internacionalmente para colocarlos al servicio de los sectores productivos. El Centro para el Desarrollo Sostenible debe salir al mercado a generar recursos financieros en conjunto con la Fundación UTN- actualmente está creado, pero sin funcionar-. De la venta de servicios forestales y de proyectos de investigaciones aplicados en diversas áreas. Somos dependientes y codependientes de los ingresos del FEES y solo la venta de bienes y servicios pueden darnos recursos frescos. Hay que buscar donantes internacionales vía cooperación internacional. Las autoridades universitarias deben leer completo el Capítulo 7: Sostenibilidad financiera de las universidades públicas en un contexto económico y fiscal adverso: algunas opciones por considerar del Octavo Informe del Estado de la Nación. Debemos multiplicar las fuentes de financiamiento. Establecer nuevos mecanismos de financiación. Mayor responsabilidad de las familias y de los propios estudiantes en la financiación de sus carreras la UTN bien puede crear un Fideicomiso Estudiantil en alianza con banca estatal o privada para becas o crédito blando para estudios. Aumento un porcentaje mínimo el arancel de matrícula según carreras UTN. Búsqueda de fondos de fuentes diferentes. Explotación comercial de las tres fincas de la UTN (Atenas, Guanacaste, Pacífico) incluye siembra, producción, industrialización y comercialización de bienes y servicios basados en estudios técnicos o ceder áreas para arrendamiento o creación en dichas fincas de Zonas Francas con incentivos rurales. Impulsar con JUPEMA y CCSS un plan de movilidad laboral y mecanismo de relevo generacional, tanto para el sector académico como para el administrativo que por cercanía de edad o cuotas puede optar por un retiro laboral con incentivos económicos, subsidios, y prejubilaciones. Hay que reestructurar la universidad para aplanar la jerarquía dado que no es sostenible financieramente que las estructuras administrativas de los Decanos de Sedes tengan debajo siete (7) Direcciones o Coordinaciones (Docencia, Extensión y Acción Social, Vida Estudiantil, Administrativo, Mercadeo y Ventas, Gestión de Proyectos Producción, Investigación), eso debe ser eliminado por reorganización. Si sumamos 7 coordinaciones y la multiplicamos por 5 Decanatos tenemos un total de 35 Direcciones o Coordinaciones. Al prescindir de ésta ineficiente estructura (7 cargos) los Directores de las distintas Unidades Académicas bien pueden y deben coordinar esfuerzo directamente con el Decano de Sede y con el Vicerrector de Docencia sin pasar por esos cuellos de botella o grasa organizacional que significan esas 7 Direcciones o Coordinaciones. También, es posible alquilar nuestras instalaciones los fines de semana – sábados, domingos- para empresas u organizaciones de distintos fines – deportivas, recreativas, religiosas, académicas privadas- que requieren nuestra infraestructura-.

¿CUAL ES LA MEJOR DECISIÓN?

Somos de la opinión que el CONSEJO UNIVERSITARIO UNIVERSIDAD TÉCNICA NACIONAL, UTN, -si aún no ha tomado la decisión- debe APROBAR una declaración – igual a las cuatro Universidades Estatales y las Municipalidades- en el cual se escriba que TODOS nuestros puestos UTN son ESENCIALES Y EXCLUYENTES de la Ley Marco de Empleo Público dada nuestra autonomía administrativa. – Nota: El Acuerdo 049-2023 del 13 de marzo 2023 no establece absolutamente nada de lo supra expuesto– Y solo con ello frenamos la draconiana ley citada para girar hacia adentro a un proceso de reformar del Reglamento Administrativo de Gestión de Servicios (RAGS) e introducir un nuevo Capítulo o Adendum llamado Régimen de Empleo Superior Universitario (RESU) UTN guiado por salarios justos, salarios dignos que puedan satisfacer todas sus necesidades y las de sus familias del personal docente y administrativo.   

Esta decisión la tiene el CONSEJO UNIVERSITARIO o sea 15 personas que lo conforman: 1 RECTOR, 3 REPRESENTANTES DOCENTES, 1 REPRESENTANTE ADMINISTRATIVO, 5 DECANOS DE SEDES, 1 DIRECTOR EJECUTIVO CFPTE, 2 REPRESENTANTES DE LOS SECTORES PRODUCTIVOS Y 2 REPRESENTANTES ESTUDIANTILES. Eso 15 son los que gobiernan y administran la Universidad Técnica Nacional, UTN.  Estamos en manos de esos quince funcionarios públicos…  Y, en ese sentido, aplaudimos a los Consejos Universitarios de la UCR, ITEC CR, UNED y UNA que ya tomaron esta decisión desde la AUTONOMÍA UNIVERSITARIA.

La educación superior pública: valioso legado y un derecho de nuestro pueblo

El colectivo Mujeres por Costa Rica se manifiesta en contra del proyecto 23.380 “Ley reguladora del Fondo Especial para la Educación Superior” (FEES)

El proyecto del Gobierno de Costa Rica de una “Ley Reguladora del Fondo Especial para la Educación Superior” y las afirmaciones, que a menudo se escuchan por parte de sus funcionarios, sobre estas instituciones, constituyen una de las mayores agresiones de un Gobierno de la República y, evidencian un desconocimiento, impropio del Poder Ejecutivo, sobre su función fundamental.

El proyecto inicia con una conceptualización pobre, y peor aún, equivocada de lo que son las universidades públicas; se desconocen profundamente sus características y la esencia de lo que es una universidad. Cuando señala que “El financiamiento de la educación en Costa Rica no se ha puesto en duda a lo largo de décadas”, es claro que se omite que durante las décadas de 1980 y 1990, ese financiamiento se vio severamente disminuido. En esos años el FEES pasó del 1,15% del PIB al 0,79%, con las consecuencias negativas que muchas personas conocen. La educación no debe entenderse como un gasto, es una inversión: se invierte para generar conocimientos, formar profesionales y técnicos capaces de enfrentar los desafíos de la sociedad costarricense.

Las universidades públicas no son simples casas de enseñanza, formadoras de profesionales, como se deduce del proyecto; son instituciones que generan la mayor parte de la investigación en ciencia, tecnología y las diversas ramas del conocimiento e invierten el 70% de los recursos nacionales para esos fines; en los campus universitarios se encuentra el 72% de institutos y centros de investigación y trabaja el 83% de los investigadores del país. Ese aporte a la sociedad costarricense se hace gracias al FEES y a los recursos propios que generan las universidades mediante proyectos con instancias públicas o privadas, nacionales o extranjeras. La mayor parte de los proyectos se dirigen a sectores sociales productivos específicos, favoreciendo el desarrollo social. Además, es conocido que existe una profunda imbricación entre el quehacer universitario y la sociedad.

No es cierto, como equivocadamente se presenta en el proyecto 23.380, que los presupuestos universitarios se destinan, fundamentalmente, a financiar generosas anualidades y privilegios. En general los salarios universitarios están acordes o por debajo del resto de la administración pública y varios de los aumentos, que inciden en el balance presupuestario, han respondido a disposiciones o resoluciones de tribunales nacionales, como es el caso, de los profesionales del sector salud, en la UCR, en donde un fallo de la Sala Segunda de la Corte de Justicia (10/10/2007), obligó, al acatamiento de la Ley de Incentivo Médicos.

En cuanto a su estudiantado, los presupuestos universitarios han permitido ofrecer una educación de calidad a jóvenes provenientes de 81 cantones del país, un 79% de su totalidad son jóvenes que salieron de colegios públicos o subvencionados y un 21% de colegios privados. De esta forma, nadie que tenga las condiciones académicas ha dejado de estudiar por falta de recursos, debido al robusto sistema de becas que existe; se ha aprovechado el talento rural y urbano, lo que ha permitido que jóvenes que viven bajo el nivel de pobreza tengan la posibilidad de estudiar.

Cuando, además, se señala que las universidades no están cumpliendo a cabalidad su misión porque no están formando los recursos profesionales que requiere el mercado, surge la necesaria pregunta: ¿qué es esa concepción de universidad, que la reduce, exclusivamente, a formar profesionales, principalmente, para la empresa privada y su interés mercantil?. La visión que prevalece en el documento está dirigida a dar prioridad a las carreras que demanda la empresa privada, entonces ¿dónde queda el concepto, tan necesario en tiempos presentes, de un desarrollo integral? ¿Adónde van a dar las carreras de ciencias sociales, del arte y las humanidades?. Esas son, precisamente, las humanidades, las que desarrollan en sus graduados, las destrezas relacionadas con el liderazgo, la creatividad, el pensamiento crítico y el trabajo en equipo, la convivencia que tanto han influido en la idiosincrasia nacional, en fin, con una calidad superior para el servicio social.

No es de recibo la falaz afirmación de que en la educación superior pública se camina sin controles y que las universidades viven exoneradas del cumplimiento de las leyes de la República; por el contrario, siempre se han ajustado a todos los controles de la Contraloría General de la República (presupuestos, refrendo de contratos, etc.), de los mismos organismos de control internos, de los Tribunales de Justicia y de toda la legislación nacional pertinente.

No es admisible, tampoco, una propuesta que irrespeta los procedimientos universitarios en temas diversos, como son la asignación o distribución de los recursos, la regionalización, etc. y, menos aún, que órganos de la coordinación institucional de las universidades sean eliminados o despojados de sus atribuciones en aras de un control total del Poder Ejecutivo. Contrario a lo que se señala, en el proyecto 23.380, las universidades siempre han contado con una instancia de coordinación de la educación superior (CONARE), que quinquenalmente ha elaborado planes de desarrollo universitario (PLANES) y hay un fondo especial denominado FEES. Resulta inaceptable pensar que la educación superior pueda estar administrada, con intereses politiqueros, como se propone en el artículo 4, por cuatro ministros de gobierno o sus representantes, encargados de desarrollar el Plan de la Educación Superior y de promover, fiscalizar y evaluar el FEES.

Un planteamiento gubernamental, que viola la autonomía de las universidades es inadmisible. La Constitución de 1949, fue muy clara y es contundente en ese principio, al darle a la universidad, “independencia para el desempeño de sus funciones y plena capacidad jurídica para adquirir derechos y contraer obligaciones, así como para darse su organización y gobierno propio”. El Estado tiene un compromiso y una obligación con el desarrollo nacional y esto incluye, el respeto de la autonomía universitaria y el adecuado financiamiento de las universidades, como lo señala la Constitución Política.

Por todo lo anterior, la defensa frente a un proyecto que atenta contra los derechos de las universidades se impone, de manera necesaria y urgente; así como ante cualquier otra legislación que vaya en contra de estas instituciones.

Hay que tomar decisiones sobre el rumbo del país, que estas decisiones conllevan, requerimos, pensar principalmente en caminar hacia la sociedad del conocimiento y la información y, en el papel vital de la educación superior pública para un desarrollo compatible con las riquezas naturales que tiene nuestro país. La discusión que se enfrenta en el presente no es solamente técnica o financiera, es política y debe enmarcarse en términos de un desarrollo nacional sostenible, equilibrado, equitativo e inclusivo; justo y acorde con los derechos de solidaridad.

El Colectivo Mujeres por Costa Rica insta a la comunidad nacional a luchar, hoy más que nunca, por defender la perspectiva de que la educación superior sea de calidad, que sea una opción viable y acorde al desarrollo integral de las comunidades, las familias y las personas, y que mantenga su concepción de bien social y no se instrumentalice al servicio de intereses particulares, sino que signifique una oportunidad de movilidad social y una estrategia para lograr equidad y evitar las desigualdades, siendo generadora de identidad cultural.

Por el colectivo Mujeres por Costa Rica
Dra. Yamileth González García
Dra. Yolanda Rojas Rodríguez
Dra. Alicia Eugenia Vargas Porras
Dra. Lupita Chaves Salas
Dra. Nora Garita Bonilla
Bach. Erika Henchoz Castro
Dra. Virginia Ramírez Cascante
M.Sc. Sandra Cartín Herrera
Licda. Arabella Salaverry Pardo, Premio Magón 2021
Licda.Vera Victoria Sancho Mora
Dra. Elizabeth Fonseca Corrales
Dra. Margarita Bolaños Arquín
Arq. Eugenia Solís Umaña
Licda. Martha Lorena Moreno Herrera
Licda. Josefina Pujol Mesalles
Dra. Eiliana Montero Rojas

San José, jueves 16 de marzo del 2023

mujeresporcr@gmail.com

Los cincuenta años de la UNA y el ethos de sus fundadores (IV y final)

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y catedrático de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA)

El surgimiento de la UNA o Universidad Nacional de Costa Rica estuvo marcado por grandes esperanzas y expectativas (en tiempos de crecimiento económico y auge del estado benefactor) de transformación de la sociedad costarricense, cuando los efectos del crecimiento demográfico sostenido desde los primeros años de la posguerra, una vez concluida la Segunda Guerra Mundial,  se hacían sentir con demandas crecientes de servicios en el campo de la educación, la salud, las edificaciones y la infraestructura vial, en la medida en que una nueva generación, la del Baby Boom, tocaba las puertas de la educación superior cuando la Universidad de Costa Rica era la única institución de educación superior en el país. Fue entonces cuando se crearon nuevas universidades públicas como la UNA, el TEC y la UNED y se produjo una diversificación parcial del sistema educación superior pública de Costa Rica que nació en esos tempranos años de la década de los setenta. Lo paradójico del caso de la UNA es que no figurara entre sus planes la creación de carreras como derecho y medicina más aun, teniendo en cuenta que con la avalancha de universidades privadas surgidas durante las décadas posteriores, y la conversión de la educación en un mero negocio, esas entidades crearon numerosas escuelas de derecho y medicina, valiéndose de los docentes y la investigación que se realiza en las universidades públicas.

En el año de 1977, cuando el doctor Celedonio Ramírez aspiró a la rectoría de la UNA, frente a la candidatura del doctor Alfio Piva Mesén, quien fuera el segundo rector de la institución, recuerdo muy bien la afirmación de quien posteriormente fuera rector de la UNED, de haber recibido la oferta de asumir el Hospital San Juan de Dios, lo que hubiera sido un insumo importante para que la UNA creara una escuela de Medicina mucho antes de que las universidades privadas lo hicieran. ¿será por ese motivo que algunos estudiantes de entonces se sintieron defraudados con la nueva institución, alegando que la UNA les quedó debiendo?

La conmemoración de los cincuenta años de la nueva institución universitaria, que heredó buena parte de la tradición intelectual e instalaciones de la vieja Escuela Normal, fundada más de medio siglo atrás (1915), corre el riesgo de impregnarse del espíritu o ethos de estos tiempos marcados por el totalitarismo neoliberal, y el acelerado desmantelamiento del estado social de derecho que la acompañó durante la primera etapa de su desenvolvimiento institucional. Algunas de las reacciones. y comentarios de otros protagonistas de la vida institucional de entonces, publicadas en estos días, han sido omisas y acomodaticias hacia el presente neoliberal, soslayando así muchas dimensiones del proceso fundacional y el contexto sociopolítico en que se produjo (Ver al respecto José Eduardo Mora “La universidad “necesaria” del Padre Núñez” Semanario Universidad, edición 2454, 1 al 7 de marzo 2023,  página 18, Cultura, en especial en lo referente a las declaraciones de Rodrigo Carreras y Vladimir De La Cruz). Se tiende a obviar la naturaleza específica del proyecto llamado universidad necesaria, especialmente en lo académico, con sus implicaciones en un nuevo tipo de universidad (¿la universidad necesaria acaso?, la que más allá de su mera enunciación implicaba un proyecto académico muy ambicioso) y en cuanto al compromiso político con los sectores populares que planteaba, también en cuanto a la naturaleza del IESTRA y otras unidades académicas e investigativas, que representó una gran oportunidad para incursionar en las múltiples dimensiones del mundo del trabajo (algo que había planteado en una entrega anterior de este artículo), las que iban mucho allá de la docencia dirigida hacia el sindicalismo y el cooperativismo. Siempre estaremos expuestos a la naturaleza acomodaticia de las “verdades oficiales” o mentiras complacientes, motivo por el que sólo la vigilancia y el espíritu crítico, incluso hacia nosotros mismos, pueden librarnos de caer en esas trampas tan peligrosas en este medio siglo transcurrido, desde el nacimiento de la UNA.

En el área de las llamadas Ciencias de la Salud se optó por darle impulso a la Escuela de Medicina Veterinaria, con su hospital veterinario, ambos ubicados en el Campus Benjamín Núñez (Barreal de Heredia), los que han representado toda una revolución en ese campo, dada su enorme proyección hacia el conjunto del sector agropecuario, especialmente en los órdenes de la investigación y extensión.

En medio de la “normalización” y burocratización crecientes, los posgrados representaron una excelente oportunidad para el ensanchamiento de la investigación y la docencia universitaria, si bien la sincronía y la concreción de esas iniciativas no siempre fueron las que se requerían, incluso con urgencia, lo que puede haber dado lugar a una falta de retroalimentación hacia muchas de las propuestas académicas de los fundadores.

La creación de la Maestría en Política Económica, ligada a la Facultad de Ciencias Sociales marcó un punto de inflexión para la docencia y la investigación en la UNA, pues alimentó también los estudios de grado y se proyectó hacia el conjunto de la sociedad costarricense. Posteriormente, los posgrados en otras facultades y especialmente en la Filosofía y Letras, aceleraron el proceso de retroalimentación de la docencia en los estudios de grado. La doctora Magda Zavala jugó un gran papel para la expansión de esos estudios en la mencionada facultad, a pesar de las dificultades de orden institucional que tuvo que afrontar.

Concluyo manifestando que restan muchos temas y situaciones específicas de la vida universitaria, a lo largo de los cincuenta años transcurridos, sobre los que debería haber una discusión constructiva entre quienes fueron sus protagonistas, lo que resulta más urgente en la medida que muchos de ellos van abandonando el escenario histórico,  en especial los de la generación del baby boom.

Foro Mujeres en defensa de los territorios indígenas: vivencias y denuncias

El Proyecto Pueblos Originarios y Universidades Públicas invitan este 8M al foro “Mujeres en defensa de los territorios indígenas: vivencias y denuncias”, este próximo miércoles 8 de marzo de 2023 a las 3:00 p.m. en la Sala de la biblioteca Eugenio Tortós (frente al Decanato), en el primer piso de la Facultad de Ciencias Sociales de la UCR. Contará con la exposición de Virginia Lezcano Ortiz, Roxana Figueroa Calderón y Estefany Figueroa Cabrera, defensoras de los Territorios Indígenas del Sur de Costa Rica.

El foro también será transmitido por el Facebook Live de la Facultad de Ciencias Sociales y del Programa Kioscos Socioambientales.

Para más información: maria.cabezascastro@ucr.ac.cr / mauricio.alvarezm@ucr.ac.cr 

Retos de las universidades públicas

Alberto Salom Echeverría

Introducción.

Costa Rica cuenta hoy con cinco universidades públicas. Tres de ellas, la Universidad de Costa Rica (UCR), la Universidad Nacional (UNA) y la Universidad Estatal a Distancia (UNED), se conformaron como universidades humanistas, caracterizadas por poseer un currículo heterogéneo, bastante amplio; sin dejar por eso de contar con escuelas tecnológicamente orientadas. Las otras dos instituciones de educación superior son el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) y más recientemente la Universidad Técnica Nacional (UTN), ambas poseen una orientación más tecnológica, pero al contrario de las otras tres, también poseen escuelas que imparten conocimientos y saberes en las áreas de las ciencias sociales y las letras.

Hoy, sobre todo desde afuera del ámbito de las universidades, se impulsa una corriente orientada a crear una bifurcación entre el área de las ciencias sociales, las letras y las artes, que la entienden enfrentada al área de disciplinas tecnológicas. En el presente ensayo, busco explorar el origen de esta corriente y su basamento ideológico, a partir del cual se busca descarrilar el actual curso de desarrollo de las instituciones de educación superior, para intentar reorientarlas hacia un ámbito tecnológicamente orientado, acorde con ciertas concepciones del desarrollo que prevalecen en las élites económicas y sociales dominantes de hoy. Estas corrientes no radican exclusivamente en Costa Rica, sino que más bien son oriundas del mundo de los países de capitalismo desarrollado y desde allí, su orientación se exporta al resto del mundo. Aunque no será el único tema que trate, dada la trascendencia que le atribuyo, es un eje de la problemática universitaria de nuestros días.

Algunos de los aportes Fundamentales de las U. Públicas a la sociedad:

Lo que en adelante escribiré no tiene necesariamente un orden de prioridades.

*Las Universidades Públicas (UP) han aportado a la sociedad costarricense una enorme cantidad de profesionales de ambos sexos. Cada quinquenio la población graduada de las UP ha ido en aumento: El último dato del que tuvimos registro es la comparación entre los profesionales graduados en 2017 con respecto a los del 2021. Mientras en el primer caso se reportó una cifra de 16.447 estudiantes, en el 2021 los graduados ya fueron 21.150 jóvenes. Hubo un aumento significativo, a pesar de la pandemia del COVID-19 que azotó al país, el cual fue de un 28.59%. La sociedad debe tomar nota que hay una enorme cantidad de estudiantes que no llegan al nivel de bachillerato, de modo que, si esta situación mejorara, es bien probable que aumente aún más el porcentaje de los estudiantes que ingresan a las universidades públicas y en consecuencia aumentará en proporción el número de las personas que se graduarán como profesionales.

*Veamos algunos datos. El número de los estudiantes que se matricularon en estas instituciones en los críticos años 2019, 2020 y 2021 siempre fue en aumento; en el 2019 se reportó una matrícula de 111. 595 personas; creció en el 2020 a 111.803 jóvenes estudiantes a pesar de la pandemia y luego a 125.141 en el 2021. En los años que transcurrieron entre el 2017 y el 2022, la matrícula aumentó un 15, 73% (Cfr. https://semanariouniversidad.com 20 de julio del 2022.)

*Por otra parte, mientras que en el 2017 se graduaron de las universidades públicas 16.447 estudiantes, cuatro años después ese número creció a 21.150 egresados, lo que representa un aumento del 28.59%.

*Costa Rica muestra cifras muy robustas entre las naciones de América Latina en cuanto al porcentaje de becarios de la educación superior pública. En el 2020, se registró un porcentaje mayor del 50% de beneficiarios de los programas públicos de becas. Fue el país que más brilló entre los latinoamericanos en los programas de ayudas económicas o becas; es decir, sin contar los programas de créditos porque corresponde a una acepción diferente. El porcentaje de estudiantes cubiertos por una beca aumentó entre el 2017 y el 2021 en un 28,72%. En el 2021 la cifra absoluta ascendió a 69.628 estudiantes. Al tomar en cuenta exclusivamente la población rural que asistió a la educación superior se mostró que el 78% de estos estudiantes obtuvo algún tipo de beca, muy por encima del porcentaje de becarios en la zona urbana del país en el mismo año académico. En conexión con el dato anterior, es relevante el hecho de que el 68% de los estudiantes de las instituciones de educación superior públicas, fueron los primeros alumnos de sus respectivas familias que accedieron a un centro de educación superior. He ahí un mérito de la Universidad.

*De acuerdo con información del Consejo Nacional de Rectores, en el año 2021 del total de estudiantes matriculados en las universidades públicas, 94.443 estaban registrados en la GAM, y 47.125 en sedes regionales. Debe tenerse presente que del total de estudiantes que asisten a un centro ubicado en una zona urbana, hay un porcentaje importante que provienen de las zonas rurales lejanas o de las semirrurales, por la sencilla razón de que, la mayoría de las carreras o programas de estudio únicamente se ofrecen en las sedes de la GAM. También ocurre que, a partir de determinado nivel de educación, los estudiantes de zonas rurales deben migrar a las sedes de la GAM, para darle continuidad a su programa de estudios. Es relevante no obstante que, en el 2022 se puso en evidencia que más del 82% de los estudiantes de primer ingreso provenían de colegios públicos. Esto quiere decir que se ha ido avanzando significativamente en el proceso de democratización del acceso de las personas estudiantes de origen más humilde a las universidades estatales. Datos del 2022, mostraron un aumento relevante en el acceso a las universidades de jóvenes provenientes de hogares más pobres.

*Esa misma confiable fuente del CONARE revela que la cantidad de diplomas otorgados por las universidades estatales ha venido incrementándose de manera significativa. El total de diplomas dados por estas instituciones en el 2014 fue de 14.990, frente a 21.303 en el año académico 2021. Un total de 13.834 de esos diplomas se concedieron en la GAM, frente a 7.456 que se otorgaron fuera de la GAM. (Cfr. División de Planificación Interuniversitaria. CONARE)

*La oferta académica ha crecido y se ha diversificado mucho. La oferta de carreras según datos del 2022 por las UP fue de 742 carreras. En las regiones periféricas se ofrecieron 137 carreras, lo que representa un aumento importante respecto de los años anteriores, aunque persiste todavía un rezago con respecto a las carreras impartidas en las sedes de la GAM, lo que constituye un gran desafío. Además, con frecuencia se desconoce que las universidades públicas realizan más de 2.200 proyectos de investigación (I + D. Investigación y Desarrollo) que inciden en una mejora de la calidad de vida de la población costarricense. Por añadidura, estas instituciones llevan a cabo más de 1250 proyectos de extensión y acción social, que tienen gran impacto en las comunidades donde se ejecutan; para ello se invirtió aproximadamente la suma de 23.000 millones de colones anuales.

¿Quiénes adversan a las universidades públicas?

Las universidades públicas en Costa Rica continúan siendo las instituciones públicas con más prestigio entre la población costarricense, a pesar de una obstinada campaña en contra de ellas por parte de enemigos ideológicos de ellas de viejo y nuevo cuño.

Los principales adversarios de las universidades públicas son ideólogos de un capitalismo voraz que considera que el rubro que debe presupuestar el Estado costarricense en su sostenimiento es exageradamente alto y caro. El capitalismo voraz (también calificado de “salvaje” por el papa Juan Pablo segundo), requiere imperiosamente de las políticas de desregulación de la economía, a fin de aumentar la tasa de ganancia en sus negocios. Esto significa empequeñecer el estado sin importar si hay duplicidades o no entre las instituciones, y obviando qué es lo que instituciones como las universidades públicas le aportan a la sociedad costarricense. La tesis de adelgazar el estado sin una evaluación exhaustiva previa del valor de las instituciones solamente abona el terreno para afectar la calidad de vida de la población más vulnerable en Costa Rica. No soy un defensor ad-perpetuam de cualquier institución pública, aunque sea ineficiente, ni creo que las universidades carezcan de errores. Los tienen y quienes las apoyamos debemos ser exigentes frente a los yerros en que ellas incurren. Pero otra cosa, es la creencia, meramente ideológica de quienes quieren desmantelar las universidades públicas, sin poner el menor empeño en conocer primero sus aportes invaluables a la sociedad.

Entre las personas que abogan por limitar las universidades públicas a un minimum minimorum, destacan también algunos (por fortuna no todos), empresarios de universidades privadas, que incluso, algunos de ellos, hasta tienen la desfachatez de pretender que del presupuesto público destinado a la educación superior, un rubro debería costear los negocios privados en educación superior. Por fortuna, en Costa Rica hay empresarios de la educación, cuya inversión en el negocio no se destina únicamente a obtener la más alta rentabilidad, sino que han apostado también a la calidad, como lo demuestra el reciente ranking realizado por la empresa británica “Quacquarelli Symonds (QS)”, con respecto a la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología (ULACIT), la que destaca entre las instituciones privadas de Educación Superior. En ese mismo Ranking aparecen la Universidad de Costa Rica, La Universidad Nacional y el Instituto Tecnológico, posicionadas, en ese orden, como las tres mejores universidades centroamericanas. No soy conformista, la calificación dada demuestra, que falta mucho por mejorar aún. Pero, es un orgullo para la sociedad costarricense, que las tres universidades con los mejores “rankings” sean esas tres instituciones públicas. Sin embargo, hay una orientación en la anterior administración y especialmente en la actual a reducir significativamente el presupuesto de las instituciones públicas de educación superior, afectando inclusive rubros tan sensibles como el presupuesto destinado a becas.

Las universidades tienen también, hay que decirlo, enemigos internos. Hay personas, que las sangran desde adentro, como cuando se realiza un trabajo mediocre, o se pretenden beneficios sin tener en cuenta para ello, en cuánto se restringe el presupuesto de inversión en investigación, becas o extensión. Las instituciones públicas deben mantenerse atentas a una ecuación que mantenga el presupuesto de inversión más o menos alrededor de un 20% del presupuesto total. Esto es lo que, expertos en el ámbito de la educación superior en América Latina calculan que permite mantener universidades de calidad, que puedan invertir en becas, investigación y desarrollo, y extensión o acción social, para que alimenten la docencia de calidad y viceversa. Es decir, es menester mantener un círculo virtuoso en la academia, entre docencia, investigación y extensión; y al mismo tiempo, la universidad debe seguir cumpliendo con su misión social, becando a la población estudiantil vulnerable, para que pueda obtener estudios superiores de calidad y también estrechando el vínculo con la sociedad nacional en todos los campos, al favorecer principalmente la relación con las comunidades más deprimidas, que requieren por tanto más apoyo.

¿En qué deben mejorar las universidades?

La ruta de las universidades no es tarea fácil, cada día es un requisito mejorar en todo sentido. Se impone la excelencia académica. La complejidad del mundo de hoy es enorme. El futuro se ha tornado cada vez más impredecible y retador. Es paradójico que en la época en que más avance científico tecnológico se ha producido, el mundo se nos ha tornado más incomprensible. Ello es así precisamente porque el avance científico tecnológico nos permite saber y conocer más, pero al mismo tiempo el campo del conocimiento se hace más vasto. Por lo tanto, estancarse es morir, no es una opción. Me referiré solamente a algunos de los retos principales.

Una de las tareas prioritarias es la renovación constante de la oferta curricular. Hay que adecuar el contenido de las carreras a las nuevas necesidades que impone el desarrollo. Esto implica un doble desafío e igualmente paradojal que el anterior: por un lado, las universidades, es cierto, deben aportar profesionales de calidad a las empresas, pero, por otra parte, son las instituciones que más capacidad crítica poseen para plantear los derroteros de un desarrollo sostenible y sustentable con la Naturaleza y con la vida de todas las especies vivientes y sus hábitats. Esto exige mantener una capacidad crítica, para señalar las principales carlancas u obstáculos que impiden que la sociedad obtenga un verdadero desarrollo. Un buen ejemplo de esta tarea lo tenemos en los informes anuales del “Estado de la Nación”, que produce la universidad pública. De modo que, la universidad al tiempo que aporta profesionales al mercado laboral, dotados de capacidad técnica y científica, pero inextricablemente acompañada de una visión humanista sólida, es capaz de criticar aquellas tendencias y orientaciones de las políticas públicas, que nos conducen por rutas equivocadas.

Una visión como la señalada, obliga a la institucionalidad educativa, a sus dirigentes académicos, a los estudiantes y a todos los que en ella laboran, a salvaguardar celosamente la autonomía, a orientar los pasos de las universidades en un sentido comprensivo, capaz de asumir los retos que nos impone el desarrollo de la ciencia y la tecnología; pero, dentro de una visión humanista en la que se preserven y profundicen los valores de la solidaridad social, del compromiso universitario con los sectores más necesitados de la sociedad, con la búsqueda incesante de la verdad. Implica no dejarse avasallar por las imposiciones que puedan provenir de la política y los políticos de turno.

Existe toda una corriente de pensamiento, que se plantea la educación del futuro, centrada en lo que llaman asignaturas o carreras STEM (significa en español ciencias, tecnología, Ingeniería y matemáticas). Otra corriente agrega una A después de la E, para que el acrónimo por sus siglas en inglés se lea STEAM (traducido al español quiere decir: ciencias, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas). La diferencia entre ambas es pedagógica. El último acrónimo, emergido en los Estados Unidos aporta supuestamente, una metodología que requiere mayor intensidad de trabajo en el aula por parte del alumnado. Sin embargo, en lo medular son corrientes compatibles entre sí en cuanto a las carreras que buscan promover. Una propuesta plantea que los beneficios de la educación STEAM son: “Adquirir y aunar conocimientos de ciencia y tecnología. Aprender con recursos digitales y mediante el uso de las TIC, básicos para las profesiones del futuro. Desarrollar el sentido crítico de los alumnos, que los ayudará a resolver cualquier situación o problemática.” (Cfr. https://www.classlife.education. 9 de noviembre, 2021). En otro sitio de la web, se permiten hasta recomendar las carreras del futuro, con más empleo y mejores sueldos, y señalan las siguientes: Ingeniería ambiental, Desarrollo de software, Ciberseguridad, Ingeniería Robótica, Marketing digital, Ingeniería genética, salud mental, recursos humanos. En otro sitio, se permiten preguntarse con alevosa intención, ¿qué carreras no tienen futuro? Y responden: Abogacía, contaduría, Ingeniería en estudios del petróleo, aviación, Policía, Bibliotecología, Ejecutivo bancario, y -no podía faltar- Artista. (Cfr. https://experienciajoven.com. 17 de agosto del 2020). Hay un largo etcétera induciendo mediante las preguntas a los estudiantes a ver el futuro con una mentalidad predominantemente mercantilista. No resisto la tentación de presentarles una última, entre las muchas absurdas preguntas que aparecen en diferentes sitios de la web. ¿Cuáles son las carreras del futuro en Costa Rica? El subtítulo en negrita dice: “Carreras mejor pagadas en Costa Rica en 2022”. Aquí, ofrezco la respuesta: Ingeniería de software. -Y agregan- sueldo nacional promedio: desde 1.660.000 colones al mes (aproximadamente, -escriben- 2.688,33 euros), según Glassdoor, Bioinformática y biotecnología, Analítica de datos, Animación digital, Ingeniería en computación. Por supuesto en una parte señalan sin sonrojarse siquiera: “…es que la era tecnológica ha catapultado todas las profesiones relacionadas con la tecnología…” ¡No me diga!!! (Cfr. https://ejemplos-curriculum.com. 2022).

No puede ser más evidente la intencionalidad de producir una polarización entre las llamadas “ciencias tecnológicas y científicas” versus las conocidas como “ciencias sociales, letras y artes”. Estas segundas son completamente menospreciadas, esencialmente porque carecen o carecerán muy pronto, de cabida en el mercado. Y aunque una corriente estadounidense, ha pretendido remediar este asunto, incrustando en el medio el acrónimo STEAM, en la práctica, salvo en la parte metodológica referida a la forma de trabajar en el aula, las ciencias sociales, las letras e inclusive las artes continúan, dentro de esta tesitura viéndose postergadas y menospreciadas. La verdadera razón es ideológica claro está; se busca desacreditar y en lo posible hacer desaparecer todo aquel poderoso conocimiento, que más ha aportado una visión crítica frente al “capitalismo salvaje”, al calentamiento global, del cual es su principal promotor. Además, la ciencia social, la filosofía, la literatura, las artes han dotado a cientos de miles de profesionales (si no millones), de una cosmovisión humanista del mundo, antagónica del “globalismo” puramente mercantil y depredador. Este mundo globalizado prevalece la lucha del ser humano contra sí mismo, buscando abrirse paso en la sociedad contra todo y contra todos, siempre que individualmente adquiera él o ella, una forma “segura” de ganarse la vida acomodándose en la cúspide de la pirámide.

Las instituciones públicas de educación superior no pueden dejarse tentar por esta visión mercantilista de la educación que, esencialmente proviene de una esfera externa a ellas. Aunque, ya algunos profesionales han caído en estas garras, viéndose seducidos por el pragmatismo de carreras más cortas, sin tener que demorarse en lo que quieren ver como una ciencia “insustancial”, “inexacta” y hasta “superflua”. La ciencia y la tecnología no pueden verse como antagónicas del humanismo. ¿Carreras de ciencia y tecnología? Sí claro, pero siempre que estén insertas en un contexto humanista. Para concluir, traigo a colación una frase proverbial. El premio nobel de física, por la teoría “electrodébil”, Sheldon Glashow, dijo algo que por venir de una persona como él no tiene parangón: “Un científico sin cultura humanista hará mala ciencia.” (https://la vanguardia.com. 20.06.2017). Alberto Salom Echeverría/ albertolsalom@gmail.com

Los cincuenta años de la UNA y el ethos de sus fundadores (II)

Rogelio Cedeño Castro

Sociólogo y catedrático de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA).

La nueva institución universitaria que junto con el TEC o Instituto Tecnológico de Costa Rica, con sede en la ciudad de Cartago, vino a diversificar y a innovar la enseñanza superior universitaria pública de nuestro país, al menos durante los primeros años de su existencia, razón por la que resulta pertinente seguir reflexionando sobre sus orígenes.

Desde sus inicios, dentro de un contexto de intensas y enriquecedoras polémicas, tanto hacia el interior de la incipiente universidad, como con respecto del conjunto del país, se produjeron tensiones y reacciones en el orden de lo político, lo social, lo cultural y lo ideológico (en términos doctrinarios, relativos a la asunción de posturas de fondo frente a la realidad nacional y universitaria de entonces) en el seno del Partido Liberación Nacional (PLN), la organización o partido político más importante del país, la que en esos años mantenía desplegadas sus posiciones socialdemócratas y reformistas, tanto desde el Poder Ejecutivo como en la Asamblea Legislativa, desde donde impulsaron la fundación de la UNA, Francisco Morales Hernández y otros de sus compañeros de la Fracción Parlamentaria del PLN (1970-1974), de la que viven aún sólo Manuel Carballo Quintana y Ángel Edmundo Solano Calderón, según decía Francisco en días pasados.

En la primera elección para escoger al rector de la UNA se enfrentaron-por así decirlo- Benjamín Núñez Vargas, apoyado por la izquierda de su propio partido, y un numeroso grupo de académicos y estudiantes de las demás organizaciones o partidos de ese sector del espectro político, mientras en el otro lado, el filósofo y connotado académico, Francisco Antonio Pacheco, en representación de las fuerzas conservadoras que, desde hacía algún tiempo, consideraban a la UCR algo así como un “nido de comunistas”, razón por la que habían decidido emigrar al nuevo espacio universitario, dado el clima de efervescencia revolucionaria entre los jóvenes de aquella generación de los setenta, influenciados por el mayo francés de 1968 y la rebelión del estudiantado mexicano, pidiendo democracia (Esa democracia bárbara de México, como la llamaba el escritor José Revueltas) que fue aplastada a sangre y fuego en octubre de ese mismo año en la plaza de Tlatelolco, por la maquinaria político-militar del presidente Gustavo Díaz Ordaz, aconsejado por la CIA estadounidense. Benjamín Núñez fue el primer rector de la UNA, y paradoja de paradojas, con el paso del tiempo, en honor a la verdad, considero que fue el más académico y visionario de todos los que estuvieron al frente de la institución: tenía un proyecto universitario innovador, y era un sociólogo brillante, además de un estratega político singular que supo moverse en las turbulentas aguas de la política y la vida académica universitaria de hace medio siglo, pero sobre todo corría con colores propios y en un terreno que era el suyo, en toda la extensión de ese término. Al final fueron, o fuimos otros actores de ese proceso universitario, los que no estuvieron o estuvimos a la altura de las circunstancias.

En la perspectiva del tiempo de la larga duración histórica pienso que los logros académicos, tanto en el terreno de la enseñanza universitaria como en el de la investigación en todas las disciplinas hubieran sido mucho mayores, de haberse continuado la propuesta de Núñez-Ribeiro (¿UNIVERSIDAD NECESARIA? No como consigna, sino como esencia del quehacer de la joven institución que estaba destinada a grandes logros).

Fue así, como desde el principio entraron en pugna las visiones y enfoques, que partían del modelo universitario interdisciplinario y horizontal propuesto por Darcy Ribeiro, al que hicimos alusión supra en la primera parte de este artículo, el que impulsaron Benjamín Núñez y sus compañeros más cercanos, y por otra parte, la de los que buscaban un modelo universitario orientado hacia una fábrica de graduados estandarizados y de chicos “bien portados”, funcionales al establecimiento político, que con el tiempo deberían responder a la magia de la demanda empresarial y del mercado.

Hacia finales de la década de los setenta y comienzos de los ochenta el proyecto universitario inicial de Núñez y sus compañeros se encontraba bajo el fuego sistemático de los grandes medios de comunicación social (prensa impresa, radio y televisión), en especial el diario La Nación dirigido entonces por Eduardo Ulibarri, que contaba con el concurso la acerada pluma del columnista Enrique Benavides, quien llegó hablar de la teratología o monstruosidades  de una universidad, de la que afirmaba que se había tragado y deformado a la parroquial ciudad de Heredia, con su discurso político e innovador, al parecer altisonante: el herediocomunismo (Ver Rodrigo Quesada Monge, revista ABRA de Ciencias Sociales # 19 20 II semestre 1994 p.p. 123-129), ese cuco que  tanto asustaba a los defensores del statu quo, los que ya empezaban a tranquilizarse con la llegada de la larga contrarrevolución neoliberal de Margaret Thatcher y Ronald Reagan (entre 1979 y 1981) que ha prevalecido desde entonces.

A pesar de todo, los logros en este medio siglo de la UNA han sido muchos, y hablaremos de ellos en una tercera entrega de este artículo. Lo cierto es que el proyecto de aquella universidad necesaria de los fundadores de la nueva institución de educación superior se fue abandonando gradualmente, para dar paso a la departamentalización de las disciplinas, o en escuelas que optaron por programas de estudio verticales y por materia.

El abandono del IESTRA o liquidación en su espíritu inicial del Instituto de Estudios del Trabajo es una demostración de lo que hemos venido afirmando, para acelerarse poco después luego cuando se puso fin a los cursos o estudios propedéuticos que formaban el tronco común en todas las facultades, asediados por los sectores de una derecha, cada vez más agresiva, hacia el interior de la UNA.

De ahí en adelante se apostó por ofrecer menos al país, exigir poco o no tanto a los estudiantes (que estaban en el proceso de convertirse en “clientes” del sistema preconizado por el pensamiento único neoliberal), encuadrando su formación hacia posturas tecnocráticas, de meros graduados que tanto interesaban a las élites del poder: el orden y el progreso decimonónicos han terminado reinando en los años finales del siglo pasado.

Los cincuenta años de la UNA y el ethos de sus fundadores(I)

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y catedrático de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA).

De aquella Universidad Nacional de Costa Rica (UNA), que fuera fundada hoy hace medio siglo, un 15 de febrero de 1973, durante la tercera administración de José Figueres Ferrer (1970-1974) queda, como suele suceder, la institucionalidad que se ha venido consolidando con el paso del tiempo de larga duración histórica. El riesgo de que la propia institucionalidad se haya convertido en un fin sí mismo existe, y resulta ser el producto de una encrucijada inevitable una vez que la fase carismática (Max Weber, dixit) de la “dominación” (entendida en el buen sentido del término, no en el peyorativo), propia del proceso fundacional se fue agotando, de manera gradual y casi imperceptible, durante la primera década de su existencia, para entrar en otro proceso de racionalización y burocratización creciente, como resultado de la influencia y las presiones externas a la institución, especialmente de las fuerzas conservadoras y los medios de comunicación interesados en encuadrar a la UNA, dentro de los intereses del establecimiento político imperante, e incluso de aquellos que responden a los poderes fácticos, por lo general hostiles a los procesos democráticos.

A lo anterior, se une la fragilidad de la “memoria histórica” de la gran mayoría de las gentes, como un factor que se acentúa con la llegada de nuevas generaciones de académicos, estudiantes y administradores que, por lo general, ya no vienen impregnados del ethos que quisieron imprimirle a la institución sus fundadores. Además la nueva universidad recogía la herencia del importante proyecto académico que representó la vieja Escuela Normal de Costa Rica, fundada en 1915, por Alfredo González Flores, un presidente reformista que marcó una ruptura dentro de la república liberal.

Convendría entonces, examinar o explicitar ¿cuáles fueron las visiones y las expectativas de los fundadores de la entonces nueva institución universitaria, ubicada en la ciudad de Heredia, sin que aquellos se hicieran manifiestos, como por arte de magia, para la totalidad de las gentes que intervinieron en la vida de la naciente universidad. Lo cierto que algunos de sus fundadores más importantes como el sociólogo y presbítero Benjamín Núñez Vargas y el abogado, politólogo y notorio dirigente liberacionista Francisco Morales Hernández, entre otros que no vienen por ahora a mi memoria, se inspiraron e impulsaron un modelo universitario, propuesto por el antropólogo brasileño Darcy Ribeiro (autor de obras tan importantes como EL PROCESO CIVILIZATORIO) que buscaba, entre otras cosas, una integración horizontal de los saberes y disciplinas universitarias, partiendo de una sólida base humanista y propedéutica que encontraron eco en muchos de los académicos y estudiantes de aquellas generación que dieron el punto de partida a la nueva universidad.

La existencia de los certificados integrados que se aprobaban en bloque en las distintas carreras, a diferencia de las redes curriculares de cursos, con años o niveles, por lo general verticales marcaban un nuevo paradigma educativo en la institucionalidad universitaria de Costa Rica. Todo esto, sin que el nuevo proyecto abandonara en lo esencial muchas de las premisas de lo que fuera el espíritu de la Reforma Universitaria, de 1954, promovida por Rodrigo Facio Brenes desde la Rectoría de la Universidad de Costa Rica (UCR), la que marcó un parteaguas en el fortalecimiento de los valores humanistas, al lado del conocimiento científico y los saberes disciplinarios e interdisciplinarios en las universidades públicas de Costa Rica.

No en vano, el propio Benjamín Núñez Vargas, quien fuera el primer rector de la UNA (1974-1977) había sido parte importante de la Cátedra de Fundamentos de Sociología en la UCR, y se había impregnado del espíritu de aquella Reforma Universitaria tan importante, durante la segunda mitad de los años cincuenta y los sesenta del siglo anterior. El propio Núñez nos dejó un importante opúsculo, bajo el título de LA UNIVERSIDAD NECESARIA, el que muy pocos académicos y estudiantes se preocuparon de examinar con detenimiento para asumirlo como hecho consciente, esencial para marcar los vectores más importantes del propio proceso fundacional, evitando convertirlo en una mera consigna con propósitos electorales, dentro de la toma de decisiones en la administración y la política universitaria.