Johnny Núñez Z
Periodista
O.C-UNA
De la misma manera que la Escuela de Ciencias del Movimiento Humano de la Universidad Nacional (Ciemhcavi-UNA), ofrece a la población nacional los servicios de rehabilitación cardiovascular a pacientes que sufrieron un evento cardiaco y a personas sobrevivientes de algún tipo de cáncer, recientemente entró en operación el proyecto integral de rehabilitación cráneo-encefálica (PRIRECRA).
Esta noble iniciativa que arrancó en 2016 es coordinada por Jorge Salas, académico de Ciemhcavi-UNA, la cual tiene como objetivo contribuir a la recuperación de las funciones sensomotoras y cognitivas en pacientes que han sufrido un trauma craneoencefálico, a través de un programa de rehabilitación integral de ejercicio físico.
Salas comentó que el proyecto abre una nueva brecha en las actividades de la escuela, con un contenido que se viene desarrollando en los últimos tiempos y es el trabajo de las neurociencias aplicadas a la vida humana y por supuesto a la recuperación de toda persona que ha sufrido una lesión a nivel cerebral.
Abordaje y terapia
Explicó que la terapia impartida por Ciemhcavi comprende un programa integral de ejercicio que contempla el entrenamiento aeróbico en banda sin fin, bicicleta ergo métrica y elíptica, además se realiza entrenamiento contra-resistencia, también entrenamiento de la coordinación, equilibrio y entrenamiento cognitivo, memoria y estimulación propioceptiva. “El proyecto genera una mejora de los principales componentes de aptitud física como: resistencia cardiovascular, fuerza muscular, flexibilidad muscular, resistencia muscular y en algunos casos la composición corporal”, detalló el académico.
A inicios de este año se brindó atención a una población de 35 pacientes con edades de los 15 a los 80 años, en horario habitual de martes, jueves y sábados de 8 am a 12 md, en las instalaciones de la Ciemhcavi. Sin embargo, a la fecha las terapias están suspendidas debido a la pandemia, hasta nuevo aviso.
Salas expresó que los promedios obtenidos en las evaluaciones realizadas en enero del 2020, registraron una mejora en el consumo máximo de oxígeno con un 1.2% de cambio, en el caso de la flexibilidad se mejoró en un 22.2% con respecto a los valores iniciales. En el caso del peso corporal es poco representativo, sin embargo, se logró un promedio de mejora de un 1,6 % con respecto a los valores iniciales.
Como parte del abordaje se diseñó un manual con los protocolos de intervención que deben de realizarse con este tipo de población. Con las acciones antes realizadas, -mencionó Salas- se dio una contribución a los procesos de enseñanza-aprendizaje de nuestra escuela, aplicando la terapia complementaria “mindfulness”, la cual de acuerdo con resultados en distintas investigaciones, tiene un efecto importante en las funciones ejecutivas de pacientes que sufrieron trauma craneoencefálico.
Tome en cuenta
La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) señaló que el Traumatismo Cráneo Encefálico (TCE), es producto de un golpe, un impacto, una sacudida o un choque explosivo contra la cabeza, o una lesión penetrante en el cráneo que interrumpe el funcionamiento normal del cerebro. No todos los golpes en la cabeza producen un TCE. Pero cuando suceden, los TCE pueden ser desde “leves” (como una breve alteración del estado mental o de la conciencia) hasta “graves” (como un periodo más prolongado de pérdida del conocimiento o problemas de razonamiento y comportamiento después de sufrir la lesión).
Una conmoción cerebral es una forma de traumatismo craneoencefálico leve, y representa aproximadamente 75 por ciento de los TCE que ocurren cada año en los Estados Unidos. Los síntomas de un TCE leve incluyen dolor de cabeza, confusión, vista borrosa, cambios de comportamiento. Los TCE moderados y graves puede producir más síntomas, como vómito reiterado o náuseas, arrastrar las palabras al hablar, debilidad de brazos o piernas y problemas con la capacidad de razonamiento.
Agrega el informe de la FDA que las personas que sufren un traumatismo craneoencefálico pueden enfrentar complicaciones a corto o a largo plazo que afectan la razón, los sentidos (como la vista o el equilibrio), el habla o las emociones. A la vez, las personas que sufren su primer TCE leve tal vez sólo necesiten descansar y disminuir las actividades vigorosas por un corto tiempo. Aquellas con un TCE de moderado a grave tal vez necesiten terapia física (para ayudar con el movimiento del cuerpo), ocupacional (para ayudar con la realización de las tareas cotidianas) o psiquiátrica, entre otros apoyos.
A nivel psicomotriz
Salas recalcó que desde lo cognitivo y sensomotor, se obtuvo mejoras mediante la aplicación de tres valoraciones con los instrumentos: test psicoactiva, el cual mide la memoria a corto plazo y el test stroop que mide los procesos de atención y concentración, finalmente se aplicó el test del “eight food up and go” (agilidad), estas evaluaciones se realizaron al ingresar el usuario y se volvieron aplicar 10 semanas después.
Más adelante se realizó una comparación de los resultados pre y post para determinar el porcentaje de cambio, cuyos resultados mostraron mejoras significativas en memoria y agilidad.
Desde el aporte a la docencia, durante los cuatro años se realizaron charlas sobre la temática en cursos de las distintas carreras de la CIEMHCAVI. De igual forma, se realizaron alianzas estratégicas, llevando charlas a las unidades de neurocirugía del hospital México, hospital del psiquiátrico y hospital del trauma.
***Mayor información al (8674-8535).