Una obrera opina sobre la jornada laboral 4/3 – Segunda parte

Isabel Ducca D.

En algunas épocas del año, en la palma se trabajan horas extras.  Ese tiempo le levanta a uno el aguinaldo, le levanta las vacaciones; no es mucho, pero si a uno le vienen mil colones más en la semana, son mil colones que usted no los tenía.  Entonces, se va a dejar de recibir eso con este cambio de horario.  Ese tiempo adicional significa que nuestro salario aumenta porque se paga a tiempo y medio o a tiempo doble los domingos. ¿Qué pasaría si entra a regir este proyecto? Son miles de horas cada mes que van a pagar a tiempo normal.

Yo me gano 10.875 colones diarios, ese es mi salario y el salario de todos los trabajadores y trabajadoras aquí.  Lo mismo ganaría en esa jornada de explotación que este gobierno está proponiendo.  Este proyecto empobrece, sacrifica a los más pobres, establece en la práctica jornadas de catorce horas, sumándole el tiempo de traslado, el tiempo que hay que madrugar.

Cada día del trabajo la mayoría lo hace bajo el sol, bajo la lluvia.  Si en la mañana está haciendo sol, en la tarde cae el aguacero y ahí no tienen donde resguardarse.  Tampoco podrían resguardarse porque entonces les dirían que están abandonando su trabajo, todo eso va afectando en la salud del trabajador.

La intensidad del trabajo nos afecta mucho. Las parcelas o los centros fruteros, que les llamamos acá, no son iguales todos; hay algunos que tienen más “sectariaje” que otros.  Una recolectora va a un centro que puede tener cinco hectáreas para adentro, puede tener tres, cuatro, dos o una, pero todo eso tiene que caminarlo y agacharse, recoger el poquito de fruta.  Los compañeros tienen que cortar esa fruta; en algunos casos, la palma puede llegar a medir hasta catorce o quince metros.  ¿Ustedes saben lo que es mantener una varilla de esas para cortar una fruta de esa altura?  El desgaste en los hombros, en los brazos, en la nuca.  Salen super agotados en las primeras tres, cuatro horas, ¡ahora, aumentarles más horas de ese trabajo!  Sería matar al trabajador.

No se puede trabajar catorce horas en las condiciones que tenemos nosotros acá.  En la agroindustria no, llámese palma africana, caña, piña, banano; esas labores no se pueden hacer jamás en doce horas.

También tenemos otra problemática: en las fincas, no hay servicios sanitarios; hay que llevar el agua, muchas veces se calienta con el sol que hace o con el calor; aunque no esté haciendo sol, pues si hace mucho calor, el agua, a las siete de la mañana, ya está super caliente y así tienen que tomársela porque no hay donde cambiar el agua por agua más fresca.

Tienen que llevar el almuerzo y comérselo frío porque cuando comen no tienen donde calentarlo; no tienen donde sentarse.  Si alguien tuvo una necesidad fisiológica y va, no tiene donde lavarse las manos y tal vez minutos después le toca la hora del almuerzo, tiene que sentarse a comer así, con las manos sucias.

No solamente eso, si está lloviendo, tampoco tiene donde y si tiene mucha hambre, pues tiene que comérselo así, agachada bajo una palma.  Así es bajo la lluvia o bajo el sol.

Hay que llevar las herramientas también.  Las recolectoras tienen que llevar sus sacos. Los cortadores tienen que cargar sus varillas.  Algunos lo hacen en moto, otros lo hacen en bicicleta, pero todos tienen que llevar sobre el hombro sus herramientas de trabajo.

Para nuestra salud no es posible comparar trabajar ocho horas con doce.

Sinceramente eso se ve desde un principio como un tipo de explotación laboral.

Y los únicos, los únicos beneficiarios son los empresarios.  El trabajador no.

Siempre se busca beneficiar al que más tiene, pero no a nosotros que somos los que les damos las ganancias porque, ahorita a como está el dólar, las empresas están ganando bastante, pero ganan ellos y nosotros no.

De hecho, si ustedes me preguntan por qué se ganan ustedes 10.875 colones. Yo trabajo por horas y el Consejo de salarios dice que la hora ordinaria vale 1.359 colones, eso es lo que cuesta una hora para el trabajador, de peón agrícola de labores livianas como lo tienen catalogado; así lo paga la empresa.

Las recolectoras: en el Consejo de salarios dice que la recolección es un trabajo por hora, pero la empresa no lo paga así, lo paga por kilos.  Entonces, ¿cuántos kilos tiene que hacer una recolectora para ganarse los 10.875 colones?  Tiene que recoger 320 kilos de coyol porque lo están pagando a 32 colones el kilo, ¿cuántas veces tiene que agacharse?, ¿cuánto tiene que caminar?, para que ella pueda recoger esa cantidad.  ¡Ahora, hacerlo en doce horas!  Posiblemente, les van a aumentar la cantidad que tienen que recoger, entonces va a ser mayor el desgaste”.

La abogada Rosaura Chinchilla C.  considera que la supuesta “libertad” con que los trabajadores y las trabajadoras van a aceptar la jornada voluntaria es una gran trampa porque entre el empresariado y las personas trabajadoras existe una asimetría económica y social.  No puede haber libertad para elegir de quien depende del trabajo y del empresario para la sobrevivencia.

**Para leer la primera parte siga este enlace: https://wp.me/p6rfbZ-iEU

Una obrera opina sobre la jornada laboral 4/3 – II[1]


[1] Este testimonio recoge la participación de Dania Obando en el foro: Jornada laboral de 12 horas: ¿A quiénes beneficia y a quiénes perjudica?, convocado por Alianza por una Vida Digna.

Foto: Dania Obando | Giorgio Trucchi | Rel UITA